Professional Documents
Culture Documents
La Tierra de Israel fue sumamente disputada por los antiguos imperios, debido en gran parte
a su ubicación geográfica. Estaba en medio de dos grandes rutas comerciales: Egipto y
Mesopotamia, Arabia y Asia menor. Alejandro Magno derrotó a los persas y luego se adueñó de
Palestina. Tras su muerte (323 a. C.) Ptolomeo I se posesiona de Egipto, Seleuco I se adueña de
Asiria y nuevamente Palestina queda en discordia, siguiendo la corriente ideológica de Alejandro,
que era de unir a toda la humanidad bajo una misma civilización de tonalidad marcadamente griega
(fusión denominada Helenismo). Esta fusión combinaba elementos griegos con otros tomados de las
civilizaciones conquistadas, aun variando de región en región, esta situación le dio una unidad a la
cuenca del Mediterráneo, que serviría a la expansión del imperio romano y al cristianismo o
predicación del evangelio. Para los judíos el helenismo era una amenaza para su religión, pues la
filosofía helenística era materialista, y su presión era constante pero la fidelidad de los judíos a su
Dios y a sus tradiciones también, esta configuración provocó de manera paulatina una alta de
tensión que desató una rebelión por una parte de los judíos macabeos, quienes se rebelaron contra
el helenismo de los seléucidas, quienes pretendían imponer sus ideales; más tarde en la historia se
presenta el romano Pompeyo en el 63 a. C. quien toma Palestina deponiendo al último de los
macabeos Aristóbulo II, esta situación de conquista fue diferente, pues la política romana era
tolerante a la religión y las costumbres de los pueblos conquistados, tenían como gobernador a
Herodes I quién no dejo de insistir en lo posible por introducir el helenismo, a tal grado que intentó
colocar un águila en la entrada del Templo de Jerusalén, lo cual provocó una rebelión nuevamente,
que se sofocó con dos mil crucifixiones, según Gamaliel en Hechos 5:37; durante este tiempo
existían grupos religiosos los cuales eran los fariseos que eran un partido del pueblo y no gozaban
de las ventajas materiales que otorgaban el régimen romano y el helenismo, también velaban por
cumplir la ley en los momentos difíciles, creían en la resurrección y en la existencia de los ángeles,
mientras que los saduceos eran el partido de la aristocracia, cuyos intereses le llevaban a colaborar
con el régimen, eran aristócratas y conservadores, no creían en la resurrección ni en los ángeles, y
por ultimo estaban los llamados zelotes eran el partido que se oponían tenazmente al régimen
romano, y siguió existiendo aún después de las atroces sucesos de muerte que habían sucedido en
aquel entonces.
En este ultimo esquema, nace nuestro Señor Jesucristo en el pueblo de Belén de acuerdo a
la profecía en Miqueas 5:2, y las narraciones en el evangelio de Mateo 2:1 y de Lucas 2:4-7
quienes narran como fue el nacimiento del Señor. De acuerdo lo que esta expuesto en los
evangelios nombrados, Jesucristo nació bajo el gobierno del emperador romano Augusto Cesar y el
reinado de Herodes I el grande.
Después de su resurrección, Jesús apareció a sus discípulos y los instruyó por 40 días,
después de los cuales ascendió al cielo. Mientras estaba con ellos, les ordenó: “No se alejen de
Jerusalén, sino esperen la promesa del Padre, de la cual les he hablado: Juan bautizó con agua,
pero dentro de pocos días ustedes serán bautizados con el Espíritu Santo” (Hechos 1:4, 5). Ese
primer bautismo con el Espíritu Santo sería el nacimiento de la iglesia. Las palabras de Jesús fueron
cumplidas en el día de Pentecostés.
Estaban todos juntos en el mismo lugar. De repente vino del cielo un ruido, semejante aun
viento impetuoso, y llenó toda la casa donde se encontraban. Entonces aparecieron lenguas como
de fuego, que se repartían y se posaban sobre cada uno de ellos. Todos quedaban llenos del
Espíritu Santo y comenzaron a hablar en lenguas extrañas, según el Espíritu Santo los movía a
expresarse.
