Acercarse a la figura de Arrio desde el enfoque católico, es verlo desde la perspectiva del arrianismo. Esta obra intenta rescatar los distintos testimonios sobre este personaje, no solo de sus detractores. Algunas teorías fabricadas de acuerdo a cartas, enunciados, testimonios o basadas hasta en su forma de vestir, hacen complejo el acercamiento a este autor del arrianismo. Lo que deja claro esta obra es que Arrio era de Líbano, de ahí se deduce su fama y buen nombre, una apoyo local y eclesial. Ordenado diacono por Pedro y presbítero por Aquila, candidato episcopal en el 313. Uno de sus encargos fue la exegesis de la escritura desde la ortodoxia por petición de Alejandro. Se dice que fue excomulgado por su doctrina, aunque algunos arguyen que por su personalidad o conducta. Se destaca la carta Henos Somatos Eusebio donde es descrito como alguien «dispuesto a renovar su anterior malevolencia». En el documente Thalia, se conoce la controversia arriana, este es respaldo por Eusebio de Nicomedia. En la cuestión doctrinal se destaca: Cristológica sobre el conocimiento Padre-Hijo. El hijo solo conoce desde su humanidad como una criatura más. El homoousios, en referencia al hijo como increado, por tanto el Padre de igual manera. Luego se retracta de lo anterior, guardando silencio en su credo, cuando hablar sobre el hijo engendrado por el Padre Luego ofrece otra profesión de fe, en la que declara que el logo de la sustancia de Dios era anarchos (sin origen o desconocido según la etimología). Influenciado por el sentimiento de soledad. Esto detono el concilio de Nicea, el cual mostro una nueva forma organizativa de la Iglesia en cuanto a la cuestión doctrinal y la comunión de ello. La cuestión sobre entender la relación entre hijo-Padre y su naturaleza en Arrio queda un poco confusa en el escrito. Sin embargo, siendo conscientes desde el contexto, es lógico pensar bajo un conocimiento más literalista de los textos sagrados. Los cuales podrían no alcanzar a comprender los distintos campos de sentido que presentan las distintas perspectivas teológicas de diferentes textos sagrados. Además de la armonía que refleja la tradición y magisterio, frente a la sola escritura. Desde una lectura, cercana a la letra, es lógico caer en el monismo y no comprender el vínculo entre Padre e Hijo, quedando solo la naturaleza meramente humana de Cristo. En lo personal, no me gusto el texto. Esperaba algo más sencillo y conciso sobre el arrianismo y su repercusión en la visión cristológica. O quizás no lo alcance a comprender debidamente, lo cierto, es que no hay nada conciso sobre las intenciones del pensamiento arriano, podría ser cuestión doctrinal o meramente emocional, pero llevó al límite la fe. Cuando se rompen los límites de un pensamiento, algo cambia, y gracia a ello, el concilio de Nicea.
Monografía - Demostración Del Oficio de Las Tres Metas Primarias de La Teología en El Ministerio Pastoral de Acuerdo Con La Segunda Epístola de Pablo A Timoteo