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ÍNDICE

OBJETIVOS .............................................................................................................. 2

INTRODUCCIÓN ..................................................................................................... 3

Tema I: “LOS DOGMAS DE LA IGLESIA CATÓLICA” .............................................. 4

Tema II: “EL AMOR EN LA MISERICORDIA DIVINA DE DIOS” .............................. 9

Tema III: “DIRECTORIO DE LA PIEDAD POPULAR (PROCESIONES)” ............... 11

Tema IV: “LA INTERCESIÓN DE LOS SANTOS” .................................................... 14

Tema V: “JESÚS NAZARENO DE LAS MISERICORDIAS” ....................................... 18

Tema VI: “El PAPEL DE LOS LAICOS EN LA IGLESIA” ......................................... 20


OBJETIVOS

• Profundizar el estudio de los tres módulos anteriores.

• Proliferar el estudio bíblico y tener un conocimiento más amplio


y específico sobre los temas que se verán en este módulo

• Continuar la formacion espiritual de las hermandades aclarando


conceptos sobre la liturgia piedad popular y los santos.

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HERMANDADES PARROQUIA SANTA ALICIA- IV MÓDULO “JESÚS NAZARENO DE LAS MISERICORDIAS”
INTRODUCCIÓN

Se presenta la parte cinco de los módulos de crecimiento espiritual,


abordando temas de gran interés para nuestra formación doctrinal
como son; los dogmas de la iglesia y la piedad popular con la liturgia
así mismo se profundiza la historia de nuestra imagen titular Jesús
Nazareno de las Misericordias y se da seguimiento a las planteadas
desde el principio de los módulos

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HERMANDADES PARROQUIA SANTA ALICIA- IV MÓDULO “JESÚS NAZARENO DE LAS MISERICORDIAS”
Tema I: “LOS DOGMAS DE LA IGLESIA CATÓLICA”
Objetivo del tema: conocer qué, cuántos y cuáles son los dogmas que han sido definidos
a lo largo de la historia de la iglesia católica.

¿Qué es un Dogma?
Es una verdad Absoluta
Definitiva

revelada definida por la Una verdad Inmutable


SEGURA
Infalible
iglesia Irrevocable
Incuestionablemente

Entendemos por dogma una verdad que pertenece al campo de la fe o de la moral, que
ha sido revelada por Dios, transmitida desde los Apóstoles ya a través de la Escritura,
ya de la Tradición, y propuesta por la Iglesia para su aceptación por parte de los fieles.
Las revelaciones privadas no constituyen dogmas, y algunos teólogos incluso limitan la
palabra "definida" a doctrinas fijadas solemnemente por el Papa o por un concilio
general, mientras que una verdad revelada se convierte en dogma aun cuando sea
propuesta por la Iglesia por medio de su magisterio ordinario o su oficio de enseñar. El
concepto de dogma, entonces, abarca una doble relación: con la revelación divina y con
la enseñanza autorizada de la Iglesia1

Siendo el dogma una verdad revelada, su carácter intelectual y su realidad objetiva


dependen del carácter intelectual y la realidad objetiva de la revelación divina. De modo
que aplicaremos aquí al dogma las mismas conclusiones que se desarrollan, con mayor
profundidad, en el artículo sobre revelación. ¿Debe reconocerse el dogma simplemente
como una verdad revelada por Dios? ¿Pueden aceptarse los dogmas como verdades
objetivas, destinadas a ser entendidas por el
entendimiento humano? ¿Debemos
creerlas con nuestra razón? ¿Debemos
admitir la distinción entre dogmas
fundamentales y no fundamentales?

Las tres clases de verdades


reveladas

Los teólogos distinguen tres clases de


verdades reveladas: verdades reveladas
formal y explícitamente; verdades reveladas
formal pero sólo implícitamente; y verdades
reveladas sólo virtualmente.

(Cfr. Núm. 85-95 del Catecismo de la Iglesia católica).


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HERMANDADES PARROQUIA SANTA ALICIA- IV MÓDULO “JESÚS NAZARENO DE LAS MISERICORDIAS”
Se dice que una verdad es revelada formalmente
cuando quien revela pretende transmitir ese mensaje
directamente a través de su propio lenguaje, para
garantizarlo por la autoridad de su palabra. La
revelación es formal y explícita cuando se transmite en
términos claros y específicos. Es formal pero implícita
cuando el lenguaje no es tan claro y deben utilizarse
cuidadosamente las reglas de interpretación para
determinar su significado. Y una verdad se llama sólo
virtualmente revelada cuando no está garantizada por
la palabra de quien transmite pero se puede deducir
de algo que sí ha sido formalmente revelado. Ahora bien, las verdades reveladas formal
y explícitamente por Dios son indudablemente dogmas en sentido estricto cuando la
Iglesia las propone o define. Tales son, por ejemplo, los artículos del Credo de los
Apóstoles. De igual modo son dogmas en sentido estricto las verdades reveladas por
Dios formalmente, pero en forma implícita. Ejemplo de ellas son las doctrinas de la
transubstanciación, de la infalibilidad papal, de la Inmaculada Concepción, algunas
enseñanzas de la Iglesia acerca del Salvador, los sacramentos, etc. Toda doctrina
definida por la Iglesia como algo contenido en la revelación se debe aceptar como algo
formalmente revelado, implícita o explícitamente. Y es un dogma de fe que la Iglesia es
infalible al definir esas dos clases de verdades reveladas. El rechazo deliberado de
alguna de ellas constituye pecado de herejía. Hay varias opiniones acerca de las
verdades reveladas virtualmente. Y ello deriva de la diversidad de posturas respecto al
objeto material de la fe (Véase Fe). Baste decir aquí que, según algunos teólogos, las
verdades reveladas virtualmente pertenecen al objeto material de la fe y solamente se
convierten en dogmas en sentido estricto cuando la Iglesia las define o propone como
tales. Para otros, esas verdades no pertenecen al objeto material de la fe divina, ni se
convierten en dogmas, estrictamente hablando, por el hecho de ser definidas o
propuestas, mas pueden ser llamadas dogmas mediatamente divinas, o eclesiásticas.
En la hipótesis de que las conclusiones virtualmente reveladas no pertenezcan al objeto
material de la fe, no se ha definido aún si la Iglesia es infalible al definirlas. Sin embargo,
en torno a esas verdades, la doctrina de la Iglesia es teológicamente cierta y no puede
ser negada legalmente, de modo que aunque la negación de un dogma eclesiástico no
sea formalmente una herejía, sí significaría el quebrantamiento de un vínculo de fe y
acarrearía la expulsión de la Iglesia por un decreto de anatema o de excomunión.