Se hallaban por entonces en Jerusalén judíos piadosos venidos de todas las naciones de la
tierra. Al oír el ruido, acudieron en masa y quedaron estupefactos, porque cada uno los oía hablar en
su propia lengua. Todos, atónitos y admirados, decían: ¿No son galileos todos los que hablan?
Entonces, ¿cómo es que cada uno de nosotros los oímos hablar en nuestra lengua materna? Partos,
medos, elamitas y los que viven en Mesopotamia, Judea y Capadocia, el Ponto y Asia, Frigia y
Panfilia, Egipto y la parte de Libia que limita con Cirene, los forasteros romanos, judíos y prosélitos,
cretenses y árabes, todos los oímos proclamar en nuestras lenguas las grandezas de Dios.
El apóstol Pedro predicó su primer sermón diciéndoles: “Sepa, pues, ciertísimamente toda la
casa de Israel, que a este Jesús a quien vosotros crucificasteis, Dios le ha hecho Señor y Cristo.
Al oír esto, se compungieron de corazón, y dijeron a Pedro y a los Apóstoles: Varones
hermanos, ¿Qué Haremos? Pedro les dijo: Arrepentíos, y bautícese cada uno de vosotros en el
nombre de Jesucristo para perdón de los pecados; y recibiréis el don del Espíritu Santo. Porque para
vosotros es la promesa, y para nuestros hijos, y para todos los que están lejos; para cuantos el
Señor nuestro Dios llamare. Y con otras muchas palabras testificaba y les exhortaba, diciendo: Sed
salvos de esta perversa generación. Así que, los que recibieron su palabra fueron bautizados; y se
añadieron aquel día como tres mil personal. Y perseveraban en la doctrina de los apóstoles, en la
comunión unos con otros, en el partimiento del pan y en las oraciones.” (Hechos: 2.36-42.).
Surge incipiente la jerarquía en cada nueva comunidad: un Obispo, varios sacerdotes y los
diáconos que le ayudan en la administración de bienes comunes, distribución de limosnas, auxilio a
las viudas, huérfanos, pobres y enfermos. El joven diácono Esteban fue el protomártir del
cristianismo; pagó su ardor con la vida. Acusado ante el Sanedrín de haber pronunciado palabras
contrarias al espíritu de la Ley mosaica y de haber vaticinado la destrucción del Templo de
Jerusalén, fue apedreado (33 d.C.) por el pueblo ante las murallas de la ciudad.
Con esto se inicia una persecución contra la Iglesia de Jerusalén. Varios cristianos
marcharon de la ciudad. El diácono Felipe predicó con éxito en Samaria para centrar luego su
apostolado en Cesarea. Otros lo hicieron en Judea. Y otros empezaron a evangelizar a los gentiles.
La tradición eclesiástica invocaba, desde muy antiguo, la llegada del apóstol Pedro a Roma (
43 d.C.), la creación temprana de la Iglesia de la capital del orbe, las discusiones que provocó en la
colonia judía y que motivaron en el 49 un decreto de expulsión de los judíos, el regreso hacia el 58 y
la redacción desde Roma de la primera epístola dirigida por Pedro a las comunidades de Asia
Menor. En Roma halló Pedro la muerte, en la persecución del año 67, pereciendo crucificado cabeza
abajo, en la arena del circo de Nerón que se alzaba en el montículo Vaticano.
A fines del siglo primero, se escribió la doctrina de los doce apóstoles, compendio surgido de
las zonas de Siria, Palestina o Egipto, compuesto en griego y vertido al latín y al árabe. Es la primera
colección de derecho canónico y contiene datos exclusivos sobre las primeras comunidades.
Hacia el año 62, el sumo sacerdote del judaísmo, Aniano, hizo prender al apóstol Santiago,
que regía la iglesia de Jerusalén, y le ajustició. Uno de sus hermanos, Simón, fue llamado a
sucederle, pero la situación política de Palestina se agravaba y los conflictos internos del hebraísmo
eran cada día mayores. De los apóstoles vivía tan sólo Juan, el evangelista, que se había trasladado
a Éfeso, iglesia madre de muchas de Asia Menor y Gracia, donde se manifestaban brotes gnósticos.
