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HISTORIA
DE ESTADOS UWIDOS
1776-1945
Crítica
Barcelona
Agradecimientos
A u r o r a B o sch
Valencia, 8 de marzo de 2005
Principales unidades y abreviaturas:
Acre = 0,4 hectáreas
Hectárea = 2,47 acres
Milla cuadrada = 640 acres (o 256 hectáreas)
Galón americano = 3,785 litros
Billón americano ~ 1.000 millones
L as c o l o n ia s e n e l s ig l o x v m , s o c ie d a d e s e n p r o c e s o
DE CRECIMIENTO ECONÓMICO Y CAMBIO SOCIAL ACELERADO
¿ Q u ié n d o m in a r á e l c o n t i n e n t e ? L as g u e r r a s c o l o n ia l e s
Sin duda, las tres guerras imperiales, que desde 1713 tuvieron lugar
en las colonias para dirimir qué imperio dominaría América del Norte,
contribuyeron a aumentar las tensiones en este mundo cambiante, es-
REVOLUCIÓN, INDEPENDENCIA Y CONSTRUCCIÓN NACIONAL 5
I ,a r e o r g a n iz a c ió n d e l im p e r io e n A m é r ic a .
«No PUEDE HABER IMPOSICIÓN SIN REPRESENTACIÓN»
tareas del gobierno central para las colonias. Como tal, decidió crear
on Ejército continental al mando de George Washington, comandante
e n jefe de la milicia de Virginia, emitir moneda para financiarlo y for
mar un Comité para negociar con otros países. Pero el Congreso aún
tardaría más de un año en declarar la independencia. Los representan
tes de las colonias en el Congreso estaban de acuerdo en que debían
defenderse frente a la conspiración del Parlamento y la Corona, pero la
mayoría de ellos no pensaba que el problema fuera el imperio en sí.
Declararan la independencia o no, la guerra había empezado ya. El
23 de agosto de 1775, Jorge III proclamó a las colonias en rebelión. En
diciembre de 1775 todos los barcos norteamericanos podían ser con
fiscados por los buques de guerra británicos. En invierno de 1775-1776
los colonos intentaron infructuosamente la conquista de Canadá para
que los canadienses se les unieran en la lucha contra Inglaterra, pero
sufrieron una dura derrota en Québec.
Por esas fechas, los rebeldes comenzaron a tener claro por qué lu
chaban. En enero de 1776 se publicó en Filadelfia Common Sense (el
sentido común), el primer texto que demostraba que la lucha contra In
glaterra debía ser por la independencia inmediata y la república igualita
ria. Su autor era el británico Thomas Paine, editor hasta hacía poco del
Pennsylvania Magazine, que había llegado a Filadelfia en 1774 — tras
haber sido expulsado del cuerpo de recaudadores de impuestos por
exigir un aumento de sueldo, perder sus bienes y separarse de su segun
da esposa-—, para iniciar a sus treinta y siete años una nueva vida en
América, pues como muchos de sus compatriotas creía que «era tierra
de abundancia e igualdad, donde los méritos individuales, y no el ran
go social, ponían los límites de los logros humanos».
Hijo de un corsetero cuáquero de Norfolk, sus intentos de escapar
del oficio familiar que detestaba y ascender socialmente -—como pro
fesor de inglés o recaudador de impuestos— fracasaron; si bien su re
corrido por distintas ocupaciones le proporcionó una formación inte
lectual y política y un conocimiento de los límites del sistema político
británico.35 La primera influencia del padre cuáquero le había hecho
partidario de cierto igualitarismo, que rechazaba las jerarquías tanto en
la Iglesia como en el Estado. Su educación y autoeducación le hizo re
belde a la inmovilidad del sistema social británico y particularmente
sensible a la imposibilidad de promoción personal. La experiencia
como recaudador de impuestos le permitió observar las aflicciones que
éstos causaban a la población y en su estancia en Londres conoció los
barrios bajos de la ciudad y entró en contacto con el mundo popular-
22 HISTORIA DE ESTADOS UNIDOS
U na g u e r r a r e v o l u c i o n a r i a
POR LA INDEPENDENCIA, 1776-1783
un ejército de 8.000 hombres» entre los que había 3.000 alemanes y va
rios cientos de indios. Cerca de Albany, Burgoyne tenía que reunirse
con una fuerza adicional mandada por el teniente coronel Barry St, Le-
ger, que se desplazaría hacia el este, a través del valle de Mohawk, y
con el general Howe, que avanzaría hacia el norte desde Nueva York,
a través de valle de Hudson. Pero St. Leger fue derrotado y detenido en
el valle de Mohawk, mientras que Howe decidió ejecutar su segundo
plan de tomar Filadelfia. William Howe consiguió conquistar Filadel
fia y derrotó a Washington dos veces, aunque el Ejército continental
demostró por primera vez ser capaz de librar un combate organizado.
Sin embargo Howe no encontró en Filadelfia el apoyo de la población
que esperaba y la toma de la ciudad le impidió reunirse con Burgoyne,
cuyo ejército avanzaba lentísimamente por el valle de Hudson, hosti
gado por las milicias de Nueva Inglaterra. Cuando Burgoyne llegó a
Saratoga, con un ejército muy mermado, se enfrentó a un gran ejército
norteamericano de más de 10.000 hombres, al mando del general Ho
rario Gates. Tras dos sangrientas batallas, Burgoyne se rindió a los nor
teamericanos con sus 5.700 hombres el 17 de octubre de 1777.46
Saratoga cambió el curso de la guerra. La tremenda derrota de Sa
ratoga demostró a los británicos que no podían vencer rápidamente a
los rebeldes en Una batalla decisiva, por lo que intentaron acabar con la
guerra ofreciendo a los norteamericanos una vuelta a la situación ante
rior de 1763 y un aumento del control de sus asuntos. La victoria nortea
mericana convenció a los enemigos europeos de Gran Bretaña de que
era el momento de la venganza. Francia, que desde el principió había
ayudado oficiosamente a los rebeldes, firmó en 1778 un acuerdo co
mercial con Estados Unidos y un tratado que garantizaba la ayuda
francesa a la independencia norteamericana;47 España, que quería re
cuperar Menorca y Gibraltar, se alió con Francia en 1779 contra Ingla
terra. Al año siguiente, Gran Bretaña declaró la guerra a los holande
ses, que seguían comerciando con franceses y norteamericanos, y
Suecia, Dinamarca y Rusia se unieron en la Liga de la Neutralidad Ar
mada, cerrando el Báltico a los barcos de guerra británicos en respues
ta a las interferencias británicas en su comercio.
Con una Inglaterra aislada diplomáticamente y una guerra que se
había convertido en un conflicto mundial disputado en varios conti
nentes — mar Mediterráneo, África, la India, el Caribe— contra los
imperios francés y español, algunos políticos como lord North creían
que el conflicto no valía lo que costaba. Sin embargo, el rey y su es
tratega lord George Germain aun consideraban que si la mayoría de los
REVOLUCIÓN, INDEPENDENCIA Y CONSTRUCCIÓN NACIONAL 29
nos por defender sus tierras frente a la intrusión de los colonos america
n o s había comenzado ya en 1750, cuando éstos se aliaron primero con
los franceses y después con los británicos. La proclamación real de 1763
intentó acabar con la guerra de Liberación India, reconociendo a las na
ciones indias la posesión de las tierras al oeste de los Apalaches, pero no
pudo detener las ocupaciones ilegales de los colonos de Virginia en el
valle de Ohio. La respuesta de la Corona a esta violación fue extender
en 1774 las fronteras de Québec hasta el río Ohio — Ley de Québec— ,
anulando así las conquistas territoriales de Virginia.
Durante la guerra de Independencia, la mayoría de las naciones in
dias se alió con la Corona para proteger sus tierras. Tras la guerra, Es
tados Unidos asumió que la victoria contra Inglaterra les había dado au~
' temáticamente los derechos de conquista sobre las tierras indias, por lo
que en lugar de negociar compras o cesiones de tierras, asignaron uni
lateralmente las fronteras de las reservas indias. Los indios del oeste,
que no pensaban que habían sido conquistados, lucharon otra vez para
defender sus tierras, hasta que en 1794, el general Anthony Wayne de
rrotó a la Confederación de Indios del Oeste en la batalla de Fallen
Timbers. En 1795, el tratado de Grenville consiguió finalmente la paz.
El tratado, que consideraba a la naciones indias como naciones extran
jeras, se comprometía a reconocer el derecho de los indios a disfrutar
sin ser molestados de las tierras al oeste del Mississippi, a cambio de
cesiones de tierras en el territorio del noroeste — que en 1803 se con
vertiría en el Estado de Ohio— . Estas tierras solamente podían ser ven
didas a Estados Unidos cuando las tribus quisieran, mientras tanto el
gobierno federal se comprometería a defenderlas de cualquier intrusión
del hombre blanco/17
Las nuevas tierras del oeste ofrecían la posibilidad de movilidad y
ascenso social a los blancos pobres — trabajadores, sirvientes contrata
dos, inmigrantes alemanes e irlandeses— que habían sostenido de for
ma permanente el esfuerzo bélico, en el ejército y las milicias, politi
zándose y radicalizando la coalición revolucionaria. La contrapartida
fue la promesa de extensión de la igualdad republicana a estos secto
res. El impulso revolucionario favoreció la casi total desaparición de la
servidumbre contratada, inició la primera oleada democratizadora, que
fue convirtiendo un régimen representativo en una democracia para
hombres blancos, y dio la posibilidad de acceder a la propiedad de las
: nuevas tierras del noroeste.
También unos cientos de esclavos negros lucharon por su libertad
en el Ejército continental, y muchas mujeres participaron activamente
34 HISTORIA DE ESTADOS UNIDOS
T r e c e r e p ú b l ic a s ; L as C o n s t it u c io n e s d e l o s E st a d o s
este. Los que tenían propiedad tenían más posibilidades de ser elegi
dos; no podían votar los blancos que no pagaban impuestos; tampoco
los que no eran libres, ni los no blancos, ni las mujeres, con la excep
ción de New Jersey.
Ni siquiera la Constitución más radical — Pensilvania— estableció
el sufragio universal masculino, pero hubo enormes progresos en la re
presentación popular. El procedimiento electoral se vio muy afectado
por la revolución: las designaciones de candidatos se hicieron más re
gulares y abiertas, los colegios electorales más numerosos y convenien
tes, el voto secreto comenzó a introducirse en muchos Estados. Las Le
gislaturas trataban se ser realmente representativas, réplicas en pequeño
de los intereses y las divisiones sociales de cada Estado. Y se dio un
avance enorme hacia el sufragio universal masculino para los varones
blancos. En 1788, el 90 por 100 de los varones blancos podían votar en
New Jersey, Pensilvania, Georgia, Carolina del Norte y del Sur, New
Hampshire y muchas ciudades de Massachusetts. En Virginia, del 70 al
90 por 100, en Maryland el 70 por 100, en Nueva York el 60 por 100.
En Rhode Island y Connecticut virtualmente todos los varones adultos
blancos protestantes que tuvieran alguna propiedad podían votar.76
U n a C o n f e d e r a c ió n de E sta d o s.
E l « p e r í o d o c r í t i c o » (1781-1787)
* Recuérdese que una milla cuadrada equivale a 640 acres, o 256 ha.
REVOLUCIÓN, INDEPENDENCIA Y CONSTRUCCIÓN NACIONAL 47
P o b r e s y e n d e u d a d o s . L a r e b e l i ó n d e S h a y , 1786
U n a r e p ú b l i c a f e d e r a l .X '- É d i i í S ti T U C íó Ñ f e d e r a l ( 1 7 8 7 )
y l a D e c l a r a c i ó n D e D e r e c h ó s (1 ^ 9 1 )
frentaba el país. No en vano 1786 fue el peor año del «período crítico»,
pues además de la rebelión de Shay y de ser el punto más bajo de la de
presión comercial, el conflicto de intereses entre los Estados del sur y el
norte impidió aprobar el tratado de Jay con España, que contemplaba
abril' España al comercio norteamericano, a cambio de que Norteaméri
ca renunciara a navegar por el Mississippi durante varias décadas.83
El 21 de febrero de 1787, e i Congreso Continental apoyó la celebra
ción de la Convención Constitucional de Filadelfia, siempre que ésta se
limitara a la revisión de los Artículos. Sin embargo, el trabajo prepara
torio que James M adison realizó durante el invierno y la primavera
— comparando las distintas formas de gobierno y analizando los vicios
del sistema político norteamericano— era más bien un cambio radical
respecto a 1776, para establecer un gobierno nacional, basado en la di
visión dé poderes que eliminara «la tiranía de las Asambleas»,
74 delegados de doce Estados -—Rhode island no envió ningún de
legado— fueron designados por sus Legislaturas para asistir a la Con
vención, pero solamente asistieron 55. Todos ellos pertenecían a las
élites norteamericanas. Tenían fortuna personal, sólida preparación in
telectual e intensa experiencia política. El 60 por 100 había ido a la uni
versidad— nueve a Princeton, cuatro a Yale^ tres a Harvard— . 34 eran
abogados, el resto comerciantes, banqueros y plantadores, y muchos de
ellos eran poseedores de deuda pública.84 De la generación de la revo
lución los nombres más distinguidos eran George Washington, que
ejerció de presidente y Benjamín Franklin, que tenía ya ochenta y un
años. El resto era más joven, entre los treinta o cuarenta años, y com
partía la experiencia de haber servido a la causa «nacional» durante la
guerra —desde sus puestos en el Ejército, el Congreso o la Confedera
ción— en medio de las dificultades de tener que luchar contra la resis
tencia de los Estados a ayudar al esfuerzo bélico continental. Entre las
personalidades políticas, no asistieron por estar en contra de la revisión
de los Artículos, Samuel Adams (Massachusetts), ni Patrick Henry
(Virginia). Tampocó asistieron John Adams, ni Thomas Jefferson, por
estar sirviendo de embajadores en Londres y París, pero sus puntos de
vista estaban ampliamente representados por Gouvemeur Morris y Ja
mes Madison, respectivamente.
Este grupo escogido de 55 hombres, que representaban los grandes
intereses económicos, estaba de acuerdo en lo esencial: el gobierno na
cional debía reforzarse. Este gobierno, representativo y basado en la di
visión de poderes, debía ser capaz de recaudar sus propios impuestos,
aprobar leyes y hacerlas cumplir con su propia Administración. Ade
52 HISTORIA DE ESTADOS UNIDOS
S a n e a m ie n t o e c o n ó m ic o y n a c im ie n t o
DE LOS PARTIDOS POLÍTICOS
rían los Estados con pocas deudas, sino que manifestaban la preocupa
ción por que el gobierno federal asumiese implícitamente la autoridad
soberana sobre las economías de todos los Estados,
Esta preocupación se manifestó también en el tercer punto, relativa
a «la consolidación de toda la deuda nacional» —la deuda combinada,
es decir la deuda federal y de los Estados— , estimada en 79 millones
de dólares. Así, el gobierno nacional emitiría bonos negociables, inter
cambiables por la deuda. Ésta era la clave del programa de Hamilton,
pues de esta forma una serie de certificados sin valor se transformaría
en capital que estimularía la economía. Además, como la deuda era po
seída por los ciudadanos más ricos, éstos apoyarían la nueva Constitu
ción y el gobierno nacional.
Las críticas de Madison y Virginia eran que tanto la asunción de las
deudas de los Estados, como la consolidación de toda la deuda na
cional, inflaría innecesariamente la deuda, favorecería a los especula
dores y sería un signo de que el gobierno federal podría absorber a los
Estados, pues para subvencionar la deuda incrementaba el poder im
positivo del gobierno nacional. Estos impuestos fluirían de los pobres
a los ricos, del sur al norte y de los agricultores empobrecidos a los es
peculadores.
El secretario de Estado, Thomas Jefferson, que compartía los te
mores de Madison sobre el creciente poder del gobierno nacional
-—pero había comprobado en Francia que Estados Unidos no podía ser
tomado en serio mientras la deuda externa no fuera pagada y el crédi
to con los banqueros de Amsterdam, restaurado— , jugó un papel deci
sivo para que Hamilton y Madison llegaran a un acuerdo en el Con
greso. El acuerdo permitió que el Congreso aprobara la asunción de la
deuda de los Estados y la consolidación de la deuda nacional; pero fue
un triunfo para Virginia, pues consiguió que la capital —tras un perío
do temporal en Pensilvania— se trasladara definitivamente al sur, al
Potomac, entre Virginia y Maryland y que, de forma milagrosa, la deu
da que Virginia debía asumir se igualara a los impuestos que este Es
tado debía al gobierno federal, con lo cual la asunción de la deuda se
ría ficticia.5
El cuarto punto, buscando crear instituciones financieras sólidas en
el país, pretendía «ia creación de un Banco Nacional» del que el go
bierno federal sería accionista minoritario y donde se depositarían los
fondos gubernamentales. El banco incrementaría el flujo de capitales
— esencial para el crecimiento económico— y proporcionaría también
al país una moneda sólida. En 1790, el banco tenía también una signi
LOS ANOS DECISIVOS DE LA REPÚBLICA, 1790-1815 61
ficación política, pues sus acciones podían suscribirse con los recien
temente consolidados Bonos Nacionales, de forma que estos nuevos
accionistas, que se encontraban entre las clases más poderosas de Es
tados Unidos, estarían más comprometidos por su propio interés en
apoyar al gobierno nacional. Este punto fue también objeto de división
de opiniones en el Congreso y planteó el primer debate sobre la inter
pretación de la Constitución en el Gabinete Presidencial.
