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Primer Misterio: La anunciación a la Virgen María

Padrenuestro

1. A los seis meses envió Dios al ángel Gabriel a una ciudad de Galilea,
llamada Nazaret, a una joven virgen, prometida de un hombre
descendiente de David, llamado José. La virgen se llamaba María.
Avemaría
2. Entró donde ella estaba y le dijo: “Alégrate llena de gracia; el Señor
está contigo”.
Avemaría
3. Ante estas palabras María se turbó y se preguntaba qué significaría
tal saludo.
Avemaría
4. El ángel le dijo: “No tengas miedo, María, porque has encontrado
gracia ante Dios”.
Avemaría
5. “Concebirás y darás a luz un hijo, al que pondrás por nombre
Jesús”.
Avemaría
6. “Será grande y se le llamará Hijo del altísimo; el Señor le dará el
trono de David, su padre; reinará sobre la casa de Jacob para
siempre y su reino no tendrá fin”.
Avemaría
7. María dijo al ángel: “¿Cómo será esto pues no conozco varón?”
Avemaría
8. El ángel le contestó: “El Espíritu Santo vendrá sobre ti y el poder
del altísimo te cubrirá con su sombra; por eso el niño que nazca
será santo y se le llamará Hijo de Dios.
Avemaría
9. “Mira, tu parienta Isabel ha concebido también un hijo en su
ancianidad, y la que se llamaba estéril está ya de seis meses,
porque no hay nada imposible para Dios”.
Avemaría
10. María dijo: “Aquí está la esclava del Señor; hágase en mí
según tu palabra”. Y el ángel la dejó.
Avemaría
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Segundo Misterio: La Visitación de la Virgen María
Padrenuestro

1. Unos días después María se dirigió presurosa a la montaña, a una


ciudad de Judá.
Avemaría
2. Entró en casa de Zacarías y saludó a Isabel.
Avemaría
3. Cuando Isabel oyó el saludo de María, el niño saltó en su seno e
Isabel quedó llena del Espíritu Santo.
Avemaría
4. Y dijo alzando la voz: “¡Bendita tú entre las mujeres y bendito el
fruto de tu vientre!
Avemaría
5. ¿Y cómo es que la madre de mi Señor viene a mí?
Avemaría
6. Tan pronto como tu saludo sonó en mis oídos, el niño saltó de
alegría en mi seno.
Avemaría
7. ¡Dichosa tú que has creído que se cumplirán las cosas que te ha
dicho el Señor!”
Avemaría
8. Dijo María: Mi alma magnifica al Señor y exulta de júbilo mi espíritu
en Dios, mi Salvador, porque ha mirado la humildad de su sierva.
Avemaría
9. Por eso todas las generaciones me llamarán bienaventurada,
porque ha hecho en mí maravillas el Todopoderoso, cuyo nombre es
santo.
Avemaría
10. Su misericordia se derrama de generación en generación
sobre los que le temen.
Avemaría
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Tercer Misterio: El nacimiento del hijo de Dios
Padrenuestro

1. Por aquellos días salió un decreto de César Augusto para que se


empadronara todo el mundo.
Avemaría
2. Éste es el primer censo que se hizo siendo Cirino gobernador de
Siria.
Avemaría
3. Todos iban a empadronarse, cada uno a su ciudad. También José,
por ser descendiente de David, fue desde la ciudad de Nazaret de
Galilea a Judea.
Avemaría
4. A la ciudad de David que se llama Belén, para empadronarse con
María su mujer, que estaba encinta.
Avemaría
5. Mientras estaban allí se cumplió el tiempo del parto, y dio a luz a su
hijo primogénito; lo envolvió en pañales y lo reclinó en un pesebre,
porque no encontraron sitio en la posada.
Avemaría
6. Había en la misma comarca unos pastores, que dormían al raso y
vigilaban por turno durante la noche su rebaño.
Avemaría
7. Se les presentó el Ángel del Señor, y la gloria del Señor los
envolvió en su luz; y se llenaron de temor.
Avemaría
8. El ángel les dijo: No temáis, pues os anuncio una gran alegría, que
lo será para todo el pueblo: os ha nacido hoy, en la ciudad de
David, un salvador, que es el Cristo Señor.
Avemaría
9. Y esto os servirá de señal: encontraréis un niño envuelto en
pañales y acostado en un pesebre.
Avemaría
10. Gloria a Dios en el cielo, y en la tierra paz a los hombres de
buena voluntad.
Avemaría
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Cuarto Misterio: La presentación de Jesús y la purificación de María

Padrenuestro

1. A los cuarenta días del nacimiento de Jesús, cuando se cumplieron


los días de la purificación, llevaron a Jesús a Jerusalén para
presentarle al Señor, como está escrito en su Ley.
Avemaría
2. Todo varón primogénito será consagrado al Señor, y para ofrecer
en sacrificio un par de tórtolas o dos pichones.
Avemaría
3. Conforme a lo que se dice en la misma Ley para quienes, por su
pobreza, no puedan pagar el precio de un cordero.
Avemaría
4. Vivía entonces en Jerusalén un hombre llamado Simeón, que era
justo y piadoso, y esperaba la consolación de Israel.
Avemaría
5. El Espíritu Santo, que moraba en él, le había revelado que no
conocería la muerte antes de haber visto al Mesías del Señor.
Avemaría
6. Movido por el Espíritu, fue al templo.
Avemaría
7. Y en el momento de entrar los padres con el niño Jesús, para
cumplir lo que la Ley prescribía sobre él, Simeón lo tomó en
brazos.
Avemaría
8. Y bendijo a Dios diciendo: Ahora, Señor, según tu promesa,
puedes dejar a tu siervo irse en paz.
Avemaría
9. Porque mis ojos han visto a tu Salvador, a quien has presentado
ante todos los pueblos.
Avemaría
10. Luz para alumbrar a las naciones y gloria de tu pueblo Israel.
Avemaría
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Quinto Misterio: El niño Jesús hallado en el templo
Padrenuestro

1. Sus padres iban todos los años a Jerusalén a la fiesta de la


Pascua.
Avemaría
2. Cuando Jesús cumplió los doce años subieron todos a la fiesta
según la costumbre; al volverse, pasados aquellos días, el niño
Jesús se quedó en Jerusalén, sin saberlo sus padres.
Avemaría
3. Creyendo ellos que estaría en la caravana, hicieron un día de
camino.
Avemaría
4. Luego se pusieron a buscarlo entre los parientes y conocidos; pero
al no encontrarlo, se volvieron a Jerusalén en su busca.
Avemaría
5. Y sucedió que, al cabo de tres días, lo encontraron en el Templo,
sentado en medio de los maestros, escuchándoles y
preguntándoles.
Avemaría
6. Todos los que lo oían, estaban estupefactos por su inteligencia y
sus respuestas.
Avemaría
7. Al verlo, quedaron sorprendidos, y su madre le dijo: «Hijo, ¿por qué
nos has hecho esto?
Avemaría
8. Mira, tu padre y yo, angustiados, te andábamos buscando.
Avemaría
9. Él les dijo: «Y ¿por qué me buscabais? ¿No sabíais que yo debía
estar en la casa de mi Padre?
Avemaría
10. Pero ellos no comprendieron la respuesta que les dio.
Avemaría
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