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2. Jesús e Israel
Jesús no se presenta como alguien que quiere fundar un grupo judío distinto y
separado de Israel. Jesús dirige su predicación y actividad a la conversión de Israel, para
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que lo reconozca como Mesías, el enviado del Padre. Esta es una intención clara de Jesús,
lo cual comporta una posibilidad histórica de que todo Israel lo hubiera aceptado.
En el origen histórico de la Iglesia hay que tener en cuanta la acción del Espíritu
Santo que ilumina, ayuda a los Apóstoles y estos forman parte de ese proceso originario
y fundacional de la Iglesia.
El proceso fundacional de la Iglesia es: Cristo, el Espíritu Santo y los Doce (con
san Pablo).
“Dos son los elementos que Cristo ha prometido y enviado para continuar su obra:
el Apostolado y el Espíritu. El Apostolado actúa externa y objetivamente, forma el cuerpo
material de la Iglesia, le confiere sus estructuras visibles y sociales; mientras que el
Espíritu Santo actúa internamente, dentro de las personas. Estos dos elementos actúa
conjuntamente. Ambos, aunque de modo diverso, concurren igualmente a dar testimonio
de Cristo Señor en una alianza” (Pablo VI, Discurso de apertura en el tercer período del
Concilio Vaticano II). Al Apostolado hoy lo sucede el ministerio jerárquico.
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Iglesia vive de Cristo, Él no es solo un dato histórico. La vinculación de la Iglesia con
Cristo es en el ser mismo. Y esa relación es permanente y estable.
LG 13: “Cristo ha sido constituido heredero de todas las cosas”. Jesús, en cuanto
hombre, es constituido cabeza del nuevo pueblo de Dios. Esa potestad es para el servicio:
la salvación.
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El sacramento del Bautismo y del Orden hacen de la Iglesia el pueblo sacerdotal.
En sí misma la Iglesia es ese misterio de configuración con Cristo. Del único sacerdocio
de Cristo participa la Iglesia. Cristo, en virtud de su humanidad, es el mediador único
entre Dios y los hombres, el Sacerdote eterno de la Nueva Alianza. Es un sacerdocio que
tiene que ver con la unción del Espíritu. La plenitud de gracia de la Iglesia es participación
de la plenitud de gracia santificante de la humanidad de Cristo (sin participar de su unión
hipostática). Jesús está lleno del Espíritu Santo desde el momento de su concepción. Ese
don del Espíritu Santo que llena la humanidad de Jesús se “dinamiza” en el momento del
Bautismo en el Jordán.
c) El sacerdocio ministerial
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El sacramento del orden, por institución divina, constituye a algunos fieles en
ministros sagrados, cuya misión es apacentar el pueblo de Dios en la persona de Cristo
desempeñando las funciones de enseñar, santificar y regir. Los ministros no tienen en
exclusiva la misión de la Iglesia, han de apacentar a los fieles, reconociendo sus carismas
propios.
“En él todos los fieles se constituyen en sacerdocio santo y real” (PO 2). LG 10:
La interrelación entre ambos sacerdocios. “Se ordenan el uno para el otro, se
distinguen esencialmente, no solo de grado”. El sacerdocio ministerial no significa ser
más cristiano que el simple bautizado, estamos hablando de una distinta participación, no
una diferencia de ontología cristiana. Se necesitan el uno al otro: el sacerdocio ministerial
representa a Cristo Cabeza para su cuerpo, el sacerdocio común necesita de esa presencia
ministerial Cristo. El sacerdocio ministerial tiene sentido al servicio del común. La
interrelación entre ambos sacerdocios hace posible la Iglesia. La organización
constitutiva de la Iglesia es esta: sacerdocio común y sacerdocio ministerial.
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Palabra y los Sacramentos. La comunidad necesita el ser «El sacramento del orden ayuda
a los fieles a ser conscientes de su sacerdocio común y a actualizarlo» (Juan Pablo II).
a) “La preparación de los santos para la obra del ministerio” (Ef 4, 11-12)
Todos los ministerios los recibe la Iglesia para la preparación de los santos en
orden a la obra del ministerio, que tiene como objeto la edificación del Cuerpo de Cristo.
