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Psicopatología II
Unidad 1
Trastorno por pánico
y agorafobia
Las personas que asisten a terapia psicológica debido al trastorno por pánico, describen
sentir un miedo intenso, al grado de tener la sensación de que van a perder el control,
sufrirán de un infarto cardiovascular o cerebral, volverse locos o incluso morir. Debido a
ese miedo incontrolable, expresan que sienten un deseo de huida del lugar en donde
apareció la crisis, por tal motivo, ellos sienten mucha vergüenza debido a dicha actuación
en público.
Se define como un abrupto surgimiento de una ansiedad intensa que aumenta hasta una
sensación extrema, se desencadena debido a la presencia de estímulos particulares o
pensamientos acerca de ellos. Asimismo, es espontáneo, impredecible y ocurre sin la
presencia de señales claras. Una persona que padece de dicho trastorno no requiere
que los estímulos estén presentes para presentar una crisis, lo cual difiere de las fobias
en donde sí se requiere que los estímulos estén presentes (Sarason y Sarason, 2006).
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● Sensación de atragantamiento o asfixia
● Sensación de pérdida del control
● Miedo a morir
La crisis tiene un inicio brusco y en máximo diez minutos alcanza su máxima expresión.
Con ello, la persona tiene la sensación urgente de necesitar escapar del lugar en donde
se encuentra. Cuando una persona presenta menos de cuatro de los síntomas enlistados,
entonces dicha crisis se llama crisis sintomática limitada.
1.1.3 Evaluación
Un paciente que acude a terapia para tratar su trastorno de pánico, primero deberá pasar
por una entrevista inicial, en donde se realizará su historial clínico y el terapeuta deberá
hacer la evaluación por medio del manual DSMIV o el CIE10 para poder determinar el
diagnóstico clínico y el diferencial.
Según el DSMIV, la crisis de pánico debe estar acompañada por cuatro o más de los
siguientes síntomas que iniciaron de manera brusca y alcanzan su pico máximo de ex-
presión en los primeros diez minutos:
Una vez que el terapeuta puede confirmar que el paciente padece de dicho trastorno,
entonces procederá a realizar el diseño del programa o tratamiento a seguir de acuerdo
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a la o las técnicas que sean elegidas.
Tenemos varios tipos de crisis de pánico, los cuales serán diferentes de acuerdo a su ini-
cio y a la ausencia o presencia de estímulos ambientales que la desencadenan (Sarason
y Sarason, 2006):
● Crisis de pánico inesperadas o espontáneas: no están relacionadas con estímulos
ambientales situacionales, es decir, aparece sin algún motivo aparente.
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4. El alcoholismo es más común en el trastorno de pánico.
5. Mientras que la depresión es una consecuencia común en ambas, se presenta más
en el trastorno de pánico.
6. Las crisis son más intermitentes y más intensas en el trastorno de pánico.
1.1.5 Epidemiología
Los ataques de pánico en el trastorno de angustia se presentan sin previo aviso, por lo
tanto es una condición crónica y que debilita a la persona que lo padece. Tal como ya se
mencionó, el trastorno de pánico tiene algunas características similares al trastorno de
ansiedad generalizada, lo que varía es en intensidad, duración y frecuencia. Asimismo,
hay diferencias entre los factores de riesgo y la incidencia en la población general y en
la familia.
Otro estudio realizado por la OMS en catorce países del mundo, encontró que el trastor-
no de angustia ocupa el segundo lugar de cuatro trastornos de ansiedad presentados,
siendo que ocuparon los criterios del CIE10. En este estudio se encontró que el 1.1% de la
población en dichos países padecen del trastorno de pánico (Goldberg y Lecrubier, 1995).
Finalmente, existen diversos factores de riesgo que pueden provocar que una persona
padezca de algún trastorno de ansiedad. Por ejemplo (Horwath y Weissman, 1995):
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1.1.6 Factores
Gracias a diversos estudios se ha encontrado que el estado biológico de una persona
genera diferentes reacciones de ansiedad. Debido a dichos descubrimientos, se han po-
dido desarrollar varios tipos de tratamientos médicos. Aunque no se ha podido encontrar
relación a alguna causa biológica directa, los hallazgos sugieren la posibilidad de que
hay una relación entre el funcionamiento físico-orgánico con la ansiedad. Un ejemplo se
encuentra en personas que tienen un sistema nervioso sensible a la estimulación, tienen
más probabilidades de generar algún trastorno de ansiedad (Sarason y Sarason, 2006).