El emperador Vespaciano no molestó a los cristianos y el cristianismo siguió extendiéndose,
hasta que, en el año 90, Domiciano inició una nueva persecución. Juan fue llevado primero a Roma
y desterrado luego a la isla de Patmos, donde escribió el "Apocalipsis" y algunas de sus cartas. Bajo
el imperio de Nerva, de quien dice su biógrafo Xifilino que no permitió que se acusase a nadie por
haber observado las ceremonias de la religión judaica o haber descuidado el culto de los dioses,
pudo regresar Juan a Éfeso, y pocos años después falleció, de edad muy avanzada. Con su muerte
concluye la etapa apostólica.
De claro origen cristiano eran: el pez, símbolo de "Jesucristo Hijo de Dios, Salvador" (las
siglas o letras iníciales de las palabras que forman en griego esta frase, son las letras de la palabra
que significaba "pez", en la misma lengua). El cordero, símbolo del sacrificio de Cristo y su victoria, y
el Buen Pastor, símbolo de Jesucristo. Algunos símbolos eran de tema histórico - bíblico, como el
sacrificio de Abraham, que se utilizaba para representar el sacrificio de la Cruz; Adán y Eva, imagen
de Jesucristo, nuevo Adán que reparó el pecado; el Arca de Noé, imagen de la Iglesia, etc. A veces
se utilizaban también escenas alegóricas, como las de la viña, el convivio o cena, las vírgenes
prudentes y las imprudentes de la parábola, etc.
4ta Etapa: La Era Post- Apostólica (100 – 313 d.C)
En esta era el cristianismo era considerado una secta minúscula por el Imperio Romano
llegó a tener tanto impacto e influencia al punto de ser perseguidos los creyentes, hasta que el
cristianismo fue vencedor, que el Imperio buscó alianza con él y que el ser ciudadano romano vino
casi a ser idéntico a ser cristiano. El cristianismo no solo fue atacado desde afuera sino también
desde dentro del seno de la iglesia. Surgieron pensamientos filosóficos y teológicos que atentaban
contra el avance, la unidad y la pureza de la verdad.
El gnosticismo: Era una filosofía pagano – cristiana muy peligrosa que pretendía basarse en el
conocimiento pero no en el sentido común de la palabra. Decían que el hombre para ser salvo debe
librarse de la servidumbre a este mundo visible y sus gobernantes; y el medio para esta liberación
es el conocimiento (gnosis). Además los gnósticos negaban la humanidad real de Jesús.
El Marcionismo: Condenó al Dios del Antiguo Testamento por considerarlo injusto, negaban la
encarnación, la creación, la resurrección final y el juicio final. Jesús no nació de María sino que
apareció repentinamente como un hombre maduro en época del emperador Tiberio.
El Docetismo: Cristo no tenía un cuerpo verdadero, era solamente algo ilusorio. Cristo era un
fantasma que parecía ser hombre.
El Ebionismo: Trató de revivir el judaísmo en el cristianismo, ellos insistían en la obediencia la ley
mosaica la cual era requisito indispensable para la salvación. Jesús vino a ser divino hasta el
momento de ser bautizado.
El Montanismo: Los montanistas creían en reactivar los dones espirituales apostólicos y resucitar a
los muertos, Montano era el Espíritu Santo que estaba dando nueva revelación, Cristo regresaría
inmediatamente a instituir su reino en Frigia, hablar en lenguas era una experiencia normal para
todos los cristianos.
El Maniqueísmo: Estaba conectado con el misticismo oriental. Creían que las enseñanzas de
Jesús habían sido corrompidas por los apóstoles, el cuerpo de Cristo no era verdadero, se
caracterizaban por el ascetismo (la negación del yo) por cuanto consideraban malignas las funciones
normales del cuerpo tales como el sexo y el apetito.
