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Nivel académico 5
Número de créditos 3
Ciudad Medellín
I. INTRODUCCIÓN
Amigo estudiante, bienvenido al estudio de los Evangelios Sinópticos, los escritos más leídos
y estudiados de la Sagrada Escritura, porque narran la vida, el mensaje y la obra de Jesús
de Nazaret.
La palabra “evangelio” es utilizada sólo por Marcos (1,1); Mateo prefiere hablar de “libro” y
Lucas de “relato”.
La palabra griega euangelion era utilizada por los griegos para designar al mensajero que
traía una buena noticia. La palabra evangelio también se utilizaba para señalar el gozo por la
entronización de un nuevo emperador o el nacimiento de su heredero. Con el tiempo, la
palabra evangelio se convirtió en un término técnico para hablar del gozo por una buena
noticia.
No es raro por tanto, que Marcos hubiera elegido este término para designar la Buena
Noticia de la Salvación a través de Jesucristo.
Al principio, el “evangelio” no eran cuatro libros sino la memoria oral y escrita de la vida,
misión, muerte y resurrección de Jesucristo.
Los encargados de compartir esta memoria para la humanidad fueron las primeras
comunidades cristianas. Lo que estas comunidades consignan en los evangelios es el fruto
de una experiencia de fe, con el objetivo de convertirlo en fuente catequética para las
nuevas comunidades. Los evangelios son el mayor testimonio escrito sobre Jesús, sin estos,
de Jesús sólo conoceríamos lo que muy brevemente comentan los historiadores de su época.
Por los años 150 d.C. los escritos de Mateo, Marcos, Lucas y Juan reciben el nombre “oficial”
de “evangelios”.
No faltaron al principio intentos, como el de Taciano y Marción en el siglo II por fusionar los
cuatro evangelios en uno solo, para presentar una única vida de Jesús. La Iglesia cristiana
siempre ha rechazado estos propósitos porque los evangelios no son una historia en el
sentido estricto de la palabra, sino, una interpretación teológica de la vida de Jesús. Cada
comunidad recogía los testimonios apostólicos sobre Jesús y los interpretaba o adecuaba de
acuerdo a su realidad y necesidades.
Los estudios modernos permitieron caer en la cuenta que los primeros tres evangelios no
solamente ofrecen noticias para reconstruir la historia de Jesús, sino que hacen teología.
Que además de conservar la memoria histórica de Jesús, ellos han interpretado su figura y
su mensaje a la luz de la resurrección, “con mayor comprensión” que llegaba a ellos por
medio del Espíritu, teniendo presente la vida de las comunidades cristianas: “escogiendo
datos de la tradición oral o escrita, reduciéndolos a síntesis, adaptándolos a la situación de
las diversas Iglesias”. (Dei Verbum, 19).
A los tres primeros evangelios se les da el nombre de sinópticos porque, dadas sus
semejanzas, pueden ser impresos en tres columnas paralelas y ser leídos en “sinopsis”
(viene de syn-opsis = mirada de conjunto). El intento de explicar las notables semejanzas y
diferencias (concordia discors) de estos tres evangelios es lo que llamamos “problema
sinóptico”
El estudio de los sinópticos es fascinante porque ofrece el acceso más directo a Jesús de
Nazareth, a su personalidad humana y religiosa, a su pretensión mesiánica, a la aventura
espiritual que comprometió a sus discípulos y signó el comienzo del cristianismo. Pero
también es empeñativo, porque pide tener en cuenta los diversos aspectos sacados a la luz
por el método histórico-crítico y de las aproximaciones exegéticas más recientes1.
El módulo se divide en tres unidades. La primera unidad presenta algunas claves para
entender la relación de Jesús con el Antiguo Testamento. Jesús responde no solo a una
situación sino también a una tradición histórica. No es posible entender a Jesús o al Nuevo
Testamento sin el Antiguo Testamento. A propósito dice la Dei Verbum en el número 16:
“Dios, pues, inspirador y autor de ambos Testamentos, dispuso las cosas tan sabiamente
que el Nuevo Testamento está latente en el Antiguo y el Antiguo está patente en el Nuevo.
1
Bosetti Elena., Evangelios Sinópticos. Notas de clase. Roma 1995-1996
Porque, aunque Cristo fundó el Nuevo Testamento en su sangre, no obstante los libros del
Antiguo Testamento recibidos íntegramente en la proclamación evangélica, adquieren y
manifiestan su plena significación en el Nuevo Testamento, ilustrándolo y explicándolo al
mismo tiempo”.
