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Editorial
Abelleira, Hilda.
Clínica forense en familias : historización de una práctica / Hilda Abelleira y Norma Delucca. - la ed. la
reimp- Buenos Aires : Lugar Editorial, 2011.
288 p.; 23x16 cm.
ISBN 978-950-892-203-6 1.Cínica Psicológica Forense-Familia 2. Psicología Forense I. Delucca, Norma II.
Título CDD 347.006 019
índice
Prólogo ......................................................................................................................... 7
Prólogo
ISIDORO BERENSTEIN
Este libro nos instala de pleno en un campo que puede llamarse Clínica Forense y
resulta de una relación entre la Psicología y el Derecho. Habría dos maneras de con-
cebir esta relación: desde la búsqueda de una articulación que trate de mostrar la
consistencia de cada una y andar un camino en búsqueda de su complementación.
Otra manera de vincularlas sería considerarlas dos disciplinas distintas que seguirán
siéndolo y que cada una ofrecen a la otra lo que no tienen ni tendrán y que a partir de
ahí deberán realizar un trabajo de relación, no hecho hasta ese momento. Dos figuras
se encarnan en la realización de ese trabajo: el Juez y el Psicólogo vincular. El primero
da a conocer la Ley en realidad lo que interpreta de ella. Después de todo lo que in-
10 HILDA ABELLEIRA - NORMA DELUCCA
PARTE I
Consideraciones Teóricas
Introducción
Han transcurrido más de 15 años desde que publicáramos en 1985 un primer li-
bro1, dedicado a reflexionar y conceptualizar acerca de nuestra praxis con familias en
el campo clínico y forense.
Habíamos ingresado en 1972 a la Asesoría Pericial de los Tribunales de la Provin-
cia de Buenos Aires, en la ciudad de La Plata. No existía aún la Ley de Divorcio Vin-
cular, sancionada en 1987.
Transmitíamos en esa producción, formulaciones y consideraciones sobre reali-
dades con las que nos enfrentamos en los primeros quince años de tarea. Su modali-
dad coloquial privilegió como interlocutores a los propios integrantes de familias en
proceso de separación.
Los quince años que le siguieron nos permitieron profundizar nuestra formación
y realizar una mayor sistematización y precisión metodológica. Pudimos ampliar y
diversificar la casuística y asistir al desafío de nuevas complejidades vinculares, efecto
de las transformaciones de la realidad social, de los imaginarios y significaciones que
la sostienen, como de la caída de ciertos valores e ideales acerca de la familia.
En este tramo nos propusimos especialmente, que lo elaborado se dirigiera a co-
legas y estudiosos de otras disciplinas de contextos institucionales y privados, que
intervengan o se interesen en estas complejas temáticas.
En la primera parte de este libro, intentamos hoy compartir con nuestros lectores
el modo en que nos acercamos a resolver ciertas problemáticas, los obstáculos que
encontramos para desanudar otras y los interrogantes que aún siguen abiertos respec-
to de las diversidades familiares, como de las difíciles condiciones actuales de las
instituciones, debilitadas y atravesadas por la turbulencia e incertidumbre de estos
tiempos.
Las autoras
CAPÍTULO I
Por otra parte, desde el ámbito privado, se recortan dos intervenciones posi-
bles de los psicólogos en función de peritos: a)”peritos de Oficio”: aquellos profesio-
nales que son designados por un juez para la realización de una pericia psicológi-
ca, a partir de su sorteo de un listado oficial en el que se inscriben previamente
reuniendo ciertos antecedentes, y b)”peritos consultores o de partes”: aquellos profe-
sionales designados por un juez a propuesta de una o ambas partes para la reali-
zación de una pericia psicológica.
La tarea de ambos se enmarcará dentro de la caracterización general per-
tinente al Campo Forense, aunque sin la impronta que supone la intervención
desde la institución judicial, que describiremos más adelante. El juez lo habilita al
profesional, para actuar solamente en esa determinada causa o expediente judicial.
Cada uno de los espacios o fueros descriptos más arriba, demanda y exige in-
tervenciones específicas del psicólogo, en estrecha relación con los interrogantes
que se le plantean al Juez o representante de la Ley, en su función de aplicarla a:
sujetos que han cometido delitos; intervenciones, en familias en crisis por la vulne-
ración de deberes o derechos; trabajadores que demandan un resarcimiento por
riesgos, daños o accidentes en su ámbito laboral; menores en conflicto con la ley ó
en riesgo grave.
Como lo expresáramos en la Introducción, en los primeros tiempos de nuestra
inserción en la institución judicial, intervinimos en una amplia gama de problemá-
ticas en respuesta a demandas de los diferentes fueros. Paulatinamente, nos fui-
mos dedicando de manera exclusiva al abordaje pericial de familias provenientes
del Fuero Civil y con posterioridad del Fuero Penal, al sancionarse la Ley 24.270
(B. O. 26-11-93 ), que considera como delito el impedimento u obstrucción persis-
tente del contacto de menores de edad con sus padres no convivientes, en tanto
cuestión no resuelta en el ámbito civil. /
Por Ley 11.453 (B. O. 29-11-93) se crearon los Tribunales de Familia depen-
dientes de la Suprema Corte de la Provincia de Buenos Aires, comenzando su fun-
cionamiento en abril de 1995. Pese a ser un fuero específico en relación a las pro-
blemáticas familiares, nuestras intervenciones en el mismo han sido muy acotadas,
como describiremos más adelante.
Especificidad de la intervención pericial psicológica
Caracterizaremos ahora específicamente la intervención psicológica al interior
del campo forense, centrándonos especialmente en nuestra función como Peritos
psicólogos oficiales.
Convocados hace ya varios años al interior de esta institución (1972), ocupa-
mos un lugar y en consecuencia comenzamos a ejercer una función. Función des-
conocida para los integrantes del nuevo vínculo: Peritos psicólogos, Juez y equipo
jurídico. Vínculo a su vez, complejo, difícil y novedoso para ambas prácticas.
Desde un punto de vista descriptivo de nuestra tarea y en relación a cómo está
enmarcada, señalaremos sus particularidades.
Somos designados o habilitados por un Magistrado o Juez que interviene en
un determinado juicio dentro del fuero Penal, Laboral o Civil y Comercial, a fin de
brindar un asesor amiento especializado.
CLÍNICA FORENSE EN FAMILIAS
La demanda puede partir del mismo Juez o de otros funcionarios que21in-
tervienen en el juicio: Defensores oficiales, Asesores de menores, Fiscales.
Así mismo, las partes2 involucradas pueden solicitar el asesoramiento psi-
cológico a través de los abogados o letrados que los patrocinan y en tal caso el Juez
decide si es pertinente y le hace lugar o no.
El expediente que se forma cuando se inicia un juicio, se denomina causa en el
fuero Penal, y autos en el fuero Civil. Todas las acciones y medidas que se han to-
mado, constan por escrito. De modo que cuando el juez solicita nuestra interven-
ción, es importante poder tener acceso a su lectura, para interiorizarnos de los
pasos previos que se han dado hasta ese momento.
De esa lectura, una documentación de especial interés en los juicios de familia,
son los escritos que contienen la demanda y su contestación. La persona que inicia el
juicio es el demandante, y lo dirige hacia la otra parte, ahora llamada en el expediente
o los autos, el/la demandada. La parte demandada deberá dar contestación a ese
escrito.
Si bien quienes las escriben son los abogados que patrocinan, transcriben las
ideas básicas que las personas tienen del conflicto que se ha planteado. De allí que
tengamos una primera idea de la índole de la problemática y del grado de hostili-
dad con que se ha abordado la cuestión.
Somos conscientes de que en estos escritos, mucho de lo que se dice es obra de
los letrados. No obstante, la persona que acude a su asesoramiento lia de aprobar
lo que éste manifieste.
Desde los códigos procesales del Derecho, para que a un informe se lo pueda
considerar una “prueba pericial”, deberá contar con:
a) Una explicitación de la metodología utilizada.
b) Fundamentos científicos de lo afirmado.
c) Conclusiones psicológico-forenses.
2
Partes: término jurídico que designa a cada persona o grupo que interviene en una litis judicial o
juicio, como demandantes y demandados.
Esto supone que no sólo brindaremos una evaluación psicológica de las per-
sonas o grupo familiar que hemos investigado, sino que en las conclusiones psico-
lógico-forenses, constará la contestación a los puntos de pericia que se han solici-
tado, incluida nuestra interpretación del sentido de la problemática que generó la
litis o juicio.
Esta praxis compleja y relativamente novedosa que hemos descripto, implica a
su vez la convergencia o encuentro de diferentes corpus teóricos (Psicología, Dere-
cho) y sus singulares modelos de abordaje, en momentos críticos de la vida de las
personas.
Desplegamos entonces nuestro quehacer como Peritos Psicólogos, en un ámbi-
22 HILDA ABELLEIRA - NORMA DELUCCA
to institucional que, como cualquier esfera de la praxis, posee un discurso que le es
propio: el discurso jurídico.
Desde los aportes de la Lingüística, consideramos el discurso de una disciplina
como Lin lenguaje en acción. Abarca su corpus teórico, las herramientas de análi-
sis y las prácticas que de ellos se derivan.
Cada disciplina proviene de historias y modelos diferentes de aproximación al
sujeto y sus vínculos.
En el discurso jurídico tradicional, predomina la concepción positivista que su-
pone al sujeto, racional, consciente y aislado.
La mirada y la escucha del Psicoanálisis vincular/apunta a la investi- j gación de
procesos inconscientes producidos en una trama vincular multideterminada, que
se va construyendo en el atravesamiento por diferentes vínculos intersubjetivos,
dentro de específicas condiciones culturales y socio-históricas.
El discurso jurídico tiende a esperar y encontrar certezas, causas, totalidades. A
manejarse con lo absoluto, lo general. Requiere soluciones y verdades.
El discurso del psicoanálisis vincidar observa y formula hipótesis, aproximaciones.
Da respuestas desde lo relativo, lo singular de cada situación. Da cuenta de posibi-
lidades y ciertas verdades del sujeto o el grupo, objetos de su investigación.
No obstante, si bien dentro de la teoría general del Derecho sigue vigente el
modelo dogmático, en la segunda mitad del siglo XX surge un intento de ruptura
teórica y de renovación, desde una “Teoría crítica del Derecho” (Entelman, R.,
1982).
Se ponen en cuestión las categorías que lo atraviesan, se formulan nuevas res-
puestas e interrogantes, produciendo efectos en la teoría y en el posicio- namiento
de los profesionales de las Ciencias Jurídicas.
Uno de los autores tomado como referente, es el jurista y psicoanalista francés
Pierre Legendre (1974), quien señala: “El discurso jurídico en Occidente es el dis-
curso del Poder por excelencia” y el Derecho entonces, es “reconocido como la
ciencia más antigua de las leyes para regir, es decir, dominar y hacer marchar al
género humano” (Citado por Kozicki, E., 1982).
El discurso jurídico, será parte preponderante del discurso del Poder, tal como
ha sido analizado ampliamente desde el pensamiento filosófico por Michel Fou-
cault (1978; 1981).
El interés que poseen para nosotros estas nuevas tendencias, radica funda-
mentalmente en que denota una interdisciplinariedad efectiva. Citamos nue-
vamente a Ricardo Entelman: “...el producto teórico de los juristas es, a su ve/,,
parte de una totalidad que lo hará comprensible, sólo en la medida en i|iie se lo
enmarque en el producto del resto de las ciencias sociales, y se lo ubique en un
momento histórico determinado de una formación social dada”
... “La interdisciplinariedad aparecerá como un requisito de alta entidad en la
posibilidad de un análisis fecundo de la naturaleza y alcances del discurso jurídico
“... “y deberá entenderse como la interacción de regiones teóricas y no como la
incorporación de conceptos producidos por otra ciencia o la crítica realizada, por
así decirlo „desde afuera‟ de la región demarcada por el discurso jurídico”.
Por lo tanto, se trata de encontrar “intersecciones” con conceptos provenientes
de la antropología y más tardíamente del psicoanálisis.
Si bien se hace referencia fundamentalmente al enriquecimiento teórico que
estas intersecciones con otras ciencias sociales generan en la teoría del Derecho,
entendemos que producen efectos en las prácticas de los profesionales de pensa-
miento afín con estos desarrollos.
En nuestro propio trayecto, hemos comprobado que estos corrimientos han
abierto a la posibilidad de otra mirada y otra escucha, así como a la demanda de
otras disciplinas.
• Que nuestra intervención sobre las familias esté sostenida y avalada por el con-
texto institucional y la autoridad del juez.
En otros ámbitos, sin la intervención judicial, suele ser excepcional y a veces
imposible, que un mismo profesional pueda hacer un abordaje vincular de ambos
progenitores enfrentados en una cuestión litigiosa. Este acontecimiento de que el
Juez, la Ley, en el contexto del dispositivo habilitado, le permita conectarse con su
dolor y mirarse desde otros lugares, es tal vez la única garantía para que empiecen
a sostener nuevos ordenamientos familiares. Y para que puedan ir armando otros
de diferente complejidad a medida que el tiempo transcurra, los hijos crezcan y tal
vez construyan nuevas organizaciones familiares.
Queremos enfatizar la cualidad de proceso activo de nuestra intervención, pero
espontáneo y respetuoso de las posibilidades de cada familia. Operamos sobre sus respues-
tas más que proponiendo soluciones ideales o deseadas, o pactos armados desde afuera,
que seguramente caerían rápidamente ya que no podrían ser sentidos y menos
aún sostenidos, como algo que les pertenezca.
Desde esta perspectiva, podríamos definir nuestra práctica, como Clínica Fo-
rense, con especificidades que la diferencian de otras prácticas psicológicas. Clínica
viene de “kliné”: “al lado de la cama del enfermo”.
Es una actividad clínica, por la utilización del método clínico, como lo hemos se-
ñalado: transcurre “al lado de los que sufren”; se centra en el análisis de sus singu-
laridades y considera el contexto en el que se incluye el profesional. Es un queha-
cer del campo forense porque se inscribe en un proceso jurídico.
Clínica que exige al profesional psicólogo pensar con un criterio interdis-
ciplinario, como dijimos, donde nuestro saber parcial y acotado como todo saber
científico, ingresa en un circuito de relaciones y saberes que apuntarán a una pro-
ducción conjunta a fin de aportar alguna solución a la problemática humana psico-
lógica y jurídica, constituida en nuestro objeto de estudio.
Por otra parte, nuestra propia estrategia para evitar capturas identificatorias -
de las que no estamos exentos- con las posturas extremas que enarbolan los sub-
grupos familiares, ha sido desde el comienzo de nuestra praxis, abordar la inter-
vención en un equipo de dos profesionales.
El vínculo que establecemos con las familias posee características singulares
anudadas al contexto institucional:
• es acotado en el tiempo: lo inaugura la demanda del Juez y lo cierra nuestra
producción pericial escrita.
• es impuesto por la instancia jurídica y no demandado por la familia en for-
ma directa. Esto genera un sentimiento inicial de ajenidad en el grupo familiar,
que incluimos tratando de favorecer condiciones de pertenencia y apropiación,
que den la posibilidad a cada familia de significar este espacio como un lugar
abierto a los interrogantes acerca de ellos y su acontecer y no cerrado a las certe-
zas.
• su finalidad no es la cura, sino la construcción en base a las producciones de
cada familia en ese espacio singular, del sentido de la contienda vincular, transmi-
CLÍNICA FORENSE EN FAMILIAS 25
tida como asesoramiento al Juez.
Al reflexionar para transmitir en este libro nuestra historia como peritos psicó-
logos forenses, nuestra mirada retrospectiva como siempre que se historiza, tiende
a posarse sobre ciertos acontecimientos que actuaron como instituyentes de nues-
tra identidad, desde el desafío que representaron a nuestros propios e inevitables
puntos de certeza.
Sin pretender agotarlos en su enumeración, ni clausurar la emergencia de
otros posibles, dado que los privilegiamos por sus efectos constitutivos en nuestra
función, nos referiremos en especial a tres aconteceres fundamentales:
Al respecto, ha sido fundamental contar con un marco teórico que nos permita
aproximarnos a pensar estas cuestiones, evitando como decíamos, que el dogma-
tismo teórico clausure o vele la originalidad y riqueza de lo nuevo No obstante,
nuestro marco teórico puede aumentar las resistencias de algún funcionario a in-
corporar otra mirada, otra escucha de la problemática planteada, en la medida en
que más se aparte de los puntos de certeza que desde lo implícito ideológico, un
Juez o Equipo Jurídico necesita preservar, fundamentalmente en temáticas que
aún están en debate en el campo de las ciencias humanas.
Por otro lado, es a nuestros propios plintos de certeza que ciertas realidades
que se presentan hoy a la demanda pericial ponen en cuestión y nos obligan más
que nunca a compartir las incertidumbres con otros colegas, para no ceder a la
necesidad de ampararnos rápidamente en lo que nos puede parecer una mirada
nueva y terminar siendo “vino nuevo en odres viejos”.
¿Qué pasa cuando la situación a investigar y peritar, no logra acomodarse fá-
cilmente a nuestros marcos referenciales? Encrucijada ésta a la que nos vemos
enfrentadas al tener que abordar estas problemáticas, que generan un campo de
demandas vinculares totalmente novedoso.
Como ejemplo paradigmático desarrollaremos en la segunda parte del libro,
Cap. XV, los avatares de un pedido de intervención pericial en el que dos madres
biológicas que cedieron en guarda a sus hijos recién nacidos a quien se designa
como transexual, inician una demanda de restitución, a los dos y tres años de los
menores.
Por último, la creación de los Tribunales de Familia, inauguró un espacio es-
pecífico para la tramitación de situaciones ligadas a la regulación de las relaciones
familiares y produjo un cambio respecto a la cantidad y cualidad de las problemá-
ticas para las que se requirió nuestro asesoramiento.
En la ciudad de La Plata, el comienzo del funcionamiento de los dos Tri-
bunales de Familia, fue precedido por un curso de capacitación interdisciplinaria
de todos sus integrantes (Jueces, abogados, equipos técnicos y empleados adminis-
trativos).
En dicho curso, desde la disciplina psicológica, estuvimos a cargo de la trans-
misión del modelo teórico acerca de la familia y de la metodología de abordaje de
26 HILDA ABELLEIRA - NORMA DELUCCA
la misma en la Institución Judicial.
• En dos niveles:
CAPÍTULO II
a) la Intervención Pericial habitual: solicitud por parte del Juez del Estudio
Psicológico, realización del mismo y producción del Informe Pericial escrito.
a) Características comunes
que eso lo ponía triste. Juani decía: “No quiero verle la cara de trise a papá”.
Luego de ver a los padres, tomamos contacto con el niño. Juani acepta in-
gresar al lugar de la entrevista, donde le aclaramos que le hemos traído hojas
y marcadores, para que pueda expresar lo que le pasa además de contarlo.
Se entusiasma vivamente ante la posibilidad de dibujar, abandonando la
actitud de ensimismamiento con que lo encontramos. Dice sin angustia y más
bien con bronca: “Mi problema es Santiago; habría que matarlo” (aclara que se refiere a
su papá). Sin volver a referirse al padre, dibuja con fluidez y excelente nivel
expresivo tanto gráfico como lúdico, diferentes personajes masculinos de la
serie “Los fantásticos”, entre ellos “Linterna verde”. Al pasar, menciona que
se lo regaló su padre en el último viaje que hizo a verlo (en Semana Santa
donde se inició el conflicto). Dibuja también a “Rambo”: “este „parece‟ malo; pero
pelea para hacer el bien”.
Síntesis de lo evaluado
Conclusiones
• Teniendo en cuenta las expresiones simbólicas desplegadas por el ni-
ño, su capacidad de superar el malestar inicial y los indicadores de conflictos
no desorganizativos, consideramos que el manifiesto rechazo de Juani al con-
tacto con el padre, encubre un conflicto no resuelto a nivel de la pareja paren-
tal, que potencia las dudas del niño sobre su origen.
• En ambos progenitores persisten dichos conflictos, que obstaculizan
sus capacidades de contención y discriminación de las necesidades y pro-
blemáticas específicas del hijo.
• Por lo tanto, consideramos que no sólo no existe riesgo en que el hijo
vuelva a conectarse con su padre, sino que es necesario, para que el niño pue-
da también plantearle a él directamente, sus incógnitas.
• A su vez, estimamos que estas conclusiones surgidas de un primer
contacto con la familia, tendiente exclusivamente a propiciar el vínculo inte-
rrumpido padre-hijo, nos permiten una aproximación a una problemática
compleja, que haría necesaria su profundización a través de nuestra in-
tervención a nivel de un estudio pericial.
CAPÍTULO III
Acerca de la Familia
Como decíamos en la introducción, se nos hizo necesario recurrir a investigacio-
nes y desarrollos teóricos acerca de la temática familiar, que ya habíamos comenzado
a transitar en la clínica. En los primeros tiempos nos nutrimos de los aportes de Pi-
chón Riviére, Edgardo Rolla, Carlos Sluzki, Ronald Laing, César Liendo, entre los
autores de mayor relevancia.