El Monarquianismo: Negaban la deidad de Cristo y la trinidad, Cristo era el hijo de Dios por
adopción, llegó a ser divino en el momento de su bautismo. Cristo y el Espíritu Santo no son dos
personas distintas dentro de la trinidad sino solo dos modos de existencia o dos expresiones de
Dios. El Padre, el Hijo y el Espíritu Santo son los nombres del único Dios verdadero.
El Credo de los Apóstoles: Una forma que utilizó la iglesia para defender su fe y cohesionar al
pueblo de Dios en torno al núcleo bíblico y Cristo-céntrico, el credo fue formulado en preguntas
¿Crees en Dios Padre Todopoderoso? ¿Crees en Cristo Jesús, EL Hijo de Dios, que nació del
Espíritu Santo y de María la virgen que crucificado bajo Poncio Pilatos y murió y se levantó de nuevo
al tercer día, vivo entre los muertos y ascendió al cielo y se sentó a la diestra del Padre y vendrá a
juzgar a los vivos y a los muertos? ¿Crees en el Espíritu Santo, la santa iglesia y en la resurrección
de la carne?
La Sucesión Apostólica: La autoridad de la iglesia estaba cuestionada, sobre todo la sucesión
apostólica, los herejes insistían en que las verdaderas enseñanzas de Jesús habían sido
traspasadas a través de un apóstol y que ellos eran los verdaderos depositarios de esas
enseñanzas.
5ta Etapa: La Era del Imperio Romano “Cristiano” (312 – 590 d.C.)
Concilio de Nicea (año 325 d.C.). Convocado por la autoridad del Papa San Silvestre y bajo la
ejecutoria del mismo emperador Constantino. Este Concilio condenó la herejía de Arrio que negaba
la divinidad de Jesucristo y su consubstancialidad con el Padre.
En este concilio se tomo como Decisión de que Cristo es eterno y de la misma esencia de
Dios el Padre, aunque diferente en su persona.
Concilio Primero de Constantinopla (año 381 d.C.). Según Baronio fue en el tiempo del Papa San
Dámaso, quien se ocupó de las herejías de los macedonianos, eunomianos o anomeos; sin embargo
no aporto documentos veraces para apoyar esta cronología, pues en principio original este era un
concilio de la iglesia de oriente. Para este evento se perfeccionó el símbolo niceno, que por esto lo
llamamos el credo "niceno-constantinopolitano", en donde estuvieron presentes 150 obispos
católicos y 36 obispos heréticos, y fue presidido por Melecio de Antioquía. A su muerte, por los
sucesivos Patriarcas de Constantinopla, San Gregorio Nazianzeno y Nestorio.
Este Concilio fue convocado en Mayo, 381, por el Emperador Teodosio para proporcionar
una sucesión Católica, en la sede patriarcal de Constantinopla, confirmar el símbolo de fe de Nicea,
reconciliar los simpatizantes arrianos con la Iglesia y poner fin a la herejía Macedonia.
Concilio de Cartago (año 397 d.C.).
Los concilios de la Iglesia Católica Romana, el Concilio de Hipo, en el año 393 A.D. y el
Concilio de Cartago, en el año 397 y 419 A.D., ambos en el norte de África confirmaron el canon
Alejandrino con 46 libros para el Antiguo Testamento y también fijaron el canon del Nuevo
Testamento con 27 libros.
Para reconocer los libros del Nuevo Testamento los Padres utilizaron tres criterios:
Al no satisfacer estos criterios, algunos evangelios atribuidos a los Apóstoles (ej. Ev. De Tomás,
Ev. de Pedro) fueron considerados falsos por la Iglesia y rechazados. Por otra parte fueron
aceptados libros (ej. Evangelio de San Juan y Apocalipsis) que por largo tiempo habían sido
controversiales por el atractivo que ejercen en grupos sectarios y milenaristas.