En el segundo capítulo se hace una presentación del ambiente político, económico, cultural y
religioso, donde surgen los evangelios. Recordemos que el Dios de Israel es ante todo un
Dios de la historia, que decide “bajar” para caminar de la mano con su pueblo, por esto, no
es posible entender a Dios, ni interpretar su palabra Escrita, sin un acercamiento al contexto
histórico-social.
En la segunda unidad, el primer capítulo se dedica al estudio del proceso de formación de los
evangelios según el magisterio de la Iglesia, un proceso complejo pero rico de fe, testimonio
y espiritualidad. El segundo capítulo se detiene en una mirada histórica y descriptiva del
problema sinóptico. Un problema con muchas luces pero también con muchas preguntas
todavía por resolver.
En los tres primeros capítulos de la tercera Unidad se hace una presentación sucinta de cada
uno de los evangelios sinópticos, en sus niveles literarios, históricos y teológicos. El cuarto
capítulo analiza el texto sinóptico de la curación de la suegra de Pedro, que sirve como
ejemplo para trabajar otros textos.
El estudiante comprende que sin un estudio del Antiguo Testamento y del ambiente
histórico cultural es difícil un estudio serio y profundo de los evangelios sinópticos.
El estudiante conoce lo que el Magisterio de la Iglesia y las ciencias bíblicas enseñan
sobre la formación de los evangelios
El estudiante asume la responsabilidad de recoger y continuar la herencia de muchos
biblistas, hombres y mujeres, que por siglos han estudiado y teorizado sobre el
“problema sinóptico”.
El estudiante domina cada uno de los evangelios sinópticos y un método para su estudio.
IV. MAPA CONCEPTUAL
EVANGELIOS SINÓPTICOS
EL PROBLEMA SINÓPTICO
SINOPSIS:
CONCORDANCIAS:
INTRODUCCIONES GENERALES:
INTRODUCCIONES ESPECÍFICAS:
MÉTODOS EXEGÉTICOS:
OBJETIVOS:
Identificar la conexión del Antiguo Testamento con el proyecto de Jesús, desde nuestra
clave hermenéutica contextualizada, para comprender la coherencia del proyecto de
Jesús con el proyecto del Padre y con la realidad del pueblo.
Conocer el contexto histórico, político, social y religioso de los evangelios, para descubrir
la importancia del estudio diacrónico y contextualizado, en la interpretación y
comprensión de los textos evangélicos
INTRODUCCIÓN
No es posible entender la vida y la misión de Jesús sin tener como marco de referencia el
Antiguo Testamento. No solo por las veces en que es citado el AT en los evangelios, también
por la teología y la hermenéutica presente en los evangelios. El Reino anunciado por Jesús
es el viejo sueño de Dios con la humanidad. La unidad de los dos Testamentos es afirmada
por el Concilio Vaticano II: “Dios, pues, inspirador y autor de ambos Testamentos, dispuso
las cosas tan sabiamente que el Nuevo Testamento está latente en el Antiguo y el Antiguo
está patente en el Nuevo. Porque, aunque Cristo fundó el Nuevo Testamento en su sangre,
no obstante los libros del Antiguo Testamento recibidos íntegramente en la proclamación
evangélica, adquieren y manifiestan su plena significación en el Nuevo Testamento,
ilustrándolo y explicándolo al mismo tiempo.” (DV 16).
Tampoco es posible alcanzar una buena interpretación de los evangelios sin conocer el
contexto histórico, social y religioso de la sociedad donde nació y vivió Jesús de Nazaret.
Como entender la posición de Jesús frente al templo o los fariseos sin saber nada de estos.
Cómo entender el diálogo de Jesús con la Samaritana sin conocer nada de la historia de los
samaritanos y de su relación con los judíos? Una lectura contextualizada de los evangelios
nos acerca a una interpretación más fidedigna y menos fundamentalista.
2
Agustín Monroy P. Notas personales.
MAPA CONCEPTUAL
CAPÍTULO 1: CLAVES QUE CONECTAN A JESÚS CON
EL ANTIGUO TESTAMENTO
1. EL ÉXODO Y JESÚS
Antiguo Testamento: Israel, un pueblo que desde Abraham intentaba sembrar semillas de
justicia para humanizar la vida, se encuentra en Egipto con el poder de dominio faraónico,
que sembraba a su alrededor injusticia y muerte. El modelo faraónico estaba apoyado en
tres estructuras de poder: una estructura administrativa que cobraba el tributo a los
campesinos, una estructura militar que reprimían a quienes no pagaban el tributo o quienes
protestaban contra el sistema vigente, y una estructura religiosa que aliada con el
emperador lo justificaba y le rendía culto como a un dios, hasta el punto que desobedecer al
faraón era desobedecer al mismo dios. Esta situación fue despojando a los campesinos de
sus derechos básicos: tierra, libertad y vida.
