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4 La enseñanza de las estrategias de comprensión lectora

Lic. ESTEFANIA BARRANTES

¿Qué podemos hacer para facilitar que se lea más, y sobre todo, que se lea comprendiendo mejor lo
que se lee? (Pérez 2012). A pesar de los cambios positivos percibidos en el sector educación que
derivan de las relaciones horizontales y menos autoritarias, sigue presente un problema altamente
preocupante: la comprensión. Formar personas autónomas en sus criterios intelectuales y morales y
capaces de producir soluciones innovadoras a los problemas difíciles, requiere de prácticas
pedagógicas diferentes y centradas en el desarrollo primordial de la comprensión (Escobedo et al.
2004). Comprender un texto, poder interpretarlo y utilizarlo, es condición esencial para enfrentar
no solo la vida escolar con éxito, sino desempeñarse en las sociedades letradas (Gallart 1987).

¿Qué son las estrategias de comprensión lectora?

Son procedimientos de carácter elevado, que implican la presencia de objetivos que cumplir, la
planificación de las acciones que se desencadenan para lograrlos, así como su evaluación y posible
cambio (Solé 1997); procedimientos superiores que controlan y regulan la actividad o tarea
educativa (Ferrer et al. 2011). Son, además, herramientas psicológicas que facilitan a los
estudiantes el proceso transaccional lector. Esto significa que están gestionados y supervisados
intencionalmente por el lector bajo el control de la metacognición y con el propósito de alcanzar
una meta (Pérez 2012). Hablamos de un «estado estratégico», caracterizado por la necesidad de
aprender, de resolver dudas y ambigüedades de forma planificada y deliberada, y que nos hace ser
conscientes de nuestra propia comprensión. Su objetivo principal: hacer lectores autónomos (Solé
1997). Una persona es estratégica cuando sabe planificar, supervisar y evaluar su aprendizaje,
teniendo en cuenta qué técnicas emplear, cuándo y cómo, por qué y cómo aplicarlas a determinados
contenidos (Morales & Baena 2015).

Las estrategias metacognitivas son procedimientos que permiten al lector fijar objetivos, planificar,
controlar y resolver problemas. Dirigen, además, las llamadas estrategias cognitivas a través de las
que se establecen las relaciones entre la información textual y la que el lector tiene almacenada en
forma de esquemas mentales. En cambio, las estrategias cognitivas son técnicas más o menos
conscientes y flexibles que se aplican y adaptan a cada tarea, a cada clase de texto y a cada
secuencia textual (Elena 2011). Ambas preparan para la lectura, facilitan su comprensión y
reafirman el conocimiento adquirido (Morales & Baena 2015).
ESTRATEGIAS PARA LA
COMPRENSION
COGNITIVAS
METACOGNITIV
Integra Integra
procesos procesos

- Activación de conocimientos
Reconocimiento y comprensión
Antes de la previos.
de palabras
lectura - Detectar tipo de discurso
- Determinar la finalidad
Interpretación de frases y - Anticipar el contenido, etc.
párrafos
- Reconocimiento de estructuras
Comprensión cabal del texto textuales
Durante la
- Construir representaciones
lectura
mentales
Uso del conocimiento - Supervisión

- Control del nivel de


comprensión.
Después de
- Elaboración de representación
la lectura
global
- Procesos de transferencia
Figura 2.4.1. Estrategias para la comprensión de textos.

Las estrategias para la comprensión de textos incluyen las cognitivas y las metacognitivas
necesarias para el lector estratégico. Por una parte, las estrategias cognitivas se refieren a procesos
dinámicos y constructivos que integran procesos de comprensión para reconocer y comprender
palabras; interpretar frases y párrafos; comprender bien el texto y compartir y usar el conocimiento.
Por otra parte, las estrategias metacognitivas se clasifican según el momento de uso: antes de
iniciar la lectura para generar en el lector la activación de conocimientos previos, detectar el tipo de
discurso, determinar la finalidad de la lectura y anticipar el contenido textual; durante la lectura
para reconocer las distintas estructuras textuales, construir una representación mental del texto
escrito y supervisar el proceso lector; y después de la lectura para controlar el nivel de comprensión
alcanzado, corregir errores de comprensión, elaborar un representación global (Figura 2).
¿Cómo enseñar comprensión lectora?

Probablemente todos coincidimos en reconocer la lectura como una actividad motivadora,


orientada a una meta y cuyo resultado depende, por tanto, de la interacción entre las caracterícticas
del texto y la actividad del lector (Tapia 2005). Esto significa que, leer es establecer un diálogo con
el autor, comprender sus pensamientos, descubrir sus propósitos, hacerle preguntas y tratar de
hallar las respuestas en el texto (Millán & Rosa 2010). Implica un proceso constante de elaboración
y verificación de hipótesis (Sanchez 1999).