Entonces convocado por el Papa San Celestino I y presidido por el Patriarca Cirilo de
Alejandría, ese Concilio condenó la herejía cristológica y mariológica de Nestorio y proclamó la
maternidad divina de María, La Theotokos. El símbolo de Éfeso precisa que las dos naturalezas,
humana y divina de Cristo, están unidos sin confusión y por lo tanto María es verdaderamente
“Madre de Dios”.
Para el año 391 d.C. este concilio fue reunido por el emperador Teodosio II, y tuvo un
desarrollo muy accidentado, por la rivalidad entre obispos alejandrinos y antioquenos, sin embargo al
final se lograron acuerdos y se configuró una profesión de fe en la que se formulaba la doctrina de la
«unión hipostática» de las dos naturalezas en Cristo y se llamaba a María con el título de Madre de
Dios. Nestorio fue depuesto y desterrado; a pesar de todo esto los grupos de partidarios suyos
subsistieron de tal manera, que según la historia en el Cercano Oriente constituyeron una Iglesia
nestoriana que, durante muchos siglos, desarrolló una obra misional por tierras de Asia.
Las razones de la intervención de Teodosio II, vienen dadas a que en aquella época no se
entendía política imperial sin política religiosa, debido a que por juicio de la sociedad cristiano tardo-
antigua, sostenían que la buena marcha en asuntos eclesiásticos dependía el bienestar del imperio;
Teodosio II observando lo negativo de esta situación intervino para lograr la unidad de la iglesia. Las
negociaciones de paz se tomaron su tiempo para que el patriarca Juan de Antioquía entrara en
comunión con Cirilo en abril del 433, para que luego lo hicieran Teodoreto de Ciro y el resto de
obispos orientales, salvo una pequeña lista de nestorianos convencidos encabezada por Alejandro
de Hierápolis.
Bajo la autoridad del Papa San León I el Magno, este Concilio trató de las herejías de
quienes negaban a Jesucristo la naturaleza divina o la humana o las confundían, entre ellas estaba
el Nestorianismo.
El Patriarcado de Alejandría había alcanzado creciente poder en la primera mitad del siglo V
y varios de sus obispos intervinieron activamente en asuntos internos de la propia Iglesia de
Constantinopla; consecuentemente tras la muerte de Cirilo, las tendencias extremistas se
impusieron en Alejandría y la doctrina de Éfeso de las dos naturalezas en la única persona de Cristo
pareció insatisfactoria a los teólogos alejandrinos, por entender que dos naturalezas equivalía a dos
personas y terminaron afirmando que en Cristo no habría más que una naturaleza, puesto que en la
encarnación la naturaleza humana había sido absorbida por la divina.
Sin embargo, esta doctrina del Monofisismo, lejos de desaparecer, echó raíces profundas en
varias regiones de Oriente, y en particular Egipto, donde se tomó como bandera secesionista frente
al Imperio. La condena del Monofisismo fue entendida como un ataque a su Iglesia y a las
tradiciones de Atanasio y Cirilo. Un Patriarcado monofisita, que tenía tras de sí a los monjes y a la
población indígena copta, surgió en Alejandría frente al Patriarcado «melquita» o imperial.
Convocado por la autoridad del Papa Virgilio, condenó la herejía de los "tres capítulos",
confirmando la doctrina de los concilios anteriores sobre la Trinidad, la divinidad de Jesucristo y
maternidad divina de María. Condenó el Monofisismo.
Este Concilio se sucedió en Constantinopla (5 de Mayo - 2 de Junio del 553), habiendo sido
convocado por el Emperador Justiniano. Fue atendido por los Obispos Orientales; solo seis Obispos
Occidentales (África) estuvieron presentes. El presidente fue Eutiquio, Patriarca de Constantinopla.
Esta asamblea fue en realidad la última fase de un largo y violento conflicto inaugurado por el edicto
de Justiniano del 543 en contra del origenismo (P.G. LXXXVI, 945-90). El emperador estaba
persuadido que el nestorianismo continuaba fortaleciéndose con los escritos de Teodoro de
Mopsuestia (hacia el 457), Teodoreto de Ciro (hacia el 457) y de Ibas de Edesa (hacia el 457),
también de las apreciaciones personales que los dos primeros escritores eclesiásticos habían
mantenido por mucho tiempo. Los sucesos que llevaron a este Concilio serán narrados en forma
más completa, en los artículos Papa Vigilio y en TRES CAPÍTULOS; sólo se proporcionará aquí un
breve resumen.
