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mismos, si se interpreta cada nudo con su respectivo entrenudo, hojas y yemas como un

módulo, se observa que todos los módulos de la planta tienen un grosor y funcionalidad
más o menos similares, que adaptan al módulo a las condiciones locales y a la planta a la
estrategia ecológica de buscar el sol alejada de su sitio de germinación sin necesidad de
sostenerse por sí misma. Son incluidas en este grupo ecológico las plantas de las que son
las hojas las de raquis guiador, y el tallo un rizoma, con ejemplos entre los helechos de los
que las estructuras reproductivas se encuentran en las pinas de las hojas. Es decir que no
es un término sinónimo de "planta postrada". Las plantas de guía pueden ser anuales o
perennes, herbáceas o leñosas, trepadoras o no (véase también la voz caribeña bejuco).
De ellas, las trepadoras necesitan un soporte para encaramarse: otra planta, un muro, un
peñasco, etc. Para ello deben haber evolucionado órganos de fijación, como zarcillos,
ganchos (uncinos), raíces adventicias que funcionan como pads adhesivos, etc. o es ella
misma la que se enrosca alrededor del soporte, llamándose entonces voluble. Cuando
puede aferrarse o enroscarse, sea trepadora o no, se llama enredadera. Ciertas guiadoras
no trepan por lo que no necesitan un soporte, y pueden extenderse por la superficie
del suelo sin ningún problema: son plantas escandentes.
La estrategia trepadora es particularmente exitosa en climas cálidos, donde la
competencia por el sol es muy alta y abundan los soportes. Sin ser nutricionalmente
plantas parásitas, a las guiadoras trepadoras se las clasifica entre las "parásitas
mecánicas", las que parasitan mecánicamente a otras plantas. Sin embargo al llegar al sol
la competencia por ese recurso se puede volver importante, las trepadoras pueden secar a
otras plantas o árboles, si no se les poda. Son plantas parásitas en cambio las que
penetran con sus raíces en otras plantas. Las guiadoras no son las únicas parásitas
mecánicas, ni las únicas trepadoras, lo son también las plantas hemitrepadoras o
apoyantes, que inician su vida de forma erguida y leñosa, y son parásitas mecánicas las
plantas epífitas y hemiepífitas, que inician su vida utilizando otras plantas como soporte.
Un ejemplo de plantas guiadoras es el de las habichuelas (Vicia faba), que debe su rápido
crecimiento al hecho de que es una enredadera. Otros ejemplos son las plantas
de sandía y de zapallo (cucurbitáceas), extensas enredaderas a las que comúnmente se
prefiere no darles un soporte para trepar, o se les da sobre un techo o emparrado
resistente, a causa del tamaño y peso de sus frutos.
Las plantas guiadoras son comúnmente de rápido a muy rápido crecimiento. Pueden ser
clasificadas según varios criterios, perennes - anuales o bianuales, siempreverdes -
caducifolias, etc. La división tradicional hace foco en las características de sus tallos,
agrupándolas en herbáceas, y trepadoras leñosas o lianas. Las primeras no generan leño,
y ?están distribuidas, en diverso grado, en gran parte de las formaciones arbustivas y
forestales del mundo. ?Las segundas, en cambio, son características de las regiones
cálidas, siendo especialmente abundantes en las selvas tropicales, donde la vegetación
compite por escapar de las sombras y alcanzar el sol de las alturas.
Algunos árboles han generado adaptaciones defensivas contra las trepadoras. Por
ejemplo, muchas de las palmeras selváticas poseen pesadas hojas —junto con sus bases
envainadoras— caducas. De este modo, las trepadoras que han logrado asirse a ellas son
arrancadas del resto del árbol al ser arrastradas al suelo en la caída

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