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EL SENTIDO ÉTICO DE LA EXISTENCIA HUMANA.

El hombre puede ser estudiado de diferentes maneras,

1. físicamente, por sus energías y cualidades físicoquímicas.

2. Orgánicamente, por sus cualidades vitales.

3. Racionalmente por su libertad y dominio sobre su vida;

4. Socialmente, por la necesidad de interacción y relación con sus semejantes.

La existencia humana encierra más que su raíz biológica, tiene conciencia propia y la capacidad de
elegir, lo que nos hace diferentes a las otras especies. Siempre estamos sujetos a decidir entre una
cosa u otra. Pueden ser cuestiones de poca relevancia, como por ejemplo ¿me pongo falda o
pantalón?, ¿hago la tarea o duermo un rato? ¿Salgo con mis amigos o me quedo en casa? etc, y
otras con mayor relevancia, tales como ¿Qué voy hacer cuando sea grande?, ¿Qué carrera,
estudio? ¿Me caso o me quedo soltero? etc.

La racionalidad en el hombre lo hace un ser, sus actos y sus actitudes, le dan una especial
orientación y sentido a su existencia. La existencia humana debido a su peculiar, única y
significativa condición de ser racional adquiere posibilidades excepcionales.

La ética es una ciencia filosófica práctica y normativa que nos ayuda a captar la inclinación buena o
mala de nuestras acciones. Pues aquí reside el núcleo de la cuestión que estamos abordando. La
existencia humana, al tener una dimensión ética, en tanto ciencia que estudia las acciones
humanas por referencia a una norma, que busca que la dirección y el sentido de la existencia la
lleve a adquirir su manera propia de ser, le facilite conseguir la perfección como ser humano.

El filósofo español José Ortega y Gasset dice: “La vida es constitutivamente un drama porque es
siempre la lucha frenética por conseguir ser de hecho lo que somos en proyecto”. De esta manera,
entendido así el hombre, como un ser llamado a perfeccionarse por sus obras, la ética será una
ciencia que le ayudará a descubrir la dirección y el sentido que esas obras adquieren para
conseguir su plenitud. Decimos que el ser humano con su existencia histórica tiene un proceso y
un camino; la ética le ayudará a no ir a la deriva y sin rumbo, sino con un sentido; le señalará los
medios para realizarse plenamente y lograr su perfección, para conseguir la “buena vida”.

La ética busca hacer al hombre moralmente bueno. La ética entonces, puede darle rumbo y
trayectoria a nuestra vida. Conocer los fundamentos de esta ciencia y ponerla en práctica dará
dirección y sentido a nuestra existencia humana.

Así pues los hombres y las mujeres, por ser conscientes, inteligentes y libres, son dueños y
responsables de sus actos y su propio destino.

La libertad es la capacidad de elegir de acuerdo con determinados motivos propios. Somos libres,
si somos dueños de nuestros actos, si decidimos como queremos, siendo plenamente conscientes
de lo que queremos y sin que nadie nos fuerce a decidir.

Los seres humanos, por ser libres, vamos formando nuestro carácter (es decir, la manera habitual
de ser y de obrar) mediante nuestros actos; ahora bien, la formación del carácter humano
presenta una doble dimensión, a saber: en primer lugar, con cada acto elegimos entre varias
posibilidades.

Obrando mal, Adquirimos hábitos negativos (vicios); obrando bien adquirimos hábitos (virtudes)
que, a su vez, contribuyen a formarnos de manera positiva. Es decir, nuestro carácter, por una
parte, es fruto de nuestra libertad y responsabilidad debido a que actuamos de acuerdo con lo que
somos.

Acompañante de las formas de gobierno denominadas democracia ha sido el liberalismo, teoría


política que enfatiza el papel fundamental que posee la libertad como marco para el desarrollo de
los valores humanos. O lo que es lo mismo: para el liberalismo incontrovertible el hecho de que el
ejercicio de la libertad nos vuelve mejores personas.

La Dignidad, se traduce por “valioso”; es el sentimiento que nos hace sentir valiosos para con
nosotros mismos. Hace referencia al valor humano en cuanto ser racional, dotado de libertad y
poder creador, pues las personas pueden modelar y mejorar sus vidas mediante la toma de
decisiones y el ejercicio de su propia libertad. La dignidad propia del hombre es un valor singular
que fácilmente puede reconocerse. Lo podemos descubrir en nosotros o podemos verlo en los
demás. Pero ni podemos otorgarlo ni está en nuestra mano retirárselo a alguien. Es profundizar en
el valor que tiene la persona.

Los Derechos Humanos son el conjunto de libertades y facultades inherentes a las personas
relativas a bienes primarios y básicos que resultan indispensables para su desarrollo. Son
independientes de la nacionalidad, el género, la condición social o de cualquier otro factor; y su
reconocimiento es de índole jurídico y ético; por ello, no dependen únicamente del Estado, el cual
debe garantizarlos. Sus principales características son:
1. Son universales porque pertenecen a todos los seres humanos por igual, sin importar su género,
edad, posición social, ideología política, creencia religiosa, origen familiar o condición económica.
2. Son incondicionales, ya que su adquisición no depende de algún otro criterio más que el de la
idea de dignidad humana y porque su límite estriba en el derecho ajeno.
3. Son inalienables, pues no se pueden perder bajo ninguna circunstancia ni se pueden transferir a
alguien más bajo ningún contexto ya que todos los seres humanos gozan de ellos.

