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Presentación

Nombres: waskar Gómez /Hansel


Méndez/David bido/kelvin Manuel
Matriculas: 1776698 /1186689 /1186510
/2169966
Fecha: 9/8/18
Sección: 008
Materia: cultura y civismo
Profesora: maría de Jesús Maldonado
Centro: Utesa (farolito)
Tema: Desigualdad, igualdad, sociedad
inclusiva
Igualdad
Es la característica de aquellos estados en los que todos sus ciudadanos
sin exclusión alcanzan en la práctica la realización de todos los derechos
humanos, fundamentalmente los
derechos civiles y políticos y los
derechos económicos, sociales y
culturales necesarios para alcanzar
una verdadera justicia social.
La igualdad social supone el
reconocimiento de la igualdad ante la
ley, la igualdad de oportunidades así
como la igualdad de resultados
civiles, políticos, económicos y sociales.
La igualdad social es lo opuesto a la desigualdad social -desigualdad
económica, esclavitud, racismo, sociedad de castas y estamentos-, así
como cualquier otro tipo de discriminación por género, etnia, religión,
edad, por discapacidad -física o intelectual- o cualquier otra condición
personal.

Igualdad social
La igualdad social es un valor fundamental para una sociedad mejor, con
más justicia social, más cohesión y se considera una condición para el
ejercicio de los derechos civiles y políticos y la consecución de una vida
digna (derechos económicos, sociales y culturales).
La reducción de la desigualdad social contribuye a la erradicación de la
pobreza, repercute de manera decisiva en una mejor salud general de la
población por lo que aumenta la esperanza de vida, mejorando
específicamente la salud mental, disminuye las cifras de
drogodependencias, produce
mejoras notables en el nivel
educativo de la población y
reduce la violencia social.
Estos beneficios no solamente
se producen en los sectores
más desfavorecidos sino que
la población con mayor renta
o mayor estatus social
también mejora sus
condiciones de vida cuando
aumenta la igualdad social.
Incluso comparando los países más ricos se constata que los problemas
sociales y de salud también están más extendidos en las aquellas
naciones ricas que son más desiguales respecto a otras.

Desigualdad social
Se conoce como desigualdad
social a la situación
socioeconómica por la cual un
individuo recibe un trato desigual
o diferente en función de su
posición social, económica, su
creencia religiosa, su color de
piel, su género, sus preferencias
sexuales, su lugar de procedencia
o su cultura, entre otras cosas.
La desigualdad social se manifiesta en un trato diferente o
discriminatorio hacia las personas por tener alguna de las características
antes mencionadas. En este sentido, puede ser positiva, cuando la
beneficia al individuo, o negativa, cuando va en perjuicio de sus
derechos.
La desigualdad social es consecuencia de problemas históricos y
culturales, y ha existido desde tiempos remotos en todas las
civilizaciones del mundo. Es un grave problema para nuestras sociedades
modernas pues acaba por condicionar el acceso del individuo a los bienes
económicos y culturales, a los servicios públicos y a determinadas
posiciones o roles en la sociedad en función de prejuicios o creencias.

Desigualdad económica

La desigualdad económica es aquella que está relacionada con la


distribución de la renta en la sociedad. Estas desigualdades influyen en el
nivel de acceso que tienen las personas a los bienes y servicios, y se
refleja, sobre todo, en las diferencias de ingresos que dividen a las
personas entre ricos y pobres.
Las diferencias de ingresos son particularmente marcadas entre
profesionales altamente especializados y personas con ocupaciones
comunes, que requieren menos
capacitación. Todos estos
factores acaban por estratificar a
nuestras sociedades y dividirlas
en tres grandes grupos: la clase
baja, la media y la alta, siendo
que cada uno de estos grupos
tiene una serie de privilegio y
limitaciones que le son propios, pues están directamente relacionados
con su capacidad de poder adquisitivo.
Desigualdad educativa

