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Magistrado Ponente: GUSTAVO JOSÉ GNECCO MENDOZA

Radicación No. 34223

Acta No. 08

Bogotá, D. C., trece (13) de abril de dos mil diez (2010).

OBITER DICTUM:
Manuel Ramos Torres Velásquez demandó a la Asociación Distrital de Educadores
“ADE” para que se declare que entre las partes existió un contrato de trabajo entre
1992 y el 30 de mayo de 2000 y, en consecuencia, se le condene a pagarle, por el
tiempo referido, auxilio de cesantía como Asesor de la Comisión Jurídica,
vacaciones, primas de servicios e indemnización moratoria.

Fundamentó esas súplicas en que fue contratado verbalmente por la demandada,


en 1992, como Asesor de la Comisión Jurídica, para asesorar a educadores como
abogado; que su último salario fue de $640.000,oo; que la Junta Directiva de la ADE
lo retiró provisionalmente del cargo y no lo ha reintegrado, por lo que su retiro debe
considerarse como definitivo; que durante el tiempo que se desempeñó no disfrutó
de vacaciones y no se le cancelaron las primas semestrales ni el auxilio de cesantía;
y que el 24 de mayo de 2001 solicitó el pago de sus prestaciones sociales sin
obtener respuesta.

La demandada se opuso; admitió con aclaraciones los hechos 3, 5, 6, 7, 8, 10 y 11,


y negó el 1, 2, 4 y 9. Invocó las excepciones de cobro de lo no debido y prescripción
de la acción (folios 21 a 23).

El Juzgado Quinto Laboral del Circuito de Bogotá, en sentencia de 25 de octubre de


2005, absolvió.

SENTENCIA DEL TRIBUNAL

De la decisión de primer grado apeló el demandante y en razón de ese recurso el


Tribunal Superior del Distrito Judicial de Bogotá, Sala Laboral, en la sentencia aquí
acusada, la confirmó. El ad quem indicó que el actor, con otras personas, prestaba
servicios ocasionalmente, en turnos establecidos por el coordinador de la comisión,
por lo que de esa prueba no es posible colegir el contrato de trabajo.

Precisó que los testimonios (folios 38, 40, 41, 43, 44 y 46) no ofrecen claridad sobre
la naturaleza del vínculo que unió a las partes antagonistas, porque de ellos sólo se
advierte que el demandante colaboraba en asesorías a los educadores de la
Comisión Jurídica, sin que se pudieran por lo menos establecer cuáles fueron los
días que prestaba los servicios, y que los comprobantes de egresos (folios 1 a 105,
del cuaderno anexo), dan cuenta discriminada de los pagos hechos al demandante
y de los turnos por asesorías, no continuos y en días diferentes, desde octubre de
1993 hasta octubre de 1999, por lo que el pago mensual variaba, según los turnos
realizados.

Resaltó que de la documental allegada al informativo se infiere la prestación


personal del servicio y la remuneración, pero no la subordinación que constituye
factor esencial para determinar el tipo de contrato que vinculó al demandante;
además el afirma un hecho en un proceso tiene la carga procesal de demostrarlo, y
como el demandante incumplió, deberá confirmarse la sentencia del a quo.

RECURSO DE CASACION

Interpuesto por el demandante el cual acusa a la sentencia del Tribunal por


infracción directa de los artículos 24, 65, 127, 186, 249 y 306 del Código Sustantivo
del Trabajo, 2 de la Ley 50 de 1990, 53 de la Constitución Política y la sentencia C-
665 de 12 de noviembre de 1998, de la Corte Constitucional.

Para su demostración dice que el ad quem edificó su sentencia con el argumento


de que no se configuró la subordinación en la prestación de sus servicios; copia el
artículo 24 del Código Sustantivo del Trabajo, modificado por el 2 de la Ley 50 de
1990, y afirma que la presunción de que toda relación de trabajo personal está
regida por un contrato de trabajo es válida, sin limitaciones, como lo determinó la
Corte Constitucional en la sentencia C-665 de 12 de noviembre de 1998.

