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Cumple tu ministerio.

Jeremías 15:17-21

Jeremías acusó a Dios de no ayudarlo cuando realmente lo necesitaba. Jeremías dejó de


poner los ojos en los propósitos de Dios y sentía lástima de sí mismo. Estaba enojado,
herido y asustado. Sin embargo, Dios no se enojó con él, respondió volviendo a orientar
las prioridades de Jeremías. Como vocero de Dios debía influir en el pueblo y no permitir
que ellos influyeran en él.

Hay tres lecciones importantes:


1) En la oración podemos revelarle a Dios nuestros más profundos pensamientos,
sentimientos, miedos, preocupaciones, etc.
2) Dios espera que confiemos en ÉL a pesar de las circunstancias que nos rodean,
3) Estamos aquí para influir en otros para Dios.

Cada uno de nosotros tiene un lugar para ministrar (servir) por lo tanto debemos tener
en claro que debemos tomar el lugar que nos corresponde para poder ofrecer nuestro
servicio en humildad y amor a Dios y a los que nos rodean.

1. Isaías 6:1-8. ¿A quién enviaré y quién irá por nosotros?

Isaías se dio cuenta de que era impuro ante Dios, sin ninguna esperanza para poder
alcanzar el nivel de santidad de ÉL. Sin embargo, cuando el carbón encendido tocó sus
labios, le dijeron que sus pecados eran perdonados.

No fue el carbón lo que limpió, sino Dios. En respuesta y agradecimiento, Isaías se sometió
por entero a su servicio sin importar lo difícil que pudiera ser la tarea el exclamó Heme
aquí envíame a mi.

Pero antes de estar listo para el ministerio era necesario el proceso doloroso de limpieza
porque antes de estar listos para el trabajo al cual Dios quiere que hagamos, debemos de
estar limpios, confesar nuestros pecados y someter nuestra voluntad a Dios. Tal vez sea
doloroso, pero es necesario para poder representar verdaderamente a Dios.

Isaías era consciente de su insuficiencia para hacer las cosas sin la ayuda de Dios. Sin
embargo, estaba dispuesto a servirle cuándo Dios lo llamó. ¿estas dispuesto a servir a Dios
a pesar de tus carencias?

¿Cómo te gustaría ser recordado por las generaciones venideras? No te preocupes por lo
que puedan pensar los demás de ti, preocúpate por lo que Dios piense de ti. Nuestra
verdadera motivación debe ser que nuestros libros estén escritos en el libro de la vida.

Pero para lograrlo tiene que haber compromiso genuino de servir a Dios con todo nuestro
corazón, mente y fuerzas. Tomemos el lugar que nos corresponde y busquemos las cosas
de arriba, trabajemos para Dios y no para satisfacer nuestros apetitos.
El deseo de Dios es que tu trabajas para ÉL. Te hace una invitación a hacer su voluntad, a
que no te dejes envolver por el mundo y sus deseos, sino que marques diferencia para
Cristo, a que seamos la luz del mundo y la sal de la tierra.

2. ¿Cómo pues invocarán a aquel en el cuál no han creído? Romanos 10:14

El mundo buscar llenar lo vacío de sus vidas, pero no esta buscando a Dios. Los hombres
quieren paz, felicidad, sanidad, amor, pero no quieren saber nada de Dios. Sin embargo,
Dios es el que quiere hacer contacto con el hombre (Lc. 19:10).

Cuál será tu decisión, servirás a Dios o no, ¿serás instrumento en sus manos para ir y
alcanzar almas para Cristo? Es hora de ir y alcanzar a las almas que se están perdiendo y
van camino al infierno.

3. Cumple tu ministerio 2 Timoteo 4:1-5

Es hora de tomar nuestro lugar y cumplir con el propósito al que Dios nos ha llamado
respondamos y seamos verdaderos cristianos. Efesios 5:14. Juan 5:30

Colosenses 3:23-24

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