Dentro de los desarrollos teóricos existentes en nuestro país, las formulaciones de
Isidoro Berenstein concentraron nuestro interés por su riqueza, su sistematización y la
articulación novedosa entre Lingüística, Antropología Estructural y Psicoanálisis, que
fuera el tema central de su libro, Familia y enfermedad mental (1976). Estos conceptos
fueron expuestos sintéticamente por el autor, en un trabajo leído con anterioridad en
el Primer Congreso Argentino de Psicología y Psicopatología del Grupo Familiar,
realizado en Buenos Aires (1970).
El acceso a estas conceptualizaciones, nos posibilitó escuchar de otra manera, leer,
entender e intervenir en estos grupos familiares, donde intentábamos dar cuenta de
sus conflictos, sus padeceres y de la compleja trama de relaciones que la ruptura con-
yugal inaugura.
Han transcurrido treinta años. Tanto nosotras como la teoría de Berenstein, he-
mos transitado por numerosos cambios. Sigue no obstante siendo el marco teórico
básico desde el que se sostiene nuestra tarea con familias. En tal sentido creemos per-
tinente realizar una breve síntesis del transcurso de la misma, que su autor planteara
como a revisarse cada década. Ha sido precisamente ese tiempo, el que fue marcando
cambios significativos en la teoría.
En la década que comienza en 1970, concebía al grupo familiar, como “un sistema
con una estructura inconsciente”. Sistema regulado por el principio de intercambio y
el tabú del incesto, donde metodológicamente se diferenciaban dos niveles de funcio-
namiento: el observable de las relaciones familiares, más accesible a la conciencia de
sus integrantes y el de la estructura inconsciente, inferible desde el terapeuta o inves-
tigador, a partir del marco teórico de referencia. Se accedía al funcionamiento incons-
ciente a través de lo que llamara las producciones familiares: sistema de los nombres
propios, representaciones del tiempo y espacio, circulación del dinero, discurso, mitos
y creencias familiares (Ob. cit., 1976).
Un modo de pensar la estructura inconsciente, parte de las conceptualizaciones
tomadas de Lévi-Strauss (1949,1958), en relación a lo que este autor denomina “la
estructura elemental del parentesco o átomo del parentesco”. Diferencia dos subsis-
temas: el de las denominaciones (padre, madre, hijo, hermana, tío, etc.) y el de senti-
mientos y actitudes, que cada cultura adscribe como esperable para cada término y
relación, junto a lo que prohíbe o rechaza.
De este modo, se hacen manifiestos los sentimientos y actitudes permitidas, mien-
tras que los prohibidos se tomarían inconscientes por efecto de la represión.
Otra referencia que toma Berenstein, la podemos hallar en el estudio de Lévi-
Strauss sobre el “avunculado”. Este define la relación entre el “tío materno”
(avunculus) y el sobrino. Encuentra que en las culturas observadas, existe una relación
de oposición entre las relaciones tío-sobrino y la paterno- filial. Cuando el tío materno
representa toda la autoridad familiar (generalmente en los regímenes matrilineales),
el padre carece de ella. Las relaciones sobrino-tío son positivas y de respeto. Las del
hijo con su padre, suelen evidenciar hostilidad o afecto, pero no es visualizado por el
hijo como quien dicta las normas familiares. En cambio en las organizaciones patrili-
neales, se espera que la autoridad la ejerza el padre, teniendo el tío materno un papel
secundario en la nueva familia.
Señala Berenstein, (ob. cit, 1976, pág. 30) que “esta descripción sincrónica se reen-
cuentra diacrónicamente en la evolución del parentesco desde la Edad Media: si el
lazo entre padre e hijo se debilita, se refuerza el lazo entre tío materno y sobrino y este
vínculo se halla en relación inversa con la disminución del poder del hermano sobre
la hermana y el aumento del poder conyugal del marido respectivo”.
La cuestión del tío materno implica entonces, un nivel de organización fundante
de la familia basada en la noción antropológica de “intercambio”, por el cual lo esen-
cial para el análisis, es la relación de por lo menos dos sistemas familiares: la relación
que el tío materno establece por medio de la hermana, con el sistema de la familia
conyugal.
Berenstein considera que la organización familiar como sistema psicosocial basa-
da en el intercambio, subyace a nivel inconsciente, poniéndose de manifiesto en cam-
bio, los lazos biológicos. Este principio fundante permanece inconsciente, porque está
en relación con la prohibición del incesto y ubica la significación del parentesco, como
dijimos, en la relación de por lo menos, dos sistemas: familia de origen-familia con-
yugal. Se recortan entonces en la estructura elemental, cuatro tipos de relaciones: de
consanguinidad (hermano-hermana); relación de alianza (marido-mujer); de filiación
(progenitores-hijo), avuncular (tío-sobrino). La relación entre cuñados, pasa a ser el
eje en el cual se estructura la relación de parentesco.
Berenstein agrega, que en sus desarrollos tomará el concepto de “tío materno”,
como un modelo para estudiar no sólo a la persona de éste, sino a todo aquel que
represente
38 a la familia de donde proviene la madre y su relación estructural
HILDA ABELLEIRA con la
- NORMA DELUCCA
familia conyugal.
De allí deriva su definición del grupo familiar como un “sistema relacional entre
dos familias, asentada en la prohibición del incesto como regla fundante, reguladora
del intercambio dentro del grupo familiar y de éste con otro para renovar el parentes-
co por medio de la alianza heterosexual” (pág. 31). Otro modo de pensar lo incons-
ciente a nivel del grupo familiar, que surge de la obra citada, refiere a “todo aquello
que de la organización familiar no pasa por la conciencia de los integrantes o aquello
que de su historia no j es apreciado como determinante de la estructura actual” (pág.
55).
Cuando escribe el artículo “Familia y estructura familiar diez años después” (1980),
vuelve sobre algunas proposiciones básicas de su modelo de la Estructura Familiar
Inconsciente (EFI).
Haremos una síntesis de sus proposiciones y ampliaciones conceptuales:
Entendiendo a “la EFI como un operador a través del cual se generan sig-
nificaciones provenientes de la cultura, éstas llegan a los integrantes de la familia
mediante transformaciones que les dan sentido y significado a las relaciones familia-
res”.
Su planteo de incluir al cuarto término como integrante de la EFI y representante
de la familia materna, despertó cuestionamientos reiterados que sintetizamos en la
siguiente pregunta: ¿Por qué privilegiar la familia materna si cada familia contribuye
con un hijo?
Berenstein responde en este artículo: “perceptiva y empíricamente están en la
misma posición, semánticamente no”. Hombre y mujer en la alianza (y por ende,
familia de origen materna y paterna), tienen distinto significado. Fundamenta esta
afirmación en varias fuentes:
1) La observación clínica realizada durante quince años en tratamientos fa-
miliares prolongados y supervisiones de colegas.
Admite las limitaciones de este argumento, ya que toda observación es depen-
diente del modelo conceptual con que se mira. Si coincide, confirma el modelo; si no
coincide, no lo descarta, sólo demuestra su incompletud.
2) Las numerosas observaciones y descripciones antropológicas sobre las que se
apoyó (Lévi-Strauss). Las limitaciones de este argumento serían las mismas que para
el anterior.
3) La coherencia interna que poseerían las hipótesis formuladas, así como su
poder explicativo abarcativo.
4) Formula así mismo, que “si el modelo es teóricamente eficaz, debe poder in-
cidir y ampliar otras nociones” (por ej., la de Complejo de Edipo).
Esta manera de pensar la familia que hemos reseñado, dotaba a la teoría de una
gran coherencia interna y nos suministraba a los que trabajábamos con ella, ciertas
certezas acerca del origen de los padeceres familiares, así como del operar en la clínica
para su superación. Incluía el concepto de transferencia, pero concibiendo al terapeuta
como depositario de lo proyectado por el conjunto familiar y respondiendo desde su
contratransferencia.
En la última década, a la vez que los desarrollos anteriores se iban com- plejizan-
do, también nosotras necesitamos recurrir a otras disciplinas para intentar explicar
fenómenos que observábamos en nuestro trabajo con las familias, de las que no llega-
ba a dar cuenta el Psicoanálisis de las Relaciones Familiares.
Desde nuestra práctica, acceder a las complejas transformaciones que el divorcio
de la pareja conyugal inicia en la familia, de lo nuevo y de lo viejo, de lo que perma-
nece y lo que cambia, de los diferentes tiempos de cada uno y de cada vínculo en el
devenir de la crisis y el duelo, así como de las complicadas operatorias que abren al
armado de nuevas familias, excedían la posibilidad de ser entendidas exclusivamente
desde este marco teórico.
El modelo, quizá sin advertirlo, se basó en la representación de la familia tradi-
cional patriarcal, paradigma del pensamiento de la modernidad. Pensó lugares y
funciones como invariantes y al divorcio, junto a las nuevas construcciones familiares,
como excepciones.
Posiblemente esto influyó para que durante mucho tiempo no hubiera un desa-
rrollo teórico sistemático sobre estos temas desde el Psicoanálisis Familiar.
También nuestro contexto institucional-judicial, que implicó el desafío del trabajo
interdisciplinario, nos exigió posicionamientos y reflexiones críticas sobre el modo de
pensar e intervenir en las familias.
Así mismo, los cambios socio-históricos (entre otros: caída de los ideales de la
modernidad, declinación del patriarcado, incremento del individualismo, cambios en
el lugar de la mujer, nuevas organizaciones familiares, frecuencia de los divorcios,
familias después del divorcio, familias de un solo progenitor, familias con parejas
homosexuales) implicaron nuevas y enigmáticas demandas para nuestra ciencia y
todas las que se ocupan del hombre.
Se produce así la necesidad de un contacto y la apertura a un diálogo entre las
ciencias que va generando nuevos conceptos, amplía interrogantes y abre al pensa-
miento de la complejidad. Se modifica la noción de límite entre las ciencias, de modo
que sin perder la especificidad, las fronteras abandonan su rigidez y se interrogan
interdisciplinariamente problemáticas comunes, que permiten enriquecer posibles
respuestas y abrir a nuevos interrogantes.
Dentro de este contexto de interrogaciones e intercambios, las teorizaciones sobre
la familia, desde nuestro punto de vista, se centran hoy en concebirla como una es-
tructura abierta, compleja, heterogénea y en permanente intercambio entre sí y con el
afuera, como toda construcción de la cultura. Por lo tanto, expuesta a transformacio-
nes, tanto a lo largo de la historia como en su propio devenir. Sería más pertinente
entonces, hablar de “las familias”, dada la validez que actualmente se le otorga a su
heterogeneidad.
Dando un nuevo sentido al concepto histórico de determinación, se abre un lugar
de mayor relevancia al azar y al acontecimiento, como operantes en la construcción de
la subjetividad y los vínculos. Se piensa así, ya no en un sujeto cuyo origen se define
sólo en los primeros años de la vida en el intercambio con sus padres y entorno rele-
vante, sino en un sujeto vinculado, que en cada encuentro significativo a lo largo de
su vida, forma y construye su ser con el otro. O sea, en múltiples orígenes del mundo
subjetivo y vincular.
En relación con transformaciones sociohistóricas en su organización, cambios en
el papel de la mujer y en la crianza de los hijos en especial, la familia o grupo sustitu-
tivo,
41 si bien continúa siendo indispensable para el proceso de humanización
HILDA ABELLEIRA - NORMAdel suje-
DELUCCA
to, comparte tempranamente la producción de subjetividad con otras instituciones
(jardín, escuela, etc.), con figuras significativas no pertenecientes al ámbito familiar y
aun con otros anónimos a través de los medios masivos de comunicación. Por lo tan-
to, pensamos el proceso de construcción del sujeto, en constante operatoria de pro-
ducción de nuevas inscripciones en cada encuentro vincular significativo.
Las nuevas teorizaciones transforman también, la manera de concebir el vínculo
terapeuta-paciente. Vínculo en el que el lugar y función del analista es pensado no ya
como simple depositario de lo proyectado por los integrantes del conjunto familiar y
respondiendo desde su contratransferencia, sino como implicado y co-configurante
de la situación. Pensamos entonces, en un vínculo en el que lo transferencial es recípro-
co. Tanto en su vertiente imaginaria e histórica, como en relación a lo novedoso del
encuentro actual entre sus partícipes. La intervención del terapeuta no se limita a un
decir, sino a un hacer acto, generador de nuevas condiciones de producción de dis-
curso. Es decir, vínculo inconsciente que produce al paciente y al analista.
Retomando la noción de vínculo, éste mantiene un lugar central en la teoría como
concepto princeps del mundo intersubjetivo. Desde los últimos desarrollos de Berens-
tein (1997; 2001), el concepto se ha ido complejizando.
Se piensa en el vínculo, como una relación de un sujeto con otro sujeto, al que
llamaremos “otro”. Vínculo considerado desde cada sujeto como agente de la rela-
ción, centrando la mirada en lo que en conjunto construyen, lo que los une y lo que
los separa.
Para que el vínculo se constituya y se sostenga, es necesaria la presencia del otro.
Aunque no será necesaria ni posible su permanencia constante, lo fundamental que se
señala, es que en el mundo vincular, el otro real externo no puede faltar como garante
y soporte del vínculo. Esto implica la relación con otro cuya presencia se impone a
cada sujeto y éstos se verán conducidos a tener que tomar noticia de esa realidad.
En tal sentido, la imposición aparece como un mecanismo constitutivo del vínculo,
que se diferencia de la identificación, la proyección o la introyección como procesos
intrasubjetivos, que son el basamento de la construcción de representaciones sobre el
otro.
3
Infans: denominación dada al bebé, antes del acceso a la palabra.
padre que asiste al bebé, u otras personas del entorno, a condición de que se ejer-
za en un vínculo significativo. Es decir, para quienes ese niño esté incluido en su
proyecto vital y hacia quien se transmiten anhelos concientes, ilusiones y deseos
inconscientes.
Por lo señalado, posibilita: la erogeneización del cuerpo del bebé como fuente
de placer y sufrimiento (no sólo como organismo viviente); las vivencias de unifi-
cación narcisizantes como efecto de la ternura que los otros le transmiten; la indi-
cación y significación de sus experiencias tempranas a través del discurso paren-
tal, siempre desde las propias interpretaciones que ellos hagan de las mismas. En
43 tal sentido, ese otro u otros privilegiados, operan y se constituyen
HILDA ABELLEIRApara elDhijo,
- NORMA ELUCCAen
el primer contexto identificatorio que fundará el Yo..
2) Llamaremos función simbólica, ordenadora, de corte y diferenciación: a la fun-
ción ordenadora de los vínculos intersubjetivos ejercida desde las instancias
parentales, en tanto representantes para el hijo del acceso a lo simbólico, al
lenguaje y al discurso del conjunto de esa cultura y sociedad determinada.
Esto implica, que los progenitores no sólo le otorgan y brindan un sentido a
las experiencias inmediatas, emocionales del hijo, sino que se ubican como re-
ferentes de una ley de la cultura y le transmiten de manera explícita e implíci-
ta, los valores, ideales y modelos predominantes que ellos han interiorizado
en cuanto a lo prohibido y lo permitido para cada vínculo.
Tradicionalmente definida como función paterna, debemos diferenciar claramente
la función simbólica, de la persona concreta del padre de una familia determinada.
Esa delegación en el padre de la transmisión de la ley como representante de la auto-
ridad en la familia, está ligada a la representación social del patriarcado, cuya fuerza
instituyente está en declinación actualmente.
Lo que la cultura aún retiene de esta función simbólica asignada al padre, es el re-
conocimiento de que es quien dona el apellido al hijo. Por lo tanto, a diferencia de la
madre en ese punto, se ubica como transmisor en la cadena generacional.
Función paterna, entonces, no puede ser equiparada a función simbólica ya que el
corte y el proceso de diferenciación que el hijo pueda ir realizando entre él y la ma-
dre, entre él y el padre y paulatinamente asumirse como otro con deseos propios más
allá de los enunciados identificatorios familiares, implica un largo recorrido por dife-
rentes vínculos y la apropiación-elaboración de enunciados del conjunto. Enunciados
que no sólo recibe de los padres, sino de otras instancias, que lo ubicarán y por los
que se ubicará, tanto como un eslabón de su cadena generacional, como otro (mujer o
varón) del conjunto al que pertenece.
Si por el amparo y sostén primario recibido, necesarios por su indefensión inicial,
el hijo construye su Yo, el efecto de la función simbólica abre a la inscripción de las
categorías de lo permitido y lo prohibido y a la construcción psíquica del Superyó y
los ideales del yo, como ideales a ser.
Cada cultura ha propuesto un modelo de este aspecto de la función simbólica que
en su representación se le asignaba tradicionalmente al padre. Una ley que decide en
qué condiciones el hombre puede o no dar su nombre, las reglas y prestaciones que
exige el sistema de parentesco. (Lévi- Strauss, 1949; Aulagnier, 1975). Prescripciones
que instituyen también, un modelo de relación de la pareja parental y de su vínculo
con el niño.
Otros sistemas de parentesco pueden asignar esta función de transmisión a otros
representantes: tío, antepasado, sacerdote, la clase de las madres. Pero el cumplimien-
to de esta función es una condición estructural.
Quién sea el soporte de esa función, no es indiferente para el destino psíquico del
sujeto, como tampoco lo es la mayor o menor valorización del modelo y sus funda-
mentos, por parte del grupo.
La relación que mantienen las instancias parentales con el niño, llevará la huella
de su relación con el medio social al que pertenezca.
En consecuencia, la familia ha sido considerada hasta ahora, como el con texto privi-
legiado, mediador entre el sujeto en construcción y la cultura, en cuanto a reproducir
o transformar sus valores e ideales, lo rechazado o lo denigrado, por dicha cultura.
En síntesis, ambas funciones operan en el psiquismo infantil, como condiciones de
posibilidad de los procesos de identificación y diferenciación constituyentes de la
alteridad, y a través de las mismas se produce la transmisión de valores, ideales y
significaciones tanto del conjunto social como de las generaciones anteriores.
Este proceso de construcción de la subjetividad, incluye la vertiente intrasubjetiva (la
capacidad de cada sujeto de inscribir y metabolizar), intersubjetiva (lo que se constru-
ye en y por los vínculos) y transubjetiva (lo que se inscribe de las marcas sociales y
culturales)
Otras funciones que se destacan al interior de una familia, junto a las ejercidas por
las instancias parentales, son la función filial y la de las familias de origen.
La función filial, implica la impronta de lo novedoso que cada hijo le impone á la
organización familiar. El hijo no sólo se constituye sobre las imágenes, afectos y mo-
44 HILDA ABELLEIRA - NORMA DELUCCA
delos parentales, sino que a través de su singular metabolización-apropiación de lo
transmitido, aporta nuevas significaciones, que en el advenimiento de la adolescen-
cia, cuestionan y formulan lo heredado de manera novedosa. Generalmente producen
transformaciones creativas, otras tienden a repetir lo recibido y en ocasiones se en-
frentan y enfrentan a la familia con vacíos de significaciones que evidencian sostenes
imaginarios y simbólicos fallidos o deficitarios.
Las funciones siempre muestran fallas de diferente cualidad. Es espera- lile que
así sea en cierto nivel, para dar lugar a nuevas interpretaciones de la realidad vincu-
lar y social y de la propia historia vivida.
Las fallas potencialmente desestructurantes o patógenas, están vinculadas como
dijimos, a un déficit en el sostén y apuntalamiento psíquico, o bien a un exceso abusi-
vo de las instancias parentales, que transmiten inconscientemente la prohibición de
un pensar y sentir autónomos, que obstaculizan el surgimiento del deseo propio del
sujeto (“violencia secundaria”, en el sentido dado por Piera Aulagnier, 1975).
Las familias de origen, o los ancestros, representan las tradiciones familiares. Se in-
cluyen a través de las creencias y mitos que la familia conyugal sostiene, aunque
formulados en nuevas síntesis, que constituyen el relato de su origen como familia.
Desde ese lugar, avalan y son garantes de la nueva organización familiar. Pero pue-
den obstaculizar los acuerdos y transacciones de la pareja, tanto a través de una pre-
sencia que interfiere la concreción de los mismos, o expresado en la puja entre marido
y mujer por imponer los modelos e ideales heredados por cada uno. Si se ubican en el
lugar de garantes, cumplen la función de abuelidad, reforzando el sostén afectivo de
los nietos.
En síntesis, este entramado vincular o estructura abierta, compleja y heterogénea,
como pensamos hoy a la familia, funda y marca el origen subjetivo en forma privi-
legiada pero no única, sentando las bases de lo prohibido y lo permitido a través de
la operatoria de la prohibición del incesto, ejercida y recibida desde los lugares del
parentesco y sus funciones.
Así, por ejemplo, Prigogine propone el término estructuras disipativas, para re-
ferirse a aquellas estructuras abiertas, complejas, en las cuales los sucesivos in-
tercambios con lo exterior a sí a través del tiempo, darán lugar al encuentro con
lo azaroso y podrán imprimir a su recorrido diferentes vías de desarrollo que no
se pueden predecir en el punto de partida.
CAPÍTULO IV
Esto nos indica, que las significaciones compartidas señaladas, tienen algunos
anudamientos en común y diferentes combinatorias, dado que cada sujeto man-
tiene dentro de la familia -o es deseable que mantenga- un sector de su espacio
psíquico, creativo y singular, que lo habilita para otorgar nuevos sentidos a lo
recibido o a lo vigente hasta ese momento y a establecer vínculos por fuera del
espacio familiar.