Desde el 25 de Enero del 547, el Papa Vigilio fue detenido por la fuerza en la ciudad real,
originalmente se Había rehusado en participar en la condenación de los TRES CAPÍTULOS (esto es
una breve declaración de anatema sobre los escritos de: Teodoro de Mopsuestia, Teodoreto de Ciro;
sobre los últimos escritos de Ibas de Edesa a Maris, Obispo de Hardschir en Persia; en contra de
San Cirilo de Alejandría y el Concilio de Éfeso). Posteriormente (por su "JUDICATUM", 11 de Abril
del 548), Vigilio había condenado los TRES CAPÍTULOS (una doctrina censurable), pero
expresamente mantuvo la autoridad del Concilio de Calcedonia (451) respecto a Teodoreto e Ibas
quienes, después de la condenación de Nestorio, habían sido restablecidos en sus sedes. En
Occidente nació un fuerte descontento por este paso que parecía un debilitamiento en materias
puramente eclesiásticas ante el poder civil, y una injusticia con hombres muertos desde hacía mucho
tiempo y juzgados por Dios; para la mentalidad Occidental era muy objetable la falta de conocimiento
preciso de la situación teológica de los Griegos en ese tiempo. Como consecuencia de esto, Vigilio
había persuadido a Justiniano para devolver el documento papal antes mencionado, y proclamar una
tregua hasta que un Concilio General fuese llamado para decidir sobre estas controversias. Ambos,
el emperador y los Obispos griegos, violaron esta promesa de neutralidad; el primero en particular,
publicando (551) su famoso edicto, HOMOLOGIA TES PISTEOS, condenando de nuevo los TRES
CAPÍTULOS, y rehusándose en retirarlo.
Esta época se puede dividir en dos periodos: - eclecticismo, en que los romanos siguen
escuelas filosóficas griegas (platonismo, aristotelismo, epicureísmo, estoicismo) mezclando aspectos
de una o de otra. El sincretismo, es decir, una mezcla de elementos filosóficos y religiosos.
La religión oficial que se instaura en el Imperio Romano está compuesta por diversas
divinidades y el emperador era su máximo pontífice. Pero no satisfacía los anhelos de salvación
populares, por ello aumentaban los adeptos a las religiones místicas de oriente que contactaban
más con los deseos de salvación y con la divinidad. Pero en todas ellas se da culto a un Dios
sufriente que muere y renace a una vida inmortal. Por ello todo aspirante debía realizar una serie de
rituales.
El judaísmo es otra religión que jugaba un papel importante en esta época. Una de las
diferencias fundamentales con otras religiones era el Monoteísmo: nada más hay un Dios, Jahvé.
Jahvé es conocido porque se revela a los hombres, los hebreos: pueblo al que escoge en un
momento dado para mostrarse y a quienes habla de la tierra prometida. Esto originará la conciencia
de ser un pueblo y les cohesionará. Jahvé les da un mensaje, unas normas, unas leyes que serán
recogidas en su libro sagrado (la Biblia, escrita primero en griego). Jahvé es el amo y señor de todo.
Es la única razón de la existencia y, la forma del mundo era la de su voluntad. Ha creado este
mundo por amor (que contrasta con el intelectualismo griego).
La era de la iglesia medieval (590-800 d.C): Esta era se caracterizaba por la expansión del
cristianismo y el vencimiento del paganismo, todo gira en torno a Dios, Dios aparece en el centro del
mundo y de la vida de las personas. La Iglesia influía en todos los ámbitos de la sociedad, imponía
normas y leyes y buscaba la buena convivencia de la sociedad.