El proyecto fue aprobado en el Congreso a pesar de las objeciones
de Madison, el redactor de la Constitución, quien argumentaba que no
había bases constitucionales para la creación de un Banco Nacional. En
el Gabinete Presidencial se reprodujo el debate en tomo a la interpreta-
: ción amplia o estricta de la Constitución. Según el Artículo Primero,
\ sección octava, de la Constitución, ésta autorizaba al Congreso a «pro
mulgar todas las leyes, que fueran necesarias y apropiadas, para ejecu
tar los poderes otorgados por esta Constitución al gobierno de Estados
Unidos».6 Para Jefferson, la interpretación de este artículo era que el
Banco Nacional no era «necesario» y que según la Décima Enmienda
todos los derechos no delegados explícitamente en el Congreso eran re
servados a los Estados. Mientras tanto, Hamilton insistía en que el po
der constituir corporaciones era potestad de cualquier gobierno, estu
viera o no expresamente indicado en la Constitución. El presidente
compartió el argumento de Hamilton y firmó la ley que creaba el Ban
co Nacional de Estados Unidos.
El quinto punto urgía al Congreso a aprobar «un impuesto sobre el
whisky destilado» para financiar la deuda consolidada. Aunque Ha
milton sabía que este impuesto era impopular, creía más equitativo
desplazar parte de la imposición fiscal de los comerciantes del este a
los agricultores d ef oeste.
El programa de Hamilton se completaba con un Informe sobre las
. manufacturas, que proponía incentivar éstas, para utilizar productiva
mente el nuevo capital creado por la deuda consolidada. Las ventajas
que derivarían del desarrollo de la manufactura serían múltiples: di
versificación del trabajo, mejor uso de la maquinaria, trabajo para las
mujeres y los niños, promoción de la inmigración y creación de un
mercado para los productos agrícolas. El programa exigía la imposi
ción de altos aranceles protectores, que restringirían la exportación de
; materias primas y animarían a la creación de ciertas industrias, así
como a ia mejora de los transportes.
Los éxitos de la política de Hamilton fueron enormes, pues puso las
bases del sistema monetario y fiscal norteamericano. Al consolidar las
62 HISTORIA DE ESTADOS UNIDOS
L a d e s p e d id a d e G e o r g e W a s h in g t o n y l a s e l e c c io n e s d e 1796
P r o b l e m a s in t e r n a c io n a l e s y d iv is ió n p a r t id is t a
e n l a p r e s id e n c ia d e Jo h n A dams
L as e l e c c io n e s d e 1800. L a r e v o l u c ió n r e p u b l ic a n a
d e T hom as Jefferso n
R e f o r m a p o l ít ic a
P o l ít ic a e c o n ó m i c a r e p u b l i c a n a
R e d u c c ió n d e l g a s t o p ú b l ic o
T ie r r a p a r a t o d o s : l á c o m p r a d é L u is ia n a
Y LA PRIMERA EXPEDICIÓN AL OESTE
U n d u e l o y u n a c o n s p ir a c ió n
E x p e r im e n t o s d é « c o e r c ió n p a c íf ic a » a n t e l a s r e p e r c u s io n e s
e c o n ó m ic a s d e l a g u e r r a e n E u ro pa
rra los mares, y sobre todo a partir de 1807, cuando los británicos esta
blecieron el bloqueo sobre el continente y las Órdenes del Consejo
prohibían a los neutrales comerciar con los puertos de Francia y sus
aliados, y Napoleón respondió con un bloqueo sobre los británicos
- —el Sistema continental— , uno y otro país acosaron a los barcos neu
trales norteamericanos que negociaban con el enemigo. Particular
mente los británicos no sólo capturaban los barcos, sino que en su avi
dez de marinos para la Armada británica apresaban a tripulaciones
enteras, si sospechaban que eran de origen británico, aunque tuvieran
la nacionalidad norteamericana.
Uno de estos incidentes, el ataque y captura de algunos marinos del
buque Chesapeake —justo fuera de aguas territoriales norteamerica
nas— , llevó al país casi ai borde de la guerra con Inglaterra. Ésta evi
tó el conflicto disculpándose y pagando una indemnización. Ni los bri
tánicos ni Jefferson querían llegar a una guerra, pero el daño que las
restricciones estaban imponiendo a la economía norteamericana era
tal, que Jefferson optó por un experimento de «coerción pacífica», el
embargo, que tenía un antecedente en los movimientos de no importa
ción que precedieron y acompañaron a la revolución. En diciembre de
1807 el Congreso aprobó la Ley del Embargo, por la cual se prohibían
las exportaciones de productos norteamericanos y las importaciones
de productos británicos.
La adopción de esta medida se basaba en la asunción de que los
productos agrícolas norteamericanos eran esenciales para el continen
te europeo y particularmente para los países en guerra — Francia e In
glaterra— , y que el mercado norteamericano era fundamental para las
manufacturas británicas. Esta necesidad de contar con Estados Unidos,
tanto como proveedor como consumidor daba al embargo, según Jef
ferson, la capacidad de acabar con las restricciones del comercio inter
nacional.
Pero el embargo no cumplió su objetivo de eliminar las restriccio
nes comerciales y a cambio dañó profundamente la economía nortea
mericana, que desde entonces a 1814 entraría en unproceso de reduc
ción del crecimiento. El embargo falló porque muchos comerciantes y
armadores lo burlaron. A pesar de los riesgos, los beneficios comer
ciales eran tan grandes que animaron el contrabando, con lo que Fran
cia y el Reino Unido no fueron profundamente perjudicados. La que sí
sufrió fue la economía norteamericana, especialmente la producción
agrícola del sur y el oeste, así como la industria de construcción de bar
cos del noreste — permitiendo la recuperación del moribundo Partido
LOS ANOS DECISIVOS DE LA REPÚBLICA, 1790-1815 81
U n a s e g u n d a g u e r r a c o n t r a I n g l a t e r r a , 1812-1815
V ic t o r ia s in v ic t o r ia s
E n o r m e s POSIBILIDADES EN EL CINCUENTENARIO
DE LA INDEPENDENCIA
Un c o n s e n s o f o r ja d o s o b r e u n g r a n s il e n c io
dores utópicos— «el entorno» ideal para alcanzar sus objetivos refor
mistas, por lo que en 1824 compró 20.000 acres de tierra en el sur de
Indiana, a los que dio el nombre de Nueva Armonía. El multitudinario
recibimiento dado a Owen en Filadelfia y Nueva York, a finales de
1824, indicaba hasta qué punto muchos norteamericanos creían posi
bles esas reformas radicales en su territorio. La élite política expresó
un interés similar, pues a principios de 1825 Owen dio dos conferen
cias en el Capitolio sobre Un nuevo sistema social y fue recibido por
los expresidentes Thomas Jefferson y James Madison.
Cuando Robert Owen llegó en abril de 1825 a Nueva Armonía, cer
ca de L000 personas lo recibieron con gran entusiasmo, haciéndole
creer que el nuevo sistema cooperativo reemplazaría ai individualismo
egoísta en dos años. Desde luego, las ideas de Owen sobre comunida
des autosuficientes, que compartían agricultura e industria en un siste
ma cooperativo, sincronizaban con las experiencias norteamericanas y
sus expectativas de progreso. Sin embargo, Owen pasó poco tiempo en
Nueva Armonía y no resolvió desde el principio los problemas básicos
sobre la propiedad y la aplicación de la disciplina. Cuando estos pro
blemas comenzaron a discutirse, empezaron también las tensiones, y
en 1827 el experimento fracasaba, arrastrando consigo la fortuna per
sonal de Owen.
El experimento utópico de Francis Wright en Nashoga, Tennessee,
fracasaba poco después. Francis Wright llegó a Estados Unidos por se
gunda vez en 1824, acompañando al marqués de La Fayette en su visi
ta para celebrar el cincuentenario de la independencia. Tras pasar unos
meses en Nueva Armonía en 1825, combinó la idea de cooperativismo
con antiesclavismo. Los esclavos negros podrían pagar con su trabajo
el costo de su emancipación y de su colonización en Africa, a cambio
de educación y libertad. Estas ideas recibieron el apoyo del marqués de
La Fayette, Henry Clay, Andrew Jackson, así como de los ex presi
dentes Thomas Jefferson, James Madison y James Monroe. Wright co
menzó su experimento en 1826 comprando 15 esclavos en Menfis y en
menos de dos años no sólo había fracasado totalmente la idea de susti
tuir la esclavitud por el trabajo cooperativo, sino que la comuna ni si
quiera podía afrontar sus gastos, y en 1830 Francis W right decidió li
berar a sus esclavos y llevarlos a Haití.1
Había otros viajeros, como Alexis de Tocqueville, que en la década
de 1830 viajaron a Estados Unidos para observar reformas menos radi
cales —como la del sistema penitenciario— . y sus agudas observacio
nes y análisis dieron lugar a un libro clásico de la ciencia política y el
EL CRECIMIENTO DE LA REPUBLICA BLANCA. LA ERA JACKSON 93
A v a n c e d e l c a m t a l ís m o y d if e r e n c ia s
ECONÓMICAS REGIONALES
La construcción de! canal del Eire, que uñía Nueva York con los
Grandes Lagos, finalizó en un tiempo récord en 1835. La obra fue fi
nanciada por el Estado de Nueva Y orfc^oapital privtóo y realizada
por técnicos y mano de obra excluSi?ámente estadounidenses. El canal
del Eire inició la revolución en el transporte y la fiebre en la construc
ción de canales en otras zonas del país, como el canal del Ohio, el ca
nal de Chesapeake, el del oeste de Massachusetts y el canal de Rhode
Island. Igualmente, algunos hombres de negocios financiaron la cons
trucción del primer ferrocarril Baltimore-Ohio, en 1828, cuando el
barco de vapor llevaba ya cinco años demostrando ser decisivo para las
comunicaciones en el oeste*6
La mejora de las comunicaciones ayudó á cimentar la Unión, redu
ciendo las distanciase haciendo accesible la frontera y sobre todo favo
reciendo ios intercambios comerciales y la creación de un mercado na
cional . La revolución comercial aceleró la transición hacia la
agricultura capitalista, comenzada ya en algunas zonas del noreste en
el último tercio del siglo Xvin, y paulatinamente iría destruyendo el
mundo agrícola tradicional e igualitario del pequeño propietario agrí
cola con la emigración a las ciudades y el putting out system?
El comienzo de la llamada «vieja inmigración», la gran oleada m i
gratoria que entre 1830 y 1880 llevó a 30 millones de europeos— mu
chos de los cuales eran católicos irlandeses o alemanes— permitió que
la población pasara de 10 a 30 millones de habitantes entre 1820 y
1860. Muchos de estos inmigrantes, así como la inmigración interna,
fueron atraídos a las ciudades por las posibilidades de trabajo en las
manufacturas; aunque como en todo el mundo occidental esta primera
industrialización antes de 1850 no se desarrolló en las fábricas, sino en
las casas o los pequeños talleres. De forma que en 1830, 1/5 de los ha-
EL CRECIMIENTO DE LA REPÚBLICA BLANCA. LA ERA JACKSON 95
D e m o c r a c ia p a r a l o s h o m b r e s b l a n c o s , c o m ie n z o
DE LA POLÍTICA DE MASAS Y «SEGUNDO SISTEMA DE PARTIDOS»
los defensores del sistema americano de vender caras las tierras para
saldar las deudas del Estado y evitar la escasez y encarecimiento de la
mano de obra en el este J 7
Anteriormente, la Ley Agraria de 1820 ya había reducido el precio y
el tamaño de Sos lotes de tierras públicas a 80 acres y' 1,25 dólar por acre,
por lo que una propiedad podía comprarse con 100 dólares.18 Esta ley,
aplicada durante los mandatos de Jackson y los presidentes demócratas
que le sucedieron, parecía hacer triunfar la línea de Jefferson frente a
Hamilton en relación con el acceso democrático a las tierras públicas
y la importancia central de un campesinado familiar identificado con
la república- Curiosamente esta evolución tenía lugar cuando la transi
ción al capitalismo en la agricultura norteamericana estaba acabando
con este tipo de campesinado en el noreste del país, aunque se pudo
mantener en algunas zonas del oeste y el sur hasta finales del siglo xix.
Otra expresión de la llamada democracia jacksoniana fue su pro
mesa de desprofesionalizaclón de la política y por tanto la rotación de
cargos públicos; aunque Andrew Jackson no practicó ninguna de estas
medidas. En sus ocho años como presidente sólo sustituyó a un 10 por
100 de los cargos públicos y no abrió el servicio del gobierno y el Es
tado a ninguna clase social distinta.19
Lo que sí constituyó una acción política fundamental contra el sis
tema americano fue la lucha contra el privilegio que sus predecesores
y rivales políticos parecían representar. Esta lucha significaba valorar
el trabajo productivo, frente al improductivo simbolizado por especu
ladores y sobre todo por banqueros, por lo que acabar con el segundo
Banco Nacional de Estados Unidos (BUS), fue el objetivo principal de
su política contra el privilegio.
El segundo Banco Nacional de Estados Unidos fue constituido por
el gobierno federal en 1816, con un capital de 35 millones de dólares,
de los que 1/5 fue comprado por el gobierno y los restantes 4/5 vendi
dos al público. Los fondos del gobierno eran depositados en el BUS y
éste servía como agente en la recaudación de impuestos, no cobrando
al gobierno por este servicio. El banco, con sede central en Filadelfia,
tenía 26 oficinas repartidas por todo el país y su presidente era elegido
por los accionistas. Cuando Jackson inició su guerra contra el banco,
Nicolás Biddle, un hombre procedente de una conocida y rica familia
de Filadelfia, era su presidente.
El odio de Jackson al banco estaba enraizado en su odio personal a
la especulación y al papel moneda, que era el resultado de una serie de
malas experiencias personales en su juventud, cuando casi acabó en
102 HISTORIA DE ESTADOS UNIDOS
prisión por deudas. También veía al BUS cómo una amenaza a la li
bertad individual, pues aseguraba que amañaba la elección presiden
cial de las personas que compartían los intereses del banco, como ha
bía intentado hacer en las elecciones de 1828 contra el propio Jackson.
Sobre todo sentía que la institución servía los intereses de las clases
acomodadas a costa del ciudadano medio, pues el gobierno federal de
positaba allí todos sus fondos, procedentes de los impuestos de todos
los contribuyentes, pero el interés de los depósitos no era disfrutado
por ellos, sino por los accionistas.
Jackson acudió al Congreso con éstas y otras quejas y finalmente
decidió «matar al monstruo» y salvar al pueblo de su influencia corrup
ta. Tomó esta decisión cuándo Henry Clay, dos días antes de que los es
tatutos del banco prescribieran, pidió nuevos estatutos. Esta petición
daba a Jackson la posibilidad de firmar o vetar la ley, en cuyo caso Clay
podía desafiar a Jackson en las siguientes elecciones presidenciales,
pues estaba convencido de que los norteamericanos nunca permitirían
la destrucción del BUS. El 10 de julio de 1832 Jackson vetó el BUS, en
lo que sería uno de los vetos más importantes en la historia constitucio
nal de Estados Unidos, En efecto, las implicaciones políticas del veto
fueron enormes; el presidente asumía el poder legislativo y establecía
una relación directa con el pueblo, presuntamente más democrática, en
la que él era la cabeza dei gobierno, el primero entre iguales,20
Como el odio a los bancos estaba muy extendido entre la población
estadounidense desde -el pánico de 1819, por favorecer la especulación
y el crédito arriesgado en la compra de tierras,21 Jackson pudo ganar
las elecciones de 1832, utilizando como principal argumento de su
campaña su ataque al BUS, Tras la victoria electoral, se vio legitima
do por el pueblo para «matar al monstruo», retirando los depósitos gu
bernamentales del banco.
En el orden político, la guerra del BUS fue una lucha entre la preo
cupación de Jackson y :su partido por los intereses del «ciudadano co
mún», y Nicolás Biddle y los que buscaban con él una estabilidad finan
ciera, que permitiera el crecimiento económico del país. El resultado
de esta guerra cambió la relación entre el pueblo y el jefe del Ejecuti
vo, reforzando el poder del presidente, que antes no tenía arraigo na
cional y tendía a actuar como un prim er ministro. En las elecciones de
1832, por primera vez un asunto de gran importancia política dependía
directamente de la decisión del electorado, y su apoyo masivo permi
tió a Jackson acabar con el BUS, a pesar de las importantes objeciones
del Congreso.
