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La escena teatral

en México / Diálogos
para el siglo 21 GABRIEL YÉPEZ
COORDINADOR

–1–
La escena teatral en México / Diálogos para el siglo 21
Coordinación Nacional de Teatro, INBA
Coordinador de volumen: Gabriel Yépez
Revisión de textos: Ernesto Alejandro Guerra Valdés
Diseño: Andrés Cubo
© Gabriel Yépez
© Instituto Nacional de Bellas Artes y Literatura
Reforma y Campo Marte s/n, Chapultepec Polanco, C.P. 11560
México, D.F., 2014
ISBN 978-607-605-322-5

CONACULTA
Rafael Tovar y de Teresa l Presidente
Saúl Juárez Vega l Secretario Cultural y Artístico
Francisco Cornejo Rodríguez l Secretario Ejecutivo

INSTITUTO NACIONAL DE BELLAS ARTES


María Cristina García Cepeda l Directora General
Sergio Ramírez Cárdenas l Subdirector General
Juan Meliá l Coordinador Nacional de Teatro
César Tapia l Subcoordinador de Enlace con los Estados

GOBIERNO DEL ESTADO DE NUEVO LEÓN


C. Lic. Rodrigo Medina de la Cruz l Gobernador Constitucional del
Estado de Nuevo León

CONSEJO PARA LA CULTURA Y LAS ARTES DE NUEVO LEÓN


Metro. Kazir Meza l Presidente
Lic. Xavier López de Arriaga l Secretario Técnico
Lic. Roberto Villarreal Sepúlveda l Director del Teatro de la Ciudad

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Contenido
Presentación
Juan Meliá
(Coordinador Nacional de Teatro)
Gabriel Yépez
(Coordinador de la publicación)

Introducción

La otra relación entre la literatura y el teatro en México


Maricarmen Torroella

Can we live in México? Texto y escena en el México contemporáneo


Jorge Pérez Escamilla

Colaboraciones y nuevos territorios escénicos: el efímero pánico


Angélica García

La performatividad simbólica del deseo: Donna Giovanni


Didanwy Kent Trejo

La representaXión del cuerpo performático: eros politizadode la actuación queer


Antonio Prieto Stambaugh

El espacio de la piel legible. Auscultaciones de la presencia entre la danza y el teatro


Shaday Larios

Espacio e inmanencia. Materiales escénicos para una estética de la interferencia


Alejandro Flores Valencia

La integración de nuevas tecnologías, la escena transversal


y los procesos colectivos de creación
Gabriel Yépez

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La representaXión del
cuerpo performático:
eros politizado de la
actuación queer Antonio Prieto Stambaugh