La era del sacro Imperio Romano (800-1054 d.C) : La Iglesia ocupó un lugar destacado en las
instituciones de la Edad Media. Fue la guía espiritual de la época. A pesar de su importancia, no
pudo mantenerse al margen del sistema vigente: ella también se “feudalízó, proceso que le originó
diversos dificultades. Sus altas jerarquías recibían feudos de manos de los señores nobles o del
emperador. Esto implicaba que debían rendir juramento de fidelidad y convertirse en vasallos de
personas ajenas a la Iglesia. Era corriente entonces que el emperador o los señores feudales
nombraran obispos y párrocos, y les otorgaran los bienes temporales tanto como los espirituales.
Esto originó una descentralización eclesiástica.
A estos problemas internos se sumó una serie de conflictos y controversias con el alto clero
de Bizancio. La Iglesia de Oriente tomó el nombre de ortodoxa y desconoció la autoridad del Papa.
Estos hechos sellaron la ruptura, es decir el Cisma de Oriente, la separación definitiva de la Iglesia
de Bizancio y la Iglesia romana.
La era de las cruzadas (1054 – 1305 d.C): Desde el Siglo IV en adelante, las peregrinaciones a la
Tierra Santa, Jerusalén, se hicieron populares. Miles de peregrinos acudían a visitar los lugares
santos, pero estos lugares estaban en manos de los turcos quienes ofendían y maltrataban a los
peregrinos cristianos. El decaído imperio Oriental también estuvo amenazado por los
mahometanos. El emperador Alejandro suplicó al papa Urbano II que trajera guerreros de Europa.
El espíritu libertador se despertó en las naciones de Europa Occidental para recuperar la Tierra
Santa (Palestina) del control mahometano. Para conseguir este objetivo se organizaron las
expediciones que recibieron el nombre de “Cruzadas”. La palabra “cruzada” significa “guerra de la
cruz”, por el emblema que adoptaron los soldados expedicionarios, una cruz roja sobre el pecho.
Las cruzadas ayudaron a estrechar las relaciones entre los distintos pueblos,
originaron el mutuo conocimiento, acercándolos y hermanándolos. Contribuyó el desarrollo de la
Europa de hoy. Impulso del comercio: Los productos orientales estaban en demanda. Una clase
mercantil surgió, separada de la nobleza. El poder de los nobles declinó, mientras las ciudades
crecían.
La era del renacimiento y surgimiento de las naciones (1305 – 1517 d.C): El renacimiento era un
entusiasmo primero cultural y luego lingüístico y artístico por la antigüedad clásica griega y romana,
que además asumía también sus ideas y valores, y produjo pronto una impregnación paganizante en
el modo de pensar y de vivir de ciertas gentes. Un sentido de “mundanidad laica” promovió la
primacía de la realidad temporal y de la vida terrena. La cosmovisión renacentista era
diametralmente opuesta a la medieval: frente al teocentrismo de antes, ahora el hombre fue el gran
protagonista, la medida de las cosas y el patrón de todos los valores. Se puede decir que el
Renacimiento es el ámbito cultural y vital donde florecerá tanto el humanismo como la primera
burguesía de las ciudades, los “derechos nuevos” de Vitoria, Menchaca y Suarez, así como los
movimientos místicos como reacción a una racionalización crítica de la Teología nominalista.
La reforma doctrinal llegó a un nivel que no había alcanzado antes. Había habido muchos
intentos, con Lutero hubo un principio, un comienzo verdadero. En 1505 de pronto decidió ingresar a
un monasterio, fue un monje ejemplar y sumamente religioso. Martín Lutero fue el gran impulsor de
la reforma de la Iglesia, considera que la ostentación y el lujo de la Iglesia y del papado están en
contra del mensaje evangélico. Su conflicto con el papado se concreta en la crisis de las
indulgencias. En 1514 León X, quiere recaudar dinero para la construcción del Vaticano y la basílica
de San Pedro. Para ello vende bulas e indulgencias. Ante esta actitud de la Iglesia, Lutero comienza
a predicar en contra de la ostentación del lujo. Esto le vale muchos enfrentamientos con la jerarquía
y el Vaticano, que culminan en 1517, año en que publica sus 95 tesis; que pone en la puerta de su
parroquia en Wittenberg. En ellas condena el proceso de enriquecimiento de la Iglesia, formula un
nuevo concepto del pecado, y considera que el jefe de la Iglesia debe ser Cristo y no el papa. Lutero
considera que la Salvación sólo se consigue a través de la Fe.
