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El libro llamado Justina o los infortunios de la virtud, es una novela del Marqués de Sade

que habla precisamente de Justina, una chica rubia, bonita, inocente, la cual a lo largo de la
historia sufre muchas situaciones machistas representadas en diferentes momentos que la
hacen ver su desgracia.

Todo comienza cuando queda huérfana y pobre, pues el padre se suicida, para seguirle a la
tumba su madre poco después. Justina y su hermana tienen que sobrevivir y es aquí donde
la situación se divide: Justina tiene una hermana llamada Julieta, ambas son totalmente
diferentes: Justina es pura y casta, apegada a la religión y sus ideas de pureza, lo bueno y lo
importante; Julieta es más desinhibida, no tiene complejos y no tiene ningún problema
respecto a las situaciones del sexo.

Julieta trata de convencer a su hermana de encontrar un empleo en donde pudieran saciar


sus necesidades, tanto la comida, la bebida, un lugar donde dormir, así como las sexuales,
pero de nuevo Justina no está de acuerdo y rechaza esta propuesta, lo que separa a ambas
hermanas pues deben decidir su destino. Julieta elige el camino del sexo, invitando a su
hermana a entender que en este mundo deben hace lo necesario para sobrevivir; por su
parte Justina no está muy de acuerdo con esta forma de pensar y prefiere pedir ayuda a las
personas que conoce, pero estás le dan la espalda, la persona dedicada a la costura en su
casa, quien se supone era una mujer que le tenia mucho cariño la rechaza. Después va a
buscar al cura de una iglesia y le propone cosas indecorosas, ella tan inocente y pura no
acepta ninguna de sus propuestas y es rechazada por no servirle para sus propósitos
sexuales. Justina, por su lado, va a un prostíbulo, en donde comienza una vida totalmente
distinta, camino que la llevaría a ser la Señora Condesa de Lorsange. Para ello, primero tuvo
que dominar el trabajo que desempeñaría. Con el tiempo se convirtió en una de las
preferidas de personas con poder. La Duvergier es su maestra, la que le enseña todo lo que
debe de saber, para que, al cabo de llegar a los 20 años de edad, conozca al Conde de
Lorsange y se case con él.

Su necesidad por ser más rica y poderosa la hace cometer el delito de asesinato, pues con
ello se quedaría con el poder y la riqueza de su esposo, pero no sólo eso, sino que también
mato a dos hombres más, cometió abortos y un sinfín de atrocidades, con tal de no
interrumpir su camino y poder. Con el paso de los años conoce a otro hombre con el cuál
tiene una relación más o menos estable, salen a un largo paseo en donde los encuentra el
cansancio, por lo que se acercan al pueblo para mandar a un hombre a caballo para pedirles
un carruaje. En el proceso, se quedan perdiendo el tiempo un rato, admirando a las
personas que pasan, que vienen y van. Poco después ven un carruaje, como muchos otros,
del cual bajan un grupo de personas sin importancia, y al final de todas ellas, una chica
maltratada, encadenada la cuál llama la atención de la Condesa de Lorsange, ósea, Julieta.
Se acerca para hablar con la jovencita y le pide que le explique que le ha pasado, es aquí
donde comienza el extenso relato de Justina, la cuál no tiene idea que está frente a su
hermana; a su vez Julieta no tiene idea que aquella chica se trata de su hermana, pues pide
no revelar su nombre verdadero por la pena que provoca el haber sufrido tantas cosas.

