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Algunos de los que buscan a Dios ya creen que existe; lo buscan en el sentido
locativo, tanto como si buscáramos una dirección física. “¿Dónde está Dios?”
preguntan. Esta es la pregunta que tratan de responder.
Los cristianos creen que Dios es omnipresente — que existe en todas partes en
todo momento. No puede ser restringido, al igual que nosotros, a un sólo tiempo y
un sólo lugar. El antiguo salmista, el Rey David reflexionó sobre el paradero de
Dios y concluyó que no había lugar alguno en el cual Dios no estuviera:
También los creyentes hablan de buscar a Dios. Pero si creen en Dios, ¿acaso no
lo han encontrado ya?
Cuando los cristianos hablamos de buscar a Dios, por lo general significa que
están buscando la experiencia de la presencia de Dios. La Biblia exhorta a los
creyentes a “buscar siempre el rostro de Dios.”10 Esta frase se refiere a tener
acceso a Dios; buscar su rostro es buscar su presencia.
Dios busca una relación con aquellos que no lo conocen aún. Él busca una unión
más profunda con quienes sí lo conocen. Mientras lo buscamos, podemos estar
seguros de que él está seriamente buscándonos a nosotros también.
Pero ¿no están su hijos siempre ante su presencia? Sí y no. Sí en dos sentidos:
En primer lugar, en el sentido que Dios es omnipresente y por lo tanto siempre
está cerca de todo y de todos. Él mantiene todo en su existencia. Su poder
siempre está presente en el mantenimiento y gobierno de todas las cosas.
Y en segundo lugar, sí, Él siempre está presente con sus hijos en el sentido de su
pacto de compromiso de estar siempre con nosotros, obrar por nosotros y
transformar todo para nuestro bien. “Y he aquí yo estoy con vosotros todos los
días, hasta el fin del mundo” (Mateo 28:20).
Pero hay un sentido en el que la presencia de Dios no está con nosotros siempre.
Por esta razón, la Biblia repetidamente nos llama a “buscar al Señor… buscar su
presencia continuamente”. La presencia confiable, consciente y manifiesta de Dios
no es nuestra experiencia constante. Hay temporadas cuando nos volvemos
negligentes para con Dios, no le damos ningún pensamiento, no ponemos nuestra
confianza en Él y le encontramos “no-manifestado” – es decir, imperceptible como
grande, hermoso y valioso por los ojos de nuestros corazones.
Esto sucede a través de “buscar”. De búsqueda continua. Pero ¿qué significa eso
en la práctica? Tanto el Antiguo como el Nuevo Testamento dicen que es una
“fijación de la mente y el corazón” en Dios. Es la fijación consciente o el enfoque
de nuestra atención de la mente y nuestros afectos del corazón en Dios.
“Si ustedes, pues, han resucitado con Cristo, busquen las cosas de arriba, donde
está Cristo sentado a la diestra de Dios. Pongan la mira (la mente) en las cosas de
arriba, no en las de la tierra.” (Colosenses 3:1-2)
Los cielos cuentan la gloria de Dios. Así que podemos buscarle a través de eso. Él
se revela a sí mismo en su palabra. Así que podemos buscarle a través de eso. Él
se muestra a sí mismo a nosotros en las evidencias de la gracia en otras
personas. Así que podemos buscarle a través de eso. La búsqueda es el esfuerzo
consciente de llegar a Dios mismo a través de los medios naturales – para fijar
nuestras mentes hacia Dios constantemente en todas nuestras experiencias, para
dirigir nuestras mentes y corazones hacia Él a través de los medios de su
revelación. Esto es lo que significa buscar a Dios.
“Busquen al Señor mientras puede ser hallado, llámenlo en tanto que está cerca.”
(Isaías 55:6)
Buscar implica llamar e implorar. “Oh Señor, abre mis ojos. Oh Señor, quita la
cortina de mi propia ceguera. Señor, ten piedad y revélate a tí mismo. Anhelo ver
tu rostro.”
La humildad esencial
La gran promesa para los que buscan al Señor es que Él será hallado. “Si Lo
buscas, El te dejará que Lo encuentres” (1 Crónicas 28: 9). Y cuando Él es
encontrado, hay gran recompensa. “Porque es necesario que el que se acerca a
Dios crea que Él existe, y que recompensa a los que Lo buscan” (Hebreos 11: 6).
Dios mismo es nuestra mayor recompensa. Y cuando lo tenemos, lo tenemos
todo. Por lo tanto, “¡Busquen al Señor y su fuerza; busquen continuamente su
presencia!”