You are on page 1of 65

MANUAL DE

HORAS EUCARÍSTICAS
ÍNDICE
Conten ido

INTRODUCCIÓN.............................................................................................3
ESTRUCTURA DE LA HORA EUCARÍSTICA .......................................... 4
I. EXPOSICIÓN DEL SANTÍSIMO ........................................................... 5
II. ADORACIÓN ............................................................................................. 5
III. BENDICIÓN............................................................................................ 5
IV. RESERVA................................................................................................ 7
V. MODALIDADES PARA ADORACIÓN ................................................. 8
1. Liturgia de la Palabra de Dios ...............................................................8
2. Liturgia de las Horas ............................................................................ 15
3. Santo Rosario......................................................................................... 29
4. Oraciones y reflexiones para una Hora Eucarística ..........................35
VI. LETANÍAS O PRECES ANTES DE LA BENDICIÓN.................... 40
Preces para la hora eucarística ...................................................................40
A. Letanías del Sagrado Corazón ...............................................................40
B. Letanías de los santos ............................................................................ 43
C. Invocaciones a Jesucristo .......................................................................49
D. Letanías a Jesucristo, .............................................................................52
E. Letanías del Santísimo Sacramento .......................................................56
VII. CANTOS ECUCARÍSTICOS APROPIADOS ..................................59
Pange, lingua gloriosi................................................................................... 59
Altísimo Señor ..............................................................................................60
Bendito, bendito ...........................................................................................60
Cantad, cantad .............................................................................................61
Cantemos al amor de los amores ................................................................61
Corazón Santo, tú reinarás .........................................................................62
Oh buen Jesús............................................................................................... 62
Que viva mi Cristo ....................................................................................... 62
Tú reinarás ................................................................................................... 63
Mi padre es quien os da verdadero Pan del Cielo ....................................63
Quédate con nosotros ..................................................................................63
Hambre de Dios ............................................................................................64
Una espiga dorada .......................................................................................64
Yo soy el pan de vida ...................................................................................65

2
INTRODUCCIÓN

La finalidad de este manual es dar a conocer las partes de una Hora


Eucarística y algunos consejos para celebrarla.

«El culto que se da a la Eucaristía fuera de la Misa es de un valor


inestimable en la vida de la Iglesia. Dicho culto está estrechamente
unido a la celebración del sacrificio Eucarístico». Por lo tanto,
promuévase insistentemente la piedad hacia la santísima Eucaristía,
tanto privada como pública, también fuera de la Misa, para que sea
tributada por los fieles la adoración a Cristo, verdadera y realmente
presente, que es «pontífice de los bienes futuros» y Redentor del
universo.
Redemptionis Sacramentum, 134

Ordinariamente la Hora Eucarística u Hora Santa la preside un sacerdote o


diácono. En su defecto un ministro extraordinario de la comunión con
permiso del párroco o del sacerdote encargado puede exponer, presidir y
retirar el santísimo.

© COPY RIGHT
Todos los derechos reservados
Centro de Promoción Integral, A.C.
www.demisiones.com
2017

3
ESTRUCTURA DE LA HORA EUCARÍSTICA
La Hora Eucarística u Hora Santa tiene cuatro partes: exposición del
Santísimo, adoración, bendición y reserva del Santísimo.

1. Exposición del Santísimo: el sacerdote, diácono o ministro va al lugar


donde está reservada la Eucaristía, y la lleva con reverencia al altar,
donde estará la custodia. Si no hubiera custodia se puede dejar el copón
encima del altar.
2. Adoración: la finalidad de exponer el Santísimo es tener un tiempo de
adoración, en el que se medita y reflexiona. Durante este tiempo se
pueden tener intervenciones, preces, rezar el rosario, leer el evangelio
y comentarlo. Normalmente se termina esta parte de la Hora Eucarística
con unas letanías o preces, y con un canto Eucarístico antes de la
bendición:
3. Bendición: terminado el canto Eucarístico el sacerdote, o en su defecto
el diácono da la bendición Eucarística. En caso de no contar con un
sacerdote o diácono, es conveniente dejar un momento de silencio. Está
parte de la Hora Eucarística termina con el rezo de las preces de
desagravio.
4. Reserva del Santísimo: una vez terminadas las preces de desagravio el
ministro retira el Santísimo, ordinariamente se entona un canto
apropiado.

4
I. EXPOSICIÓN DEL SANTÍSIMO
El ministro trae el Santísimo Sacramento del lugar de la reserva y lo coloca en la
custodia que estará en el altar sobre un mantel blanco y un corporal del mismo color,
previamente extendido.
Mientras tanto el pueblo congregado entona el himno eucarístico Pange lingua, u
otro canto eucarístico.

II. ADORACIÓN
Se organiza la adoración conforme a la costumbre del lugar (Liturgia de la Palabra de
Dios, Liturgia de las Horas, Santo Rosario, etc.), de modo que los fieles permanezcan
recogidos en oración y aprovechando momentos de silencio.

III. BENDICIÓN
Al final de la adoración el ministro hace genuflexión, se arrodilla y se canta el himno
Tamtum ergo, o un canto apropiado. El ministro inciensa el Santísimo Sacramento.

Latín Español
Tantum ergo Sacraméntum, Adorad postrados este Sacramento.
Venerémur cérnui: Cesa el viejo rito;
Et antíquum documentum se establece el nuevo.
Novo cedat rítui; Dudan los sentidos
Præstet fides suppleméntum y el entendimiento:
Sénsuum deféctui. que la fe lo supla con asentimiento.

Genitori Genitóque, Himnos de alabanza,


Laus et iubilátio; bendición y obsequio;
Salus, honor, virtus quoque, por igual la gloria y el poder y el reino
Sit et benedíctio; al eterno Padre
Procedénti ab utróque con el Hijo eterno y el divino Espíritu,
Compar sit laudátio. Amen. que procede de ellos. Amén

Luego se pone de pie y dice:


Oremos.
Se hace una pausa de silencio; luego el ministro prosigue:
Señor nuestro, Jesucristo,
que en este Sacramento admirable
nos dejaste el memorial de tu Pasión,
concédenos venerar de tal modo
5
los sagrados misterios de tu Cuerpo y de tu Sangre,
que experimentemos contantemente en nosotros el fruto de tu
redención.
Tú que vives y reinas por los siglos de los siglos.
Todos:
Amén.

O bien:
A quienes creemos y confesamos
que en este sacramento está realmente presente Jesucristo,
quien para redimirnos nació de la Virgen María,
padeció muerte de cruz
y resucitó de entre los muertos,
concédenos, Dios nuestro,
obtener de Él nuestra salvación eterna.
Que vives y reinas por los siglos de los siglos.
Todos:
Amén.

Dicha la oración el sacerdote, o en su defecto el diácono, toma el paño de hombros


blanco, toma con él la custodia y traza con el Santísimo Sacramento el signo de la cruz
sobre los fieles, sin decir nada.
Luego se hace la siguiente aclamación:
Bendito sea Dios.
Bendito sea su santo Nombre.
Bendito sea Jesucristo, verdadero Dios y verdadero hombre.
Bendito sea el nombre de Jesús.
Bendito sea su sacratísimo Corazón.
Bendita sea su preciosísima Sangre.
Bendito sea Jesús en el santísimo Sacramento del altar.
Bendito sea el Espíritu Santo Paráclito.
Bendita sea la gran Madre de Dios, María Santísima.
Bendita sea su santa e inmaculada concepción.
Bendita sea su gloriosa Asunción.
Bendito sea el nombre de María Virgen y Madre.
Bendito sea san José su castísimo esposo.
Bendito sea Dios en sus ángeles y en sus santos. Amén.

6
O bien:
Cristo, Maestro y Salvador nuestro.
Cristo, Mesías enviado.
Cristo, Fuente de la divina sabiduría.
Cristo, Buena Noticia.
Cristo, Médico de los enfermos.
Cristo, Palabra de verdad.
Cristo, Luz de los pueblos.
Cristo, Pan bajado del cielo.
Cristo, Muerto y Resucitado por nosotros.
Cristo, Presencia permanente entro nosotros.
A ti, todo honor y toda gloria,
por los siglos de los siglos. Amén.

IV. RESERVA
Concluida la bendición, se reserva el Santísimo Sacramento, y el ministro se retira. El
pueblo puede cantar un canto apropiado.

7
V. MODALIDADES PARA ADORACIÓN
1. Liturgia de la Palabra de Dios
Después del canto de exposición un fiel se acerca a leer un texto del Evangelio, y a
continuación comparte una reflexión sobre el mismo. A continuación se ponen varios
textos que se pueden usar. También se puede leer el evangelio del día:

EVANGELIOS
1. Esto es mi cuerpo. Ésta es mi sangre
✠ Lectura del santo evangelio según san Marcos 14, 12-16. 22-26
El primer día de los Ázimos, cuando se sacrificaba el cordero pascual, le dijeron a Jesús
sus discípulos: «¿Dónde quieres que vayamos a prepararte la cena de Pascua?»
Él envió a dos discípulos, diciéndoles: «Id a la ciudad, encontraréis un hombre que
lleva un cántaro de agua; seguidlo y, en la casa en que entre, decidle al dueño: "El
Maestro pregunta: ¿Dónde está la habitación en que voy a comer la Pascua con mis
discípulos?"
Os enseñará una sala grande en el piso de arriba, arreglada con divanes. Preparadnos
allí la cena» Los discípulos se marcharon, llegaron a la ciudad, encontraron lo que les
había dicho y prepararon la cena de Pascua. Mientras comían, Jesús tomó un pan,
pronunció la bendición, lo partió y se lo dio, diciendo: «Tomad, esto es mi cuerpo».
Cogiendo una copa, pronunció la acción de gracias, se la dio, y todos bebieron. Y les
dijo: «Ésta es mi sangre, sangre de la alianza, derramada por todos. Os aseguro que no
volveré a beber del fruto de la vid hasta el día que beba el vino nuevo en el reino de
Dios». Después de cantar el salmo, salieron para el monte de los Olivos.
Palabra de Dios.

2. Comieron todos y se saciaron


✠ Lectura del santo evangelio según san Lucas 9, 11b-17
En aquel tiempo, Jesús se puso a hablar al gentío del reino de Dios y curó a los que lo
necesitaban.
Caía la tarde, y los Doce se le acercaron a decirle: «Despide a la gente; que vayan a las
aldeas y cortijos de alrededor a buscar alojamiento y comida, porque aquí estamos en
descampado».
Él les contestó: «Dadles vosotros de comer». Ellos replicaron: "No tenemos más que
cinco panes y dos peces; a no ser que vayamos a comprar de comer para todo este
gentío».
Porque eran unos cinco mil hombres. Jesús dijo a sus discípulos: «Decidles que se

8
echen en grupos de unos cincuenta». Lo hicieron así, y todos se echaron.
Él, tomando los cinco panes y los dos peces , alzó la mirada al cielo, pronunció la
bendición sobre ellos, los partió y se los dio a los discípulos para que se los sirvieran a
la gente. Comieron todos y se saciaron, y cogieron las sobras: doce cestos.
Palabra del Señor.

3. Lo reconocieron al partir el pan


✠ Lectura del santo evangelio según san Lucas 24, 13-35
Dos discípulos de Jesús iban andando aquel mismo día, el primero de la semana, a una
aldea llamada Emaús, distante unas dos leguas de Jerusalén; iban comentando todo lo
que había sucedido. Mientras conversaban y discutían, Jesús en persona se acercó y se
puso a caminar con ellos. Pero sus ojos no eran capaces de reconocerlo.
Él les dijo:
«¿Qué conversación es esa que traéis mientras vais de camino?» Ellos se detuvieron
preocupados. Y uno de ellos, que se llamaba Cleofás, le replicó:
«¿Eres tú el único forastero en Jerusalén, que no sabes lo que ha pasado allí estos días?»
Él les preguntó: «¿Qué?» Ellos le contestaron:
«Lo de Jesús, el Nazareno, que fue un profeta poderoso en obras y palabras, ante Dios
y ante todo el pueblo; cómo lo entregaron los sumos sacerdotes y nuestros jefes para
que lo condenaran a muerte, y lo crucificaron. Nosotros esperábamos que él fuera el
futuro liberador de Israel. Y ya ves: hace dos días que sucedió esto. Es verdad que
algunas mujeres de nuestro grupo nos han sobresaltado: pues fueron muy de mañana al
sepulcro, no encontraron su cuerpo, e incluso vinieron diciendo que habían visto una
aparición de ángeles, que les habían dicho que estaba vivo. Algunos de los nuestros
fueron también al sepulcro y lo encontraron como habían dicho las mujeres; pero a él
no lo vieron».
Entonces Jesús les dijo: «¡Qué necios y torpes sois para creer lo que anunciaron los
profetas! ¿No era necesario que el Mesías padeciera esto para entrar en su gloria?»
Y, comenzando por Moisés y siguiendo por los profetas, les explicó lo que se refería a
él en toda la Escritura.
Ya cerca de la aldea donde iban, él hizo ademán de seguir adelante; pero ellos le
apremiaron, diciendo:
«Quédate con nosotros, porque atardece y el día va de caída». Y entró para quedarse
con ellos. Sentado a la mesa con ellos, tomó el pan, pronunció la bendición, lo partió y
se lo dio. A ellos se les abrieron los ojos y lo reconocieron. Pero él desapareció.

9
Ellos comentaron: «¿No ardía nuestro corazón mientras nos hablaba por el camino y
nos explicaba las Escrituras?» Y, levantándose al momento, se volvieron a Jerusalén,
donde encontraron reunidos a los Once con sus compañeros, que estaban diciendo:
«Era verdad, ha resucitado el Señor y se ha aparecido a Simón»
Y ellos contaron lo que les había pasado por el camino y cómo lo habían reconocido al
partir el pan.
Palabra del Señor.