El lector construye o reconstruye el significado del texto, a través de las relaciones que establece
entre este, su experiencia y su bagaje de conocimientos. Este modo de abordar el proceso de la
lectura es el que hay que propiciar en el trabajo escolar. Primero, tratar la lectura como producto
que depende de la oralización del texto (Decodificación). Segundo, tratarla como proceso
constructivo, cognitivo e interactivo que depende del lector (comprensión de la lectura) (Millán &
Rosa 2010). Hoy nadie duda ya acerca de que leer es un proceso interactivo que tiene la finalidad
de interpretar el contenido textual (Tapia 2005). En los modelos de lectura interactiva, la
comprensión se encuentra dirigida de manera simultánea por los datos explícitos del texto y por los
conocimientos preexistentes en el lector (Morales & Baena 2015).

Comprender la lectura se asocia con leer para aprender, establecer relaciones entre distintos
elementos, formular inferencias y anticipar hechos. Esto exige: conocimiento léxico, identificación
de ideas centrales, habilidad para hacer inferencias, habilidad para establecer generalizaciones,
comprensión literal y develar cuál será la intención del autor (Millán & Rosa 2010). La lectura sólo
ocasionalmente es visual, gran parte de lo que un lector eficaz lee no lo ve, lo entiende, lo percibe,
gracias a su conocimiento del mundo (Iglesias 1995). En consecuencia, comprender es contar con
una buena teoría, es decir, una representación o “mapa mental” de lo real (Escobedo et al. 2004).

El proceso de interpretación es un proceso dinámico que se desarrolla en varios niveles y en el que


interactúan el sujeto y el texto (Pérez 2012). Estos niveles corresponden a la comprensión literal
basado en el reconocimiento de palabras y la construcción de proposiciones; la comprensión
organizativa, la integración de unas proposiciones en otras, la construcción de ideas globales y la
integración de las ideas en un esquema; la comprensión inferencial, construcción de un modelo
mental de la situación descrita en el texto (Elena 2011). Otros mencionan además la comprensión
evaluativa o crítica que se aboca a referenciar valoraciones y juicios sobre el texto leído, a fin de
desarrollar los principios y fundamentos que permitan juzgar lo expresado en el constructo textual
(Mariela et al. 1985).
Queda claro que la lectura es eficaz cuando el conocimiento previo del lector, su información no
visual, le permite suprimir información irrelevante para interpretar el texto (Iglesias 1995).

En el trabajo escolar, la acción del docente ha de orientarse hacia la construcción y reflexión del
significado por parte del sujeto-lector. El maestro ha de enseñar qué es leer, cómo se aprende y
cómo puede mejorarse ese proceso, en otras palabras, hay que enseñar al sujeto a explorar el texto,
a navegar en él y a utilizar estrategias que le permitan construir el sentido del documento (Millán &
Rosa 2010). Sin embargo, no hay que enseñar cualquier estrategia, sino atender a un plan temporal,
organizado y sistemático que respete las capacidades y necesidades de los escolares (Pérez 2012).

La instrucción de las estrategias de comprensión es necesaria, porque a través de la enseñanza


recíproca no solo se optimiza el trabajo sino que se logran mayores provechos, que se mantienen en
el seguimiento, en la comprensión y aprendizaje a partir de textos (Ferrer et al. 2011). Sin
embargo, la enseñanza de estrategias debe plantearse no como técnicas precisas o recetas infalibles,
sino, como flexibles y adaptables orientados al desarrollo de mentalidad estratégica. Esto implica
plantearle al lector las siguientes cuestiones: (a) comprender los propósitos explícitos e implícitos
de la lectura; (b) activar y aportar a la lectura los conocimientos previos pertinentes para el
contenido de que se trate; (c) dirigir la atención a lo que resulta fundamental en detrimento de lo
que puede parecer trivial; (d) evaluar la consistencia interna del contenido que expresa el texto y su
compatibilidad con el conocimiento previo, y con lo que dicta el «sentido común»; (e) comprobar
continuamente si la comprensión tiene lugar mediante la revisión y recapitulación periódica y la
autointerrogación; (f) elaborar y probar inferencias de diverso tipo, como interpretaciones,
hipótesis y predicciones y conclusiones (Solé 1997).

Para los primeros grados, se sugiere:

En la planificación, enseñar estrategias como la activación del conocimiento previo y


tener una visión general del texto.

Durante la lectura, utilizar estrategias de monitoreo para identificar conceptos confusos,


hacer preguntas: ¿Por qué? ¿En qué sentido? o ¿Qué sentido tiene esto?; y, además,
reflexionar sobre los elementos textuales.

En la evaluación enseñar sobre la perspectiva del autor al evaluar el texto.

En los últimos grados, se propone las siguientes estrategias:

En la planificación, estrategias de relación entre texto y texto, y entre el texto y el lector.

Durante la lectura, estrategias de monitoreo de la comprensión; estrategias de resumen


sobre conceptos claves e información relevante del texto.
En la evaluación, anticipar el uso del conocimiento y evaluar el texto (Pérez 2012).
Algunos criterios que pueden guiar la enseñanza son: el entorno a crear antes de la lectura, el tipo
de objetivos a conseguir con la lectura, las estrategias docentes que permiten conseguir esos
objetivos y apoyos al presentar los textos (Tapia 2005).