La Iglesia Católica proclama la existencia de muchos Dogmas, siendo 44 el número de


sus principales dogmas. Ellos están subdivididos en 8 categorías diferentes

//PREGUNTAS CUALES SON LOS DOGMAS QUE CONOCEN QUE ESTAN ENCERRADOS EN ESTAS CATEGORIA//

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HERMANDADES PARROQUIA SANTA ALICIA- IV MÓDULO “JESÚS NAZARENO DE LAS MISERICORDIAS”
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HERMANDADES PARROQUIA SANTA ALICIA- IV MÓDULO “JESÚS NAZARENO DE LAS MISERICORDIAS”
Divisiones
Las divisiones del dogma son prácticamente las mismas que las de la fe. Los dogmas
pueden ser

1) Generales o especiales;
Los dogmas generales forman parte de la revelación destinada a toda la humanidad
y transmitida por los Apóstoles. Los especiales son aquellos que son revelados en
forma privada. Estos últimos, en sentido estricto, no constituyen verdaderos
dogmas, puesto que no son verdades reveladas a través de los Apóstoles, ni son
definidos o propuestos por la Iglesia para ser aceptados universalmente por los
fieles.

2) Materiales o formales;
Son dogmas materiales (o divinos, por si mismos, dogmas in se) aquellos que, sin
tomar en consideración si son o no definidos por la Iglesia, se aceptan simplemente
como revelados. Dogma formal (o católico, “en relación con nosotros”, quoad nos)
es aquel que puede ser reconocido como revelado y definido. Lo mismo que en el
caso de los dogmas especiales, los materiales no pueden ser llamados dogmas en
el sentido estricto de la palabra.

3) Puros o mixtos;
Dogma puro es el que únicamente puede ser conocido a través de la revelación,
como es el caso de la Trinidad, la Encarnación, etc. Dogma mixto es aquel que
puede conocerse ya por la revelación ya por el razonamiento filosófico, como la
existencia y los atributos de Dios. Ambas clases de dogma son tales estrictamente
hablando, pues se pueden considerar revelados y definidos.

4) Simbólicos o no simbólicos;
Los dogmas contenidos en los símbolos o credos de la Iglesia son llamados
simbólicos; los demás son no simbólicos. De ahí que todos los artículos del Credo
de los Apóstoles sean verdaderos dogmas, pero no todos los dogmas pueden ser
técnicamente llamados artículos de fe, aunque así se les conozca ordinariamente.

5) Y pueden diferir según sus diversos grados de necesidad.


Finalmente, hay dogmas a los cuales es indispensable adherirse por la fe como
condición necesaria para salvarse, mientras que en otros tal adhesión sólo se hace
necesaria por un precepto divino. Unos dogmas deben ser conocidos y creídos
explícitamente, mientras que para otros basta una adhesión implícita.

El Credo
Todos y cada uno de los artículos del Credo de los Apóstoles son artículos de fe, y
dogmas, para los católicos. El Credo es la oración mediante la cual como católicos
profesamos nuestra fe.

//Explicar y/o cómo podemos identificar los dogmas mediante el credo, oración con la cual profesamos nuestra Fe//

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HERMANDADES PARROQUIA SANTA ALICIA- IV MÓDULO “JESÚS NAZARENO DE LAS MISERICORDIAS”
CREO EN DIOS PADRE TODO PODEROSO
La existencia de Dios
La existencia de Dios como objeto de fe
La unidad de Dios
Dogmas sobre Dios
Dios es Eterno
Santísima Trinidad

CREO EN JESUCRISTO SU ÚNICO HIJO NUESTRO SEÑOR


JESUCRISTO ES EL VERDADERO DIOS (JUAN 10:30) E HIJO DE DIOS POR
ESCENCIA

La inmaculada concepción de
QUE FUE CONCEBIDO POR OBRA Y GRACIA DEL ESPIRITU María Dogmas
SANTO, NACIO DE SANTA MARIA VIRGEN
Marianos
Jesús posee dos naturalezas que no se transforma ni se La perpetua virginidad de
juntan Marianota
Cada una de las naturalezas de Cristo posee su porpia
voluntad física y su propia operación física

Jesucristo además de hombre , es el hijo natural de Dios

PADECIÓ BAJO EL PODER DE PONCIO PILATO, FUE CRUCIFICADO MUERTO Y


SEPULTADO, DESCENDIO A LOS INFIERNOS Y AL TERCER DIA RESICITO DE
ENTRE LOS MUERTOS
Cristo se sacrificó en l cruz como verdadero y propio sacrificio Dogmas sobre
Crsito nos rescató y reconcilió con Dios por Jesucristo
medio del sacrificio de su muerte en la cruz
Al tercer día después de su muerte, cristo resucitó glorioso de
entre los muertos

SUBIÓ A LOS CIELOS Y ESTA SENTADO A LA DIESTRA DE DIOS PADRE


TODOPODEROSO
Cristo subió en cuerpo y alma a los cielos y está sentado a la
diestra de dios padre (Marcos 16:19; Lucas 24:50-51; Hechos
1:9-11 Y Efesios 4:7-13)

Y DESDE ALLÍ HA DE JUZGAR A LOS VIVOS Y A LOS MUERTOS

El juicio Final Dogmas de las ultimas


La segunda venida de nuestro Señor cosas

CREO EN EL ESPÍRITU SANTO LA SANTA IGLESIA CATÓLICA, LA COMUNIÓN


DE LOS SANTOS EL PERDÓN DE LOS PECADOS
La iglesia recibió de Cristo el poder de perdonar los Dogmas sobre el Papa y la
pecados cometidos después del Bautismo Iglesia

LA RESURRECCIÓN DE LA CARNE Y LA VIDA ETERNA, AMÉN

La muerte y su origen
La resurrección de los muertos en el ultimo día
Dogmas de las ultimas
El Cielo (Paraiso) cosas

El infierno
El purgatorio

Tarea
Investigar los documentos en los que se proclaman los dogmas sobre:

El Purgatorio
La Inefabilidad del Papa

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HERMANDADES PARROQUIA SANTA ALICIA- IV MÓDULO “JESÚS NAZARENO DE LAS MISERICORDIAS”
Tema II: “EL AMOR EN LA MISERICORDIA DIVINA DE
DIOS”
Objetivo del tema: Saber que la misericordia de Dios no es más que una expresión de su
infinito amor.