Estos mitos de los que nos hemos apropiado inconscientemente, están en rela-
ción con nuestros deseos y anhelos más o menos conscientes. Su construcción,
que tiene una expresión intrasubjetiva, interviene como una importante variable
intersubjetiva, en el momento de la elección de pareja.
Podemos hacer mención a dos grandes mitos sobre el amor: el de lo Uno, ex-
presado por el lenguaje popular como el encuentro de “la media naranja”, “la
horma de mi zapato”. Una variante de lo mismo, es la expresión “mi alma geme-
la”, que si bien refiere a un dos, es un dos en espejo.
Sabemos que los mitos son construcciones surgidas de los deseos, a los efectos
de enfrentar las contradicciones irresolubles con que nos desafía la realidad. Pero
pueden operar con la fuerza de un mandato inconsciente, cuyo no cumplimiento
implicará sufrimiento.
Cuando por diferentes motivos la pareja enfrenta la separación del vínculo con-
yugal, se abre en la familia una operatoria de transformaciones en los vínculos,
que supone un complejo trabajo de reconocimiento de pérdidas, reformulación de
las modalidades de intercambio relacional y necesidad de creación o producción
de otras alternativas vinculares. Es lo que hemos llamado, momento de deconstruc-
CLÍNICA FORENSE EN FAMILIAS 51
ción y momento de nuevas construcciones.
A su vez, toda nueva construcción vincular -como es una pareja- lleva implícita la
deconstrucción de otros vínculos, que adquieren a partir de los nuevos un estatuto
y cualidad diferentes: los que se tienen con las familias de origen.
Los motivos que las parejas relatan como causales de su separación, son nume-
rosos y variados en cuanto a lo anecdótico. Pero podríamos decir que en lo refe-
rente a los sentimientos que promueve, observamos un amplio arco que con dife-
rentes intensidades, va del dolor a la furia, ya sea que predominen respecto al otro
de la pareja, las vivencias de desilusión o que con grados de intensidad creciente
hacia lo negativo, devengan vivencias de estafa.
Es decir, ese otro con quien en los primeros tiempos del encuentro se coincidía
al punto de que casi se sentían formando una unidad, se va transformando en
alguien tan diferente que ya no se tolera, o tan amenazador que se torna un
enemigo.
El predominio de uno u otro polo, estará en relación a cómo cada pareja lia
podido enfrentar el complejo proceso de construcción vincular. Proceso que im-
plica reconocer que el otro y yo estamos unidos por aspectos semejantes, que se-
rían los esperables; aspectos diferentes, tal vez no esperados pero si posibles de
ser tolerados en base a un trabajo psíquico personal y vincular; y aspectos ajenos,
o aquello del otro que no se espera y con lo que no se sabe qué hacer, por lo que
desconcierta o enoja y en este caso puede tornarse amenazante, persecutorio y
posible generador de violencia.
Por lo señalado, más allá de que las personas sean conscientes de que la diso-
lución del vínculo de alianza es una vicisitud posible, cuando se transita el proce-
so de separación de la pareja conyugal, se sufre una profunda desilusión, sobre-
viene el estado de conflicto, de crisis y dolor por lo perdido.
El dolor psíquico que instala este proceso traumático es imprevisible. Más allá
de que el malestar vincular tenga una antigua historia, la decisión de la se-
paración, por uno o ambos integrantes de la pareja, es descripto con frecuencia
por sus protagonistas, como un “darse cuenta de golpe”. No es lo mismo hablar
de una posible separación o haberla imaginado, que su puesta en acto.
El inevitable “dolor del duelo”, impone un trabajo psíquico de elaboración- sim-
bolización de los movimientos de desinvestidura ligados al otro, otrora amado,
que con frecuencia es investido con la “pasión del desamor”, como la denomina
André Ruffiot (1987), por la intensidad y el sufrimiento que conllevan. (...) “Los
cónyuges en situación de ruptura viven, reviven, fenómenos psíquicos de la
misma naturaleza que aquellos que experimentaron en estado de ena-
moramiento, pero en negativo”... “Se „cae‟ desenamorado de la misma manera
que se „cae‟ enamorado”... “La pasión del desamor, es un fenómeno sufrido con
todas las características de la pasión pero en sentido inverso de la investidura
amorosa de otra época”... “El desamor, no es el regreso a lo neutro”.
El autor se refiere al término pasión en dos aspectos: 1) como actividad psíqui-
ca intensa y 2) en el sentido de sufrimiento.
La intensidad de los afectos que moviliza el reconocimiento de la pérdida de la
presencia del otro del vínculo en la cotidianeidad, pone en marcha el trabajo del
duelo.
Sin embargo, ninguno de los miembros de una pareja puede soslayar estos
avatares, pese a que surjan mecanismos defensivos para evitarlos.
Esto nos lleva a diferenciar dentro del concepto de crisis, distintas posibi-
lidades según el efecto sobre los sujetos o grupos que la padecen.
Rene Thom en 1976, decía que toda crisis genera un sentimiento de angustia
que funciona como señal de alarma, que pone en movimiento los mecanismos de
extinción de la crisis. Cuando ciertas condiciones fisiológicas, psicológicas o socio-
lógicas no se conjugan para contribuir a la eficacia de los mecanismos de extin-
ción, sobreviene la catástrofe.
Esta es una ardua y compleja operatoria, que exige a cada sujeto del vín-
culo, una lucha permanente entre la necesidad de “ ausencia” del otro (ex
cónyuge), para realizar el duelo como pareja conyugal y la necesidad de
“presencia” del otro (padre o madre de los hijos) para construir un nuevo
vínculo como padres.
El que sigue conviviendo con los hijos, (que en general continúa viviendo
en el que fuera el hogar conyugal), se siente menos despojado y con más posi-
bilidades de preservar la vivencia de familia y de cierta continuidad, pese a la
ruptura conyugal. Puede surgir la tendencia al ejercicio omnipotente de su
función y el peligro de que obstaculice el contacto de los hijos con el otro pro-
genitor.
Desde la ley, a este contacto del padre que no convive con los hijos, se lo
denomina “Régimen de visitas” y usualmente se estipulan días y horas pa- ‟ra
tales encuentros. Este carácter de “visitas” que parece contraponerse a lo “fa-
miliar”, así como la “imposición” de días y horas, suele ser promotor de angus-
tia ya que enfrenta a padres e hijos, con algo que ese vínculo ha perdido: la
fluidez y espontaneidad del contacto en convivencia.
Desde el polo filial, los hijos pasarían a sentir que pueden ejercer un cierto
poder que los confundiría como tales y que posiblemente les acarrearía conflic-
tos con el progenitor no conviviente y con todas aquellas situaciones en que
tuvieran que admitir límites.
Una alternativa posible del progenitor que no convive con los hijos es el aban-
dono parcial o total de su función, que lo lleva a perder el contacto con éstos. Esta
pérdida irreparable para los hijos tendrá un mayor o menor efecto traumático, de
acuerdo a cómo se posiciona el progenitor conviviente. Puede estabilizarse acti-
vamente en el lugar de omnipotencia y omnipresencia señalado antes (en general
con el apoyo de alguna figura de las familias de origen o una nueva pareja), con
cuya actitud habría contribuido a este alejamiento, o por el contrario, quedar su-
mergido en la impotencia de no lograr contar con la presencia del otro y su nece-
saria participación en la vida de los hijos.
El abandonante puede adoptar una actitud de resentimiento como modo de
venganza hacia su ex cónyuge, poniendo en evidencia serias fallas en sus investi-
duras afectuosas hacia los hijos.
Los hijos pueden responder a esta actitud de los padres instalándose sobre la
vertiente de rivalidad del vínculo fraterno, armándose como consecuencia dos
grupos enfrentados entre sí (padre/hijos versus madre/hijos).
El vínculo con las familias de origen, surge con frecuencia en este momento dé la
vida de las familias con una clara función amparadora, que se expresa en un es-
trechamiento del contacto o en el retomo a residir con alguna de ellas o con am-
bas, de manera transitoria o permanente. Si la convivencia es permanente, puede
favorecer que alguna figura de la familia de origen se deslice a ocupar el lugar del
progenitor ausente, contribuyendo a su exclusión.
Hemos descripto en general, sin pretender agotarlas, las diferentes y más fre-
cuentes alternativas por las que transcurren los vínculos en las familias.
Suele ser más frecuente que se construya en el grupo conviviente. Sin em-
bargo, puede observarse con ambos progenitores, generando efectos más en-
loquecedores para los hijos. Así entonces, la madre con sus hijos y/o el padre
con sus hijos, transmiten sin poderlo reconocer de modo consciente, este impe-
rativo hacia su descendencia.
... “Nada ha pasado. O si pasó, estamos mejor. Nada nos falta” (frases de una madre
cuyos hijos “dicen” no querer ver más al padre). Esto tiende a la exclusión del
progenitor no conviviente de la vida de los hijos.
Así, uno de los hijos se posiciona con el acuerdo inconsciente del grupo, en el
lugar del progenitor ausente.
C IEsta
. IN K ' A Foperatoria tiene efectos diversos en la configuración familiar. Por un lado
ORE N SE E N F AMILIAS 59
supone para el hijo así ubicado, una sobreexigencia que implica una pérdida par-
cial o total -según la dimensión del mecanismo instrumentado- de su lugar y fun-
ción de hijo. Para el grupo, supone el reemplazo-borramiento del progenitor así
sustituido, el empobrecimiento e indiscriminación a nivel del vínculo fraterno, así
como el debilitamiento-amenaza de desconocimiento, de la prohibición del inces-
to, en estrecha relación con la intensidad de la operatoria vincular.
Las nuevas construcciones, incluyen los modos singulares en que cada sujeto y
cada vínculo de la familia se va posicionando en el nuevo escenario.
Sin desconocer que estos cambios devendrán en un desafío para todos los in-
tegrantes de la familia y pueden hacer tambalear la nueva organización construi-
da, los incluimos dentro de este tiempo, si los conflictos que pueden suscitarse
sólo son un momento de pasaje que no arrasa con las transformaciones logradas,
sino que por el contrario contribuyen a complejizar el entramado vincular.
CAPÍTULO V
Antecedentes y fuentes
Referirnos a los antecedentes de nuestro modelo de abordaje, nos lleva a si-
tuarnos en el contexto en el que se desarrollaba en nuestro país el trabajo de abor-
daje psicológico del niño y la familia. Hablamos de la década del „70. Se realizaba
en Buenos Aires el Primer Congreso Argentino de Psicopatología del Grupo Fami-
liar.
Proveníamos del trabajo psicoanalítico con niños y del predominio de los enfo-
ques individuales, pese a que ya habíamos comenzado por ese entonces (finales
de los años „60) a incorporar esporádicamente, entrevistas familiares en la práctica
clínica.
Fue en el grupo fraterno donde casi desde el inicio y con niños pequeños, utili-
zamos la observación de la hora de juego compartida.
El concepto de interacción deja por fuera ese plus que se pone en evidencia en
lo que produce el conjunto familiar cuando les proponemos una tarea comparti-
da. La lectura actual, constituye lo novedoso que aportamos con la instrumenta-
ción del dispositivo vincular. A la vez, también es una novedad para el grupo que
posibilita efectos creativos, ver emerger en presencia de los otros, contenidos y
significaciones tanto compartidas como no compartidas.
Por otra parte, nos resultaba necesario seguir contando con producciones in-
dividuales de los padres y de los hijos que dieran cuenta de su percepción respec-
to de su lugar en el grupo y su registro del conjunto familiar. Mantuvimos así, el
abordaje individual inicial de cada miembro de la familia, pero integrándolo y
correlacionándolo con las producciones vinculares. Discriminamos de este modo
los dos niveles de inscripción del conflicto (singular y vincular) que se torna ne-
cesario evaluar y diferenciar, en esta particular situación crítica de la familia y en
este contexto institucional.
Es al final de esta primera entrevista que les solicitamos como tarea personal,
la elaboración de dos producciones:
Estas producciones, se basan en las que han sido propuestas por Isidoro Be-
renstein (1976), ampliadas por nosotras para su instrumentación con las familias
en proceso de divorcio. A tal efecto, incorporamos el Dibujo del Último Domicilio
Conyugal, analizando en forma comparativa la producción individual de cada
uno.
En tal sentido, las dos técnicas elegidas resultan más adecuadas por dos razo-
nes:
Nos interesa transmitir en este capítulo, lo que nos han aportado estos instru-
mentos de evaluación e intervención vincular, por la riqueza de los materiales que ob-
tenemos en su implementación y los efectos que producen en los integrantes de la
familia.
• Lugar que ocupan los hijos en el conflicto conyugal e inscripción en los mismos
de la problemática familiar.
También nos interesa conocer la versión de cada uno acerca del conflicto ac-
tual, de su historia, así como las expectativas depositadas en la intervención del
Equipo Jurídico, en relación a posibles cambios en la situación familiar.
En la entrevista individual con los niños utilizamos la Tríada del Test de la Fami-
lia: Familia Imaginaria (“Dibuja una familia”), Familia Actual (“Dibuja tu familia”) y
Familia Prospectiva (“Dibuja tu familia dentro de X años”).
• Dónde están?
•• Qué están haciendo?
• Quién le parece la persona más feliz?
• Quién la menos feliz?
• Quién la persona más buena?
•• Quién la menos buena?
• De no ser él, quién elegiría ser de esa familia.
En esta producción verbal final, tenemos en cuenta lo que cada uno dice y la
posibilidad de que el relato resulte de un intercambio entre todos. Privilegiamos
la observación del grado y cualidad de la participación de cada integrante en la
construcción conjunta, así como la coherencia y nivel de complejidad de lo rela-
tado.
Esta técnica consta de dos momentos: 1o) gráfico y de ejecución individual y 2o)
verbal y de participación conjunta.
70
De las producciones vinculares analizamos: la modalidad, estilo y cualidad de
HILDA ABELLEIRA - NORMA DELUCCA
su presentación en cada subgrupo, evaluando en cada uno de los indicadores dis-
tintas variables y categorías, así como las especiales combinatorias que se crean
teniendo en cuenta lo que ha predominado en el transcurso de la producción. El
criterio de predominio, supone que lo que marcamos como categoría en relación a
determinado funcionamiento familiar, no implica que no surjan en algún momen-
to otros aspectos diferentes a los señalados. Indica que la producción ha estado
fundamentalmente orientada en un determinado sentido.
g) Tipo de intervenciones
h) Ubicación espacial
CLÍNICA FORENSE EN FAMILIAS
• espontánea 71
• dirigida
• aceptada
• rechazada
• abarcativa
• Contención • desapego
• restringida: - plasticidad
- rigidez
• abarcativa
• Discriminación-orden • restringida: - plasticidad
- rigidez
• abarcativa
• Indiscriminación • restringida
- atacado
• no incluido
1.3 Expresión simbólica de las funciones e identificaciones (en la
elección de personajes; dibujos o juegos)
• ausencia
72 • Diferenciación sexual • acorde al propio sexo HILDA ABELLEIRA - NORMA DELUCCA
• de sexo contrario
• con distorsiones
• satisfecho
2. Indicadores específicos del funcionamiento vincular
a) Producción gráfica
• conjunto
• Uso del espacio
• sectorizado
• equivalente
• monopólico
espontánea
• Compleja participación activa de todos
construcción de un relato conjunto coherente
contenido de los relatos imaginados:
-logros
-conflictos
-anhelos
desenlace de los relatos imaginados:
-posible
-ilusorio
-acordado
-no acordado
posibilidad de sostener el nivel lúdico
-amplia
-variable
-restringida
2.2 Dibujo del Personaje en la Familia
a) Producción gráfica
• espontánea
• participación activa de todos
• Compleja • coherencia del relato con el personaje
• construcción de un relato conjunto coherente
• contenido de los relatos imaginados:
- logros
- conflictos
- anhelos
• posibilidad de acordar lugar de encuentro y desenlace
• desenlace de los relatos imaginados:
- posible
- ilusorio
- acordado
- no acordado
• posibilidad de sostener el nivel lúdico:
- amplia
- variable
- restringida
102
2.3. Hora de Juego Conjunta Familiar
4 Este capítulo es una actualización y ampliación de un trabajo anterior realizado por una de las autoras
(Delucca N., 1999).
La ley fundamental supone la renuncia a la endogamia, la prohibición de
destrucción del otro y la exhortación al intercambio. Y como profesionales, lo
exogamizante también nos alcanza. Si podemos acceder a salir del encierro,
podremos intercambiar y poner en cuestión nuestras ideas (no sólo dentro de
los “ghettos” en que muchas veces nos amparamos), sino también, abrimos
verdaderamente a la interdisciplina.
Apuntamos a mostrar con lo señalado, que en el campo forense esta aper-
tura es absolutamente necesaria. Porque hemos de poder construir nuestro
quehacer, en intersección con otros quehaceres: el del Juez fundamentalmente
y78 el de otros profesionales (asistentes sociales, médicos,HILDA
psiquiatras, abogados
ABELLEIRA - NORMA DELUCCA
y otros pensadores).
Por los códigos del Derecho: Penal, Civil, Laboral y sus respectivos códigos
de Procedimiento.
Entendemos por alerta crítica, a una actitud reflexiva de nuestra parte sobre
la función que cumplimos en la institución, que nos ponga a resguardo tanto
de una confrontación estéril como de la sumisión. Lo estamos planteando es-
trictamente en el nivel de nuestro desempeño profesional. No hacemos refe-
rencia en estas conceptualizaciones, a conflictos a nivel interpersonal que como
en toda institución o grupo humano se podría plantear.
En tal sentido, es cierto también que las leyes y códigos que manejan quie-
nes deben administrar justicia, enuncian conceptos no tan claros ni tan certeros
y por lo tanto interpretables. De allí lo abultado de la bibliografía sobre juris-
prudencias. En consecuencia, siempre está presente la vertiente ideológica del
interpretante, como para que distintos jueces y profesionales del Derecho
acentúen o se enmarquen en diferentes y contradictorias posturas, unas con
otras.
Si bien los dos discursos pueden no tener una identidad conceptual, ten-
drán puntos de aproximación y de articulación, en el proceso de construcción
del fallo o dictamen jurídico (Degano, J., 1995). Cuando se logra la articulación
de las dos funciones (la de los peritos y la del juez como representante de la
110 autoridad), sin que ninguna pierda su especificidad, se hacen eficaces
intervenciones que probablemente en los casos que nos ocupa, desde una
u otra disciplina aislada se tornarían inoperantes.
Asumir una posición clara sobre los alcances y límites de nuestra interven-
ción psicológica, resguarda a su vez, de invadir las incumbencias de otros.
La cuestión significa por un lado, que el perito siempre deberá dar alguna
respuesta a lo que se le solicita. Pero no siempre lo que pueda responder, abar-
cará la totalidad de lo demandado.
Podría ser de utilidad la sola mención del alejamiento, pero agregaría se-
guramente un elemento innecesariamente irritativo, que nos detuviéramos a
pormenorizar por escrito estos avatares de su historia pasada.
En otras circunstancias, si ese hecho del pasado fuera evaluado por noso-
tras, como un elemento que está incidiendo en la actitud hostil, desconfiada y
sin bases reales sobre el ex cónyuge, obstaculizando la libre circulación de los
hijos, tendrá que ser explicitado aunque sea doloroso.
Pero somos nosotros mismos los que tenemos que tener en claro que el va-
lor de la palabra en el contexto de una entrevista psicológica, no es el mismo
que el que tiene en una declaración ante el juez. Es sólo ante su investidura y
con las debidas garantías procesales, que la palabra de alguien puede adquirir
el valor de una “confesión de culpabilidad”.
Lo que en el transcurso del estudio pericial (que por otra parte, nadie está
obligado a hacer) un sujeto enuncia, formará parte para nosotros, de un discur-
so que esclarezca su estructura de personalidad y la capacidad de subjetivar y
de hacerse responsable de sus actos.
CLÍNICA FORENSE EN FAMILIAS 83
El secreto profesional no puede ser absoluto y nadie debería esperar esta ac-
titud, si se explícita claramente el encuadre psicológico-forense.
Tanto en este punto como en los otros enunciados en este capítulo, a los
psicólogos nos alcanzan “las generales de la ley”. También somos interpre-
tantes de lo que se nos demanda y como señalamos en el principio, construi-
mos nuestra ética profesional no sólo desde el consenso, sino desde la singu-
laridad, incluida nuestra ideología.
PARTE II
Historiales Clínico-Forenses
Introducción
a) Que nuestra idea central en este libro ha sido priorizar la lectura de lo vin-
cular.
b) Que deseamos presentar problemáticas familiares en sus diversidades, lo
que torna necesario acotar la transmisión de los materiales obtenidos.
c) Que queremos mostrar en los historiales seleccionados, las particularidades
de cada familia y de cada intervención, así como la aplicación de las técnicas
de producción vincular que hemos elaborado.
La vastedad del material con que contamos, nos obliga a realizar una se-
lección de los mismos. Selección que nos enfrenta con interrogantes acerca de los
criterios con que la realizamos.
Recorriendo nuestra casuística se nos fue armando la idea de que la selección
de las familias podía ser realizada desde el punto de vista de la operatoria vincular
predominante que, a consecuencia del divorcio, se producía en cada grupo fami-
liar.