Hace 20 años edité un número especial de la la representación, es decir, en qué grado y desde qué
revista Máscara sobre performance y posmodernismo. perspectiva el teatro y el performance se relacionan
El que una revista de teatro se interesara en mate- con lo representacional.
riales de artistas como Maris Bustamante y Guillermo En sus definiciones más “clásicas”, se ha dicho
Gómez-Peña resultaba sintomático de que las artes que el teatro es un fenómeno de representación mi-
escénicas tomaban por fin en cuenta las propuestas mética –un actor actúa ‘como si’ fuera un personaje; la
emanadas del arte acción, fenómeno considerado en sangre en escena es simulada–, mientras que el per-
el gremio teatral mexicano de entonces como menor, formance es un fenómeno de presentación –la artista
marginal y poco serio. es ella mismo en situación extraordinaria; la sangre
En el año 2001, un mes después de que junto en escena es real–. No obstante, desde mediados del
con las Torres Gemelas neoyorquinas se desplomaran siglo pasado hubo ejemplos notables de teatro rebel-
muchas de nuestras certezas sobre “la realidad”, es- de a la representación, preocupado por la detonación
cribí sobre las confluencias teatro-performance para el de conceptos inquietantes y de acontecimientos vi-
suplemento cultural El Ángel, del periódico Reforma, vos, como las compañías polacas Cricot 2, de Tadeusz
por invitación de Fernando de Ita, en una sección en Kantor, y el Teatro Laboratorio, de Jerzy Grotowski.
la que también colaboraron Angélica García y Dulce Este último incluso desechó el término “actor” a favor
María de Alvarado. En aquel entonces yo sostenía que, de performer o “hacedor”, mientras que el espectador
a pesar del aparente “divorcio” en nuestro país entre el se convirtió en “testigo”. En Latinoamérica, grupos
teatro y el performance, había signos promisorios de lo como Yuyachkani, del Perú, Teatro da Vertigen, de
que denominé “escenas liminales”, es decir, de artistas Brasil y Mapa Teatro, de Colombia, cuentan ya con una
y grupos que se lanzaban a la hibridación interdiscipli- importante trayectoria de generar escenarios limina-
naria para desplazarse entre el rito y el teatro, entre el les, como analiza muy bien Ileana Diéguez en su fun-
cuerpo y la tecnología, entre lo personal y lo político. damental libro.44 En este sentido, podría decirse que el
Hoy día es grato constatar que las escenas li- teatro actual se ha renovado gracias al giro performa-
minales han proliferado en un amplio abanico de pro- tivo que ha devuelto a la escena su vitalidad corporal,
puestas, y que los creadores por lo general han dejado afectiva, política y erótica.
de regirse conforme a las fronteras disciplinarias, por Mientras que el teatro se ha ocupado de replan-
más que las escuelas universitarias, los festivales y los tear la representación más allá del mimetismo, hay ar-
fondos de becas sigan en gran medida encasillados tistas de performance que se han acercado a las prác-
en añejas clasificaciones de “teatro”, “danza”, “artes ticas representacionales con intencionalidad crítica o
plásticas”, “cine”, “literatura”, etcétera. deconstructiva.
El teatro y el performance se vuelven a mirar En estos casos, el o la artista se presenta a sí
con buenos ojos, entremezclándose de formas lúdicas mismo/a, pero en el contexto de un dispositivo escé-
allí donde ambas tienen algo en común: los cuerpos nico conceptual encaminado a poner en tela de juicio
del artista y del espectador. La co-presencia física las políticas hegemónicas de la representación. Pienso
de estos cuerpos es el grado cero del arte escénico, en las instalaciones de identidades fetichizadas de
pero no basta con el ‘convivio’ de ambos: es necesa- La Pocha Nostra, repletas de personajes híbridos que
ria su interacción en una situación extraordinaria que invitan a reflexionar acerca del simulacro nacionalista;
amerite una forma poética o conceptual de ver, actuar,
decir, tocar, sentir y escuchar. Y este giro particular se 44 Ileana Diéguez. Escenarios liminales. Teatralidad, performatividades,
vincula con las maneras de entender el concepto de políticas. Segunda edición. México: Paso de Gato. 2014.

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o en Lorena Wolffer, quien desfiló en el performance If En el performance mexicano actual existen ejem-
she’s Mexico, who beat her up? (1998) como glamurosa plos relevantes de artistas que trabajan el campo liminal
modelo de ropa cuya piel aparecía cubierta de cicatri- de la representaXión, interviniendo el entramado escé-
ces y moretones aplicados con maquillaje. En lugar de nico mediante acciones conceptuales que replantean la
violentar su cuerpo de manera real –como normalmen- forma de percibir y entender la sexualidad, no como un
te se hace en el performance– Wolffer eligió delibera- campo tabú de la esfera privada sino como una práctica
damente maquillarlo, acaso como un comentario sobre de erotismo político, por su potencialidad de goce com-
la estetización de la violencia. partido y su capacidad de sacudir regímenes de control
Estos trabajos están a tono con la crítica a la y representación patriarcal. La representaXión es, así,
sociedad del espectáculo de Guy Debord y a los plan- una práctica queer (o bien, cuir), cuestionadora de la
teamientos sobre el simulacro de Jean Baudrillard. De heteronormatividad imperante.45 De hecho, la irrupción
hecho –y como apunta Richard Schechner– el perfor- de la sensibilidad queer es una de las tendencias más
mance es más afín al simulacro que a la representa- notables en el ámbito de la escena performática mexi-
ción, si entendemos al primero como un fenómeno de cana de los últimos años.
réplica ‘hiperreal’ que no depende de un ‘original’, como Un ejemplo destacable de este tipo de trabajo
pueden ser las imágenes digitales (Schechner, 2002, fue la presentación en febrero de 2014 de Melodrom. The
pp. 132–133) making of a Rebellious Telenovela, en el Museo Univer-
sitario del Chopo. La obra fue el resultado de la colabo-
ración transnacional de un colectivo conformado por
creadores/as austriacos/as –el director Gin Müller y el
video artista Jan Machacek, entre otros– y mexicanos/
as –las performers Katia Tirado y Edwarda Gurrola–.
Mediante un montaje multimedia pletórico de
referencias irónicas a la manera en que las revolucio-
nes latinoamericanas son cooptadas por los medios
masivos, Melodrom fue una obra liminal no solo por la
intersección en ella de teatro, performance y videoar-
te, sino también por el giro queer de su personaje más
memorable: la She Guevara (Katia Tirado). Sentados
frente a mesas de trabajo con micrófonos, discutiendo
sobre sus deseos políticos en relación a sus historias
personales, al tiempo que interpretaban personajes
investigando un complot al estilo thriller de ciencia fic-
ción, estos/as artistas transitaban entre un modo “pre-
sentacional” y un modo “representacional”. En pantalla
vimos diálogos simultáneos con integrantes del equipo
de producción de México y Austria que debatían sobre
la posibilidad de colaborar en la creación de una “herra-
mienta de código abierto para crear la insurrección”.46
En otros momentos se proyectaron secuencias pre-
viamente videograbadas de la “Telenovela rebelde” en
las que Gurrola y Tirado entablaban un melodramático
romance lésbico-queer de amor utópico entre dos muje-
res revolucionarias.
Lorena Wolffer en el performance If she’s Mexico, who beat her up? (1998).
Fotografía: Eugenio Castro

