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Estamos viviendo tiempos muy difíciles que se ven reflejados en todas las
áreas de nuestras vidas, tanto en la niñez, como en los jóvenes, en los
diferentes planteles educativos (preescolar, primaria, secundaria, y las
Universidades); hemos perdido el gusto por aprender a escribir.
Para escribir no siempre hay que estar inspirados, aunque, a veces, solo fluye
y no te das cuenta pero cuando fluye así mayor mente es porque estas
inspirados lo que nos lleva a la siguiente pregunta “¿acaso lo que escribí está
bien?”, esa es la pregunta que nos hacemos cuando escribimos algo que nos
llega de repente, por lo general si nos gusta el escrito tratamos de pulirlo y
hacerlo aún mejor agregando ciertas normas como los signos de puntuación,
las tildes, etc. Donde pueden llegar a ser correcto y hasta hoy en día publicarlo
en internet o ponerlo en tus estados de Facebook, Whatsapp u otra red social
que haya en estos días; pero hay gente que nace con un Don para escribir
como Ángel Jové (1980, p7) nos afirma de su vida: “Empecé a escribir cuando
tenía ocho años: de improviso, sin inspirarme en ejemplo alguno. No conocían
a nadie que escribirse y a poca gente que leyese. Pero el caso era que sólo me
interesaban cuatro cosas: leer libros, ir al cine bailar claqué y hacer dibujos.
Entonces un día comencé a escribir, sin saber que me había encadenado de
por vida a un noble pero implacable amo.”
Para concluir escribir es difícil porque se practica poco. Pocas personas leen,
pero aún menos escriben. Escribir es un arte, es una habilidad que se debe
ejercitar para no perder. Recomendación: hay que escribir regularmente,
fijándose un horario estricto y apegándose a él.
Escribir es difícil porque se nos olvida que no escribimos para nosotros solos:
el mensaje solo funciona si llega a un lector, que lo decodifica e interpreta: si el
receptor se traba con el texto, o no lo entiende y lo abandona, entonces el
objetivo del trabajo (y el mensaje) se pierde.
Escribir es un arte que te lleva consigo como Capote (2016) nos dice en su
última obra: “Me chupó hasta la medula de los huesos. Por poco acaba
conmigo. Creo que, en cierto modo, acabo conmigo”.