Frente a este modelo faraónico opresor, Dios escucha el clamor de su pueblo (Ex 2,23), y de
la mano de Moisés lo conduce a la liberación. El rito de la pascua es memoria eterna de este
acontecimiento liberador. Después viene el desierto, un camino obligado de conversión,
preparación y toma de conciencia para todos los que quieren alcanzar la tierra prometida,
símbolo de la nueva sociedad. Al llegar a la tierra prometida, una tierra grande y espaciosa
que mana leche y miel (Ex 3,8), se organizan en 12 tribus, con un modelo de sociedad
basado en dos elementos: fe en un Dios celoso por la vida, la justicia y la libertad del
pueblo, y una organización social alternativa a la de Egipto, sin faraones, sin tributos, sin
ejércitos, ni religiones al servicio del poder; por el contrario, una tierra donde reine la
justicia, la fraternidad y la paz.
¿Y Jesús? Tanto la sociedad romana con su modelo imperial esclavista y opresor, como la
sociedad judía con su exclusivismo religioso basado en una ley que esclavizaba al
pueblo, reproducen los pecados del proyecto faraónico. El Reino anunciado por Jesús se
caracteriza por ser alternativo al modelo faraónico-romano-judío: en lo económico Jesús
predica la solidaridad, en lo político el servicio, en lo ideológico la libertad y en lo social
la dignidad.
Su opción por la vida es condenada a la cruz por un modelo faraónico encarnado en las
autoridades judías que lo acusa de blasfemo y en el imperio romano que lo condena por
subversivo. El paso de Jesús por el desierto, durante cuarenta días, es el escenario
donde combatirá las tentaciones de poder, riqueza y honor, que le tiende Satanás,
símbolo de las autoridades que lo persiguen y acusan. Haciendo eco de las doce tribus,
Jesús elige 12 apóstoles que representan el nuevo pueblo de Dios, con quienes celebra
la pascua-eucaristía, memoria de liberación y comunión, que tiene su culmen en la cruz,
donde con su sangre derramada, inaugura la “nueva” alianza sellada entre Dios y la
humanidad. La resurrección, expresión de vida eterna (terrena y celeste), es la nueva
tierra prometida, llamada por Jesús “Reino de Dios”.
2. LA MONARQUÍA Y JESÚS
Antiguo Testamento. Los avances en justicia, igualdad y fraternidad logrados en el modelo
tribal se fueron resquebrajando por la ambición y la corrupción de sus líderes. Los ancianos
o dirigentes, envés de buscar alternativas dentro del modelo tribal, deciden pedir un rey
(1Sa 8,1-5). Es increíble que pidan como solución un modelo de gobierno y sociedad, que
por su carácter dominante y tributario, es injusto, excluyente y esclavista, experimentado en
carne propia en los tiempos de Egipto.
El profeta Samuel se los recordará con rabia y desilusión, además de advertirles las nefastas
consecuencias de tal decisión (1Sa 1, 8,6-18). El pueblo no quiso escuchar a Samuel. Dios,
sin estar de acuerdo y haciendo las advertencias pertinentes, respeta la decisión del pueblo
de establecer la monarquía en Israel, un período que comenzó con ilusión (o ilusionismo)
por lo alcanzado en tiempos de David, pero que terminó con la destrucción y exilio de los
reinos del norte y del sur. La monarquía israelita, al igual que el modelo faraónico implanta
su estructura militar (Saúl), administrativa (David) y religiosa (Salomón), y termina
“haciendo lo malo a los ojos de Dios” (1Re 14,22;15,26.34; 16,25;22,52; 2Re 3,2; 8,18,
etc.)