Una de las palabras más densas de contenido y más originales de toda la Biblia es la
palabra misericordia. El Dios de la revelación es un Dios misericordioso1. "Padre de las
misericordias", le llama San Pablo (2 Cor 1, 3). Y Cristo nos invita a "ser misericordiosos
como nuestro Padre celestial es misericordioso" (Lc 6, 30).

Un palpable ejemplo de este tipo de amor misericordioso es el de Dios que siempre está
dispuesto a cancelar toda deuda, a olvidar a renovar. Para
educarnos en el perdón debemos constantemente recordarlo.

El Señor Resucitado se encuentra con los suyos y les


comunica el Espíritu Santo para que puedan cumplir la misión
de perdonar los pecados, siendo instrumentos de la
misericordia de Dios: “Recibid el Espíritu Santo; a quienes les
perdonéis los pecados les quedan perdonados; a quienes se
los retengáis les quedan retenidos” (Jn 20,22).

El Concilio de Trento enseña que “por este hecho tan insigne


y por tan claras palabras, el común sentir de todos los Padres
entendió siempre que fue comunicada a los Apóstoles y a sus
legítimos sucesores la potestad de perdonar y retener los pecados para reconciliar a los
fieles caídos en pecado después del Bautismo”.

La fuente de todo perdón es el Padre de la misericordia, que “realiza la reconciliación


de los pecadores por la Pascua de su Hijo y el don de su Espíritu, a través de la oración
y el ministerio de la Iglesia” (Catecismo 1449).

La misericordia es el amor del Padre; un amor paciente y benigno; un amor fiel y más
poderoso que el pecado y que la muerte. Juan Pablo II decía que “precisamente porque
existe el pecado en el mundo (…), Dios que «es amor» no puede revelarse de otro modo
si no es como misericordia”; es decir, como amor que perdona, que mantiene la fidelidad
a pesar de las infidelidades de los hombres. Y Benedicto XVI nos ayuda a comprender
el alcance infinito de esta fuerza divina al comentar: “Es la misericordia la que pone un
límite al mal. En ella se expresa la naturaleza del todo peculiar de Dios: su santidad, el
poder de la verdad y del amor”.

La misericordia de Dios pone un límite al mal. Esta verdad la vemos reflejada en la


resurrección de Nuestro Señor Jesucristo, en su Pascua. En la Cruz del Salvador Dios
sale misericordiosamente al encuentro de lo que constituye la raíz misma del mal en la
historia del hombre: el pecado y la muerte. Jesús, el Inocente, carga sobre sí todo el
terrible peso del pecado y lo “desactiva” con su obediencia. Con su propia muerte, vence
a la muerte.

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HERMANDADES PARROQUIA SANTA ALICIA- IV MÓDULO “JESÚS NAZARENO DE LAS MISERICORDIAS”
Con su Resurrección, prueba que la misericordia de Dios es más fuerte que toda la
fuerza del mal.

Por eso Cristo vivo, Testigo por antonomasia de la misericordia del Padre, saluda a los
suyos, por tres veces, con la paz: “Paz a vosotros”. La misericordia de Dios es capaz de
disipar el miedo; es capaz de sustentar e impulsar la misión de la Iglesia, y es capaz de
vencer las dudas que impiden pasar de incrédulo a creyente.

Comunicando el Espíritu Santo, el Señor derrama en nuestros corazones el don del


Amor, cuyo primer efecto es la remisión de nuestros pecados, para que en cada uno de
nosotros se produzca una auténtica “resurrección espiritual”, una vuelta a la amistad con
Dios. La misión de la Iglesia es, por voluntad de Cristo, ser dispensadora de la
misericordia divina. Particularmente en el sacramento de la Penitencia, en el que “cada
hombre puede experimentar de manera singular la misericordia, es decir, el amor que
es más fuerte que el pecado” (Juan Pablo II).

Reconocer, en la fe, al Señor resucitado, equivale a proclamar la clemencia del Señor,


a contemplar su costado traspasado, a dirigirnos con confianza y agradecimiento al
Corazón de Cristo donde vemos la encarnación de la misericordia de Dios.

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Tema III: “DIRECTORIO DE LA PIEDAD POPULAR
(PROCESIONES)”
Objetivo del tema: Conocer la importancia del directorio para nuestro crecimiento
espiritual como miembros de hermandades

En esta ocasión estudiaremos otra clase de


documentos de nuestra madre iglesia los
cuales son los directorios.

Estos son publicados por distintas


congregaciones dentro de la iglesia católica
que tienen una función específica.

La congregación para el culto divino y la


disciplina de los sacramentos tal como su
nombre lo dice es la encarga de dictar las normas en la liturgia y distintas devociones
dentro de la iglesia así mismo rige como deben ser impartidos los sacramentos.

Esta congregación en el 2002 publica este directorio para dar las “directrices” de cómo
se tienen que realizar las celebraciones de piedad popular dentro y fuera de la liturgia
por eso es muy importante que nosotros como miembro de hermandad que somos los
encargados de defender y DIFUNDIR la piedad popular saber las indicaciones que la
santa sede nos imparte para no caer en ABUSOS LITURGICOS o errores que pueden
dañar la fe de las personas que han confiado en nosotros.

NOTA: En este tema NO se estudiara TODO el directorio ya que es muy extenso pero
se recomienda a aquellos que cursan este módulo leer este directorio cuando tengas
dudas sobre algún tema de piedad popular ya que será de gran ayuda para llegar a la
respuesta buscada.