El concepto de la representación es entonces nece- 46 Melodrom. The making of a rebellious telenovela. Documento for-
mato “Power Point” con notas de producción y requerimientos técnic-
sario, pero insuficiente, para dar cuenta de las tendencias os para gira. 2013.
contemporáneas de las artes escénicas, por lo que pro-
pongo poner la palabra bajo borrado. La ‘representaXión’ es 45 El término queer –originalmente un epíteto despectivo en el idioma inglés
para referirse a los homosexuales– fue apropiado de manera autoafirmati-
una manera de intervenir la connotación mimética del tér- va por las movilizaciones sociales lésbico-gay-bisexual-transgénero de los
mino “representar” para lanzarlo al campo performático de años ochenta del siglo pasado, principalmente en Inglaterra y Estados Uni-
la acción corporal. La equis remite al gesto heideggeriano dos. A principios de los años noventa, lo queer se transforma en categoría
analítica para deconstruir los discursos patriarcales en los campos cultura-
de tachar la palabra con cuyo significado nos (des)identifi- les, artísticos y sociales, y hoy activistas y académicos/as latinoamericanos/
camos, a la vez que evoca la acción sexuada del cuerpo. as la emplean por igual, en ocasiones en su variante “cuir”.

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Melodrom es un ejemplo interesante de una puesta en propuesta artística? ¿Qué tipo de intervención artística
escena posdramática, liminal e intermediática, parte de o “jaqueo” podemos ejercer en la matriz de las repre-
un proyecto procesual que incluyó talleres, videoins- sentaciones dominantes impuestas por los medios
talaciones y performances. Su planteamiento crítico masivos y digitales?
e irónico sobre el género del melodrama en el contex- En otros trabajos he abordado los performan-
ces de Katia Tirado, Ema Villanueva, Rocío Boliver (La
Congelada de Uva) y Lorena Wolffer, cuyos cuerpos
ejercen una sexualidad politizada, ya que sus desnu-
dos exponen no solo la epidermis, sino la mirada falo-
céntrica, la fetichización y la violencia tanto simbólica
como física a la que es sometida la mujer (Prieto,
2003, 2011). Los antecedentes de esta tendencia se
remontan a principios de la década de los ‘80 del siglo
pasado, cuando Maris Bustamante del No Grupo rea-
lizó un “Montaje de momentos plásticos” en el marco
de la exposición ¡Caliente, Caliente!, en el Museo de
Arte Moderno de la Ciudad de México (1982). 47
La acción consistió en ponerse e invitar al
público a hacerlo al mismo tiempo, una máscara de
papel elaborada con una fotografía de su rostro por-
tando unas gruesas gafas de las que a modo de nariz
colgaba un pene de plástico. La imagen se intituló “El
pene como instrumento de trabajo”. Esta parodia del
falocentrismo impuesto a las mujeres constituye de
hecho un performance ‘protoqueer’, en el sentido de
que por medio de un doble enmascaramiento trans-
genérico, Bustamante desenmascara las representa-
ciones patriarcales de lo femenino.48
A partir de la década de los ‘90, Rocío Boliver,
mejor conocida como “La Congelada de Uva”, ha
venido realizando acciones que celebran al cuerpo
como sitio de goce y dolor, en gestos afines a la sen-
sibilidad sadomasoquista punk. En el performance El
planeta de los pendejos (2001), Boliver desafió a los
espectadores a interactuar con sus vellos púbicos.49
Melodrom. The making of a Rebellious Telenovela. 2014
En otro escrito describo la acción así:

Boliver se presentó al nutrido público sentada


sobre una silla metálica elevada, su cuerpo desnudo
envuelto con cinta adhesiva pintada que sugería
un cuerpo desprovisto de piel, con sus venas
expuestas. Su cabello estaba oculto y sus senos
casi desaparecían bajo la cinta, lo que le daba una
apariencia andrógina. La artista se sentó con las
piernas abiertas para exponer sus genitales que
no estaban ocultos por la cinta, e invitó al público
a quitarle los vellos púbicos con unas pinzas,

47 Ver también el libro Rosa Chillante. Mujeres y performance en México,


Melodrom. Foto de Pablo Casacuevas.
de Mónica Mayer (2004).

to de una narrativa sobre la insurrección nos invita a


48 Imágenes de este trabajo se pueden ver en el catálogo No Grupo. Un
reflexionar acerca de nuestra relación afectiva con el zangoloteo al corsé artístico, coordinado por Sol Henaro (Museo de Arte
activismo político. ¿De qué manera podemos entablar Moderno, 2011), pp. 142-155.
lazos de colaboración que sacudan nuestras emo-
49 En México la palabra “pendejo” significa vello púbico, a la vez
ciones para potenciar la acción política mediante una que un insulto.

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mismos que le entregarían a Boliver para que ella Oaxaca; el segundo en 1991, en la ciudad de Queréta-
los pegara en una pelota de papel que se elevaba ro–. Ambos abordan la identidad gay en un momento
junto a ella (Prieto, 2009). histórico en que se tolera la homosexualidad (no sin
reservas) en amplios sectores de la sociedad, a la vez
Al final de la acción, Boliver tomó un pequeño que adquiere mayor visibilidad en los medios. No obs-
lanzallamas y prendió fuego a la pelota, es decir, al tante, los crímenes homofóbicos persisten, y la es-
“planeta de los pendejos”, que ante la divertida mirada tigmatización no deja de ser un grave problema para
del público terminó reducido a un humo de colores. hombres y mujeres jóvenes que al salir del clóset se
El trabajo de Boliver está a tono con el movi- topan con el rechazo familiar y enfrentan dificultades
miento posporno iniciado por Annie Sprinkle y otras para desenvolverse dignamente en entornos escolares
artistas de principios de los años noventa. A diferencia y laborales. Avendaño y Osornio celebran lo queer no
de la pornografía, denunciada en su momento por las desde una idealización color de rosa que domestica la
feministas como industria dedicada a la fetichización diferencia, sino desplegando cuerpos performáticos de
la a-normalidad des-generada. Según la investigadora
Rian Lozano, las prácticas culturales des-generadas
cuestionan la división normativa de los géneros sexua-
les (hombre/mujer), a la vez que celebran “el carácter
híbrido y contaminado (indisciplinado)” de trabajos
artísticos como el performance (Lozano, 2010, p. 88).
Avendaño se formó en las Facultades de Dan-
za y Antropología de la Universidad Veracruzana, y ha
participado en diversos talleres de La Pocha Nostra,
lo que explica su rigor en el manejo del cuerpo y la
claridad de su posicionamiento político a favor de la
disidencia sexual. En Madame Gabia (2009), Avendaño
rinde homenaje al homoerotismo a partir de un poe-
ma-manifiesto de Pedro Lemebel, artista y escritor gay
chileno. En Réquiem para un alcaraván (2012), Avendaño
corporiza la identidad del muxe, o varón homosexual
del Istmo de Tehuantepec, Oaxaca, mitificado como
ejemplo de aceptación del homosexual en el mundo in-
La Congelada de Uva en El planeta de los pendejos, Ex Teresa, Arte Actu- dígena mexicano. Avendaño presenta una realidad más
al (Ciudad de México, 2001). Foto cortesía de la artista.
compleja en un performance en el que el muxe transita
entre la utopía de la aceptación total y el dolor de ver-
del coito desde la mirada masculina, el posporno recla- se encadenado a un rol estereotipadamente femenino
ma el derecho de la mujer y de las personas sexodiver- sin posibilidad de gozar una vida erótica plena. Actúa
sas a gozar de su cuerpo erotizado. Pero no solo eso. su “muxeidad” mediante un ritual de celebración y duelo
Como señala Roberto Echevarren, el posporno introdu- en el que realiza una intervención performática queer
ce un giro político al promover un activismo a favor de en el repertorio del imaginario nacional de “la tehuana”,
la disidencia sexual: mujer zapoteca idealizada como símbolo de tradición
ancestral.50
El post porno enfatiza la mayor tolerancia hacia los
tipos de cuerpo alternativos y las identificaciones
diferenciales, visiones de sexo y activismo punk. (…)
En vez de aparecer como una división binaria entre
hombre y mujer, el género, en el porno queer, se
vuelve fluido, ambiguo y sagaz (Echevarren, 2009)

