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UNIDAD DIDÁCTICA 1
1. OBJETIVOS
Eisler, Hersen, McFall, Goldstein, contribuyeron al desarrollo del campo de las HHSS y ela-
boraron programas de entrenamiento para déficits en HHSS.
Una segunda fuente, también originada en EE.UU., la constituyen los trabajos de Zigler y
Phillips (1960, 1961) sobre la “competencia social”. Esta área de investigación con adultos
institucionalizados mostró que el “nivel de competencia social anterior a la hospitaliza-
ción” demostró ser mejor predictor del “ajuste posterior a la hospitalización” que el diag-
nóstico psiquiátrico o el tipo de tratamiento recibido en el hospital. Los resultados de
estos estudios mostraron que cuanto mayor es la competencia social previa de los pacien-
tes que son internados en el hospital menor es la duración de su estancia en él y más baja
su tasa de recaídas.
Una tercera fuente tuvo sus orígenes en Inglaterra. Aquí el movimiento de las HHSS tuvo
sus raíces históricas en el concepto de “habilidad” aplicado a las interacciones hombre-
máquina, en donde la analogía con estos sistemas implicaba características perceptivas,
decisorias, motoras y otras relativas al procesamiento de la información. La aplicación del
concepto “habilidad” a los sistemas hombre-hombre dio pie a un copioso trabajo sobre
HHSS de Argyle 1974 y Welford, 1966.
Por tanto, según la revisión histórica realizada por Caballo, V.E.(1997), la investigación
sobre HHSS ha tenido un origen diferente en los EE.UU. y en Inglaterra, aunque ha habido
una gran convergencia en los temas, métodos y conclusiones.
Llevando a cabo una selección de definiciones sobre habilidad social y asertividad adjunto
las siguientes:
“La conducta que permite a una persona actuar según sus intereses más impor-
tantes, defenderse sin ansiedad inapropiada, expresar cómodamente sentimien-
tos honestos o ejercer los derechos personales sin negar los derechos de los otros”
(Alberti i Emmons, 1978).
“El grado en que una persona se puede comunicar con los otros de manera que
pueda satisfacer sus propios derechos, necesidades, o obligaciones hasta un gra-
do razonable sin afectar los derechos, necesidades, o obligaciones similares de la
otra persona, y comparta estos derechos con los demás en un intercambio libre y
abierto” (Phillips, 1978).
“Un conjunto de conductas identificables, aprendidas, que utilizan los individuos
en las situaciones interpersonales para obtener o mantener el reforzamiento de
su ambiente” (Kelly, 1982).
“La capacidad compleja para emitir conductas o patrones de respuesta que
optimicen la influencia interpersonal y la resistencia a la influencia social no de-
seada (eficacia en los objetivos), mientras que al mismo tiempo optimiza las ga-
nancias y minimiza las pérdidas en la relación con la otra persona (eficacia de la
relación) y mantiene la propia integridad y sensación de dominio (eficacia en el
respeto a uno mismo)” (Linehan, 1984).
“La habilidad social es la capacidad de ejecutar aquellas conductas aprendidas
que cubren nuestras necesidades de comunicación interpersonal y/o responden a
las exigencias y demandas de las situaciones sociales de forma efectiva. O si se
prefiere, es una clase de respuesta para desarrollar con eficacia las siguientes fun-
ciones: conseguir reforzadores en situaciones de interacción social, mantener o
mejorar la relación con otra persona en la interacción interpersonal, facilitar el
refuerzo social y mantener la autoestima y disminuir el estrés asociado a situacio-
nes interpersonales conflictivas” (Gil y León ,1998).
“La conducta socialmente habilidosa es aquel conjunto de conductas emitidas
por un individuo en un contexto interpersonal, que expresa los sentimientos, ac-
titudes, deseos, opiniones, o derechos de aquel individuo de una manera adecua-
da a la situación, respetando aquellas conductas en los demás y resolviendo los
problemas inmediatos de la situación mientras se minimiza la probabilidad de
problemas futuros” (Caballo,1986).
Lazarus (1973) , uno de los primeros en establecer las principales clases de respuesta o
dimensiones conductuales de las habilidades sociales o de la asertividad, destacó:
Galasi (1975) en su cuestionario “Escala de autoexpresión para adultos” evalúa las siguien-
tes clases de comportamiento:
Según una revisión de Caballo (1997) las dimensiones conductuales más generalmente
aceptadas son las siguientes:
Hacer cumplidos.
Aceptar cumplidos.
Hacer peticiones.
A nivel de evaluación, el enfoque de las HHSS utiliza distintos niveles de análisis. Así pues
como unidades conductuales tendríamos las “unidades moleculares” y las “unidades
molares”.
La conducta SUMISA O PASIVA implica no ser capaz uno mismo de expresar pensamientos
y opiniones, permitiendo a los demás que violen nuestros sentimientos y abusen de nues-
tros derechos. La persona sumisa expresa los pensamientos y sentimientos de una manera
Cuando alguien actúa de esta forma, no expresa realmente lo que quiere ni defiende sus
propios derechos, dejándose dominar por los demás. Por lo general, sus necesidades, opi-
niones y sentimientos son ignorados.