Dentro del directorio podemos encontrar los siguientes temas relevantes para los
miembros de hermandades:

• Año litúrgico de la piedad popular


• Veneración a la santa madre del señor
• Veneración a los santos y beatos
• Santuarios y peregrinaciones

En este tema vamos a profundizar en el apartado de la “Veneración a los santos y


beatos” específicamente en las procesiones.

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HERMANDADES PARROQUIA SANTA ALICIA- IV MÓDULO “JESÚS NAZARENO DE LAS MISERICORDIAS”
Veamos que nos dice el Directorio acerca de las procesiones:

En la procesión, expresión cultual de carácter universal y de múltiples valores religiosos


y sociales, la relación entre Liturgia y piedad popular adquiere un particular relieve. La
Iglesia, inspirándose en los modelos bíblicos (cfr. Ex 14,8-31; 2 Sam 6,12-19; 1 Cor
15,25-16,3), ha establecido algunas procesiones litúrgicas, que presentan una variada
tipología:

- algunas evocan acontecimientos salvíficos referidos al mismo Cristo; entre estas, la


procesión del 2 de Febrero, conmemorativa de la presentación del Señor en el Templo
(cfr. Lc 2,22-38); la del Domingo de Ramos, que evoca la entrada mesiánica de Jesús en
Jerusalén (cfr. Mt 21,1-10; Mc 11,1-11; Lc 19,28-38; Jn 12,12-16); la de la Vigilia
pascual, memoria litúrgica del "paso" de Cristo de las tinieblas del sepulcro a la gloria de
la Resurrección, síntesis y superación de todos los éxodos del antiguo Israel y premisa de
los "pasos" sacramentales que realiza el discípulo de Cristo, sobre todo en el rito
bautismal y en la celebración de las exequias;

- otras son votivas, como la procesión eucarística en la solemnidad del Cuerpo y Sangre
del Señor: el santísimo Sacramento pasando por la ciudad de los hombres suscita en los
fieles expresiones de amor agradecido, exige de ellos fe-adoración y es fuente de
bendición y de gracia (cfr. Hech 10,38); la procesión de las rogativas, cuya fecha la
establece actualmente la Conferencia de Obispos de cada país, que son una súplica
pública de la bendición de Dios sobre los campos y sobre el trabajo del hombre, y tienen
también un carácter penitencial; la procesión al cementerio el 2 de Noviembre,
Conmemoración de los fieles difuntos;

- otras son necesarias para el desarrollo de algunas acciones litúrgicas, como: las
procesiones con ocasión de las estaciones cuaresmales, en las que la comunidad cultual
se dirige desde el lugar establecido para la collecta a la iglesia de la statio; la procesión
para recibir en la iglesia parroquial el crisma y los santos óleos, bendecidos el Jueves
Santo en la Misa crismal; la procesión para la adoración de la Cruz en la celebración
litúrgica del Viernes Santo; la procesión de las Vísperas bautismales en el día de Pascua,
durante la cual "mientras se cantan los salmos se va a la fuente bautismal"; las
"procesiones" que en la celebración de la Eucaristía acompañan algunos momentos, como
la entrada del celebrante y los ministros, la proclamación del Evangelio, la presentación
de ofrendas, la comunión del Cuerpo y Sangre del Señor; la procesión para llevar el
Viático a los enfermos, en aquellos lugares en que todavía está en vigor la costumbre; el
cortejo fúnebre, que acompaña el cuerpo del difunto de la casa a la Iglesia y de esta al
cementerio; la procesión con ocasión del traslado de reliquias.

Para que la procesión conserve su carácter genuino de manifestación de fe, es necesario


que los fieles sean instruidos en su naturaleza, desde un punto de vista teológico, litúrgico
y antropológico.

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Desde el punto de vista teológico se deberá destacar que la procesión es un signo de la
condición de la Iglesia, pueblo de Dios en camino que, con Cristo y detrás de Cristo,
consciente de no tener en este mundo una morada permanente (cfr. Heb 13,14), marcha
por los caminos de la ciudad terrena hacia la Jerusalén celestial; es también signo del
testimonio de fe que la comunidad cristiana debe dar de su Señor, en medio de la sociedad
civil; es signo, finalmente, de la tarea misionera de la Iglesia, que desde los comienzos,
según el mandato del Señor (cfr. Mt 28,19-20), está en marcha para anunciar por las calles
del mundo el Evangelio de la salvación.

Desde el punto de vista litúrgico se deberán orientar las procesiones, incluso aquellas de
carácter más popular, hacia la celebración de la Liturgia: presentando el recorrido de
iglesia a iglesia como camino de la comunidad que vive en el mundo hacia la comunidad
que habita en el cielo; procurando que se desarrollen con presidencia eclesiástica, para
evitar manifestaciones irrespetuosas o degeneradas; estableciendo un momento inicial de
oración, en el cual no falte la proclamación de la Palabra de Dios; valorando el canto,
preferiblemente de salmos y las aportaciones de instrumentos musicales; sugiriendo llevar
en las manos, durante el recorrido, cirios o lámparas encendidas; disponiendo las
estaciones, que, al alternarse con los momentos de marcha, dan la imagen del camino de
la vida; concluyendo la procesión con una oración doxológica a Dios, fuente de toda
santidad, y con la bendición impartida por el Obispo, presbítero o diácono.

Finalmente, desde un punto de vista antropológico se deberá poner de manifiesto el


significado de la procesión como "camino recorrido juntos": participando en el mismo
clima de oración, unidos en el canto, dirigidos a la única meta, los fieles se sienten
solidarios unos con otros, determinados a concretar en el camino de la vida los
compromisos cristianos madurados en el recorrido procesional.

TAREA: Repartir algunos puntos en específico del Directorio para que sean leidos
y analizados y comentarlos en la siguiente sesión.

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HERMANDADES PARROQUIA SANTA ALICIA- IV MÓDULO “JESÚS NAZARENO DE LAS MISERICORDIAS”
Tema IV: “LA INTERCESIÓN DE LOS SANTOS”
Objetivo del tema: Definir quiénes son los santos y aclarar los conceptos de las distintas
latrías.

“Los santos no son gente rara ni excepcional, son el modelo estándar operativo para los seres humanos.”

¿Por qué la Iglesia incluye el Día de todos los


Santos (1 de noviembre) en su calendario de
fiestas solemnes? ¿Por qué el Credo de los
Apóstoles incluye "la comunión de los santos"
como uno de los doce artículos esenciales de
nuestra fe?