RESPETO, DEFENSA Y PROMOCIÓN DE LOS DERECHOS HUMANOS

Fue Karel Vasak quien en 1979 concibió por primera vez la clasificación de los Derechos Humanos
con base a la idea de Tres Generaciones, según su naturaleza, origen, contenido y materia, debido
al carácter histórico y a la cronología de su reconocimiento dentro del orden jurídico que rige
dentro de cada nación.

Para algunos filósofos del Derecho, cada generación es manifestación de un cierto tipo de
racionalidad que se va realizando progresivamente en el tiempo; mientras que para otros, cada
generación de Derechos Humanos es expresión de diferentes formas de racionalidad que vistos
con mucho detalle pueden entrar en conflicto entre si.

Según la CNDH, las diferentes generaciones se definen así:

Primera Generación: Se refiere a los derechos civiles y políticos, también denominados “libertades
clásicas”. Este primer grupo lo constituyen los reclamos que motivaron los principales
movimientos revolucionarios en diversas partes del mundo a finales del siglo

Segunda Generación. La constituye los derechos económicos, sociales y culturales que están
vinculados con el principio de igualdad. Exigen para su realización efectiva de la intervención de
los poderes públicos, mediante prestaciones y servicios públicos. Demandan un Estado de
bienestar que implante acciones, programas y estrategias, a fin de lograr que las personas gocen
estos derechos de manera afectiva.

Tercera Generación. Este es el grupo más reciente y fue promovido con el propósito de motivar el
progreso social y mejorar la calidad de vida de todos los pueblos, en un marco de respeto y
colaboración entre las distintas naciones de la comunidad internacional. Están vinculados con un
sentido de solidaridad, unificados por su incidencia en la vida de todos, a escala universal; por lo
que precisan para su realización una serie de esfuerzos y cooperaciones en un nivel planetario.

LOS ÁMBITOS DE LA MORAL Y LA ÉTICA

La ética es entendida en este ámbito como aquella parte de la filosofía que se dedica a la reflexión
sobre la moral, donde podemos crecer en saberes acerca de nosotros mismos y, por tanto,
alcanzar un mayor grado de libertad. Ética-Autonomía-Libertad-Voluntad-(Si hacemos uso de la)-
Razón
EL HOMBRE Y LA LIBERTAD

Los seres humanos somos libres gracias a la gran capacidad de nuestro entendimiento y a que
nuestra voluntad libre posee una gran plasticidad, es decir, una gran capacidad de elección.
El auténtico valor de la libertad de los seres humanos radica en que nos hace autónomos. Y ser
autónomos es disponer de capacidad para poder ser sí mismo. No se trata de ser sí mismo de un
modo relajado y tranquilo, sino de ser sí mismo en lucha con nosotros mismos, es decir, no
conformándonos nunca con lo que hemos alcanzado, sino trabajando para mejorarnos a nosotros
mismos y mejorar a la sociedad.

los actos humanos requieren que el individuo los realice con plena conciencia y total libertad, para
que moralmente pueda ser responsable de ellos.

Las personas, en tanto seres conscientes y libres, son siempre responsables de su vida moral.
La responsabilidad moral consiste en un sentimiento interno e íntimo de cada persona, que lleva a
la aceptación responsable de sus actos ante sí misma, ante su propia conciencia.
Tales comportamientos suelen repercutir en nuestra propia conciencia, despertando en ella
ciertos movimientos de aceptación, complacencia o agrado, si se ha obrado bien, o de rechazo y
malestar cuando se ha obrado mal.
Y no sólo podemos, ser libres, sino que debemos ser libres. Debemos luchar por lograr mayores
libertades cívicas, de pensamiento, de conciencia, de expresión, etc. Debemos luchar por lo que
Kant llamaba “autonomía de la voluntad”, es decir, por la posibilidad de dominarnos a nosotros
mismos; pues sin control ninguno el hombre no queda más libre, sino más disminuido. Debemos
luchar por que efectivamente nuestra conciencia pueda testimoniar sin engaños, antes, después y
durante nuestras acciones, que somos libres. Debemos, en una palabra, transformar, como dice el
marxismo, la necesidad en libertad. Será el esfuerzo por la verdad lo que hará libre al hombre.

Javier y Wendy Méndez. (2017). sentido ético de la vida humana. 2018, de prezi Sitio web:
https://prezi.com/hfdn1yj3tood/el-sentido-etico-de-la-existencia-humana/

Oscar. (2011). El hombre y la libertad. 2018, de spanishteacher Sitio web: http://spanishteacher-


oscar.blogspot.mx/2011/09/filosofia-el-hombre-y-la-libertad.html

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