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EL OBJETO TEÓRICO DE LA HISTORIOGRAFÍA

La teoría disciplinar [de la historiografía] es propiamente la teoría del conocimiento de lo histórico y

debe determinar, en nuestro caso, en qué grado es posible un conocimiento de un cierto campo de la

realidad como es el de la historia de las sociedades y hasta qué punto esa posibilidad se encuentra

realizada en el estado actual de nuestra disciplina.

La historia refleja, en definitiva, el comportamiento temporal de las sociedades. Pongámonos ahora,

como corresponde, en el punto de vista del historiador en su trabajo, y entonces la pregunta surge de

inmediato: ¿cómo busca, y dónde encuentra en definitiva, el historiador esa atribución de la

temporalidad de la que hablamos en la realidad empírica misma (en sus fuentes, según

acostumbramos a decir)? Expuesto en otras palabras, ¿qué es exactamente esa realidad que el

historiador investiga y a la que se dirige en su búsqueda? ¿dónde y cómo se nos manifiesta lo histórico

en la experiencia? Y, por fin, con alguna mayor precisión de lenguaje, ¿cómo conceptualiza el

historiador lo histórico?

Ciertamente, responder a ese tipo de preguntas es lo que nos proponemos al buscar el objeto teórico

de la historiografía. Para dilucidar cuestiones de este género, se dice, en las disciplinas académicas,

y en el lenguaje de la teoría del conocimiento en general, es preciso delimitar el campo y el objeto de

un conocimiento. Son las mismas cosas a las que llamamos también objeto material y objeto formal

del conocimiento. Al intentar determinar la realidad concreta en la que hay que buscar «lo histórico»,

y la forma en que podemos «presentar» esa historia, entramos en el corazón mismo de lo que es la

teoría disciplinar de la historiografía. Se trata de establecer, en definitiva, qué es lo que el historiador

presenta como resultado de su investigación sobre la historia: ¿una sucesión de eventos, una

determinación de las estructuras sociales en un momento dado, los cambios sociales, los

pensamientos, intenciones y acciones de las gentes?...


Discutir el objeto de la historiografía no puede confundirse con una especulación filosófica, -por

ejemplo, descubrir el «sentido de la historia» , ni ética -hacer de la historia, o su conocimiento, un

instrumento de la justicia o la construcción de la sociedad perfecta...-. Dar cuenta del proceso

socio-temporal tiene que ser una propuesta inteligible como resultado de una práctica investigadora,

pero semejante propuesta no será plausible si no se establece la forma de materializarla, es decir, un

procedimiento para hacerla y un medio de comunicación de los resultados. La «construcción» de una

historia sólo puede basarse en la experiencia investigadora y en la reflexión crítica sobre ella.

La respuesta acerca del objeto de la historiografía tiene mucho que ver con el propio tipo de

contribución historiográfica que una investigación concreta pretende y representa. […] Objeto de la

historiografía, en resumen, no hay más que uno, pero tiene diversas caras.

Campo y objeto de la historiografía.

Un campo puede definirse como el «conjunto finito de hechos» que constituyen la «base empírica» de

un conocimiento. La investigación de lo social-histórico, de acuerdo con esto, como cualquier otra

investigación, opera sobre una parcela de la realidad. ¿Cuál es ésta? Una primera respuesta parece

sencilla: el historiador, obviamente, no puede trabajar sino sobre las sociedades humanas concretas,

reales, que existen, o bien que han existido. Es decir, su campo coincide con el de aquel conjunto de

disciplinas que llamamos ciencias sociales.

¿La historiografía es una ciencia?

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