O bien más breve:


✠ Lectura del santo evangelio según san Lucas 24, 13-16.28-35
Dos discípulos de Jesús iban andando aquel mismo día, el primero de la semana, a una
aldea llamada Emaús, distante unas dos leguas de Jerusalén; iban comentando todo lo
que había sucedido. Mientras conversaban y discutían, Jesús en persona se acercó y se
puso a caminar con ellos. Pero sus ojos no eran capaces de reconocerlo.
Ya cerca de la aldea donde iban, él hizo ademán de seguir adelante; pero ellos le
apremiaron, diciendo:
«Quédate con nosotros, porque atardece y el día va de caída». Y entró para quedarse
con ellos. Sentado a la mesa con ellos, tomó el pan, pronunció la bendición, lo partió y
se lo dio. A ellos se les abrieron los ojos y lo reconocieron. Pero él desapareció.
Ellos comentaron: «¿No ardía nuestro corazón mientras nos hablaba por el camino y
nos explicaba las Escrituras?» Y levantándose al momento, se volvieron a Jerusalén,
donde encontraron reunidos a los Once con sus compañeros, que estaban diciendo:
«Era verdad, ha resucitado el Señor y se ha aparecido a Simón». Y ellos contaron lo
que les había pasado por el camino y cómo lo habían reconocido al partir el pan.
Palabra del Señor.

4. Repartió a los que estaban sentados todo lo que quisieron


✠ Lectura del santo evangelio según san Juan 6, 1-15
En aquel tiempo, Jesús se marchó a la otra parte del lago de Galilea (o de Tiberíades).
Lo seguía mucha gente, porque habían visto los signos que hacía con los enfermos.
Subió Jesús entonces a la montaña y se sentó allí con sus discípulos.
Estaba cerca la Pascua, la fiesta de los judíos. Jesús entonces levantó los ojos, y al ver
que acudía mucha gente, dice a Felipe: «¿Con qué compraremos panes para que coman
éstos?»
Lo decía para tantearlo, pues bien sabía él lo que iba a hacer.

10
Felipe le contestó: «Doscientos denarios de pan no bastan para que a cada uno le toque
un pedazo». Uno de sus discípulos, Andrés, el hermano de Simón Pedro, le dice: «Aquí
hay un muchacho que tiene cinco panes de cebada y un par de peces; pero, ¿qué es eso
para tantos?»
Jesús dijo: «Decid a la gente que se siente en el suelo». Había mucha hierba en aquel
sitio. Se sentaron; sólo los hombres eran unos cinco mil. Jesús tomó los panes, dijo la
acción de gracias y los repartió a los que estaban sentados, y lo mismo todo lo que
quisieron del pescado.
Cuando se saciaron, dice a sus discípulos: «Recoged los pedazos que han sobrado; que
nada se desperdicie». Los recogieron y llenaron doce canastas con los pedazos de los
cinco panes de cebada, que sobraron a los que habían comido.
La gente entonces, al ver el signo que había hecho, decía: «Éste sí que es el Profeta que
tenía que venir al mundo». Jesús entonces, sabiendo que iban a llevárselo para
proclamarlo rey, se retiró otra vez a la montaña él solo.
Palabra del Señor.

5. El que viene a mí no pasará hambre, y el que cree en mí nunca pasará sed


✠ Lectura del santo evangelio según san Juan 6, 24-35
En aquel tiempo, cuando la gente vio que ni Jesús ni sus discípulos estaban allí, se
embarcaron y fueron a Cafarnaún en busca de Jesús. Al encontrarlo en la otra orilla del
lago, le preguntaron: «Maestro, ¿cuándo has venido aquí?» Jesús les contestó: «Os
aseguro, me buscáis, no porque habéis visto signos, sino porque comisteis pan hasta
saciaros.
Trabajad, no por el alimento que perece, sino por el alimento que perdura para la vida
eterna, el que os dará el Hijo del hombre; pues a éste lo ha sellado el Padre, Dios».
Ellos le preguntaron: «Y, ¿qué obras tenemos que hacer para trabajar en lo que Dios
quiere?»
Respondió Jesús: «La obra que Dios quiere es ésta: que creáis en el que él ha enviado».
Le replicaron: «¿Y qué signo vemos que haces tú, para que creamos en ti? ¿Cuál es tu
obra? Nuestros padres comieron el maná en el desierto, como está escrito: "Les dio a
comer pan del cielo"». Jesús les replicó: «Os aseguro que no fue Moisés quien os dio
pan del cielo, sino que es mi Padre el que os da el verdadero pan del cielo. Porque el
pan de Dios es el que baja del cielo y da vida al mundo». Entonces le dijeron: «Señor,
danos siempre de este pan». Jesús les contestó: «Yo soy el pan de vida. El que viene a
mí no pasará hambre, y el que cree en mí nunca pasará sed».
Palabra del Señor.

11
6. Yo soy el pan vivo que ha bajado del cielo
✠ Lectura del santo evangelio según san Juan 6, 41-51
En aquel tiempo, los judíos criticaban a Jesús porque había dicho: "Yo soy el pan
bajado del cielo", y decían: «¿No es éste Jesús, el hijo de José? ¿No conocemos a su
padre y a su madre? ¿Cómo dice ahora que ha bajado del cielo?» Jesús tomó la palabra
y les dijo: «No critiquéis. Nadie puede venir a mí, si no lo atrae el Padre que me ha
enviado.
Y yo lo resucitaré el último día. Está escrito en los profetas: "Serán todos discípulos de
Dios". Todo el que escucha lo que dice el Padre y aprende viene a mí.
No es que nadie haya visto al Padre, a no ser el que procede de Dios: ése ha visto al
Padre.
Os lo aseguro: el que cree tiene vida eterna. Yo soy el pan de la vida. Vuestros padres
comieron en el desierto el maná y murieron: éste es el pan que baja del cielo, para que
el hombre coma de él y no muera. Yo soy el pan vivo que ha bajado del cielo; el que
coma de este pan vivirá para siempre. Y el pan que yo daré es mi carne para la vida del
mundo».
Palabra del Señor.

7. Mi carne es verdadera comida, y mi sangre es verdadera bebida


✠ Lectura del santo evangelio según san Juan 6, 51-58
En aquel tiempo, dijo Jesús a los judíos: «Yo soy el pan vivo que ha bajado del cielo;
el que coma de este pan vivirá para siempre. Y el pan que yo daré es mi carne para la
vida del mundo». Disputaban los judíos entre sí: «¿Cómo puede éste darnos a comer
su carne?»
Entonces Jesús les dijo: «Os aseguro que, si no coméis la carne del Hijo del hombre y
no bebéis la sangre, no tenéis vida en vosotros. El que come mi carne y bebe mi sangre
tiene vida eterna, y yo lo resucitaré en el último día.
Mi carne es verdadera comida, y mi sangre es verdadera bebida. El que come mi carne
y bebe mi sangre habita en mí y yo en él. El Padre que vive me ha enviado, y yo vivo
por el Padre; del mismo modo, el que me come vivirá por mí.
Éste es el pan que ha bajado del cielo: no como el de vuestros padres, que lo comieron
y murieron; el que come este pan vivirá para siempre».
Palabra del Señor.

12
8. Le traspasó el costado, y al punto salió sangre y agua
✠ Lectura del santo evangelio según san Juan 19, 31-37
En aquel tiempo, los judíos, como era el día de la Preparación, para que no se quedaran
los cuerpos en la cruz el sábado, porque aquel sábado era un día solemne, pidieron a
Pilato que les quebraran las piernas y que los quitaran. Fueron los soldados, le
quebraron las piernas al primero y luego al otro que habían crucificado con él; pero al
llegar a Jesús, viendo que ya había muerto, no le quebraron las piernas, sino que uno
de los soldados, con la lanza, le traspasó el costado, y al punto salió sangre y agua.
El que lo vio da testimonio, y su testimonio es verdadero, y él sabe que dice verdad,
para que también vosotros creáis. Esto ocurrió para que se cumpliera la Escritura: «No
le quebrarán un hueso»; y en otro lugar la Escritura dice: «Mirarán al que atravesaron».
Palabra del Señor.

9. Jesús toma el pan y se lo da


✠ Lectura del santo evangelio según san Juan 21, l-14
En aquel tiempo, Jesús se apareció otra vez a los discípulos junto al lago de Tiberíades.
Y se apareció de esta manera: Estaban juntos Simón Pedro, Tomás apodado el Mellizo,
Natanael el de Caná de Galilea, los Zebedeos y otros dos discípulos suyos.
Simón Pedro les dice: «Me voy a pescar». Ellos contestan: «Vamos también nosotros
contigo».
Salieron y se embarcaron; y aquella noche no cogieron nada. Estaba ya amaneciendo,
cuando Jesús se presentó en la orilla; pero los discípulos no sabían que era Jesús.
Jesús les dice: «Muchachos, ¿tenéis pescado?» Ellos contestaron: «No». Él les dice:
«Echad la red a la derecha de la barca y encontraréis».
La echaron, y no tenían fuerzas para sacarla, por la multitud de peces. Y aquel discípulo
que Jesús tanto quería le dice a Pedro: «Es el Señor».
Al oír que era el Señor, Simón Pedro, que estaba desnudo, se ató túnica y se echó al
agua. Los demás discípulos se acercaron en la barca, porque no distaban de tierra más
que unos cien metros, remolcando la red con los peces.
Al saltar a tierra, ven unas brasas con un pescado puesto encima y pan. Jesús les dice:
«Traed de los peces que acabáis de coger». Simón Pedro subió a la barca y arrastró
hasta la orilla la red repleta de peces grandes: ciento cincuenta y tres. Y aunque eran
tantos, no se rompió la red. Jesús les dice: «Vamos, almorzad». Ninguno de los
discípulos se atrevía a preguntarle quién era, porque sabían bien que era el Señor.
Jesús se acerca, toma el pan y se lo da, y lo mismo el pescado.

13
Esta fue la tercera vez que Jesús se apareció a los discípulos, después de resucitar de
entre los muertos.
Palabra del Señor.

Es importante dejar un momento de reflexión. Después de esto se puede seguir con


unas oraciones.

14
2. Liturgia de las Horas
A continuación se ofrece el Oficio de Lecturas y las Vísperas de la Solemnidad del
Cuerpo y la Sangre de Cristo. Para esta modalidad de la Hora Eucarística se puede
tomar cualquier hora del Oficio Divino, según la época del año:

OFICIO DE LECTURA

INVITATORIO
V. Dios mío, ven en mi auxilio
R. Señor, date prisa en socorrerme. Gloria al Padre, y al Hijo, y al
Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos.
Amén. Aleluya.

Himno: AQUELLA NOCHE SANTA

Aquella noche santa, todo en ti, tierra y cielo.


te nos quedaste nuestro, Te quedaste conciso,
con angustia tu vida, te escondiste concreto,
sin heridas tu cuerpo. nada para el sentido,
todo para el misterio.
Te nos quedaste vivo,
porque ibas a ser muerto; Aquella noche santa,
porque iban a romperte, te nos quedaste nuestro.
te nos quedaste entero.
Gota a gota tu sangre, Vino de sed herida,
grano a grano tu cuerpo: trigo de pan hambriento,
un lagar y un molino toda tu hambre cercana,
en dos trozos de leño. tú, blancura de fuego.
En este frío del hombre
Aquella noche santa, y en su labio reseco,
te nos quedaste nuestro. aquella noche santa,
te nos quedaste nuestro.
Te nos quedaste todo:
amor y sacramento, Te adoro, Cristo oculto,
ternura prodigiosa, te adoro, trigo tierno. Amén.

15
SALMODIA
Ant 1. Decid a los invitados: «Tengo ya preparado el banquete, venid a
las bodas.» Aleluya.

Salmo 22 - EL BUEN PASTOR

El Señor es mi Pastor, nada me falta: me unges la cabeza con perfume,


en verdes praderas me hace recostar; y mi copa rebosa.

me conduce hacia fuentes tranquilas Tu bondad y tu misericordia me


y repara mis fuerzas; acompañan
me guía por el sendero justo, todos los días de mi vida,
por el honor de su nombre. y habitaré en la casa del Señor
por años sin término.
Aunque camine por cañadas oscuras,
nada temo, porque tú vas conmigo: Gloria al Padre, y al Hijo, y al
tu vara y tu cayado me sosiegan. Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y
Preparas una mesa ante mí siempre, por los siglos de los siglos.
enfrente de mis enemigos; Amén.

Ant. Decid a los invitados: «Tengo ya preparado el banquete, venid a las


bodas.» Aleluya.

Ant 2. El que tenga sed que venga a mí y que beba en la fuente eterna.

Salmo 41 - DESEO DEL SEÑOR Y ANSIAS DE CONTEMPLAR EL


TEMPLO

Como busca la cierva del Dios vivo:


corrientes de agua, ¿cuándo entraré a ver
así mi alma te busca el rostro de Dios?
a ti, Dios mío;
Las lágrimas son mi pan
tiene sed de Dios, noche y día,

16
mientras todo el día me repiten: De día el Señor
«¿Dónde está tu Dios?» me hará misericordia,
de noche cantaré la alabanza
Recuerdo otros tiempos, del Dios de mi vida.
y mi alma desfallece de tristeza:
cómo marchaba a la cabeza del Diré a Dios: Roca mía,
grupo, ¿por qué me olvidas?
hacia la casa de Dios, ¿Por qué voy andando sombrío,
entre cantos de júbilo y alabanza, hostigado por mi enemigo?
en el bullicio de la fiesta.
Se me rompen los huesos
¿Por qué te acongojas, alma mía, por las burlas del adversario;
por qué te me turbas? todo el día me preguntan:
Espera en Dios, que volverás a «¿Dónde está tu Dios?»
alabarlo:
«Salud de mi rostro, Dios mío.» ¿Por qué te acongojas, alma mía,
por qué te me turbas?
Cuando mi alma se acongoja, Espera en Dios, que volverás a
te recuerdo, alabarlo:
desde el Jordán y el Hermón «Salud de mi rostro, Dios mío.»
y el Monte Menor.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al
Una sima grita a otra sima Espíritu Santo.
con voz de cascadas: Como era en el principio, ahora y
tus torrentes y tus olas siempre, por los siglos de los siglos.
me han arrollado. Amén.

Ant. El que tenga sed que venga a mí y que beba en la fuente eterna.