A pesar que Jesús no quiere nada con asuntos monárquicos, las autoridades judías lo
acusarán ante Pilatos de pretender ser rey. Los cuatro evangelistas coinciden en la pregunta
de Pilatos a Jesús “¿Eres tu el rey de los judíos?” (Mt 27,11;Mc 15,2; Lc 23,3; Jn 18,33). En
Jn 18,36 Jesús responde que su reino no es de este mundo, no porque sea extraterrestre,
sino porque no se parece en nada a los que existen en este mundo, pues su reino tiene
como paradigma el modelo tribal, antes asumido por la doce tribus, ahora por los 12
apóstoles que representan el nuevo pueblo de Dios (la Iglesia), donde se lucha por una
sociedad en justicia, fraternidad y paz. La cruz quedará vacía para recordarnos el triunfo de
Jesús sobre la muerte, solo conservará la inscripción “INRI”, para dejar constancia que son
los reyes o quienes pretender serlo, los que matan inocentes por defender sus intereses
egoístas.
Qué hay detrás de tan aparente bondad? Los imperios nunca regalan nada, pues su lógica
de dominación es siempre la de acumular poder y dinero. Detrás de cada donación se
esconde un Interés de poder. Ciro por ejemplo quería tres cosas: 1) En su obsesión de
conquistar Egipto, necesitaba la amistad de Israel, corredor de paso obligado para llegar a
Egipto. 2) La fidelidad y sometimiento pacífico de los conquistados. 3) Lograr un pago
pacífico y cumplido de los tributos.
Cuando el grupo de los exiliados regresa a su tierra, surge una discusión interna en torno a
lo primero que habría que reconstruir: la ciudad o los pobres. Los que regresaban del exilio,
respaldados por profetas como Ezequiel, Ageo, el primer Zacarías (Zac 1-8), Esdras y
Nehemías, y por el mismo imperio persa, optaban por la reconstrucción de la ciudad, el
templo, las murallas, etc., argumentando que así se le devuelve a Dios lo que se le había
quitado y al pueblo los símbolos más importantes de su identidad nacional y religiosa. Otro
sector, en su mayoría los que habían permanecido en Israel y conocidos como “pueblo de la
tierra”, pensaban que antes que el templo y la ciudad, había que reconstruir el pueblo
pobre, es decir, solucionar la situación de extrema pobreza de la población. El programa de
esta propuesta la encontramos en Is 60-66, especialmente en Is 61,1-3 y 66,1-2. Serán las
primeras palabras de Isaías las que asumirá Jesús como programa misionero (Lc 4,16-20).
Otros profetas en esta línea son el segundo Zacarías (Zac 9-14); el segundo Joel (Joel 3-4),
todo el tercer Isaías (Is 56-66).
Con el fin definitivo de la monarquía el profetismo entra en decadencia mientras surgen los
sabios como nuevos formadores de la conciencia judía.
¿Y Jesús? Jesús retoma la propuesta de los perdedores, de los pobres, del “pueblo de la
tierra”, cuando al inaugurar su proyecto misionero asume como suyo el texto de Isaías en Lc
4, 16-22. Pero no solo toma partido por los pobres, sino que cuestiona los pilares del
judaísmo (Templo, Ley y raza). El templo cuando dice “destruyan este Templo y en tres días
lo levantaré” (Jn 2,19). Pero también, el relato del velo del templo que se rasga en dos al
momento de la muerte de Jesús (Mc 15,37-38) simboliza una especie de desautorización del
templo, en cuanto este ya no tiene autoridad para imponer más cargas al pueblo. El pueblo
queda libre frente al templo, pues el mismo Dios lo ha demostrado, rasgando la cortina que
lo separaba y alejaba del pueblo. Jesús también cuestiona la Ley hasta el punto que por
violarla en nombre de la vida y la libertad es llevado a la cruz. También la raza
(etnocentrismo) queda relativizada cuando Jesús se admira de la fe de los paganos (Mt
8,10) y cuando después de su muerte, no es un judío sino un centurión el que dirá
“verdaderamente este hombre era Hijo de Dios (Mc 15,39)
CAPÍTULO 2: EL MUNDO DEL NUEVO TESTAMENTO
En el año 333 a.C. con la derrota del imperio persa a manos de Alejandro Magno, el imperio
griego y la cultura helenista son los nuevos amos del mundo. La rapidez de las conquistas
coincide con la temprana muerte de Alejandro cuando solo tenía 33 años. El vasto imperio
conquistado es repartido entre sus generales. A los lágidas o Ptolemeos correspondió Egipto
y Palestina. A los Seléucidas Mesopotamia, Siria y Fenicia. A los Antigónidas Grecia. Después
de cruentas luchas los Seléucidas arrebatan Palestina a los Ptolomeos.