De tal modo ordenaremos los historiales bajo las siguientes denominaciones
que compondrán los capítulos de esta segunda parte del libro:
CAPÍTULO VIII
Cuando un hijo cuestiona el orden familiar estableci-
do
Introducción
En este capítulo relataremos los avatares de un grupo familiar, en el que, a
través de diferentes síntomas o actos de uno de los hijos con posterioridad a la
separación de la pareja conyugal, el orden instituido al interior del funciona-
miento familiar, queda cuestionado y obliga a los adultos a la reflexión, a revi-
sar conflictos eludidos, a enfrentar el dolor de duelos no tramitados, así como a
acudir a la Justicia a convalidar y acordar los cambios que vía el hijo se recla-
118 HILDA ABELLEIRA - NORMA DELUCCA
man.
Esta revisión siempre implica un cierto grado de sufrimiento para los in-
tegrantes de la familia. Sin embargo, es la vía que se abre como posibilidad para
que este grupo familiar, encuentre nuevas formas de vincularse y ampliar el
circuito de sus intercambios.
Familia “Mr. Rock”
a) Presentación
Organigrama familiar
Sonia, 45 años Martín, 45 años —
Empleada Comerciante
Damos la consigna.
Madre: A mí me salieron mamarrachos.
Antonia: Habla sin cesar y sin que se le entienda.
María: Es Marisa.
- Una mujer de 21 años, que levanta faroles con el cuello.
- En un circo.
- Vive en una casa sola, no, con una amiga.
- El circo anda por todo el mundo...La casa está en La Plata.
- La amiga también trabaja por el circo.
Antonia: Hice a Pajarín... Es un pájaro, un pájaro con el pico chueco, mediano.
- Tiene 20 años, viejo no es, en la juventud.
- Vive con su familia.
- La madre como siempre, el padre como siempre y dos hermanas.
Gustavo: Pedro... lo que pasa que no me gusta.
Antonia: Es un boxeador.
Gustavo: No es un boxeador, es un jugador de... ¿Cómo se llama esto? ...de soft-
ball.
Tiene 18 años, vive con su familia... el padre, la madre y un hermano más
grande.
Madre: Mamá, una mamá.. .no, yo creo que dibujé pensando en mí como mamá.
En este momento.
45 años.
No me gustaría como es ahora... a mí me gustaría cumpliendo mi función
como madre lo mejor que pueda, con mis hijos pero no sola, tampoco con el
padre, con una pareja, con estos tres chicos. Me gustaría modificar mi situa-
ción que es muy dura. Vivir con ellos, pero sentirme acompañada, en el sen-
timiento de mujer... Porque acompañada por mis hijos estoy, aunque Gustavo
no está conmigo, está... yo sé que lo tengo dentro mío y lo tengo presente...
Estaría en la casa, con mis tres hijos, con una pareja, trabajando menos. Más
en casa.
Diálogo:
Antonia: Chamigo, ¿Cómo andás? ¿Tanto tiempo? ¡Hola Pedrito!
Madre: Yo le pregunto a María como es eso que hace en el circo porque no lo
entendí bien.
María: Yo para ganarme la vida levanto faroles con el cuello.
Madre: ¿Cómo hacés equilibrio?
María: Es como llevar la mochila a la escuela mami... digo, Sonia.
Madre: O sea que identificás eso con la mochila.
María: Sí.
Madre: ¿O sea que llevás tanto peso?
María: Porque le pongo muchas hojas.
Madre: ¿Cuántas horas trabajás?
María: Una hora... dos funciones, cada una de una hora.
Madre: Y a Pedro... ¿Qué haces?
Gustavo: Juego soft-ball.
Madre: ¿Y nada más? ¿Cuántos años tenés?
Gustavo: 18.
Madre: ¿Jugás y hacés algo más?
Gustavo: No, juego en forma profesional, juego y estudio para recibirme de
ing... no ¿cómo se llama esto? ...computación, analista de sistemas.
Madre: ¿Y con quien vivís?
Gustavo: Con mi papá, mi mamá y un hermano.
Madre: ¿Más grande?
Gustavo: Sí.
Madre: A Pajarín... ¿Dónde vivís?
Antonia: En un nido, como todo pájaro, en un árbol muy lindo con mi familia.
CLÍNICA FORENSE EN FAMILIAS 121
Madre: ¿y cómo es?
Antonia: Con mi mamá y papá pájaros y dos hermanas.
Madre: ¿Mujeres?
Antonia: Sí.
Madre: ¿Y cómo hacen para comer? Porque del árbol tienen que salir. Anto-
nia: Pregúntale a mi papá... no, es un chiste... va a buscar lombrices y las trae
y las empezamos a manducar.
Madre: Y vos... María, ¿No dependés de nadie?... ¿Te compraste la casa? Ma-
ría: Si, yo me compré la casa sola.
Madre: Y vos Gustavo... Pedro.
Gustavo: ¿Qué?
Madre: ¿Vos vivís en una casa tuya?
Gustavo: La casa la compró mi mamá y mi papá.
Antonia: María, no entiendo, no capto la punta del ovillo... andás por el
mundo y ¿Cómo haces para vivir en tu casa?...Irte a la otra punta del mun-
do. María: Cuando voy por el mundo alquilo un departamento.
Antonia: ¡Ah! Entiendo, un departamento por un día.
María: Le pregunto a Pedro... ¿Qué hacés en el campo de soft-ball? ¿pit- cher...
umpire?
Gustavo: En castellano, soy el bateador.
María: ¿En inglés como se dice?
Gustavo: No sé.
Antonia: A Sonia, ¿Cómo es la vida de mamá?
Madre: Es linda, tenés momentos duros, pero es linda.
Antonia: ¿Su esposo es lindo?
Madre: Mi esposo, el que tengo ahora, a mí me gusta.
Antonia: ¡Ah bueno! Algún día me lo va a tener que presentar.
Madre: ¡Ah! Bueno.
María: Pajarín...
Antonia: ¿Qué, Marisa?
María: ¿Quién construyó el nido?
Antonia: Somos una cooperativa... uno trajo ramitas... cada uno trajo algo...
Pedro ¿Cómo es su vida de familia?
Gustavo: ¿Cómo es?
Antonia: Su convivencia.
Gustavo: Es divertida.
Antonia: ¡Que sencilla explicación! No tenés vueltas.
{¿Qué hacen?)
Gustavo: y... vamos a pasear, vamos al cine... y somos todo el día felices. An-
tonia: A Marisa... que deje de girar que me marea.
Madre: (a Gustavo) ¿Quiénes trabajan en tu casa para mantener a tu familia?
Gustavo: Todos.
Madre: ¿Vos también?
Gustavo: A veces hago algo para ayudar a mi papá.
Madre: Marisa, no me quedó claro, vos vivís con una amiga... ¿y cómo está for-
mada tu familia?.
María: Mi mamá, mi papá y una hermana... Y yo la voy a visitar... viven en el
sur.
Antonia: Pedrito ¿Cómo jugás al soft-ball?
Gustavo: Juego.
Antonia: Bien, mal, demasiado bien, demasiado mal. Horrible.
Gustavo: Bastante bien.
Antonia: Me alegro.
(¿Se conocían de antes?)
Antonia: Eramos amigos de la juventud, de la secundaria. Ibamos todos juntos.
Gustavo: Imposible, porque yo tengo 18, ella 20, ella 21, ella como 80. Para mí no
nos conocíamos.
María: Para mí tampoco.
Madre: Para mí, como mamá los conozco... sí, podríamos conocernos.
Bueno, no sé, desde que nacieron. Puedo muy bien, por mi edad, conocerlos
a todos desde que nacieron... Me cuesta separar el personaje de las personas.
Antonia: A Marisa la conocí un día que fui al circo y como levantaba muy bien
118 HILDA ABELLEIRA - NORMA DELUCCA
los faroles, muy prolijamente, la fui a saludar, nos hicimos amigas y hoy la
reencontré... Y a Pedro lo conocí cuando fui a ver un partido de soft-ball y
como se había escapado la pelota para la tribuna me la tiró en la cara y me
pidió perdón. . . Y a Sonia la conocí un día que nos encontramos en la pelu-
quería. Ahí nos conocimos, nos saludamos y me contó sobre sus hijos que la
hacían renegar, que tenía sus momentos felices y me invitó a tomar el té. Me
fui a cortar el pelo.
Gustavo: Las plumas.
Antonia: Nos habíamos encontrado en el centro, estábamos paseando y de re-
pente nos llamó la atención una vidriera a los cuatro, de un bazar de adornos
y nos encontramos y nos pusimos a charlar.
Gustavo: ¡Ah! Puede ser eso.
María: No, en California, en una playa, todos felices y contentos y fuimos a pa-
tear una pelota corriendo y nos chocamos los cuatro y ahí nos conocimos. A
cada uno le pasó algo: a Gustavo se le rompió la nariz, a Antonia un more-
tón...
Antonia: ¿En dónde?
María: en el ojo... yo me rompí un dedito y a mamá se le rompió, se le dobló un
pie, a ella no le pasó nada, se golpeó nada más.
Gustavo: La vidriera del bazar.
Madre: Aparecieron los tres en mi casa.
Antonia: ¿Te robamos la dirección o qué?
Madre: Eramos conocidos, nos conocíamos...
Los conocía desde que nacieron y vinieron a verme. Ese día los tres juntos:
Marisa cuando vuelve del viaje del circo, Pajarín cuando baja del árbol, Gus-
tavo-Pedro, cuando no está jugando o estudiando.
Tocaron el timbre, abrí la puerta y me encuentro con Marisa, Pajarín y Pedro.
(¿?)
Los chicos: Si nos gustó.
Madre: Es rarísimo esto, no me imaginé que hubiera algo así.
María: Es la curación moderna mamá.
CLÍNICA FORENSE EN FAMILIAS 121
Damos la consigna.
(El padre queda afuera de la mesa. Se lo invita a acercarse y luego durante el
relato se aleja nuevamente.)
Padre: Yo hice al Sr. Bueno. Se llama Sr. Bueno...
Gustavo: Hice a Mr. Rock.
Antonia: Juanita, la tortuga.
María: Gabriela.
Antonia: Papá está en primera fila, que hable él.
Padre: Bueno, decidan ustedes... Bueno, este es un personaje, una persona que
está lejos y mira desde la distancia la situación, nos está mirando a nosotros
desde lejos.
A toda la familia, a la madre también.
Por eso está con una expresión de explicación, por eso tiene ese gesto en las
manos, porque va a explicar algo... Haciendo honor a su nombre él va a tra-
tar de hacer el bien en lo que nos va a decir. Porque se llama Bueno y es una
persona buena.
Tiene 50 años.
Antonia: A vos, Gustavo.
Gustavo: Se llama Mr. Rock, es una persona común.
20 años... no sé, vive en familia. Vive de la música que toca. Bueno, y nada
más.
Antonia: Una tortuga... Juanita... que está paseando.
39 años.
María: Gabriela. Es una chica que corta árboles, pero ya viejos los árboles, que
no viven.
40 años.
Diálogo:
Padre: Ya que podemos elegir, vamos a elegir un lugar lindo, ya que es un jue-
go de imaginación podemos elegir un parque o una plaza.
María: Miami, Los Ángeles.
Antonia: Una plaza.
Gustavo: Sí, una plaza.
Padre: Plaza Italia a mí no me gusta... algo con verde... Parque Saavedra, ¿lo
conocen?
CLÍNICA FORENSE EN FAMILIAS 121
b ) T a r e a c o n j u n t a Se concreta b ) T a r e a c o n j u n t a Se concreta
c ) F i g . o r g a n i z a d o r a Presente, c ) F i g . o r g a n i z a d o r a
formalmente en la madre, secundada Presente, compartida entre el padre
por Antonia. y la hija menor.
B - Indicadores Específicos
Hipótesis interpretativas
El momento del enamoramiento, está marcado en ambos por el descono-
cimiento del otro. Se privilegia “el misterio” y el “espíritu de aventura”, por
CLÍNICA FORENSE EN FAMILIAS 135
sobre el interés de conocer al otro. Los dos, luego de un breve noviazgo, “se
largan en paracaídas” a la convivencia, con ilusiones sin demasiado sustento
en la realidad.
A poco de casarse se producen dos sucesos traumáticos para la organiza-
ción narcisista de ambos y para el proyecto de familia, que tienen efectos dis-
ruptivos en el frágil vínculo construido:
a) muerte del primogénito a los cinco días de nacer, por malformación
congénita
b) imposibilidad de él de concretar su proyecto (sin sustento real) de “em-
presario” independiente (gran hombre).
A ella “se le cae” él. Se “malforma” el vínculo e intentan llenar el vacío con
los sucesivos hijos. El la presiona a ella para que sea la mujer contenedo- ra-
esposa-madre de familia, que él necesita, pero aportando poca contención a las
expectativas de ella y a las necesidades concretas de supervivencia de la fami-
lia.
A lo largo de esos años sobrellevaron situaciones difíciles, no elaboradas
convenientemente. A los seis meses de fallecido el primer hijo varón, ella que-
da embarazada de Gustavo, que si bien no presentó problemas iniciales, su na-
cimiento implicó revivir todas las angustias e incertidumbres del anterior.
Ninguno de los dos parece registrar claramente los efectos de aquella muer-
te rápidamente sustituida y que se hace presente en alguna de sus pro-
ducciones (Martín lo incluye en el Árbol Genealógico como un hijo más, sin
diferenciarlo de los hijos vivos). Siendo Gustavo aún pequeño (20 meses), nace
María, también con una malformación (de riñón), que obligó a una temprana
operación.
Con posterioridad al nacimiento de María se agrava la crisis de la pareja
asentada en la desilusión. No obstante, continúan juntos y dos años más tarde
se produce el embarazo de Antonia. El nacimiento de la tercera hija aparece
como un último intento de sostener un vínculo y una idea de familia, que nin-
guno estaba en condiciones de continuar alimentando, tornándose en una car-
ga y nueva exigencia para ambos.
El responde con depresión y pasividad; ella siente incrementadas sus viven-
cias de desamparo. No lo puede contener, ya que sería como hacerse cargo tic*
un hijo más. Es el momento en que, buscando el amparo afectivo y económico
que su esposo no puede darle, toma la “decisión” de la separación, retornando
a su familia de origen con sus hijos.
El tipo de ruptura del vínculo conyugal no fue, como vemos, producto de
un diálogo de la pareja, ni de una elección reflexiva. Es una puesta en acto de
ella, que intenta de ese modo la huida de una situación que ninguno podía
modificar.
Durante todo el período de separación (ocho años), ninguno de los dos lo-
gró superar el malestar. Sólo parece quedar el registro melancólico de lo perdi-
do y no se produce nada nuevo en la ex pareja que permita un proceso elabora-
tivo más eficaz. Si bien ella es más proclive a la acción y no se muestra depri-
mida, transmite al interlocutor, una sensación de agobio y sin salida, muy an-
gustiosa.
Él se vuelve a refugiar en la ilusión, lo que le significa un alivio, porque no
lo confronta con el cotidiano cuestionamiento vincular. Luego de la separación
se reconecta laboralmente y se queda “custodiando” el hogar-“templo” conyu-
gal (propiedad de su familia) y sostenido por la ilusión del retorno de su ex
esposa, por medio de la desmentida de la realidad.
Ella alimenta esta ilusión de fijeza, porque si bien rompe con la convivencia
y expresa su rechazo a recomponer la relación, no le pone fin a la representa-
ción del vínculo conyugal, a través de reclamar siempre algo más de él, cuando
la historia de pareja le había mostrado sus limitaciones. Él no parece poder
brindar ahora separados, lo que no dio cuando estaban juntos.
La irrupción reiterada de actos violentos encamada en Gustavo, parece te-
ner el significado de expresar la necesidad de un corte, de apelar a una ins-
tancia
118 de diferenciación. A la vez que pone de manifiesto laAimpotencia
HILDA de las
BELLEIRA - NORMA DELUCCA
verde turquesa
Martín (Hijo): (empieza) Un bosque (se queja de que no puede pintar con todos
los colores).
Padre: La consigna es un solo color cada uno.
Hijo: Acá pasto (dibuja de un lado y del otro).
P: (agrega en el medio, entre los dos pastos, agua) Una laguna... ¿Hago un pesca-
dito?
H: No... Esperá. Podemos hacer acá unas nubecitas... Hacelas acá (señala arriba).
(A Martín le cuesta mucho aceptar la consigna de un solo color. El padre ma-
neja bien la situación, calmándolo).
P: Yo hago nubes...
H: No, así no porque va el sol.
P: ...y vos hace un árbol.
H: Pero no tengo marrón...
P: (hace el tronco con su color) Como si fuera marrón.
H: (hace la copa ) Para acá, porque el viento viene de este lado, (derecha)
P: (agrega manzanitas)... Ahora hacé un bote.
H: (hace el bote y el padre lo completa).
H: (como en secreto al padre) Una motito de agua.
P: Es difícil.
H: (la empieza a hacer)
P: ...y yo le dibujo el nene que va arriba.
H: Yo ya lo había hecho en verde! (se enoja) (?) Y... ¡dos en la motito de agua yo
no conozco!
P: ¿Qué más?
H: (Hace el sol) ¡Dios mío, le falta algo! (el padre le agrega la nariz al sol y Martín
se Fríe).
CLÍNICA ORENSE EN FAMILIAS 111
(Ambos hacen pajaritos. Van dibujando en espejo: un pájaro verde y uno tur-
quesa).
P: (hace una casa).
H: ¿Qué hacés? ¿El techo azul?
P: Yo me lo imagino azul.
H: Yo me lo imagino verde (le hace a la casa una puerta, una ventana, chimenea y
humo y algo a la derecha).
P: (dibuja a la izquierda de la casa, dos redondeles unidos por una línea) ¿A ver
qué te parece esto?
H: Un auto.
P: No sé...
H: Una camioneta.
P: No sé. Invéntalo vos.
H: (hace una camioneta) Hacele una raya azul (al padre).
P: (pinta el vidrio del auto de azul) ¿Vamos a dibujar un señor pescando en el
bote? (lo hace) y acá un nene pescando (señala la costa izquierda).
H: (lo hace).
P: ¿Acá abajo qué falta?
H: (se ríe).
P: ¿Qué hay por abajo del agua?
H: Los pescaditos (los dibuja).
P: ¿Qué dibujaste?
H: (a raíz de diferencias y dudas sobre el pez dibujado por Martín, éste se irrita)
¿Vos no entendés nada de lo que estoy diciendo?
(Intercambian entre ambos sobre las características de la raya y el melgacho.
En hoja aparte dibujan: Martín la raya y el padre, el melgacho, explicando las
diferencias de forma. Con el dibujo, retorna la calma).
H: Ahora podés hacer una tortuga (el padre la dibuja) ...Una tortuga de agua
H: ¿Qué te imaginás que sea esto? (dibuja) ¿Esperá eh? (dibuja un barrilete y un
niño teniéndolo, pasándose a la orilla opuesta).
P: Es un barrilete (le agrega la cola) ¿Quién es?
H: (en secreto al padre) (Preguntamos, no quiere decir, pero luego contesta).
Este soy yo.
P: Le vamos a poner un caminito a la casa (lo hace).
H: ¿Por qué?
P: Si no, ¿cómo se sale de la casa?
H: Y yo le pongo otra planta. Así, así, así, con pinches.
P: Una espina (la agrega).
H: Yo aquí, una con olorcito lindo.
P: Una rosa... Este lado está muy lindo (derecha).
H:
112Pero este no. (izquierda) ...¿A ver qué se me ocurre? Vamos
HILDA a -dibujar
ABELLEIRA una
NORMA DELUCCA
cosa (dibuja). ¿Qué será? ...Un hombre pescando, un auto y dos jugando a la
pelota.
P: ¡Qué lindo! ...Y muchas cosas más no podemos.
H: Ah! Y una rama y una ardillita y un cosito con dos huevitos. Hacelos vos
P: (el padre hace los huevitos) ...Y acá un...
H: Mostrémosle a ella. (Muestra a una de nosotras) (?) Una gallina... Pero se-
guimos.
P: Si están pescando cerca del río, podemos hacer una carpita.
H: Hacela así (hace un punto) ¿Sabés qué es?
P: Una cosa que a mí me gusta que estén libres.
H: ¿Qué?
P: Los pajaritos.
H: No, la caca... ¿Qué más? Por el culo...
P: Yo dibujo acá un avión (lo hace arriba a la derecha).
H: (hace otro avión a la izquierda y al lado otro objeto).
P: Me sonaste. Eso me parece que es una nave.
H: No, un helicóptero que viene para acá.
P: Ah! Tengo una idea!
H: Decimelo en el oído (el padre se lo dice). No, algo más lindo (le
dice él también algo en secreto al padre).
P: (agrega un nene con un perrito) Agachadito, jugando con un perrito.
H: ¿Qué están haciendo?
P: Un nene jugando con el perrito.
H: ¿Qué más?
P: Acá falta gente (se refiere al lado derecho).