17
Ant 3. El Señor nos alimentó con flor de harina, nos sació con miel
silvestre.

Salmo 80 - SOLEMNE RENOVACIÓN DE LA ALIANZA

Aclamad a Dios, nuestra fuerza; yo soy el Señor Dios tuyo,


dad vítores al Dios de Jacob: que te saqué del país de Egipto;
abre tu boca y yo la saciaré.
acompañad, tocad los panderos,
las cítaras templadas y las arpas; Pero mi pueblo no escuchó mi voz,
tocad la trompeta por la luna nueva, Israel no quiso obedecer:
por la luna llena, que es nuestra los entregué a su corazón obstinado,
fiesta; para que anduviesen según sus
antojos.
porque es una ley de Israel,
un precepto del Dios de Jacob, ¡Ojalá me escuchase mi pueblo
una norma establecida para José y caminase Israel por mi camino!:
al salir de Egipto. en un momento humillaría a sus
enemigos
Oigo un lenguaje desconocido: y volvería mi mano contra sus
«Retiré sus hombros de la carga, adversarios;
y sus manos dejaron la espuerta.
los que aborrecen al Señor te
Clamaste en la aflicción, y te libré, adularían,
te respondí oculto entre los truenos, y su suerte quedaría fijada;
te puse a prueba junto a la fuente de te alimentaría con flor de harina,
Meribá. te saciaría con miel silvestre.»

Escucha, pueblo mío, doy testimonio Gloria al Padre, y al Hijo, y al


contra ti; Espíritu Santo.
¡ojalá me escuchases, Israel! Como era en el principio, ahora y
siempre, por los siglos de los siglos.
No tendrás un dios extraño, Amén.
no adorarás un dios extranjero;

Ant. El Señor nos alimentó con flor de harina, nos sació con miel
silvestre.

18
V. La Sabiduría se ha construido su casa. Aleluya.
R. Ha mezclado el vino y puesto la mesa. Aleluya.

PRIMERA LECTURA
Del libro del Éxodo 24, 1-11
VIERON AL SEÑOR Y COMIERON Y BEBIERON EN SU PRESENCIA

En aquellos días, dijo Dios a Moisés:


«Sube hacia mí con Aarón, Nadab, Abihú y los setenta ancianos de
Israel, y prosternaos a distancia. Después se acercará Moisés solo, ellos
no se acercarán; tampoco el pueblo subirá con ellos.»
Moisés bajó y contó al pueblo todo lo que le había dicho el Señor, todos
sus mandatos, y el pueblo contestó a una:
«Haremos todo lo que dice el Señor.»
Entonces Moisés puso por escrito todas las palabras del Señor. Se levantó
temprano y edificó un altar en la falda del monte, y doce estelas por las
doce tribus de Israel. Mandó luego a algunos jóvenes israelitas que
ofreciesen holocaustos e inmolasen vacas como sacrificio de comunión
para el Señor. Después tomó la mitad de la sangre y la echó en
recipientes, y con la otra roció el altar. Tomó en seguida el documento
del pacto y se lo leyó en voz alta al pueblo, el cual respondió:
«Haremos todo lo que manda el Señor y obedeceremos.»
Moisés tomó el resto de la sangre y roció con ella al pueblo, diciendo:
«Ésta es la sangre de la alianza que el Señor hace con vosotros, de
acuerdo con todas estas palabras.»
Subieron Moisés, Aarón, Nadab, Abihú y los setenta ancianos de Israel, y
vieron al Dios de Israel. Bajo sus pies había como un pavimento de
zafiro, tan puro como el mismo cielo cuando está sereno. Dios no
extendió la mano contra los notables de Israel, los cuales pudieron
contemplar a Dios y después comieron y bebieron.

RESPONSORIO Jn 6, 48. 49. 50. 51. 52


V. Yo soy el pan de vida; vuestros padres comieron el maná en el
desierto y murieron;
R. éste es el pan que baja del cielo para que quien lo coma no muera.
V. Yo soy el pan vivo bajado del cielo; todo el que coma de este pan
vivirá eternamente.
R. Éste es el pan que baja del cielo para que quien lo coma no muera.
19
SEGUNDA LECTURA
De las Obras de santo Tomás de Aquino, presbítero
(Opúsculo 57, En la fiesta del Cuerpo de Cristo, lect. 1-4)
¡OH BANQUETE PRECIOSO Y ADMIRABLE!

El Hijo único de Dios, queriendo hacernos partícipes de su divinidad,


tomó nuestra naturaleza, a fin de que, hecho hombre, divinizase a los
hombres.
Además, entregó por nuestra salvación todo cuanto tomó de nosotros.
Porque, por nuestra reconciliación, ofreció, sobre el altar de la cruz, su
cuerpo como víctima a Dios, su Padre, y derramó su sangre como precio
de nuestra libertad y como baño sagrado que nos lava, para que fuésemos
liberados de una miserable esclavitud y purificados de todos nuestros
pecados.
Pero, a fin de que guardásemos por siempre jamás en nosotros la
memoria de tan gran beneficio, dejó a los fieles, bajo la apariencia de pan
y de vino, su cuerpo, para que fuese nuestro alimento, y su sangre, para
que fuese nuestra bebida.
¡Oh banquete precioso y admirable, banquete saludable y lleno de toda
suavidad! ¿Qué puede haber, en efecto, de más precioso que este
banquete en el cual no se nos ofrece, para comer, la carne de becerros o
de machos cabríos, como se hacía antiguamente, bajo la ley, sino al
mismo Cristo, verdadero Dios?
No hay ningún sacramento más saludable que éste, pues por él se borran
los pecados, se aumentan las virtudes y se nutre el alma con la
abundancia de todos los dones espirituales.
Se ofrece, en la Iglesia, por los vivos y por los difuntos, para que a todos
aproveche, ya que ha sido establecido para la salvación de todos.
Finalmente, nadie es capaz de expresar la suavidad de este sacramento,
en el cual gustamos la suavidad espiritual en su misma fuente y
celebramos la memoria del inmenso y sublime amor que Cristo mostró en
su pasión.
Por eso, para que la inmensidad de este amor se imprimiese más
profundamente en el corazón de los fieles, en la última cena, cuando
después de celebrar la Pascua con sus discípulos iba a pasar de este
mundo al Padre, Cristo instituyó este sacramento como el memorial
perenne de su pasión, como el cumplimiento de las antiguas figuras y la
20
más maravillosa de sus obras; y lo dejó a los suyos como singular
consuelo en las tristezas de su ausencia.

RESPONSORIO
V. Reconoced en el pan al mismo que pendió en la cruz; reconoced en el
cáliz la sangre que brotó de su costado. Tomad, pues, y comed el cuerpo
de Cristo; tomad y bebed su sangre.
R. Sois ya miembros de Cristo.
V. Comed el vínculo que os mantiene unidos, no sea que os disgreguéis;
bebed el precio de vuestra redención, no sea que os depreciéis.
R. Sois ya miembros de Cristo.

Himno: SEÑOR, DIOS ETERNO

Señor, Dios eterno, alegres te cantamos,


a ti nuestra alabanza,
a ti, Padre del cielo, te aclama la creación.

Postrados ante ti, los ángeles te adoran


y cantan sin cesar:

Santo, santo, santo es el Señor,


Dios del universo;
llenos están el cielo y la tierra de tu gloria.

A ti, Señor, te alaba el coro celestial de los apóstoles,


la multitud de los profetas te enaltece,
y el ejército glorioso de los mártires te aclama.

A ti la Iglesia santa,
por todos los confines extendida,
con júbilo te adora y canta tu grandeza:

Padre, infinitamente santo,


Hijo eterno, unigénito de Dios,
santo Espíritu de amor y de consuelo.

21
Oh Cristo, tú eres el Rey de la gloria,
tú el Hijo y Palabra del Padre,
tú el Rey de toda la creación.

Tú, para salvar al hombre,


tomaste la condición de esclavo
en el seno de una virgen.

Tú destruiste la muerte
y abriste a los creyentes las puertas de la gloria.

Tú vives ahora,
inmortal y glorioso, en el reino del Padre.

Tú vendrás algún día,


como juez universal.

Muéstrate, pues, amigo y defensor


de los hombres que salvaste.

Y recíbelos por siempre allá en tu reino,


con tus santos y elegidos.

ORACIÓN.
OREMOS,
Señor nuestro Jesucristo, que en este sacramento admirable nos dejaste el
memorial de tu pasión, concédenos venerar de tal modo los sagrados
misterios de tu cuerpo y de tu sangre, que experimentemos
constantemente en nosotros el fruto de tu redención. Tú que vives y
reinas con el Padre en la unidad del Espíritu Santo y eres Dios, por los
siglos de los siglos. Amén

CONCLUSIÓN
V. Bendigamos al Señor.
R. Demos gracias a Dios.

22
O bien:

VÍSPERAS (Oración de la tarde)

INVOCACIÓN INICIAL
V. Dios mío, ven en mi auxilio
R. Señor, date prisa en socorrerme. Gloria al Padre, y al Hijo, y al
Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos.
Amén. Aleluya.

Himno: PUBLICA, LENGUA Y CANTA

Publica, lengua, y canta Palabra, con palabra, sin mudarse,


el misterio del cuerpo glorioso lo que era pan agora
y de la sangre santa en carne hace tornarse
que dio por mi reposo y el vino en propia sangre
el fruto de aquel vientre generoso. trastornarse.

A todos nos fue dado, Y puesto que el grosero


de la Virgen purísima María sentido se acobarda y desfallece,
por todos engendrado; el corazón insano
y mientras acá vivía por eso no enflaquece,
su celestial doctrina esparcía. porque la fe le anima y favorece.

De allí en nueva manera Honremos pues, echados


dio fin maravilloso a su jornada por tierra, tan divino sacramento,
la noche ya postrera, y queden desechados,
la noche deseada, pues vino el cumplimiento,
estando ya la cena aparejada. los ritos del antiguo Testamento.

Convida a sus hermanos, Y si el sentido queda


y, cumplida la sombra y ley primero, pasmado de tan alta y nueva cosa,
con sus sagradas manos lo que él no puede pueda,
por el legal cordero ose lo que él no osa,
les da a comer su cuerpo verdadero. la fe determinada y animosa.

Aquella criadora ¡Gloria al Omnipotente,


23
y al gran Engendrador y al de entrambos inspirado
Engendrado, igual loor, igual honor sea dado!
y al inefablemente Amén.

SALMODIA
Ant 1. Cristo, el Señor, sacerdote eterno según el rito de Melquisedec,
ofreció pan y vino.

Salmo 109, 1-5. 7 - EL MESÍAS, REY Y SACERDOTE.

Oráculo del Señor a mi Señor: arrepiente:


«Siéntate a mi derecha, «Tú eres sacerdote eterno
y haré de tus enemigos según el rito de Melquisedec.»
estrado de tus pies.»
El Señor a tu derecha, el día de su
Desde Sión extenderá el Señor ira,
el poder de tu cetro: quebrantará a los reyes.
somete en la batalla a tus enemigos.
En su camino beberá del torrente,
«Eres príncipe desde el día de tu por eso levantará la cabeza.
nacimiento,
entre esplendores sagrados; Gloria al Padre, y al Hijo, y al
yo mismo te engendré, como rocío, Espíritu Santo.
antes de la aurora.» Como era en el principio, ahora y
siempre, por los siglos de los siglos.
El Señor lo ha jurado y no se Amén.

Ant. Cristo, el Señor, sacerdote eterno según el rito de Melquisedec,


ofreció pan y vino.

Ant 2. Alzaré la copa de la salvación y te ofreceré un sacrificio de


alabanza.

Salmo 115 - ACCIÓN DE GRACIAS EN EL TEMPLO.

Tenía fe, aun cuando dije: Yo decía en mi apuro:


«¡Qué desgraciado soy!» «Los hombres son unos
24
mentirosos.»
Te ofreceré un sacrificio de
¿Cómo pagaré al Señor alabanza,
todo el bien que me ha hecho? invocando tu nombre, Señor.
Alzaré la copa de la salvación, Cumpliré al Señor mis votos
invocando su nombre. en presencia de todo el pueblo,
Cumpliré al Señor mis votos en el atrio de la casa del Señor,
en presencia de todo el pueblo. en medio de ti, Jerusalén.

Vale mucho a los ojos del Señor Gloria al Padre, y al Hijo, y al


la vida de sus fieles. Espíritu Santo.
Señor, yo soy tu siervo, Como era en el principio, ahora y
siervo tuyo, hijo de tu esclava: siempre, por los siglos de los siglos.
rompiste mis cadenas. Amén.

Ant. Alzaré la copa de la salvación y te ofreceré un sacrificio de


alabanza.

Ant 3. Señor, tú eres el camino, tú eres la verdad, tú eres la vida del


mundo.
Cántico: LAS BODAS DEL CORDERO - Cf. Ap 19,1-2, 5-7
El cántico siguiente se dice con todos los Aleluya intercalados cuando el oficio es
cantado. Cuando el Oficio se dice sin canto es suficiente decir el Aleluya sólo al
principio y al final de cada estrofa.

Aleluya. grandes.
La salvación y la gloria y el poder son R. Aleluya, (aleluya).
de nuestro Dios
(R. Aleluya) Aleluya.
porque sus juicios son verdaderos y Porque reina el Señor, nuestro Dios,
justos. dueño de todo.
R. Aleluya, (aleluya). (R. Aleluya)
Alegrémonos y gocemos y démosle
Aleluya. gracias.
Alabad al Señor sus siervos todos. R. Aleluya, (aleluya).
(R. Aleluya)
Los que le teméis, pequeños y Aleluya.
25
Llegó la boda del cordero. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu
(R. Aleluya) Santo.
Su esposa se ha embellecido. Como era en el principio, ahora y
R. Aleluya, (aleluya). siempre, por los siglos de los siglos.
Amén.

Ant. Señor, tú eres el camino, tú eres la verdad, tú eres la vida del


mundo.

LECTURA BREVE 1Co 11, 23-25


Yo recibí del Señor lo que, a mi vez, os he trasmitido: que Jesús, el
Señor, en la noche en que iba a ser entregado, tomó pan y, después de
pronunciar la Acción de Gracias, lo partió y dijo: «Este es mi cuerpo, que
se da por vosotros. Haced esto en memoria mía.» Lo mismo hizo con la
copa después de la cena, diciendo: «Esta copa es la nueva alianza que se
sella con mi sangre. Cada vez que la bebáis hacedlo en memoria mía.»