A continuación presentamos los factores genéticos y neurológicos que podrían explicar
la aparición de las manifestaciones del trastorno de pánico.
1.1.6.1 Genéticos
Se han realizado experimentos con animales que han probado que la herencia es un
factor de gran influencia en ciertos rasgos como la agresividad, el miedo y la timidez.
Algunos trastornos de ansiedad tienen cierta tendencia a presentarse en familias. Los
hijos de personas con dichos trastornos, han presentado problemas de ansiedad, miedo y
dificultades académicas, preocupación excesiva y enfermedades psicosomáticas. Todo en
comparación con los hijos de padres que no tienen trastornos (Sarason y Sarason, 2006).
Asimismo, se encontró que los hijos de padres con trastornos de ansiedad, prefieren ac-
tividades solitarias, además de reunir los criterios mínimos para el diagnóstico de algún
trastorno de ansiedad. Nuevamente, en comparación con los hijos de padres que no
tienen trastornos.
Por otra parte, estudios realizados en gemelos adultos, se ha encontrado una importante
evidencia de un factor genético que involucra a la familia con los diferentes trastornos
de ansiedad y depresión. Un grupo de investigadores encontró una conexión entre el
comportamiento con la ansiedad y el gen que controla la habilidad del cerebro para usar
los neurotransmisores de la serotonina (Sarason y Sarason, 2006).
1.1.6.2 Neurológicos
Nuevamente, estudios neurológicos-orgánicos con animales, pero también con personas,
han tratado de encontrar las áreas y circuitos cerebrales relacionados con los trastornos
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de ansiedad. En dichos estudios se ha encontrado que la respuesta orgánica y corporal
del miedo se coordina por medio de una amígdala. Aunque sea una estructura pequeña,
es compleja y se le ha asociado con diferentes trastornos de ansiedad, debido a una
errónea activación de ella (Sarason y Sarason, 2006).
Otros estudios con animales han demostrado que el hipocampo (el cual está cargado de
recuerdos con grandes cantidades de emociones), es más chico en animales con traumas.
Esos estudios fueron realizados en humanos y los resultados fueron similares en personas
con diversos trastornos de ansiedad, incluyendo el trastorno de ansiedad generalizada, el
trastorno por estrés postraumático y el trastorno de angustia (Sarason y Sarason, 2006).
Asimismo, se ha encontrado que las grandes cantidades de estrés, pueden generar una
atrofia del hipocampo en algunas personas. Entonces, se encuentra que la biología puede
ser un factor de influencia en la conducta, y los aprendizajes que va teniendo la persona
influyen en sus estructuras y procesos biológicos (Sarason y Sarason, 2006).
Las creencias aparecen debido a ciertas experiencias (por ejemplo peligros), incluyendo
aquellas que tienen estímulos estresantes cercanos al primer ataque de pánico que la
persona vivió. Entonces, las creencias formadas por lo traumático de los primeros ataques
de pánico, generan que la persona desarrolle asociaciones de miedo por medio de un
condicionamiento clásico, incluyendo la situación o circunstancia en la que se encontraba
y los síntomas que padeció al momento del ataque.
Entonces, una fuerte teoría que explica el origen del trastorno por pánico, es acerca de
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que el temor es aprendido, es resistente a la extinción y no es consciente. Por tal motivo,
las respuestas al temor son condicionadas, ya que no dependen de que la persona tenga
el conocimiento consciente sobre aquellos estímulos que lo desencadenan.
Por lo tanto, el modelo de aprendizaje indica que los ataques de pánico del trastorno por
pánico no son provocados por un estímulo que ocurre de pronto, esto es porque las alte-
raciones que sufre la persona no son conscientes. Asimismo, las evaluaciones cognitivas
equivocadas acerca del peligro (por ejemplo el temor a morir o perder el control) generan
un aumento del miedo y, por lo tanto, se incrementa las señales que tanto temen. Por tal
motivo, se genera un círculo vicioso de “miedo al miedo” o “miedo a sentir miedo”, hasta
que el sistema fisiológico se canse u obtenga evidencias que cuestionen dicho temor.
