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Rodríguez Domínguez Cristian Abraham.

Algunas conclusiones teóricas sobre la vida emocional del bebé.

Posición esquizoparanoide.
Al nacer el bebé experimenta ansiedad proveniente de fuentes internas y
externas: las internas son producto del instinto de muerte que genera ansiedad
persecutoria y las externas son la experiencia del nacimiento ya que se pierde el
estado del nirvana intrauterino y al perderse se traduce como persecución para el
bebé.
El bebé tiene una relación objetal con la madre vía el alimento del pecho.
Esta relación es inicialmente con un objeto parcial ya que las pulsiones agresivas y
libidinales están dirigidas al pecho de la madre. Se puede suponer que en los
periodos libres de tensiones orgánicas existe un equilibrio de pulsiones agresivas y
libidinales. Este estado se altera con necesidades externas, las cuales derivan en
la “voracidad” que es de naturaleza oral y fortalece las pulsiones agresivas. Si el
componente agresivo es mucho también lo es la ansiedad persecutoria, la
frustración y la voracidad. Así, el bebé se le dificulta manejar la ansiedad y tolerar
la frustración.
La gratificación y frustración estimula las pulsiones libidinales y destructivas.
La idealización se genera al suprimir la frustración y la ansiedad generando la
sensación de tener un pecho ideal en el interior. También se añora el estado
prenatal. Así, la voracidad queda satisfecha momentáneamente. De esta forma se
generan algunos mecanismos como el control omnipotente ya que el yo asume la
posesión total del pecho interno y externo.
Posteriormente se van generando más mecanismos de defensa como la
escisión que se relacionan con la forma en la que se presenta la represión como la
interacción entre lo inconsciente y lo consiente. Al introyectarse la parte buena y la
mala también se va generando un Superyó arcaico. La parte buena fortalece la
capacidad de amar y fomentan la tolerancia a la frustración. Por el contrario si
predominan las circunstancias frustrantes se genera ansiedad persecutoria. La
identificación proyectiva es la forma en la que el bebé puede liberarse de las
emociones frustrantes y persecutorias. Al integrarse el yo conforme crece el niño
aumentan dichas ansiedades y se desarrolla la posición depresiva que genera
angustia depresiva que se centra en la madre. Existe una diada entre las pulsiones
agresivas y de nutrición. El cuerpo de la madre se convierte en el depósito de las
fantasías del infante: por una parte puede ser objeto de destrucción al dañarlo por
medio de sustancias como la orina o las heces, por otra parte la introyección del
objeto bueno hará que se proyecte al cuerpo de la madre para reintroyectarse y así
poder fortalecer los sentimientos de bondad y nutrición.
Como puede observarse el desarrollo del yo Según Melanie Klein es muy
previo a lo concebido por Freud ya que hay un Yo temprano que se va formulando
en base a las emociones de amor y persecutorias.
Posición depresiva.
Posterior a este desarrollo se genera la posición depresiva en la que el infante
puede aumentar la posibilidad de relacionarse con el mundo exterior. Al enfrentarse
a situaciones frustrantes el Yo del infante puede aplicar mecanismos de defensa
que no impliquen la desintegración del Yo. El Yo puede negar las situaciones de
ansiedad o negar la capacidad de amar al objeto. Conforme pasa el tiempo el Yo
comienza a adaptarse a las circunstancias del medio ambiente, va introyectando
una realidad externa más tranquilizadora.
Posterior a esto se va intergrando el Superyo al yo dad la dinámica agresión-
amor del Yo. Así, el Superyo se encarga de intentar reparar el daño que causan las
emociones agresivas por medio de la culpa. Esto origina fantasías y deseos
libidinales que mantienen a raya la depresión. Se pierden los sentimientos de
omnipotencia y son sustituidos por la capacidad de reparación. Así se establecen
las pautas para la relación normal con los demás, se mantiene a raya la angustia
persecutoria y la omnipotencia. El Yo se fortalece y hace uso de una defensa
maníaca en contra de la depresión. Se van perdiendo los procesos de escición. La
frustración impulsa al infante a entablar una buena relación con la madre.