EL CRECIMIENTO DE LA REPUBLICA BLANCA. LA ERA JACKSON 103
Por otro lado, la destrucción del BUS terminó con la Banca Central
en Estados Unidos hasta la aprobación del Sistema de Reserva Federal
en 1913, durante la Administración de Woodrow Wilson. Tradicional
mente, se han achacado a la inexistencia de un Banco Central todas
las fluctuaciones económicas que dominaron el período jacksoniano,
como la inflación de mediados de la década de 1837, el pánico de
1837 y la deflación posterior; pero como señala Peter Temin: «La in
flación y crisis de la década de 1830 tuvo su origen en acontecimien
tos que escapaban al control de Jackson y que hubieran tenido lugar
igualmente si hubiera actuado de otra forma».22 En realidad, el pánico
de 1837 era un reflejo de la crisis económica británica, que supuso la
caída de los precios del algodón y sobre todo contrajo drásticamente
el crédito, del que seguía dependiendo la expansión económica norte
americana. ;
L a o t r a p o l ít ic a : p r im e r o s S in d ic a t o s y P a r t id o s
de los T r a b a ja d o r e s
calismo de clase obrera norteamericano del siglo xrx, en todas sus for
m a s , excepto el marxismo.26
Tanto Sean Wilentz sobre Nueva York, como Bruce Laurie sobre
Filadelfia,27 están de acuerdo en que entre 1820 y 1837, junto a esta cul
tura sindical-radical, se desarrollaron otras dos culturas entre los artesa
nos y las clases populares. Una cultura tradicional, caracterizada por los
hábitos irregulares del trabajo, la camaradería masculina de la bebida,
la asociación voluntaria en las brigadas de bomberos y la violencia ca
llejera de las bandas. La otra era la cultura del evangelismo y la mode
ración, que atrajo primero a patronos y maestros, y después de la crisis
del sindicalismo — a partir del pánico de 1837— , a muchos aprendices
y asalariados, que se fueron adaptando a la nueva moralidad de la abs
tinencia alcohólica, la disciplina en el trabajo, y la religiosidad, hasta al
canzar una respetabilidad y comportamiento social parecido al de la
clase media,28 especialmente puando los trabajos no cualificados co
menzaban a estar dominados por una clase obrera inmigrante.
La crisis del nuevo sindicalismo comenzó en 1836 en Nueva York,
con violentas huelgas en la construcción y los muelles, que tuvieron
contundente respuesta conjunta de los poderes públicos de la ciudad, la
Judicatura y la Fuerza Pública, aunque este ataque sólo consiguió for
mas más activas de resistencia, que llegaron a hacer hablar a los pro
pietarios de la ciudad de «violencia insurreccional y revolución». No
fue sin embargo la represión la que acabó con este sindicalismo en
Nueva York y otras ciudades, sino la miseria y la crisis-económica que
siguieron al pánico de 1837; cuando sólo en la ciudad de Nueva York
había 20.000 personas sin medios para pasar el invierno — excepto la
caridad— , 1/3 de los asalariados del país estaba en paro y los que con
servaban el trabajo vieron reducidos sus salarios en un 30-50 por 100,
mientras los precios de las subsistencias se disparaban.
Quedaron dos legados de este sindicalismo. Una derrota, ya que
fracasaron en lograr el control de su propio trabajo o en reordenar las
relaciones de producción en los talleres; pero también el éxito de unir
por primera vez a todos los trabajadores cualificados como clase, de
conseguir durante un tiempo concesiones de los empresarios, de dar un
objetivo y una organización a oficiales y aprendices, que les permitió
luchar contra la intimidación en los talleres y en los tribunales.29 Tras
su derrota, la cultura del evangelismo, la moderación y el nativismo,
como expresión política, fueron ganando terreno entre esta clase obre
ra, hasta el resurgimiento del sindicalismo a finales de la década de
1840, sobre las bases del movimiento anterior.
106 HISTORIA DE ESTADOS UNIDOS
Los e x c l u id o s d e ' la p o l ít ic a y e l r e f o r m ís m o
EVANGELISTA DÉ CLASE MEDIA
C r u z a d a a n t ia l c o h ó l ic a
E s c l a v it u d y a b o l ic io n is m o
Gag Rule (Ley del Silencio), por la cual decidió continuar sin discutir
ninguna de las peticiones abolicionistas. Esta negativa animó aún más
a los abolicionistas, que en los años siguientes extendieron la petición
de la abolición de la esclavitud al distrito de Columbia y sus territorios,
exigiendo la anulación dé la Gag Rule, la prohibición del tráfico de es
clavos interestatal, el reconocimiento de la república de Haití, la opo
sición a la admisión de Texas y otros nuevos Estados en la Unión como
Estados esclavistas.66 Por otro lado, el ex presidente John Quincy
Adams y otros destacados whigs defendieron el derecho a la petición,
frente a la opinión mayoritaria del Congreso.
De todas formas, la negativa de las instituciones a secundar algu
nas de las principales demandas abolicionistas llevó ai movimiento a
una crisis seria y a su posterior división en 1840, Los temas que cau
saron la división fueron la participación del abolicionismo en la políti
ca y la representación y participación igualitaria de las mujeres en el
movimiento. Una vez fracasada l a ?& tic a de persuasión moral sobre
los poseedores de esclavos del sur, los más moderados veían en la po
lítica la única salida para el abolicionismo y no contemplaban la parti
cipación igualitaria de las mujeres en el movimiento; mientras que los
más radicales, liderados por Garrison, desafiaron a los líderes religio
sos, adoptaron una postura feminista y lanzaron un ataque directo a
la Constitución federal, cuestionando los valores fundamentales de la
nación.
En 1840 el abolicionism o no había conseguido su objetivó ini
cial de persuadir al sur de acabar voluntariamente con la esclavitud,
Sino que al contrario la agitación abolicionista aumentó la alarma en el
sur que optó —como táctica política para defender la institución de la
esclavitud— por reinterpretar la Constitución y ganar para su causa el
apoyo del Partida Demócrata. El fracaso en el sur fue compensado por
el éxito en gran parte del norte, que ante la reacción hostil del sur, fue
ligando la abolición de la esclavitud con la salvaguarda de las liberta
des fundamentales de la república, amenazadas por el poder esclavista
del sur.67 El abolicionismo consiguió también el apoyo político del ex
presidente J. Q. Adams y del Partido Whig a sus peticiones. En las dos
décadas siguientes el antiesclavismo pasó de ser un problema moral, a
convertirse en el tema político central de la república, pero como tal,
fue arrebatado a los abolicionistas por el Movimiento para la Tierra Li
bre (Free Soil Movement) y por el Partido Republicano.68
EL CRECIMIENTO DE LA REPÚBLICA BLANCA. LA ERA JACKSON 121
A b o l ic io n is m o y n a c im ie n t o d e l f e m in is m o
F^ntre 1789 y 1829 Estados Unidos evitó enfrentarse con uno de los
problemas más delicados para la república, el de las relaciones con las
naciones indias. Por supuesto, durante estos años había habido en oca
siones guerras abiertas y los enfrentamientos y disputas fueron cons
tantes en la zonas de frontera, donde nuevos colonos blancos disputaban
las tierras indias. La tensión era particularmente grave en la frontera
del suroeste y se había resuelto momentáneamente tras la guerra de
122 HISTORIA DE ESTADOS UNIDOS
Entre 1789 y 1829 Estados Unidos evitó enfrentarse con uno de los
problemas más delicados para la república, el de las relaciones con las
naciones indias. Por supuesto, durante estos años había habido en oca
siones guerras abiertas y los enfrentamientos y disputas fueron cons
tantes en la zonas de frontera, donde nuevos colonos blancos disputaban
las tierras indias. La tensión era particularmente grave en la frontera
del suroeste y se había resuelto momentáneamente tras la guerra de
124 HISTORIA DE ESTADOS UNIDOS
El d o m i n i o d e l c o n t i n e n t e » UN «DESTINO MANIFIESTO»
C a m in o d e S a n t a F e , L a s p r im e r a s r u t a s
Y EMIGRACIONES AL OESTE
L a a n e x ió n d e T ex a s
Zavala, que veía la revolución texana como una lucha para defender el
federalismo mexicano frente al centralismo de Santa Ana.
U no de los momentos cumbre de esta lucha fue el sitio de E l Ála
mo, donde el Ejército mexicano con 4.000 hombres cercó a 188 texa
nos y voluntarios norteamericanos, entre los que se encontraba David
Crockett, el héroe de la frontera d el suroeste. El 26 de febrero de 1836,
Santa Ana les pidió la rendición sin éxito. Tras varios asaltos fallidos
de los 4.000 mexicanos, el coronel William Travis dibujó una línea en
el suelo y dijo a los sitiados: «Quien esté dispuesto a dar su vida por la
libertad que cruce esta línea». Todos lo hicieron. El 6 de marzo de
1836, El Álamo ñfe tomado, pero los mexicanos perdieron 1.544 sol
dados en el asalto y la heroica resistencia empujó al resto de los texa
nos a luchar fanáticamente.
Sam Houston era el comandante en jefe de las Fuerzas Texanas. Era
un hombre de la frontera de Tennessee, que había luchado con Andrew
Jackson y se había trasladado a Texas en 1833. El 2 de abril de 1836,
Houston dirigió un ataque al campamento mexicano en San Jacinto, en
el que 1.800 texanos y voluntarios norteamericanos, al grito de «re
cuerda El Álamo», redujeron en quince minutos a los mexicanos e hi
cieron prisionero a Santa Ana. El dictador compró su libertad firman
do un tratado que reconocía la independencia de Texas, aunque el
Congreso mexicano lo rechazó, pero la guerra estaba acabando.
Desde el punto de vista de México esta victoria texana se interpre
tó como una incursión norteamericana y se habló por prim era vez del
«coloso del norte». Se responsabilizaba a Estados Unidos de fomentar
«disturbios» en Texas para favorecer a los especuladores de tierras de
los Estados del sur y extender la esclavitud, a la vez que se veían estas
acciones como el comienzo de una amenaza norteamericana sobre
todo M éxico.14
En cuanto a los anglotexanos, Stephen F. Austin describió el con
flicto con México como «una guerra de los principios bárbaros y des
póticos, hecha por el mestizo hispano-indio y la raza negra, contra la
civilización y la raza anglonorteamericana».55 Este sentido de superio
ridad racial se trasladó después de la victoria texana a la misma escri
tura de la historia, que presentaba a los texanos como hombres he
roicos, de una raza superior. Desde entonces una hispanofobia aún
mayor acompañó al expansionismo norteamericano, alcanzando un
punto álgido en la guerra contra México.
Tras la victoria texana se constituyó la República de la Estrella So
litaria (Lorie Star Repuhiic), que redactó una Constitución e hizo a Sam
DESTINO MANIFIESTO 139
L a g u e r r a c o n t r a M é x ic o , 1 8 4 6 -1 8 4 8
U n a g r a n v ic t o r ia c o n u n p e l ig r o s o l e g a d o
S o b r e l a e x c e p c i ó n a l í d a d .d e l s u r
EN EL ORIGEN DE LA GUERRA CIVIL
C a u s a s d e l a g u e r r a c iv il . « M é x ic o n o s e n v e n e n a r á »:
EXPANSIÓN TERRITORIAL Y ESCLAVITUD
drían más opción que separarse; pues todos los Estados, en opinión de
Calhoun, eran Estados soberanos y no sacrificaron su soberanía cuan
do ratificaron la Constitución de 1787.8
De esta forma, antes de que finalizara la guerra con México, el nor
te y el sur estaban enfrentados en dos ideologías políticas expansionis-
tas pero excluyen tes. El norte basaba su superioridad en la ideología de
«tierra libre, trabajo libre y hombres libres», según la cual el trabajo li
bre asalariado era opuesto y superior al trabajo esclavo, pues permitía
la igualdad de oportunidades y la movilidad social. Elemento esencial
para garantizar esta movilidad era la posibilidad de que los nuevos te
rritorios fueran subastados en lotes lo más pequeños y baratos posibles
y que fueran explotados con trabajo asalariado.9
Frente al trabajo libre, la esclavitud y su extensión seguía siendo la
razón de existencia e identidad de la sociedad sudista. Solamente la ad
quisición de más tierras para el cultivo del algodón y el incremento del
negocio de venta de esclavos podía mantener un crecimiento económi
co extensivo y cuantitativo como el del sur, así como su posición políti
ca en la Unión. Por otro lado, el conservadurismo sudista — ideología
hegemónica en el sur— trataba de conciliar la esclavitud con el impara
ble progreso económico y la extensión con la democracia que estaban te
niendo lugar en Estados Unidos desde la década de 1820. Estos sudistas
se presentaban como los genuinos intérpretes de los valores de la cultu
ra occidental; es decir, respetuosos de la tradición cristiana y herederos
del legado de la Ilustración, sin las perversiones que la burguesía había
perpetrado a los valores de la modernidad, como el trabajo asalariado y
la extensión de la democracia a las clases trabajadoras. Ellos pensaban
que el progreso genuino sólo se conseguiría en una sociedad estratifica
da y desigual, en la que para que los descendientes de los blancos euro
peos gozaran de libertad, los negros debían ser privados de ella.10
La naturaleza de ambas ideologías políticas hacía pues las posturas
del norte y el sur irreconciliables y el conflicto inevitable, pero tras la
rendición de Ciudad de México, en septiembre de 1847, había aún mu
chos sectores en el sur y en el norte, que veían ventajas en la Unión e
intentaron llegar a un compromiso para no destruirla. La solución pre
ferida por el presidente Polk era extender a los nuevos territorios con
quistados a México lo acordado en el Compromiso de Missouri para
las tierras procedentes de la compra de Luisiana. Esta propuesta favo
recía claramente al sur, pues la mayor parte de los nuevos territorios
estaban al sur de la latitud 36° 30% por lo que los congresistas norteños
derrotaron la propuesta en la Cámara de Representantes.
156 HISTORIA DE ESTADOS UNIDOS
€ l C o m p r o m i s o be 1850
L a L ey d e K a n sa s-N eb ra sk a y l a c r i s i s d e l s e g u n d o s is t e m a
DE PARTIDOS
só una postura firme, pero conciliatoria, que según sus palabras dejaba
en manos de «sus conciudadanos insatisfechos,., el trascendental asun
to de la guerra civil». Así, prometió no interferir en la esclavitud don
de ya existía, ni realizar una acción inmediata para reclamar la propie
dad federal en el sur. pero reafirmaba la indisolubilidad de la Unión y
su voluntad de mantener las propiedades federales en el sur,
Al día siguiente de su discurso, recibió la noticia de que Fort Sum
ter, situado en medio de la bahía de Charleston, en Carolina del Sur
— único enclave militar federal importante que no había pasado a la
Confederación— , estaba asediado por tropas confederales y sólo tenía
provisiones para seis semanas. Para ambos bandos, Fort Sumter se ha
bía convertido en un símbolo de la soberanía nacional. La Confedera
ción pensaba que no podía tolerar un enclave «extranjero» en medio
del puerto de Charleston y Lincoln, decidido a mantener esta propie
dad federal, aprobó el envío de ayuda a los asediados. Antes de que la
ayuda llegara, el gobierno confederal decidió atacar Fort Sumter y exi
gir su rendición. El 12 de abril los confederales abrieron fuego de ma
drugada, el 13 el mayor Robert Anderson se rindió, el 15 de abril de
1861 el presidente Lincoln hizo la primera llamada a filas de volunta
rios. La guerra civil había comenzado.
Los ocho Estados del alto sur •—que meses antes no habían opta
do por la secesión— no pudieron dem orar su toma de posición ante la
guerra. Su decisión podía cambiar ía suerte de la Confederación y del
mismo conflicto, pues estos Estados tenían más de 1/2 dé la población
del sur, 2/3 de su población blanca, 3/4 de su capacidad industrial,
1/2 de sus caballos y muías, 3/5 partes de su ganado y cosechas, y al
gunos de los más importantes líderes potenciales.
En medio del entusiasmo popular, los pasos iniciales parecían fa
vorecer a la Confederación, Virginia fue el primer Estado que en abril
de 1861 no sólo optó por el sur, sino que ofreció a Richmond como ca
pital de la Confederación. La decisión de Virginia, el Estado más anti
guo de la Unión y el más poblado del sur, fue crucial para la Confede
ración. En Virginia estaba la única planta capaz de manufacturar
artillería pesada, tenía tanta capacidad industrial como los siete esta
dos del sur profundo y aportó a Robert E. Lee, considerado el mejor
oficial del Ejército por el general en jefe Winfield Scott. Aunque Lee
era contrario a la esclavitud, no podía, en sus propias palabras, «levan
tar mi mano contra mi lugar de nacimiento, mi casa y mis hijos», De
esta forma, la lealtad a su Estado le hizo rehusar la dirección de las tro
pas de la Unión y cinco días después aceptar el puesto de comandante
LA GUERRA CIVIL Y LA RECONSTRUCCIÓN, 1860-1877 173
en jefe de las tropas de Virginia, previendo que el país iba a pasar «por
una terrible experiencia, quizás una necesaria expiación de nuestros
pecados nacionales » . 33
El ejemplo de Virginia tuvo un gran impacto en otros Estados del
alto sur, que como Arkansas, Carolina del Norte y Tennessee votaron
por la secesión entre mayo y junio de 1861 con gran entusiasmo popu
lar. Los motivos aducidos para la secesión eran «los derechos, la liber
tad y la soberanía de los Estados, el honor, la resistencia a la coacción
y la identidad con los hermanos del sur», aunque el motivo real de la
secesión, tanto en el alto como en el bajo sur, fue «defender la libertad
de los hombres blancos a poseer esclavos y llevarlos con ellos a los te
rritorios, en contra de los republicanos que querían privarles de estas
libertades » .34
Este papel fundamental de la defensa de la esclavitud en los obje
tivos de guerra explica que en los cu$£raJ&tados del alto sur que se
unieron a la Confederación hubiera oposición en los condados con po
cos esclavos como West Virginia, East Tennessee, Western North Ca
rolina y Northern Arkansas. De todos ellos, sólo W est Virginia (Vir
ginia occidental) se integró como Estado en la Unión* mientras que las
tentativas secesionistas de East Tennessee quedaron en la aportación
excepcional de 30.000 blancos luchando en el Ejército de la Unión
y en un legado de resentimiento que persistió mucho después de la
guerra.