El impulso posporno y queer ha sido retomado con


nuevos bríos por Lukas Avendaño y Felipe Osornio, 50 La noción de “intervención performática queer” se basa en el estudio
que hace la investigadora chicana Laura Gutiérrez de las estrategias
“Lechedevirgen Trimegisto”, dos jóvenes performers artísticas de Astrid Hadad, Minerva Cuevas y Nao Bustamante, entre otras,
que provienen de ámbitos fuera de la metrópolis cen- en su libro Performing Mexicanidad. Vendidas y Cabareteras on the Transna-
tional Stage. Austin: University of Texas Press, 2010.
tralista –el primero nacido en 1977 en Tehuantepec,

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Lukas Avendaño en Réquiem para un aclaraván (función en la Universidad una etnicidad híbrida en el marco de un performance
Veracruzana, 2012). Fotos de Luis Yamá.
liminal que oscila entre la danza, el teatro, la instalación
y el arte acción.51
Réquiem para un alcaraván es, a decir de Avenda-
Este año Avendaño y Felipe Osornio unieron ta-
ño, una “danza performativa” que presenta los “ritos de
lentos en Amarranavajas, un performance “mano a mano”
paso femeninos” propios de la cultura del Istmo de
presentado el 10 de agosto de 2014 en la Honorable
Tehuantepec. El giro particular que le imprime Avendaño
Casa Nacional del Estudiante, en el centro histórico de
a la obra es que estos ritos femeninos son realizados
la Ciudad de México. La sede de este singular trabajo es
por un hombre o, como indica en su programa de mano,
significativa, ya que se trata de un albergue estudiantil
un “hombre-mujer”. Consiste en una secuencia de es-
inaugurado en 1910 –en los albores de la Revolución
cenas o cuadros en los que lo vemos transitar de un
Mexicana– para hospedar a estudiantes universitarios
vestuario a otro, interpretando danzas tradicionales
de bajos recursos provenientes del interior de la repú-
propias del universo ritual de la mujer istmeña: la boda,
blica. El edificio histórico se encuentra escondido de-
la mayordomía, la curandera, la danza del alcaraván y
trás de un tianguis del legendario barrio de La Merced;
el luto. ¿En qué consiste el aspecto “performático” de
su estructura luce algo descuidada, pero se percibe la
la obra? Para empezar, está la presencia escénica del
efervescencia de un proyecto actualmente administra-
cuerpo de Avendaño, ataviado con vestimentas tradi-
do de manera colectiva por los mismos estudiantes. En
cionales femeninas, pero sin el huipil que normalmente
el camino al recinto esa noche lluviosa me encontré de
debe usarse, por lo que vemos su torso masculino al
casualidad con Guillermo Gómez-Peña, de pie frente a
desnudo. El público recibe una fuerte imagen, mitad mu-
la Catedral Metropolitana, como si de un performance
jer, mitad hombre, cuyos gestos gráciles denotan femi-
se tratara, aunque en realidad esperaba a una amiga
nidad. Estamos ante la representaXión de un ser ‘trans’
para dirigirse al mismo lugar. En la entrada de la Casa del
que existe en los intersticios de los géneros. El artista
Estudiante, esperando entre el público a que se abrieran
se autorrepresenta a la vez que interviene en represen-
taciones preexistentes de la mujer y la cultura zapoteca.
51 Ver mi artículo “RepresentaXión de un muxe: la identidad
En los ritos de paso por los que nos invita a transitar,
performática de Lukas Avendaño”, Latin American Theatre Review, 48.1,
Avendaño corporiza una identidad sexual andrógina y Otoño/Fall 2014.