Es importante recalcar el porqué de la posición depresiva y es que la diada
ansiedad-depresión se debe a la perdida de la omnipotencia infantil perdida. Las
defensas maniacas actúan como el contrario de la depresión para que el infante no
caiga en la nada del deseo. El infante ante la pérdida ya no escinde su yo si no que
comienza a elaborar mecanismos de defensa maniacos como defensa contra la
tristeza de la perdida, así, con la manía el infante intenta reestablecer los nexos con
el mundo externo. Para que este proceso no se vuelva patológico es condición
indispensable el buen desarrollo del niño en el primer año de vida al introyectar
objetos buenos.
Klein propone un Edipo temprano en el que el bebé tiene deseos de distintas
fuentes: objetos de sí y de la madre, el pene del padre que el mismo bebé siente
como parte de su propio cuerpo. Al desarrollarse el Edipo la envidia constituye un
elemento primordial del desarrollo pues lo ayudan a superar la posición depresiva
que pasaría en una patología.
Desarrollo ulterior y modificación de la ansiedad.
Klein nos dice que la ansiedad y la culpa se relacionan con la reparación por
parte del Superyó y a si vez esto genera en el infante empuje a los deseos y la libido.
Esto a su vez genera la predominancia de las tendencias genitales como desarrollo
y poder trasladar el interés a más objetos además del pecho paterno, es decir , se
generan más sublimaciones y tolerar la ansiedad para lograr mayor seguridad en el
mundo interno.
Caso clínico.
En la práctica terapéutica en Asperger México se presentó un caso de un
adolescente de 18 años de edad con el diagnóstico de Asperger. El motivo de
consulta fue el deseo de entrar al programa LifeMap que es un método de
intervención conductual diseñado en la universidad de Boston para personas con
Síndrome de Asperger y que está enfocado en 4 áreas: Funciones ejecutivas,
relaciones sociales, área escolar y área laboral. Sin embargo dadas las
características anímicas del sujeto, una fuerte abulia y síntomas de depresión se le
ofreció la opción de la terapia cognitivo conductual antes de entrar en LifeMap ya
que en dichas condiciones sería más viable la terapia al programa.
La relevancia del caso en el presente trabajo es el reflejo de la diada entre la
agresión y la parte depresiva presentada en el paciente a lo largo de las sesiones:
el terapeuta se encontró con una fuerte dificultad para superar la abulia del paciente
ya que a pesar del método cognitivo conductual empleado a lo largo de dos meses
no se logró ningún cambio aparente. Sin embargo a la hora de cambiar el método
de intervención; de una estructura de las sesiones enfocada en la identificación de
pensamientos irracionales y modificación de los mismos para lograr un cambio en
la conducta, se pasó a intervenir por medio de la certeza, característica de la
melancolía, que refería el paciente respecto de su situación (él no iba a poder
cambiar nunca porque era un “inútil” que nadie quería y él no quería relacionarse
con el mundo porque los “normales” tenían la vida fácil y no era justo), se logró un
poco de reflexión sobre ese futuro dictado como una predestinación.
Las siguientes tres sesiones el paciente se mostró muy molesto con el padre
ya que refería que era su culpa que él tuviera asperger y refirió que el padre era un
“mediocre y un “perdedor” y que ni siquiera pudo mantenerse casado con la madre
(son separados) y que entonces él no era nada en esta vida porque sus papás no
lo quisieron. Sin embargo en sesiones anteriores el paciente se jactaba de ser muy
inteligente y desesperarse por estar rodeado de “idiotas”, en su casa, en el grupo
de acompañamiento, en la escuela, etc.
Una vez que pasaron éstas tres sesiones el paciente acudió a consulta
planteando el deseo de entrar a un curso de animación (anteriormente se había
salido de la escuela porque no le veía un sentido). El cambio de la consideración en
cuanto a la intervención pareció generar un efecto muy interesante: en lugar de
enfocarse en la dinámica cognitivo conductual de verificar la rutina de la semana del
paciente, identificar los pensamientos irracionales de la misma e intentar modificar
la conducta a partir de ahí y enfocarse en investigar sobre la certeza de que no
podría cambiar generó en el paciente sentimientos agresivos para con el padre y
una vez expresados se pudo cambiar la certeza y comenzar a mover el deseo del
paciente.