H: Pueden estar adentro de la casa... ¿Podés hacer sabés qué? (le dice al padre en
secreto. El padre lo hace. Aparentemente son dos figuras humanas). (Una de
nosotras sale brevemente de la entrevista, por un llamado. Al reintegrarse,
Martín tapa lo que había dibujado y sólo se lo muestra a la que permaneció
en la entrevista)... Están abrazados (?) Son amigos (quiere seguir agregando
cosas).
P: Yo voy a dibujar un gatito, Napi, y basta!
H: ¿Qué más que siempre hay en Córdoba que empieza con “ce” de casa? (secre-
tea).
Hacé uno acá y uno acá.
P: ¡No me gustan las cosas no compartidas!
H: Vos hacé un caballo y yo hago el nene arriba (lo hacen).
Relato:
(Hijo-Martín descubre el dibujo que mantenía tapado).
H: Acá están los amigos, en Córdoba. Esto es un caballo de nosotros.
P: Parte
CLÍNICA de las
FORENSE vacaciones... (Martín lo interrumpe)... La casita de nosotros...
EN FAMILIAS 113
P: Esta es una casita que teníamos en Córdoba, que tiene una pileta en el fondo...
H: ...el humito, la chimenea y al lado hay una fogata.
P: ¿Qué hicimos?
H: ¿Qué?
P: Un asado... Dos amigos abrazados (?).
H: Yo no estoy ahí. Mi hermano con su novia (?). Un nene remontando el ba-
rrilete (?). No, no soy yo el del barrilete. Yo estoy del otro lado jugando con el
perrito. Sería Ernesto, mi hermano, el del barrilete.
H: Un avión viajando, otro avión viajando y un helicóptero (¿). Van los abuelos.
En el azul el abuelo Antonio y la abuela Dora (paternos); acá (verde) el abue-
lo Antonio y la abuela Erna (maternos). (?) Se van para su casa. (?) En el heli-
cóptero, alguien de América 92 que yo no conocía. (?) En la mo- tito de agua
dos amigos. Y en el velero dos amigos nuestros. (?) Yo con el perrito. (?) El de
verde pescando es León. (¿Carpa?) La carpita la armó papá y durmió papá
(?). Papá está pescando conmigo. No, con alguien. (?) En la carpa no hay na-
die.
(?) No, yo no soy el del perrito (secreto al padre).
P: Perfecto.
H: Bueno, yo soy el del perrito. Acá, jugando a la paleta, José Ignacio y el hijito
(?).
P: Este verano fuimos a Córdoba a la casa de unos amigos (?). Esta es más la
realidad de la casa (lado izquierdo). La parte ésta del árbol, es como la casa ac-
tual. ...Acá, (a la derecha) Bony, un perro muy juguetón que juega con él. H:
Adentro dejaron una pava calentándose y sale humo.
• Entrevista conjunta madre-hijo:
“Dibujo conjunto familiar”
Consignamos a continuación la ubicación de la familia, así como los colores
elegidos por cada uno luego de dar la consigna:
Madre Hijo
Rojo amarillo
Encuentro entre ambos, afectuoso, muy cordial.
Hijo: Para hacer el sol elegí el amarillo. ¿Y vos?
H M H M
Madre: Yo voy a empezar por el techo de una casita, ya elegí el rojo (Dibuja y le
dice). No es como la que hacés vos...
H : ...la casita del country (Quiere hacer la parte de abajo).
H
M : Sí, Martín hace la casa del country que tiene un techo atípico; entonces Mar-
M
tín siempre hace cosas así. No es que él haga las casas raras, sino que el techo de
H M
la114
casa del country es raro. HILDA ABELLEIRA - NORMA DELUCCA
H: ¿Puedo dibujar? (Hace nubes, un árbol, un auto). Rápido anda (La madre lo
mira arrobada).
M H M H
M: El árbol tuyo. Le puedo hacer las violetas que están acá (Martín le pone ama-
rillo a las flores).
H: ¿Por qué elegiste el rojo?
M: Porque es un color alegre. Y como estoy contenta de verte, elegí un color ale-
M H M H M H M H M H M H M H M
gre.
H: El pocito que hay siempre en casa.
M: ¿El de la zanja?
H: Sí. Ahora hago una plantita. Vos hacele las hojitas.
M: Ah, vos le hiciste el centro de la flor. Yo las completo. Completo todas. ¿Y
también hojitas?
H: Sí, sí, sí. Acá hay muchas flores. ¿Te acordás el jardín que estaba al lado de
casa?
M: El de Chela...
H: No, el de adelante.
M: Ah, sí, el arreglo de adelante.
H: (hace rayas abajo) (se miran cómplices) Hay una cosa acá... (algo arriba del
techo).
M: ¡El gato! ¡Sí señor!... El gato (clima de encanto mutuo).
H: (hace una casita y otro gato).
M: ¿Quién es? ¿Es Pipo o Lulú?
H: Faltan las orejas.
M: ¿Pipo?.
H: No.
M: Ah, pero tengo que adivinar.
H: Lulú (hace una moto con una persona). La moto con Raúl y aquí yo.
M: Raúl es el marido de mi vecina que solía llevarlo en moto...
H: Vos hacele con rojo los ojitos y la boquita.
M: ¿Sos vos?
H: Sí... y el gato también, la boquita.
M: El hocico y los bigotes.
H: ¿Qué es el hocico?
M: La boca con la nariz.
H : (hace un dibujo como una red o globo indicador de diálogo). Una persona
dice: ¡Chau Martín!
M : Es Manu. Un amiguito de él del Country. Te dice, Chau Martín.
H : (agrega) ¡Chau Manu! (escribe Mici).
H : ¿Qué más podemos hacer?
M : ¿A ver qué cosas te acordás? Hace mucho que no lo veías a Pipo.
H : (hace una línea derecha, con puntos amarillos y con rojo) (Le hace adivi-
nar a la madre). ¿Qué son?
CLÍNICA FORENSE EN FAMILIAS 115
M : ¿Del country?
H : Sí.
M: El cerco.
H : Sí y las florcitas.
M : El cerco con las grataegus.
H : ¿Te acordás que había acá una cosa de orégano?
M : Sí, todavía está.
H : (Martín mirándonos) Ella tiene letra más grande (por una de nosotras);
escribió otra hoja (dibuja algo). Acá hay una cosa grande donde siempre me
meto yo.
M : ¿La pileta del tío?
H : No, la mía.
H : Dibujá unas cositas.
M : ¿Qué cositas? ¿Las tejas?
H : No, acá (señala base inferior del techo).
M : ¡Ah, donde cae agua! (lo hace).
H : Dibújale acá al techo. Los caños, mejor. Hacele las cositas y yo hago las te-
jas.
M : (hace las rayas paralelas de guía de las tejas). Bueno, cuando te canses si-
go yo.
H : (hace algunas) Seguí vos (la madre sigue y termina él. Se alternan).
Vos hacé unas cositas. Hacé acá unas tejitas. Como el día que se cayeron.
H: ¿Hay una hoja para dibujarle? (a nosotras).
M : ¿Qué, los montoncitos de tejas?
H : ...que yo rompí con el martillo. (La madre los empieza a hacer intentando
interpretar lo que él quiere; Martín se pone exigente, crítico. No queda con-
forme y pide nuevamente una hoja en la cual intenta dibujarle a la madre lo
que quiere).
M : ¡Ay! ¡Es que yo no sé lo que pasa en tu cabecita!
H : (enojado) ¡Yo no trabajo! ¡Si no me entendés, prefiero no trabajar!
M : ¡ Ya te agarraste el berrinchito! (Lo empieza a tocar, le hace cosquillas y él
se ríe).
M : ¿Jugamos a las cosquillas?
H : Sí, bueno...
H : (insiste con el dibujo. Le pide a la madre que haga de nuevo la casa y las
tejas que se cayeron y que él rompió. La madre prueba en una hoja aparte.
Discuten sobre cómo son las cosas. El dice que es un techo el que se rompió y
ella dice que es otro. Se vuelve a enojar). ¡Ay, no me entendés nada! ¡No di-
bujo más nada!
M : Lo que pasa, es que me tengo que imaginar, porque yo no lo vi.
H: ¡Pero yo sí lo vi!
M : Bueno, no me tenés paciencia a mí. Yo te explicaba. Yo te tenía paciencia.
H : ¡Pero yo no. No te voy a explicar nada, porque no me entendés lo que yo
te digo.
M : Hacé de cuenta que soy muy chiquita y me tenés que explicar. Con el de-
dito señalame.
H : Bueno, te perdono una vez más... Acá hacé el techito que yo rompí (se-
ñala la parte de adelante del techo).
M : (insiste con que no es ese el techo roto).
H : (Le muestra lo que quiere explicarle en mal tono).
¡Yo rompí una teja acá, acá y otra acá!
M: (insiste) Haceme el techito acá (en la otra hoja).
116 HILDA ABELLEIRA - NORMA DELUCCA
H : (se enoja mucho; golpea la mesa) ¡Yo ya te enseñé noventa veces!
M : Cuando te explican a vos, ¿Se enojan así los maestros?
H : ¡Pero yo no soy un maestro!
M: Cuando seas grande y tengas un hijito. ¿Le vas a decir así, no te explico
nada?
H : ¡¿Vos me entendés lo que yo te digo?!
M : A medias. Si te hubiera entendido, hubiera hecho lo que vos querés.
H : Entonces no hagas nada. ¡Me pierdo la hora acá y me jodo! (retira la silla,
y se pone contra la pared, como en penitencia. Vuelve y pide a una de noso-
tras que tache lo que anotó de la madre).
(La madre nos explica que es habitual que haga eso y que después pida dis-
culpas cuando se va).
M : Esto es todos los domingos... (dirigiéndose a Martín) ¡A ver si me ponés
muy bien 10!
H : Yo quiero hacerlas de verdad. No esa porquería.
M : Yo la hice con buena voluntad.
H : (gritando a viva voz) ¡Quiero que me den un cartón nuevo! Si no, me voy!
(se enoja mucho, mucho).
Nosotras: ¿Para qué lo querrías?
H : Dibujaría otra vez para enseñarle a mamá que haga las cosas bien. Que
las haga como yo quiero. ¡Parece que tienen mal el cerebro! ¡Parecen los tres
chiflados ustedes tres! (la madre y nosotras dos).
(Hacemos retirar un momento a la madre a otro consultorio. Martín pasa del
enojo a la angustia e irrumpe en llanto. Cuando se calma un poco, invitamos
a la madre a ingresar nuevamente. En un cartón nuevo intentan hacer lo que
él cree que quiere. Pero no logran lo deseado. Martín angustiado se abraza a
la madre y al terminar la entrevista, no se quiere separar).
Madre Hijo
Naranja Rojo
Martín muy contento, elige dibujar.
H: (Hace un sol). Quiero hacer de nuevo la casa del Country.
M: Yo la casa del country no la hago, porque el otro día...
H: ¡Lo siento! La tenés que hacer. Si lo hacés mal... (Empieza a hacer la casa).
M: Yo las tejas no las hago. Hacé vos la imagen que tenés en tu cabecita de las
tejas (Le limpia la nariz).
H: ¿A qué no sabés que es esto?
M: ¿Los ladrillitos?
CLÍNICA FORENSE EN FAMILIAS 117
H: Sí.
M: Estás muy minucioso con el dibujo (Martín hace infinidad de pastito).
H: Estoy disimulando... porque es el pastito. Me copio de la casa del Country o
lo que me acuerdo. Acá hay un árbol muy viejito. (Sigue haciendo muchísi-
mo pasto).
M: El sauce llorón y el sauce mimbre.
H : H oy salió bien, ¡Ves! (La madre todavía no hizo nada). Acá van las rayitas
(Martín mira lo que anotamos).
H: ¿Qué es esto?
M: ¿Las manchitas del tronco?
H: No, las chicharras.
H: Todavía no hice ningún chico. Yo lo voy hacer. Este soy yo. Estas son las ra-
mitas. Hoy está quedando lindo. ¡No te vas a equivocar hoy! (a la madre).
(Cuentan que este fin de semana no fueron al Country porque llovía. Fueron al
cine a ver Bambi).
M: No me hizo triste.
H: (Sigue haciendo pasto. Hace gesto de cansado y dice:) ¡Estoy tan cansado!
(hace un jardinero) El jardinero cortando el pasto (Hace a Manu al lado de él en
el árbol diciendo: “el sol a la vista”; lo escribe en el dibujo y agrega: “Yo tam-
bién”). Mirá todo lo que dibujé yo (a la madre). Vos hiciste nada más que éstos
dos puntitos.
M: Me dejó hacer sólo el centro de las flores para que no me equivoque.
¡Muchas gracias por tu bondad y consideración!
H: ¿Me ayudás a hacer el pasto?
M: Sí.
H: ¡No, no! Mejor que no, porque si te llegás a equivocar... Ya terminamos, todo
de un solo color. Bueno... Dibujá lo que hay en el Country... pero decime a mi
primero.
M: ¿O sea que me estás diciendo que te pida permiso a vos antes de dibujar?
¿Por qué?
H: Porque si no me voy a enojar. Porque si lo hacés mal... Yo quiero que lo hagas
igual que como está en casa. Sin ninguna falta.
M: Voy a tratar de que sea un mellizo exacto del que vos hacés.
H: ¡Mamá! Igual, ¡eh! ¡Sin ninguna falta! (no le conforma el gato que hizo la ma-
dre como copia del de él). Sos una tonta que no sabés hacer gatos y perros.
M: A Diego yo le enseñé y aprendió bien. (Calca el gato que hizo Martín de mo-
delo). Me parece que va a salir un hermanito perfecto.
H: (a nosotras) No anotés eso de Diego (deja que la madre haga flores. Le quita a
una de nosotras las hojas porque dimos vuelta el dibujo para verlo. Se vuelve a
enojar pero en forma más leve). ¡Es una porquería este dibujo! Y es una porque-
ría compartir...!, No la voy a dibujar a mamá. (Preguntamos a la madre dónde
estaría ella): Yo estaría adentro de la casa.
M: Siempre estaba yo cocinando, bordando, cosiendo y esperando que venga
Martín (¿?) Martín estaría en un sauce mimbre que es una cueva (¿?). Manu es
un vecinito.
H: (se levanta y abre los cajones de nuestros muebles del consultorio). ¡A ver si
estos juguetes están bien!
(finaliza la entrevista)
e) Evaluación de las producciones vinculares en base a indicadores
• Clasificación de los indicadores
A - Indicadores Generales
f ) M o d o d e p a r t i c i p a c i ó n In- f ) M o d o d e p a r t i c i p a c i ó n A
clusiva de ambos predominio de exclusiones de la ma-
dre por parte del hijo y autoexclusio-
nes maternas.
g) Tipo de intervenciones g) Tipo de intervenciones A
Modo: Combinado con preguntas y predominio de preguntas en la madre
respuestas en ambos. A predominio de respuestas en el hi-
Direccionalidad: Circulante en el con- jo. Direccionalidad: Circulante en el
junto padre-hijo. conjunto madre-hijo.
Contenido: Cooperativo-facilitador, Contenido: Individualista, inhibidor,
en especial por parte del padre, con crítico e intrusivo por parte del hijo.
algunas irrupciones críticas del hijo. Elusivo por parte de la madre.
h ) U b i c a c i ó n e s p a c i a l Espon- h ) U b i c a c i ó n e s p a c i a l Espon-
tánea tánea
2) Estilo vincular predomi- 2) Estilo vincular predom i-
nante nante
a ) C l i m a a f e c t i v o Cálido, dis- a) Clima afectivo
tendido, ameno. Inicialmente cálido. Se va tornando
tenso, con irrupción de furia y llanto
en el hijo y angustia en ambos, en el
CLÍNICA FORENSE EN FAMILIAS 119
primer encuentro.
En la segunda entrevista conjunta, es
cálido, con momentos de cierta ten-
sión y tristeza.
b) Ejercicio de las funciones b) Ejercicio de las funciones
parentales parentales
Contención paterna y discriminación- Contención materna: muy restringida
orden, abarcativa. y rígida, lo que la torna ineficaz. Dis-
criminación-orden: predominio de la
indiscriminación madre-hijo. Ausen-
cia de institución de un orden por
parte de la madre.
• Hipótesis interpretativas
Este largo y doloroso trabajo interior, parece no poder ser tolerado por su
frágil estructura psíquica, que por este motivo necesita erigir defensas protec-
toras, que a su vez empobrecen sus intercambios afectivos, como se pudo apre-
ciar en la relación con Martín. Puede sí percibir o representarse esta fragilidad
en su madre, como señalamos: “Soy la madre de mi mamá. No asimila las pérdidas”.
Sin darse cuenta, nos está hablando en esta interpretación, de su propio posi-
cionamiento con Martín, como una nenita a quien su hijo tiene que enseñar y
proteger, promoviendo en él, sentimientos de carencia de contención y sostén,
que se expresan con furia.
Esta transmisión no consciente, es la que hace obstáculo desde él, para una
conexión más eficaz de Martín con su madre.
Más allá de las peculiaridades personales de cada uno de los miembros de es-
ta familia, nos parece fundamental centrar el análisis en el particular entramado
vincular que se fue construyendo desde su constitución, cómo se insertó en él la
traumática e inelaborada muerte de la única hija mujer de la pareja de Oscar y
Elsa; el advenimiento de Martín; el sesgo violento de la separación conyugal y
los efectos que produjo, dramatizados en los intrincados avatares del juicio le-
gal.
Los primeros años del matrimonio, son reconocidos por ambos como armo-
niosos.
“Era justa y sincera. Tal vez fue un ideal. Por eso la bronca: para romper esto de hoy
125
yCLÍNICA FORENSE EN FAMILIAS
reencontrar a la Elsa que era”. Esta no renuncia a la idealización de un pasado
perdido, sostuvo durante los primeros tiempos de la separación, sus reivindica-
ciones hostiles litigiosas (plasmadas en el abultado expediente del juicio de di-
vorcio y tenencia) y los ataques a Elsa como castigo, estrategia defensiva con la
que podemos pensar se identifica Martín.
Diego, por su edad (22 años) y personalidad, pone distancia con la madre,
negando su afecto y necesidad de mantener ese vínculo. “Humanamente me da
pena... pero afectivamente no. Yo trato de arreglármelas solo para no cargar las tintas”.
Martín, con su lugar poco claro desde el inicio de su vida, mantiene pre-
servados aspectos de su personalidad que le permiten una inclusión positiva en
otros vínculos. Pero “cae” también en verdaderas crisis de angustia y desorgani-
zación, ante la imposibilidad de satisfacer su necesidad de recuperar un vínculo
estrecho y deseado con su madre, necesidad que choca con sus temores y los de
ella, de efectivizar lo.
Elsa, levemente más firme en el vínculo con Martín. No lo suficiente para ha-
cerse cargo de su tenencia, pero sí para que el niño pueda mantener un contacto
más prolongado con ella sin riesgos para su persona.
126 HILDA ABELLEIRA - NORMA DELUCCA
CAPÍTULO X
Introducción
Desde hace aproximadamente tres meses Juani se niega a salir con el padre.
En su último viaje el niño adoptó conductas que preocuparon a la familia: según
relata la madre, se encerró en una habitación y no quería verlo. “El papá gritó
durante 20 minutos llamándolo, en la puerta de la casa de mis padres. Juani dibujaba y
no respondía. El nene tiene estrabismo y usa anteojos. Ese día se le notó el ojo totalmente
desviado hacia adentro”.
El padre ante este hecho, pide intervención del Juzgado para que se res-
tablezca el régimen de visitas y se aclare la situación.
La Jueza que recibe la demanda del padre, convoca a una audiencia para que
concurran ambos padres y el niño, para interiorizarse del problema.
En primer lugar, realizamos una entrevista con cada uno de los progenitores,
en un espacio adecuado brindado por la jueza y tomamos contacto con los res-
pectivos abogados.
Sin embargo, ambos progenitores, como cada letrado desde su propia postu-
ra, se muestran fundamentalmente interesados en que se esclarezca y se decida
lo mejor para Juan.
De las entrevistas se desprende, que desde hace 3 meses comenzaron los pro-
blemas entre Juani y el padre, agravados en la última visita. El padre lo atribuye
a que puede haber influido que él se casara legalmente en esa fecha (supone que
influyó en su ex esposa y de allí en Juani). También surge ocasionalmente que
Florencia desearía quedar nuevamente embarazada (Florencia: “mamá espera la
nieta”).
Santiago pasaba de soltero los veranos en ese chalet con su abuelo. Mientras
él se siente muy satisfecho con el cambio, Florencia sufre el desarraigo. Dice
Santiago: “Yo era cada vez más antropólogo. Me gusta el aire libre. Y Florencia cada
vez más arquitecta, encerrada en la casa, que no le gustaba”. Florencia: “A Santiago le
gustaba mucho esa casa. Pero yo me sentía insegura. Me dejaba sola todo el día y yo
extrañaba mucho. Decidí aceptar unas horas de cátedra en La Plata y viajar cada dos
semanas”.
La familia de Florencia les compra un departamento en Neuquén, para que
ella se sienta más cómoda.
Nace Juani y a los pocos días Santiago concreta su viaje. Vuelve y sigue via-
jando a Neuquén por su trabajo. La relación se va deteriorando porque ninguno
de los dos recibe del otro lo que esperaba. A los 2 años de Juani, deciden sepa-
rarse.