RESPONSORIO BREVE
V. Les ha dado pan del cielo. Aleluya, aleluya.
R. Les ha dado pan del cielo. Aleluya, aleluya.
V. El hombre ha comido pan de ángeles.
R. Aleluya, aleluya.
V. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
R. Les ha dado pan del cielo. Aleluya, aleluya.

CÁNTICO EVANGÉLICO
Ant. ¡Oh sagrado banquete en que Cristo se da como alimento! En él se
renueva la memoria de su pasión, el alma se llena de gracia y se nos da
una prenda de la futura gloria. Aleluya.

Cántico de María. ALEGRÍA DEL ALMA EN EL SEÑOR Lc 1, 46-55


Proclama mi alma la grandeza del Señor,
se alegra mi espíritu en Dios, mi salvador;
porque ha mirado la humillación de su esclava.

Desde ahora me felicitarán todas las generaciones,


porque el Poderoso ha hecho obras grandes por mí:
su nombre es santo,

26
y su misericordia llega a sus fieles
de generación en generación.

El hace proezas con su brazo:


dispersa a los soberbios de corazón,
derriba del trono a los poderosos
y enaltece a los humildes,
a los hambrientos los colma de bienes
y a los ricos los despide vacíos.

Auxilia a Israel, su siervo,


acordándose de su misericordia
-como lo había prometido a nuestros padres-
en favor de Abraham y su descendencia por siempre.

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.


Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos.
Amén.

Ant. ¡Oh sagrado banquete en que Cristo se da como alimento! En él se


renueva la memoria de su pasión, el alma se llena de gracia y se nos da
una prenda de la futura gloria. Aleluya.

PRECES
V. Acudamos a Cristo, que invita a todos a su cena y en ella entrega su
cuerpo y su sangre para la vida del mundo; digámosle:

R. Cristo, pan bajado del cielo, danos la vida eterna.

V. Cristo, Hijo de Dios vivo, que nos mandaste celebrar la eucaristía


como memorial tuyo,
R. enriquece a tu Iglesia con la celebración de tus misterios.

V. Cristo, Señor nuestro, sacerdote único del Dios altísimo, que has
querido que tus ministros te representaran en la cena eucarística,
R. haz que los que presiden nuestras asambleas imiten en su manera de
vivir lo que celebran en el sacramento.

27
V. Cristo, maná bajado del cielo, que haces un solo cuerpo de cuantos
participan de un mismo pan,
R. aumenta la unidad y la concordia entre los que creen en ti.

V. Cristo Jesús, médico enviado por el Padre, que por el pan de la


eucaristía nos das el remedio de la inmortalidad y el germen de la
resurrección,
R. da salud a los enfermos y esperanza a los pecadores.

Se pueden añadir algunas intenciones libres

V. Cristo Señor, rey al que esperamos, tu que nos mandaste celebrar la


eucaristía para anunciar tu muerte y pedir tu retorno,
R. haz participar en tu resurrección a los que han muerto estando en tu
amor.

V. Pidamos al Padre, como Cristo nos enseñó, nuestro pan de cada día:
Todos: Padre nuestro...

ORACION
Señor nuestro Jesucristo, que en este sacramento admirable nos dejaste el
memorial de tu pasión, concédenos venerar de tal modo los sagrados
misterios de tu cuerpo y de tu sangre, que experimentemos
constantemente en nosotros el fruto de tu redención. Tú que vives y
reinas con el Padre en la unidad del Espíritu Santo y eres Dios, por los
siglos de los siglos.
R. Amén

CONCLUSIÓN
V. El Señor nos bendiga, nos guarde de todo mal y nos lleve a la vida
eterna.
R. Amén.

28
3. Santo Rosario

El que preside inicia: En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo.
Todos: Amén.

ORACIÓN INICIAL
El que preside: Señor mío, Jesucristo,
Todos: Dios y hombre verdadero,
Creador y Redentor mío,
por ser tú quién eres,
y porque te amo sobre todas las cosas,
me pesa de todo corazón haberte ofendido.
Quiero y propongo firmemente
confesarme a su tiempo.
Ofrezco mi vida, obras y trabajos
en satisfacción de mis pecados.
Y confío en tu bondad y misericordia infinita
que me los perdonarás y me darás la gracia
para no volverte a ofender. Amén.

V. Ofreceremos el rosario por...

Se enuncian los misterios para la contemplación y se formula alguna intención


personal.
En cada misterio se reza un padrenuestro, diez avemarías y un gloria.

MISTERIOS DE GOZO (lunes y sábado)

V. Los misterios del rosario que hoy vamos a contemplar son los gozosos.

V. Primer misterio: La encarnación del Hijo de Dios.


Lector: «Entonces María dijo: He aquí la esclava del Señor; hágase en mí
según tu palabra» (Lc 1, 38).
V. Segundo misterio: La visitación de nuestra Señora a santa Isabel.
Lector: «Y María, entrando en casa de Zacarías, saludó a Isabel» (Lc 1,
40).

V. Tercer misterio: El nacimiento de nuestro Señor Jesucristo.


29
Lector: «Y María dio a luz a su hijo primogénito, lo envolvió en pañales y
lo acostó en un pesebre» Lc 2, 7).
V. Cuarto misterio: La presentación del Señor en el templo.
Lector: «María y José llevaron a Jesús a Jerusalén para presentarlo al
Señor» (Lc 2, 22).
V. Quinto misterio: El Niño perdido y hallado en el templo.
Lector: «Después de tres días lo encontraron en el templo, sentado en
medio de los doctores»
(Lc 2, 46).

MISTERIOS DE LUZ (jueves)


V. Los misterios del rosario que hoy vamos a contemplar son los
luminosos.

V. Primer misterio: El bautismo del Señor en el Jordán.


Lector: «Y vino una voz del cielo que decía. Éste es mi Hijo, el amado, mi
predilecto» (Mt 3, 17).
V. Segundo misterio: La autorrevelación de Jesucristo en las Bodas de
Caná.
Lector: «En Caná de Galilea Jesús comenzó sus signos, manifestó su gloria
y creció la fe de sus
discípulos en él» (Jn 2, 11).
V. Tercer misterio: El anuncio del Reino de Dios y la llamada a la
conversión.
Lector: «Jesús se marchó a Galilea a proclamar el Evangelio de Dios.
Decía: “Se ha cumplido el plazo, está cerca el Reino de Dios; convertíos y
creed en el Evangelio» (Mc 1, 15).
V. Cuarto misterio: La transfiguración del Señor.
Lector: «Mientras oraba se transfiguró delante de ellos, y su rostro
resplandecía como el sol, y sus vestidos se volvieron blancos como la luz»
(Lc 9, 29; Mt 17, 2).
V. Quinto misterio: La institución de la Eucaristía.
Lector: «Yo soy el pan vivo que ha bajado del cielo; el que coma de este
pan vivirá para siempre» (Jn 6, 51).

MISTERIOS DE DOLOR (martes y viernes)

30
V. Los misterios del rosario que hoy vamos a contemplar son los de dolor.

V. Primer misterio: La oración de Jesús en el huerto.


Lector: «Y sumido en agonía, insistía más en su oración» (Lc 22, 44).
V. Segundo misterio: La flagelación de nuestro Señor Jesucristo.
Lector: «Entonces Pilato tomó a Jesús y mandó azotarle» (Jn 19, 1).
V. Tercer misterio: La coronación de espinas.
Lector: «Los soldados trenzaron una corona de espinas y se la pusieron en
la cabeza» (Jn 19, 2).
V. Cuarto misterio: Jesús carga con la cruz.
Lector: «Y Jesús, cargando su cruz, salió hacia el lugar llamado Calvario»
(Jn 19, 17).
V. Quinto misterio: Jesús es crucificado.
Lector: «Lo crucificaron y con él a otros dos, uno a cada lado, y Jesús en
medio» (Jn 19, 18).

MISTERIOS DE GLORIA (miércoles y domingos)


V. Los misterios del rosario que hoy vamos a contemplar son los gloriosos.

V. Primer misterio: La gloriosa resurrección del Señor.


Lector: «¿Por qué buscáis entre los muertos al que está vivo? No está aquí,
ha resucitado» (Lc 24, 5-6).
V. Segundo misterio: La admirable ascensión del Señor a los cielos.
Lector: «Mientras los bendecía se separó de ellos y fue llevado al cielo»
(Lc 24, 51).
V. Tercer misterio: La venida del Espíritu Santo sobre los apóstoles.
Lector: «Se les aparecieron unas lenguas como de fuego que se repartieron
y se posaron sobre cada uno de ellos; quedaron todos llenos del Espíritu
Santo» (Hch 2, 3-4).
V. Cuarto misterio: La asunción de la Santísima Virgen a los cielos.
Lector: «¡Feliz la que ha creído que se cumplirían las cosas que le fueron
dichas de parte del Señor (Lc 1, 45).
V. Quinto misterio: La coronación de nuestra Señora, Madre de la Iglesia.
Lector: «Una gran señal apareció en el cielo: una mujer vestida del sol,
con la luna bajo sus pies y una corona de doce estrellas sobre su cabeza»
(Ap 12, 1).

31
La oración por el Papa y la salve se reza de pie, y las letanías de rodillas.
V. Por las intenciones del Papa: Padre nuestro que están en el cielo....

Salve regína, letanías lauretanas a la Santísima Virgen María

Cuando se va a tener a continuación la bendición eucarística con el rezo de las letanías


de todos los santos, se omiten la salve y las letanías lauretanas.

Terminado el quinto misterio se reza un padrenuestro y tres avemarías por las


intenciones del Papa. Terminado la oración se reza la salve.

SALVE REGÍNA
El que preside: Dios te salve,
Todos: Reina y Madre de misericordia, vida, dulzura
y esperanza nuestra; Dios te salve. A ti llamamos los
desterrados hijos de Eva; a ti suspiramos, gimiendo y
llorando, en este valle de lágrimas. Ea, pues, Señora,
abogada nuestra, vuelve a nosotros tus ojos misericordiosos,
y después de este destierro, muéstranos a Jesús, fruto
bendito de tu vientre. ¡Oh clemente, oh piadosa, oh dulce
Virgen María!

LETANÍAS LAURETANAS A LA SANTÍSIMA VIRGEN MARÍA


Señor, ten piedad de nosotros.
Cristo, ten piedad de nosotros.
Señor, ten piedad de nosotros.
Cristo, óyenos.
Cristo, escúchanos.
Dios Padre celestial. Ten piedad de nosotros.
Dios Hijo redentor del mundo.
Dios Espíritu Santo.
Santísima Trinidad, que eres un solo Dios.
Santa María. Ruega por nosotros.
Santa Madre de Dios.
Santa Virgen de las vírgenes.
Madre de Cristo.
Madre de la Iglesia.
Madre de la divina gracia.
32
Madre purísima.
Madre castísima.
Madre virginal.
Madre inmaculada.
Madre amable.
Madre admirable.
Madre del buen consejo.
Madre del Creador.
Madre del Salvador.
Virgen prudentísima.
Virgen digna de veneración.
Virgen digna de alabanza.
Virgen poderosa.
Virgen clemente.
Virgen fiel.
Espejo de justicia.
Trono de sabiduría.
Causa de nuestra alegría.
Vaso espiritual.
Vaso digno de honor.
Vaso insigne de devoción.
Rosa mística.
Torre de David.
Torre de marfil.
Casa de oro.
Arca de la alianza.
Puerta del cielo.
Estrella de la mañana.
Salud de los enfermos.
Refugio de los pecadores.
Consuelo de los afligidos.
Auxilio de los cristianos.
Reina de los ángeles.
Reina de los patriarcas.
Reina de los profetas.
Reina de los apóstoles.
Reina de los mártires.

33
Reina de los confesores.
Reina de las vírgenes.
Reina de todos los santos.
Reina concebida sin pecado original.
Reina elevada al cielo.
Reina del santísimo rosario.
Reina de la familia
Reina de la paz.

Cordero de Dios que quitas el pecado del mundo,


perdónanos, Señor.
Cordero de Dios que quitas el pecado del mundo,
escúchanos, Señor.
Cordero de Dios que quitas el pecado del mundo,
ten piedad de nosotros.

Ruega por nosotros, santa Madre de Dios,


para que seamos dignos de las promesas de Cristo.

V. Oremos:
Oh Dios cuyo Hijo Unigénito nos alcanzó el premio de la salvación eterna
con su vida, muerte y resurrección; te pedimos nos concedas que al venerar
los misterios del rosario de la bienaventurada Virgen María, vivamos sus
enseñanzas y alcancemos las promesas que en ellos se contienen. Por
Cristo, nuestro Señor.
R. Amén.

34
4. Oraciones y reflexiones para una Hora Eucarística1

A continuación, se ofrecen algunas oraciones que pueden utilizarse en la hora


eucarística. No es una selección exclusiva: si se ve conveniente se pueden utilizar otras
oraciones adecuadas para este momento.

Entre meditación y meditación se puede cantar un canto apropiado; hacer oraciones


espontáneas o reflexiones.