Asevera que si el juzgador hubiese aplicado esa presunción legal y el principio


constitucional de la primacía de la realidad sobre las formas, habría concluido que
existió una relación de trabajo entre mayo de 1992 y mayo de 2000, ya que la
demandada no la desvirtuó.

RATIO DECIDENDI:
El ad quem, para confirmar la decisión absolutoria del juzgado, expresó que “como
es sabido, el contrato de trabajo tiene elementos diferentes al de prestación de
servicios independientes. En efecto para que aquel se configure de acuerdo al Art.
23 CST. se requiere la existencia de tres elementos a saber: la existencia de la
prestación personal de servicio, es decir, que el trabajador ejecute la labor por sí
mismo, la continuada subordinación, consistente en la facultad del empleador de
dar ordenes (sic) o instrucciones al trabajador sobre el modo, tiempo y cantidad de
trabajo y la obligación para este de acatarlas; y la remuneración como
contraprestación del mismo, es decir, la retribución directa por el servicio prestado
como salario”
Está suficientemente acreditado que la demandada es una organización sindical,
que, para el cumplimiento de sus funciones, conformó diferentes comisiones, dentro
de ellas la comisión jurídica integrada por profesores que adelantaron estudios de
derecho y que, de manera voluntaria, accedieron a prestar ese servicio, como lo
informa el testigo Hernán Trujillo Tovar (Folio 38), miembro de la Junta Directiva de
la demandada, quien afirmó que “…los profesores que tienen formación jurídica y
que voluntariamente ingresan a colaborar con el sindicato en Asesorías
básicamente laborales docentes, lo hacen por vocación de servicio dentro de la
organización sindical”. Afirmó, de igual modo, que “El no tenía ninguna clase de
contrato ni verbal ni escrito, en tato (sic) que los profesores que tienen formación
jurídica y que voluntariamente ingresan a colaborar con el sindicato en Asesorías
básicamente laborales docentes, lo hacen por vocación de servicio dentro de la
organización sindical…”.

Sobre la naturaleza de la actividad desplegada por los miembros de la Comisión


Jurídica de la que formaba parte el actor, también informaron los testigos Rosalba
Bobadilla Ruíz y Pedro Luis Arango Sánchez. La primera, que igualmente integró
esa comisión, aseveró: “Nunca a(sic) existido contrato ni verbval (sic) ni escrito
precisamente por la razon (sic) espresada (sic), es un trabajo voluntario de algunos
docventes (sic) que además de pedagogos tenemos el titulo (sic) de abogados”.

Y el segundo de los citados deponentes manifestó “En la comisión jurídica no hay


relaciones laborales, porque hace parte de la estructura del sindicato tener
diferentes comisiones, por ejemplo el de la mujer, esas no son relaciones laborales,
sino voluntarias o activistas”.

Para la Corte, de lo expresado por esos declarantes, se desprende que si bien el


actor prestó asesoría a varios docentes, los afiliados al sindicato que formaban parte
de la comisión jurídica adelantaban sus funciones de asesoría no con el ánimo de
obtener un lucro económico personal, sino como parte del desarrollo de su actividad
sindical, lo que indica que, en realidad, no pudo configurarse un contrato de trabajo,
que se caracteriza por ser un acto jurídico de naturaleza onerosa.

Esta Sala de la Corte ha explicado que “…por su esencia, los servicios personales
que prestan los lideres sindicales a las asociaciones sindicales a las cuales ellos
pertenecen no están signadas por el interés de obtener un beneficio económico,
sino por otros móviles como la solidaridad o el altruismo. Éste y no otro es el sentido
de la regulación constitucional y legal que gobierna el derecho de asociación sindical
en todos sus aspectos...”. (Sentencia de 18 de mayo de 2009. Radicado 32190).

Por otra parte, los anteriores declarantes son claros en afirmar que si bien los
miembros de la Comisión Jurídica tenían asignados turnos para efectos de atender
a los docentes, ello no obedecía a una imposición de la demandada, que pudiera
ser muestra de subordinación laboral.