CONDUCTA AGRESIVA
Las personas que actúan agresivamente sólo se preocupan en conseguir lo que ellos de-
sean y lo que ellos quieren. Tienden a aprovecharse injustamente de los demás, y, general-
mente, tienen pocos amigos de verdad.
Por lo tanto, queda claro que, tanto el comportamiento social pasivo como el agresivo no
son la mejor forma de relacionarse con los demás.
CONDUCTA ASERTIVA
Una conducta ASERTIVA aumentará nuestra competencia social. Se dice que ser asertivo
hace que la persona se controle mejor a sí misma, y pueda expresarse franca y honesta-
mente, sin sentimientos de ansiedad ni culpabilidad.
El comportarse asertivamente hace que la persona se sienta más satisfecha consigo misma
y con los demás. La conducta asertiva implica la expresión directa de los propios senti-
mientos, necesidades, derechos legítimos u opiniones, respetando los derechos de los
demás.
Muchos autores han descrito los diferentes estilos de comportamiento social. A continua-
ción se exponen dos esquemas que sintetizan las características de cada uno de los tres
estilos de comportamiento social. El primero está elaborado por Caballo (1997) y el segun-
do por Castanyer (1997).
Conducta verbal:
Vacilante.
Cortada.
Volumen inaudible.
“Quizás”, “supongo”, “te importaría mucho…”
Conducta no verbal:
Rehuye la mirada.
Movimientos nerviosos.
Postura recogida.
Ojos que miran hacia abajo, evitación de situaciones conflictivas, se re-
tuerce las manos, risitas “falsas”.
Consecuencias:
No defiende sus derechos y cuida los de los demás.
Pierde oportunidades.
Conducta verbal:
Impositiva.
Interrumpe a los demás.
Voz alta.
Habla fluida y rápida.
“Harías mejor en…”, “deberías…”, “si no tienes cuidado…”
Conducta no verbal:
Mirada fija.
Enfrentamiento.
Gestos amenazantes.
Postura hacia delante, intimidatoria.
Consecuencias:
Cuida de sus derechos y viola los derechos de los demás.
Pierde oportunidades.
Conflictos interpersonales.
Baja autoestima.
Crea tensión.
Se siente sin control.
Alcanza sus objetivos.
Conducta verbal:
Directa.
Firme.
Voz sin vacilación.
Discurso fluido.
Verbalizaciones positivas.
“Quiero”, “siento”, “pienso”, “hagamos”, “¿qué piensas?”
Conducta no verbal:
Contacto ocular directo.
Gestos firmes.
Postura relajada.
Manos sueltas.
Respuestas directas a la situación.
Consecuencias:
Defiende sus derechos y cuida los de los demás.
Crea sus propias oportunidades.
Relación social equilibrada.
Buena autoestima.
Está relajado y satisfecho.
Se siente con control.
Alcanza sus objetivos.
Los demás le respetan.
La persona no asertiva no defiende los derechos e intereses personales. Respeta a los de-
más, pero no a sí mismo.
Comportamiento externo:
Patrones de pensamiento:
Consideran que así evitan molestar u ofender a los demás. Son personas “sacrifi-
cadas”.
“Lo que yo sienta, piense o desee, no importa. Importa lo que tú sientas, pienses
o desees”.
“Es necesario ser querido y apreciado por todo el mundo”.
Constante sensación de ser incomprendido, manipulado, no tenido en cuenta.
Sentimientos/ emociones:
Consecuencias:
Pérdida de autoestima/ pérdida del aprecio de las demás personas (a veces)/ falta
de respeto de los demás.
Las personas no-asertivas presentan a veces problemas somáticos (es una forma
de manifestar las grandes tensiones que sufren por no exteriorizar su opinión ni
sus preferencias).
Otras veces, estas personas tienen repentinos estallidos desmesurados de agresivi-
dad. Estos estallidos suelen ser bastante incontrolados, ya que son fruto de una
acumulación de tensiones y hostilidad y no son manifestados con habilidad social.
Defienden en exceso los derechos e intereses personales, sin tener en cuenta los de los
demás: a veces no los tiene realmente en cuenta; otras, carece de habilidades para afron-
tar ciertas situaciones.
Comportamiento externo:
Volumen de voz elevado(a veces: habla poco fluida por ser demasiado precipita-
da/ habla tajante/ interrupciones/ utilización de insultos y amenazas.
Contacto ocular retador/ cara tensa/ manos tensas/ postura que invade el espacio
del otro.
Tendencia al contraataque.
Patrones de pensamiento:
Emociones/ sentimientos:
Ansiedad creciente.
Soledad/ sensación de incomprensión/ culpa/ frustración.
Baja autoestima (si no, no se defenderían tanto).
Consecuencias:
Las personas asertivas conocen sus propios derechos y los defienden, respetando a los
demás, es decir, no van a “ganar”, sino a “llegar a un acuerdo”.