En los cuatro Estados de frontera — Delaware, Maryland, Missou
ri y Kentucky— , la proporción dé esclavos era aún menor y aunque
acabaron permaneciendo en la Unión, lo hicieron a costa de enormes
divisiones internas. No hubo problemas con Delaware, con sólo un 2
por 1 0 0 de población esclava; pero en los tres restantes hubo impor
tantes y decididas minorías secesionistas, que llevaron a sus poblacio
nes a una guerra civil dentro de la otra .35
Maryland, el Estado que englobaba en sus dos terceras partes a la
capital, estaba dividido entre los condados tabaqueros del sur y el oes
te, partidarios de ia Confederación, y los del norte y este, que con po
cos esclavos eran unionistas. La Legislatura del Estado optó por una
neutralidad imposible, dada su dependencia económica del norte y su
estratégica situación entre el norte y el sur, con miles de soldados del
norte atravesando el Estado o estacionados en él. Estas circunstancias
decidieron a Maryland por la Unión, en medio de una gran oposición
secesionista, que desde Virginia organizó regimientos de Maryland
que lucharon en el bando confederal.
LA G U E r M c iV I L Y LA RECONSTRUCCIÓN, 1860-1877 175
La g u e r r a c iv il , 1861-1865.
La p r im e r a g u e r r a m o d e r n a
Q u ié n e s y por q u é l u c h a r o n .
Dos E j é r c i t o s d e v o l u n t a r io s
E s t r a t e g ia s y t á c t ic a s d e g u e r r a .-D e g u e r r a l i m i t a d a
po r l a U n ió n a g u e r r a t o t a l a n t ie s c l a v is t a
con las batallas de los Siete Días y avanzara hacia el norte logrando la
victoria en la batalla de Rull Run o Manassas el 30 de agosto de 1862;
pero no pudieron ganar en Antietam, Maryland, en territorio de la
Unión. Con esta derrota, el general Lee no pudo materializar su estra
tegia de conseguir una victoria sonada en territorio enemigo que diera
a la Confederación reconocimiento internacional; pero la Unión tam
poco aprovechó la victoria de Antietam para asestar el golpe definiti
vo a la Confederación. En diciembre de 1862, en Fredericksburg, Vir
ginia, las tropas atrincheradas de Lee lograban resistir seis ataques
sucesivos de las tropas de la Unión, que vieron cómo las trincheras
frenaban su nueva incursión hacia el sur.
Con este contraataque al norte de Virginia y Maryland, Lee inau
guró la estrategia ofensiva-defensiva, frente a la anterior de defensa
dispersa. Esta estrategia se basaba en su convicción de que la Confe
deración no podía esperar,1$ ayuda exterior tras la derrota de Antietam
— tras la cual, Lincoln aniiñció el Decreto de Emancipación— y su
única posibilidad era conseguir una gran victoria en el norte, que le
diera el reconocimiento internacional y forzara a 1a Unión a abandonar
la lucha. Así, lo fundamental de la estrategia no era defender Rich
mond, sino avanzar hacia el norte. Esta estrategia también tenía mucho
que ver con su formación napoleónica de decidir una guerra en el clí
max de una batalla decisiva .55
Esta estrategia de Lee y el contraataque del Ejército confedera!
desde el verano de 1862 frenaron los avances del Ejército de la Unión
en el este y el oeste al acabar el año 1862; la moral de la Unión era
baja, al pensar que sólo unos meses antes parecían estar a un paso de la
victoria. En este punto los demócratas del norte pedían, una paz nego
ciada, mientras que los radicales hablaban de continuar la guerra con
más energía. Éstas eran precisamente las recomendaciones de Grant,
quien desde el mes de septiembre de 1862 señalaba que esta guerra
sólo podía ganarse con la conquista total, lo cual significaba no sólo
ocupar el territorio y destruir los Ejércitos confederales, sino la toma y
destrucción de todo recurso y propiedad que pudiera usarse para apo
yar a la Confederación, incluidos los esclavos.
Tanto en el campo de batalla, como en el Congreso, estaban ya en
tendiendo esta guerra como una guerra contra la esclavitud, pues eran
ya decenas de miles los esclavos de los territorios ocupados que esta
ban ayudando al norte en el verano de 1862. Por esas fechas Lincoln
llegó a la misma conclusión y decidió proclamar la liberación de todos
los esclavos de los Estados rebeldes. El Decreto de Emancipación se
186 HISTORIA DE ESTADOS UNIDOS
F u e n t e : S. Morríson, H. S. Commager y W. E. Leuchtenbnrg, Breve historia de los Estados Unidos, México, 1987.
190 HISTORIA DE ESTADOS UNIDOS
migo; los 150.000 soldados del Ejército del Potomac tuvieron siempre
la iniciativa sobre los 65.000 del Ejército de Lee, obligándole a éste a
hacer un tipo de guerra que no podía ganar, manteniéndolo ocupado y
facilitando así las marchas victoriosas de Sherman por Georgia, Caro
lina del Norte y Carolina del Sur. El 9 de abril de 1865, Lee se rendía
a Grant en Appomatox, Virginia, reconociendo la tremenda superiori
dad en hombres y recursos del norte. Los términos de la rendición fue
ron generosos: oficiales y soldados podían regresara sus casas y lle
varse sus caballos, garantizándoseles la inmunidad frente a la
persecución por traición. Con estos mismos términos, Johñston se rin
dió a Sherman el 18 de abril, cerca de Durham, Carolina del Norte.
Unos días antes, el presidente confederal, Jefferson Davis, había huido
de Richmond con su gobierno y gran parte de la población* pero fue
capturado en Georgia el 10 de mayo.
Abraham Lincoln quiso acercarse al frente para presenciar el final
de la guerra. Visitó Petersburg el 3 de abril y también Richmond. La
capital confederal había sido incendiada por sus habitantes antes de
huir; pero cuando Lincoln andaba por sus calles desiertas con la úni
ca escolta de diez marinos, «el emancipador» fue rodeado por ex es
clavos que le gritaban «gloria a Dios», «bendice ai Señor», «el gran
M esías» y lo tocaban para comprobar que era real .62 Para muchos
blancos de la Confederación, esta guerra civil que se convirtió en to
tal no les había dejado nada excepto «sus ojos para llorar». No era
hermoso, ni glorioso, pero como Sherman señaló en una alocución
a los jóvenes quince años después, la idea de que la guerra era glo
riosa era adsurda, «cuando bajas a la realidad, la guerra es un in
fierno » . 63
C ausas de la derrota d e la C o n f e d e r a c ió n
C o n s e c u e n c ia s d e la g u e r r a
La r e c o n s t r u c c ió n , 1865-1877
El plan del «diez por ciento» se aplicó de forma distinta en los di
versos territorios esclavistas que entre 1863-1865 estaban en poder de
la Unión. En los cuatro Estados de frontera y en Virginia Occidental,
que como se mantuvieron leales a la Unión no fueron afectados por el
Decreto de Emancipación ni por el Plan de Reconstrucción de Lincoln,
los blancos unionistas se comprometieron con el cambio democrático
y la emancipación, pero excluyeron políticamente a los antiguos escla
vos y a los seguidores de la Confederación, Así, en Maryland, la nue
va Constitución del Estado abolía la esclavitud, pero la representación
legislativa se basaba únicamente en el voto de la población blanca leal,
excluyendo tanto a los blancos que habían servido en el Ejército con
federal y dado público apoyo a la Confederación, como a 1/5 parte de
la población negra del Estado.
En el alto sur confederal, especialmente en Tennessee, la reconstruc
ción se hizo bajo dirección militar, aunque evolucionó de forma similar
a los Estados de frontera. Después de la captura de Nashville por la
Unión a comienzos de febrero de 1862, Lincoln nombró a Andrew John
son como gobernador militar, pues era el máximo exponente del unió-
mismo del sur, ya que siendo sudista había permanecido en el Senado
tras la secesión. A finales de 1863» Andrew Johnson abolió la esclavitud
en Tennessee, no tanto por la preocupación hacia los esclavos negros,
sino por odio a la Confederación y a los plantadores esclavistas, qüe se
gún él habían arrastrado a los pobres blancos a Una rebelión indeseada.
En el bajo sur, sólo Luisiana se vio afectada por la reconstrucción
durante la guerra. La ocupación de Luisiana comenzó en Nueva Or-
leans, una fortaleza unionista, la ciudad más grande del sur con Una po
blación blanca de 144.000 habitantes, que incluía a extranjeros y bastan
tes nordistas. Los unionistas estaban divididos entre los conservadores y
los agrupados en 1a Asociación Pro Estado Libre (Free State Associa-
tiori). Los plantadores y ricos comerciantes, esperaban retener su poder
político y recibir compensación por sus esclavos. La Asociación Pro Es
tado Libre creta que una Luisiana libre debería ser más que simplemen
te el viejo orden sin esclavitud y apostaba por la ideología del free labor,
por la emancipación como clave de la modernización del sur, y por des
tituir a una clase dirigente aristocrática y reaccionaria.
En agosto de 1863, Lincoln respaldó el programa de la Asociación
Pro Estado Libre, encargando al general Nathaniel P. Banks su aplica
ción y la convocatoria de una Convención Constitucional para abolir la
esclavitud. La Convención Constitucional de Luisiana acabó con el
viejo Orden, pero no logró llegar a un acuerdo sobre el estatus de los ne
196 HISTORIA DE ESTADOS UNIDOS
El f r a c a s o d e l a -r e c o n s t r u c c i ó n p r e s i d e n c i a l
La r e s p u e s ta d e l n o r t e : La r e c o n s t r u c c i ó n r a d i c a l
O RECONSTRUCCIÓN DEL CONGRESO
U na r e v o l u c ió n in a c a b a d a
In d u s t r ia l iz a c ió n y m o n o p o l io s .
U na p o t e n c ia e c o n ó m ic a m u n d ia l
Un p a ís e n c o n s t r u c c i ó n : l a s n u e v a s f r o n t e r a s ,
E l «n u ev o sur» ’
Entre 1880 y 1890 la población del sur creció cinco millones y si
guió creciendo a un ritmo que fue el doble que el dél noreste hasta la
primera década del siglo xx. El aumento de población, que no podía
absorber una agricultura empobrecida y decadente, se canalizó hacia la
industria y los núcleos urbanos, de forma que en 1900 1/6 de. habitan
tes del sur vivía en un núcleo urbano. En las zonas rurales se multipli
caron a lo largo del ferrocarril y--cada subregión sureña vio crecer sus
ciudades más significativas. En ellas, grandes o pequeñas, comenzó, a
partir de la década de 1880, la instalación de tranvías, tendido eléctri
co, redes telefónicas, desagües y los primeros rascacielos. En las urbes
más grandes vivía la pequeña clase media y profesional negra, pero
para ía mayoría de i a emigración: rural de color, la gran ciudad'sólo Ies
ofrecía la posibilidad de encontrar trabajo en los servicios, es decir, en
las ocupaciones peor pagadas.
Incluso en el campo, las costumbres y el consumo se transformaron
con la aparición y proliferación delósvéñdedores ambulantes, las tien
das de pueblo y la venta por correo. Como los centros urbanos se con
centraron a lo largo del tendido ferroviario, una tupida red de vende
dores ambulantes (drummers), que conocía á sus clientes y los visitaba
asiduamente, introdujo en el consumo a la población rural. A finales
del siglo xix, las tiendas de pueblo eran ya una institución más en todo
el sur rural, un lugar de encuentro, reunión y esparcimiento, que diver
sificó la dieta gracias a las sardinas en aceite y les inició en el consu-
ifflb ae »Coda^G&la y
que fúsron tes primeras,en utitísar. la^m bfeidad para keraínentar!et-
negocio. Para la población negra, la venta por correo les ofrecía pre
cios más bajos y la ventaja del anonimato, pues como señalaba Mamie
Eields, de Carolina del Sur: «Todo el mundo suponía que no teníamos
tiempo ni dinero, y si lo teníamos, no debíamos demostrarlo... algunos
pensaban que los negros no debíamos tener cosas bonitas, incluso si te
níamos el dinero para comprarías » . 14
Sin embargo, en comparación con el resto del país, las pautas de
consumo, como otros aspectos del desarrollo económico, eran muy ba
jas. La renta per cápita aumentó un 13,5 por 100 entre 1880 y 1900 y
los ingresos un 15,9 por 100 en el mismo período; un aumento signifi
cativo, pero no lo suficientemente extenso para cambiar el nivel de
vida de la mayoría de la población del sur. El desarrollo industrial fue
extremadamente limitado, pues en 1900 el 67,3 por 100 de la fuerza de
trabajo aún estaba ocupada en el sector primario o en industrias ex
tractivas, lo que caracterizaba a la economía del sur como una econo-
LA «EDAD DORADA», 1870-1890 223
miento, por la que un votante potencial debía ser capaz de leer alguna
sección de la Constitución del Estado y entenderla cuando la leía. El
objetivo de esta cláusula era que los blancos analfabetos pudieran en
tender la Constitución, según el funcionario de registro, mientras que
, un negro an ü tib tio era difícil que convenciera ai oficial de regisU'o de
que la habí i tntt ndido, pues incluso los analfabetos blancos poseían
aptitudes para el ejercicio de la democracia, como un atributo inheren
te a su raza.
El proceso iniciado en Mississippi se afirmaría en todo el sur du
rante la década de 1890 y a lo largo de la «era progresista», entre 1900
y 1914. Esta violación de los derechos civiles y políticos de los ciuda
danos negros en los Estados del sur se completaba con los intentos de
acabar con la movilidad de los negros, la utilización' del trabajo presi
diario, el aumento de los linchamientos y el comienzo del sistema de
segregación. No era suficiente con impedir que los negros votaran y
ganaran elecciones cuando tuvieran mayoría, había que recordarles
que eran inferiores y que la libertad y los derechos eran blancos . 18
Así, paralelamente a la restricción y supresión del voto negro, se
iba extendiendo una segregación legal y cotidiana, la cual quedaría ofi
cialmente establecida a principios del siglo xx en una serie de leyes
que regulaban las relaciones entre las razas y proscribían el contacto
entre negros y blancos. Una década después de la emancipación, la se
gregación se había extendido ya a escuelas, orfanatos, hospitales, ce-
féstateáftlés^" a' todc^Tos es-'
jacios, públicos, excepto aquellos en que no podía evitarse la relación
entre razas, como los lugares de trabajo, los comercios, los espacios
políticos y el nuevo transporte de masas, el ferrocarril.
La segregación legal comenzaría precisamente en el tren. A princi
pios de la década de 1880, la segregación no había dibujado aún ofi
cialm ente las líneas de separación entre razas, ni la noción de un mun
do totalmente separado entre blancos y negros; pero conforme se
;extendía el ferrocarril por el sur, comenzaron los debates y conflictos
sobre su uso conjunto, y entre 1887 y 1891 nueve Estados del sur apro
baron Leyes de Segregación en los trenes.
En el ferrocarril, dividido entre primera y segunda clase, los con
flictos tuvieron lugar en primera, pues los blancos se enfrentaban allí a
una clase media y profesional negra que conocía sus derechos y no te
nía problemas en llevar a los tribunales a las compañías ferroviarias si
no los cumplían. Las resoluciones de los tribunales de los Estados del
sur fueron favorables a los derechos de los ciudadanos negros, pero
226 HISTORIA DE ESTADOS UNIDOS
Pero en todo el sur había un ambiente envenenado, que iba más allá
de los condados donde tenían lugar los linchamientos y que generó du
rante generaciones una interiorización del temor y la sospecha entre
blancos y negros. Las niñas blancas aprendían a temer un asalto sexual
de los negros, y los niños y jóvenes negros supieron que en cualquier
momento podían ser apresados por una multitud que los torturaría,
quemaría y mutilaría, acusándolos falsamente .19
Si las promesas de desarrollo económico del «nuevo sur» no se
cumplieron, tampoco lo hicieron las de extensión de la democracia y
nuevas relaciones entre las razas. El sur añadía a su modelo de indus
trialización atrasada y a su agricultura empobrecida y poco diversi
ficada una tendencia a privar de los derechos civiles y políticos a la
población negra, un aumento de la violencia incontrolada contra los
ciudadanos negros y el comienzo de la política segregacionista. Tam
poco en estos aspectos políticos y sociales fue posible «construir el fu-
turo con los valores del pasado», tal y como rezaba el lema esencial del
«nuevo sur». Era ciertamente un sur distinto del de antes de la guerra
civil, pero aislado de los ritmos de desarrollo del resto del país y con
una aproximación m i generis a la industrialización y a la extensión de
la democracia.
La c o n q u is t a d e l o e s t e
E x t in c ió n d e l a s n a c io n e s in d ia s
nos blancos» por un lado, que acosaban las tierras y los medios de vida
indios, y las naciones indias por otro, que asaltaban los trenes en busca
de ganado o exigían el pago para poder atravesar sus tierras de caza.