Porque, como afirma Charles Peguy, "al final de


cuentas la vida tiene una sola tragedia: no haber sido santos".

Los santos no son gente rara ni excepcional. Son el modelo operativo estándar para los
seres humanos. De hecho, en el sentido bíblico de la palabra, todos los creyentes son
santos. "Santidad" significa santidad de vida. Todos los hombres, mujeres y niños,
nacidos o no nacidos, feos o bonitos, heterosexuales u homosexuales, son santos,
porque reflejan la imagen de Dios.

Los santos no son lo opuesto a los pecadores. No hay opuesto a los pecadores en este
mundo. Solo hay pecadores salvados y pecadores no salvados. Por eso santo no
significa "sin pecado", sino "puesto aparte": llamado de este mundo al destino del éxtasis
eterno con Dios.

¿Qué es un santo? Primero que nada, ya sabemos que es un pecador. Un santo sabe
todas las noticias, las malas noticias del pecado y las buenas noticias de la salvación.
Un santo es un verdadero científico, un verdadero filósofo.

Un santo conoce la verdad. Un santo es un observador, uno que ve lo que está allí. Un
santo es un realista.

Un santo también es un idealista. Un santo abraza el sufrimiento heroico a partir del


amor heroico. Un santo también abraza la alegría heroica. (Este es uno de los criterios
para la canonización: los santos deben ser alegres).

Un santo es un servidor de Cristo. Un santo es también un conquistador más grande


que Alejandro Magno, que solo conquistó el mundo. Un santo se conquista a sí mismo.
¿De qué le sirve al hombre conquistar todo el mundo si no se conquista a sí mismo?

Un santo es tan abierto que puede decir, con Pablo, "he aprendido, en la situación que
sea que me encuentre, a ser autosuficiente. Sé cómo vivir en circunstancias humildes,
sé también cómo vivir en abundancia" (Fil. 4:11-12). Un santo se casa con Dios "en la
prosperidad y en la adversidad, en la pobreza y la riqueza, en la salud y la enfermedad,
hasta la muerte". Un santo es además tan determinado, tan terco, que morirá antes de
comprometer la verdad, y escribirá el credo en la arena con su propia sangre mientras
muere. (Un santo realmente hizo esto).

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HERMANDADES PARROQUIA SANTA ALICIA- IV MÓDULO “JESÚS NAZARENO DE LAS MISERICORDIAS”
Ahora tenemos claro quiénes son los santos estudiaremos porque ellos SI PUEDEN
interceder por nosotros, o sea la INTERCESIÓN DE LOS SANTOS.

Supongamos que quiero dar a Dios un regalo (una oración). Primero se lo tengo que dar
a Jesús, luego Jesús se lo da a Dios. Ahora, supongamos que se lo quiero dar primero
a María (humana). Ella se lo da a Jesús (hombre y Dios), y Jesús se lo da al Padre
(Dios). Jesús no deja de ser el único mediador entre Dios y los hombres. Entonces la
única Mediación es difusiva (no hay de otra). Veamos el siguiente diagrama:

DIAGRAMAS DE LA INTERCESIÓN DE LOS SANTOS

Analicemos primero la figura B de la intercesión. Quizás esta sea tu idea de la


intercesión católica. Otras personas reemplazando a Jesús en la intercesión. Bueno,
entendiste mal.

Ahora veamos la figura A. Aquí, aunque María y los santos participan en la intercesión,
Jesús es un eslabón. Sin este eslabón, no habría Mediación entre Dios y los hombres.
Puedes rezarle directamente a Jesús si quieres. Pero, ¿no sería mejor si María, los
ángeles y los santos lo hicieran, para que la oración sea más efectiva? (La Biblia dice
que la oración del Justo es poderosa. ¿Y quién más justo que los santos para que le
recen a Jesús?)

Aquí puedes ver cómo los católicos entendemos la intercesión. Todas las oraciones son
dirigidas a María, los ángeles y los santos, y son redirigidas a Dios Padre gracias a la
mediación de Jesús.

Para cerrar este tema vamos a aclarar otro punto sobre la ADORACIÓN a los santos o
la misma virgen María. Este es un punto delicado del tema por el cual tenemos que
prestar mucha atención.

Los tres términos, latría, dulía e hiperdulía, son distintas formas de adoración y de
veneración en la Iglesia Católica.

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HERMANDADES PARROQUIA SANTA ALICIA- IV MÓDULO “JESÚS NAZARENO DE LAS MISERICORDIAS”
LATRÍA

‘Latría’ es un término proveniente del latín ‘latria’ y éste. A su vez, del griego ‘latreia’,
cuyo significado es ‘adoración’ o ‘culto’, el cual es utilizado en la teología católica para
ser ofrecido absolutamente a Dios.

Sin embargo, el culto de ‘latría’ igualmente debe ser ofrecido a Jesucristo al recordarle
como el Jesús Resucitado, pero no en la época en que Jesús aún permanecía en la
tierra como humano.

De acuerdo a lo expresado por Santo Tomás de Aquino, la ‘latría’ es un acto de devoción


y, por lo tanto, se relaciona con la virtud de la religión, ya que se vincula con la adoración
y el culto a Dios Padre y a Dios Hijo, Jesucristo.

El acto de devoción brota de la voluntad, y en quien que a través de la ‘latría’ recae la


devoción y la adoración es exclusivamente en Dios y en Jesucristo resucitado.

LATRIA RELATIVA

Se le llama así al culto tributado a las imágenes y reliquias de Jesucristo, como es el


Sudario de Turín, en el cual existe un gran respeto y devoción.

La imagen o reliquia no merece el culto por sí misma, y por eso la ‘latría’ es relativa.
Merece el culto por Cristo, quien sí merece y recibe el culto absoluto.

DULIA

Es el culto que se da a los ángeles y a los santos. Teológicamente, la ‘dulía’ es la


veneración hacia los ángeles, los santos y hacia los beatos que estén en proceso de
santificación.

Según Santo Tomás de Aquino, la ‘dulía no es comparable con la latría o adoración a


Dios y a Jesucristo resucitado, en el sentido de que la ‘dulía’ va dirigida hacia varios
seres, mientras que la ‘latría’ se dirige hacia un ser superior.