En una de las sesiones posteriores el paciente se mostró irritable con todo lo
que le había pasado en la semana: desde los quehaceres de la casa hasta el dibujar
(actividad a la que desea dedicarse profesionalmente como dibujante de novelas
gráficas) el terapeuta le preguntó al paciente cuáles son las cosas que no le gustan.
El paciente respondió que no sabía cómo responder porque tenía que pensarlo con
más tiempo. La siguiente sesión acudió con una lista impresa que contaba con los
siguientes puntos (citados textualmente de la hoja entregada):
“Cosas que me irritan de la gente:
 Que me pregunten algo que ya dije.
 Hablo muy bajo por lo que siempre me preguntan de nuevo qué es lo que
dije.
 Que yo explique algo y que otro diga: “ha sí es lo que iba a decir yo”
cuando no es cierto.
 Que me pidan lavar los putos trastes.
 Cuando salió Star Wars VII murió el Han Solo y mi tía me hizo burla
porque lloré al salir del cine… ni siquiera es una buena película.
 Muchas veces es porque digo algo que hace reír por lo terrible que es,
no porque sea algo malo, sino porque está en extremo dislocado.
 Creo que me hacían bullyng por lo anterior mencionado, si analizo
fríamente lo ocurrido yo también me habría reído “¿para qué dices eso?”
Como se dice coloquialmente “Se las dejé muy a huevo”.
 Que resulte que sí tenían razón.
 Que me mientan… unos compañeros de bachiller me dijeron que había
un examen mañana, luego se burlaron de que no había examen, por
supuesto yo grité. Me fui de ése bachiller, escupiendo.
 En el bachiller vi que me robaron, pero esa vez mintieron diciendo que
no hicieron nada, que era mi palabra contra la de ellas. Sí lloré, pero en
mi casa.
 Que me vean llorar.
 Que crean que soy débil, sí que soy débil, siento un desprecio enorme a
mi persona por eso.
 Papá me olvidó cuando nos íbamos a subir a un taxi y, admito que soy
muy despistado y no lo vi subirse, así que cuando él se subió fue muy
duro conmigo. Meses después le grité yo en respuesta y regresé al
trayecto que iríamos en un taxi yo caminando.
 Que no entienda un albur o doble sentido.
 Que crean que soy raro, que les quede clara una cosa, yo mataría por
ser normal, aceptable, productivo en la sociedad.
 Que diga algo y entiendan otra cosa diametralmente distinta.
 Que me apresuren a mi estudio o mi trabajo o tareas pendientes.
 Que me quieran educar con un típico “Hay una frase que leí que es muy
cierta…” Por favor no lo hagan.”
Como podemos observar hay varios elementos interesantes a interpretar de la
lista. El primero es la proyección ya que la pregunta fue textualmente “¿qué es lo
que no te gusta?” y el paciente llevó una lista de las cosas que no le gustan “de la
gente”. Otro elemento importante es el desprecio por sí mismo, la memoria anclada
en sucesos desagradables, y la gran presencia de la agresión por parte del paciente.
La siguiente sesión clínica el paciente solicitó una sesión con su padre para que
el terapeuta pudiera explicarle las características del Asperger (proceso que es
fomentado por la asociación, como parte del programa de sensibilización a las
familias de personas con Síndrome de Asperger) a lo cual el analista accedió. Es
importante resaltar el cambio abrupto en el deseo del paciente, pues de no
considerar a su padre, él fue quien solicitó la consulta para poder hablar con él.
Como puede observarse hay una fuerte pugna entre una posición depresiva y una
fuerte agresión por sí mismo y por lo externo, lo cual nos ejemplifica la teoría
Kleiniana de las posiciones esquizoparanoide y depresiva y cómo operan en este
paciente particular.

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