ORACIÓN
Lector: ¡Oh Señor nuestro Sacramentado! Míranos aquí en tu adorable
presencia. Venimos a bendecirte y alabarte en unión de los ángeles que
invisiblemente rodean esa Hostia Divina.
Venimos a consagrarte esta Hora Santa, gozándonos de estar aquí, en tu
acatamiento, a gustar de tu compañía y a conversar contigo, que tienes
palabras de vida eterna.
Sí, Dios nuestro. Quisiéramos contemplarte a través de esa Hostia Santa
con el tiernísimo afecto con que os miraba tu Madre: con aquella
devoción con que os seguían tus discípulos, y muy singularmente el
Discípulo Amado, cuando la noche de la Cena reclinó su cabeza sobre tu
ardiente Corazón.
Nos sentimos felices de hallarnos junto a Ti, y queremos aprovechar
todos los momentos de esta Hora Santa para hacerte compañía, que tu
presencia nos hace tan agradable. Concédenos, oh Jesús, no dormirnos,
como se durmieron tus apóstoles la noche tristísima de tu agonía en el
Huerto de los Olivos.
Míranos, Señor; somos tus hijos, a quienes tantas veces habéis
alimentado con tu mismo Cuerpo y Sangre.
¡Señor! Vuelve hacia nosotros tus ojos misericordiosos; pon en nuestros
pensamientos una ráfaga de la luz de tu Rostro, y en nuestros corazones
una centellita siquiera del fuego que abrasa tu dulcísimo Corazón.
Concédenos, oh Jesús, sentir hondamente la verdad de aquellas palabras
del Real Profeta: "es mejor una hora en tu Casa, que mil años en
compañía de los pecadores"

ACTO DE REPARACIÓN
Lector: Divino Salvador de las almas: cubiertos de confusión nuestros
rostros nos arrodillamos en tu presencia soberana, dirigiendo una mirada
al solitario Tabernáculo, donde permaneces cautivo de amor, nuestros
corazones se conmueven al contemplar la soledad y olvido en que os tienen

1
http://www.devocionario.com
35
tus criaturas. ¿Habréis derramado en balde vuestra Sangre bendita? ¿Será
inútil tanto amor? Pero ya que nos has permitido esta noche unir nuestras
reparaciones a las tuyas, y acompañarte en tu Sacramento, donde Tu, que
sois el Sol del mundo, irradias silenciosamente sobre nosotros a todas las
horas la luz de la verdad, el calor del amor divino, la belleza de lo
sobrenatural y la fecundidad generosa de todo bien; ya que te has dignado
escogernos de entre todos los hombres para gozar de tu compañía y
amistad, permítenos por los que no os bendicen o blasfeman de Ti, oh
pacientísimo Señor Jesús, adorarte por todos aquellos que os tienen
olvidado, e implorar para ellos de la infinita misericordia de tu Corazón
indulgencia para sus olvidos y para sus crímenes.

V. ¡Oh Jesús! Por nuestros pecados, los de nuestros padres, hermanos y


amigos, y por los del mundo entero:
R. Perdón, Señor, perdón.
V. Por las infidelidades y sacrilegios, por los odios y rencores
R. Perdón, Señor, perdón.
V. Por las blasfemias; por la profanación de los días santos:
R. Perdón, Señor, perdón.
V. Por las impurezas y escándalos:
R. Perdón, Señor, perdón.
V. Por los hurtos e injusticias, por las debilidades y respetos humanos:
R. Perdón, Señor, perdón.
V. Por las desobediencias a la Santa Iglesia:
R. Perdón, Señor, perdón.
V. Por los crímenes de los esposos, las negligencias de los padres y las
faltas de los hijos:
R. Perdón, Señor, perdón.
V. Por los atentados contra el Romano Pontífice:
R. Perdón, Señor, perdón.
V. Por las persecuciones levantadas contra los obispos, sacerdotes,
religiosos y sagradas vírgenes:
R. Perdón, Señor, perdón.
V. Por los insultos a vuestras imágenes, profanación de los templos,
abuso de los Sacramentos y ultrajes al Augusto Tabernáculo:
R. Perdón, Señor, perdón.
V. Por los crímenes de la prensa impía y blasfema, y por las horrendas
maquinaciones de las sectas tenebrosas:
R. Perdón, Señor, perdón.
V. Por los justos que vacilan, por los pecadores que resisten a la gracia, y
por todos los que sufren:

36
R. Perdón, Señor, perdón.
V. ¡Perdón, Señor, y piedad por el más necesitado de vuestra gracia; que
la luz de tus divinos ojos no se aparte jamás de nosotros; encadena a la
puerta del Tabernáculo nuestros inconstantes corazones; danos a sentir
algo del calor divino de tu Pecho, y que nuestras almas se derritan de
amor y arrepentimiento.
R. Amén.

MEDITACIONES
I. Tú me llamas, ¡oh Jesús!, para ser testigo de tu agonía; yo lo deseo con
ardor. Tú me mandas que vele y ore contigo durante esta hora: yo lo deseo
de todo corazón, pero, ¡ay!, conocida os es mi debilidad. Sostenme. Sin Ti
sería más débil aún de lo que fueron tus Apóstoles. ¡Oh alma mía, no
pierdas un momento de hora tan preciosa y santa! Con el Corazón de Jesús,
adora al Eterno Padre. Yo vengo, ¡Dios eterno e infinitamente Santo!, a
postrarme en compañía de tu querido Hijo delante de vuestra suprema
Majestad, y anonadarme en presencia de tu grandeza; os ofrezco su agonía,
y los intensos dolores de su Corazón para satisfacer a tu justicia y llorar
mis pecados y los de todos los hombres, y, a fin de que te sea mi oración
más agradable, la uno a la que hizo Jesús en el huerto.

II. Para comprender el dolor que sintió Jesucristo en el huerto de


Getsemaní, sería necesario penetrar la grandeza de su amor. Amaba
infinitamente a su Eterno Padre, y le veía ultrajado cruelmente por los
hombres. Amaba profundamente a los hombres y los veía criminales y
destinados a suplicios eternos. ¡Qué desconsolador para el más sensible de
los corazones! ¿Qué le sugirió su infinito amor? Reparar los ultrajes
hechos a su Padre, redimir y librar a los hombres de los castigos merecidos,
poniéndose en lugar de ellos para sobrellevar el rigor de los suplicios que
merecían. «Todos los hombres juntos no son capaces, ¡oh Padre mío!, de
satisfacer a vuestra justicia, e indignas son de Ti las víctimas que podrán
ofreceros; aquí me tienes, pues, dice Jesús: «Tu no rechazarás este
holocausto. Herid, omnipotente Dios; tu justicia ultrajada sea satisfecha y
el pecado del hombre expiado.» El Padre acepta la ofrenda de su Hijo; le
carga con todas las iniquidades de los hombres, y desde entonces ya no le
mira como el objeto de sus complacencias, sino como víctima cargada con
todos los pecados del mundo. En ese mismo instante se siente Jesucristo
como oprimido por el peso formidable de nuestras iniquidades. ¡Qué
horrible y qué amargo cáliz para el Santo de los Santos! ¿Lo beberá? En
cuanto le acerca a sus labios, su alma siente dolor, cae en mortal tristeza,
le abruman la angustia y el tedio, y de él se apodera el terror. «Padre mío,
exclama, desviad de mí este cáliz»; sin embargo, de ello, Jesús bebe el
cáliz de la amargura. Crece el dolor y quiere compartirlo con tres de sus
37
Apóstoles: «Mi alma, les dice, está mortalmente triste; velad, pues, y orad
conmigo.»

III. ¡Oh, qué horrores se le presentan a los ojos! Ve todos los poderes del
infierno desencadenados contra él, y a todos los pecadores armados contra
su sagrada persona. Ve acercarse las iniquidades del mundo; vendido por
uno de sus discípulos, negado por otro y abandonado de todos. Ve las
cadenas, los azotes, los clavos, las espinas y la cruz que le preparan y
cargan sobre sus débiles hombros, y camina por el calvario hasta el monte,
donde, clavado en el madero, exclama: «Perdónalos, porque no saben lo
que hacen.» «Padre mío, Padre mío, en tus manos encomiendo mi
espíritu.»
¡Oh Jesús mío, crucificado por mis culpas en ese madero de ignominia!
Perdóname, porque, arrepentido, me postro a tus plantas llorando mis
pecados. Cuando contemplo tu Corazón derramando sangre divina,
tiembla mi alma pecadora; cuando veo tus pies y tus manos clavados y tu
sagrada cabeza cubierta de espinas, me confundo y anonado, porque yo fui
la causa de tu dolor.

IV. Considera, alma mía, que un Dios adorado en el cielo por los Angeles
es ultrajado en la tierra por los pecadores; un Dios de infinita grandeza, es
clavado en una cruz; en el cielo, delicias; aquí, sudor de sangre. ¡Oh Jesús,
tanto como habéis amado a los hombres, y los hombres no se compadecen
de Ti! Tu amor a nosotros fue tanto, que quisiste quedarte en la Sagrada
Eucaristía para consolarnos y fortalecernos. Haz, Señor, que todos te
amemos con amor puro y santo para que tu Corazón reine en el nuestro y
seamos tu digna morada.
Bendito sea vuestro santo nombre en todo el universo; sea tu Sagrado
Corazón amado y adorado de todos los hombres; sea tu Iglesia honrada,
respetada y salga siempre victoriosa de tus enemigos; no se extinga jamás
entre nosotros la antorcha de la fe, antes resplandezca con nuevo brillo;
todos nuestros hermanos permanezcan unidos a la Iglesia Católica
Romana; los separados de ella se conviertan a la verdad, todos los hombres
respeten vuestro Evangelio, tus misterios, tus altares; y que nos sea, en fin,
provechosa la sangre derramada en el Huerto y en el Calvario.
¡Oh, Salvador y Redentor mío! Haced que florezca vuestra Santa Religión
y renazca la fe en las almas. No cese vuestra luz de iluminar los pueblos
donde vuestra Ley ha brillado con tanto esplendor. Envíanos el ángel que
vuestro discípulo amado vio atravesando el cielo con el Evangelio en la
mano para evangelizar a los habitantes de la tierra y decirles: «Temed al
Señor y tributadle los homenajes que le son debidos.» Danos Santos y
haced que nuestro corazón sea semejante al vuestro.

38
¡Oh María! Hijos tuyos somos: muestra que eres nuestra Madre,
reconciliándonos con tu Hijo Jesús. Ángeles tutelares de esta nación,
Santos protectores de nuestra amada Patria: venid en nuestro socorro,
preservados del naufragio, sed nuestros intercesores para con Dios y
suplicadle nos conceda sus misericordias y su amor. Sea el Corazón de
Jesús conocido, amado y adorado en todo el universo. Amén.

39
VI. LETANÍAS O PRECES ANTES DE LA
BENDICIÓN2
Preces para la hora eucarística

A continuación, se ofrecen algunas letanías que pueden utilizarse en la hora eucarística.


No es una selección exclusiva: si se ve conveniente se pueden utilizar otras preces
adecuadas para este momento.

A. Letanías del Sagrado Corazón3

Conviene usar estas letanías en la hora eucarística del jueves antes del primer viernes
de cada mes y de la solemnidad del Sagrado Corazón.

I
Opción A
Señor, ten piedad de nosotros. Señor, ten piedad de nosotros.
Cristo, ten piedad de nosotros. Cristo, ten piedad de nosotros.
Señor, ten piedad de nosotros. Señor, ten piedad de nosotros.
Opción B
Cristo, óyenos. Cristo, óyenos.
Cristo, escúchanos. Cristo, escúchanos.
Dios, Padre celestial, ten piedad de nosotros.
Dios Hijo, Redentor del mundo, ten piedad de nosotros.
Dios Espíritu Santo, ten piedad de nosotros.
Santísima Trinidad, que eres un solo Dios, ten piedad de nosotros.
II
Corazón de Jesús, Hijo del Eterno Padre, ten piedad de nosotros.
Corazón de Jesús, formado por el Espíritu Santo en el seno de la Virgen
Madre, ten piedad de nosotros.
Corazón de Jesús, unido sustancialmente al Verbo de Dios,
ten piedad de nosotros.
Corazón de Jesús, de majestad infinita, ten piedad de nosotros.
Corazón de Jesús, templo santo de Dios, ten piedad de nosotros.
Corazón de Jesús, tabernáculo del Altísimo, ten piedad de nosotros.
Corazón de Jesús, casa de Dios y puerta del cielo, ten piedad de nosotros.
Corazón de Jesús, horno ardiente de caridad, ten piedad de nosotros.
Corazón de Jesús, santuario de la justicia y del amor,

2
Del Ritual de la Congregación de los Legionarios de Cristo
3
ASS 31 (1898-99) 191-192.
40
ten piedad de nosotros.
Corazón de Jesús, lleno de bondad y de amor, ten piedad de nosotros.
Corazón de Jesús, abismo de todas las virtudes, ten piedad de nosotros.
Corazón de Jesús, digno de toda alabanza, ten piedad de nosotros.
Corazón de Jesús, Rey y centro de todos los
corazones, ten piedad de nosotros.
Corazón de Jesús, en quien se hallan todos los tesoros de la sabiduría y
de la ciencia, ten piedad de nosotros.
Corazón de Jesús, en quien reside toda la plenitud de la divinidad,
ten piedad de nosotros.
Corazón de Jesús, en quien el Padre se complace, ten piedad de nosotros.
Corazón de Jesús, de cuya plenitud todos hemos
recibido, ten piedad de nosotros.
Corazón de Jesús, deseado de los eternos collados,
ten piedad de nosotros.
Corazón de Jesús, paciente y lleno de misericordia,
ten piedad de nosotros.
Corazón de Jesús, generoso para todos los que te
invocan, ten piedad de nosotros.
Corazón de Jesús, fuente de vida y santidad, ten piedad de nosotros.
Corazón de Jesús, propiciación por nuestros
pecados, ten piedad de nosotros.
Corazón de Jesús, colmado de oprobios, ten piedad de nosotros.
Corazón de Jesús, triturado por nuestros pecados, ten piedad de nosotros.
Corazón de Jesús, hecho obediente hasta la muerte,
ten piedad de nosotros.
Corazón de Jesús, traspasado por una lanza, ten piedad de nosotros.
Corazón de Jesús, fuente de todo consuelo, ten piedad de nosotros.
Corazón de Jesús, vida y resurrección nuestra, ten piedad de nosotros.
Corazón de Jesús, paz y reconciliación nuestra, ten piedad de nosotros.
Corazón de Jesús, víctima por los pecadores, ten piedad de nosotros.
Corazón de Jesús, salvación de los que en ti esperan, ten piedad de nosotros.
Corazón de Jesús, esperanza de los que en ti mueren, ten piedad de nosotros.
Corazón de Jesús, delicia de todos los santos, ten piedad de nosotros.
III
Las siguientes preces no pertenecen a las letanías del Sagrado Corazón, pero se pueden
decir cuando se rezan estas letanías en la hora eucarística.
Nosotros que somos pecadores, te rogamos, óyenos.
Otorga a tu Iglesia que permanezca unánime en la fe, fiel a tu Evangelio
y a su viva tradición, te rogamos, óyenos.
Fortalece a los obispos, presbíteros y diáconos para que sean fieles
dispensadores de tus misterios, te rogamos, óyenos.
41
Infunde tu fortaleza en los fieles laicos para que realicen su compromiso
bautismal, te rogamos, óyenos.
Envía trabajadores a la mies de tu Iglesia, te rogamos, óyenos.
Ilumina y lleva a la conversión a quienes persiguen a tu Iglesia,
te rogamos, óyenos.
Haz que todos los que creemos en tu nombre volvamos a ser una sola
Iglesia, te rogamos, óyenos.
Admite en tu reino celestial a nuestros familiares, amigos y bienhechores
difuntos, te rogamos, óyenos.
IV
Cordero de Dios, que quitas el pecado del mundo, perdónanos, Señor.
Cordero de Dios, que quitas el pecado del mundo, escúchanos, Señor.
Cordero de Dios, que quitas el pecado del mundo,
ten piedad de nosotros.
Versículo
℣. Jesús, manso y humilde de corazón,
℟. haz nuestro corazón semejante al Tuyo.
Oración
℣. Oremos:
Oh, Dios todopoderoso y eterno, mira el Corazón de tu amantísimo Hijo y
las alabanzas y satisfacciones que te ofrece en nombre de los pecadores, y,
aplacado por estos homenajes, perdona a los que imploran tu misericordia en
nombre de tu mismo Hijo Jesucristo, que vive y reina por los siglos de los
siglos.
℟. Amén.