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las puertas, estaban dos importantes figuras del per- Sus acciones eran silenciosas pero elocuentes,
formance mexicano: Eugenia Chellet y Pancho López; de cadencia ritual, las imágenes que construía me re-
también llegaron Rían Lozano y Diana J. Torres, esta últi- cordaron a los cristos ensangrentados de las iglesias
ma performer española y autora del polémico libro Porno- barrocas mexicanas, y en efecto el discurso del texto
terrorismo. Todos/as asistíamos como peregrinos/as a leído evoca una religiosidad subalterna.
un templo en el que se oficiaría una misa queer a cargo
de una nueva generación de artistas que le devuelven al Soy puñal por la cruz que cargo, por las siete
performance mexicano su potencial subversivo. espadas que le atraviesan el corazón a la virgen
El escenario de la obra fue el patio central de dolorosa, la misma que vi cuando niño, en misa de
la Casa, un espacio circular (en realidad, poligonal) de 11, obligado por mis padres a escuchar que iría
unos 12 metros de diámetro en torno al cual se elevan al infierno, mientras me aterraban las imágenes
los tres pisos del edificio. La arquitectura me recordó sangrientas y brutales de mártires de madera,
al panóptico del que habla Foucault, desde el cual se ánimas benditas del purgatorio, cristos negros
puede vigilar a los prisioneros de una cárcel. El efecto, con pies podridos encapsulados en féretros de
me pareció, era muy apropiado para una acción en la cristal como Blancanieves, espaldas abiertas al
que veríamos a dos sujetos ‘anormales’ trabajar sus látigo, costillas expuestas, agua bendita, pan de los
manifiestos performáticos. Los espectadores testigos domingos.54
–alrededor de 100 personas– nos dispusimos senta-
dos sobre el piso o de pie en torno a una tarima sobre En una etapa de su acción, vimos a Osornio
la cual actuaron los artistas. completamente desnudo salvo por unas botas deco-
Según un enunciado de los creadores, el perfor- radas con la imagen del ‘ánima sola del purgatorio’. Se
mance está pensado “como un mano a mano simultáneo amarró en sus testículos unos pedazos de carne cruda
entre ambos artistas en una semántica decolonial-cuir, que parecían ser testículos de toro, y al ritmo de músi-
a partir de sus propias adaptaciones del texto “Pensa- ca electrónica los hizo mecer entre sus piernas en un
miento Puñal”.52 La referencia es a un escrito de Osornio, vaivén evidentemente doloroso.
en el que con un lenguaje de poética desencarnada ma-
nifiesta su identidad “puñal”, herida, abyecta, chamánica,
política.53 Es a partir de este manifiesto que Osornio y
Avendaño presentaron una obra que cuestiona la hete-
ronormatividad que obliga a los varones a conformarse
con una masculinidad hegemónica y autoritaria.
Primero vimos a Lechedevirgen aparecer con
una suerte de diadema en la frente, confeccionada con
agujas de jeringa que penetraban su piel. El artista tomó
una foto de lo que supuse era él de niño, y al destapar
la base de las agujas, dejó que las gotas de sangre
cayeran sobre la imagen. Bajo la luz cenital, el rostro de
Osornio lucía rasgos marcadamente indígenas, así como
una masculinidad simultáneamente orgullosa y frágil. Su
voz en off pronunciaba pasajes de “Pensamiento Puñal”:
Aspectos del performance Amarranavajas, de Lukas Avendaño y Felipe
Osornio (Ciudad de México, 2014). Fotos de Herani Enríquez Amaya
Hablo para aquellxs que un mal día se dieron
cuenta que llevan cara de indio, tez de estiércol,
lxs que odiaron su cuerpo, para lxs pocohombres, El texto de “Pensamiento Puñal” rinde doloroso
lxs mariachis, lxs que constituyen un atentado a la homenaje no sólo a gays, lesbianas y transexuales,
masculinidad hegemónica, directa o indirectamente, sino a toda persona que por su piel morena o clase
lxs que son culpables de lo que no cometieron, social subalterna es etiquetada de criminal.
culpables de llevar el pecado en la carne y vivir la
penitencia. Soy puñal por lo pagano, por las limpias, porque
como las balas rezadas nunca fallo, con bigote
satánico tupido y enroscado entre mis dedos, estoy