Los luteranos: Los luteranos creen en la doctrina de la Santísima Trinidad; creen también en el
cielo y el infierno, como los lugares y estados finales de quienes mueren en Cristo y de quienes
mueren sin el perdón de sus pecados. El luteranismo se extendió en toda Alemania, Polonia,
Hungría, Dinamarca, Suecia, Inglaterra y Suiza Lutero atacó la esencia del sistema católico aunque
en la práctica siguió utilizando algunas formas de ellas como: las velas, indumentarias, bautismo de
infante y la transubstanciación.
El Anglicanismo: el anglicanismo nace en Inglaterra en 1539, por decreto del rey Enrique VIII que
ordena a su país separarse de la obediencia religiosa al papado romano. Se sembraron principios
protestantes del calvinismo. También hubo dos grupos por establecer la forma de gobierno
presbiteriano (puritanos independientes).
8va Etapa: La Era del Racionalismo y del Avivamiento (1748 – 1789 d.C)
Muchos cambios se suscitan en esta era. Del énfasis institucional de la iglesia católica se
pasa al énfasis individual. Del fundamento de la fe para toda la vida se pasa al fundamento de la
razón y la ciencia, cuestionando los valores absolutos. Debido a esto se desarrolla la filosofía
racional donde ya no se buscaba la explicación de Dios sobre postulados de fe bíblica sino en
términos de filosofía racional, donde se coloca a Dios entre los límites de la naturaleza humana.
En esta etapa surgieron diferentes corrientes filosóficas, como fue el deísmo, esta fue una
filosofía precursora del racionalismo, la cual sustenta que Dios croé al mundo, lo sujetó a las leyes
naturales, lo echó andar como a un reloj y se sentó para verlo marchar. Otra corriente filosófica que
surgió fue el Pietismo, estos insistían en el ministerio de la enseñanza del Espíritu Santo en el
creyente; así como también organizaban grupos de oración y compañerismo e insistían en la
importancia de la iglesia local como una reunión voluntaria de creyentes en comunión.
En esta era los avivamientos buscaban la purificación personal de los creyentes, lo que
motivó a la conformación de varios grupos religiosos como fue el movimiento Cuáquero, los cuales
rechazaban la iglesia organizada y a la biblia como una revelación. Rechazaron la adoración formal,
los canticos, el bautismo y la cena del Señor, promoviendo la moral, la verdadera preocupación por
los demás y la compasión social.
9na Etapa: La Era del Liberalismo, el Progreso y las Misiones (1789 – 1914 d.C)
Esta era está marcada por el progreso cultural, social, científico y económico debido a la
Revolución Industrial. El comerció dejó de estar basado en la agricultura para cimentarse en la
industria manufacturera. Luego del surgimiento de la maquina a vapor por James Watt (1736 – 1819
d.C) se produjeron cambios en la vida de las personas dejando el campo para irse a las ciudades en
busca de mejoras condiciones de vida. Una clase de personas se enriqueció a costa del trabajo de
los menos favorecidos y se enfatizó una desigualdad social surgiendo el capitalismo. En este
ambiente capitalista surgieron otros enfoques económicos y políticos opuestos al capitalismo como
fue el socialismo y el comunismo. El socialismo promueve al Estado como dueño de las
propiedades y negocios y el comunismo es una forma avanzada del socialismo donde no existe el
estado y todo pertenece a la comunidad sin clases sociales.
10ma Etapa: La Era de las Modernas Ideologías, del Humanismo y del Secularismo (1914 –
1995 d.C):
- En esta era se dio la Primera Guerra Mundial (1939 – 1945), que amenazaron con destruir
la humanidad.