La veneración a los ángeles se debe por sus privilegios de poder ver a Dios en persona.

HIPERDULIA

Según la Real Academia de la Lengua (RAE), el prefijo ‘híper’ significa ‘superioridad’ y


denota un grado superior al normal.

La ‘hiperdulía’ es el culto de veneración que se rinde a la Virgen María por ser la Madre
de Dios; la Madre de Jesucristo. El culto de ‘hiperdulía’ es básicamente el mismo que el
de ‘dulía’, sólo que en la hiperdulía se muestra que existe más amor, respeto y confianza
ante la gracia que María recibió de Dios.

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HERMANDADES PARROQUIA SANTA ALICIA- IV MÓDULO “JESÚS NAZARENO DE LAS MISERICORDIAS”
El término ‘hiperdulía’ fue mencionado por primera vez en el Concilio Vaticano II según
la Constitución Dogmática ‘Lumen Gentium’, en el capítulo 663 del año 1963, no
existiendo referencia alguna a un término idéntico desde antes de dicho Concilio.

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HERMANDADES PARROQUIA SANTA ALICIA- IV MÓDULO “JESÚS NAZARENO DE LAS MISERICORDIAS”
Tema V: “JESÚS NAZARENO DE LAS MISERICORDIAS”
Objetivo del tema: Conocer más a fondo la historia de nuestra imagen titular y conocer
las advocaciones cristíferas.

La venerada imagen de nuestro Padre Jesús


Nazareno de las Misericordias, es de 72cm.
De estatura sin su panea, burilada por el
escultor Izalqueño Manuel de Jesús
Quilizapa; fue por encargo del joven Efrén
Smith Argueta, en ese momento de 12 años
de edad. Se registra el viernes 30 de mayo
de 1997 como la fecha en que fue finalizada
y entregada el primero de junio del mismo
año. Fue bendecida por el Sr. Obispo de la
Diócesis de Sonsonate, Monseñor Adolfo
Mojica Rosales; el 2 de abril de 1998 fue
bendecida nuevamente por el Sacerdote
Samuel Menjivar de la Parroquia El Pilar y
posesionando por primera vez. A finales de
enero del año 2000, la imagen que
inicialmente fue de bastidor, sufre su primera
modificación, completándose su estructura
corporal, a finales de ese mismo año se vuelve a modificar por estética y estabilidad. En
el año 2004, se da una nueva modificación y se optó por cambiar el cuerpo y la base
dejando solo las manos, pies y cabeza de la imagen anterior. Ha utilizado dos cruces,
la primera de madera de cedro, cilíndrica y acabados lizos; la segunda es réplica de la
cruz de Jesús Nazareno de las Once de la Iglesia Dolores de Izalco, la cual conserva
actualmente y estreno el jueves de dolores del año 2000. En año 2008 es comprada por
nuestras hermandades para ser parte de la imagen titular de la hermandad Infantil la
cual posesiona hasta el día de hoy.

ADVOCACIONES CRISTÍFERAS
Las Advocaciones son un título, referencia o nombre aludido que se otorga a un lugar,
figura, imagen o recuerdo. Literalmente indica el “modo de llamar” o designar.

Es común que muchos de los que se hacen llamar cristianos, por falta de información o
mejor dicho “formación”, confundan esos distintos nombres con distintos santos, santas
o “virgencitas”, como suelen llamarle.

Por ejemplo, los católicos solemos “apodar” a la Virgen María, Madre de Dios, de
distintas maneras, según el lugar dónde se halla instalada la devoción, o según la
circunstancia, si es una aparición o se la nombra Patrona, etc.
Esto no quiere decir que haya multitud de vírgenes. La Virgen es una sola.

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HERMANDADES PARROQUIA SANTA ALICIA- IV MÓDULO “JESÚS NAZARENO DE LAS MISERICORDIAS”
Ejemplo de advocaciones cristíferas:

• Dios Hijo en su Santísima Trinidad


• Dulce Nombre de Jesús
• Nuestro Padre Jesús Buen Pastor
• Nuestro Padre Jesús Caído
• Nuestro Padre Jesús Cautivo
• Nuestro Padre Jesús Cautivo en su Soledad
• Nuestro Padre Jesús de la Amargura
• Nuestro Padre Jesús de la Bendición
• Nuestro Padre Jesús de la Bendición en el Santo Encuentro
• Nuestro Padre Jesús de la Caída
• Nuestro Padre Jesús de la Caridad
• Nuestro Padre Jesús de la Columna
• Nuestro Padre Jesús de la Concordia
• Nuestro Padre Jesús de la Esperanza en el Puente del Cedrón
• Nuestro Padre Jesús de la Fe en su Sagrada Cena
• Nuestro Padre Jesús de la Humildad
• Nuestro Padre Jesús de la Humillación
• Nuestro Padre Jesús de la Meditación
• Nuestro Padre Jesús de la Misericordia

En esta ocasión estudiaremos la advocación cristífera de “JESUS NAZARENO”

Después de la iconografía de Cristo Crucificado, la representación de Jesús con la Cruz


al hombro o Jesús Nazareno ha sido muy interpretada por el arte cristiano y ha calado
profundamente como uno de los misterios pasionistas de mayor devoción. Su
composición de marcha hacia delante la ha hecho muy apropiada para ser concebida
como imagen procesional, además de ser capaz de suscitar un gran fervor piadoso. Si
bien la evolución de esta representación no ha sido tan estudiada como la de Jesús en
la Cruz, intentaremos hacer una síntesis de los momentos históricos más
trascendentales y cómo su iconografía ha sido reinterpretada en contadas ocasiones.

En esta advocación cristífera vamos a encontrar siempre a Jesús cargando con una
cruz de madera (o parecida a esta) sobre sus hombros con un rostro que depende el
tallador puede representar el dolor de llevar todas nuestras faltas sobre sus hombros o
a la vez puede tener un rostro que transmita esa paz que solo el con su dulce mirada
puede dar.

La advocación del nazareno nos hace recordar los sufrimientos de Jesús antes de ser
clavado en la cruz , lo cual nos hace meditar todo los sufrimientos y humillaciones que
tuvo que pasar antes de hacer el mayor sacrifico que fue dar la vida por nosotros.