Estados Unidos intentó reducir estas tensiones y crear un nuevo or
den en las grandes llanuras con un par de tratados negociados a prin
cipios de la década de 1850. Así, el Tratado de Fort Laramie firmado
con los sioux, cheyennes, arapahos, crows, assinhoins, gros ventres,
mandans y arikaras, que daba a Estados Unidos el derecho a estable
cer puestos y caminos a través de la llanura central y del norte, hacía
responsable a cada tribu de sus ataques a los blancos, y se compro
metía a dar una compensación anual por los destrozos que los blancos
pudieran ocasionar al cruzar territorio indio. Por otro lado, el Tratado
:de Fort Atkinson, negociado con las tribus de las llanuras del sur en
T853, aseguraba el paso por el camino de Santa Fe. Como consecuen
cia de estos tratados, se introdujo el concepto de colonias indias del
norte y el sur, divididas po r jlh pasillo americano, que atravesaba las
llanuras; se aceptó la idea de un territorio indio, pero no se aseguró la
paz intertribal, ni el confinamiento de los nómadas en los territorios
asignados, y ni siquiera Estados Unidos pudo controlar a sus propios
ciudadanos.
Los colonos blancos ignoraron los tratados y siguieron ejerciendo
presión sobre las tierras indias, especialmente en Texas, donde el Es
tado reclamó todas las tierras dentro de sus fronteras y adoptó la polí-
^ticatieíexteit^iw íf^re^w lsí^m todos losindios
jsn California los norteamericanos, atraídos por «la fiebre del oro» de
1846-1848, ignoraron los títulos de propiedad indios; en Oregón y
Washington permitieron a los colonos reclamar tierras antes de que el
gobierno hubiera adquirido los títulos de propiedad de los indios, y en
Utah los mormones establecieron su residencia en tierras indias sin
ninguna compra federal previa de títulos de propiedad. Tampoco más
al norte los tratados consiguieron defender a los indios y muchos afin
cados al este de Kansas y Nebraska pensaron que no había otra so
lución que ceder sus tierras, generando así una oleada de cesiones que
comenzó en la década de 1850 y continuó durante las dos décadas
siguientes.
El fracaso de la política de un territorio indio permanente, y el re
chazo de los colonos a reconocer cualquier derecho indio sobre la tie
rra, llevó al gobierno federal a improvisar una política que reforzara
la separación entre razas, abriera tierras a los colonos blancos y fuera
una alternativa al exterminio. Así, apareció por primera vez la idea de
230 HISTORIA DE ESTADOS UNIDOS
en 1877, cuando entregaron sus armas y sus caballos, sintieron que ha
bían perdido su libertad.21
Aniquilada la resistencia india, fue el momento de probar otra vez
la política reformista de asimilación cultural y asentamiento en las re
servas. Las Iglesias Protestantes fueron las primeras que en las décadas
de 1850 y 1860 protestaron por la extinción de las naciones indias y
propusieron como alternativa para su supervivencia la asimilación a la
cultura cristiana y angloamericana, pues eran como «niños» en un es
tado anterior de civilización. Es decir, para salvar a los indios había
que destruir sus culturas.
A partir de la década de 1870 — a medida que el exterminio se hacía
más impopular— el Congreso y el presidente Grant adoptaron una polí-
,tica reformista y dejaron en manos de las Iglesias Protestantes una di
rección de las reservas, que progresivamente fueron pasando a las agen
cias gubernamentales conforme los misioneros protestantes empezaban
a mostrar un interés mayor en los conversos más exóticos de ultramar.
En la década de 1880 la Administración de la política india estaba
cada vez más centralizada en manos del gobierno federal, a través de
los superintendentes y el resto de los 4.000 funcionarios de la Oficina
de Asuntos Indios. Con esta burocracia profesional y eficiente y unas
tribus debilitadas, el gobierno federal ejecutó de forma definitiva los
tres puntales en los que se basaba la política de reforma y asimilación:
la destrucción de la comunidad, la asimilación y la división de la tierra
>n-lotes. EnT883v iá Oficina de Asuntos-Indios comenzó el ataqúe a- la
cultura y religión indias aboliendo la hechicería, la poligamia y 1a
compra de esposas; obligando a los adultos a cortarse el pelo; disol
viendo las ceremonias religiosas y arrebatándoles los objetos de culto.
En 1884, prohibió por primera vez «la danza del sol» a los lakotas y en
1888 que amortajaran a sus muertos; la tribu perdió así el centro de su
ceremonial religioso y social, lo que más que ninguna otra cosa les
identificaba como tales.
Para algunos reformistas, como Richard Henry Pratt, la educación
era la mejor forma de «matar al indio y salvar al hombre», por lo que
en 1879 convenció al gobierno para fundar «la escuela india Carlisle»
en Pensilvania. En Carlisle, Pratt adoptó la política de aislar a los niños
de su tribu, forzándoles a hablar en inglés y obligándoles a seguir las
costumbres angloamericanas, lo que abrió el camino a los internados
que siguieron después, lugares crueles, peligrosos e insalubres, donde
los niños recibían una cultura que los hacía extraños a su propio pue
blo y a menudo enfermaban e incluso morían,22
.Ma pa í i: Las guerras indias.
F u e n te : G. B. Tindall: y D.-E,- Shi, America^'W, W. Morton ted Co., Naevayorkv
1993.
LA «EBAI> DORADA», i 870-1390 235
L A ÚLTIMA FRONTERA
T ie r r a s p u b lic a s p a r a to d o s : l a e x tin c ió n d e l b is o n t e
y l a c o l o n iz a c ió n d e l a s G r a n d e s L l a n u r a s
sippi y las Rocosas, pero ya a finales del siglo xvin los cazadores los
habían eliminado al este del Mississippi, y en el oeste ya estaban en de
clive antes de la caza masiva a causa de la sequía, la destrucción del
hábitat, la competencia con otras especies exóticas y la introducción de
enfermedades. En 1840 aún pacían más de diez millones de bisontes
en las Grandes Llanuras, divididas por el río Platter. La manada del sur
tenía de seis a siete millones de bisontes, la manada del norte era algo
menor; pero la especie ya era incapaz de reproducirse como antes de
que comenzara la caza masiva.
La primera presión comercial sobre las manadas del oeste comen
zó con la explotación de ios indios de un mercado para sus mantas y
pemmican, una mezcla de tiras de carne de bisonte, grasa y bayas, que
no se estropeaba durante años, tenía un alto contenido energético y que
compraban las compañías de pieles en grandes cantidades para sus
tramperos en el subártico. La apertura de senderos en las Grandes Lla
nuras supuso el comienzo de las matanzas sistemáticas de bisontes por
emigrantes, soldados, deportistas del este y europeos; pero fue la lle
gada del ferrocarril, que abrió un enorme mercado para las pieles, lo
que anunció el fin del bisonte.
Con el nuevo transporte y un mercado más amplio, los cazadores
de bisontes se trasladaron a las Grandes Llanuras a principios de 1870,
Entre 1872 y 1874, exterminaron 4.374.000 bisontes de la manada del
sur, a los que habría que añadir 1.215.000 que eliminaron los indios,
más los que pudieron ser cazados por los colonos o por deporte. Así,
en 1875 la manada del sur se podía dar por desaparecida. En cuanto a
la manada del norte, en 1876 el ferrocarril del Pacífico alcanzó Bis-
marck, Dakota del Norte, y empezó a penetrar en el territorio del bi
sonte, al tiempo que el Ejército comenzaba a romper el dominio dé los
sioux- en las llanuras septentrionales, iniciando así en 1880 la aniquila
ción de la manada del norte, que había desaparecido al final de 1883,
quedando sólo montañas de huesos blanqueándose al sol y al viento.
La eliminación del bisonte afectó tanto a la economía como a la
cosmología de los indios de las llanuras. Sin el bisonte los indios no
podían resistir la presión de Estados Unidos; para los nómadas porque
era la base de su economía, y para los agricultores, como los pawnees,
porque era la base del ritual que permitía cultivar maíz cada año, ya
que el sacrificio y ofrecimiento de la carne de búfalo era fundamental
en las ceremonias que aseguraban la continuación de los ciclos natura
les y permitían a los humanos vivir en la tierra. Como señaló el gue
rrero crow Dos Polainas tras la extinción del bisonte: «Nada sucedió
LA «EDAD DORADA», 1870-1890 241
de las largas marchas de ganado, que cada verano durante veinte años
llevaron el ganado hacia el norte, y de las grandes ciudades ganaderas,
como Wichita, Caldwell, D odgeC ity, que compitieron con Abilene
para atraer el ganado y los vaqueros.
Fue también el momento cumbre de los vaqueros, hasta la intro
ducción del alambre de espino en la década de 1870. En contra de la
imagen mitificada posterior, los vaqueros eran hombres solos, trabaja
dores temporeros, entre los que había mexicanos qué habían perdido
sus tierras y negros que escapaban al oeste en busca de un trato más
igualitario. La realidad, pues, tenía poco que ver con l a imagen ro
mántica del vaquero como m odelo masculino «ánglo», naturalmente
aristocrático, seguro de sí mismo. Su oficio comenzó á declinar Cuan
do el alambre de espino'cércó las praderas del oeste, impidiendo pácer
al ganado en campo abierto, y el ferrocarril hizoinneees arias las largas
marchas de ganado hacia los puntos de embarque para el mercado.
A medida que se extendía el ferrocarril, se creaban nuevos puntos
de embarque y se disponía de más y más tierras para la cría de ganado.
El ferrocarril de Missouri, Kansas y Texas alcanzó el norte de Texas
en 1873, permitiendo así a los rancheros texanos una unión directa con
Kansas City. AI mismo tiempo, el Pacífico-Texas discurría hacia el
oeste a través del Estado hácia El Paso. El Santa Fe y el Denver y el
Río Grande abrieron Nuevo México y muchas de las llanuras del sur.
El Union Pacific llegó, a Cheyenne, Wyoming» en 1867, y al final cíela .
década dé 1870, Sydney en Nebraska y Pine Bluffs, Cheyenne; y Rock -
River en Wyoming, llegaron a serlo s principales puntos de embarque
del Union Pacific. En 1880 había aproximadamente cuatro millones de
cabezas en Kansas, Nebraska, Colorado, Wyoming, Montana y las Da
kotas, y el boom se aceleraba.
El comienzo de la década de 1880 com binábala prosperidad rela
tiva con una nación hambrienta de carne de vacuno y uña red ferrovia
ria en expansión por las llanuras. Fue entonces cuando la industria ga
nadera tuvo su apogeo y el capital europeo fluía hacia el oeste, pues el
principal ingrediente de está industria, el pasto, era gratis y pocos ran
cheros compraban la tierra en que pacía el ganado; de este modo, con
una inversión pequeña de capital, se producían beneficios superiores al
40 por 100, Las Sociedades Anónimas se multiplicaron y sólo en W yo
ming se habían formado 20 nuevas compañías en 1883.
Conforme los precios de vacuno subían, se consiguió una raza su
perior a los cuemilargos de Texas, producto de su cruce con los Here-
fords de cara blanca. El resultado fue una res que engordaba más rápi
LA «EDAD DORADA», 1870-1890 243
do, tenía más carne y no era portadora del parásito que producía la fie
bre texana. Este auge del vacuno rápidamente saturó las praderas y los
mercados. A mitad de ia década de 1880, había 7,5 millones de cabezas
de ganado en las Grandes Llanuras al norte de Texas y Nuevo México.
La combinación de prados saturados y nuevos mercados contribu
yó al desastre ecológico que los ganaderos produjeron en las llanuras
entre 1885 y 1887. Al principio de la década de 1880, los inviernos
fueron suaves, lo que permitió al ganado del este sobrevivir en las de
hesas junto a los cuernilargos, Esta saturación de las dehesas provocó
el descenso de la hierba más adecuada para el pasto y el incremento de
las especies más desagradables y difíciles de tragar, por lo que un ga
nado mal alimentado difícilmente podría soportar los rigores de un in
vierno frío como el de 1885.
El desastre comenzó en las praderas del sur, donde un animal que
en 1870 podía mantenerse con cinco acres de tierra, necesitaba 50
acres en 1880. A esas dehesas ya sobresaturadas llegaron, en el otoño
de 1885, 200,000 cabezas de ganado expulsadas de Oklahoma por pas
tar ilegalmente en territorio indio, asentándose en Colorado, Kansas y
Texas. Aquel fue uno de los inviernos más severos de la historia; el ga
nado murió de hambre y frío, y las vallas de alambre de espino consti
tuyeron una trampa mortal para muchas reses que quedaron atrapadas
en ella. Al año siguiente, el desastre se produjo en las llanuras del nor
te. El verano de 1886 fue seco y cálido, y el ganado entró en el invier
no mal alimentado y debilitado, por lo que muchas reses no pudieron
soportar el intenso frío y murieron atrapadas en las alambradas..
En 1887 el desastre ecológico alimentó el desastre económico. Con
el país entrando en una depresión y los precios cayendo, los bancos exi
gían la devolución de sus créditos y muchos rancheros tuvieron que
vender en un mercado saturado, lo que significó su ruina e hizo caer
aún más los precios. Después de las vacas, sus competidoras, las ove
jas, heredaron muchas de las llanuras. La oveja necesitaba menos agua,
era capaz de ir a buscar forraje más lejos y comía el pasto que el gana
do vacuno no hubiera tocado. La cría de ovejas había sido la base de la
economía de Nuevo México y se había extendido por el antiguo terri
torio hispánico de California y Texas, pero conoció una expansión ma
yor en 1870 hacia la meseta de Columbia, además de en Utah, Wyo-
ming y Montana. Aquellas manadas del norte eran razas mejoradas
para la producción de lana — Rambouillet y merinas— y no la raza co
mún y de las «churras» del suroeste. Los ganaderos de reses lucharon
contra la expansión de las ovejas, a las que consideraban animales in-
244 HISTORIA DE ESTADOS UNIDOS
F rontera u r b a n a : c r e c im ie n t o u r b a n o y n u e v a in m ig r a c ió n
1910, se excluyera al 30 por 100 de los que llegaban. Los chinos fue
ron los primeros inmigrantes asiáticos en llegar a la costa oeste desde
las empobrecidas regiones agrarias de Kwangtung en el sur de China
para trabajar en las minas de oro de California y en la construcción del
ferrocarril. En 1880 había 100,000 chinos en Estados Unidos, 75.000
de los cuales residían en California, provocando desde el primer mo
mento el rechazo de los trabajadores blancos porque recibían menos
salario y eran muy buenos trabajadores, diligentes y abnegados.39
Los prejuicios contra los chinos se convirtieron en Leyes de Ex
clusión cuando en la década de 1880 se acabó la necesidad urgente de
mano de obra barata para el ferrocarril. Un nuevo tratado con China
permitió a Estados Unidos «regular, limitar y suspender» la inmigra
ción china y en 1882 el presidente Chester Artur firmó la Ley de Ex
clusión China, por la que se suspendía por diez años la inmigración de
este país, haciéndose permanente en la Ley de Exclusión de 1904.
También el prejuicio racial fue intenso contra los japoneses, el mayor
grupo migratorio asiático que llegó a Estados Unidos a finales del si
glo xix. Inicialmente, la mayoría — 28.691— fue a Hawai a trabajar en
la caña de azúcar; más tarde, trabajadores cualificados, estudiantes y
comerciantes fueron a la costa oeste de Estados Unidos y grupos más
pequeños a Canadá, el Caribe francés, Perú y Australia.
Muchos inmigrantes europeos, como los italianos, griegos y esla
vos, practicaron una inmigración temporal e incluso estacional, per
maneciendo en Estados Unidos de la primavera al final del otoño y
regresando a sus países durante el invierno. Y ésta fue también la ca
racterística general de los canadienses y mexicanos, que cruzaban con
facilidad las fronteras norte y sur del país. Cuando en 1840 se unieron
el Alto y Bajo Canadá, el gobierno del dominio de Canadá hizo todos
los esfuerzos que pudo para animar la inmigración europea, pues los
francocanadienses se resistían a colonizar las extensas tierras del oes
te de Canadá, pero paradójicamente emigraban de forma estacional a
Estados Unidos, como el único medio de salvar sus granjas familiares.
Algunos francocanadienses fueron al norte de Nueva York, a i oeste de
Pensilvania, a Ohio, pero la mayoría se quedó en Nueva Inglaterra tra
bajando con los irlandeses en la industria tex til A finales del siglo xix,
el más de medio millón de emigrantes francocanadienses en el nores
te de Estados Unidos eran considerados «los chinos de los Estados del
este» por su abnegación y destreza en el trabajo, provocando también
el rechazo y prejuicios nativistas por ser católicos, pobres, ignorantes
y resistentes a la asimilación.
LA «EDAD DORADA», 1870-1890 251
C o n f l ic t o s o c ía l y s e g u n d a f o r m a c i ó n d e l a c l a s e o b r e r a
rios, ejerciendo así una «justicia retributiva» para corregir las viola
ciones de lo que se consideraba socialmente correcto.