El nombre que usa en lugar del propio es Thèrése, con el cuál cuenta que proviene de
Francia de una familia en la que ha quedado huérfana y ha debido sobrevivir a un conjunto
de desdichas provocadas por mantener sus deseos de ser virgen y apegada a las ideas que
le inculcaron en casa. Todo comienza cuando en su necesidad, se encuentra habitando un
pequeño lugar, en el cuál debe lo correspondiente a su hospedaje, por lo cual le
recomiendan visitar a un tal Duburg, este hombre acosa a Justina, la convence de que, si
quiere obtener algo en esta vida, debe ser por medio de su cuerpo, debido a que su pobreza
no le da otras oportunidades diferentes. Justina le pide que sea piadoso y la tome en
consideración sin abusar de ella, que, si su situación no le conmueve, a lo cual él, contesta
que los pobres no deberían existir, al igual que los mal formados porque solo estorban. El
hombre intenta, pero Justina no permite el acto, por lo cual, al regresar a casa, la casera le
reprocha su comportamiento, asegurándole que ella debía aceptar toda proposición que el
hombre le hiciera, y debido a ello, tendrá que ir a pedir disculpas de su parte para que le
tenga alguna consideración y al menos le pague lo que le debe en renta. Sin alguna intención
de querer hacerlo, pero más obligada, accede a ir de nuevo posterior a haber ido la casera
a hablar con el hombre aquel, mismo que repite la situación, sólo que esta vez si pretende
consumar la violación, pero como Justina se resiste y él queda exhausto del esfuerzo, le
entrega tan sólo la cantidad justa de dinero que requiere para pagar a la mujer y con ello
tenga que volver. Justina paga la cantidad adeudada a la casera y con ello se marcha del
lugar, le recomiendan visitar la casa de un prestamista, el cual, abusivo, le exige lleve tareas
en su casa, tantas que le resulta imposible poder tener tiempo para sí, personas avariciosas
que tienen costumbres extrañas, el señor tenía inclinaciones sexuales hacia los pies. Es
incitada a robar, a lo cual se niega rotundamente. Esto provoca que trate de desquitarse y
la acuse de realizar el acto del cual trato de convencerla y terminan por meterla en la cárcel,
lugar donde conoce a Dubois, una mujer de unos cuarenta años de edad que iba a ser
sentenciada a muerte junto con Justina, pero tenía un plan de escape en el cuál iba a
incendiar toda la prisión, sin importar las personas que pudieran morir por esa razón. Ella
era una mujer peligrosa, pues ya había cometido muchos crímenes y no tenía ninguna
vacilación en llevar a cabo sus planes. Comenzó por tratar de convencer a Justina de escapar
juntas como si fuese una opción, para poco después, verse obligada a escapar y darse
cuenta que la intención real era vender su virginidad al mejor postor. Dubois no llevó el acto
por si sola, la prisión se incendió por medio de sus secuaces, los cuales al liberar a las
mujeres quedaron impresionados con la belleza de Justina y pretendieron obligarla a tener
actos sexuales con ella, pero ella se negó, de tal suerte que casi la matan, pero uno de ellos,
el líder de la banda, decidió conservar su vida y su virginidad con tal de poder llevar a cabo
la venta de la misma. Sin importar esta situación, el líder de la banda gustaba de ella, y la
pretendió, pero Justina nunca accedió. Mientras escapaban y ella estaba a punto de ser
obligada a perder su virginidad un tipo que se encontraba solo fue asaltado por la banda de
Dubois, al cuál iban a matar, pero Justina lo impide debido a su buen corazón, esto lo logra
prometiendo que se va a entregar ante el líder de la banda. Ellos beben y se emborrachan
a tal punto de darle oportunidad a Justina y al hombre que salvo de escapar, pero este tipo
le paga mal, pues cuando más confianza le tiene, la viola y la abandona en el bosque su
suerte.

Justina se queda entre la hierba, se duerme y poco despues escucha a un par de personas
hablando, estas eran un par de homosexuales teniendo actos impropios en aquel lugar.
Justina es descubierta y llevada ante el amo, un tal Conde Bressac, este tipo abusa de ella
en el bosque y después la lleva raptada al castillo de la tía para que trabaje para ella, al
parecer tendría un periodo estable y sin problemas donde se le pagaban sus servicios y no
era tan abusada como con el prestamista, pero nunca dura todo para siempre, los
problemas comienzan cuando el Conde, el sobrino, le pide que mate a la tía, a lo cuál ella
se niega en un principio, pero con tal de salvarle la vida, finge que lo haría, llevándole la
corriente para enterarse de sus planes y contárselos a la tía, pero sale mal el plan y se entera
el Conde, acto que la hace caer con engaños en otra situación de castigo horrible en el
bosque, en el sitio donde abuso de ella por primera vez, sólo que ahora uso perros para que
la mordieran de manera sanguinaria.