Por lo expuesto, pese a que el actor acreditó que le prestó sus servicios a la
demandada, en este caso la presunción de existencia del contrato de trabajo
consagrada en el artículo 24 del Código Sustantivo del Trabajo puede entenderse
desvirtuada y, por esa razón, como quedó dicho, a nada conduciría la casación del
fallo impugnado

DECISUM:

En mérito de lo expuesto, la Corte Suprema de Justicia, Sala de Casación Laboral,


administrando Justicia en nombre de la República de Colombia y por autoridad de
la Ley, NO CASA la sentencia del Tribunal Superior del Distrito Judicial de Bogotá,
Sala Laboral, de fecha 28 de marzo de 2007, proferida en el proceso ordinario
laboral promovido por MANUEL RAMOS TORRES VELÁSQUEZ contra la
ASOCIACIÓN DISTRITAL DE EDUCADORES “ADE”.

Magistrado Ponente: JORGE MAURICIO BURGOS RUIZ

Radicación N° 37037

Acta No. 01

Bogotá D.C., veinticinco (25) de enero de dos mil once (2011).

OBITER DICTUM: que prestó sus servicios personalmente, vinculado mediante


contrato a término indefinido 003 del 17 de diciembre de 2003, celebrado con la
demandada, a partir del 2 de enero de 2004, en forma continua e ininterrumpida,
con una remuneración mensual de $500.000.00. También las partes signaron “un
mal llamado” contrato de prestación de servicios profesionales a partir de la misma
fecha anterior, hasta cuando se mantuviese el equipo en el campeonato, el cual se
desarrolló en forma continua e ininterrumpida hasta la finalización del certamen
futbolero. A la vez, firmaron otro “mal llamado” contrato civil de premios el 6 de
marzo de 2004, el cual consistió en que la entidad se comprometía a pagar al cuerpo
técnico, incluido el accionante, la suma de $100.000.000 de conformidad con los
logros obtenidos, adeudándosele al actor, a la terminación del contrato, la suma de
$7.900.000 ante los logros parciales obtenidos, la cual deberá indexarse.

A la terminación injustificada del contrato que ligó a las partes, 30 de


noviembre de 2004, la empresa no le canceló los salarios correspondientes a los
meses de octubre y noviembre de 2004, como tampoco las prestaciones sociales
causadas en el interregno laboral desempeñado, ni los emolumentos pactados en
los mal llamados contratos de prestación de servicios profesionales de los meses
de octubre y noviembre de 2004, así como los estímulos establecidos en el contrato
de premios. Incumplimiento este que le da derecho al actor al reconocimiento de las
prestaciones sociales, intereses e indemnizaciones correspondientes, liquidados
con base en el salario realmente devengado y en el contrato realidad.

SENTENCIA DE SEGUNDA INSTANCIA: El ad quem, al resolver el recurso de


apelación interpuesto por la parte demandada, modificó la decisión del a quo en el
sentido de “… aclarar que el contrato de trabajo lo fue a término fijo entre el 2 de
enero de 2004 al 30 de noviembre de 2004 y en absolver a la demandada del pago
de la indemnización por despido e indexación”; en lo demás la confirmó.

El pilar de la sentencia consistió, en primer lugar, en la aplicación de los artículos


22 del CST que define el contrato de trabajo; el 23 ibidem que precisa los elementos
del contrato, y el 24 del mismo conjunto normativo que consagra la presunción legal
de existencia del contrato de trabajo derivada de la acreditación de la prestación
personal del servicio, la cual puede ser desvirtuada si el afectado logra demostrar
que la relación contractual estuvo desprovista del elemento de subordinación o
dependencia.

RECURSO DE CASACION: Lo interpuso la parte demandada y, de acuerdo con el


alcance de la impugnación, el recurrente persigue que la Sala case parcialmente la
sentencia de segundo grado, en cuanto “confirmó el valor de las condenas de
primera instancia con el monto base de su liquidación ($4.500.000), por concepto
de salarios, intereses a la cesantía, compensación por vacaciones, prima de
servicios, indemnización moratoria de que trata el artículo 65 del C.S.T. y aportes al
sistema general de pensiones; y que obrando la Honorable Corte Suprema de
Justicia como Tribunal de instancia, se modifique la sentencia proferida por el
Juzgado Segundo Laboral del Circuito de la misma ciudad, el 7 de julio de 2006, en
el sentido de que las condenas por tales conceptos se reduzcan, con base en un
salario de 500.000,” a las sumas que seguidamente relaciona en el recurso.