Florencia exterioriza más sus sentimientos al respecto: “Sufrí mucho por la se-
paración. Traté de sacarme de encima rencores y resentimientos. Durante 5 años sentí
que era importante que Juani viera al padre... no quería ser yo quien le destruyera la
imagen del padre”.
Santiago, si bien padece la separación, la siente como un alivio de la tensión
permanente que vivía con Florencia. Pero intenta mantener el vínculo con su
hijo. Viaja a La Plata y lo llama por teléfono frecuentemente. No obstante, la
distancia dificulta su relación con Juani. Santiago reconoce: “...tal vez cometí el
error de decirle insistentemente por teléfono que lo extrañaba mucho y que eso me ponía
triste. Juani decía: “No quiero verle la cara de triste a papá”.
Continúa Florencia: “Cuando nació Matías, Juani no manifestó nada por este na-
cimiento. Era raro. Era afectuoso. No sufría. Parecía que todo andaba bárbaro. Se refu-
giaba en Miguel. Me preguntó si le podía decir papá. Yo le dije que podía hacer lo que él
quisiera” (pero no le aclaró nada más). “Yo hice la consulta con un psiquiatra infantil
por este tema”. “Me da la impresión de que no tenía miedo de perder el cariño mío por el
bebé, sino el de Miguel por no ser el papá”.
A su vez, relata que Juani (después de la sesión familiar) jugando con su
hermano Matías en el jardín, entró muy excitado diciendo que vio “un extra-
terrestre: alto, verde, y con una luz blanca en la cabeza” y preguntó: “Se lo puedo con-
tar a X?” (el terapeuta). “Seguro que si se lo cuento a Santiago no me va a creer” (en
referencia al padre). Expresa que durante mucho tiempo le costó comunicarse
con su hijo, o que Juan lo hacía en horas insólitas. La llamaba a las 3 o 4 de la
mañana y le preguntaba “cosas del pasado”.
d) Producciones vinculares
Juani se interesa y las mira con entusiasmo. Grita alborozado “\Este soy yo\”.
Padre: “No, este soy yo cuando era chiquito.¿Viste como nos parecemos?”.
Juani: “Y este es el abuelo” (señala al padre de Santiago) “Pero yo ni lo vi”
J: ¡¡Bieeen!!
J: A Clark Kent.
P: No, a Juani con traje de Superman. (El padre comenta que Juani le mandó a
Santiago -el hijo de Mónica- el dibujo de un Rey y la Sota de espada y que
Santiago le mandó otro dibujo).
Diálogo:
J: Las personas no entienden lo que dice éste. No puede hablar. Habla poco.
Como los locos. Es uno de los cuatro fantásticos (lo escribe). (El padre le se-
ñala que se comió una letras al escribir y se las completa). Uno se hace de
goma. Es el hombre de goma. Otra, la mujer invisible. Y el robot que muestra
películas y vuela (Juani hace sonidos guturales, hablando como su persona-
je).
¡Hablá bien que nos van a echar! Llegamos tarde y no hablás... (Juani se le
sube a la falda por un momento).
J: ¡Hola viejo!
P: Bueno, voy a tratar de hablar con una piedra. Es difícil. ¿De dónde viene?
J: Del campo.
J: ¡Pero si vos tenés mucha fuerza! Los podés matar a ellos. ¡A tu padre y a tu
madre!
J:CLÍNICA
Sí, ¡parece
FORENSE EN una chatarra! Y los anteojos parecen un moño en la cara. Sos 133
FAMILIAS un
alcahuete (se hace el gracioso y se ríe).
P: ¿De quién?
J: De tu cabeza.
P: ¿Y mis botas?
P: Ahora no te puedo retar por lo que decís. ¡Pero mirá que a la salida me trans-
formo en papá! (Se ríen ambos).
(Vuelve a sentarse en la falda del padre y los dos dicen que no quieren jugar
más).
(El padre comenta que le regaló a Linterna Verde para el día del niño. Per-
sonaje que Juani dibujó en la entrevista individual y luego con la madre)
J: No, deje.” (Luego agrega) ¡Agarrame de las patas! (Se tira al suelo y queda
colgando, dejando las piernas en la falda del padre).
J: ¡Sí! Y me tiene que ayudar a arreglar la nave. ¿Cómo viniste vos? Tenés que
venir con una máscara de oxígeno. Si no, estás muerto.
J: Tengo que ir disfrazado de un agente. No puedo ir con este traje. ¿No me trae
un vestido de tu padre?
P: ¿De Santiago?
134 HILDA ABELLEIRA - NORMA DELUCCA
J: Si, un traje. Para pensar que soy un hombre común. Para que no crean que soy el
Hombre de Goma.
P: ¿Para ir al kiosko?
J: Sí.
b) Tercer Dibujo de
Juani: “Nave que se es-
trelló”
c) Quinto Dibujo de
Juani: “Traje de hombre
común”
136 HILDA ABELLEIRA - NORMA DELUCCA
Damos la consigna.
Juani: (Comienza a dibujar con cierta actitud de “carrera a ver quien gana”.
Espía lo que dibuja la madre) ¡Hmmm! ¿Una nena con bombacha?
(Hace el tronco y los brazos de una figura humana; sigue por las piernas y
al final dibuja la cabeza. Figura muy proporcionada y bien distribuida en
todo el espacio de la hoja). Este es Linterna Verde. (Escribe “Linterna Berde”)
(?) Es un muñeco que me regaló Santiago.
M: Soy una nena muy curiosa que le gusta preguntar mucho y leer mucho. Me
gusta tener amigos y amigas. Tengo un hermano más grande que yo. Me
gustaría hacer lo que hace mi hermano mayor: jugar a la pelota... Y también
lo que hace mi hermana más chica. Contar cuentos, jugar a las muñecas. Me
gusta que me cuenten cuentos. Son cuatro. Tiene un hermanito más chico
todavía. Un bebé que es medio hincha. Cuando no puede jugar con la her-
mana ni con el hermano porque el bebé la hincha, se va a lo de la amiga y se
imaginan cosas. Todos podemos imaginar que somos como Shira, la her-
mana de Hi-man. O que tenemos poderes y somos superhéroes (?). Vive con
la mamá, el papá y los tres hermanos.
Diálogo:
J: Mejor debajo de un edificio. Que se estaba por caer en pedazos. Vos estabas
abajo y yo venía volando y te salvaba.
J: De nada. Ya está.
J: No te van a creer.
J: Mi linterna me da fuerza.
M: ¿Y si te la olvidás?
J: No, nunca me la puedo olvidar. Vos no sabes algo. Siempre se carga la lin-
terna, en la casa.
J:138
¡Pobres! Todos quieren tener poderes... Y yo tambiénH(parece decirlo
ILDA ABELLEIRA - NORMA como
DELUCCA
Juani y se abraza a la madre).
J: No.
M: Yo miro para el cielo, te abro la ventana y después cerramos para que nadie
sepa que estás y te muestro todas mis cosas. ¡¿Mirá lo que tengo acá en este
cajón?! ...¡Revistas de los superhéroes!
1) FModalidad
CLÍNICA ORENSE EN FAMILIAS
de
funcionamiento 1) Modalidad de funcionamiento
191
grupal grupal
a) Planeamiento Ausente a) Planeamiento Ausente
c) Modalidad de expresión del hijo Es- c) Modalidad de expresión del hijo Espon-
pontánea y creativa tánea y creativa
d) Lugar del progenitor ausente Incluido d) Lugar del progenitor ausente Incluido
indirectamente en el discurso, por el simbólicamente por el hijo, a través
hijo. del personaje elegido que representa
un muñeco regalado por el padre.
Compleja: Arman una historia con una Compleja: en cuanto al armado de una
combinación de conflictos, anhelos y historia con una combinación de con-
logros. Lugar de encuentro propuesto flictos, anhelos y logros.
por el hijo. Con un desenlace acordado,
posible y coherente, desde el nivel Lugar de encuentro propuesto por el
imaginarlo en que transcurre la histo- hijo. Disminuye su complejidad, en
ria. Participación activa de ambos. relación a la participación desigual y
Amplia posibilidad de sostener el nivel al extraño desenlace en el que Irrum-
lúdico. pen contenidos seductores y transgre-
sivos, que reenvían al niño al síntoma
Inicial, así como a cierta caída del ni-
vel lúdico en este momento de la
producción.
Habían realizado dos paseos, donde Juani aún mostraba alguna resistencia
inicial, que luego se diluía y tanto la madre como el padre expresan que al final
del día Juani volvía contento a su casa.
En un sentido más abarcativo, “el edificio que se estaba por caer en pe-
dazos”, también puede responder a la percepción del niño de lo catastrófico
familiar que se movilizó. Conflictivas cuya resolución es aún incierta para él.
Pareciera que Juani vivencia esta demanda materna con un sentido seductor
y transgresivo, que lo lleva a “la cama de la madre” y al retorno del síntoma
inicial, tal vez por poner esa complicidad en evidencia frente a nosotras.
• Interrogantes
• Hipótesis interpretativas
Todo fue armonioso, mientras cada uno siguió ocupando el lugar de hijo en
sus respectivas familias de origen. Pero los proyectos personales comienzan a
obstaculizar la construcción del espacio compartido y podríamos decir, que el
“nosotros” de la pareja, no logró la consistencia necesaria para que el nuevo
contexto se estabilizara.
También Florencia, como la hija mujer que no tuvieron, fue querida y mi-
mada por los padres y hermanos de Santiago.
Santiago?
CLÍNICA FORENSE¿A qué familia
pertenezco? ¿Qué quiere mi padre? ¿Qué quiere 197
EN FAMILIAS mi
madre? ¿Quién soy? Podrían traducir algunos de los angustiosos interrogantes
del niño.
rental.
• Su crisis develaba la necesidad de un corte, una limitación. Una apelación a
mos:
- En el padre: recursos para llegar a acuerdos y no reaccionar especularmen-
te.
- En la madre: si bien entrampada en la necesidad de borrar al padre de Jua-
ni de su historia (necesidad que encontró avalada en el terapeuta), pudo
posicionarse de otra manera frente a la crisis del hijo y ante la in-
tervención pericial-judicial.
g) Reflexiones sobre nuestra intervención
Nos interesa destacar en esta intervención, los efectos modificadores ejer-
cidos tanto en lo que hace a la posibilidad de que padre e hijo puedan empezar a
construir otra manera de relacionarse, como la disminución de la hostilidad en
el vínculo de la pareja parental. Efectos anudados no sólo a la intervención vin-
cular inclusiva de todos los integrantes de la familia, sino también al contexto
interdisciplinario de la misma.
En las últimas entrevistas con los padres, cuando ya el régimen de visitas es-
taba totalmente normalizado, surgen algunas reflexiones importantes en cada
uno.
Florencia (madre): “En realidad, ahora me doy cuenta de que Uds. tienen una vi-
sión más neutral, que les permitió ver cosas que tal vez otros no pueden ver”.
Santiago (padre): “Creo que he cometido errores. Cargarlo con mi tristeza por no
verlo. Empecinarme en verlo. Ahora lo que más deseo es que esté bien.”
Se evitó así, el vacío del lugar del padre y del hijo.
Capítulo XI
Introducción
Luego de una de esas peleas, el segundo de los hijos se niega a retornar con
su madre y a verla. La madre solicita al Juez el reintegro del hijo, impidiendo
hasta que éste se concrete que los otros dos hijos vean al padre.
Organigrama Familiar
Sara, 31 años Hugo, 47 años
Docente Jubilado por
Incapacidad
La familia está integrada por el padre, Hugo de 47 años, jubilado por inca-
pacidad luego de numerosos accidentes; la madre, Sara, de 31 años, docente de
escuela primaria y tres hijos: Susana de 10 años, que cursa 5 o grado, Héctor de
9 años, que cursa 4o grado y Mariano de 7 años, que cursa 2o grado.
Luego de una de estas peleas, los niños van a la casa del padre como parte
del régimen de visitas y al finalizar ésta, Héctor se niega a quedarse en lo de su
madre, dice que quiere vivir con el padre y a partir de ese momento se niega
también a ver a Sara. Hugo parece no preocuparse por la conducta de Héctor,
mas bien lo apoya, lo que desencadena nuevas peleas entre ellos. Sara decide
denunciar en el Juzgado la situación y solicita al Juez el reintegro al hogar de
Héctor, impidiendo mientras tanto que los otros dos hijos vean a Hugo.
Ante la denuncia que realiza la madre el Juez convoca con urgencia a una
audiencia a los padres y a Héctor y solicita nuestra presencia en la misma con-
juntamente con una Perito Psiquiatra. Nuestra intervención en la audiencia
(ver Cap. II) en la que entrevistamos a cada uno de los padres y al niño, nos
permitió evaluar que la complejidad del conflicto familiar, excedía la crisis en
el vínculo madre-hijo.
Héctor aparecía muy angustiado tras el aparente enojo con su madre y nin-
guno de los padres parecía poder correrse de la hostilidad entre ellos. Plantea-
mos, en consecuencia, la necesidad de hacer un estudio pericial de todo el gru-
po familiar, previo a asesorar sobre la situación planteada de hecho. El Juez
decidió ordenar la realización de la Pericia Psicológica, antes de decidir cual-
quier cambio en la familia.
De su padre, quien fue Juez de Paz y empresario, dice que “era fino, de ca-
misa y chaleco”...”Yo soy un croto”...”Mi padre me dijo: el que no estudia, tra-
baja y yo, pese a la posición económica me fui de obrero a la fábrica X..., porque
no me daba la cabeza”.
CLÍNICA FORENSE EN FAMILIAS 201
Sara es la segunda de cinco hermanos, tiene tres hermanos más del primer
matrimonio del padre (viudo) y una hermana fallecida a los 18 años en un ac-
cidente. Sus padres viven en su provincia natal, de donde ella vino a La Plata a
casa de una de sus hermanas al terminar el secundario. A los 20 años comienza
a trabajar como maestra en un colegio, situado en las afueras de la ciudad.
Respecto a los hijos: Héctor aparece mimetizado con el discurso del padre,
en los reproches y críticas incesantes hacia la madre. Susana, suave y tranquila,
preserva el vínculo con ambos padres, así como con sus hermanos. Desea vivir
con su madre, pero mantener el contacto con su padre.
d) Producciones vinculares
(Mientras, Mariano quiere salir a darle al padre -que está afuera esperando a
Héctor- una parte del “wakitoki”. Sale, vuelve y pretende hablar con el padre.
Al decirle que no, se enoja mucho).
Madre: ¿Qué querés hacer? (a Mariano), ¡vení, dibujá! Ella hizo el pasto. Ma-
riano (Manu): Caca... caca... pis.
Susana: Hacé el humo de la casa (a la madre), y vos Manu hacé las nubes. Ma-
dre: Parece el cuentito de los 3 osos.
Madre: (Hace hojas y flores) ¡Dale!, hacé una plantita Manu. (A Héctor) ¿Te
hago pasto?
Susana: Sí.
Madre: (Hace pasto debajo de cada persona que dibujó Héctor y de la carpa).
Susana: Estos viven en la carpa, nada más que van a investigar acá (casa amari-
lla).
Madre: Hacé...
Susana: Al gallito ciego. Hacele el pañuelo para tapar (a la madre). (Ella hace
nenes).
Madre: Manu,
CLÍNICA FORENSE EN Fvení
AMILIASacá. 203
Héctor: Un grupo de exploradores que están acampando, acá las latas de reserva y
cocinando un pollo.
Héctor: Acá está el que dirige (abajo) y acá los chicos del campamento... ¡Son pe-
rros!
Héctor: (En un aparte a una de las entrevistadoras) Acá en la carpa están los platos
para comer, acá adentro (al invitarlo a que lo diga para todos). Yo ya terminé
mi dibujo (Intenta hacer una comunicación con el padre por el “wakitoki”).
Relato:
Héctor: Acá están los cuatro exploradores, el que dirige, las latas de reserva, el
pollo y la carpa y los vasos y todo para comer adentro de la carpa.
Susana: (¿Vos qué pensabas?) Que ellos van a explorar esta casa, a ver si vivía al-
guien. Hice a los chicos jugando al gallo ciego y acá teman una cueva donde se
reunían y tenían los juguetes.
Madre: ¿Esos chicos son de esa casa?
Susana: Los exploradores son diferentes de los chicos... yo acá a Héctor le hice el
fuego... tendría que ser de noche.
204 HILDA ABELLEIRA - NORMA DELUCCA
Y acá hice pinos con ayuda de mi mamá que hizo verdes y acá un carro con ho-
jas... para sacar las hojas del techo... nada más que mi hermano arruinó eso
(¿Por qué?). Porque hizo pis y caca... (¿Dónde?) acá la cola de él y pis.
Manu: Las bolas de él y la concha de ella... (TROLBICH) (?) Quiere decir puta.
Héctor: Go to head, quiere decir andate al diablo, por lo menos hubiera puesto
eso.
Héctor: (¿Vos, Héctor?) Yo hice estos; los exploradores se quedan acá, van a sacar
los cubiertos de la carpa y van a comer y dormir, no van a ir a la casa como de-
cís vos... (?) Al otro día van a explorar todos los lugares. Ahora tienen que des-
cansar porque es un largo viaje... Al otro día van a irse a la casa... Esa es mi his-
toria... (?) Van a explorar la parte de árboles.
Héctor: Van a buscar ramas secas para hacer fogatas... después pueden encontrar
hongos para examinarlos... Eso digo yo.
Manu: (Hace una bici, pinta la ventana de la carpa y las etiquetas de las latas).
Madre: No trabajes
CLÍNICA FORENSE EN FAMILIASencima de lo de tu hermano (lo enuncia pero no lo impide).
205
Héctor: (mira, se fastidia). Es el último dibujo que hago (Saca un jueguito electró-
nico, dice que se quiere ir). (Canta) Ay, ay, ay, ay, canta y no llores, que la vida
tiene sus cosas...
Héctor: No quiero.
Manu: (Sigue dibujando. Hace una tortuga ninja que copia de un modelo). Ay, ay,
ay, ay, cago en dolores... (Le pide a la madre que cante algo) (¿Qué dibujaste?) A
mi mamá y a mi papá... la que pesca es mi mamá y el que anda en bici es mi
papá. (?) En la loma de la mierda, del quinoto. (La madre lo reta y lo sube a su
falda). (?) Una bruja... un castillo de brujas y vos sos media bruja... es el jefe de
esos... Mariano, que canta cago en dolores y Héctor que canta. (Eructa) ...mi
tortuga... mi coqueja.
Madre: Tu coneja.
Susana: Corre.
(Silencio)
Héctor: Todo lo que hizo mi hermana y lo que hice yo. Lo que hizo mi mamá y lo
que hizo mi hermano no me gustó. Mi hermano dijo malas palabras y dibujó
mal, mamá dibujó mal y yo tampoco tan bien. Me gustó más lo de Susana.
• Entrevista conjunta padre - hijos:
Padre: La verdad está en lo que puedo decir, no en el dibujo, esto no va para mí.
(Al sentarse le pregunta a Mariano) ¿de quién sos vos?
Manu: De mamá.
Padre: (Protestando, empieza a dibujar una cara con ojos y nariz. Rápidamente
empiezan a dibujar. Mariano hace dos o tres trazos y lo deja.
Susana: (Hace un mono, cuenta que hizo un dibujo para la primavera). Vos papá
hacé los remos y vos Mariano...
Padre: ¡Mirá la Susi qué aplicada, es una maravilla!... ¡qué aplicada sos Su- si!... es
seria, ¿viste Héctor?
(El padre
CLÍNICA FORENSE ENyFAMILIAS
Mariano dialogan sobre qué va a ser cuando sea grande: militar,
207
policía)
Relato:
Manu: Un tiburón que se estaba comiendo la arca de Noel y como cinco Titanic. El
Titanic que se está hundiendo que quedó un pedacito así y el padre del Titanic
que tiene cuatro chimeneas, cuando estaba yendo bien (¿Cómo se te ocurrió
eso?). Lo vi en la tele y mamá tiene un libro. Se hundió en el primer viaje y que
con una cámara los fueron a filmar (?). Ahí cuando estaba yendo bien.
Manu: Una cascabel que la quería apretar y se le salen las tripas, los dientes.
Susana: Sí (Sonríe).
Manu: Dios hizo un arco iris y dijo que nunca más iba a hacer un diluvio.
Héctor: Iba a hacer un águila y me salió un cuchuflito; éste iba a ser yo, pero es un
cuchuflito y acá un oso y después un cuchuflito (Se resiste a hacer una histo-
ria).
Héctor: No sé.
Manu: No puedo ver sin mis anteojos. (Burlando al padre). El oso lucha contra
éste (?). Noé.
Susana: ¡Ay!, éstos podrían ser los animales que salvó Noé.
Padre: No va para mí... ellos retienen lo que ven en TV; es bueno para la salud
mental de ellos, que no tienen perversión, como La aventura del hombre, de
Grasso.
(?) Susana: Que Noé se hace viejo y muere y que los animales tienen cría... y se
alimentan solos los animales.
(?) Padre: Igual que dice la nena, está bien, ¿conoce a alguien eterno?
(¿Y para vos cómo termina la historia?). Héctor: Que este pibe mata a todos con un
arma (?). Una 38 (?).
Después se tira un tiro y se termina todo el dibujo (?). Se termina esa isla.