Comportamiento externo:
Patrones de pensamiento:
Sentimientos/ emociones:
Consecuencias:
Quijano expone una serie de características que definirían a la persona asertiva (en Gil i
García, 1993):
A continuación se van a exponer diferentes modelos explicativos de por qué una persona
puede llegar a tener déficits en habilidades sociales y asertividad y ansiedad social:
El modelo que presenta Echeburúa consta de dos fases en las que se interrelacionan los
componentes conductuales, cognitivos y fisiológicos de la persona en una persona psico-
lógicamente vulnerable.
Para Echeburúa, los síntomas psicofisiológicos más frecuentes experimentados por la per-
sona fóbica ante una situación social son: sudoración, temblor, taquicardia y ruborizarse.
Según este modelo, la adquisición de la ansiedad/fobia social puede tener lugar por dife-
rentes vías (contacto directo con la situación de miedo, aprendizaje por observación, in-
formación), pero también influyen otros factores de manera importante.
Así por ejemplo, puede existir una vulnerabilidad biológica llamada inhibición conductual
(Kagan, Snidman i Arcus, 1993), bien expresividad emocional espontánea (BucK, 1991),
bien cualquier otro nombre que establezca la base para una posible ansiedad/fobia social.
Además de este inicio biológico, las primeras experiencias de aprendizaje son significativas
para favorecer y reforzar la predisposición biológica o bien para reducirla.
Esta interacción entre el repertorio conductual/cognitivo del sujeto y las interacciones so-
ciales va definiendo un repertorio adecuado o inadecuado. En el primer caso las situacio-
nes sociales no se verán como peligrosas y el sujeto pensará que posee las habilidades
suficientes para enfrentarse con las situaciones con las que se va encontrando, la cual cosa
reforzará y mejorará a la vez el repertorio del sujeto. En el segundo caso, el repertorio
inadecuado hará que las situaciones sociales se vean como peligrosas y que se piense que
no es capaz de afrontarse eficazmente a las situaciones con las que el sujeto se encuentra,
apareciendo problemas de interacción, que a la vez mantienen y deterioran todavía más
este repertorio inadecuado.
Según el autor expone en su publicación sobre fobia social (Bados, 2001), en la génesis de
la fobia social se hipotetiza la interacción de dos tipos de factores:
En cuanto al mantenimiento de la fobia social, los factores que pueden jugar un papel
importante son:
Ciertas creencias básicas: Ver a los otros como inherentemente críticos; gran de-
seo de caer bien, etc.
Expectativas de que uno no sabrá desempeñarse y mostrará signos de ansiedad,
con lo cual será evaluado negativamente y sufrirá consecuencias negativas.
Experimentación de síntomas corporales, afectivos y somáticos de ansiedad.
Atención selectiva centrada en uno mismo y, en menor grado, en ciertas reaccio-
nes de los otros.
Impresión errónea de cómo uno cree que es percibido y comparación de la misma
con las normas que se cree que tienen los otros.
Conductas defensivas o evitación.
Actuación insatisfactoria subjetiva y a veces real.
Reacciones de los otros.
Déficits de habilidades sociales.
Humor deprimido.
Dentro de las habilidades sociales podemos destacar los componentes molares y los com-
ponentes moleculares.
Las categorías o unidades molares son tipos de habilidad general, llamadas dimensiones
conductuales: defender los derechos, pedir favores, habilidades heterosociales, etc.
Por esto, tanto la conducta verbal como la conducta no verbal sirven para comunicarse
de forma eficaz.
COMPONENTES NO VERBALES:
La mirada: Se define objetivamente como «el mirar a otra persona a los
ojos, o de forma más general, a la mitad superior de la cara». La mirada
mutua implica que se ha establecido «contacto ocular» con otra perso-
na. Casi todas las interacciones de los seres humanos dependen de mira-
das recíprocas. Los significados y funciones de las pautas de mirada son
múltiples.
Actitudes: La gente que mira más es vista como más agradable, pero la
forma extrema de mirada fija es vista como hostil y/o dominante. Ciertas
secuencias de interacción tienen más significados: por ejemplo, ser el
primero en dejar de mirar es señal de sumisión; la dilatación pupilar, se-
ñal de interés por el otro.
COMPONENTES PARALINGÜÍSTICOS:
El volumen de la voz: La función más básica del volumen consiste en
hacer que un mensaje llegue hasta un oyente potencial. El volumen alto
de voz puede indicar seguridad y dominio. Sin embargo, hablar demasia-
do alto (que sugiere agresividad, ira o tosquedad) puede tener también
consecuencias negativas la gente podría evitar futuros encuentros). Los
cambios en el volumen de voz pueden emplearse en una conversación
para enfatizar puntos. Una voz que varía poco de volumen no será inte-
resante de escuchar.
La entonación: La entonación sirve para comunicar sentimientos y emo-
ciones. Una escasa entonación, con un volumen bajo, indica aburrimien-
to o tristeza. Un tono que no varía puede ser aburrido o monótono. Se
percibe a las personas como más dinámicas y extrovertidas cuando cam-
bian la entonación de sus voces a menudo durante una conversación. Las
variaciones en la entonación pueden servir también para ceder la pala-