Con tal objeto formuló dos cargos que no fueron replicados, los cuales se estudiarán
conjuntamente por basarse en las mismas normas y tener la misma finalidad.
PRIMER CARGO: Acusó la sentencia recurrida de violar directamente los artículos
15 de la Ley 50 de 1990, que subrogó el artículo 128 del CST; 66, inciso 3º, 1502 y
1602 del CC; por infracción directa, al haber inaplicado las citadas normas que
regulan el presente caso.

DEMOSTRACION: si el Tribunal hubiera valorado lo señalado en las cláusulas


antes mencionadas, hubiera llegado a la conclusión de que el salario que debió
tenerse en cuenta para liquidar los créditos laborales, era la suma de $500.000. No
obstante lo que hizo fue basarse en la declaratoria de confeso por la inasistencia
del representante de la demandada a las audiencias de conciliación obligatoria y al
interrogatorio de parte, para colegir que el salario del actor era de $4.500.000,
olvidando que las presunciones que se derivan de los artículos 77 del Código de
Procedimiento del Trabajo y de la Seguridad Social, modificado por el artículo 39 de
la Ley 712 de 2001, inciso 7º, numeral 2º, y 210 del C. de P. civil, por ser legales,
admiten prueba en contrario, y que las mismas quedaron desvirtuadas con las
anotadas disposiciones contractuales

SEGUNDO CARGO: El fallo impugnado viola indirectamente y por indebida


aplicación los artículos 15 de la Ley 50 de 1990, que subrogó el artículo 128 del
CST; 66, inciso 3º, 1502 y 1602 del CC.

DEMOSTRACION: Tal violación legal se presentó debido a errores ostensibles de


hecho cometidos por el tribunal, como fueron: dar por demostrado, sin estarlo, que
el salario del trabajador demandante fue la suma de $4.500.000; y no dar por
demostrado, estándolo, que el salario del trabajador demandante fue de $500.000
mensuales.

Los errores antes anotados provienen de la falta de apreciación de los siguientes


medios probatorios: cláusulas 9ª y 10 del contrato de trabajo; y la cláusula 2ª del
contrato de prestación de servicios, visibles a folios 15 al 24 del cuaderno principal.

RATIO DECIDENDI:
El tribunal concluyó que “…estuvo acertada la decisión del juez de instancia cuando
concluyó que el salario equivalía a la suma de $4.500.000, ello en concordancia con
la declaración del contrato de trabajo, al tratarse de una sola relación”; premisa a la
que arribó al compartir también el análisis que hizo el a quo sobre la procedencia
de la confesión ficta prevista en el artículo 210 del CPC y del indicio grave previsto
en el artículo 31 del CPL que, a su vez, lo llevó a confirmar la declaratoria del
contrato de trabajo celebrado entre las partes por el tiempo comprendido del 2 de
enero al 30 de noviembre de 2004, al hallar probada la prestación personal del
servicio por parte del actor, “a pesar de que la demandada simuló la existencia de
la única relación, al haber pactado con el demandante órdenes de prestación de
servicios en el mismo intervalo de tiempo en que celebró el contrato de trabajo, ello
con el único propósito de evadir las prestaciones laborales”.

Es decir, para el tribunal, el contrato de prestación de servicios celebrado entre las


partes fue un verdadero contrato de trabajo a término fijo, (aspecto no refutado en
casación), naturaleza que conlleva, en forma ineluctable, que la remuneración
pactada como retribución a la prestación del servicio no tenga otro carácter distinto
al de la remuneración propia del contrato de trabajo, pues uno de los elementos del
contrato de trabajo es el salario (art. 23 CST).

De lo anterior se extrae que la naturaleza salarial de los $4.000.000 la derivó el ad


quem de la declaración de existencia del contrato de trabajo ante la prueba de la
prestación personal del servicio (que dicho sea de paso no fue objeto de
controversia), que facilita la realización de la primacía de la realidad ante el supuesto
contrato de prestación de servicios celebrado entre las partes.

