You are on page 1of 3

Derecho penal del enemigo

Las características principales de la política-criminal, aunque de la política-criminal


salen dos “definiciones” una dice que es el Derecho Penal y el Derecho Procesal
juntos; la otra dice que es el conjunto sistemático de principios en los que se
inspira la actuación del Estado para organizar la lucha contra la criminalidad.
En este contexto vamos a tomar como verdadera la primera mencionada.
Retomando, las características principales de la política-criminal que se ha
practicado en los últimos años (años recientes, tampoco nos vamos tan atrás en el
tiempo) se expone de una manera breve en la “expansión” del Derecho Penal.
Esta “expansión” corresponde a un concepto que podría ser asumido como
verdadero al proceso de considerar una acción o persona como criminal previo al
delito (daño) de bienes jurídicos (valores legalizados) [bienes que son protegidos
por el derecho] a la que está acompañado de penas extremadamente altas.

La evolución de lo anteriormente mencionado -la evolución político-criminal


(Derecho penal y Derecho procesal) se separa en dos manifestaciones de la
misma política-criminal y estos son: el Derecho Penal Simbólico y el Resurgir del
Punitivismo.
Estas manifestaciones del Derecho penal y Derecho procesal son en resumen la
ascendencia del Derecho penal del enemigo.

Empezando explicando la primera manifestación: Derecho Penal Simbólico.


La interacción simbólica está unida al derecho penal de una manera que no se
puede separar una de la otra ya que su interacción es permanente.
Asimismo es aquel que se manifiesta para hacer creer a la gente que
criminalizando y amenazando con penas severas los comportamientos desviados
que a fin de cuentas pueden llegar a ser delictuosos, se obtiene seguridad y
tranquilidad.
Ahora, haciendo referencia a la segunda manifestación: el Resurgir del
Punitivismo, esta se refiere a la creación de normas penales nuevas con la
intención de promover su debida aplicación o incluso hacer más estrictas las ya
existentes.
De este fenómeno surge también el clima punitivista la cual se define como el
incremento cualitativo y cuantitativo en el alcance de la criminalización cómo único
criterio político-criminal (Derecho penal material y Procesal)
Dicha criminalización, en ocasiones, se producen con la fórmula que dice que la
izquierda política son las demandas de descriminalización (abolición de las
penas); y la derecha política, que es todo lo contrario, ya que en lugar de ser
demandas de descriminalización, son demandas de criminalización.
En una mira más profunda a estas dos, la izquierda identificaba que la
criminalización de determinadas conductas como mecanismos de moderación
para el mantenimiento del sistema económico-político.
Por su parte la Derecha ha descubierto que la aprobación de normas penales es
una vía para adquirir matices que buscan el desarrollo y progreso de la sociedad
en especial el político-social.
Cambiando el tema, pero no del todo, ahora hablamos de cómo se juntan estas
dos ascendencias del Derecho Penal del Enemigo.
En primer lugar, no es viable se parar el Derecho Penal Simbólico del Resurgir del
Punitivismo ya que las normas “simbólicas” pueden dar lugar a procesos penales
(la punitividad). El Derecho penal simbólico identifica un determinado hacho así
como a un especifico tipo de autor, a quien se le define no como igual, sino como
otro. Es decir, que la existencia de la norma penal persigue la elaboración de una
determinada imagen en la identidad social en la cual se define como “otros” a
personas que no están dentro de esa identidad.
De su unión surge lo que se conoce como Derecho Penal del Enemigo. Y estos
mantienen una unión de tal manera que no se separa.

Para el autor que estamos manejando, Günther Jakobs, el mismo derecho penal
del enemigo se constituye por tres características o elementos.
El primero, dice que se comprueba un gran adelantamiento de la aplicación de la
sanción con una perspectiva de verlo como el hecho futuro y no desde la
perspectiva del hecho cometido.
En segundo lugar, las penas anticipadas al hecho son extremadamente altas o
graves, sea el caso, en específico el adelantamiento de la barrera del castigo o
pena ya que esta no es tenida en cuenta para reducir en correspondencia la pena
amenazada.
En tercer lugar, ciertos modos de igualdad ante la ley son tratados con una
importancia menor a la debida, o incluso dejados de ser tomados en cuenta por
completo.
De acuerdo con su lugar, se diferencian dos “velocidades” en el marco de
ordenamiento jurídico-penal.
La primera “velocidad”: es aquella que se imponen penas privativas de libertad.
La segunda, son aquellas infracciones o multas, en las que al imponerse solo
penas pecuniarias o privativas del derecho entraría flexibilizar las sanciones.

Ya más entrado en el DPE, la obra citada menciona que el Derecho Penal del
Enemigo está en que se constituye una reacción de combate de las normas que
rigen en un momento y lugar determinados contra sujetos peligrosos. Con esto, el
Estado no habla con sus ciudadanos, sino amenaza a sus enemigos.

You might also like