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Ontología del lenguaje

Esta disciplina nos permite incorporar una nueva y


poderosa interpretación del ser humano individual y de
los fenómenos relacionados con la convivencia social
A partir de la segunda mitad de este siglo, se inició una revolución teórica de gran
envergadura en nuestra comprensión del lenguaje. Este hecho, que ha sido llamado el giro
lingüístico, influyó en todas las ramas de la filosofía, ubicando al lenguaje en el centro de
sus preocupaciones. La psicología, la sociología, la antropología, las ciencias políticas y la
economía, entre otras disciplinas, están reconociendo progresivamente la importancia del
lenguaje en sus respectivos campos. Y los estudios sobre las bases biológicas del lenguaje
también han hecho un concordante aporte en este mismo sentido.
Como disciplina, la Ontología del lenguaje articula contribuciones tan diversas como la
teoría del Dasein de Martin Heidegger y las observaciones de Friedrich Nietzsche sobre la
necesidad humana de regenerar constantemente un sentido para nuestras vidas, con el
reconocimiento de ambos de que el lenguaje es el espacio del cual el ser humano no puede
escapar y, a la vez, la morada donde se reconoce como tal.
También recibe la Ontología del lenguaje los aportes de filósofos del lenguaje
contemporáneos como el británico John Austin, el norteamericano John Searle y del
austríaco Ludwig Wittgenstein. Desde el campo de la biología, las contribuciones del biólogo
chileno Humberto Maturana, con sus trabajos sobre biología de la cognición y el cambio
epistemológico que estos proponen.
La Ontología del lenguaje hace referencia a una comprensión genérica, a una interpretación
de lo que significa ser humano. Y forma parte de un movimiento mucho más amplio que da
cuenta de los cambios que, desde comienzos de este siglo, están ocurriendo de manera
vertiginosa en casi todos los campos de la vida humana.
La preocupación de esta disciplina no es el estudio del lenguaje al estilo de la lingüística o
de la filosofía del lenguaje. La Ontología del lenguaje, al reconocer el papel central que le
cabe al lenguaje en la formación de nuestras vidas, de nuestras identidades y de los mundos
en los que nos desenvolvemos, nos permite incorporar una nueva y poderosa
interpretación del ser humano individual y de los fenómenos relacionados con la
convivencia social. En este sentido, analiza cómo nuestras conversaciones, públicas o
privadas, así como los juicios que hacemos sobre nosotros mismos sobre los demás y el
mundo generan y condicionan futuros diferentes, es decir, básicamente, cómo el lenguaje
nos permite otorgarle dirección y sentido a la vida.
Pero además, la Ontología del lenguaje nos lleva más allá de los fenómenos meramente
individuales, permitiéndonos desde una perspectiva privilegiada, reconocer a las
organizaciones como sistemas lingüísticos, asentados a través de las prácticas
empresariales en redes estables de conversaciones. Y también las prácticas del
management y del liderazgo empresarial, como conjuntos distintos de competencias
lingüísticas que pueden ser especificadas y aprendidas. Pero el resultado más sorprendente
de todo esto es, finalmente, descubrir cómo hasta la productividad de una empresa -la
capacidad de acción efectiva de la organización y de los individuos que la conforman- se
puede definir en sus prácticas lingüísticas.

Vale decir que a través de su cuerpo de conocimientos, la Ontología del lenguaje nos
permite observar, en primer lugar, al ser humano como un individuo inserto en un medio
social, constituyéndose como tal en su interacción con otras personas a través del lenguaje.
También nos permite observar la trama en la cual un individuo coordina acciones con otros,
sus actos lingüísticos y las narrativas personales y sociales que constituyen su identidad
como persona. Además, nos permite intervenir en esas narrativas, modificándolas, y como
consecuencia de ello modificando eventualmente incluso su conducta. Por último, nos
permite potenciar al máximo la capacidad de diseñar nuestra propia identidad por la
determinación autónoma de nuestras acciones, y modificar el medio social a través de la
invención de nuevos paradigmas de pensamiento.

Fuente
Gómez, A. (23 de marzo de 2014). Ontología del lenguaje. Publicado en: LA NACIÓN Revista. Cita
Online: https://goo.gl/pV3bAQ

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