52 “Presentarán performance Amarranavajas en Casa del Estudiante”,


Redacción del portal Izq.mx, 5 de agosto de 2014.
54 “Pensamiento Puñal”, se puede leer en el blog de Lechedevirgen Trimeg-
53 En México el término “puñal” es un mote despectivo hacia el homosex- isto: http://pensamientopunal.tumblr.com/. También fue publicado en el
ual, quizás alusivo al pánico que causa en el varón heterosexual el ‘peligro’ más reciente número de la revista Tramoya de la Universidad Veracruzana,
de ser ‘apuñalado’ sexualmente por otro hombre. dedicado al teatro queer latinoamericano (núm. 120, Jul/Sep. 2014).

– 50 –
maldito, tengo el cuerpo demonizado, encarno el por la fiesta de pueblo, por el Pandemonio, la
fenotipo latino del delincuente, del coyote, del sicario, Hecatombe, por la santa triada del humor, el
del traficante, del brasero, del criminal, del vendedor terror y la euforia. Porque estoy al sur, porque así
de piratería, del narcomenudista, del indocumentado, emigran las aves, porque mis performances son
del albañil, del desempleado, del drogadicto, del performans, porque Queer, aquí es Cuir, y entonces
judas, del traidor, del chamuco, incluso del sex simbol. mis performans son Viacrusis, Cuirformans: Auto-
Custodio la entrada al infierno de cuerpos raros, apocalipsis: hacia una Mística Cuir.
diferentes. Dantesco, luciferino, Infrarrealista para
‘volarle la tapa de los sesos a la cultura oficial’. El Eventualmente, Osornio y Avendaño se acercan
Diablito ¡Lotería! y miran cara a cara. Tras una estilizada coreografía en la
que lucharon con cuchillos, se tomaron de la mano y se
Tras las acciones de “Lechedevirgen Trimegisto” retiraron del escenario hacia un largo pasillo por el cual
vimos a Lukas Avendaño, quien durante ese tiempo se caminaron pausadamente hacia una intensa luz blanca
había mantenido agazapado en la otra orilla de la tari- que brillaba al fondo. Los testigos los vimos alejarse, cual
ma. Avendaño se levantó para desplegar un cuerpo de cómplices o amantes insurrectos de una guerrilla queer
impresionante construcción simbólica. Teníamos ante en busca de otra oportunidad para manifestarse.
nosotros a una suerte de apache ‘trans’, desnudo, salvo Este acto poético y corporal se realizó en un
por un elaborado taparrabos de telas atadas de color trabajo conmovedor por su honestidad y cruda belleza.
carmesí que descendían desde sus genitales, y unas El performance pone en escena una narrativa poética
llamativas botas rojas de tacón alto. El look dominatrix y corporal que visibiliza las subjetividades marginadas
se completó con sendos fuetes que cargaba con ambas por sus condiciones de clase social, identificación ét-
manos. Su rostro estaba pintado de blanco y su cabelle- nica y sexo-genérica. Se trata de un pronunciamiento
ra atada hacia arriba lucía un tocado hecho de brillantes performativo en el sentido de que afirma y empodera
plumas negras. Su cuerpo lampiño lucía una esbelta identidades ‘trans’, incómodas para el Estado pa-
musculatura que emanaba carga erótica, acentuada por triarcal porque su cualidad liminal las hace difíciles de
las tonalidades rojizas de sus accesorios y la coreogra- vigilar y controlar.
fía entre sensual y desafiante que siguió. A diferencia Amarranavajas fue un acto poético y corporal en
de Osornio, cuyos gestos denotaban vulnerabilidad, un emblemático recinto estudiantil, gestionado colec-
Avendaño se movía con la gracia de un experto bailarín, tivamente por jóvenes que apuestan por el arte como
y pronunciaba con potente voz otros pasajes de Pensa- una ceremonia transformadora, y un rito con pertinen-
miento Puñal, intercalados con textos propios: cia política, ya que congrega a testigos y cómplices en
torno a un acontecimiento casi clandestino pero que
Soy puñal porque estoy infiltrado, porque soy resuena más allá de su espacio inmediato.
terrorista, porque trafico armas con mi cuerpo, El trabajo de Avendaño y Osornio proyecta un
porque lo vendo, porque lo rento, porque ya lo dice eros politizado que puede funcionar como antídoto para
el viejo proverbio, “un vaso de agua y una mamada el thanatos que permea hoy día a nuestro herido país.
a nadie se le niega”, como primer principio de la La escritora y poeta afroamericana Audre Lorde escri-
caridad. Soy una bomba resistiendo la ocupación de bió sobre el poder de lo erótico y la necesidad de que
mi cuerpo, soy un kamikaze travestido de artista, la mujer (y para el caso cualquier sujeto que sufre mar-
pugno por la recuperación de la comunalidad de mi ginación) se reapropie de lo erótico como ejercicio no
cuerpo y de mi territorio… sólo de placer sexual, sino de gozo ante la vida y ante
quienes nos rodean. Lo erótico para Lorde tiene dimen-
Es así como el discurso se eleva sobre la abyec- siones políticas y epistemológicas, ya que contribuye al
ción dolorosa para apuntar hacia una posibilidad de empoderamiento de la mujer a la vez que posibilita una
empoderamiento queer por medio de la magia pánica, en aprehensión sensual del conocimiento:
alusión a los manifiestos de Fernando Arrabal y Alejandro
Jodorowsky: La palabra erótico proviene de la palabra griega eros, la
personificación del amor en todos los aspectos, nacida
Soy puñal alquímico, por ser forjado entre la política del Caos y que encarna el poder creativo y la armonía.
y la magia. Por el acto colectivo del desgarramiento Cuando hablo de lo erótico, pues, hablo de ello como
ritual, por la transmutación de los metales: sube afirmación de la fuerza vital de las mujeres, de la energía
y baja la navaja, por el cuerpo como máquina creativa llena de poder; del conocimiento y de su uso,
experimental y la experiencia pánica de lo irracional, que estamos reclamando ahora en nuestra lengua,
como al cortarme el brazo y ver mi tejido adiposo. nuestra historia, nuestra danza, nuestro amor, nuestro
Por el epifenómeno y la serendipia. Por lo afirmativo, trabajo, nuestras vidas.(Lorde, 1984)

