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Febrero

23
Lección

08

 Patriarcas y Profetas, pág. 333


“Para el ‘profano e impío príncipe’ había llegado el día del ajuste
final de cuentas. El Señor decretó: ‘Depón la tiara, quita la corona.’
Hasta que Cristo mismo estableciese su reino, no se iba a permitir
a Judá que tuviese rey. El decreto divino acerca de la corona de la
casa de David era: ‘Del revés, del revés, del revés la tornaré; y no
será ésta más, hasta que venga aquel cuyo es el derecho, y se la
entregaré’ Ezequiel 21:25-27.…
“El residuo de Judá iba a ser llevado en cautiverio, para que
aprendiese por medio de la adversidad las lecciones que se había
negado a aprender en circunstancias más favorables. Ya no era
posible apelar de este decreto del santo Vigía”
(Patriarcas y Profetas, pág. 333).
1
En el año 20 de Jeroboam rey de Israel, Asa empezó a
1 reinar sobre Judá. Asa hizo lo recto ante el Eterno, como
David. Josafat hijo de Asa empezó a reinar sobre Judá en
el cuarto año de Acab rey de Israel.... Y anduvo en todo el
camino de Asa su padre, sin declinar de él, haciendo lo
recto ante los ojos del Eterno.
Durante la mayor parte de este tiempo de apostasía en
Israel, Asa gobernaba en el reino de Judá. Durante
muchos años ‘hizo Asa lo bueno y lo recto en los ojos de
Jehová su Dios. Porque quitó los altares del culto ajeno, y
los altos; quebró las imágenes, y taló los bosques; y
mandó a Judá que buscasen a Jehová el Dios de sus
padres, y pusiesen por obra la ley y sus mandamientos.
Quitó asimismo de todas las ciudades de Judá los altos y
las imágenes.
En sus esfuerzos por gobernar sabiamente, Josafat
procuró persuadir a sus súbditos a que se opusieran
firmemente a las prácticas idólatras. Gran número de los
habitantes de su reino ‘sacrificaba aún, y quemaba
CINCO REYES FIELES

perfumes en los altos’. El rey no destruyó en seguida esos


altares; pero desde el principio procuró salvaguardar a
Judá de los pecados que caracterizaban al reino del norte
bajo el gobierno de Acab. Josafat mismo era leal a Dios.
‘No buscó a los Baales; sino que buscó al Dios de su
padre, y anduvo en sus mandamientos, y no según las
obras de Israel.’ Por causa de su integridad, el Señor le
acompañaba, y ‘confirmó el reino en su mano.

1 Reyes 15:9, 11; 22:41, 43; Profetas y Reyes, págs. 80, 142
2
En el séptimo año de Jehú empezó a
2 reinar Joás, y reinó cuarenta años en
Jerusalén. Su madre fue Sibia, de
Beerseba. (12:2) Y Joás hizo lo recto ante
los ojos del Eterno todo el tiempo que lo
dirigió el sacerdote Joiada. (14:1) En el
segundo año de Joás hijo de Joacaz rey
de Israel, empezó a reinar Amasías hijo
de Joás rey de Judá.... (14:3) Hizo lo recto
en ojos del Eterno, aunque no como
David su padre. Hizo como su padre
Joás.
El tabernáculo, como después el templo,
se erigió totalmente con ofrendas
voluntarias; y para sufragar los gastos de
las reparaciones necesarias y otros
desembolsos, Moisés mandó que, en
ocasión de cada censo del pueblo, cada
uno diera medio siclo para ‘el servicio
CINCO REYES FIELES

del santuario’. En el tiempo de Nehemías


se hacía una contribución anual para
estos fines…. De vez en cuando se
ofrecían sacrificios expiatorios y de
agradecimiento a Dios. Estos eran
traídos en grandes cantidades durante
las fiestas anuales. Y se proveía
generosamente para los pobres.

2 Reyes 12:1, 2; 14:1, 3; Patriarcas y Profetas, pág. 506


3
En el año 27 de Jeroboam, rey de Israel, empezó a
3 3
reinar Azarías hijo de Amasías rey de Judá.... (3) Hizo lo
recto ante los ojos del Eterno, conforme a todo lo que
su padre Amasías había hecho.
El largo reinado de Uzías [también llamado Azarías] en
la tierra de Judá y de Benjamín fué caracterizado por
una prosperidad mayor que la conocida bajo cualquier
otro gobernante desde la muerte de Salomón, casi dos
siglos antes. Durante muchos años el rey gobernó con
discreción. Gracias a la bendición del cielo, sus ejércitos
recobraron parte del territorio que se había perdido en
años anteriores. Se reedificaron y fortificaron ciudades,
y quedó muy fortalecida la posición de la nación entre
los pueblos circundantes. El comercio revivió y
afluyeron a Jerusalén las riquezas de las naciones. La
fama de Uzías ‘se extendió lejos, porque se ayudó
maravillosamente, hasta hacerse fuerte.
Sin embargo, esta prosperidad exterior no fué
acompañada por el correspondiente reavivamiento del
CINCO REYES FIELES