La mayoría de los Molly Maguires de Pensilvania provenía de la
región noroccidental y central del Ulster, concretamente de Donegan,
una de las provincias más pobres de Irlanda —que perdió el 30 por
100 de su población en las hambrunas de 1820 a 1840— , donde la ele
vada proporción tanto de protestantes como de católicos aumentaba el
odio religioso y el sectarismo entre su población, lo que les predispo
nía a interpretar la explotación en términos sectarios. En comparación
con otras zonas de Irlanda, la población de Donegan emigró tardía
mente — primero temporalmente a Escocia y otros lugares del Uls
ter y posteriormente de forma permanente a Estados Unidos— y mu
chos hablaban irlandés, lo que reforzaba su condición de «emigrantes
anómalos».40
En Pensilvania, algunos de estos emigrantes de Donegan adaptaron
su tradición de violencia rural ritual a las condiciones de explotación y
discriminación que sufrían en las minas de antracita. El este de Pensil
vania era un centro industrial importante en el Estados Unidos del si
glo xix, pero estaba enclavado en un entorno semirrural montañoso y
muy boscoso, donde hasta 1870 la explotación de las minas corría a
cargo de pequeñas empresas y la extracción del mineral bajo tierra era
muy difícil. Los inmigrantes irlandeses, todos ellos dedicados a la mi
nería como trabajadores no cualificados, eran la minoría mayoritaria
de la zona minera y se encontraron con una división del trabajo que re
flejaba la discriminación étnica hacia ellos. La tensión era particular
mente intensa con los trabajadores nativos y, sobre todo, con los gale-
ses — que eran mineros autónomos y cualificados-—, y tomó la forma
de lucha callejera entre bandas rivales de galeses e irlandeses, en la que
se incluía toda una serie de palizas, asaltos, peleas y asesinatos que se
atribuyeron a los Molly Maguires.41
La primera oleada de asesinatos tuvo lugar entre 1862 y 1868, en
medio de la violencia que generó la guerra civil y de las protestas con
tra el reclutamiento obligatorio. El crecimiento é< onómico de la guerra
civil estuvo acompañado de la dirección centralizada de las minas y el
recrudecimiento de los prejuicios laborales contra los irlandeses, por
ser incapaces de adaptarse al ideal del free labor republicano, pues no
aspiraban a ascender socialmeníe, no se adaptaban a la ética puritana y
se oponían a la lucha antiesclavista por temor a la competencia laboral
de los esclavos liberados y fidelidad al Partido Demócrata. Por otro
lado, aunque 320.000 habitantes del Estado de Pensilvania lucharon en
LA «EDAD DORADA». 1870-1890 253
cados nativos, con salarios raücho más elevados y control sobre su tra
bajo; sino también el deseo de los trabajadores irlandeses de alcanzar
la plenitud de derechos políticos de que gozaban los trabajadores nati
vos desde hacía tres décadas.
Con el juicio y la ejecución de los Molly Maguires acabó la tradi
ción irlandesa de justicia retributiva y el primer sindicalismo moderno
del movimiento obrero norteamericano; pero los mineros irlandeses si
guieron buscando una alternativa en organizaciones que seguían las
pautas organizativas de las Sociedades Secretas y conjugaban naciona
lismo irlandés y movimiento obrero, confirmando la idea de que en este
casó etnia y nacionalismo no segmentaban a la clase obrera, sino que
aumentaban su solidaridad. En 1876 apareció por primera vez la Clan-
na-gael, que recurrió al uso de la fuerza armada pará conseguir la repú
blica de Irlanda. A principios de 1880, la Liga Agraria unió nacionalis
mo y movimiento obrero y está misma síntesis estuvo presente en la
formación de Terence Powderly, el primer líder de la Orden de los Ca
balleros del Trabajo los Knights of Labor — la primera gran asociación
obrera norteamericana— , que trabajó como presidente del Consejo de
la Liga Agraria y tesorero dé la Clan-na-gael.45
C ontra l o s m o n o p o l io s , l a h u e l g a f e r r o v ia r ia b e 1877
Los K n i g h t s o f L a b o r , l a O r d e n
d e lo s C a b a lle r o s d e l T ra b a jo
L a F e d e r a c ió n A m e r ic a n a del T r a b a jo
Los p o p u l is t a s : l a o p o r t u n id a d
DE UN TERCER PARTIDO RADICAL-REFORMISTA
El mayor desalío político a los dos grandes partidos vino del Parti
do del Pueblo o Partido Populista, que defendía los intereses de la agri
cultura familiar empobrecida, especialmente castigada por las crisis
económicas de final de siglo y el acelerado desarrollo capitalista. De
1870 a 1898, los agricultores del sur, oeste y las zonas áridas del medio
oeste vieron caer progresivamente los precios agrícolas como conse
cuencia del exceso de producción nacional y eí aumento de la compe
tencia internacional, debido a la puesta en explotación de tierras muy
fértiles en Argentina o Canadá y a la caída del precio de los fletes.
A la rebaja de los precios agrícolas se unía el aumento de los cos
tos de producción. Para poder competir en un mercado mundial había
que pagar nuevos abonos, maquinaria agrícola, la tarifa del ferrocarril
y el almacenamiento del grano. La solución fue el endeudamiento. En
el oeste los bancos hacían hipotecas sobre la tierra o la cosecha, en el
sur los aparceros conseguían del comerciante una hipoteca a cambio
de la cosecha futura a un interés del 25 por 100. En caso de mala cose
cha, unos perdían sus tierras, otros el régimen de aparcería. Por eso fe
rrocarril, banqueros y comerciantes fueron identificados como los ene
migos d élo s campesinos empobrecidos.
También les perjudicaban las medidas arancelarias del gobierno fe
deral, pues los elevados aranceles protegían la industria nacional de la
competencia exterior, mientras los agricultores debían vender sus pro
ductos en el mercado internacional, donde la competencia hacía bajar
los precios constantemente. E l otro asunto que les enfrentaba con el
272 HISTORIA DE ESTADOS UNIDOS
Las nuevas élites pensaban que el nuevo sistema económico era de
masiado complejo para ser dejado en manos de los partidos y las-m a
sas. Necesitaban un sistema con un Ejecutivo fuerte, una Administra
ción apolítica y una política económica más eficiente, comenzando de
momento a intervenir en la política tradicional a través de grupos de in
tereses nacionales.
El declive de la «edad de oro» dé lo s partidos políticos comenzó
con el realineamiento electoral de 1894 y 1896, y tomó forma a partir
de 1900 con los presidentes de la época progresista* aunque la transi
ción duró hasta la segunda guerra mundial.67 Tras las elecciones de
1896, la derrota de las posibilidades radicales en forma de terceros par
tidos, la transformación del Partido Republicano desde el populismo
de Lincoln a una alianza estrecha con los grandes intereses económi
cos, las dificultades para registrarse y votar de los ciudadanos negros
en el sur y de los nuevos inmigrantes en el resto d el país, junto con la
falta de competencia entre partidos en muchos Estados68 y la creciente
importancia de los grupos de intereses, hicieron menos democrático el
sistema político y menos atractiva la participación electoral en un mo
mento en que aumentaba la desigualdad entre la sociedad.
El declive de la participación electoral desde los elevados índices
de la «edad dorada» y la pasión política de todo el siglo xix,69 se con
firmaría a partir de 1900 con los presidentes progresistas. Queriendo
acabar con la corrupción e ineficacia de los partidos, cambiaron la po
lítica económica distributiva por otra que enfatizaba el papel regulador
del gobierno federal y buscaron una aproximación no partidista a la ac
ción política. El resultado fue el comienzo de un período de transición
hacia una política basada más en los individuos que en los partidos,
con un voto inconstante, gran importancia de los grupos de presión y
una escasa participación electoral. El progresismo trató de solucionar
con la intervención del gobierno federal otros muchos problemas pen
dientes de la «edad dorada», especialmente el de conciliar la igualdad
republicana con la desigualdad social puesta de manifiesto por el cre
cimiento del capitalismo corporativo y la «guerra social» de la década
de 1890, momentáneamente acallada por el comienzo de la aventura
imperial en 1898.
Capítulo 7
NUEVO IMPERIALISMO, 1890-1917. LA GUERRA
HISPANO-ESTADOUNIDENSE Y EL COMIENZO
DE LA EXPANSIÓN EXTRACONTINENTAL
E x p a n s ió n t e r r it o r ia l e id e n t id a d n a c io n a l
T e s is d e l a f r o n t e r a , u n a e x p l i c a c i ó n a l a c r is is
DE FINAL DE SIGLO
P r im e r a s in t e r v e n c io n e s : V enezuela y C uba
U n a « e s p l é n d id a g u e r r it a » e n C uba
ble este plan —pues sabía que las Fuerzas Navales a su mando eran tres
veces más débiles que las de Estados Unidos— , sino que pensaba que
España había perdido ya la batalla en Cuba y debería abandonar la isla
antes de enfrentarse a una guerra con Estados Unidos, lo que sería un
desastre para el país.
Sólo esta inferioridad española permitía hablar de una clara supe
rioridad militar estadounidense, especialmente de «la nueva Armada
norteamericana», que desde 1895 se estaba preparando para la guerra y
tenía ya un plan muy preciso de ataque.41 Las Fuerzas Navales nortea
mericanas aprovecharon rápidamente sus ventajas de proximidad geo
gráfica y superioridad numérica en ios buques para establecer un bloqueo
sobre Cuba y Puerto Rico. Al mismo tiempo — con el fin de destruir los
recursos militares españoles— , se harían ataques contra barcos mer
cantes y objetivos militares en las costas de España, Canarias y Filipi
nas, y en todo momento la flota debía estar preparada para enfrentarse
a la llegada de la Armada española, pues se pensaba que la lucha entre
ambas flotas decidiría la guerra; mientras que el Ejército simplemente
apoyaría a los insurgentes cubanos en el asalto a La Habana,
Con los disturbios de La Habana en enero de 1898, y sobre todo
tras la explosión del Maine en febrero del mismo año, este plan de
guerra pasó de ser un mero ejercicio académico a una estrategia real
contra España. Tras la explosión del Maine, Theodore Roosevelt, si
guiendo el plan naval de 1895, envió al comodoro George Dewey a
Manila y todas las operaciones militares comenzaron con un bloqueo
de Cuba que se esperaba suficiente para obligar a rendirse a los espa
ñoles antes de la llegada de la estación lluviosa en octubre. Incluso si
el bloqueo no conseguía la rendición, al menos permitiría ganar tiem
po para que el Ejército organizara una fuerza expedicionaria.
Las dificultades del Ejército eran lógicas, pues a diferencia de la
Armada, era pequeño, de 25.000 hombres, y no se había moderniza
do, ni había tenido inversiones extraordinarias en los últimos años.42
El Ejército seguía siendo, en 1898, el de las guerras contra los indios
y no se le otorgaba un papel decisivo en el conflicto con España, ex
cepto por lo que se refería a la defensa costera, que podía quedar en
manos de los voluntarios de la Guardia Nacional.43
Pero cuando las hostilidades con España estaban a punto de co
menzar, el presidente McKinley se mostró partidario de ampliar el
Ejército con voluntarios, por si debía intervenir en campañas decisivas
en territorio cubano. El total de voluntarios ascendió a lo largo de la
guerra hasta 200.443 soldados — 2/3 de los cuales permanecieron en
NUEVO IMPERIALISMO, 1890-1917 297
nos negros del sur, quienes interpretaban la lucha de los cubanos por
su independencia como similar a la suya, pues era Una lucha por la li
bertad de las gentes de color liderada por un general mulato, Antonio
Maceo.47 El líder afroamericano Booker T, Washington llegó a pedir la
intervención de Estádos Unidos en Cuba y quería reclutar a 10:000 vo
luntarios negros en el sur para que el ciudadano negro pudiera recla
mar su lugar en la nación y obtener su libertad y sus derechos. Otros lí
deres afroamericanos pensaban, sin embargo, que en lugar de luchar
por los cubanos, los norteamericanos debían luchar por la libertad de
los ciudadanos negros en los Estados del sur y creían que la militariza
ción que acompañaría a la guerra sólo aumentaría la violencia de los
blancos contra los negros.
Desde la guerra civil el Ejército de la Unión había significado para
los ciudadanos negros una oportunidad de equiparación social e inte
gración en la nación. MUehos de ellos,permanecieron en él tras la gue
rra civil y lucharon en las guerras indias en el oeste. Estos «soldados
búfalo», que tenían ya una reputación como buenos soldados, fueron
de los primeros en ser trasladados al sur para embarcar hacia Cuba,
pues se creyó que su fisiología era más adecuada para luchar en los tró
picos. A ellos se unieron otros 10.000 voluntarios negros, que en ge
neral tuvieron un papel destacado en Cuba, donde ganaron 26 certifi
cados de mérito y cinco medallas de honor del Congreso.
Pero ni siquiera en la guerra estos soldados negros, tan apreciados
en el campo de batalla, pudieron escapar a la segregación. Testimonios'
de los «soldados búfalo» señalaban que habían sido vitoreados por la
multitud en su trayecto desde Utah y Montana, pero en cuanto llegaron
al sur, a Kentucky y Tennessee, sólo encontraron silencio y ya no eran
soldados de Estados Unidos, sino sólo negros;48los voluntarios afroa
mericanos que vivían en el norte se sorprendieron cuando al ir a los
Campamentos de- Instrucción en el sur, trataron de ponerlos en vago
nes segregados y, por supuesto, en la guerra lucharon en batallones se
parados. Así, confirmando ios presagios más pesimistas, la guerra no
mejoró, sino que empeoró la situación racial en el sur, ya que sirvió
para la reconciliación de los blancos del norte y sur, a cambio del sa
crificio de la ciudadanía negra del sur.49
El político que mejor entendió la guerra como una posibilidad de
afirmación y reconciliación nacional fue Theodore R oosevelt Desde
su puesto como subsecretario de Marina, en 1897 se había manifesta
do partidario de promover la guerra contra España, pues Creía que
«una guerra justa era a la larga mucho mejor para el alma humana que
NUEVO IMPERIALISMO, 1890-1917 299
bloqueo tuvo éxito, pues aseguró que ni los países neutrales ni el con
trabando abastecieran a Cuba, También cumpliendo el plan de guerra,
el 24 de abril, el presidente McKinley confirmó la orden de que De
wey atacara Filipinas. Dewey logró sorprender a los españoles en
trando en la bahía de M anila en la medianoche del 30 de abril y a las
10.45 del domingo 1 de mayo había acabado con la resistencia espa
ñola sin ninguna baja. En unas horas, Dewey se convirtió en el «héroe
de Manila», el presidente McKinley le ascendió a almirante y el Con
greso decidió regalarle un sable diseñado por Tiffany’s, valorado en
10.000 dólares.
Esta acción dañó a España, pero no fue suficiente para tomar Ma
nila. El gobierno español, decidido a mantener el control en las Filipi
nas, dispuso no enviar ningún refuerzo al Caribe; donde las tropas del
capitán general Blanco en La Habana y del almirante Cervera en San
tiago de Cuba, tras haber aguantado el bloqueo naval durante varias se
manas, se enfrentaban a la inquietante perspectiva de la llegada de la
fuerza expedicionaria norteamericana sin refuerzos.
Al desembarcar en Cuba, los soldados norteamericanos que iban
con uniformes de invierno se encontraron con la densa jungla, los
mosquitos, la temporada de lluvias; los caballos no llegaron a tierra y
la Caballería tuvo que luchar como Infantería o «Caballería desmon
tada» toda la campaña. Asimismo, les sorprendió que los insurrectos
cubanos fueran un conjunto de «mulatos o negros, que parecían una
horda de sucios mendigos, pelagatos y vagabundos», mostrándose in
capaces para la lucha.57 A pesar de estas dificultades iniciales, la fuer
za expedicionaria obtuvo sus primeros éxitos fácilmente en las bata
llas de El Caney y la Colina de San Juan.
En la batalla naval de Santiago de Cuba, la flota estadounidense
destruyó al escuadrón español, tal y como el almirante Cervera había
previsto. La toma de la ciudad costó a los norteamericanos sus prime
ras bajas importantes — 243 muertos y 1.445 heridos— , pero fue un
paso decisivo hacia la victoria, ya que en menos de un mes el Ejérci
to había desembarcado en territorio enemigo, tomado ta segunda ciu
dad de Cuba y apresado a más de 20.000 prisioneros españoles.
Dos acciones militares más, ambas en agosto de 1898, fueron ne
cesarias para acabar la guerra: la conquista de Puerto Rico y la toma de
Manila. En principio, Estados Unidos no tenía interés en Puerto Rico,
pero al desarrollarse la acción militar en el este de Cuba y hacia el Ca
ribe, se pensó que esta isla de un millón de habitantes, centrada en la
producción de azúcar, podía cumplir un papel similar al de la isla de
NUEVO IMPERIALISMO, 1890- í 917 301
fue aún más difícil, pues tenía que firmarse en medio del descontento
interno y el cambio del gobierno de Práxedes Mateo Sagasta por el de
Francisco Silvela. Pero si España no firmaba el tratado en un período
de seis meses, se colocaría en una situación muy complicada ante Es
tados Unidos. Así, la regente María Cristina cerró las Cortes el 6 de
marzo y, haciendo uso de sus prerrogativas reales, firmó el tratado en
su nombre el 19 de marzo de 1899. E l l l de abril de 1899, la guerra se
daba oficialmente por concluida, con el intercambio de ratificaciones
del tratado de París.