42
B. Letanías de los santos4

Tradicionalmente estas letanías de los santos se utilizaban en las rogativas, momentos


solemnes de oración que se tenían en primavera para pedir particularmente la
prosperidad de la tierra y la liberación de toda calamidad. Con el tiempo se extendieron
a otras procesiones, especialmente penitenciales, con lo que adquirieron un especial
significado de reparación. Este es el sentido que tienen en la hora eucarística. Por ello
mismo son también especialmente aptas cuando se tienen oraciones para reparar por
algún pecado o profanación, como se suele hacer durante el carnaval.

I
SÚPLICAS A DIOS
Opción A
Señor, ten piedad de nosotros. Señor, ten piedad de nosotros.
Cristo, ten piedad de nosotros. Cristo, ten piedad de nosotros.
Señor, ten piedad de nosotros. Señor, ten piedad de nosotros.

Opción B
Dios, Padre celestial, ten piedad de nosotros.
Dios, Hijo Redentor del mundo, ten piedad de nosotros.
Dios, Espíritu Santo, ten piedad de nosotros.
Santísima Trinidad, que eres un solo Dios, ten piedad de nosotros.
II
INVOCACIÓN A LOS SANTOS
Santa María, ruega por nosotros.
Santa Madre de Dios, ruega por nosotros.
Santa Virgen de las vírgenes, ruega por nosotros.
Santos Miguel, Gabriel y Rafael, rueguen por nosotros.
Santos Ángeles, rueguen por nosotros.

PATRIARCAS Y PROFETAS
San Abrahán, ruega por nosotros.
San Moisés, ruega por nosotros.
San Elías, ruega por nosotros.
San Juan Bautista, ruega por nosotros.
San José, ruega por nosotros.
Santos patriarcas y profetas, rueguen por nosotros.

4
CR, Litaniæ sanctorum, pp. 33-37.
43
APÓSTOLES Y DISCÍPULOS
Santos Pedro y Pablo, rueguen por nosotros.
San Andrés, ruega por nosotros.
Santos Juan y Santiago, rueguen por nosotros.
Santo Tomás, ruega por nosotros.
San Mateo, ruega por nosotros.
Santos apóstoles, rueguen por nosotros.
San Lucas, ruega por nosotros.
San Marcos, ruega por nosotros.
San Bernabé, ruega por nosotros.
Santa María Magdalena, ruega por nosotros.
Santos discípulos del Señor, rueguen por nosotros.

MÁRTIRES
San Esteban, ruega por nosotros.
San Ignacio de Antioquía, ruega por nosotros.
San Policarpo, ruega por nosotros.
San Justino, ruega por nosotros.
San Lorenzo, ruega por nosotros.
San Cipriano, ruega por nosotros.
San Bonifacio, ruega por nosotros.
San Estanislao, ruega por nosotros.
Santo Tomás Becket, ruega por nosotros.
Santos Juan Fisher y Tomás Moro, rueguen por nosotros.
San Pablo Miki, ruega por nosotros.
Santos Isaac Jogues y Juan de Brébeuf, rueguen por nosotros.
San Pedro Chanel, ruega por nosotros.
San Carlos Lwanga, ruega por nosotros.
Santas Perpetua y Felícitas, rueguen por nosotros.
Santa Inés, ruega por nosotros.
Santa María Goretti, ruega por nosotros.
Santos mártires, rueguen por nosotros.

OBISPOS Y DOCTORES
Santos León y Gregorio, rueguen por nosotros.
San Ambrosio, ruega por nosotros.
San Jerónimo, ruega por nosotros.
San Agustín, ruega por nosotros.
San Atanasio, ruega por nosotros.
Santos Basilio y Gregorio Nacianceno, rogad por nosotros.
San Juan Crisóstomo, ruega por nosotros.
San Martín, ruega por nosotros.
San Patricio, ruega por nosotros.
44
Santos Cirilo y Metodio, rueguen por nosotros.
San Carlos Borromeo, ruega por nosotros.
San Francisco de Sales, ruega por nosotros.
San Pío X, ruega por nosotros.

SACERDOTES Y RELIGIOSOS
San Antonio, ruega por nosotros.
San Benito, ruega por nosotros.
San Bernardo, ruega por nosotros.
Santos Francisco y Domingo, rueguen por nosotros.
Santo Tomás de Aquino, ruega por nosotros.
San Ignacio de Loyola, ruega por nosotros.
San Francisco Javier, ruega por nosotros.
San Vicente de Paúl, ruega por nosotros.
San Juan María Vianney, ruega por nosotros.
San Juan Bosco, ruega por nosotros.
Santa Catalina de Siena, ruega por nosotros.
Santa Teresa de Jesús, ruega por nosotros.
Santa Rosa de Lima, ruega por nosotros.
Santa Teresa del Niño Jesús, ruega por nosotros.

LAICOS
San Luis, ruega por nosotros.
Santa Mónica, ruega por nosotros.
Santa Isabel de Hungría, ruega por nosotros.
Santos y santas de Dios, rueguen por nosotros.
III
INVOCACIÓN A CRISTO
Opción A
Muéstrate propicio, líbranos, Señor.
De todo mal, líbranos, Señor.
De todo pecado, líbranos, Señor.
De los engaños del diablo, líbranos, Señor.
De la ira, del odio y de toda mala voluntad, líbranos, Señor.
De la muerte eterna, líbranos, Señor.
Por tu encarnación, líbranos, Señor.
Por tu natividad, líbranos, Señor.
Por tu bautismo y por tu santo ayuno, líbranos, Señor.
Por tu cruz y tu pasión, líbranos, Señor.
Por tu muerte y tu sepultura, líbranos, Señor.
Por tu santa resurrección, líbranos, Señor.
Por tu admirable ascensión, líbranos, Señor.
45
Por la efusión del Espíritu Santo, líbranos, Señor.
Por tu glorioso advenimiento, líbranos, Señor.
Opción B
Cristo, Hijo de Dios vivo, ten piedad de nosotros.
Tú, que viniste a este mundo, ten piedad de nosotros.
Tú, que fuiste crucificado, ten piedad de nosotros.
Tú, que moriste por nosotros, ten piedad de nosotros.
Tú, que yaciste en el sepulcro, ten piedad de nosotros.
Tú, que resucitaste de entre los muertos, ten piedad de nosotros.
Tú, que subiste a los cielos, ten piedad de nosotros.
Tú, que enviaste el Espíritu Santo sobre los
apóstoles, ten piedad de nosotros.
Tu, que estás sentado a la derecha del Padre, ten piedad de nosotros.
Tú, que vendrás a juzgar a los vivos y a los muertos,
ten piedad de nosotros.
IV
SÚPLICA POR LAS DIVERSAS NECESIDADES
Opción A
Nosotros que somos pecadores, te rogamos, óyenos.
Para que nos perdones, te rogamos, óyenos.
Para que nos guíes a la verdadera penitencia, te rogamos, óyenos.
Para que nos fortalezcas y asistas en tu santo servicio,
te rogamos, óyenos.
Para que recompenses a todos nuestros bienhechores con los bienes
eternos, te rogamos, óyenos.
Para que nos des y conserves los frutos de la tierra, te rogamos, óyenos.
Para que gobiernes y conserves a tu santa Iglesia, te rogamos, óyenos.
Para que asistas al Papa y a todos los miembros del clero en tu servicio
santo, te rogamos, óyenos.
Para que concedas la unidad a todos los que creen en
Cristo, te rogamos, óyenos.
Para que conduzcas a todos los hombres a la luz del
Evangelio, te rogamos, óyenos.
Opción B
Para que nos concedas tu indulgencia, te rogamos, óyenos.
Para que eleves nuestros corazones con el anhelo de las cosas celestiales,
te rogamos, óyenos.
Para que libres nuestras almas, las de nuestros hermanos, parientes y
bienhechores, de la condenación eterna, te rogamos, óyenos.

46
Para que concedas el descanso eterno a todos los fieles difuntos,

te rogamos, óyenos.
Para que libres al mundo de la peste, del hambre y de la guerra,

te rogamos, óyenos.
Para que concedas a todos los pueblos la paz y la verdadera concordia,
te rogamos, óyenos.
Para que gobiernes y conserves a tu santa Iglesia, te rogamos, óyenos.
Para que asistas al Papa y a todos los miembros del clero en tu servicio
santo, te rogamos, óyenos.
Para que concedas la unidad a todos los que creen en Cristo,

te rogamos, óyenos.
Para que conduzcas a todos los hombres a la luz del Evangelio,

te rogamos, óyenos.

V
CONCLUSIÓN
Opción A
Cristo, óyenos. Cristo, óyenos.
Cristo, escúchanos. Cristo, escúchanos.
Opción B
Cordero de Dios, que quitas el pecado del mundo,
ten piedad de nosotros.
Cordero de Dios, que quitas el pecado del mundo,
ten piedad de nosotros.
Cordero de Dios, que quitas el pecado del mundo,
ten piedad de nosotros.
Oración
℣. Oremos:
Opción A5
Oh, Dios, refugio y fortaleza nuestra, escucha benignamente las
oraciones de tu Iglesia y concédenos con abundancia lo que te hemos
pedido con fe. Por Jesucristo nuestro Señor.
℟. Amén.

5
MR, Apéndice V: Modelos de formularios para la oración universal, Formulario general I, Oración
del sacerdote.
47
Opción B6
Señor Dios, que ves cómo desfallecemos por nuestra debilidad,
consolídanos misericordiosamente en tu amor por medio del ejemplo de
tus santos. Por Jesucristo nuestro Señor.
℟. Amén.

6
MR, Común de santos y santas, Para toda categoría de santos, Formulario 2, Oración colecta.
48
C. Invocaciones a Jesucristo

Las Invocaciones a Jesucristo son una expresión de la espiritualidad cristocéntrica. Por


medio de las virtudes teologales entramos en los misterios de la vida de Cristo7.

I
Señor, ten piedad de nosotros. Señor, ten piedad de nosotros.
Cristo, ten piedad de nosotros. Cristo, ten piedad de nosotros.
Señor, ten piedad de nosotros. Señor, ten piedad de nosotros.
II
Jesucristo, Hijo eterno del Padre, creo en ti.
Jesucristo, salvador de los hombres, creo en ti.
Jesucristo, encarnado en el seno de la Virgen María por obra del Espíritu
Santo, creo en ti.
Jesucristo, que padeciste y moriste en la cruz para redimirnos de nuestros
pecados, creo en ti.
Jesucristo, resucitado al tercer día, creo en ti.
Jesucristo, sentado a la derecha del Padre, creo en ti.
Jesucristo, que vendrás a juzgar a los vivos y a los muertos, creo en ti.
Jesucristo, piedra angular de la Iglesia, (cf. Ef 2, 20) creo en ti.
Jesucristo, que actualizas tu sacrificio cada día sobre el altar, creo en ti.
Jesucristo, camino, verdad y vida, (Jn 14, 6) creo en ti.
Jesucristo, Señor de la vida y de la historia, creo en ti.
III
Jesucristo, porque contigo todo lo podemos, (cf. Flp 4, 13) confío en ti.
Jesucristo, porque eres el enviado del Padre, (cf. Jn 17, 8) confío en ti.
Jesucristo, porque eres fiel a tus promesas, (cf. 2 Cor 1, 20) confío en ti.

Jesucristo, porque eres el amigo que da la vida por los amigos,


(cf. Jn 15, 13) confío en ti.
Jesucristo, porque solo tú tienes palabras de vida eterna, (Jn 6, 68)
confío en ti.
Jesucristo, porque eres el buen pastor que llama a cada uno por su
nombre,
(cf. Jn 10, 11 y 3) confío en ti.
Jesucristo, porque eres rico en misericordia, (cf. Ef 2, 4) confío en ti.
Jesucristo, porque eres la vid que nos permite dar fruto, (cf. Jn 15, 5)
confío en ti.
Jesucristo, porque nos llamas a ser apóstoles de tu reino, confío en ti.

7
La versión original de estas invocaciones fue compuesta por un legionario.
49
Jesucristo, porque eres la luz que ilumina nuestro peregrinar hacia el
Padre, (cf. Jn 8, 12) confío en ti.
Jesucristo, porque has ido a prepararnos una morada en la casa del Padre,
(cf. Jn 14, 2) confío en ti.
IV
Jesucristo, porque nos has amado tú primero, (cf. 1 Jn 4, 19) te amo.
Jesucristo, porque nos has redimido del pecado, te amo.
Jesucristo, porque nos has abierto las puertas de tu reino, te amo.
Jesucristo, porque nos has hecho hijos de Dios, (cf. Jn 1, 12) te amo.
Jesucristo, porque nos has enriquecido con el don del Espíritu
Santo, te amo.
Jesucristo, porque te has quedado con nosotros en el sacramento de la
Eucaristía, te amo.
Jesucristo, porque nos has entregado a tu Madre al pie de la cruz,
(cf. Jn 19, 26) te amo.
Jesucristo, por el don de la fe católica, te amo.
Jesucristo, por el don de la vida consagrada, te amo.
Jesucristo, por el don del sacerdocio, te amo.
Jesucristo, porque nos has confiado tu Evangelio para extender tu reino
entre los hombres, te amo.
Jesucristo, porque eres nuestro Dios y Señor, (cf. Jn 20, 28) te amo.
V
Cuando se reza en la hora eucarística, se pueden añadir las siguientes preces de
intercesión:
Nosotros que somos pecadores, te rogamos, óyenos.
Perdona nuestros pecados, te rogamos, óyenos.
Otorga a tu Iglesia que permanezca unánime en la fe, te rogamos, óyenos.
Asiste y protege al Papa N. en su servicio pastoral a la Iglesia,
te rogamos, óyenos.
Conforta y mantén en tu santo servicio a los religiosos y almas
consagradas, te rogamos, óyenos.
Muestra a los jóvenes el camino de la felicidad verdadera,
te rogamos, óyenos.
Bendice a las naciones de la tierra con tu paz, te rogamos, óyenos.
Concede a los difuntos la eterna bienaventuranza, te rogamos, óyenos.
Y a nosotros, haznos dóciles instrumentos en tus manos,
te rogamos, óyenos.