poder espiritual. Los servicios del templo continuaban


como en años anteriores y las multitudes se
congregaban para adorar al Dios viviente; pero el
orgullo y el formalismo reemplazaban gradualmente la
humildad y la sinceridad. Acerca de Uzías mismo
hallamos escrito: ‘Cuando fué fortificado, su corazón se
enalteció hasta corromperse; porque se rebeló contra
Jehová su Dios.

2 Reyes 15:1, 3; Patriarcas y Profetas, pág. 225


4
En el tercer año de Oseas, empezó a reinar Ezequías hijo
4 de Acaz, rey de Judá.... (3) Hizo lo recto ante los ojos del
Eterno, como David su padre.... (5) En el Eterno, Dios de
Israel puso su esperanza. Ni antes ni después de él hubo
otro como él entre todos los reyes de Judá. (6) Porque se
llegó al Eterno y no se apartó de él, sino que guardó los
Mandamientos que el Señor prescribió a Moisés. (7) Y el
Eterno estuvo con él. Y todo lo que emprendía,
prosperaba.
En agudo contraste con el gobierno temerario de Acaz se
destacó la reforma realizada durante el próspero reinado
de su hijo, Ezequías, quien subió al trono resuelto a hacer
cuanto estuviese en su poder para salvar a Judá de la
LIMPIEZA ESPIRITUAL Y REFORMA

suerte que iba cayendo sobre el reino septentrional. Los


mensajes de los profetas no alentaban las medidas a
medias. Únicamente por medio de una reforma decidida
podían evitarse los castigos con que el pueblo estaba
amenazado.
En esa crisis, Ezequías demostró ser el hombre oportuno.
Apenas hubo ascendido al trono, empezó a hacer planes
y a ejecutarlos. Primero dedicó su atención a restaurar
los servicios del templo, durante tanto tiempo
descuidados; y para esta obra solicitó fervorosamente la
cooperación de un grupo de sacerdotes y levitas que
habían permanecido fieles a su sagrada vocación.
Confiando en su apoyo leal, les habló francamente de su
deseo de iniciar inmediatamente reformas abarcantes.

2 Reyes 18:1, 3, 5-7; Profetas y Reyes, pág. 245


5
Cuando Josías empezó a reinar tenía ocho años, y reinó en
5 Jerusalén 31 años.... (22:2) Hizo lo recto ante los ojos del
Eterno, y anduvo en todo el camino de David su padre, sin
desviarse a la derecha ni a la izquierda. (23:3) Y el rey se puso
en pie junto a la columna, e hizo alianza ante el Eterno, de
que irían en pos del Eterno, y guardarían sus Mandamientos,
sus testimonios y sus normas, con todo el corazón y con toda
el alma, y que cumplirían las palabras del pacto escritas en
aquel libro. Y todo el pueblo confirmó el pacto. (23:4) El rey
mandó al sumo sacerdote Hilcías, a los sacerdotes del
segundo orden y a los guardas de la puerta, que sacasen del
templo del Eterno todos los utensilios que habían sido
hechos para Baal, para el bosque y para la milicia del cielo.
Los quemó fuera de Jerusalén.
LIMPIEZA ESPIRITUAL Y REFORMA

Con la ascensión de Josías al trono, desde el cual iba a


gobernar treinta y un años, los que habían conservado la
pureza de su fe empezaron a esperar que se detuviera el
descenso del reino; porque el nuevo rey, aunque tenía tan
sólo ocho años, temía a Dios. Hijo de un rey impío, asediado
por tentaciones a seguir las pisadas de su padre, y rodeado de
pocos consejeros que le alentasen en el buen camino, Josías
fué sin embargo fiel al Dios de Israel. Advertido por los
errores de las generaciones anteriores, decidió hacer lo recto
en vez de rebajarse al nivel de pecado y degradación al cual
habían caído su padre y su abuelo. ‘Sin apartarse a diestra ni
a siniestra,’ como quien debía ocupar un puesto de confianza,
resolvió obedecer las instrucciones que habían sido dadas
para dirigir a los gobernantes de Israel; y su obediencia hizo
posible que Dios le usase como vaso de honor.