De tal manera, el ad quem no pudo incurrir en la violación del artículo 15 de la Ley


50 de 1990 que subrogó el artículo 128 del CST, según el cual “… los beneficios o
auxilios habituales u ocasionales acordados convencional o contractualmente u
otorgados en forma extralegal por el empleador, cuando las partes hayan dispuesto
expresamente que no constituyen salario en dinero o en especie, tales como la
alimentación, habitación o vestuario, las primas extralegales, de vacaciones, de
servicios o de navidad”.

“De conformidad con el artículo 127 del Código Sustantivo del Trabajo, en la forma
como fue modificado por el artículo 14 de la Ley 50 de 1990, se entiende por salario
“no sólo la remuneración ordinaria, fija o variable, sino todo lo que recibe el
trabajador en dinero o en especie como contraprestación directa del servicio, sea
cualquiera la forma o denominación que se adopte, como primas, sobresueldos,
bonificaciones habituales, valor del trabajo suplementario o de las horas extras,
valor del trabajo en días de descanso obligatorio, porcentajes sobre ventas y
comisiones.

“Lo anterior indica que un elemento caracterizador del salario es que corresponda
a un pago como contraprestación directa del servicio del trabajador, cuya forma o
denominación puede adoptarse de diferentes formas, es decir, un salario fijo, o uno
variable, o uno compuesto por una suma fija y otra variable, en dinero o en especie,
así que cuando el pago que recibe el asalariado tiene como causa inmediata el
servicio que éste presta, o sea su actividad en la labor desempeñada, será salario
sin que las partes puedan convenir en sentido contrario, […]. En estos casos,
cualquier cláusula que las partes acuerden para restarle naturaleza salarial a los
pagos que recibe el trabajador por esos conceptos, será ineficaz”. (Subrayas en la
sentencia)

Colofón de lo anterior, los argumentos de la censura no tienen el alcance de enervar


las razones que tuvo el ad quem para tomar la suma de $4.500.000 como salario y
los cargos no prosperan.

DECISUM:
En mérito de lo expuesto la Corte Suprema de Justicia, Sala de Casación Laboral,
administrando Justicia en nombre de la República de Colombia y por autoridad de
la Ley, NO CASA la sentencia proferida por la Sala Civil – Familia - Laboral del
Tribunal Superior del Distrito Judicial de Villavicencio, calendada 29 de abril de
2008, en el proceso adelantado por LUIS EDUARDO RÍOS GÓMEZ contra
CENTAUROS VILLAVICENCIO CORPORACIÓN DEPORTIVA.

CLARA CECILIA DUEÑAS QUEVEDO

Magistrada Ponente

AL2343-2016

Radicación n.° 72569

Acta 13

Bogotá, D.C., veinte (20) de abril de dos mil dieciséis (2016).

OBITER DICTUM:
Bertha Judith Rojas refiere que, mediante contrato de trabajo a término indefinido,
prestó sus servicios al British Council desde el 12 de agosto de 1998 hasta el 20 de
agosto de 2011, para desarrollar funciones relacionadas con SERVICIOS
GENERALES.
Asegura que adolece de diferentes patologías, las cuales le han generado una
pérdida de capacidad laboral del 39.1%, según dictamen emitido por el comité de
medicina laboral de la AFP SKANDIA y la Junta Regional de Calificación; que, una
vez que el British Council se enteró de su situación, dio por terminado su contrato
de trabajo sin justa causa y sin autorización de la oficina del trabajo; que notificó a
su empleador de su situación de discapacidad.

La parte actora pide que se declare que goza de estabilidad laboral reforzada de
acuerdo con el art. 26 de la L. 361/1997

RATIO DECIDENDI:
DECISUM:
PRIMERO.- DECLARAR su falta de competencia para conocer de la presente
controversia jurídica.

SEGUNDO.- REMITIR la demanda y sus anexos a la Oficina Judicial de Reparto


para que sea asignada a los Jueces Laborales del Circuito de la ciudad de Bogotá.

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