B - I NDICADORES E SPECÍFICOS
Producción verbal
Producción verbal
• Producción de complejidad res-
• Producción de complejidad res- tringida. No logran armar un relato
tringida. No logran construir una conjunto. Susana y Mariano inten-
historia conjunta. Hacen breves rela- tan construir un relato vinculando
tos basados en las producciones grá- las producciones gráficas de ambos.
ficas de Héctor, Susana y Mariano, Héctor hace intentos de incluirse en
con algunos intentos de intercambio esa historia, con intervenciones
entre los relatos de cada uno. hostiles. El padre se abstiene.
• El contenido es trágico en Ma-
• El contenido de los relatos no es riano. En Susana inicialmente trági-
conflictivo, es posible, y mantienen co, puede tomarse reparatorio y
una capacidad variable de sostener posible. En Héctor el contenido
el nivel lúdico, permanentemente trágico es hetera y autodestructivo
boicoteada por Mariano (fantasía de fin del mundo).
• Tendencia al uso conjunto
del espacio, pero con indiferencia-
ción.
El padre participa poco del dibujo, desde una actitud manifiesta de resis-
tencia: “Mi verdad es la palabra, no el dibujo”. No obstante, es quien comienza
la tarea con un elemento central (una cara), sobre el que va a girar parte de la
historia construida.
El contenido del relato, que no alcanza a ser construido como historia con-
junta, es predominantemente trágico: el hundimiento del Titanic, el diluvio, la
matanza de todos. Susana hace un intento reparatorio de imaginar una salva-
ción posible a través del Arca de Noé, que no acompañan sus hermanos y que
el padre acepta pasivamente sin involucrarse.
f) Interrogantesehipótesisinterpretativas
214
1: ¿Cuál es el sentido de la oposición del hijo a vivir Hcon la madre e incluso
ILDA ABELLEIRA - NORMA DELUCCA
a verla?
6: ¿Qué recursos evaluamos en cada uno de los progenitores para ejercer sus
funciones parentales y reconocer las del otro?
• Hipótesis interpretativas
Algo que caracteriza desde el inicio a la pareja de Hugo y Sara, es que no los
une el amor y la atracción mutuas, que sólo están presentes en Hugo. Desde
Sara primó la necesidad de llenar el vacío y la soledad en que decide enfrentar
su embarazo, que él se ofrece a ocupar, lográndolo sólo en un aspecto. Ella dice
que le gustaba de él que era sobreprotector como su padre (Hugo es 16 años
mayor) y que le dio el nombre a la hija de su primer novio. Parece entonces que
en la pareja él se posiciona y así es aceptado por Sara, en un lugar paterno en el
que suple a otro que no está: el añorado padre de Sara y el padre ausente de la
hija de ésta.
¿Qué pasa con sus necesidades y deseos como hombre? ¿Es un intento de
Hugo de compensar a través de esta sobreexigencia los intensos sentimientos
de inferioridad ligados al lugar que ocupó en su familia de origen (el cro- to, el
analfabeto, el obrero) o en la vida hoy (el jubilado incapacitado y “viejo” res-
pecto a su mujer)? En la vida, ¿sólo puede ser suplente, no titular?
Sobre esta endeble y singular base se edifica esta pareja, que rápidamente
deviene familia: se casan en marzo del 81, a los tres meses nace Susana, un año
después Héctor y al año siguiente Mariano.
Es probable que en los inicios del planteo de separación por parte de Sara,
las vivencias depresivas de Hugo y sus propias necesidades de encontrar un
contexto protector que no podía brindarle Sara, hayan incidido para qLie bus-
cara refugio en su familia de origen (con quien se va a vivir al separarse) acep-
tando el divorcio por mutuo acuerdo.
Sara, por su parte, como dijimos, actúa como una hija adolescente trans-
gresora, perdiendo eficacia su lugar materno.
Como primogénito varón, pareciera que Héctor elige la fractura con la ma-
dre, renunciando a la convivencia con los hermanos. En parte en apoyo a la
debilitada figura del padre y en parte porque, en identificación con él, rechaza
las nuevas relaciones de pareja de la madre, que fueron introducidas con poco
216 HILDA ABELLEIRA - NORMA DELUCCA
cuidado por parte de Sara, de los sentimientos de sus hijos y de la necesidad de
preservar ámbitos de diferenciación.
Las características fusiónales del vínculo de esta pareja y sus efectos en los
vínculos parento-filiales y fraternos, tornaron imposible, como decíamos antes,
asesorar con claridad al Juez al terminar la Intervención Pericial.
Nos resultaban claros los lugares de cada uno, las características de los
vínculos, así como la violencia y el riesgo que la situación implicaba.
Introducción
a) Presentación
Organigrama familiar
Juli Diana Julieta Pedro Miguel Federico
51 años, Prof. Idiomas 52 años, Ingeniero
A partir de esta acción legal de Juli, a la que Pedro responde negando todo
lo planteado por ella, se suceden apelaciones de ambos, mientras continúa la
convivencia en un clima de intenso sufrimiento familiar. Un año y medio des-
pués la Cámara de Apelaciones en lo Civil, efectiviza la exclusión del hogar
conyugal de Pedro.
Casados alrededor de los 30 años de ella y 31 de él, nace a los pocos meses
la hija mayor, Luisa, dos años más tarde Julia, tres años después Justo, el hijo
varón y finalmente luego de cinco años, la última hija, Lorena.
Dice Pedro: “Ella empezó a engordar. Pesaba 58 kilos cuando nos casamos y
llegó a pesar 108 kilos. A no querer salir porque la ropa le quedaba chica. De-
cía: „no me quiero poner ropa de gorda‟.” Relata que esta situación estalló en la
adolescencia de las hijas, quienes comenzaron a usar su ropa. Por entonces,
habría iniciado diversos tratamientos para adelgazar. “En uno de los trata-
mientos le indicaron medicación, que produjo un cambio total de su conducta.
Se tornó agresiva y grosera. Era suave, delicada, amable, solidaria con los de-
220 HILDA ABELLEIRA - NORMA DELUCCA
más y conmigo. Pasé a ser el objeto de sus odios.”
Se destaca en el relato, el lugar central que tienen para Pedro los emblemas
familiares en los que se sostienen aspectos importantes de su identidad perso-
nal. “Nuestra familia era de la época del mayorazgo”. Ligados también a estos
emblemas, se expresan su afición a la música folklórica y a la poesía. Relata con
admiración, que su padre escribió once libros.
El padre de Juli falleció meses antes de que se casara con Pedro. Todos los
integrantes de la familia nacieron en Portugal. Vinieron a la Argentina y se
radicaron en La Plata, cuando ella tenía 2 años y medio. El padre trabajaba co-
CLÍNICA FORENSE EN FAMILIAS 221
mo constructor en otras ciudades y lo veían los fines de semana, cada quince
días. Lo recuerda afectuoso, leyéndoles cuentos infantiles portugueses.
Luego de las entrevistas individuales con cada uno de los progenitores, cu-
yos tramos más significativos hemos sintetizado, realizamos una entrevista con
el grupo fraterno. A continuación, llevamos a cabo las entrevistas vinculares
madre-hijos y padre-hijos, instrumentando el Dibujo del Personaje en la Fami-
lia, cuya producción transcribimos a continuación.
d) Producciones vinculares I
• Entrevista conjunta madre-hijos:
□ □ □ □ □
Damos la consigna.
Madre: Listo (la madre termina primero). Se quedó sin pies. Don Pascual, el pira-
ta bueno.
(Julia hace un árbol. Pone un nombre y borra. Luego deja “El árbol”).
Julia: Este sería mi viejo. Que siempre está presente, y acá nosotros. (¿Cuáles son
ustedes?)
Lorena: Juliloni (?). Es un apellido. Inventado. Juli por Julia y Loni lo inventé.
Mezclé las caras de todos: pelo de Julia, cara de Justo, corbata y camisa de papá,
y las manos de cualquier cosa. (?) Un chico. De 26 años. (?) Es marinero. Justo:
Panchito. Es un jubilado (?), 67 años, que está paseando a su mascota Maxwel (?).
Es un bichito.
Madre: Don Pascual. Un pirata bueno. Joven. Pero le dicen Don porque hace
cosas de adulto. Era un chico rico y como desde donde estaba no podía ayu-
dar a los demás... Pienso que la familia no le ha permitido... Se hizo pirata pa-
ra robar a los ricos y darles a los pobres. Como Robin Hood pero del mar. Y
ahora se sentía muy feliz.
Luisa: Sony (?). Una chica de 24 años. No es de esta época. Vive en el futuro.
Diálogo:
Justo: ¿Me puedo meter yo? Flaco, chabón, le estás hablando a un árbol, estás
medio pirado. ¡Volvete al mar!
Madre:
Clínica ¿Cómo
Forense te
en Familias llamás? 223
Justo: Panchos.
Madre: ¿Y vos?
Luisa: No soy distinta. Bueno, soy de otra época. Vengo de una nave espacial a
investigar.
Luisa: Me escapé del lugar donde vivía y caí en esta época (a la Madre). Me
descubriste cuando estaba mirándolos.
Lorena: Juliloni.
Madre: Ahora vamos todos juntos a hablar con el árbol. Hablemos con el árbol.
¿Qué le pasa al árbol?
Luisa: ¡Ah!
(Silencio...)
Luisa: Sí. Tuc, tuc, tuc. Sí. Va a llover. Vengan a mi nave. Ah, pero el árbol no
puede.
(Silencio prolongado...)
(Silencio...) (?)
Justo: Panchito vuelve del almacén y Maxwel quiere hacer pichín de nuevo y
pasa por el árbol. ¿Ya se habían caído las hojas?
Justo: Maxwel ladra porque hay muchos pájaros que están haciendo nido.
Madre: Y vos no querés?
Justo: No sé. Porque es Maxwel el que ladra. Viene un gato que ataca a los
pajaritos y Maxwel lo ataca a él.
Justo: Sí.
(Silencio...)
Justo: Panchito se fue feliz con Maxwel a jugar a las bochas, con los viejos de la
plaza.
Lorena:
226 Se va a su casa (?). Vive solo. HILDA ABELLEIRA - NORMA DELUCCA
Madre: ¡Cinco personas! ¡Qué cosas diferentes! Somos una familia e hicimos
personajes tan distintos...!
(En la ubicación, quedaba primero el lugar vacío al lado de Julia. Esta le pidió a
Lorena que se corra.)
Damos la consigna.
Justo: Dibujá en la mesa (al padre), (justo comienza su dibujo) (El padre tam-
bién).
Julia: Bart, con una honda. (El padre le susurra algo a Luisa). (Luisa le susurra
algo a Lorena). Hacelo así nomás. No borres tanto. (Continúan dibujando Jus-
to y Lorena).
(Julia mira para afuera. El padre dialoga con Luisa. Lo miran a Justo. Justo
dibuja muy concentrado, sonriendo al parecer por lo que hace. El padre espe-
ra tranquilo. Luisa, más ansiosa. Julia le acaricia el pelo a Lorena.)
Justo: Motoneta.
Padre: Este señor es el abuelo Alberto O., el abuelo de los chicos. Como era muy
inteligente, muy vivaz, rápido y despierto, le decían Guali, que significa eso en
quechua. En la época en que vivió, se usaban polainas, moño en lugar de cor-
bata, capa, sombrero de copa, ancho.
Dibujo de Justo: “Motoneta”
Luisa: Pero no era gordo.
Padre: No. Es por la capa negra que usaba. Como algunas modelos. Era una capa
negra con broches dorados. Mi mamá nos hizo una capa para cada uno de los
siete hermanos. Él conoció a Julia y Luisa solamente. A Justo y a Lorena no...
¿Vos lo viste Lore en Chilecito?
Lorena: En un cuadro grande.
Luisa: Es un gatito que es gris. Le puse Katy, pero es un gato. No es una gata (?).
En inglés cat es gato. Puede ser un diminutivo de gato. Estaba abandonado y
ahora está en casa. En una casa. El va a una casa y le dan de comer. Lo adopta-
ron.
Justo: Este es Motoneta. Es un personaje. Lo tienen como personaje por todas las
cosas que hace y anda siempre en su skate que tiene motor y hasta en los bar-
cos anda (?). Va al secundario.
Lorena : A mi mamá. Juli. Que está en San Martín de los Andes. Yo estoy acá
adentro (en la casita).
Diálogo:
Justo: En el barco y Katy está buscando a este pajarito y Guali en la terraza escri-
biendo.
Luisa: Sí, decime Motoneta, ¿esto que es? (señala dibujo de Justo) ¿Podés volar o
algo? ¿Para qué lo usás?
Padre: ¿En qué lugar está Juli, Lorena? (se refiere a la escena que ellos tres están
armando).
¿Dónde nos encontramos? ¿Dónde querés que esté Juli? ¿Dónde la vas a poner
a Juli?
justo y Luisa: En el televisor del barco (Se ríen). (Luisa se impacienta cuando Lo-
rena tarda en contestar).
Luisa: Y Katy clavó las uñas en la palmera; quería alcanzar el pajarito y no pudo.
230Está agarrado. No podía hacer nada. HILDA ABELLEIRA - NORMA DELUCCA
Justo: No, le damos leche. Andá vos (al Padre) que yo no quiero salir con la tor-
menta.
Justo: Esperamos.
Lorena: No.
Padre: ¿Y Bart?
Padre: ¿Y Katy?
Luisa: ¡ÉjJo! Qué mentira! Se quedó en una silla calentito como todos los gatos.
Justo: Y Motoneta se sacó el skate y se subió al puente del barco.
Justo: Le doy una vuelta al timón y dejo. Bueno, hablen Uds. (a Lorena y Julia).
Justo: No, no me ayudó nadie y enojado me fui enseguida. Y Guali le dice a Mo-
toneta que se tranquilice y le recita una poesía, dale.
Justo: Motoneta le dice al capitán que ponga a toda máquina el barco para ir al
puerto. El capitán le dijo que no, porque hay muchos iceberg. El ayudante del
capitán dice que no importa, que tenemos rompehielos. Y Katy toca uri botón
y se para el barco.
Luisa: Fue sin querer. Yo quiero llegar a tierra. ¿Quién es el ayudante del capitán?
Luisa: ¿Y van todos? Seguro que no quieren venir (a Lorena y Julia. No contes-
tan).
Justo: Motoneta va con Guali a tomar café. Lo va a rescatar a Katy. Katy espera.
Justo: Sí.
Padre: ¿Le dijo algo al capitán? ¿Le dijo algo a Motoneta Juli? (Lorena hace silen-
cio).
Justo: El capitán puso piloto automático y se fue a tomar café a la cafetería con
232todos los tripulantes. HILDA ABELLEIRA - NORMA DELUCCA
Padre: ¿Y Juli?
Lorena: Dos.
Lorena: Sí.
Lorena: No.
Luisa: Sí.
Justo: Motoneta sigue festejando y se hacen las 6 de la tarde y vuelve Guali con el
gatito
CLÍNICA y se
FORENSE EN ponen
FAMILIAS a jugar al chin-chón. 233
Luisa: No, Katy no juega a las cartas. Yo me voy a pasear por el barco.
Padre: Motoneta, ¿por qué no vas a buscar a Juli y a Bart para ver la puesta del
sol?
Padre: Che, Motoneta, andá a invitarlos a Juli y a Bart a cenar y traelo a Katy que
debe tener frío.
( ¿ V o s qué hacés?)
Julia: Voy. Yo voy
Lorena: Ensalada.
Lorena: Sí.
Padre: ¿Por qué? ¿Estás enferma, te falla el hígado?
Julia: Leche.
234 HILDA ABELLEIRA - NORMA DELUCCA
Padre: ¿Otra vez?
Padre: ¿Y Bart?
Justo: ¿Y Guali?
Julia: Coca-cola.
Lorena: Agua.
Justo: Hoy todo es gratis, dijo el capitán. Está contento porque mañana se jubila.
Padre: ¿No querés palmitos? (a Lorena-Juli).
Lorena: No.
Justo: Motoneta le pide que recite otra poesía y Guali se queda escribiendo con
el velador.
Padre: Que no tome frío Katy a la noche.
A - I NDICADORES G ENERALES
a) Planeamiento a) Planeamiento
Ausente. Se acepta tácitamente lo Presente, a partir de una propuesta de
enunciado por la hija mayor Luisa. Justo y una interrogación de Luisa, con
aceptación tácita del resto.
d) Lugar del progenitor ausente Inclui- d) Lugar del progenitor ausente Incluida
do de modo peculiar y a nivel meta- a través de la producción gráfica de
fórico en la producción gráfica de Ju- Lorena que dibuja a su madre.
lia y en un “condensado familiar” en
el personaje de Lorena.
Interpretación de indicadores
Entrevista conjunta madre-hijos:
Podemos decir que asistimos a una producción vincular de escasa complejidad,
en la que se tornó dificultoso para todos “hacer algo juntos”. Desde la ausencia
de planeamiento de la tarea a realizar, la dificultad de armar un diálogo, la falta
de un liderazgo claro, la escasa cooperación entre ellos, el clima de distancia
afectiva y el desdibujamiento de la figura materna, no se crearon condiciones
para que pudieran realizar la tarea conjunta como se lo solicitáramos, la que
sólo logran concretar parcialmente.
Hipótesis interpretativas
Frente a la misma organización, el padre asume una actitud más activa. Re-
gistra el aislamiento de sus hijas, le preocupa e intenta reiteradamente in-
cluirlas, sin poder tener éxito. No obstante, logra la “mediación” de Luisa y
Justo (quienes inicialmente la eludieron, en especial Justo) y con ello la inclu-
sión de ambas menores, pese al difícil personaje de Lorena que “es la madre”.
En síntesis:
¿Qué queremos decir con esto? Que al resultar el dictamen judicial, funda-
mentalmente fruto de la mirada y la escucha de una sola voz -la materna-, con-
tribuyó a convalidar la escisión con que habitualmente se presentan las parejas
en los discursos dilemáticos. Esta circunstancia que siempre es difícil para los
hijos y en la que se entrampan fácilmente, en esta familia al quedar “legaliza-
da”, operó como una divisoria de aguas entre los hermanos que se dividen a su
vez, para sostener las inconsistencias, desamparos y desmentidas de sus proge-
nitores.
Introducción
a) Presentación
Organigrama Familiar
Juan Pedro ---- María ---/--- Juan Ignacio ---- Rosa
41 años 39 años 39 años 29 años
Comerciante Abogada Ingeniero Sec. Ejecutiva
El grupo familiar en que centraremos nuestro análisis, está formado por Ma-
ría, abogada de 39 años; Juan Ignacio, ingeniero de 39 años y los dos hijos de
esta unión: Leandro de 12 años y Rosario de 10 años, Ambos niños cursan en
diferentes escuelas 6o y 4o grado respectivamente.
Dice él: “No había problemas con el régimen, pero sí con las variaciones”
...”Siempre que le he pedido a María los chicos, me decía que no, porque tenía
planes”...”Mantener el contacto con los chicos fue difícil”.
Dice ella: “No nos pusimos de acuerdo porque él quería verlos mucho a los
chicos”...”En diciembre él pidió ampliación del régimen de visitas, que era prác-
ticamente una tenencia compartida”.
Juan dice que decidió el pedido de cambio de la tenencia de sus hijos muy
preocupado por los planteos que los niños empezaron a hacerle acerca de su
necesidad de verlo más tiempo. Los reclamos continuaron durante un viaje a
Miami que hizo él solo con los dos hijos, con relatos acerca de agresiones físicas
de la madre y el marido actual de ésta, hacia ellos. También se quejaron de que
los trataban diferente que a los hermanos y que no los dejaban hablarle por telé-
fono a él cuando lo deseaban...
Ella puede referir muy poco acerca de la relación con Juan Ignacio en sus
comienzos. Él dice: “Yo en ese tiempo era feliz, iba a hacer lo que quiero más...
siempre idealicé mucho la familia”
Parecen intentar salvar la relación buscando otro hijo (así nace Rosario) y
comprando una casa, pero a poco del nacimiento de Rosario se separan. La
otrora casa conyugal, queda en la división de bienes como propiedad de María
y es donde habitan los niños con la nueva familia de María.
246 HILDA ABELLEIRA - NORMA DELUCCA
María es hija única. Sus padres viven. Se mantiene en contacto con su madre,
pero no se habla con su progenitor. Relata que pasó su vida siendo espectadora
de las reiteradas infidelidades del padre y las continuas amenazas de la madre
de separarse, que nunca se concretaron. No obstante, posee buenos recuerdos
de él como padre en su niñez. Con su madre tiene una relación estrecha y de
afecto.
Se conoció con Rosa, su actual pareja, dos años y medio después de su se-
paración de María. Hace algo más de siete años que conviven y tienen dos hijos.
Leandro: Yo con rojo dibujo una casa, el pasto vos (a Rosario), el árbol (a la ma-
dre). (Empieza la casa).
L: No, porque después hago el resto y vos (a Rosario) le podés agregar las pie-
dras (Agranda la casa hacia la derecha).
M: (Rellena el tronco).
M: Leandro vos sabes que podrías con el rojo dibujarme imas manzanas (Le
pide a Rosario que haga pasto que llegue al tronco).