La mayoría de veces las imágenes de esta advocación van acompañadas de la virgen


de los dolores junto con San Juan y Santa María Magdalena. Esto para recordar el
camino al calvario donde solo ellos fueron quienes le siguieron hasta el final

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Tema VI: “El PAPEL DE LOS LAICOS EN LA IGLESIA”
Objetivo del tema: Identificar cual es el papel del laico dentro de la iglesia y los
ministerios a los que puede optar.

En la Iglesia católica , un lego1 o laico2 (del latín


laĭcus, y este del griego λαϊκός,
transliterado: laikós, ‘popular’ –de la raíz
λαός laós, ‘pueblo’), también llamado seglar3
o secular4 (del latín sæculāris), es aquel fiel que
no es miembro del clero; es decir, aquel creyente
que no es un clérigo. El conjunto de los laicos de
la Iglesia se conoce como laicado.5

Uno de los aspectos negativos en el caminar de dos mil años en la vida de la Iglesia ha
sido, en algunos momentos y en algunos lugares, creer y asumir que la inmensa tarea
pastoral depende únicamente del clérigo. Esto es un grave error que tiene su
recurrencia. En el principio de la vida de la Iglesia el papel de los laicos fue muy
importante, tanto de los hombres como de las mujeres. El primer impulso evangelizador
de la Iglesia se realizó a través de laicos.

Posteriormente, poco a poco por la idea de que la perfección cristiana obliga a retirarse
del siglo y concentrarse más en la vida interior y cambiar el modo de vestir y de actuar,
se fue haciendo la idea de que lo importante era el estado clerical, y por lo tanto se
requería vestir un hábito y pertenecer a una orden, lo que contradecía los inicios de la
tradición cristiana donde la orden de las viudas, de las vírgenes, entre otras, eran
órdenes laicales.

En 1962, en la celebración del Concilio Vaticano II, uno de los temas obligatorios y
centrales fue restituir al laico, al seglar, su lugar imprescindible en la actividad de la
Iglesia Católica, para que los laicos no sólo fueran objeto de la evangelización sino
protagonistas y responsables de esta tarea; de ahí surgió el Documento del Concilio
llamado «Apostolicam actuositatem» que está de dedicado al laico.

La vocación del laico en la Iglesia

Desde la celebración del Concilio Vaticano II se ha venido perfilando la vocación del


laico como miembro de la Iglesia. Esta vocación la presentamos el año pasado en el
lema del Congreso Diocesano de Laicos: «Hombres y mujeres de Iglesia en el corazón
del mundo»; esta es la vocación primera del laico: hombres y mujeres en comunión con
la Iglesia, seguidores de Jesucristo, pero que no viven en el convento, que no traen un
hábito, sino que viven en el corazón del mundo, y el corazón del mundo son las familias,
las fábricas, las oficinas, la política, le economía, el deporte, las comunicaciones; ahí la
vocación del laico es santificar el ambiente.

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MINISTERIOS LAICALES
Los ministerios laicales son servicios de determinados laicos a la comunidad cristiana
de carácter eminentemente pastoral, como proclamar o introducir las lecturas de la misa,
animar los cantos de las celebraciones, distribuir la comunión, ayudar al sacerdote en el
altar, ser catequista, llevar la comunión a los enfermos, …

Se basan en una concepción de la Iglesia como misterio de comunión: todos somos


Iglesia y todos tenemos, como células del cuerpo místico de Cristo, una función. Por eso
no sólo los sacerdotes o religiosos ejercen ministerios, sino también los laicos.

Se puede leer en la primera Carta a los Corintios que todos formamos un único cuerpo
en Cristo (1 Cor 12,12 y ss).

Todos nos necesitamos y debemos poner al servicio de los demás los dones, funciones,
carismas y ministerios que el Señor, el Espíritu y la misma Iglesia ha suscitado y
sigue suscitando.

Por tanto la Iglesia desde sus orígenes ha aprovechado una importante variedad de
servicios, funciones y tareas que reciben el nombre genérico de ministerios; todo de
cara a la misión. Es por esto que la Iglesia es definida también como “ministerial”, tal y
como se deduce de las cartas paulinas (Rm 12,6-8).

Según el Nuevo Testamento los ministerios eclesiales pueden ser de tres tipos:

a) Los queridos por Jesús: Los apóstoles -pastores y evangelistas– (Lc 6,13; Lc 10,1);

b) Los inspirados por la acción del Espíritu Santo. Son los ministerios señalados en
las cartas paulinas: el ministerio de apóstol, de profeta y de maestro, etc. (1 Cor
12,28; Ef 4,11).

c) Los elegidos por la Iglesia: los “colaboradores” de San Pablo, que no son otra cosa
que los responsables de las comunidades cristianas (Rm 16,3; 1 Tes 3,2; 2 Cor
8,23; 1 Tes 5,12; 1 Cor 16,16).

Los ministerios que suscita el Espíritu hacen a la comunidad y ésta es la que los
discierne, como vemos en la elección de los primeros diáconos (Ac 6,1-6).

Ahora bien, Dios ha querido no solamente la existencia de ministerios en todas y cada


una de las comunidades, sino que además ha querido también la diversidad y la
creatividad de acuerdo a las necesidades que se iban presentando (Hech 1,21-26; 6,1-
3).

Los ministerios laicales son signo de vitalidad de la Iglesia, un don del Señor a la
comunidad de creyentes y una exigencia de fidelidad a la vocación de servicio que debe
caracterizar a los seguidores de Jesús de Nazaret.

Estos ministerios están intrínsecamente relacionados con el ministerio ordenado pero


no son una prolongación del ministerio ordenado. Se fundamentan en la gracia
bautismal; esta es la condición indispensable para el ministerio, y los fieles participan en
la vida y misión de la Iglesia desde su condición de laicos.

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Los ministerios laicales tienen su dignidad; y esto significa señalar su propio lugar dentro
de la Iglesia.

Claro, el servicio del ministro laico necesita una capacitación especializada, una
competencia demostrada y una específica aceptación pública al interior de la misma
Iglesia.

Es el llamamiento de la Iglesia lo que convierte el carisma personal en ministerio


eclesial.