Para España, la guerra de Cuba fue un desastre nacional con 5(5.000
muertos, que puso al país en la bancarrótá y significó la efectiva diso
lución del imperio español y la demostración internacional de que su
poder de lucha había desaparecido. Para Estados Unidos, está guerra
corta y con relativamente pocas bajas fue «una espléndida guerríta»,
como escribiera John Hay a Theodore Roosevelt, «que comenzó por
las razones más altruistas, y se llevó a cabo con gran inteligencia y
buena moral, auspiciada por la fortuna que favorece á los valientes».
La victoria de 1898 fue el comienzo del imperio estadounidense en
ultramar, y como potencia victoriosa tenía que organizar políticamente
las antiguas colonias españolas en el Caribe y el Pacífico, En Cuba, Es
tados Unidos no reconoció ni la independencia, ni el gobierno provisio
nal, optando por ocupar militarmente la isla el 1 de enero de 1899, Se
gún la Enmienda Teller, esta ocupación militar, dirigida por el general
John R. Brooke, sería temporal, pero la duración de lá ocupación no se
especificaba. De momento las autoridades norteamericanas pensaban
que era prematuro dejar el gobierno de Cuba en manos de los cubanos a
los que consideraban analfabetos, ladrones y, en su mayoría, negros o
mestizos, los cuales podrían llevar a la isla a una inestabilidad parecida
a la de la república negra de Haití. Así, del 1 de enero de 1899 al 20 de
mayo de 1902, el pueblo cubano fue gobernado por el Ejército de Esta
dos Unidos, dirigido primero por el general John R, Brooke y después
por el general Leonard WoótI. Este gobierno militar provisional llevó a
cabo una reforma dé la Administración, realizó un programa de obras
públicas de emergencia y convocó elecciones en septiembre de 1900,
para elegir una Asamblea constitucional que redactara la Constitución
de una Cuba independiente.
El 17 de marzo de 1901, el Congreso de Estados Unidos aprobó la
Enmienda Platt, que constaba de ocho artículos y definía las futuras re
laciones de Estados Unidos con Cuba. El más famoso y controvertido
fue el artículo tercero, por el que Estados Unidos se reservaba el dere-
NUEVO IMPERIALISMO, 1890-1917 303
F il ip in a s y l a e x p a n s ió n e n e l p a c íf ic o
cho más pacífica que en Cuba o Filipinas, pues al ser islas mucho más
pequeñas, plantearon escasa resistencia política y militar. En 189B Ha
wai se había incorporado a Estados Unidos como un territorio nortea
mericano, con un gobernador norteamericano; Puerto Rico en 1900 ha
bía pasado a ser un «territorio no incorporado» con un gobernador
norteamericano, y en 1899 las Islas Samoa Americanas —--Samoa, Wake
ísland, Tutuila— quedaron bajo la administración d é la Marina, de for
ma que Estados Unidos tenía bases navales extendidas a lo largo del
océano Pacífico.
La p o l ít ic a e x t e r io r d e T h e o d o r e R o o s e v e l t :
el «GRAN GARROTE» Y LA CONSTRUCCIÓN DEL CANAL DE PANAMÁ
El im p u l s o r e f o r m is t a
puso la alianza de esta nueva élite ¿on la clase media, nuevos realine
amientos políticos en los partidos, así como transformaciones en el Es
tado y la Judicatura. El proceso dominó toda la «época progresista», y
esencialmente consistió en la aceptación del capitalismo corporativo y
una reforma política que tuvo como centro la transformación del papel
del Estado federal.12
A pesar de los enormes cambios que produjo este ajuste social,
pudo resolverse por medios políticos; pero esto no quiere decir que el
proceso estuviera exento de conflictos, violencia y fuerza coercitiva.
Entre otras cosas, el proceso supuso la supresión total del voto y los
derechos civiles de los ciudadanos negros de los Estados del sur con
violencia legal y extralegal, el debilitamiento del sindicalismo indus
trial y la consiguiente pérdida de poder de negociación de los trabaja
dores industriales, y una primera experiencia imperial con las guerras
dé Cuba y Filipinas que generó una ola de chovinismo y permitió una
presidencia fuerte.
W oodrow W il s o n y l a «nueva l ib e r t a d »
R e f o r m a P o l ít ic a .
T r a n s f o r m a c i ó n d e l E sta d o f e d e r a l
por colaborar con su partido para forjar una relación cooperativa entre
el Congreso y la Presidencia, y su esquema de expansión de la Admi
nistración nacional seguía las mismas líneas de cooperación entre el
presidente y sus compañeros de partido en el Congreso. Pero con los
preparativos de la entrada de Estados Unidos en la primera guerra mun
dial, ni Wilson ni su partido tuvieron tiempo de plasmar este esquema
burocrático mientras se organizaba la contraofensiva de la oposición y
el Congreso por el control de la reforma administrativa, cuando, en la
preparación de la intervención estadounidense en la primera guerra
mundial, el Ejecutivo tuvo que recurrir a poderes excepcionales.
Así pues, ninguno de los tres presidentes progresistas consiguió un
consenso sobre la construcción del Estado nacional bajo el liderazgo
de la Presidencia. La construcción del nuevo Estado supuso una lucha
entre la Presidencia y el Congreso por el nuevo poder burocrático, con
el resultado final de un punto muerto constitucional entre ambas insti
tuciones. El Estado resultante era ciertamente un Estado moderniza
do, el cual amplió la burocracia nacional con un 70 por 100 de funcio
narios que accedieron a sus puestos por méritos propios, y que pudo
responder a las necesidades de una sociedad industrializada mejor que
el Estado anterior, aunque no era ni muy eficiente, ni racional.18
La eficacia y la racionalidad estaban constreñidas por un Estado
cuya capacidad de acción se veía paralizada por el empate constitucio
nal entre el Congreso y la Presidencia, que había quebrado la antigua
dependencia de los partidos y Tribunales, pero que no estableció nue
vos vínculos con ellos, de forma que siguieron existiendo, pero deja
ron de ocupar un papel central en el aparato político. Así, si en la es
tructura del Estado anterior los problemas de debilidad gubernamental
eran debidos a la vitalidad y límites de los partidos y Tribunales; los
problemas de debilidad gubernamental a partir de 1920 fueron debidos
a la expansión burocrática y a la debilidad de partidos y Tribunales.59
D e m o c r a t iz a c ió n
F e m i n i s m o , RBFófeMisMO:s o c i a l , c o n s u m o d e m asas
yos- .de los sindicatos* pues estas demandas salariales contenían una
crítica a los monopolios por incrementar artificialmente los precios.
Al mismo tiempo, los sindicatos descubrieron que la conciencia del con
sumidor y las protestas por el costo de la vida crecían más rápidamente
que la conciencia de clase.28 Por otro lado, la Liga Nacional de Consu
midores, bajo el liderazgo de Florence Kelly, luchaba por la regulación
del trabajo de mujeres y niños para evitar situaciones en que el consumo
de las clases medias y altas supusiera la explotación de los trabajadores,
especialmente en forma de trabajo infantil y femenino, uniendo de este
modo a los consumidores conscientes con los asalariados.29
Así pues, el nuevo consenso en tomo al capitalismo y liberalismo
corporativo tuvo como grandes compensaciones el avance de la parti
cipación política popular, la democracia directa y el acceso al consu
mo de masas para una gran mayoría, y se basó en la alianza de las nue
vas élites industrialistas con las clases medias y profesionales, junto
con ciertos sectores de trabajadores asalariados.30 La gran compañía
demostró que podía ofrecer oportunidades de empleo y promoción so
cial a la clase media y estabilidad en el empleo, mejores salarios, pen
siones, reparto de beneficios, facilidades recreativas y perspectivas de
ascenso en la jerarquía laboral a los trabajadores. Pero, en general, el
mundo del trabajo organizado, el radicalismo político, los inmigrantes
recientes y los ciudadanos negros del sur fueron excluidos del nuevo
consenso. Las grandes compañías facilitaron el triunfo del llamado ta
ller abierto^, y el reálineamiento político en los dos partidos tras 1896
supuso un frente común contra el populismo agrario y el radicalismo
socialista en la izquierda, y contra el provincialismo de laissez faire en
la derecha.31
E x c l u s io n e s en el n u ev o consen so.
T r a b a jo o r g a n i z a d o y r a d ic a l i s m o p o l í t i c o
A m e r i c a n F e d e r a t i o n o f L a b o r (AFL)
E l P a r t i d o S o c ia l i s t a A m e r i c a n o
R a c is m o y s u p r e m a c ía b l a n c a e n e l p r o g r e s is m o s u d i s t a
humanitarias para los mineros, así como para los trabajadores indus
triales y el trabajo infantil, y defendió los derechos de los consumido
res. Pero el racismo era el verdadero fundamento de la política progre
sista sudista, pues lá unidad racial se consideraba una base más sólida
para la reorganización democrática que la distinción de riqueza, oficio,
propiedad, familia o clase. Así, cuando la democracia y la afinidad se
extendían entre los blancos, más se obligaba al ciudadano negro a
«ocupar su lugar», un espacio que estaba gradualmente estrechándose
tanto en el sur como en el norte.
El racismo llegó al gobierno federal con Woodrow Wilson, el pri
mer sudista demócrata que alcanzaba la Presidencia tras la guerra ci
vil gracias al voto de los progresistas sudistas de su partido, entre los
que destacaba Josephus Daniels, el encargado de la campaña electoral,
Daniels, a punto de ser nombrado miembro del Gabinete de Wilson,
dejó claro que el sur nunca se sentiría seguro hasta que el norte y el
oeste adoptaran la total proscripción política y segregación social de
los negros,56
En este ambiente de negrofobia, racismo y supremacía blanca, el
odio contra los ciudadanos negros se manifestó en la forma ya tradi
cional del linchamiento57 y en la nueva del disturbio racial. 60 ciuda
danos negros en 1905 y 70 en 1915 sufrieron el ritual de ser captura
dos por una multitud de blancos, torturados y ahorcados en una
atmósfera festiva, con niños y mujeres entre la multitud. En cuanto al
disturbio racial, en realidad un alboroto de muchedumbres blancas en
barrios negros, el más violento tuvo lugar en Atlanta, Georgia, donde
durante cuatro días de violencia, 11 ciudadanos negros fueron asesina
dos, 60 heridos y muchos negocios y casas destruidos. En 1908 estalló
el primer disturbio racial en una ciudad del norte, en Springfield, Illi
nois, la ciudad donde creció Abraham Lincoln.58
Así las cosas, por primera vez, los ciudadanos negros dieron su
propia respuesta cívico política al aumento de la violencia, el racismo
y la supresión de derechos políticos. Desde el sur, Booker T. Washing
ton, hijo de una esclava y un blanco, que en 1881 había fundado en
Tuskegge, Alabama, una importante universidad para negros, optó por
animai* a los afroamericanos del sur a que buscasen la autonomía eco
nómica y se preocupasen de su formación, frente a la lucha política por
la igualdad.59 Desde el norte, W. E. B, du Bois, de Massachusetts, hijo
de negros libres, doctorado en Historia en Harvard y profesor de la
Universidad de Atlanta, insistía en concentrarse en la educación supe
rior para conseguir un liderazgo político e intelectual.60 En 1906 fundó
348 HISTORIA DE ESTADOS UNIDOS
« D ip l o m a c ia m is io n e r a » e in t e r v e n c io n is m o
lizada por los banqueros Kuhn, Loeb and Company, de Nueva York, el
gobierno dominicano permitió a Estados Unidos controlar de hecho to
dos los Ministerios, En 1914, W ilson decidió intervenir militarmente
para acabar con la guerra civil; y en 1916, ante la inseguridad de que la
República Dominicana cumpliera sus obligaciones económicas inter
nacionales, Estados Unidos oenpó definidvaffiénte el país y estableció
un gobierno militar bajo el mando dei capitán Harry S. Kiiapp.5
En cuanto a la otra parte de la isla de La Española, Haití, con una
mayoría de población constituida por antiguos esclavos negros y una
élite de mulatos, había sido el primer país independiente de América
Latina y el primero que había protagonizado una-insurrección esclavis
ta victoriosa en 1804, A principios del siglo xx la política en la antigua
Santo Domingo estaba dominada por un estilo militarista, en el que los
golpes de Estado de las distintas facciones eran la forma de llegar al po
der. En cuanto a la economía, Haití se había convertido en el primer
productor de azúcar del mundo, cultivaba café y algodón, mientras que
el control comercial estaba principalmente en manos dé los alemanes.
A partir de 1911, hubo cuatro años de agitación social e inestabili
dad gubernamental — con seis presidentes— , mientrás aumentaba el
control económico de Estados Unidos, pués había compañías nortea
mericanas extrayendo él mineral dé hierro, instalando el abastecimien
to de agua y construyendo él ferrocarril. La ocupación militar se deci
dió en 1915, por el altruismo equivocado de la política exterior de
Wilson, para asegurar el control estratégico dél Caribe y salvaguardar
las inversiones norteamericanas.6 Los marines desembarcaron en
Puerto Príncipe el 28 de julio de 1915 y en agosto dél mismo año la
Asamblea Nacional de Haití eligió un presidente proámericano, Sun-
dre Dartiguenave, que al mes siguiente firmó un tratado con Estádos
Unidos por el que aceptaba la supervisión financiera norteamericana,
el desarme del Ejército y él establecimiento dé una Policía nativa bajo
control estadounidense. Lá firma del tratado convirtió a Haití en un
protectorado de Estádos Unidos.7
Tras la guerra con Estados Unidos, México se había embarcado en
una guerra civil (1857-1860) y en una guerra contra los franceses
(1861), que se saldó con el fin del imperio y la ejecución de Maximi
liano de Austria. Durante y después de estos conflictos, las relaciones
de Estados Unidos con México mejoraron, pues la élite liberal, que
apoyaba al gobierno constitucionalista de Benito Juárez, tomó como
modelo la república de Estados Unidos, al tratar de atraer a inmigran
tes europeos de distinta nacionalidad y de dar estabilidad al país, ere-
«DIPLOMACIA MISIONERA» 355
D E LA NEUTRALIDAD A LA PARTICIPACIÓN
EN-LA PRIMERA GUERRA M UNDIAL
C onvencer a l a o p in ió n p ú b l ic a
R e c o n v e r s ió n d e l a e c o t ío m ía
lo que competían entre sí por los mismos productos* a la vez que com
petían también con la Armada, los aliados y los civiles. El resultado de
esta competencia fue un aumento de precios que — favorecido por la
escasez de mano de obra— provocó demandas por salarios más altos y
reducción de horas de trabajo, acompañadas por un aumento de las
huelgas en algunos sectores clave para la guerra, como el cobre y el
plomo.20
Pero sin duda alguna el trastorno más grave fue el derrumbe de la
red de transporte y la consi guíente congestión de mercancías en él in
vierno de 1917. La red ferroviaria estaba en malas condiciones ya an
tes de esta fecha, debido a un equipamiento sobreutilizado y mal man
tenido y unas finanzas exhaustas tras décadas de especulación. En
realidad, no se podía decir que Estados Unidos tuviera una red ferro
viaria nacional, excepto porque las líneas de ferrocarril se extendían
por todo el país. La taita de estandarización entre las distintas líneas
regionales en mecanismos esenciales como el enganche que üníá Un
vagón a otro, hacía difícil cargar un convoy qué atravesara Estados
Unidos, pues eran necesarios varios transbordos en vagones de dife
rentes líneas y los consignatarios se quejaban de las altas tarifas ferro
viarias* Además, algunos directivos de líneas regionales se negaban a
desviar el tráfico a otras compañías y cuando las líneas trataban finalmen
te de unificar criterios, el fiscal general los amenazaba por violar la Ley
Antimonopolios. Con estas deficiencias, era lógico que la red ferrovia
ria se derrumbara ante las exigencias del masivo transporte militar.
Para aumentar el caos, la fuerza expedicionaria embarcó desde
puertos del noreste, donde líneas antiguas de una sola compañía regio
nal tuvieron que transportar tropas, pasajeros civiles y mercancías. La
escasez de barcos agravó el problema, ya que los submarinos alemanes
destruían los mercantes con más rapidez de la que los astilleros los
construían, los barcos costeros tuvieron que utilizarse para el servicio
transatlántico y su carga fue transportada por ferrocarril. De esta for
ma, se provocó una congestión del tráfico én el este y el medió oeste;
las municiones no podían transportarse, había escasez de carbón al este
del Mississippi, y se tenía que abastecer a los aliados y a la fuerza ex
pedicionaria, al tiempo que escaseaban las materias primas y los ali
mentos para la población civil en el primer invierno de guerra.21
El conflicto mundial estaba revelando las debilidades del sistema
industrial, y en estas circunstancias el gobierno intervino para resolver
los problemas económicos más graves, controlando y dirigiendo de
hecho la economía norteamericana entre diciembre de 1917 y noviem
364 HISTORIA DE ESTADOS UNIDOS
ral, a cargo de casi 300 compañías, pudo unificar los ferrocarriles en una
red coordinada, haciendo muchas de las reformas que el sector necesita
ba y consiguiendo que un año después el sistema ferroviario trabajara
más eficazmente que en los días anteriores al control gubernamental.
