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Este proceso de fijación de nitrógeno está definido como su combinación con oxígeno o
hidrógeno. La combinación es llevada a cabo por varias vías distintas: la primera es mediante
descargas eléctricas de la atmósfera: rayos y centellas hacen que el nitrógeno atmosférico se
combine con oxígeno, y los compuestos formados son arrastrados por la lluvia hacia el suelo. La
segunda vía es la fijación biológica del nitrógeno, llevada a cabo por bacterias capaces de tomar
nitrógeno y combinarlo por medio de enzimas. Algunas de estas bacterias viven libres en el suelo,
y otras forman simbiosis con algunos tipos de plantas. Otra vía de fijación de nitrógeno es la
fotoquímica, que es la usada en las industrias de producción de fertilizantes.
Las bacterias que viven en los nódulos de las leguminosas tienen una relación simbiótica con las
mismas, reciben carbohidratos de la planta, y le aportan nitrógeno. Dentro de este grupo de
bacterias, se destacan lo géneros Rhizobium y Azotobacter.
La cantidad anual de nitrógeno fijado por bacterias es muy grande, del enotrno de 200 millones de
toneladas anuales. Este nitrógeno, en forma de nitratos y amonio, es asimilable por las plantas,
que lo utilizan para sintetizar aminoácidos, proteínas y ácidos nucleicos. Luego los animales
herbívoros obtienen el nitrógeno alimentándose de estas plantas, y así este elemento comienza a
recorrer toda la cadena alimenticia.
Todo ser viviente necesita nitrógeno. Pero la mayoría de los átomos de nitrógeno—que
representan el 78% de la atmósfera—están firmemente unidos en pares como N
La mayoría de los organismos no pueden romper el poderoso enlace triple de los dos átomos de la
molécula de N
Para que las plantas crezcan y los animales sobrevivan, necesitan de este elemento en una forma
reactiva, fijado al carbono, hidrógeno u oxígeno, o más frecuentemente como compuestos
orgánicos nitrogenados (tales como los aminoácidos), amonio (NH4) o nitrato (NO). Los animales
obtienen el nitrógeno reactivo al comer plantas u otros animales en algún punto de la cadena
alimenticia. Las plantas lo obtienen del suelo o del agua.
Los rayos generan algo del nitrógeno reactivo natural—cada año en el mundo, los rayos fijan un
estimado de 3–10 teragramos (Tg), la unidad de medida usual para analizar el ciclo del nitrógeno
mundial. La energía generada por los rayos convierten el oxígeno y el nitrógeno en óxido nítrico
(NO), que se oxida en dióxido de nitrógeno (NO) y luego a ácido nítrico (HNO). En unos días, el
HNO3 es transportado al suelo por medio de la lluvia, nieve, granizo u otros depósitos
atmosféricos. Esta fuente de nitrógeno reactivo es importante en áreas donde las plantas fijadoras
de nitrógeno son escasas.
La mayor parte del nitrógeno reactivo proviene de la fijación del nitrógeno por la acción de
bacterias, como las cyanobacterias y otras especializadas como las del género Rhizobium, que
frecuentemente viven en forma simbiótica en vegetales como arvejas, habas y alfalfa. De acuerdo
a una revisión bibliográfica publicada por el profesor Galloway y sus colegas, en la edición de abril
de 2003 de BioScience, los expertos creen que organismos naturales no agrícolas fijan de 100–300
Tg de nitrógeno cada año en la superficie terrestre de la tierra, aunque la mayoría de los cálculos
se aproximan al valor menor.
El ciclo del fósforo es un ciclo biogeoquímico que describe el movimiento de este elemento
químico en un ecosistema.
Los seres vivos toman el fósforo (P) en forma de fosfatos a partir de las rocas fosfatadas, que
mediante meteorizaciónse descomponen y liberan los fosfatos. Estos pasan a los vegetales por el
suelo y, seguidamente, pasan a los animales. Cuando éstos excretan, los descomponedores actúan
volviendo a producir fosfatos.
Una parte de estos fosfatos son arrastrados por las aguas al mar, en el cual lo toman las algas,
peces y aves marinas, las cuales producen guano, el cual se usa como abono en la agricultura ya
que libera grandes cantidades de fosfatos. Los restos de los animales marinos dan lugar en el
fondo del mar a rocas fosfatadas, que afloran por movimientos orogénicos.
De las rocas se libera fósforo y en el suelo, donde es utilizado por las plantas para realizar sus
funciones vitales. Los animales obtienen fósforo al alimentarse de las plantas o de otros animales
que hayan ingerido. En la descomposición bacteriana de los cadáveres, el fósforo se libera en
forma de ortofosfatos (H3PO4) que pueden ser utilizados directamente por los vegetales verdes,
formando fosfato orgánico (biomasa vegetal), la lluvia puede transportar este fosfato a los mantos
acuíferos o a los océanos. El ciclo del fósforo difiere con respecto al del carbono, nitrógeno y
azufre en un aspecto principal. El fósforo no forma compuestos volátiles que le permitan pasar de
los océanos a la atmósfera y desde allí retornar a tierra firme. Una vez en el mar, solo existen dos
mecanismos para el reciclaje del fósforo desde el océano hacia los ecosistemas terrestres. Uno es
mediante las aves marinas que recogen el fósforo que pasa a través de las cadenas alimentarias
marinas y que pueden devolverlo a la tierra firme en sus excrementos. Además de la actividad de
estos animales, hay la posibilidad del levantamiento geológico de los sedimentos del océano hacia
tierra firme, un proceso medido en miles de años.
