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Desarrollo

El abuso sexual infantil no es una patología nueva, sino una de las formas de

maltrato infantil que acompañó al desarrollo del hombre durante toda su historia.

Aparece en la literatura, en el cine y frecuentemente en noticias periodísticas. Es

el más escondido de los maltratos y del que menos se conoce, tanto en el

ambiente médico legal como en el social.

El abuso sexual infantil no ocurre solo en poblaciones marginales sino que abarca

todas las culturas y todas las clases sociales. La estimación de mayor demanda

que hay en la actualidad se debe a que recién ahora las personas involucradas se

están animando a denunciarlo, lo que se refleja en una mayor cantidad de

consultas, tanto en el nivel hospitalario como en el privado.

El diagnóstico no es nada fácil y como suele pasar desapercibido durante mucho

tiempo deja marcas emocionales, que cuanto más antiguas, mas difícil son de

tratar. La confirmación diagnóstica es difícil y se basa en el relato del niño, sus

juegos, la historia clínica, el examen físico y los exámenes complementarios. Sin

embargo, pocas son las veces que se encuentran signos físicos de certeza como

los relacionados con enfermedades venéreas, desgarros en zona genital o

embarazo.

La sospecha llega al consultorio por la demanda familiar (en general la madre) o

por sospecha de un profesional (médicos, maestros) ante signos indirectos

(masturbación compulsiva, lesiones genitales, vulvovaginitis reiteradas,

trastornos de sueño, enuresis , etc). Pero, aquí cabe acotar que estamos aún

poco preparados para un abordaje útil y efectivo, con recursos humanos

suficientes para este problema tan complejo y extendido.

El ámbito más frecuente donde se produce el abuso es el ámbito familiar, lo que

hace su abordaje muy problemático. Cuánto más cercano a la familia es el acto


de abuso más difícil es trabajar, teniendo en cuenta, además, que en el caso de

niños pequeños o personas con discapacidad, la información solo llega a través

de terceros.

INTRODUCCIÓN
El abuso sexual infantil es una cuestión raramente tratada con toda la
veracidad posible, pues se trata de sucesos generalmente secretos, siendo
los datos de los que se dispone, una pequeña parte de los casos que
realmente ocurren. Ello es así por las características o situaciones propias
del abuso: casos se producen dentro de la familia, cuestiones referentes a
la sexualidad del individuo, sobre la que se mantiene el secreto, el miedo y
las falsas creencias; la no autonomía de los niños pequeños para
denunciarlo; el miedo en muchos profesionales y ciudadanos a las
implicaciones que puede originar la denuncia; y el gran desconocimiento del
tema, de sus diferentes manifestaciones, así como de las situaciones
de riesgo que pueden favorecer los abusos sexuales....
Asimismo, la detección sí ha sufrido un aumento importante, pero no
hay pruebas de que la incidencia también haya aumentado; se sabe que se
conocen sólo entre el 10% y el 20% de los casos reales, es lo que se
llama el vértice de la pirámide del maltrato, estimándose que el 23% de las
niñas y un 15% de los niños sufre abusos sexuales antes de los 17 años
en España.1.
Posiblemente lo que ocurre es que en la actualidad se produce
menos tolerancia social respecto a la vulneración de derechos de los niños.
Una de las demandas de los profesionales del campo más extendida es la
necesidad de unificar estadísticas tanto entre las Comunidades Autónomas
como entre los diferentes enfoques de los estudios; y es que t odas
las instituciones deberían promover la realización de estudios de incidencia
de abuso sexual infantil, estableciendo además un registro unificado de
casos en las mismas, si se quiere tener una visión real de la magnitud del
problema en nuestro país.
Del mismo modo, hemos de ser conscientes también de las dificultades
metodológicas existentes para estudiar a toda la población en condiciones
de igualdad, para valorar la incidencia real del abuso en los distintos
colectivos, puesto que además influye mucho la posibilidad de acceso real a
los recursos y a los profesionales. Por ejemplo, en las familias
de clase media la detección y revelación es más difícil por lo que el riesgo
de revictimización es mayor.
Por ello, es necesario diseñar programas de prevención que atiendan las
características diferenciales de los grupos de riesgo identificados, sin
estigmatizarlos y ofreciéndoles herramientas preventivas.
Finalmente, el trabajo también abordará las cuestiones contenidas en la
regulación legal española -establecida principalmente en el Código Penal de
1995-, instrumentos comunitarios y Convenios Internacionales, así como
sus deficiencias y aspectos destacables, en relación con la materia a tratar,
esto es, el abuso sexual infantil.
El motivo puede ser desde la propia vivencia del niño a un fenómeno de
bloqueo pasajero, por ello, es fundamental hacer seguimiento a los niños
víctimas de abuso sexual, presenten o no una sintomatología.
ATERIAL PARA LA PREVENCION ABUSO
SEXUAL INFANTIL

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