El ministerio laical es un elemento fundamental en la estructuración y organización de


la comunidad cristiana, la cual tiene derecho a poseer los ministerios y ministros que
necesita.

Para acceder al ministerio se necesita el estímulo y formación por parte de la


comunidad, la aceptación y envío por la autoridad eclesial legítima.

Los ministerios laicales tienen una duración temporal, a diferencia del ministerio
ordenado.

La Iglesia, a través del Concilio Vaticano II y de muchos documentos, aboga por el


redescubrimiento de la identidad de los laicos y su misión en la Iglesia y en el mundo.

El primer texto oficial que nombra los ministerios de los laicos es la carta
apostólica Ministeria quaedam del año 1972, en la que Pablo VI afirma que los
ministerios pueden confiarse a los laicos de manera que dejan de estar reservados a los
candidatos al sacramento del Orden.

Entre otros documentos tenemos, por ejemplo, el Catecismo de la Iglesia (1994) que al
hablar de los fieles cristianos (nn.871-873) reconoce que entre los bautizados se da una
verdadera igualdad en cuanto a la dignidad y acción, pero existen diversos ministerios,
carismas y dones.

Algunos, incluso, pueden ser llamados a colaborar con los pastores (n. 910). Todo para
la común edificación del único cuerpo de Cristo.

También tenemos la exhortación apostólica Evangelii Nuntiandi (Del papa Pablo VI, del
año 1975).

Este documento ya señala (n. 70), que los seglares, en primer lugar, tienen como
vocación específica la evangelización en medio del corazón del mundo, en los complejos
ámbitos de la política, de lo social, de lo económico, de la cultura, de la ciencias y de las
artes. Y están llamados a ejercer ciertos ministerios dentro de la Iglesia.

Y en la exhortación apostólica del papa Juan Pablo II Christifideles Laicidel año 1988
podemos comprender mucho mejor qué son los denominados “ministerios y funciones
laicales”.

A partir de esta exhortación se podría hacer la siguiente distinción:

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a) Ministerios sacramentales y públicos: tienen como base el sacramento del
orden.

b) Ministerios estables no sacramentales o instituidos: los principales, hoy, son


lector y acólito.

c) Ministerios laicales ocasionales, ejercidos en circunstancias determinadas y


puntuales: voluntariado de caridad, catequistas, sacristanía, etc;

Estos ministerios denominados “laicales”, tanto los ocasionales como


los estables, ayudan a concretar las cuatro dimensiones tradicionales de la Iglesia:
caridad (diakonia), comunión (koinonia), evangelización (martyria) y culto (leiturgia).

Son ministerios importantes y necesarios y expresión del sacerdocio común bautismal


de los fieles y de la riqueza de manifestaciones del Espíritu para la edificación de la
Iglesia.

ACLARACION ESPECIAL SOBRE LOS MINISTROS EXTRAORDINARIOS DE LA


COMUNION.
En muchas ocasiones, cuando asistimos a la misa dominical nos hemos topado con el
curioso fenómeno de ver una larga fila en el momento de la comunión.Algunos laicos,
hombres o mujeres, se acercan al sacerdote para ayudarlo a repartir la comunión. Nos
asalta la duda: ¿quiénes serán esas personas? ¿Es correcto lo que hacen? ¿Puedo yo
ayudar de la misma manera?

Esas personas son los así llamados ministros extraordinarios de la sagrada Comunión.
Es un ministerio laical contemplado en la Iglesia Católica y estipulado en el Canon 230,
párrafo tercero del Derecho Canónico que dice: “Donde lo aconseje la necesidad de la
Iglesia y no haya ministros, pueden los laicos, aunque no sean lectores ni acólitos,
suplirles en algunas de sus funciones, es decir, ejercitar el ministerio de la palabra,
presidir las oraciones litúrgicas, administrar el bautismo y dar la sagrada Comunión
según la prescripción del derecho”. Y en el canon siguiente (231) establece que para
ejercer este ministerio laical se requiere de la debida formación, conciencia y
generosidad.

De esta manera los laicos pueden ayudar en una forma activa a los párrocos en la
distribución de la Comunión, tanto en la misa como fuera de ella.

Para la constitución de este ministerio se requiere la existencia de una necesidad dentro


de la Iglesia. ¿Cuál es esa necesidad? El documento pontificio Immensae caritatis del
23 de enero establece específicamente los casos en que la Iglesia considera que existe
esa necesidad y son los siguientes:

a) Que no haya sacerdote, diácono o acólito que pueda repartir la comunión.

b) Que habiéndolos, no puedan administrar la comunión por impedírselo otro


ministerio pastoral, o la falta de salud o la edad avanzada.

c) Que sean tantos fieles los que pidan la comunión que sería preciso alargar
demasiado la Misa o la distribución de la comunión fuera de ella.

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De esta manera podemos estar seguros de que la Iglesia siempre mira por las
necesidades de sus hijos. Y de esta manera, bien sea por criterios de practicidad para
obviar filas inmensas que retraerían a muchos de acercarse a recibir la comunión o
prácticamente no daría tiempo de repartirla, o ante la falta de sacerdotes o personas
idóneas como en el caso de las misiones, la Iglesia vela por hacer accesible el Cuerpo
de Cristo a quien lo necesite.

Para recibir este ministerio el mismo documento Immensae caritatis pide que el fiel,
hombre o mujer que será instituido como ministro extraordinario de la Sagrada
Comunión, deba estar adecuadamente instruido y ser recomendable por su vida, por su
fe y por sus costumbres. Incluso utiliza unas palabras muy exactas sobre la idoneidad
de la persona, que transcribo a continuación. “No sea elegido nadie cuya designación
pudiera causar admiración a los fieles”.

Por lo tanto este ministerio solo puede ser “usado” en CONDICIONES EXTRA
ORDINARIAS ya que el MINISTRO DE LA COMUNION ES EL SACERDOTE. NUNCA
UN MEC DEBE REEMPLAZAR A UN SACERDOTE O UN SACERDOTE HACER UNO
DE LOS MEC CUANDO ESTE NO SEA NECESARIO YA QUE SE ESTA
COMETIENDO UN GRAVE ABUSO LITURGICO.

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