La cultura helenista se expande por el mundo con la rapidez de un virus, llegando incluso a
dividir el mundo judío entre quienes la defendían y la rechazaban. Al mismo tiempo una
nueva potencia emerge en el mundo: Roma. Antíoco IV, de la dinastía de los Seléucidas, no
se resigna a perder su poder frente a los romanos. Quiere enfrentar a Roma pero no tiene
recursos. Se aprovecha entonces de la división de los judíos prohelenistas y antihelenistas
para conseguir dinero saqueando el tesoro del templo de Jerusalén. Además, ordena la
helenización de los judíos mandando a destruir las copias de la ley y prohibiendo su
cumplimiento, por ejemplo, la circuncisión. Obliga a los judíos a comer carne de cerdo y
participar en ritos idolátricos. El incumplimiento de cualquiera de estos mandatos se
castigaba con la pena de muerte (1Mac 1,16-64). Como si fuera poco, introduce en el
templo de Jerusalén el culto a Zeus Olímpico. Los judíos llamaron a esto “abominación de
desolación (Dan 9,27; Mt 24,15).
Los judíos piadosos se rebelan, desatándose una cruel persecución en la que mueren
muchos judíos provocando casos heroicos de martirio (2 Mac 6,18-31; 7). Como respuesta a
esta situación surge la revolución macabea (1Mac 2,1-14.39-48), símbolo de resistencia y
fidelidad al proyecto de Dios, que aunque breve (167-164 a.C.) marcará profundamente el
futuro del pueblo judío. Esta revolución será liderada por el anciano Matías y sus cinco hijos
(Judas, Juan, Simón; Eleazar y Jonatán), apoyados por los Asidim = piadosos, de los que
descienden los fariseos y los esenios.
Antíoco IV respondió con más represión y asesinatos. Morir por la causa de Dios (1Mac 1,62-
64) le permite a Israel desarrollar su teología en torno a la muerte, al descubrir que esta no
termina en el Seol, sino que el que muere por Dios, como “premio” alcanza la resurrección y
la vida eterna. A partir de este momento se consolida la idea de resurrección en el
pensamiento judío.
Los Macabeos, aunque con algunas derrotas y con la sombra constante de la persecución,
fueron ganando batallas hasta conseguir en el año 164 a.C. derrotar el ejército griego
alcanzando después de mucho tiempo la independencia política y libertad religiosa.
Este nuevo aire de libertad y autonomía del pueblo judío se va a resquebrajar muy pronto
por las intrigas políticas en busca de poder de los sucesores de los macabeos. Los asesinatos
de los macabeos se suceden uno tras otro. Después del asesinato de Judas y Jonatan llega
al poder Simón quien junta en uno solo los títulos de rey y sumo sacerdote. Le sucede su
hijo Juan Hircano (134-104 a.C.) quien funda la dinastía Asmonea que dura hasta el año 63
a.C. cuando Palestina cae bajo el poder romano, quien la deja sobrevivir hasta el año 37
a.C. cuando desaparece definitivamente.
Para el siglo II, Roma se había apoderado de todo el mediterráneo. A partir del año 63 a.C.,
con la entrada del general Pompeyo a Jerusalén, Palestina pasó a ser oficialmente parte del
imperio romano.
Por medio de intrigas e intereses políticos, los romanos nombran rey de Palestina a Herodes
el grande, quien gobierna del 37 a.C. al 4 a.C. Bajo su mandato nació Jesús (Mt 2,1-20; Lc
1,5).
Herodes fue un rey hábil, emprendedor pero cruel, por un complejo de persecución que
nunca lo dejó tranquilo. Lo primero que hizo fue nombrar sumos sacerdotes favorables a su
proyecto político. Al sanedrín le quitó el poder sobre la nación.
Con el inicio de la “pax romana” bajo Octavio, Herodes se dedicó a la actividad edilicia para
ganarse el favor de los romanos y los judíos. Se ganó el de los judíos cuando en la carestía
de los años 24-23 a.C. gastó su propia fortuna para socorrerlos, pero sobre todo, con la
reconstrucción y embellecimiento del templo de Jerusalén, que comenzó en el año 20 a.C. y
se terminó en 63 d.C. Para los romanos construyó ciudades como Sebaste (Augusto) y
Cesarea, ambas en honor del Cesar. Construyó fortalezas (Masada, Herodion), Palacios,
teatros, gimnasios, templos, etc.