Conforme a este modelo, el trastorno por angustia se considera una fobia a los estímulos
corporales internos, en donde la persona siente que no tiene control sobre ellos, no pue-
de escapar de ellos ni puede anticiparlos. De hecho, tal como propone el autor Barlow
(1988), el anticiparlos puede provocar que la probabilidad de aparición incremente, ya
que cognitivamente la persona empieza a activar los síntomas condicionados del pánico,
o en otro caso, que esté más alerta ante las señales de los síntomas (Caballo, 2007).
Puede confundirse con una persona que padece de fobia social, porque su comporta-
miento es similar. Mientras que la persona que padece fobia social teme socializar con
otras personas, la persona con agorafobia le teme a las señales internas, como al padecer
alguna crisis de pánico y al perder el control, en una situación con mucha gente en donde
no pueda escapar, aunque la agorafobia puede presentarse con o sin crisis de ansiedad.
1.2.1 Definición
Se define como una aparición de ansiedad aunada a un comportamiento de evitación
en lugares o circunstancias donde escapar puede resultar difícil, vergonzoso, que sea
imposible encontrar ayuda en el caso de que aparezca en ese momento una crisis de
pánico o síntomas similares ello (Yaria, S/F).
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1.2.2 Características clínicas
La característica principal de este trastorno es la aparición de la ansiedad cuando la per-
sona se ubica en lugares donde no es sencillo huir o donde pueda generarse una crisis
de pánico. Dicha ansiedad lleva a la persona a comportarse de manera evitativa de mu-
chas situaciones, por ejemplo: estar a solas dentro o fuera de su casa, estar en un lugar
concurrido, viajar en auto, avión o autobús, estar dentro de un elevador, etc. (Yaria, S/F).
La agorafobia podría no ser paralizante para todos los pacientes que la padecen, ya que
algunos pueden llegar a exponerse a las situaciones temidas aunque les cause terror,
especialmente si se encuentran con una persona que les brinda confianza.
1.2.3 Evaluación
La persona que acude a terapia deberá pasar primeramente por una entrevista inicial, en
donde se establezca su historial clínico y el terapeuta realice la evaluación correspon-
diente para poder diagnosticar el trastorno correspondiente.
De acuerdo a los criterios del DSMIV, el paciente necesita presentar los siguientes crite-
rios:
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la presencia de otro trastorno mental como fobia social (por ejemplo, evitación limitada
a situaciones sociales por miedo a ruborizarse), fobia específica (por ejemplo, evitación
limitada a situaciones aisladas como los ascensores), trastorno obsesivo-compulsivo (por
ejemplo, evitación de todo lo que pueda ensuciar en un individuo con ideas obsesivas de
contaminación), trastorno por estrés postraumático (por ejemplo, evitación de estímulos
relacionados con una situación altamente estresante o traumática) o trastorno de ansiedad
por separación (por ejemplo, evitación de abandonar el hogar o la familia).
Por otra parte, se deben distinguir los miedos en la agorafobia de los miedos normales
del desarrollo, así como de las otras manifestaciones clínicas propias de los trastornos de
ansiedad. A continuación se presentan algunos ejemplos (Vilaltella, S/F):
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Entonces, los problemas asociados a la agorafobia es el trastorno de ansiedad generali-
zada, las fobias específicas, la depresión mayor, la distimia, abuso de sustancias, la hipo-
condría y trastornos de personalidad. Por tal motivo, es muy importante que el terapeuta
realice una indagación exhaustiva para no equivocarse en el diagnóstico (Bados, 2009).