El apóstol Pablo presenta los diversos ministerios; la obra del ministerio es edificar el
Cuerpo de Cristo. (Aquí «ministerio» se refiere al servicio que la Iglesia tiene que
realizar).
LG 18. «Los ministros que poseen la sacra potestas, a fin de que todos cuantos
son miembros del pueblo de Dios, tiendan a un mismo fin y lleguen a la salvación». El
ejemplo es también LG 30: «saben los pastores…».
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PARTE II: LA IGLESIA EN SU “ESTRUCTURA HISTÓTICA”
INTERNA. LAS POSICIONES PERSONALES EN LA IGLESIA
2. El sagrado ministerio
La representación de Cristo Cabeza es lo propio del ministerio ordenado. Se trata
de una tarea en la Iglesia. la posición personal de los ministros tiene origen sacramental.
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«Secularidad» designa la pertenencia el seculum, es decir, la pertenencia al
mundo, este siglo, este tiempo terreno. La secularidad es una propiedad o nota
antropológica de todo ser humano en cuanto criatura. En virtud de la condición creatural
somos mundo. Cuando se recibe el bautismo no desaparece esta relación constitutiva con
el mundo. Pero el bautismo «sana y eleva», hace surgir la «nueva criatura». Esto hace que
la relación con el mundo de un cristiano está reconfigurada: «sois del mundo, pero no
sois del mundo». Esta nueva relación con el mundo, que surge del bautismo, es lo que se
llama secularidad. Es lo que el magisterio ha designado como dimensión secular de la
Iglesia (Pablo VI). Los cristianos tenemos una relación intrínseca con el mundo, puesto
que somos parte de él. «Todos los miembros de la Iglesia son partícipes de su dimensión
secular, pero lo son de formas diversas» (ChFL 15). Toda la Iglesia es del mundo y no
es del mundo.
Esta dimensión secular común deriva de la ontología bautismal, pero se realiza
de maneras diferentes según la condición personal de cada uno en la Iglesia.
GS: Iglesia-mundo.
1. Los laicos
LG 31 dice que los laicos se caracterizan por su índole secular. No son ordenados,
pero además no son vida religiosa.
2. La vida consagrada
Tras el concilio ya no se entiende la vida consagrada como «estado de perfección».
La teología de la vida religiosa, tras el concilio ha quedado un poco «desorientada».
Algunos trataron de explicar que la vida consagrada consiste en vivir en radicalidad la
vida cristiana o vivir la vocación profética. ¿Qué elemento permanente y constitutivo de
la Iglesia está manifestando la vida religiosa?
La vida religiosa es forma externa de que no somos del mundo. El religioso se
caracteriza porque ha cambiado su relación con el mundo.
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Hay que lamentar que en los manuales de eclesiología actuales apenas se habla de
la vida religiosa y del laicado.
La vida religiosa tiene una gran riqueza, pero vamos a fijarnos ahora en el punto
de vista de su relación con el mundo. Estamos ante una forma de vida que aparece como
una excepción en relación con la forma ordinaria de vivir los cristianos en la dinámica
del mundo. J.M.R. Tillard (es un teólogo muy dedicado a la teología de la vida religiosa,
caracterizándola con el «radicalismo evangélico»), junto con Matura. Ellos manifiestan
que lo que caracteriza a la vida religiosas es vivir radicalmente el evangelio en acto. El
problema de esta postura es que, al final, parece que los demás, de hecho, no viven
radicalmente el evangelio, sería una nueva versión del «estado de perfección».
Durante siglos la vida religiosa se caracterizaba por la separación del mundo o,
más fuertemente, contemptus mundi («desprecio» del mundo). De alguna manera se ha
visto el mundo de una manera negativa. La mirada al mundo en el Vaticano II es positiva
y abierta.