Herodes Antipas, fue tetrarca de Galilea y de Perea del 4 a.C. al 39 d.C., territorios ubicados
a lado y lado del Jordán. Fue constructor como su padre. Paso la capital de Seforis a
Tiberiades, llamada así en honor del emperador Tiberio. A pesar de ser solo tetrarca, el
pueblo lo llamaba rey (Mc 6,14). Fue un reinado tranquilo. Su problema mayor fue el
haberse divorciado y casado con Herodías, mujer de un familiar. Tuvieron una hija llamada
Salomé, que se convirtió en la mujer de su tío, el tetrarca Filipo. Por denunciar esta
situación mandó asesinar a Juan Bautista (Mc 6,15-30). De la relación de Herodes Antipas
con Jesús nos habla Lc 23,7-12, aunque desde antes era ya un problema para el tetrarca,
quien lo deseaba lejos de su territorio (Lc 13,31-32). En el año 39, su esposa lo obliga a ir a
Roma a pedir la corona real, pero por el contrario, Calígula termina mandándolo al exilio.
Filipo: Etnarca de Idumea y Traconitide, un territorio donde vivían muy pocos judíos.
Construyó una ciudad con su nombre en las fuentes mismas del río Jordán, llamada Cesarea
de Filipo.
El Movimiento de los Celotas. Surge hacia el año 6 d.C., en oposición al censo propuesto
por Quirino (Lc 2,1-7). Entre sus principales líderes se reconocen a Judas de Gamala
(Hch 5,37) y Sadoc el fariseo. Es un grupo nacionalista y sacerdotal, que no busca una
revolución social sino religiosa. Ideológicamente están en la línea de los fariseos, con la
diferencia que mientras estos empuñaban la “ley” para pedir la llegada del Mesías
liberador, los Celotas empuñaban las armas contra los romanos. Como grupo organizado
y abiertamente revolucionario no aparece sino hasta el año 44 d.C. cuando poco a poco
arrastran al pueblo, los fariseos y el clero a un alzamiento contra Roma.
Los Sicarios (Sica = Puñal). Se les llama así porque cargaban siempre un cuchillo entre
sus vestidos. Probablemente es un subgrupo de los Celotas, que además de la
independencia religiosa nacionalista luchaban por una sociedad libre, justa e igualitaria.
Tanto en Tiberíades como en Jerusalén queman los archivos que contienen los registros
de las deudas tributarias de los campesinos. Destacan como sus líderes Menajen, Simón
Bar Giora, entre otros.
El descontento contra Roma es canalizado por los Celotas y Sicarios, logrando en el año 64
d.C. una sublevación general que dura hasta el año 70 d.C., cuando el general romano Tito
entra a Jerusalén y la destruye totalmente, incluyendo el templo.
Caída Jerusalén sólo quedaban 3 fortalezas en las cuales resistían grupos de rebeldes: el
Herodium, Maqueronte y Masada. Las dos primeras fueron tomadas fácil y rápidamente. Los
refugiados en Masada, en cambio, resistieron hasta el 74, cuando se suicidaron junto con
sus mujeres y sus hijos.
Roma intervino con cuatro legiones; la guerra fue feroz de ambas partes y en el 135 los
romanos vencieron definitivamente a los alzados que esta vez corrieron una suerte peor que
la de sus connacionales en el 70: les quedó prohibido el acceso a la ciudad rebautizada como
quería el emperador. Sobre el emplazamiento del templo se levantó otro, pagano, en honor
a Júpiter, y en su interior se levantó una estatua ecuestre del emperador. Se borró el
recuerdo de “Judea” y, oficialmente, la región pasó a llamarse “Palestina”.
Los judíos gozaban dentro del imperio de un estatuto especial: exención del servicio militar,
posibilidad de pagar un impuesto anual al Templo y sobre todo de tener sinagogas, que no
solo era lugar de culto, sino también de encuentro, escuela, hospedería y centro de difusión
y propaganda del judaísmo entre los paganos. Los paganos que se convertían a la fe en el
único Dios y asumían algunos mandamientos de la ley, eran considerados “temerosos de
Dios” (Hch 10,2); si daban el paso definitivo y se hacían circuncidar (los varones), pasaban
a ser prosélitos (Hch 2,11), y se les equiparaba simplemente a un judío de nacimiento. Fue
entre los prosélitos y temerosos de Dios entre quienes Pablo encontró más fácil acogida para
su mensaje cristiano: cf. Hch 13,43.
El cristianismo al principio es considerado una secta más dentro del judaísmo y goza de sus
mismos privilegios. Cuando se separa del judaísmo se convierte en una religión “ilícita”, en
una “superstición”, y podrá entonces ser perseguida.