La desigualdad educativa está relacionada con las diferencias en el


acceso a la educación. Como tal, es una de las consecuencias más graves
de la desigualdad social, pues en ella se hace patente la desigualdad de
oportunidades entre las personas en función de su estatus o clase social.
Las clases más bajas, que resultan desfavorecidas en la posibilidad de
finalizar sus estudios o de hacerlos en condiciones adecuadas, acaban por
incorporarse al mercado de trabajo a edades más tempranas, y quedan
excluidas de la educación superior. Así, la falta de educación formal
acaba por segregarlos dentro de instancias laborales y sociales.
La desigualdad en la educación demuestra que nuestros sistemas no
ofrecen las mismas oportunidades de formación a todos, pues no están
distribuidas de forma igualitaria o de acuerdo a criterios de mérito o
competitividad, sino que el nivel económico, así como otros factores,
como la ideología política, la religión, la etnia, el género o la orientación
sexual también pueden influir.

Desigualdad de género

La desigualdad entre sexos o desigualdad de género es una de las


principales causas de la desigualdad en nuestras sociedades, donde el
sexo biológico puede resultar un factor condicionante a la hora de tener
acceso a la educación, al mundo laboral o a ocupar espacios de poder.
La desigualdad de género afecta sobre todo a la mujer, que puede
enfrentarse a diversas situaciones de desigualdad a lo largo de su vida,
una de las más comunes es la desigualdad en los ingresos, incluso
cuando desempeña el mismo cargo que un hombre.
En reacción a la desigualdad de género surgió, durante el siglo XX, el
feminismo, una corriente de pensamiento que exige igualdad entre
hombres y mujeres en términos jurídicos, económicos y políticos.
SOCIEDAD INCLUSIVA
Una sociedad inclusiva es aquella que reconoce que todas las personas
tienen el mismo valor, sólo por la
condición de ser humano. La
inclusión en la comunidad se da
desde la primera infancia y debe
suceder durante toda la vida.
Inclusión indica entrada, tránsito
desde una exterioridad a una
interioridad, adquirir la condición de
pertenencia. La igualdad indica
equiparación, ausencia de diferencia.
La inclusión alude a una acción que recae sobre un algo o alguien, la
igualdad alude a una condición constitutiva, a un estado de cosas.
En principio, hablando de personas con discapacidad, la igualdad es la
condición deseable a alcanzar mediante una acción inclusiva. Como
punto de partida. Por lo tanto, hablamos de procesos de exclusión social
que provocan una situación de
discriminación y marginación, o
sea, no igualdad, de las personas
con discapacidad.
En pocas palabras la Inclusión
Social es:
Un proceso que asegura que todos
los integrantes de la sociedad
participen de forma equitativa en diferentes ámbitos: educativo,
económico, legal, político y cultural.
Implica reconocer en los grupos sociales distintos el valor que hay en
cada diferencia, el respeto a la diversidad, y el reconocimiento de un
tercero vulnerable, con necesidades específicas que deben ser saciadas
para que pueda estar en condiciones de igualdad y disfrutar de sus
derechos fundamentales
Significa pensar en lo que sucede cuando niños, niñas y adolescentes
interactúan en el sistema en el que se encuentran incluidos la familia y el
colegio, es decir en la comunidad y después de la etapa escolar.
Cubre aspectos como la vida plena en comunidad, la autonomía en la
toma de decisiones, la participación ciudadana, el acceso y uso de los
bienes y servicios disponibles para los ciudadanos. Una sociedad
inclusiva, por tanto, dispondrá y habilitará mecanismos para asegurar la
garantía de los Derechos Humanos, la dignidad y la ciudadanía activa de
todas las personas que la componen.
Si queremos una sociedad inclusiva y que nos garantice la igualdad de
oportunidades hemos de lograr que la inclusión y la igualdad de
oportunidades sean principios prácticos y no meros valores carentes de
contenido. Movidos por la lógica del egoísmo individual y de la
maximización de la rentabilidad instrumental de nuestros actos hemos
relegado los valores comunitarios y solidarios a meros vestigios
retóricos, de los que conviene hablar, porque es lo políticamente
correcto, pero en los que no merece la pena involucrarse de manera
práctica.

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