Tillard dice que la vocación de los religiosos manifiesta un tipo de vida no
ofrecido a todos, que escapa a la ley normal de las cosas, pero al cual algunos se sienten
llamados. Ese modo de vivir la vocación cristiana no puede pretender abrazar toda la
experiencia evangélica, implica necesariamente una opción y una renuncia a ciertas
relaciones (por ejemplo, a la capacidad de auto-disponerse en relación a lo económico),
renuncia a un cierto tipo de inserción en la creación y en el mundo (la de los laicos). Son
renuncias que hacen salir de las condiciones normales de la existencia humana. Hoy en
día hay formas más o menos intensas de inserción de los religiosos en tareas seculares.
La vida religiosa abarca toda la forma de vida cristiana de un religioso, es «un
estilo abarcante», con la profesión de los tres consejos evangélicos. La situación
antropológica y sociológica ordinaria de los laicos y excepcional de los religiosos, forma
parte de su vocación cristiana. Ninguna vocación cristiana absorbe toda la vida cristiana,
solo la Iglesia es el signo completo.
Los consejos evangélicos y la secularidad. LG 42. Una cosa es vivir los consejos
evangélicos en cuanto tales (lo cual es para todos) y otra cosa, sustancialmente distinta,
es obligarse a vivirlos por votos (es propio de la vida religiosa). La profesión de los
consejos evangélicos es una forma concreta (vida religiosa) de vivir toda la vida cristiana.
La vida religiosa es una forma de expresar con ese significativo (signo) estilo de vida una
decisión del religioso de que quiere vivir de modo visible y palpable el seguimiento del
Evangelio. Subraya la trascendencia a este mundo, recuerda la llamada a la patria
celestial. Es signo escatológico.
La forma propia de relacionarse los religiosos con el mundo puede ser llamada
«consagración», así como la de los laicos se llama «índole secular», aunque no sea un
término muy claro. La vida consagrada es forma histórica que manifiesta un rasgo
constitutivo de la Iglesia.
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El sacramento del Orden no cambia la relación con el mundo del ministro, hay
una posición nueva en la Iglesia. Es una nueva condición en el seno de la Iglesia, no en
su relación con el mundo. El ejercicio del ministerio es lo que regula el ejercicio de su
secularidad.
Cuando se habla de «clero secular» (una tautología) solo tiene sentido en relación
con la existencia de un clero regular. De igual modo, es bueno distinguir el término
«diocesano» en sentido jurídico y en sentido teológico de pertenencia sacramental a la
Iglesia local.
LG 23: La Iglesia particular es una porción del pueblo de Dios entregada al cuidado
pastoral de un Obispo.
ChD 11: La diócesis es una porción del pueblo de Dios que se confía a un Obispo…
constituye una Iglesia particular en la que verdaderamente está y actúa la Iglesia de Cristo.
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LG 26 habla de que la Iglesia vive y crece por la celebración eucarística.
También en el caso del colegio episcopal, hay una prioridad teológica en el hecho
de ser miembro del colegio episcopal para ser cabeza de una Iglesia loca. (En la teología
ortodoxa es al revés).
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2. Naturaleza teológico-canónica de las figuras «asimiladas» a la Diócesis
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2. Consecuencias de su origen sacramental para el ejercicio de la autoridad episcopal
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obispos, pero un acto de la Conferencia no es un acto colectivo, sino conjunto: un Obispo
que no esté de acuerdo con algo, sí está vinculado a ello.
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Toda manifestación de vida cristiana se realiza en la Iglesia católica en las Iglesias
locales. En la Iglesia universal solo se vive participando en la Iglesia local. La adhesión
a ambas se realiza en un momento único: bautismo y fe. El misterio de la Iglesia católica
se vive en la Iglesia local. Hay que superar una manera de ver las cosas como una
pertenencia solo jurídica. La pertenencia es teológica y sacramental y, derivadamente,
jurídica.
b) La comunión en la Iglesia
En el interior de las Iglesias locales, presididas por el Obispo, es donde se da toda
la riqueza de carismas y demás vida de la Iglesia.
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