El hombre también moviliza el fósforo cuando explota rocas que contienen fosfato.
FIJACIÓN DE POTASIO
El potasio (K) es un elemento esencial para las plantas, los animales y los humanos porque
interviene en procesos de la fotosíntesis, en procesos químicos dentro de las células, y contribuye
en mantener el agua en las células. Es por esto que el potasio, junto con el nitrógeno y el fósforo,
son elementos esenciales para los seres vivos.
• Los compuestos de potasio del suelo son lavados (lixiviados) con facilidad en las zonas de altas
precipitaciones y, en consecuencia, deben ser restituidos a los campos por fertilización, añadiendo
cloruro de potasio o sulfato de potasio. Ciertos cultivos (alfalfa, zanahorias, pepinos y coles) son
muy exigentes en potasio y no prosperan en suelos pobres en dicho elemento.
• La deficiencia de potasio en las plantas se detecta porque éstas tienen apariencia decaída o
marchita, ya que la falta de potasio favorece la pérdida de agua en las células.
El ciclo de las rocas
En la Tierra suceden muchos ciclos. Conocidos son el curso del sol y el ciclo de las aguas. También
la formación, descomposición, transporte, depósito y neoformación de las rocas son etapas de un
ciclo pues se sabe que la materia no se pierde. La imagen del "ciclo de las rocas" es muy fácil de
retener. Quien lo haya entendido no sólo puede identificar gran parte de las rocas sino también
comprende su génesis y puede hablar sobre las condiciones que han intervenido en la formación
de las rocas y el relieve cuando sostenga una en sus manos.
Cuando un nuevo material se deposita sobre este sedimento durante miles de años, el material no
consolidado es sometido a presión y a elevadas temperaturas a causa del hundimiento. Es decir
que comienza una diagénesis. De las conchas proviene la caliza, de la arena la arenisca, de la turba
el carbón fósil o lignito, de la arcilla la lutita. La roca formada puede volver nuevamente a la
superficie terrestre mediante otros procesos geológicos (como levantamientos o erosión) y el ciclo
recomienza.
Mas si el material tiende a continuar hundiéndose, es decir, si se deposita cada vez más material
nuevo presionando el antiguo sedimento hacia abajo, la presión lateral puede ser tan fuerte que
provoca procesos de plegamiento. Esos sucesos también pueden ser provocados por la tectónica
de placas. Durante la diagénesis no cambia nada, pero por medio de los otros procesos los
sedimentos horizontales se pliegan y pueden llegar también a la superficie de la Tierra en donde
comienza nuevamente el proceso de meteorización, erosión y acumulación.
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El nitrógeno es posiblemente el nutriente más limitante en la agricultura. Existe la
paradoja de que aunque es uno de los principales componentes de la atmósfera (cerca del
80%), está bajo una forma químicamente muy estable, el gas dinitrógeno (N2), difícilmente
asimilable por parte de los seres vivos. Por lo que este nitrógeno tiene que
transformarse en otras moléculas como el nitrato o el amonio, principales componentes de
los fertilizantes, para que las plantas puedan tomarlos más fácilmente del suelo.
De acuerdo al siguiente esquema, las plantas pueden asimilar el nitrógeno de hasta cuatro
formas diferentes. Una de ellas es mediante la transformación de N2 en amonio a través
del proceso biológico de la fijación, que se suele dar gracias a algunos microorganismos
simbiontes de determinadas plantas (el caso más conocido y usado es la simbiosis rizobio-
leguminosa, coloquialmente conocido como “abono verde”). Esto es así gracias a que estos
microorganismos poseen una enzima crucial llamada nitrogenasa de la cual ya hablamos
anteriormente. También las plantas pueden asimilar otras fuentes de nitrógeno como el
nitrato, el nitrito o el amonio, siendo esta última molécula la más importante ya que es el
paso intermedio en el que el nitrógeno pasa de su forma inorgánica a
orgánica, formando esta última parte de biomoléculas más grandes como las proteínas.
Aunque se conocen también que las plantas pueden asimilar compuestos nitrogenados de
bajo peso molecular (como la urea), todos terminan transformándose en amonio y entrando
dentro de la ruta bioquímica del glutamato.
En la figura de arriba se ven representadas tres fases en este proceso, la primera implica el
transporte de esos compuestos nitrogenados hacia dentro de las células vegetales donde son
sometidos a procesos redox de reducción (ganan electrones) para finalmente, entrar en la
etapa de transformación o asimilación mediante su transformación siguiendo la ruta del
glutamano.
Por lo tanto, existen muchas enzimas claves para que las plantas tomen y asimilen
nitrógeno como la nitrogenasa, las nitrato o nitrito reductasas y las glutamina y glutamato
sintetasas respectivamente. Conocer los genes que expresan dichas enzimas y/o las
condiciones ambientales que regulan la expresión de dichos genes es hoy en día una de
las líneas de investigación más interesantes en agricultura. Todo este conocimiento es
fundamental si queremos optimizar la fertilización de nuestros campos y hacerlo de la
forma más eficiente posible.