Ahora bien, como hemos señalado anteriormente, la lectura interactiva implica la emisión de
hipótesis y de verificación, por lo que a los niños se debería enseñar a elaborar hipótesis e
instruirles además para que puedan verificarlas. Cuando leemos, a partir de la información que
proporciona el texto y de nuestros propios conocimientos, hacemos predicciones acerca de lo que
puede suceder, en la medida que estas predicciones se ven confirmadas, construimos una
interpretación, referente a su vez de nuevas expectativas e hipótesis. Sin embargo, hacer
predicciones no es suficiente, es necesario además verificar la adecuación de las hipótesis que
vamos generando en el curso de la lectura, esto es automático, deja de serlo cuando no
comprendemos el texto que leemos. Entonces es preciso evaluar los factores que obstaculizan la
comprensión (Gallart 1987). Se incide en la enorme importancia de la organización social del aula.
En vez de plantear preguntas al gran grupo o individuales, el docente plantea situaciones para que
los alumnos construyan preguntas interesantes sobre el texto y que se las puedan comunicar a los
otros. También se puede aprovechar la interacción entre iguales para formular inferencias o
elaborar resúmenes (Sanchez 1999).

La enseñanza de las estrategias de comprensión lectora se basan en los supuestos de construcción


conjunta de conocimientos entre docente y alumnos, el profesor como guía en la relación entre la
construcción del alumno y las construcciones socialmente establecidas y sobre en la conviviencia
de un proceso de aprendizaje en el que el alumno adquiere independencia progresiva (Sanchez
1999). Para finalizar, si la comprensión se trata de un «proceso de construcción», es obvio que no
se puede pedir que todo se resuelva adecuadamente y de una sola vez; si además es una
«construcción conjunta», parece claro que aun cuando el alumno sea el protagonista principal, el
profesor tendrá también un papel destacado en el reparto (Solé 1997).

LECTURA Proceso de MAESTRO


construcción

Guía Andamiaje

Claridad y coherencia

COMPRENSION DE LECTORES
Conocimientos previos
TEXTOS AUTONOMOS

Dominio de estrategias
Figura 2.4.2. La lectura y la comprensión

La lectura y la comprensión se implican mutuamente, debido a que leer significa comprender,


construir el sentido del texto e interpretarlo, es decir, es un proceso de construccion que exige la
claridad y coherencia del contenido textual, los conocimientos previos pertinentes al contenido de
lo que se lee y el dominio de estrategias. Este proceso demanda al maestro ejercer la función de
guía para engarzar la construcción que el alumno pretende realizar y las construcciones socialmente
establecidas. A este proceso de construccion conjunta se le denominada participación activa que se
asemeja al proceso de andamiaje, en el sentido de que la buena enseñanza no solo es la que se sitúa
más allá del nivel actual del alumno, sino que asegura su interiorizacion y autonomía, es decir, lo
vuelve lector autónomo (Figura 2).

Análisis y comentario:

La lectura comprensiva exige el empleo de estrategias. No significa que se debe conocer buen
número de ellas, sino saber aplicarlas eficientemente. Consideremos siempre que las estrategias son
acciones y procedimientos sugerentes, pero no son absolutas ni acabadas, de modo que, el
estudiante debe tener la capacidad de seleccionar, evaluar, abandonar o persistir en su empleo.
Recordemos que ellas guían y regulan el trabajo del lector permitiéndole ser consciente y crítico,
además de poder analizar los problemas desde distintas perspectivas y proponerle la flexibilidad de
solucionarlos.

La comprensión de textos depende de varios elementos, uno de ellos: el dominio de las estrategias.
En tal sentido, es indispensable enseñar estrategias, pero no cualquiera. Como docentes debemos
propocionarle al estudiantes las estrategias más significativas y elementales, enseñarles a utilizarlas
crítica e independientemente. Sólo así desarrollaremos lectores autónomos, capaces de enfrentarse
de manera inteligente a los textos. Debemos formar y desarrollar lectores competenees, lo que
implica que puedan interrogarse sobre sus conocimientos, establecer relaciones entre lo que sabe y
lee, cuestionarlos y modificarlos para generar cambios.

Enfatizamos en que la lectura es un proceso de construcción y reconstrucción conjunta, es decir,


maestros y alumnos comparten conocimientos y progresivamente llegan al dominio de estrategias,
principalmente a través del modelado. En este proceso el maestro cumple la función de guía quien
procura la participación directa del estudiante y se convierte en el andamiaje de su desarrollo.

Además se debe tomar en cuenta los niveles de estudio. Y sobre todo, que el proceso de
construcción de la comprensión es paulativo y progresivo, no pretendamos que nuestros estudiantes
dominen estrategias de la noche a la mañana.
Entre las estrategias propuestas por los expertos se enfatiza en aquellas asociadas a la enseñanza de
los propósitos tanto explícitos e implícitos; la activación de conocimientos previos; el
planteamiento de hipótesis y verificación de los mismos, la identificación de ideas principales y
secundarias; la evaluación y la metacognición.

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