1.2.5 Epidemiología
En general, la edad promedio de inicio de la agorafobia es a los 28 años, sin embargo se
han encontrado casos desde los 5 años hasta los 58 años (Bados, 2009). La prevalencia
del síntoma principal de la agorafobia (ansiedad) es prácticamente idéntica en los dos
sexos, pero a partir de la adolescencia va aumentando el porcentaje de mujeres en com-
paración al de hombres. Asimismo, la intensidad de estas fobias es más elevada en las
mujeres para entonces. Cuando la fobia aparece en edad muy temprana, generalmente
los familiares en primer grado presentan diferentes tipos de fobias de manera significativa
(Vilaltella, S/F).
1.2.6 Factores
Existen varias teorías que explican el génesis (adquisición) y mantenimiento de la agora-
fobia. De acuerdo a estas teorías, hay varios factores que contribuyen a la adquisición de
este tipo de desencadenante del miedo.
1.2.6.1 Genéticos
De acuerdo a las teorías genéticas, existe una preparación evolutiva. Las circunstancias
típicas de la agorafobia pueden estar asociadas con una mayor probabilidad de peligro
durante la evolución de los hombres primitivos y dicha condición ha sido heredada, por
medio de los genes.
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En este sentido, tenemos dos tipos de vulnerabilidad genética (Bados, 2009):
● Vulnerabilidad genética no específica: en donde se experimenta una mayor emo-
cionalidad o afecto negativo ante el estrés. Esto provoca que exista una mayor acti-
vación somática, falta de control emocional y una inestabilidad del sistema nervioso
autónomo.
1.2.6.2 Neurológicos
Así como en el trastorno de angustia, la agorafobia también ha tratado de ser explicada a
través de los factores neurológicos. El exceso de activación de determinadas zonas cere-
brales responsables del procesamiento de las emociones, tales como el sistema límbico
(con sus subestructuras, la amígdala, hipocampo y locus ceruleus), pueden generar los
ataques de pánico debido a una sobre liberación de noradrenalina. Ciertas investigacio-
nes han demostrado que muchos neurotransmisores no funcionan adecuadamente en
una persona con agorafobia y otros trastornos de ansiedad, por ejemplo la serotonina,
la noradrenalina, el CRH (corticotropina) y el GABA (ácido γ aminobutírico). Se conoce
que la serotonina sirve para modular la respuesta al miedo. Uno de los respaldos de esta
teoría es la eficacia de aquellos agentes que controlan dicho neurotransmisor, como los
ISRS (Inhibidor Selectivo de la Recaptación de Serotonina) en la agorafobia (Instituto de
Neurología Cognitiva, S/F).
Un primer modelo explica que una persona que haya padecido ataques de pánico (in-
dependientemente del trastorno) y que no haya recibido un tratamiento adecuado, tiene
mayores posibilidades de desarrollar agorafobia. Entonces, dichas estadísticas indican
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que hay una estrecha relación entre los ataques de pánico con la agorafobia, lo que sería
indicador de una predisposición biológica a las crisis.
Por otra parte, tenemos el modelo psicosocial, en donde se explica que la acumulación
de situaciones o eventos estresantes y perturbadores, pueden provocar un ataque de
pánico en personas con vulnerabilidad. El mismo modelo indica que los pacientes que
no tienen presente la etiología biológica de sus ataques, inducen que los eventos son
los responsables de los mismos. Por lo tanto, dichas personas tratan de evitar esas si-
tuaciones y comienzan a limitarse en su estilo de vida, provocando un deterioro en sus
interacciones sociales (Sarason y Sarason, S/F).
También está el modelo psicoanalítico, en donde se indica que la etiología de las fobias
en general descansa sobre un mecanismo defensivo, que involucra un desplazamiento
simbólico de un miedo primario que no puede ser tolerado, sobre otros objetos o situa-
ciones, provocado por algún trauma que ha quedado en el inconsciente. Por ejemplo,
se ha encontrado que las personas con agorafobia tienen rasgos de dependencia y se
aferran a alguien, por lo que en las historias clínicas de pacientes con dicho trastorno, en
su niñez padecieron de ansiedad por separación previo a la aparición de la agorafobia.
Finalmente, como ya se mencionó anteriormente, el modelo evolutivo nos explica que los
miedos son normales durante el desarrollo, además son inevitables debido a que son un
factor importante para la supervivencia de la persona (Vilaltella, S/F).
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