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Los imperialistas están en una nueva fase conclusiva y convulsiva de golpe de Estado global, y lo de
Venezuela es una fórmula de “legalidad imperial necesaria” para sentar el precedente, que todo
recurso valioso en el mundo les pertenece, que todo gobierno o pueblo que se les resista debe ser
borrado o reseteado.
El hegemón yanqui agrede al pueblo bolivariano respondiendo a los desafíos para preservar su
“estatus” en un mundo que cambia vertiginosamente, no le importa masacrar, usurpar o violar. El
capital lo justifica todo, las élites mundiales occidentales van tras éste, a ver cuánto les toca de cada
saqueo. Por el estado de agresión permanente se reafirma el hecho de que los Estados Unidos son
la mayor amenaza real a la paz, la seguridad global, la estabilidad social y a las aspiraciones de
cambio de los pueblos del mundo.
A Venezuela la asalta la maquinaria transnacional, mediática, militar, industrial, política y más. Hace
tiempo el capitalismo imperialista pasó a una versión neofascista de acciones reaccionarias en todas
partes del mundo y a plena luz del día, están empeñados en extender el capitalismo salvaje
neoliberal más allá de su fecha de caducidad; lo que implica llevar la agresión a nuestros pueblos.
Los países subordinados que apoyan la invasión sobre Venezuela tampoco están libres de una
posterior agresión, porque ya no importará qué tan fieles sean, sino cuánta utilidad les garanticen,
los yanquis lo mismo han dado golpes de Estado a gobiernos opuestos que a viejos aliados, ver
Trujillo en República Dominicana o Sadam Hussein en Irak.
Guaidó será un títere de poca monta y de escasa resistencia al tiempo, pero es un recurso infalible
para una intervención militar sobre Venezuela. Sirve al imperio encubriendo las supuestas formas
de “ayuda humanitaria” que se traduce en derribar gobiernos, ante una catástrofe económica
auspiciada en primerísima instancia por la guerra económica del imperialismo desde hace 5 años
contra la Revolución Bolivariana.
La dimensión de la guerra económica dirigida por Donald Trump es tal que ha destruido el aparato
productivo de Venezuela “haciendo crujir la economía” (Nixon) como hace 45 años en chile para
derribar a Salvador Allende, así pues, para “pegarle a Venezuela en el trasero” ha dejado sin
medicamento los hospitales, ha encarecido los productos de necesidad básica, deterioró los
transportes, alteró su propio mercado interno provocando la ruina de la población en aras de que
ésta acepte los mandatos empresariales y vea a su gobierno como el culpable de la situación.
Es cuestión de autodeterminación de los pueblos y no competencia de los gringos imperialistas. El
pueblo es sabio y paciente como lo dijo el cantor Alí Primera, y tendrá que pasar de la resistencia a
la acción contra los intervencionistas, hasta restituir los ideales del Comandante Chávez, y de otras
y otros revolucionarios en la historia. Los pueblos de Latinoamérica y el Caribe defendemos la patria
bolivariana frente al agresor imperialista.