Es abandonada y torturada en el bosque, del cuál logra escapar a una comunidad en donde
se encuentra a un doctor que vive con su hija. Mientras ella se recuperaba, se entera de que
él es dueño de un orfanato, en el cuál descubre por medio de la hija que es la tapadera de
actos sexuales aberrantes, en los que también la hija es abusada. Al tratar de ayudar a la
hija es descubierta y realiza actos despiadados con ella, torturada y de nuevo abandonada
a su suerte en algún sitio a morir.

Después se encuentra un pequeño monasterio en el cuál le cuentan que vive un fraile muy
bueno, que de manera gustosa le ayudará con todos sus problemas. Justina se dirige al
convento y conoce al padre Severino el cuál la engaña y la obliga a formar parte de un grupo
de mujeres que eran esclavizadas sexualmente para los placeres de los frailes, los cuales
eran excesivamente depravados, no tenían ningún respeto por la mujer y la consideraban
un mero objeto de sus deseos, todo esto se dio por mucho tiempo, hasta que logró escapar
del lugar.

Su suerte no cambiaba, pues inmediatamente que se escapa del convento, es capturada


por unos tipos que la llevan ante otro conde, el cuál tenía inclinaciones sexuales aberrantes
respecto a la sangre humana, la cortaron y dejaron que se derramara sangre de su cuerpo
hasta que perdió el conocimiento, situación que le sirvió como aviso de lo siguiente que iba
a suceder. Sus encargos en el lugar tenían relación con la esposa del conde, la cuál servía
para sus asquerosos gustos, quien cada 4 días era desangrada mientras abusaba
sexualmente de ella, sólo que ahora, también hacía uso de Justine en sus ritos perversos.
Justina se hizo amiga de la esposa del conde y, a pesar de haber sido advertida por él de no
ceder ante sus intentos de fuga, ambas trataron de lograrlos, pero la esposa del conde
muere y una vez más Justina escapa a la libertad, esto lo logra debido a que, tanto Justina
como la esposa son castigadas, sin embargo la esposa es castigada aparte y Justina en un
calabozo, al enterarse el Conde que su mujer está a punto de morir, sale corriendo sin
percatarse de que deja la puerta abierta de Justine, lo que aprovecha para huir. Se encamina
poco después a otro pueblo en el cuál es abordada por un criado que le indica que un viejo
conocido estaba buscándola. El hombre que abusó de ella, aquel que salvó de los bandidos
de Dubois, era un hombre más poderoso, la cito en su casa con engaños para proponerle
que fuera ella quien le consiguiera victimas que pasasen lo que ella pasó, ahora, en el
negocio de la venta de mujeres, abusaba de ellas y obtenía beneficios de su compra, y
necesitaba a Justina para sus fines. Justina se niega y para su fortuna, la situación ahí
termina.

Caminando por alguna ciudad, percibe que alguien golpea de muerte a un hombre al cual
ayuda a recuperarse, Roland, como se hace llamar, invita a Justine a trabajar en su castillo,
en el cuál pretende sea la servidumbre de su hermana, que no es más que otro engaño más
en la larga lista, pues es llevada a un horrible lugar a trabajar a marchas forzadas y a ser de
nuevo abusada sexualmente, ahora por Roland un hombre que dentro de su negocio de
falsificación de monedas, disfruta de igual manera de abusar de las mujeres que secuestra.

Justine es abusada nuevamente, sin importar la forma en la que ruegue, se encuentra de


nuevo con un tirano que no le importa el daño que le cause a ella o a sus compañeras de
labores forzadas. Las situaciones obligan a Roland a marcharse a Venecia, situación que deja
de reemplazo a otra persona que trata a ella y a sus compañeras con respeto, sin embargo,
un buen día llega la policía y desmantela la empresa, y con ello se llevan presa a Justine, a
la que, por la marca en su espalda, ni siquiera es entrevistada. Al salir de prisión reconoce a
una persona, una mujer que al acercarse resulta ser la Dubois.

La mujer

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