50
Versículo8
℣. Jesús, manso y humilde de corazón,
℟. haz nuestro corazón semejante al tuyo.
Oración9
℣. Oremos:
Oh, Padre celestial, al invocar a tu Hijo,
centro, criterio y ejemplo
de nuestra vida religiosa, sacerdotal y apostólica,
concédenos progresar en el conocimiento del misterio de Cristo
para vivirlo en su plenitud.
Por Jesucristo nuestro Señor.
℟. Amén.

8
MI, Apéndice, Invocaciones piadosas, 20.
9
Cf. MR, Primer domingo de Cuaresma, Oración colecta.
51
D. Letanías a Jesucristo,

Sacerdote y Víctima10

Puede ser oportuno recitar estas letanías con cierta frecuenta cuando algún miembro de
la comunidad está cercano a recibir la ordenación sacerdotal.

I
Opción A
Señor, ten piedad de nosotros. Señor, ten piedad de nosotros.
Cristo, ten piedad de nosotros. Cristo, ten piedad de nosotros.
Señor, ten piedad de nosotros. Señor, ten piedad de nosotros.
Opción B
Cristo, óyenos. Cristo, óyenos.
Cristo, escúchanos. Cristo, escúchanos.
Dios, Padre celestial, ten piedad de nosotros.
Dios Hijo, Redentor del mundo, ten piedad de nosotros.
Dios Espíritu Santo, ten piedad de nosotros.
Santísima Trinidad, que eres un solo Dios, ten piedad de nosotros.

II
Jesús, Sacerdote y Víctima, ten piedad de nosotros.
Jesús, Sacerdote eterno según el rito de Melquisedec,
ten piedad de nosotros.
Jesús, Sacerdote a quien Dios envió para evangelizar a los pobres,
ten piedad de nosotros.
Jesús, Sacerdote que en la última cena instituiste la forma del sacrificio
perenne, ten piedad de nosotros.
Jesús, Sacerdote que siempre vives para interceder por nosotros,
ten piedad de nosotros.
Jesús, Pontífice a quien el Padre ungió con Espíritu Santo y con poder,
ten piedad de nosotros.
Jesús, Pontífice tomado de entre los hombres, ten piedad de nosotros.
Jesús, Pontífice constituido en favor de los hombres,
ten piedad de nosotros.
Jesús, Pontífice de nuestra fe, ten piedad de nosotros.
Jesús, Pontífice más glorioso que Moisés, ten piedad de nosotros.
Jesús, Pontífice del santuario verdadero, ten piedad de nosotros.
Jesús, Pontífice de los bienes futuros, ten piedad de nosotros.

10
Notitiæ (2013), 238-242.
52
Jesús, Pontífice santo, inocente y puro, ten piedad de nosotros.
Jesús, Pontífice fiel y misericordioso, ten piedad de nosotros.
Jesús, Pontífice inflamado por el celo de Dios y de las almas,
ten piedad de nosotros.
Jesús, Pontífice perfecto para siempre, ten piedad de nosotros.
Jesús, Pontífice que por tu sangre penetraste en los cielos,
ten piedad de nosotros.
Jesús, Pontífice que has iniciado un nuevo camino para nosotros,
ten piedad de nosotros.
Jesús, Pontífice que nos has amado y nos has lavado de nuestros pecados
con tu sangre, ten piedad de nosotros.
Jesús, Pontífice que te has entregado a ti mismo a Dios como oblación y
víctima, ten piedad de nosotros.
Jesús, Víctima de Dios y de los hombres, ten piedad de nosotros.
Jesús, Víctima santa e inmaculada, ten piedad de nosotros.
Jesús, Víctima inmolada, ten piedad de nosotros.
Jesús, Víctima pacífica, ten piedad de nosotros.
Jesús, Víctima de propiciación y alabanza, ten piedad de nosotros.
Jesús, Víctima de reconciliación y paz, ten piedad de nosotros.
Jesús, Víctima por quien tenemos acceso confiado a Dios,
ten piedad de nosotros.
Jesús, Víctima que vives por los siglos de los siglos,
ten piedad de nosotros.
Muéstrate propicio. Líbranos, Señor.
III
Del paso temerario a las sagradas órdenes, líbranos, Señor.
Del pecado de sacrilegio, líbranos, Señor.
Del espíritu de incontinencia, líbranos, Señor.
De las ganancias deshonestas, líbranos, Señor.
De toda mancha de simonía, líbranos, Señor.
De la indigna administración de los bienes de la Iglesia, líbranos, Señor.
Del amor del mundo y de sus vanidades, líbranos, Señor.
De la indigna celebración de tus misterios, líbranos, Señor.
IV
Por tu eterno sacerdocio, líbranos, Señor.
Por la santa unción, con que Dios Padre te ha constituido sacerdote,
líbranos, Señor.
Por tu espíritu sacerdotal, líbranos, Señor.
Por aquel ministerio con que glorificaste a tu Padre sobre la tierra,
líbranos, Señor.
Por la cruenta inmolación de ti mismo, hecha una vez para siempre, en la
cruz, líbranos, Señor.
53
Por aquel mismo sacrificio renovado todos los días en el altar,
líbranos, Señor.
Por aquel divino poder que ejercitas de modo invisible en tus sacerdotes,
líbranos, Señor.
V
Para que conserves en santidad y fidelidad al orden sacerdotal,
te rogamos, óyenos.
Para que otorgues a tu pueblo sacerdotes según tu corazón,
te rogamos, óyenos.
Para que los llenes con el espíritu de tu sacerdocio, te rogamos, óyenos.
Para que los labios de los sacerdotes sean fuente de sabiduría,
te rogamos, óyenos.
Para que envíes obreros fieles a tu mies, te rogamos, óyenos.
Para que multipliques los dispensadores de tus misterios,
te rogamos, óyenos.
Para que les concedas perseverar en el cumplimiento de tu voluntad,
te rogamos, óyenos.
Para que les concedas mansedumbre en su ministerio, prudencia en la
acción y constancia en la oración, te rogamos, óyenos.
Para que promuevas por medio de ellos la devoción al Santísimo
Sacramento en todas partes, te rogamos, óyenos.
Para que recibas en tu gozo a los que te han servido bien,
te rogamos, óyenos.

Cordero de Dios que quitas el pecado del mundo, perdónanos, Señor.


Cordero de Dios que quitas el pecado del mundo, escúchanos, Señor.
Cordero de Dios que quitas el pecado del mundo, ten piedad de nosotros.

Jesús, Sacerdote, óyenos.


Jesús, Sacerdote, escúchanos.

Oración
℣. Oremos:
Opción A
Dios, santificador y protector de tu Iglesia, suscita en ella, por medio de
tu Espíritu, dispensadores idóneos y fieles de tus santos misterios, para
que, por su ejemplo y ministerio, el pueblo cristiano se encamine bajo tu
protección por el sendero de la salvación. Por Cristo, nuestro Señor.
℟. Amén.

54
Opción B11
Dios nuestro, que para gloria tuya y salvación de todos los hombres
constituiste sumo y eterno sacerdote a tu Hijo, Jesucristo, concede a
quienes él ha elegido como ministros suyos y administrdores de los
sacramentos y del Evangelio, la gracia de ser fieles en el cumplimiento de
su ministerio. Por Jesucristo nuestro Señor.
℟. Amén.

11
MR, jueves después de Pentecostés, Fiesta de Jesucristo, sumo y eterno sacerdote, Oración colecta.
55
E. Letanías del Santísimo Sacramento12

Se ofrecen estas letanías como un modelo posible entre otros.

I
Opción A
Señor, ten piedad de nosotros. Señor, ten piedad de nosotros.
Cristo, ten piedad de nosotros. Cristo, ten piedad de nosotros.
Señor, ten piedad de nosotros. Señor, ten piedad de nosotros.
Opción B
Cristo, óyenos. Cristo, óyenos.
Cristo, escúchanos. Cristo, escúchanos.
Dios, Padre celestial, ten piedad de nosotros.
Dios Hijo, Redentor del mundo, ten piedad de nosotros.
Dios Espíritu Santo, ten piedad de nosotros.
Santísima Trinidad, que eres un solo Dios, ten piedad de nosotros.
II
Pan vivo, bajado del cielo, ten piedad de nosotros.
Dios escondido y Salvador, ten piedad de nosotros.
Trigo de los escogidos, ten piedad de nosotros.
Sacrificio santo, ten piedad de nosotros.
Sacrificio vivo, ten piedad de nosotros.
Sacrificio agradable a Dios, ten piedad de nosotros.
Comida de ángeles, ten piedad de nosotros.
Maná escondido, ten piedad de nosotros.
Ofrenda pura, ten piedad de nosotros.
Sacrificio perpetuo, ten piedad de nosotros.
Cordero sin mancha, ten piedad de nosotros.
Mesa purísima, ten piedad de nosotros.
Anfitrión y comida, ten piedad de nosotros.
Cáliz de bendicion, ten piedad de nosotros.
Oferente y ofrenda, ten piedad de nosotros.
Misterio de la fe, ten piedad de nosotros.
Sacramento de piedad, ten piedad de nosotros.
Vínculo de caridad, ten piedad de nosotros.
Recuerdo de las maravillas de Dios, ten piedad de nosotros.
Pan nuestro de cada día, ten piedad de nosotros.
Incruento sacrificio, ten piedad de nosotros.
Sacrosanto y augustísimo misterio, ten piedad de nosotros.
12
Notitiæ (2013), 243-247.
56
Remedio que da inmortalidad, ten piedad de nosotros.
Fuente especial de gracias. ten piedad de nosotros.
Excelso y venerable sacramento, ten piedad de nosotros.
Sacrificio santísimo, ten piedad de nosotros.
Verbo hecho carne, ten piedad de nosotros.
Antídoto contra el pecado, ten piedad de nosotros.
Conmemoración santísima de la Pasión del Señor,
ten piedad de nosotros.
Milagro estupendo, ten piedad de nosotros.
Don que trasciende toda plenitud, ten piedad de nosotros.
Memorial principal del amor divino, ten piedad de nosotros.
Tesoro infinito de las riquezas de Dios, ten piedad de nosotros.
Asombroso sacramento que da la vida, ten piedad de nosotros.
Alimento de las almas santas, ten piedad de nosotros.
Convite dulcísimo en que sirven los ángeles, ten piedad de nosotros.
Sacrificio propiciatorio por vivos y muertos, ten piedad de nosotros.
Viático de los que mueren en el Señor, ten piedad de nosotros.
Prenda de la gloria futura, ten piedad de nosotros.
Muéstrate propicio. Líbranos, Señor.
III
De la indigna comunión de tu cuerpo y sangre, líbranos, Señor.
De la concupiscencia de la carne, líbranos, Señor.
De la concupiscencia de los ojos, líbranos, Señor.
De la soberbia de la vida, líbranos, Señor.
De toda ocasión de pecado, líbranos, Señor.
IV
Por tu ardiente deseo de comer esta Pascua con tus discípulos,
líbranos, Señor.
Por la profunda humildad con que les lavaste los pies, líbranos, Señor.
Por la ardentísima caridad con que instituiste este divino Sacramento,
líbranos, Señor.
Por tu preciosa sangre que nos dejaste en el altar, líbranos, Señor.
Por las cinco llagas de tu sacratísimo cuerpo, líbranos, Señor.
V
Nosotros que somos pecadores, te rogamos, óyenos.
Aumenta y conserva en nosotros la fe, reverencia y devoción a este
admirable Sacramento, te rogamos, óyenos.
Condúcenos al aprovechamiento del frecuente uso de la sagrada
Eucaristía con la auténtica confesión de nuestros pecados,
te rogamos, óyenos.

57
Líbranos de toda herejía, apostasía y ceguedad de corazón,
te rogamos, óyenos.
Concédenos los preciosos y celestiales frutos de este Santísimo
Sacramento, te rogamos, óyenos.
Confórtanos y defiéndenos con este viático en la hora de nuestra muerte,
te rogamos, óyenos.
Hijo de Dios, te rogamos, óyenos.
VI
Opción A
Cristo, óyenos. Cristo, óyenos.
Cristo, escúchanos. Cristo, escúchanos.
Opción B
Cordero de Dios que quitas el pecado del mundo, perdónanos, Señor.
Cordero de Dios que quitas el pecado del mundo, escúchanos, Señor.
Cordero de Dios que quitas el pecado del mundo, ten piedad de nosotros.

Oración13
℣. Oremos:
Señor nuestro Jesucristo,
que en este admirable sacramento
nos dejaste el memorial de tu pasión,
concédenos venerar de tal modo
los sagrados misterios de tu Cuerpo y de tu Sangre,
que experimentemos continuamente en nosotros
el fruto de tu redención.
Tú que vives y reinas por los siglos de los siglos.
℟. Amén.

13
MR, Solemnidad del Cuerpo y la Sangre de Cristo, Oración colecta.
58
VII. CANTOS ECUCARÍSTICOS APROPIADOS
Pange, lingua gloriosi

Latín
Pange, lingua, gloriosi Verbum caro, panem verum
Córporis mystérium Verbo carnem éfficit,
Sanguinísque pretiósi, Fitque Sanguis Christi merum,
Quem in mundi prétium Et, si sensus déficit,
Fructus ventris generósi Ad firmandum cor sincerum
Rex effúdit géntium. Sola fides súfficit.

