Professional Documents
Culture Documents
De forma análoga, se define la capacidad calorífica como la cantidad de calor que hay
que suministrar a toda la masa de una sustancia para elevar su temperatura en una unidad
(kelvin o grado Celsius). Se la representa con la letra (mayúscula). Por lo tanto, el calor
específico es el cociente entre la capacidad calorífica y la masa, esto
es donde es la masa de la sustancia. Es una propiedad intensiva de la
materia, por lo que es representativo de cada materia; por el contrario, la capacidad
calorífica es una propiedad estensiva representativa de cada cuerpo o sistema particular.
Cuanto mayor es el calor específico de las sustancias, más energía calorífica se necesita
para incrementar la temperatura. Por ejemplo, se requiere ocho veces más energía para
incrementar la temperatura de un lingote de magnesio que para un lingote de plomo de la
misma masa.
Ecuaciones básicas
El calor específico medio ( ) correspondiente a un cierto intervalo de
temperaturas se define en la forma:
El calor específico ( ) es una función de la temperatura del sistema; esto es, . Esta
función es creciente para la mayoría de las sustancias (excepto para los gases
monoatómicos y diatómicos). Esto se debe a efectos cuánticos que hacen que los modos
de vibración estén cuantizados y solo estén accesibles a medida que aumenta la
temperatura. Conocida la función , la cantidad de calor asociada con un cambio de
temperatura del sistema desde la temperatura inicial a la final se calcula mediante
la integral siguiente:
Gas
monoatómico(Ideal) gas R = 20,8 R = 12,5
gas
Agua (100 °C) 2,080 37,47 28,03
líquido
Agua (25 °C) 4,1813 75,327 74,53 4,184
sólido
Agua (0 °C) 2,114 38,09 1,938
1,20-
Nylon 66 sólido 2,09
1,40-
Fenólicos sólido 1,67
1,92-
Polietileno (AD) sólido 2,30
Desde antiguo se usaba la expresión calor latente para referirse al calor de fusión o de
vaporización. Latente, en latín, quiere decir escondido, y se llamaba así porque, al no
notarse un cambio de temperatura mientras se produce el cambio de fase (a pesar de
añadir calor), éste se quedaba escondido. La idea proviene de la época en la que se creía
que el calor era una sustancia fluida denominada calórico. Por el contrario, el calor que
se aplica cuando la sustancia no cambia de fase y aumenta la temperatura, se llama calor
sensible.
Cuando se aplica calor a un trozo de hielo, va subiendo su temperatura hasta que llega a
0 ºC (temperatura de cambio de estado); a partir de ese momento, aunque se le siga
aplicando calor, la temperatura no cambiará hasta que se haya fundido del todo. Esto se
debe a que el calor se emplea en la fusión del hielo. Una vez fundido el hielo la
temperatura volverá a subir hasta llegar a 100 °C; desde ese momento, la temperatura se
mantendrá estable hasta que se evapore toda el agua.