2 Reyes 22:1, 2; 23:3-4; Profetas y Reyes, pág. 283


6
De 21 años era Sedequías cuando empezó a
6 reinar, y once años reinó en Jerusalén. (12) Hizo
lo malo ante el Eterno, su Dios, y no se humilló
ante el profeta Jeremías, que le hablaba de
parte del Eterno.... (17) Por eso el Eterno trajo
contra ellos al rey de los caldeos, que mató a
espada a sus jóvenes en la casa de su
Santuario, sin perdonar joven, ni doncella, ni
anciano, ni decrépito. A todos entregó en su
mano. (18) Y todos los utensilios de la casa de
Dios, grandes y chicos, los tesoros de la casa
del Eterno, los tesoros del rey y de sus
príncipes, todo lo llevó a Babilonia.
Los hijos de Israel fueron llevados cautivos a
Babilonia porque se separaron de Dios, y ya
no mantuvieron los principios que se les
habían dado para preservarlos libres de los
métodos y prácticas de las naciones que
deshonraron a Dios. El Señor no podía darles
prosperidad, ni podía cumplir su pacto con
ellos, mientras no estaban de acuerdo con los
CAÍDA DE JUDÁ

principios que les había dado celosamente


para mantener. Por su espíritu y sus acciones
tergiversaron su carácter, y permitió que
fueran tomados cautivos. Debido a su
separación de Él, los humilló. Los dejó en sus
caminos, y el inocente sufrió con los culpables.

2 Crónicas 36:11, 12, 17, 18; Review and Herald, 2 de mayo 1899
7
Di al rey y a la reina: Humillaos, sentaos en tierra, porque la
7 corona de vuestra gloria ha caído de vuestra cabeza.
Sino que lo estableceré para siempre en mi casa y en mi reino, y
su trono será firme para siempre.
En esos días y en aquel tiempo haré brotar de David un Renuevo
de justicia, que hará juicio y justicia en la tierra. (16) En esos días
Judá será salvo, y Jerusalén habitará segura, y lo llamarán: EL
SEÑOR, JUSTICIA NUESTRA. (17) Porque así dice el Eterno: No
faltará a David varón que se siente sobre el trono de la casa de
Israel.
Sedequías fue fielmente instruido por medio del profeta
Jeremías, cómo podría ser preservado de las calamidades que
seguramente le sobrevendrían si no cambiaba su curso y no
sirviera al Señor. Llegaron las calamidades, porque no se
colocaba por obediencia bajo la protección de Dios. Habiéndole
sacado los ojos, fue llevado en cadenas cautivo.
Qué triste y terrible advertencia es para aquellos que se
endurecen bajo la reprensión, y no se humillarán en
arrepentimiento, para que Dios los salve.
Los sombríos años de destrucción y muerte que señalaron el fin
del reino de Judá, habrían hecho desesperar al corazón más
valeroso, de no haber sido por las palabras de aliento contenidas
CAÍDA DE JUDÁ

en las expresiones proféticas emitidas por los mensajeros de


Dios. Mediante Jeremías en Jerusalén, mediante Daniel en la
corte de Babilonia y mediante Ezequiel a orillas del Chebar, el
Señor, en su misericordia, aclaró su propósito eterno y dió
seguridades acerca de su voluntad de cumplir para su pueblo
escogido las promesas registradas en los escritos de Moisés.

Jeremías 13:18, Lamentaciones 5:16, 1 Crónicas 17:14, Jeremías 33:15-17; Carta 281, 1905,
Profetas y Reyes, pág. 342
2 Crónicas 21:7
El Conflicto de los Siglos, pág. 19
Profetas y Reyes, pág. 83
“Por haber sido elegido Israel para conservar el conocimiento de Dios en la tierra,
había sido, desde el mismo principio de su existencia como nación, el objeto
especial de la enemistad de Satanás, y éste se habría propuesto causar su
destrucción. No podía hacerles daño mientras los hijos de Israel fueran
obedientes a Dios; por lo tanto había dedicado todo su poder y astucia a
inducirlos a pecar. Seducidos por sus tentaciones, habían transgredido la ley de
Dios y, habiéndose separado así de la Fuente de su fuerza, se les había dejado
caer presa de sus enemigos paganos. Fueron llevados en cautiverio a Babilonia, y
permanecieron allí muchos años. Sin embargo, el Señor no los abandonó. Les
envió sus profetas con reproches y amonestaciones. El pueblo despertó, vio su
ESTUDIO ADICIONAL

culpabilidad, se humilló delante de Dios, y volvió a él con verdadero


arrepentimiento. Entonces el Señor le envió mensajes de aliento, declarando que
le libraría del cautiverio y le devolvería su favor. Esto era lo que Satanás quería
resueltamente impedir. Un remanente de Israel había vuelto ya a su patria, y
Satanás estaba tratando de inducir a las naciones paganas, que eran sus agentes,
a destruirlo completamente” (Testimonios para la Iglesia, tomo 5, pág. 442).

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