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Lo erótico también es un ejercicio lúdico, como
bien ha demostrado la performatividad travesti de los
muxes juchitecos, o el cabaret de Jesusa Rodríguez, Tito
Vasconcelos y Las Reinas Chulas. La representaXión
travesti desconstruye con más eficacia –y elegancia–
gracias a su manejo del albur, el relajo y del humor irónico.
En tiempos de catástrofe, un poco de lápiz labial ayuda a
enfrentar la adversidad con buena cara, tal como planteó
Carlos Monsiváis en su libro póstumo Apocalipstick, que
abre con el discurso de un merolico que vende “pintala-
bios” en vísperas de la destrucción terrestre a causa de
un drástico cambio climático: “Acudan al fin de la especie
con labios flamígeros, los propios del beso de la despedi-
da” (Monsiváis, 2009).
El teatro y el performance han llegado a su fin; a
las fronteras epidérmicas de nuestros cuerpos, donde se
entrecruzan para generar simulaciones provocadoras y
cuestionadoras. A pesar de aquellas voces empeñadas
en declarar que el performance es un oficio inconse-
cuente,55 y de que su creciente institucionalización ame-
naza con robarle su vital peligrosidad, existen artistas y
espectadores para los cuales sigue siendo un vehículo
privilegiado para sacudir los regímenes hegemónicos de
representación, por medio del arte de la representaXión.

Lukas Avendaño en Amarranavajas (Ciudad de México, 2014). Foto de Ana


María Argedo.

55 Léase, por ejemplo, “Contra el performance”, por Avelina Lésper, en el


sitio web de El Malpensante. http://elmalpensante.com/articulo/2854/con-
tra_el_performance.

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