M: Hacelas como te gustaría que fueran o por lo menos con las posibilidades que
tenés ahora.
L: Bueno.
M: (Las hace).
L: (Hace unas manzanas rojas) Y vos Rosario, hacé unas manzanas verdes.
M: ¡Qué bien!
M: ¡Me encanta!
L: Un gusano.
R: (Hace manzanas verdes) (La madre y Leandro le indican a Rosario que haga
tallos, así Leandro hace las flores).
R: (Los hace muy juntos y Leandro insiste que los haga separados para poder
hacer él las flores).
M: Hacele el gusto.
CLÍNICA FORENSE EN FAMILIAS 249
R: (Lo hace).
M: (Hace una flor). Es una rosa (a Leandro). ¿Está bien?, ¿te gusta?
L: (Le hace un gusano a la manzana verde, con actitud negativa) ¿Qué le pasó al
pichón? (Con gesto de desagrado porque Rosario pintó el pichón). ¿Lo pin-
taste?
M: ¿Si le hacés un poco de verde para tapar esto (el tronco)? (A Rosario).
R: (Hace hojas).
M: No pelées.
L: (Cara de enojo).
R: (La completa).
L: (Lo hace).
R: (Completa juegos).
L: Listo.
M: Listo.
L: Una casa y una cucha con perro que se llama Tim y tiene los juegos, un árbol
y una nena tratando no sé, de agarrar una manzana.
M: Se nota que en la casa están cocinando porque sale humo. ¿No, Leandro? L:
Un asado.
M: Se nota que tienen televisor, que es un lindo día porque hay sol y que debe
ser primavera o verano porque si en el árbol hay frutas...
R: (Con dificultad) Hice el pasto, la nena, algunas hojas, una manzana, los jue-
gos, una mariposa...
R: La copa del árbol, la cucha del perro... (?) No sé quién es... se está apoyando
en el árbol. (Se enoja Rosario porque Leandro se ríe de su dibujo).
L: No me río, che.
L: En La Plata.
R: En París.
M: (Intenta consolarla).
L: (Se divierte).
R: Siempre
CLÍNICA FORENSE se
EN Fríe de todas mis cosas.
AMILIAS 251
(?) R: Que se había ido de viaje a París con la madre o con el papá. (?) No sé qué
abuelos. (?) No, no tiene hermanos, es hija única.
L: Pero que sea la menor, es re feo ser mayor (se ríe). (?) Yo que sé.
M: Yo me imagino, como hoy decíamos, que la abuela está haciendo una torta.
L: No, un asado, para mí, el abuelo está haciendo un asado para la chica y ellos
dos. R: La chica quiso ir sola. (?) Los padres iban de compras.
□ □ □
R: No...
R: La montaña rusa.
L: Sí, sí.
P: Vos dibujás la Montaña Rusa (a Leandro) y vos (a Rosario) ¿de qué te acor-
dás? R: El castillo, yo voy a hacer el castillo (el padre la acerca con cariño).
L: (Mira y se ríe).
P: Me parece que sí. (El padre hace a King Kong, Leandro la montaña rusa y
Rosario el castillo. Hablan de cuando estuvieron en Disney).
R: Llovía.
R: (Pone ENTRADA).
P: Y el ascensor.
L: Hago una parte de la montaña rusa porque si no, me voy a quedar sin negro.
(Clima muy distendido, tranquilo, recordando los detalles del paseo a Dis-
ney).
P: Nos sentamos al revés, vos tendrías que haberte sentado del otro lado. (A
Leandro).
L: ¿Por qué?
P: ¿Querés que te dibuje un poco el barco? (Sugiere a Leandro que haga Epcot).
L: ¿Todo?
P: Bueno, hacé el redondo.
L: (Lo hace) (El padre sugiere a Leandro que haga el barco que cae al agua. Él
hace la estructura y Leandro, el barco. El padre le da lugar a su zurda. Ríen
cómplices entre los tres recordando cuando viajaron).
R: (Hace lluvias).
P: ¿Qué
CLÍNICA másENse
FORENSE acuerdan?
FAMILIAS 253
R: No, yo la orea.
L: Bue...
P: ¡Bárbara!
P: Y equilibrista.
Relato:
(Entre los tres repasan los juegos: montaña rusa fuimos, montaña rusa acuá-
tica, Epcot, contorsionista, orea, dos veces King Kong y el castillo). El casti-
llo es de 13 pisos y tiene un ascensor que cae. Ellos son los tres primeros que
caen en la acuática.
(Muy buen clima entre los tres y de los hermanos entre sí).
e) Evaluación de las producciones vinculares en base a indicadores
• Clasificación
A - I NDICADORES G ENERALES
e) Tipo de personaje e)
a nTipo
i m adel .personaje
Animales: activos Humanos: Activos, con proyectos y sa-
conflictivo implícito. tisfechos
B - I NDICADORES E SPECÍFICOS
Pero desde ella hacia los hijos y desde éstos hacia la madre, se evidencia
fluidez y solidez afectiva, no surgiendo indicadores de rechazo o temor, en el
vínculo materno-filial.
• Hipótesis interpretativas
Hemos visto que los hijos expresan un mayor bienestar en las producciones
conjuntas con el padre. El malestar que surge con la madre, está más centrado
en el conflicto de rivalidad entre los hermanos, que la madre no logra manejar
adecuadamente en esta entrevista ante nosotras, sino que más bien incentiva
con su actitud hacia el hijo varón. Quizás necesita mostrarse muy complaciente
en este contexto con Leandro, que es quien verbalizó la posibilidad de irse a
vivir con el padre de modo interrogativo ante ella:”¿Mamá, vos nos dejarías ir a
vivir con papá?” Esto originó una crisis de angustia y llanto en la madre. Un
verdadero derrumbe narcisista.
Quizás éste sea el sentido del reclamo de los hijos: no el dejar de vivir con la
madre como opciones excluyentes, sino el reclamo de poder unir lo frag-
mentado a través de un vínculo fluido y espontáneo con ambos que el otro
permita, tolere y respete.
Sintetizaremos a continuación, las respuestas que nos fuimos dando a los in-
terrogantes que se nos plantearon ante esta crisis familiar:
1) Sentido del pedido de cambio de tenencia: El pedido legal del padre de que
Leandro y Rosario pasen a vivir con él, toma expresiones de deseo de sus hi-
jos que por el momento vital que atraviesan, no sólo necesitan cambios que
hasta ahora no fueron escuchados (de mayor tiempo en los contactos con el
padre), sino que en el momento actual pueden ser formulados por ellos con
un mayor nivel de elaboración, apuntando a que sus padres les respondan
ayudándolos a decodificar sus nuevas necesidades.
El padre, desde sus posibilidades actuales de brindar mayor presencia en la
vida de sus hijos, se hace eco de esta genuina demanda, pero la traduce en
su propio código que se asocia a las hostilidades no resueltas con la madre
de los niños, lo que resulta en un reclamo reivindicativo, de ataque a su ex
mujer.
A Juan Ignacio y María les permitió verlos. Mirarlos y escucharlos como hijos
con presencia propia, diferenciarlos de la representación de hijos anudada a lo
paterno y materno-filial y subsumido en la vieja/nueva contienda conyugal.
Los corrimientos operados en los cuatro, acompañados por una actitud co-
laboradora de las nuevas parejas, abrieron a la posibilidad de una escucha dife-
rente de la demanda de los hijos y en consecuencia, al comienzo de la cons-
trucción de una manera de circulación de Leandro y Rosario más espontánea y
acorde a las necesidades de este momento de sus vidas.
Capítulo XIV
Cuando predomina la violencia en los vínculos
Introducción
262 l I II DA A BHLLE IRA - N O RMA D BLUCCA
a) Presentación
Organigrama Familiar
Los hijos conviven con el padre y la abuela paterna en el que fuera el ho-
gar conyugal, desde la separación de la pareja concretada hace tres años. La
separación se produce a raíz de los reiterados episodios de violencia física de
Juan Benjamín a Rosa: la pateaba ferozmente en el piso, golpes que ella reci-
bía en posición fetal, en silencio y sin defenderse. Luego de uno de estos ata-
ques, Rosa decide “huir” de la casa, sin llevarse a sus hijos, refugiándose en
casa de sus hermanos.
Apoyándose en este argumento, impide que Rosa retire a los niños los fines
de semana, surgiendo en éstos una conducta de oposición activa al contacto
con su madre.
La intransigencia de Juan Benjamín, obliga a acordar que Rosa vea a sus hi-
jos sólo dos o tres horas los domingos en una casa supuestamente “neutral”. Se
entiende por tal la vivienda de una familia vecina del hogar paterno, cuyo pa-
CLÍNICA FORENSE EN FAMILIAS 263
tio es visualizado por el padre desde la ventana de su taller.
Este régimen se cumplió durante varios meses, aunque con obstáculos que
surgían cada vez que se hacía evidente la significación de la presencia de la ma-
dre para los hijos. Por ejemplo, cuando ella les traía regalos y los niños expre-
saban su alegría o al manifestar alguno de los hijos deseos de acompañarla al
quiosco. Con posterioridad, uno o todos los niños adoptaban actitudes reticen-
tes al encuentro con la madre o a permanecer la totalidad de la visita con ella.
Esta nueva interrupción obliga a Rosa, una vez más, a recurrir a la instancia
judicial.
Rosa proviene de una familia numerosa, oriunda del interior, integrada por
sus padres y once hermanos, ocupando ella el sexto lugar.
No sólo fue el menor, sino que nace varios años después de enviudar su
madre.
Siempre tuvo una vida aislada de sus hermanos que parecen haberlo mar-
ginado, posiblemente por su condición de hijo extramatrimonial.
264 l I II DA A BHLLE IRA - N O RMA D BLUCCA
Aun en estos primeros tiempos, Rosa reconoce que cada tanto la castigaba
físicamente, pero lo justifica diciendo que lo hacía sólo cuando tomaba.
Juan por su parte se queja de que ella comenzó a desatender la casa y los hi-
jos y dejaba el hogar para visitar a su hermano.
Según lo relatado por Rosa y por los niños, la abuela paterna atribuía a su
nuera “poderes del diablo” e intenciones malignas. Juicios a los que Juan Ben-
jamín adhiere sin discusión. Por otra parte, Juan Benjamín había iniciado hacía
tiempo y a raíz de un problema con un cliente, consultas con Tibor Gordon
(reconocido y popular curandero de ese momento), de quien actualmente se
considera discípulo. Este vínculo parece haber incrementado en Juan Benjamín
ideas megalómanas (dice: “llevo a Dios en la diestra y en la izquierda, el tiem-
po y la verdad”), así como las interpretaciones supersticiosas y persecutorias
acerca de Rosa. Tibor Gordon le había transmitido en una de sus visitas que su
esposa y la suegra le hacían brujerías. Estas alianzas de- liroides comienzan a
ejercer influencia en los hijos, fundamentalmente en los dos mayores. Benjamín
(hijo) dice que la madre “tiene altos poderes y altas habilidades”. Luego agrega
“pero yo tengo poderes de Dios como papá y ella tiene poderes del Diablo”
Con la madre, por la intensa inhibición y temor que mostraban los menores
(traídos por el padre), evaluamos la conveniencia de no interrumpir con una
tarea propuesta por nosotros, lo que la madre espontáneamente introdujo al
comienzo del encuentro para facilitar la comunicación con los hijos.
d) P r o d u c c i o n e s v i n c u l a r e s
Benjamín justifica de este modo el rechazo que dice sentir él y también sus
hermanos a ver a su madre en este momento. Recordemos sus frases: “Mamá
tiene altos poderes y altas habilidades.” [...] “Pero yo tengo poderes de Dios
como papá y ella tiene poderes del Diablo.”
B: (?) Auto de un señor que va con un chofer (?). Un señor con un amigo.
B: (?) El hombre que va a la casa. (?) ...de la familia... (?) la señora y cuatro hijos,
que están adentro jugando.
M: (Se acerca con un muñeco mediano y una canastita con cuatro muñecos
pequeños). El viejo se llevó los cuatro chicos... nosotros. (?) A Mar del Pla-
ta... y los tiró al río. (?) No se pueden salvar. (?) No hay nadie que los ayu-
de... se van a ahogar.
M: (Dice que ahora quiere dibujar. Hace con regla la puerta de una heladera,
mientras Noni reclama muñecos. Marina le dice) Acá están, se los había lle-
vado el viejo de la bolsa.
N: Los nenes van a pasear una semana a la casa del tío (que lo representa Toti)
...Y se van a hacer los mandados.
M: ¿Qué más puedo hacer? (?) Hice los instrumentos de la cocina. ...Se enojan
con los nenes, porque por irse a lo del tío, no quieren hacer la tarea.
B: (Dibuja una carrera de autos). El primero es Reutemann, en la Ferrari.
(Al terminar de dibujar los dos mayores, el padre da por finalizado el encuen-
Ctro).
LÍNICA FORENSE EN FAMILIAS 267
Los niños son traídos a la Asesoría Pericial por el padre, quien permaneció
junto a la puerta del consultorio durante el transcurso de la entrevista.
Antes de entrar, la madre intenta saludarlos con un beso, que cada uno de
los hijos elude, así como mirarla.
Se va refiriendo a cada unos de sus hijos y de cada uno relata dos o tres he-
chos, algunos cómicos, otros no, pero referidos a logros y ocurrencias de ellos.
El clima que crearon los niños entre ellos y con nosotras fue ameno, diri-
giéndonos el relato de sus juegos. Toti se concentró en su juego de autitos y se
integró breve y pasivamente en un fragmento del juego de sus hermanas
(cuando le adjudicaron ser el “tío”). Benjamín relató lo dibujado en otro tono
del inicial, con su “voz de niño” y con amabilidad. Cuando dirigía su “discurso
sobre la madre”, el tono era impostado, mimetizado con el discurso del padre y
la abuela.
• Interrogantes
1: ¿Cuáles son los motivos del rechazo de los hijos al contacto con la madre?
CLÍNICA FORENSE EN FAMILIAS 269
6: ¿Cuáles son las posibilidades de cada progenitor para ejercer sus funciones
parentales?
• Hipótesis interpretativas
Rosa es una mujer afable, de rostro dulce y expresivo. Sencilla pero cuidada
en su vestir. Transmite en un diálogo abierto, los avatares de su vida.
Entra al consultorio con porte arrogante y expresión seria. Más que pre-
sentarse, parece presentar a un personaje: “Soy Juan Moreira” -dice al estrechar
su mano-.
Por identificación ahora con esta figura, él mismo se siente investido de ta-
les dones. Recordemos su frase, toda vez que necesita reafirmar su propia
imagen ante nosotras: “...llevo a Dios en la diestra y en la izquierda el tiempo y la
verdad”.
Este camino no fue fácil, ni rápido. Debió transcurrir un año desde nuestro
dictamen pericial, para que Rosa lograra, terminada su casa, la tenencia legal
de sus hijos.
Juan Benjamín había iniciado a esa altura otra relación de pareja, lo cual
también favoreció que no opusiera demasiadas resistencias a esta resolución
judicial.
Consideraciones previas
CLÍNICA FORENSE EN FAMILIAS 273
a) Introducción
b) Presentación
La organización vincular a la que nos referiremos, está constituida por Celi-
na, de 45 años, masajista y sus dos “hijos”, como ella los llama, Laura, de 4 años
y Braulio de 3.
Ana, madre biológica de Laura, quien tiene 27 años, es soltera, vive con su
familia de origen y trabaja en un comercio, e Inés, madre biológica de Braulio,
de 29 años, soltera, vive con sus padres y es empleada administrativa.
5 Este capítulo es una actualización y ampliación de un trabajo anterior realizado por una de las autoras
(Abelleira, H., 1995b).
Inés quedó embarazada de una relación que su familia ignoraba. Por temor a
la censura de ésta y a la reacción negativa del padre de su hijo, decidió ocultar
su estado.
A ambas, Celina les aconsejaba no abortar, idea que las rondaba y se ofrece a
criarles los hijos, hasta que ellas se sientan en condiciones de hacerse cargo de
los niños.
Las dos acceden y una vez nacidos los menores, tanto Ana, como mas tarde
274 l I II DA A BHLLE IRA - N O RMA D BLUCCA
Inés, los visitan en casa de Celina. Inés lleva a Braulio algunos fines de semana a
su casa, diciéndole a su familia que el niño es hijo de Celina.
Los dos niños le dicen mamá a Celina, papá al esposo de ésta y llaman a Ana
e Inés por sus nombres, como amigas de su madre.
Tanto Ana como Inés, dicen que deseaban tener en algún momento a sus hi-
jos con ellas.
Ana estaba de novia con un joven que le proponía casarse. No quería hacerlo
hasta no poder traer a Laura a vivir con ella, pero le costaba decidirlo.
Las dos lo habían hablado con Celina, quien no se oponía a sus planes.
Todos estos hechos y sus efectos en los niños, nos interrogaban y tratába-
mos de poner distancia frente a esta especie de “compulsión a actuar”, que
parecía haberse adueñado de la intervención judicial.
Observamos una división entre ellos en las actitudes ante el conflicto plan-
teado: por un lado, estupor e incredulidad ante las características de Celina, sus
dichos, su postura, su relación con los niños y en consecuencia una especie de
parálisis para pensar y resolver; por otro, una postura crítica, de rechazo y de
intensa censura a la existencia misma de un ser como Celina, que sin duda,
condicionó las primeras medidas que se tomaron respecto a los menores: inte-
rrumpir abruptamente no sólo la convivencia sino todo contacto de los niños
con Celina, sin poder esperar el Dictamen Pericial… ¿O suponiendo a priori
que el mismo avalaría desde lo psicológico la exclusión de Celina de la vida de
Laura y Braulio?
Es decir, que la identidad sexual, no es natural y dada (más allá del cuerpo
biológico), sino que es algo sujeto a ser construido y asumido. Algo que puede
acontecer en una dirección diferente de lo que la biología estaría marcando.
Así, en este caso singular, una manera de preservar una intervención no ob-
turada por aspectos ideológicos, se sustentó en el esfuerzo de un encuadre de
trabajo centrado en la evaluación de todo el contexto vincular de los menores,
así como del funcionamiento psicológico de éstos. Tendiendo a priorizar, como
es habitual en la intervención con familias, aquellos vínculos más próximos a la
exogamia y la cultura.
Realizamos varias entrevistas individuales con Celina, Ana e Inés; una en-
trevista conjunta con los menores Laura y Braulio y entrevistas vinculares de
los niños con Celina, de Ana con Laura y de Inés con Braulio. Trabajamos en
las tres entrevistas vinculares con la consigna “Hora de juego conjunta” (Cap. V y
VI).
Celina se presenta como una mujer, tanto en lo que hace a su aspecto físico
y su vestimenta, como a su manera de expresarse y ubicarse ante el otro.
¿Quién es Celina? Nació varón, pero como ella relata, desde muy pequeña
jugaba y se vestía como una nena. En su familia pareció encontrar condiciones
que favorecieron su posicionamiento femenino.
Pero es recién con Laura y Braulio que Celina concreta sus anhelos de ma-
ternidad casi desde el comienzo de la vida de los pequeños. Con los otros hijos,
el vínculo se había iniciado a los 4, 7, 8 y más años y por períodos diversos, de
ahí que su vínculo con estos dos niños, sea intenso y especialmente significati-
vo.
Ya iniciada su relación con Celina, es con ella con la única que comparte lo
que le promueve este hecho y es con su apoyo que decide tener su hija y dárse-
la para que la críe, con la idea de poder hacerse cargo ella de la niña, en algún
momento futuro.
Inés es una joven sonriente y que establece fácilmente contacto con el otro.
No obstante, frente a la situación de su maternidad, la relación con Celina y
Ana, y el juicio que se tramita, se muestra insegura, vacilante y llena de dudas
y contradicciones.
De la relación con su familia puede hablar muy poco. Parece arrepentida del
juicio iniciado; dice estimar y valorar a Celina y si bien desearía tener a su hijo
con ella, es claro que no se siente aún en condiciones de concretarlo.
¿Qué cualidad maternal posee el vínculo de cada una de ellas con los meno-
res?
Pareciera tornarse claro que el reclamo de los hijos biológicos, más que en
un genuino deseo de ejercicio de lo maternal, se basaba en situaciones competi-
tivas y ambiguas del vínculo de ambas jóvenes con Celina, así como de la eclo-
sión de situaciones críticas en la relación consigo mismas.
Otro dato que corroboraba la mayor solidez del vínculo de Celina con los
menores, era su disposición a seguir favoreciendo el encuentro de Ana e Inés
con los niños, si el Tribunal decidiera no quitarle a ella la guarda de Laura y
Braulio, así como sostener firmemente el vínculo con los niños, si fueran res-
tituidos a las madres biológicas.
Ana por el contrario, se oponía a todo encuentro de Celina con Laura, e Inés
si bien no se oponía, se sentía incapaz de enfrentar esa situación.
Así también nos parece importante señalar, que a los que trabajamos en el
campo de la Psicología Forense, un tema como el planteado en este capítulo,
exige renovados esfuerzos de construcción interdisciplinaria con los jueces y
equipo jurídico, a los efectos de evitar lecturas defensivas y unilaterales, que
desde lo ideológico obturan la percepción y captación, de los procesos centrales
que se juegan en los vínculos materno-filiales.
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