Las clases sociales en Palestina se dividían así: la clase alta estaba conformada por la
aristocracia sacerdotal y laical (sumos sacerdotes, sus funcionarios, los senadores o
“ancianos”, los jefes de recaudadores de impuestos...), que dominaba el templo, el culto, el
sanedrín y la política con Roma. Eran propietarios de la mayor parte de la tierra y del
comercio.
Venía después una clase media, representada en el pequeño comercio, la agricultura y la
ganadería, en los cargos burocráticos, los oficios artesanales (carpinteros, albañiles,
herreros, panaderos, sastres, etc.)
Siguen los pobres, los que solo disponen de su fuerza de trabajo para ganarse la vida
(jornaleros, peones, cargueros, pastores, etc.).
En la última escala estaban las viudas, los huérfanos, los enfermos incurables o
considerados impuros (leprosos, ciegos, cojos, paralíticos, epilépticos, endemoniados, etc.).
Estos vivían de la caridad pública.
Finalmente, los esclavos, que en Palestina tiene sus peculiaridades. Según la ley mosaica un
judío puede ser reducido a la esclavitud por un tiempo determinado, ya que en el año
sabático recobran su libertad. Los ricos podían adquirir esclavos paganos, pero estos
también debían ser integrados al pueblo de Israel y quedaban amparados por leyes
especiales (Ex 12,44; 20,10; Dt 5,14).
Sin embargo, la división social más conflictiva se daba entre los campesinos (am ha’ aretz =
“pueblo de la tierra”) y los poderosos de la ciudad. Su discriminación no solo era material
sino religiosa. Los sacerdotes consideraban que los “am ha’ aretz” no eran capaces de
cumplir la Tora con exactitud, especialmente en los referente a la ley del sábado, la pureza
ritual y el pago de los impuestos. Los sacerdotes saduceos consideraban que la riqueza era
un premio de Dios, mientras la pobreza era señal de pecado y rechazo de parte de Dios.
La única esperanza que quedaba a los pobres, dado que no existían en aquel tiempo
programas de asistencia social como hospitales, orfanatos o centros sociales de caridad, era
acudir a la limosna o “misericordia” de los más pudientes. Israel había desarrollado la
teología de la “misericordia” como una virtud individual obligatoria pero que dependía
también de la generosidad y sensibilidad individual.
Ante esta situación, los pobres de Israel tenían cuatro salidas: 1) Irse al exterior asumiendo
el camino de la diáspora. 2) Dedicarse a la mendicidad para lograr el pan de cada día. 3)
Unirse a las bandas de ladrones que asaltaban en las montañas de Judea y galilea. 4)
Unirse a alguno de los movimientos proféticos y mesiánicos que prometían la liberación,
llevándose sus seguidores a las montañas o el desierto para esperar la venida del reino
mesiánico.
En las provincias conquistadas se tenía la impresión que los dioses nacionales habían fallado,
ya que no habían sido capaces de defender a su pueblo contra Roma. El sentido de la vida
se busca en otros lugares como la reflexión filosófica o sapiencial (Hch 17,16-21), las
religiones mistéricas, etc. Sin embargo, Roma, como parte de su proyecto ideológico impone
su religión como la oficial del imperio, cuyo culto central es la adoración del emperador
como dios. El Apocalipsis hablará de una Bestia Menor (falso profeta) que está al servicio de
la Bestia Mayor y que está destinada, en cuanto estructura ideológico-religiosa, a llevar al
pueblo a que adore a la Bestia Mayor. Los atributos de esta estructura religiosa (según Ap
13,11-18) son: poder hacer milagros... seducir con estos poderes al pueblo y hacer que
adoren al Imperio y a su Emperador.
La parte del pueblo que cae en la trampa del imperio dejándose comprar por la bestia, el
Apocalipsis llama “habitantes de la tierra” (Ap 11,10) La bestia menor (falso profeta) y los
“habitantes de la tierra” son los encargados de acusar ante el Imperio a los que se nieguen
a adorarlo, sea para que el Imperio los asesine, sea para que les quite los derechos
ciudadanos de comprar o vender libremente.
Los cristianos fueron los que más resistieron a la adoración del Emperador. Sin embargo
hubo otros, los más ricos y de tendencia gnóstica, que proponían para sobrevivir, adorar al
emperador bajo el argumento que “uno puede hacer los actos de adoración externa, pero
internamente seguimos adorando a Cristo”. Esto se ve reforzado por la idea griega que el
alma es lo puro mientras el cuerpo es el pecado, por tanto que el cuerpo adore al Cesar, es
pecado con pecado, mientras el alma sigue con Cristo. El Apocalipsis rechaza esta tendencia
invitando a la resistencia.