Nobis datus, nobis natus Tantum ergo Sacraméntum,


Ex intácta Vírgine, Venerémur cérnui:
Et in mundo conversátus, Et antíquum documentum
Sparso verbi sémine, Novo cedat rítui;
Sui moras incolátus Præstet fides suppleméntum
Miro clausit órdine. Sénsuum deféctui.
Genitori Genitóque,
In supremæ nocte coenæ
Recumbens cum frátribus, Laus et iubilátio;
Observata lege plene Salus, honor, virtus quoque,
Cibis in legálibus, Sit et benedíctio;
Cibum turbæ duodenæ Procedénti ab utróque
Se dat súis mánibus. Compar sit laudátio.
Amen.

Español
Que la lengua humana cante este
misterio: La Palabra es carne, y hace carne y
la preciosa sangre y el precioso cuerpo. cuerpo,
Quien nación de Virgen, Rey del con palabra suya, lo que fue pan
universo, nuestro,
por salvar el mundo, dio su sangre en Hace sangre el vino y, aunque no
precio. entendemos,
basta fe, si existe corazón sincero.
Se entregó a nosotros, se nos dio
naciendo Adorad postrados este Sacramento.
de una casta Virgen; y acabado el Cesa el viejo rito, se establece el nuevo.
tiempo, Dudan los sentidos y el entendimiento:
tras haber sembrado la Palabra al que la fe lo supla con asentimiento.
pueblo,
coronó su obra con prodigio excelso. Himnos de alabanza, bendición y
obsequio;
Fue en la última cena -ágape fraterno-, por igual la gloria y el poder y el reino
tras comer la Pascua, según al eterno Padre con el Hijo eterno,
mandamiento, y al divino Espíritu que procede de
con sus propias manos repartió su ellos.
cuerpo; Amén.
lo entregó a los doce para su alimento.
59
Altísimo Señor

Altísimo Señor, que supiste juntar 3. Oh convite real do sirve el Redentor


a un tiempo en el altar, al siervo del Señor comida sin igual;
ser cordero y pastor Pan de vida inmortal, ven a entrañarte en

Quisiera con fervor, amar y recibir
y quedo yo trocado en Ti.
a quien por mí quiso morir.
4. Si osare a ti venir das muerte al pecador
1. Cordero divinal por nuestro sumo bien, y de celeste ardor das al justo vivir.
inmolado en Salén, en tu puro raudal Ay, qué triste morir de vida en el manjar,
de gracias celestial, lava mi corazón, de tal veneno y muerte hallar.
que el fiel te rinde adoración.
5. Los ángeles al ver tal gloria y majestad,
2. Suavísimo maná, que sabe a dulce miel, con profunda humildad adoran su poder,
ven y del mundo vil nada me gustará. sin ellos merecer la dicha de gustar
Ven y se trocará del destierro cruel el pan del cielo, hecho manjar.
con tu dulzura la amarga hiel.

Bendito, bendito

Bendito, bendito, por nuestra salud.


¡bendito sea Dios! Y al cáliz bajaste
Los ángeles cantan por nuestra salud.
y alaban a Dios.
Los ángeles cantan Jesús, Rey del cielo,
y alaban a Dios. está en el altar,
su cuerpo, su sangre,
Yo creo, Jesús mío, nos da sin cesar.
que estás en el altar, Su cuerpo, su sangre,
oculto en la Hostia, nos da sin cesar.
Te vengo a adorar.
Oculto en la Hostia, Entre sus ovejas
Te vengo a adorar. está el buen pastor,
en vela continua
Espero, Jesús mío, lo tiene el amor.
en Tu suma bondad, En vela continua
poder recibirte lo tiene el amor.
con fe y caridad.
Poder recibirte Oh cielo, oh tierra,
con fe y caridad. canten a una sola voz:
Bendito, bendito,
Por el amor al hombre ¡bendito sea Dios!
moriste en una cruz, Bendito, bendito,
y al cáliz bajaste ¡bendito sea Dios!

60
Cantad, cantad

Cantad, cantad; la Patria se arrodilla ¡Hostia de paz! La Patria atribulada


al pasar Jesucristo Redentor, sólo de ti remedio espera ya;
un nuevo sol para nosotros brilla, un rayo de tu luz, una mirada,
sol del amor, del amor. una mirada, Señor, ¡y vivirá!.

¡Hostia! ¡Sol del amor! Tu luz inflama Cantemos al amor de los amores
el corazón de México leal;
el corazón del pueblo que te ama, Cantemos al Amor de los Amores
el corazón de un pueblo que te aclama cantemos al Señor,
en tu paso triunfal. Dios está aquí, ¡venid adoradores,
adoremos, a Cristo Redentor!
Triunfe tu amor, ¡oh Sol
Sacramentado! ¡Gloria a Cristo Jesús,
Del corazón de un pueblo siempre fiel, cielos y tierra, bendecid al señor
disipa ya las nieblas del pecado, honor y gloria a Ti, rey de la gloria
ven a reinar, ven a reinar en él. amor por siempre a Ti
Dios del Amor!
Orne tu luz con resplandor divino
de nuestros padres la radiante fe; Unamos nuestra voz a los cantares
vuelva a buscar la Patria su destino del Coro Celestial,
de tu sagrario, de tu sagrario al pie. Dios está aquí, al Dios de los Altares
alabemos con gozo angelical.

Cantemos al amor de los amores

1. Cantemos al Amor de los amores, 4. ¡Jesús potente, Rey8 de las victorias!


cantemos al Señor. ¡A ti loor sin fin!
Dios está aquí; venid adoradores, ¡Canten tu poder, autor de nuestras glorias,
adoremos a Cristo Redentor. cielo y tierra hasta el último confín!

GLORIA A CRISTO JESÚS; 5. Tu nombre ensalzamos y alabamos


CIELOS Y TIERRA, BENDECID AL con toda nuestra voz.
SEÑOR; ¡Rey de majestad, por siempre te
HONOR Y GLORIA A TI, REY DE LA aclamamos,
GLORIA, y Señor de las almas, Cristo Dios!
AMOR POR SIEMPRE A TI, DIOS DEL
AMOR. (2) 6. Oh, sí cristianos fervorosos vamos
a Cristo en el altar,
2. Por nuestro amor oculto en el sagrario, y con fe viva su Cuerpo recibamos cada
su gloria y esplendor; día
para nuestro bien, queda en el santuario, y siempre hasta expirar.
esperando al justo y pecador.
7. Al pie de tu sagrario nos convidas
3. Oh gran prodigio del amor divino, a recibir tu amor;
milagro sin igual; porque Tú, Jesús, al alma das la vida y la
prenda de amistad, banquete al peregrino, llenas
do se come el Cordero celestial. de fuerza y de valor.

61
Corazón Santo, tú reinarás

Corazón Santo, tú reinarás. Jesús amable, Jesús piadoso;


Tú nuestro encanto siempre serás. Dueño amoroso, Dios de bondad;
vengo a tus plantas, si Tú me dejas,
Venid, cristianos, y acá en el suelo humildes quejas a presentar. (bis)
como en el cielo se ve adorar;
también nosotros adoraremos Divino pecho, donde se inflama
y ensalzaremos al Dios de paz. (bis) la dulce llama de caridad;
¿Por qué la tienes ahí encerrada.
y no abrasada la tierra está? (bis)

Oh buen Jesús

¡Oh, buen Jesús! Yo creo firmemente Espero en Ti, piadoso Jesús mío;
que por mi bien estás en el altar, oigo tu voz que dice “ven a mí”,
que das tu cuerpo y sangre juntamente porque eres fiel, por eso en Ti confío;
al alma fiel en celestial manjar, /todo Señor, espérolo de Ti./ (bis)
al alma fiel en celestial manjar.
¡Oh, buen pastor, amable y fino
Indigno soy, confieso avergonzado, amante!
de recibir la santa Comunión; Mi corazón se abraza en santo ardor;
Jesús que ves mi nada y mi pecado, si te olvidé, hoy juro que constante
/prepara Tú mi pobre corazón. / (bis) /he de vivir tan sólo de tu amor. / (bis)

Pequé Señor, ingrato te he ofendido; Dulce maná y celestial comida,


infiel te fui, confieso mi maldad; gozo y salud de quien te come bien;
me pesa ya; perdón, Señor, te pido, ven sin tardar, mi Dios, mi luz, mi
/eres mi Dios, apelo a tu bondad. / vida,
(bis) /desciende a mí, hasta mi pecho ven. /
(bis)

Que viva mi Cristo

Que viva mi Cristo, que viva mi Rey. Dios le dio el poder, la victoria.
que impere doquiera triunfante su ley. Pueblos todos, venid y alabad
Viva Cristo Rey, Viva Cristo Rey. a este Rey de los cielos y tierra,
en quien sólo tenemos la paz.
Mexicanos un Padre tenemos,
que nos dio de la patria la unión. Rey eterno, Rey universal,
A ese Padre gozosos cantemos, en quien todo ya se restauró,
empuñando con fe su pendón. te rogamos que todos los pueblos
sean unidos en un solo amor.
Demos gracias al Padre que ha hecho
que tengamos de herencia la luz
y al darnos vida en el Reino
que su Hijo nos dio por la cruz.

62
Tú reinarás

1. ¡Tu reinarás! Este es el grito 3. ¡Tú reinarás en este suelo!


que ardiente exhala nuestra fe. Te prometemos nuestro amor.
¡Tu reinaras!¡oh Rey bendito!, ¡Oh buen Jesús!, danos consuelo
pues tu dijiste: «¡Reinare!» en este valle de dolor

REINE JESÚS POR SIEMPRE, 4. ¡Tú reinarás! Dichosa era,


REINE SU CORAZÓN, dichoso pueblo con tal Rey.
EN NUESTRA PATRIA, EN Será tu Cruz nuestra bandera
NUESTRO SUELO, tu amor será la única ley.
QUE ES DE MARÍA LA NACIÓN.
(2V) 5. ¡Tú reinarás! Toda la vida
trabajaremos con gran fe
2. ¡Tú reinarás!, dulce esperanza, en realizar y ver cumplida
que al alma llenas de placer. la gran promesa «¡Reinare!»
Habrá por fin, paz y bonanza,
felicidad habrá doquier.

Mi padre es quien os da verdadero Pan del Cielo

1. Mi padre es quien os da verdadero Pan del Cielo.

Tú eres, Señor, el pan de vida.

2. Quien come de este Pan, vivirá eternamente.


3. Aquel que venga a Mí, no padecerá más hambre.
4. Mi carne es el manjar, y mi sangre es la bebida.
5. El Pan que Yo daré, ha de ser mi propia Carne.
6. Quien come de mi carne, mora en Mí y Yo en él.
7. Bebed todos de él, es el Cáliz de mi Sangre.
8. Yo soy el Pan de Vida, que ha bajado de los cielos.
9. Si no coméis mi Carne, no tendréis Vida en vosotros.
10. Si no bebéis mi Sangre, no tendréis Vida en vosotros
11. Quien bebe de mi Sangre, tiene ya la Vida eterna.
12. Mi Cuerpo recibid entregado por vosotros.

Quédate con nosotros

Quédate con nosotros, la mesa está servida,


la tarde está cayendo, quédate. caliente el pan y envejecido el vino.

¿Cómo te encontraremos ¿Cómo sabremos que eres


al declinar el día un hombre entre los hombres
si tu camino no es nuestro camino?. si no compartes nuestra mesa
Detente con nosotros; humilde?.
63
Repártenos tu cuerpo no apague el fuego vivo
y el gozo irá alejando que nos dejó tu paso en la mañana.
la oscuridad que pesa sobre el hombre.
Arroja en nuestras manos,
Vimos romper el día tendidas en tu busca,
sobre tu hermoso rostro las ascuas encendidas del Espíritu.
y al sol abrirse paso por tu frente. Y limpia en lo más hondo
Que el viento de la noche del corazón del hombre
tu imagen empañada por la culpa.

Hambre de Dios

NO PODEMOS CAMINAR, Señor, yo tengo sed de ti,


CON HAMBRE BAJO EL SOL. sediento estoy de Dios.
DANOS SIEMPRE EL MISMO PAN, Pero pronto llegaré a ver
TU CUERPO Y SANGRE, SEÑOR. el rostro del Señor.

Comamos todos de este Pan, Por el desierto el pueblo va


el Pan de la unidad. cantando su dolor;
En un Cuerpo nos unió el Señor, en la noche brillará tu luz,
por medio del Amor. nos guía la verdad

Una espiga dorada

UNA ESPIGA DORADA POR EL SOL,


EL RACIMO QUE CORTA EL VIÑADOR,
SE CONVIERTEN AHORA EN PAN Y VINO
DE AMOR,
EN EL CUERPO Y LA SANGRE DEL SEÑOR (2)

Comulgamos la misma comunión,


somos trigo del mismo sembrador,
un molino, la vida nos tritura con dolor,
Dios nos hace eucaristía en el amor (2)

Como granos que han hecho el mismo Pan,


como notas que tejen un cantar,
como gotas de agua que se funden en el mar,
los cristianos un Cuerpo formarán. (2)

En la mesa de Dios se sentarán,


como hijos su Pan comulgarán.
Una misma esperanza caminando cantarán,
en la vida como hermanos se amarán (2)

64
Yo soy el pan de vida

1. Yo soy el Pan de vida, 3. Yo soy esa bebida


el que viene a Mí no tendrá hambre, que se prueba y no se siente sed.
el que cree en Mí no tendrá sed. El que siempre beba de mi sangre
Nadie viene a Mí si mi Padre no lo vivirá en Mí y tendrá la vida eterna.
atrae.
/Yo lo resucitaré, yo lo resucitaré, 4. Sí, mi Señor, yo creo
yo lo resucitaré en el día final. que has venido al mundo a redimirnos,
que Tú eres el Hijo de Dios
2. El pan que yo daré es mi Cuerpo, y que estás aquí, alentando nuestras
vida para el mundo. vidas.
El que siempre coma de mi carne
vivirá en Mí como yo vivo en mi
Padre.

65

You might also like