La ley, el templo, el sacerdocio, la cultura, que nacieron en Israel como factores de vida,
liberación y cohesión social, terminan fortaleciendo un proyecto político excluyente, injusto y
represivo. Este ambiente permite entender la lucha de Jesús contra una ley que no defiende
la vida, una cultura xenofóbica y un templo que se convierte encueva de ladrones y en
justificador de los poderosos. Veamos un ejemplo a través del templo y su teología de la
santidad.
El Templo de Jerusalén fue construido por Salomón (957 a.C) y destruido por los babilonios
en el año 587 (o 586). Al regreso del exilio, entre los años 537 y 515 aC., se construyó el
Segundo Templo. El rey Herodes el Grande, a partir del año 20 a.C. lo reconstruyó, lo
embelleció y lo amplió en una explanada de unos 300 por 500 mts. Las obras terminarán en
el año 64 d.C. Paradójicamente va a ser destruido por los romanos en el año 70 d.C.
Flavio Josefo registra en sus escritos la pauperización del pueblo en tiempos de Jesús:
inflación, salarios bajos e insuficientes, levantamientos populares, huelgas y hasta los
deseos de destruir los archivos del templo que guardaban las deudas del pueblo y los
impuestos. Pero la devoción del templo hacía olvidar al pueblo sus problemas posibilitando
una relativa estabilidad política.
El templo estaba organizado así: en primer lugar estaba el patio de los gentiles, abierto a
toda clase de personas, incluso a los paganos, como su nombre lo indica. Aquí se venden las
cosas necesarias para el culto en el templo: leña, incienso, animales para los
sacrificios...etc., se hacen los cambios de moneda dado que las ofrendas en metálico debían
hacerse con la moneda acuñada por el propio templo. Este fue el ambiente en el que Jesús
realizó el gesto profético y simbólico de expulsar a los mercaderes (Mt 21,12-17; Mc
11,11.15-17; Lc 19,45-46; Jn 2,14-16). Los patios que venían a continuación estaban
reservados exclusivamente a los israelitas, quien lo incumpliera se exponía a la pena de
muerte contemplada por la ley (cf. Hch 21,27-29; 24,6), la cual estaba bien expuesta, de
manera visible en lápidas de piedra en diversos idiomas. Después del patio de los gentiles
seguía el patio de las mujeres y los niños. Le seguía el patio de los hombres o “atrio de
Israel”, reservado a los varones mayores de 12 años. A continuación estaba el patio central
reservado a los sacerdotes y a los levitas, donde se levantaba el altar de los sacrificios.
Luego estaba un edificio cerrado con dos habitaciones, en primer lugar el “debir” o lugar
santo, a donde sólo podían entrar los sacerdotes que les correspondía en suerte ejercer los
distintos servicios (presentar diariamente el incienso, etc.), y desde donde se impartía la
bendición. Finalmente y separado por un doble velo, el mismo que se “rasgó de arriba
abajo” al morir Jesús en la cruz (Mt 27,51; Mc 15,38; Lc 23,45), estaba el Santo de los
Santos, que según la mentalidad judía es el lugar más sagrado del mundo, el punto
fundamental del universo, el centro de la creación. A este lugar sólo podía entrar el sumo
sacerdote una vez al año, en la fiesta de la expiación.
WEBGRAFÍA
Introducción al Nuevo Testamento. http://www.youtube.com/watch?v=hzY_MMiSBxo
El Nuevo testamento: http://www.youtube.com/watch?v=w4pKE_b2l84
Biblia Nuevo Testamento Evangelio La Nueva Alianza 01 (Es una colección de videos de
dibujos animados.): http://www.youtube.com/watch?
v=UNczxrJWMF0&feature=PlayList&p=0858FA3D103F7CD6&playnext=1&playnext_from
=PL&index=25
El Nuevo testamento en Imágenes: http://www.youtube.com/watch?
v=1MMJzNaO65Q
La Biblia. Dibujos animados: http://www.youtube.com/view_play_list?
p=FB6F51655C0D25BB&search_query=Nuevo+Testamento
La Biblia animada (62 videos): http://www.youtube.com/view_play_list?
p=76258E52E500067F&search_query=Nuevo+Testamento
El Nuevo Testamento: http://www.youtube.com/watch?v=zUBPvPP1z5k