Pero la clave de la estructura de la coordinación de la economía
norteamericana fue la Junta de Industrias de Guerra, compuesta por
los representantes de la mayoría de los grupos de interés económicos
y dominada por lós industrialistas. Esta agencia culminó los esfuerzos
— que habían comenzado antes de la guerra— por estrechar los lazos
entre el Ejército, el mundo de los negocios y los profesionales, dise
ñando un sistema de movilización económica en el que la competencia
diera lugar a la cooperación. Por medio del patriotismo, la amenaza, la
coerción y, sobre todo, los incentivos, el gobierno fue interviniendo
- primero los sectores prioritarios, hasta controlar casi toda la economía
norteamericana en el verano de 1918.23
La experiencia de la guerra, en la que los ejecutivos de las empre
sas pudieron dedicarse a mejorar la calidad industrial sin preocuparse
por la competencia o la caída de los precios, hizo surgir en algunos sec
tores económicos la propuesta de un «nuevo capitalismo», que alejara
la incertidumbre del capitalismo del siglo xix y evolucionara hacia un
sistema más estable y eficiente con dirección científica, así como polí
ticas laborales que favorecieran a los sindicatos no radicales y evitaran
los conflictos, incentivando la identificación de los trabajadores con
las empresas. Por otro lado, este «nuevo capitalismo» planificaría la
producción, evitando las crisis y caídas de precios; promovería la coo
peración técnica, reduciendo los costos y estandarizando los métodos
de producción, y estabilizaría los mercados, asegurando ganancias es
tables y aumentando la participación en los mercados extranjeros.24
También la financiación de la guerra se debió a la intervención gu
bernamental y se resolvió en parte con una orientación progresista. El
Departamento del Tesoro utilizó dos métodos de financiación: aumen
tar los impuestos y pedir dinero prestado. Los impuestos financiaron
1/3 de la guerra, la mayor paite a través del Impuesto Progresivo sobre
la Renta, que hizo caer el 70 por 100 de la imposición sobre las gran
des empresas y los sectores acomodados.25 Una parte menor del tercio
impositivo se financió mediante impuestos indirectos sobre el alcohol,
el tabaco y los artículos de lujo. Pero la mayor parte de la guerra se fi
nanció mediante créditos, de los cuales 1/3 se cubrió gracias a los bo
nos de guerra a bajo interés, los «bonos de la libertad», mientras que el
resto de lo adeudado se dejó a las generaciones siguientes.26
3 66 HISTORIA DÉ ESTADOS UNIDOS
M o v il iz a r un E jé r c it o
los sindicatos del aumento del costo de la vida. La industria del acero
estaba controlada por la empresa más grande del país, U.S. Steel Cor
poration, símbolo del poder industrial norteamericano y bastión del
antisindicalismo desde la derrota en 1892 de la huelga de Homestead,
Pensil vania; esta empresa utilizaba «espías y listas negras» para elimi
nar a los sindicatos y la mitad de su plantilla trabajaba doce horas dia
rias, siete días a la semana.
La huelga tomó cuerpo cuando en la primavera de 1919, los orga
nizadores encontraron un inesperado apoyo a las demandas de acabar
con la jornada laboral de doce horas siete días a la semana éntre los tra
bajadores eslavos, húngaros y lituanos, de las zonas de Chicago, Cle
veland y Buffalo, a quienes los norteamericanos llamaban «hunkies»,
y que constituían el grueso de los trabajadores no cualificados y semi-
cualificados en las fábricas de acero. Para que la huelga triunfara, los
organizadores tenían que intentar entrar en el distrito de Pittsburgh, el
centro de la industria del acero, donde predominaban las ciudades fac
toría entre los ríos Monangahela, Allegheny y Ohío, reconocibles a
distancia por el cielo al rojo vivo durante la noche, las yermas laderas,
la casas decrépitas. La Primera Enmienda no existía en esas pequeñas
ciudades, en las que los alcaldes solían ser supervisores de la empresa
y los sindicatos prácticamente no podían entrar.
A pesar de estas dificultades, la huelga comenzó el 22 de septiem
bre de 1919, cuando más de 250.000 trabajadores pararon. Los empre
sarios y directivos se prepararon para resistir una huelga larga, negán
dose a firmar ningún acuerdo que reconociera a los sindicatos en el
distrito de Pittsburgh y, con la ayuda de las autoridades, interrum
pieron mítines, asaltaron las casas de los trabajadores, dieron palizas,
trajeron rompehuelgas negros del sur y tacharon a los huelguistas de
comunistas, aunque la mayoría eran eslavos católicos sin ninguna sim
patía por el bolchevismo.
Los huelguistas frente a los empresarios no estaban muy organiza
dos. La AFL, como sindicato de oficios, apenas tenía incidencia en una
industria donde la mayoría de los trabajadores no eran cualificados, de
forma que los líderes del sindicato nunca dieron su total apoyo a la
huelga. De esta forma, entre noviembre y diciembre dé 1919, los tra
bajadores tuvieron que volver al trabajo con las mismas jornadas de
doce horas y sin esperanza de alcanzar la democracia empresarial,
mientras los propietarios obtenían una victoria decisiva.48
En el sector minero, la tradición de organización sindical era total
mente distinta de la de la industria del acero. Trabajadores Mineros
«DIPLOMACIA MISIONERA» 377
C h ic a g o 1919, e l p r im e r d is t u r b io r a c ia l m o d e r n o
C r is is e c o n ó m i c a , « n u e v o c a p i t a l i s m o » y d e b i l i d a d s i n d i c a l
C o n s e r v a d u r is m o y « a m e r ic a n is m o c ie n p o r c ie n »
Control d e l a in m ig r a c ió n
P r o h ib ic ió n y p e r m is iv id a d ,
UN MOVIMIENTO DE CLASES MEDIAS
1,5 millones de mujeres de todas las clases sociales. Pero el gmpo más
influyente para abolir la Decimoctava Enmienda fue la Asociación
contra la Enmienda de la Prohibición (Association Against The Prohi-
bition Amendment; AAPA).
La AAPA fue fundada en 1918 por William Stayton, un antiguo
oficial de Marina que atrajo a mediados de la década de 1920.a impor
tantes personalidades políticas, industriales y hombres de negocios,
que ahora ya no pensaban que la abstinencia aumentaba la productivi
dad, sino que la abolición de la prohibición bajaría los impuestos sobre
la renta y sobre los. beneficios empresariales. Su crítica a la prohibición
era claramente conservadora, pues creía que la Ley Volstead violaba la
Constitución por ser una injerencia del gobierno nacional en los dere
chos de los Estados y en las libertades individuales — con estos mis
mos argumentos la AAPA se opuso a la Legislación que regulaba el
trabajo infantil— . Con estas convicciones, la AAPA pasó de los pri
meros intentos de modificar la ley, a la lucha por la abolición de la De
cimoctava Enmienda a partir de 1928, con una campaña propagandís
tica que trataba de centrar el debate sobre los costos sociales,
económicos y políticos de la prohibición, así como en formas alterna
tivas de control del consumo de alcohol.54
La campaña de la AAPA introdujo también el asunto de la prohibí-
ción en el centro de la lucha política partidista, convirtiéndose en el
tema político principal en las elecciones presidenciales de 1928. El
Partido Demócrata se comprometió a aplicar la Ley Volstead, pero eli
gió como candidato a Al Smith, el carismático gobernador de Nueva
York, líder de las minorías étnicas dentro del partido y público defen
sor de la abolición de la Decimoctava Enmienda desde 1923, quien en
la campaña electoral dejó claro que la regulación del alcohol era un
asunto de las autoridades locales y estatales? no del gobierno federal.
En cuanto al Partido Republicano, eligió como candidato a Herbert
Hoover, el prestigioso servidor público progresista, que prometió po
ner todos los medios para hacer cumplir la ley prohibicionista. Herbert
Hoover ganó ampliamente las elecciones en 1928, con el apoyo de va
rios Estados demócratas del sur, pero perdió el apoyo de algunos dis
tinguidos republicanos de la AAPA, que decidieron apoyar a Smith.
La opinión antiprohibicionista fue, sin embargo, creciendo durante
su mandato, conforme fracasaba el intento de hacer aplicar la ley con
rigor, especialmente cuando este objetivo se priorizaba en medio de la
mayor depresión económica de la historia de Estados Unidos. En las
elecciones presidenciales de 1932, la crisis económica era el principal
PROSPERIDAD Y CONSERVADURISMO EN LA DÉCADA DE 1920 407
U na c u l t u r a u r b a n a l ib e r a l y c o s m o p o l it a
F r a n k l in D e l a n o R o o s e v e l t y el p rim e r N ew D eal
mo para los Propietarios de Casas (The Home Owners Loan Act, THO~
LA), que ayudó a refínanciar una de cada cinco hipotecas de viviendas
urbanas en el país. Paralelamente, a petición de los progresistas de'Ne-
braska, Roosevelt envío al Congreso, el 10 de abril, el proyecto de cre
ar la Autoridad del Valle de Tennessee, un amplio experimento de pla
nificación social en una zona deprimida, que pretendía crear embalses
para controlar las frecuentes riadas^ evitando la erosión del suelo y ge
nerando energía eléctrica. La Autoridad del Valle de Tennessee sería
una empresa pública, que fabricaría abono, construiría un canal de na
vegación de 1.000 kilómetros, estaría comprometida en la conserva
ción del suelo y la reforesíación,y colaboraría con el Estado y las
Agencias locales en proyectos sociales. El 18 de mayo de 1933, tras la
aprobación del Congreso, el presidente firmó la Ley dé la Autoridad
del Valle de Tennessee.
Por esas fechas, Roosevelt intentaba qué su gobierno estimulara di
rectamente la actividad industrial, contentando a empresarios, consu
midores y trabajadores. La solución vino de la experiencia de la Junta
de Industrias de Guerra en la primera guerra mundial, qué había logra
do el control gubernamental sin desafiar el capitalismo: Con esta idea,
el 10 de mayo de 1933, el presidente nombró un Comité al que encerró
en una habitación de la que no saldrían hasta que tuvieran una proposi
ción de ley. El resultado fue la Ley pára la Reactivación de la Industria
Nacional (National Industrial Recovery Act, NIRA), aprobada el 13 de
junio de 1933. La ley fénía dos partes, una intervención directa para es
timular la economía, a través de la Administración de Obras Públicas
(Public Works Administration, PWA), que gastó 3.3 billones de dólares
en obras públicas de distinto tipo, y üoa parte más ambiciosa, que crea
ba la Administración para la Recuperación de la Industria Nacional
(Nacional índustral Recove ry Administración, NIRA), para estabilizar
las industrias mediante códigos de «prácticas de competencia justa» en
las empresas, y generar poder de compra creando empleos, determinan
do condiciones de trabajo estándar y elevando los salarios. Las empre
sas que suscribían estos códigos se comprometían a reconocer a los sin-'
dicatos y la negociación' colectiva en sus empresas, así como un
mínimo salarial y un máximo de horas de trabajo. En las industrias que
decidían colaborar con el programa, se crearon Comités que represen
taban a la dirección, a los sindicatos y al gobierno, y que redactaron
«códigos» significativamente progresistas en temas laborales: semana
de 40 horas y un salario mínimo de 13 dólares a la semana, más del do
ble de lo que se cobraba. Inicialmente, dos millones de empresarios, so
LA CRLSIS DEL 29, FRANKLIN D. ROOSEVELT Y EL NEW DEAL 423
bre todo de las llamadas industrias enfermas, apoyaron «el águila azul»
que representaba su adscripción a la ÑERA.
R esultad os l i m i t a d o s , o r g a n i z a c i ó n d é l a p r o t e s t a s o c ia l
Y OPOSICIÓN conservadora
O r g a n iz a c ió n d e l o s c o n s u m i d o r e s
El n u e v o s in d i c a lis m o i n d ü s t m a l
O p o s ic ió n conservadora
Pero esta reducción del gasto público no era suficiente para los in
tereses económicos y políticos conservadores, que en el verano de
1934 veían con preocupación aumentar el déficit y la intervención del
Estado en la economía. Lewis Douglas dimitió como director de Pre
supuesto, en desacuerdo tanto con el déficit creciente, cómo con las
políticas fiscales de Roosevelt. Ese mismo mes se constituyó en W as
hington, la American Liberty League, que agrupaba tanto a empresa
rios como a políticos contrarios a la gestión económica del New D eal
La idea había surgido de los ejecutivos de Du Pont en el sur, al com
probar que los trabajadores negros podían rechazar los trabajos ofreci
428 HISTORIA DE ESTADOS UNIDOS
D is id e n c ia p o p u l is t a
cional* cuyo es logan era share our wealth, «distribuyamos nuestra ri
queza».
El programa planeaba acabar con todas las fortunas personales
por encima de determinada cantidad y dar a cada familia bastante di
nero para «comprar una casa, un coche y una radio»; los viejos reci
birían pensiones y los chicos con talento serían enviados a la univer
sidad. El programa se completaba con un amplio proyecto de gasto
público, un salario mínimo nacional, una semana de trabajo más cor
ta, un plan agrícola y el pago inmediato de los bonos a los veteranos
dé guerra.
Share our wealth tuvo una enorme repercusión más allá de Luisia-
na, en algunos Estados del sur, como Mississippi, Arkansas o Georgia,
pero también en muchos trabajadores del norte, en Illinois y Filadelfia,
así como entre los agricultores descontentos del medio oeste. En fe
brero de 1935, la organización de Long decía tener 27.000 clubs ex
tendidos por todo el país, así como una lista de direcciones de 7,5 mi
llones de personas. Según los demócratas, podría ganar como tercer
partido 3 o 4 millones de votos en las elecciones presidenciales de
1936, pero su asesinato en 1935 por Cari Austin Well en el capitolio de
Baton Rouge frustró su carrera.
En cuanto al reverendo Charles Coughlin, sacerdote católico de
una parroquia de Michigan, ya era tan popular en 1930, que la CBS
programó sus charlas a nivel nacional. A finales de 1932, tenía una au
diencia semanal de 45 millones de oyentes y en 1934 recibía cada se
mana más cartas que el presidente Roosevelt. En sus charlas radiofó
nicas, simplificó y dramatizó la depresión, señalando entre los villanos
que la habían causado a los banqueros y al comunismo. El 11 de no
viembre de 1934, anunció la formación de una Unión Nacional para la
Justicia Social (National Union fo r Social Justice), que proponía un sis
tema de «justicia social» inspirado en la Italia corporativa, estimulado
por su arzobispo, Michael Gaílager, amigo personal de los presidentes
profascistas de Hungría — Miklos von Nagybanya Horthy— y Austria
—Engelbert Dollfuss— .
Aunque Long y Coughlin no tuvieron una relación estrecha y sus
movimientos no eran exactamente iguales, presidieron la insurgencia
popular más importante desde el movimiento populista de 1890, basa
da en una tradición política similar: defender la autonomía del indivi
duo y la independencia de la comunidad frente a la intrusión del mo
derno Estado industrial. Lo que buscaban no era un futuro colectivista,
sino una sociedad en la que el individuo retuviera el control de su pro
430 HISTORIA DÉ ESTADOS U NIDOS
E l T k i b u n á L^S í p r B m o c o n t r a e l p r im e r N ew D eal
El seg u n d o N ew D eal
E l P a r t id o C o m u n i s t a (CPUSA),
DEL SECTARISMO AL FRENTE DEMOCRÁTICO
R e a c c ió n c o n s e r v a d o r a y p a r á l is is del N ew D eal:
CAMBIOS EN EL TRIBUNAL SUPREMO
Y. ALIANZA CONSERVADORA EN EL CONGRESO
uno por cada juez con setenta años o más y que no se había retirado. El
presidente pensó que el pueblo estaba con él y no imaginó la enorme
oposición política que le\ antaría su propuesta.
En primer lugai, supuso la oposición del Congreso. Pues era éste, y
no la Constitución, el que en cada caso decidía el número de compo
nentes del Tribunal Supremo, y Roosevelt no consultó a los líderes del
Congreso sobre este tema. Los conservadores sudistas demócratas
aprovecharon este asunto para romper con el New Deal, mientras que
algunos progresistas temían por las libertades civiles. El resultado iue
el comienzo de la alianza conservadora en el Congreso entre demócra
tas conservadores — principalmente sudistas™ y republicanos, que
evitó al New Deal progresar, impidió la consolidación de un partido
demócrata liberal-progresista y paralizó cualquier acción progresista
hasta el asesinato de John F. Kennedy y la victoria abrumadora de
Lyndon B. Johnson en 1964/
La situación se resolvió porque el presidente del Tribunal Supre
mo, Charles Hughes Evans, organizó la retirada de uno de los jueces
conservadores, permitiendo a Roosevelt la elección de un juez liberal,
pero evitando su reforma. Con este cambio, pudo aprobarse sin pro
blemas la Legislación del segundo New Deal, que ya había sido apro
bada pór ei Congreso, como la Ley de Seguridad Social y la Ley de
Relaciones Laborales, iniciando la llamada «revolución constitucional
de 1937» y el nacimiento de «la segunda Declaración de Derechos».37
En efecto, se pueden considerar una revolución las resoluciones
que a partir de la primavera de 1937 tomó el Tribunal Supremo, ya que
hasta el New Deal el Congreso nunca había encontrado anticonstitu
cional una ley de gobierno, pero entre 1935 y 1936, en poco más de un
año, lo hizo tres veces. Sin embargo, el 27 de marzo de 1937, el Tri
bunal declaró constitucional el salario mínimo en el Estado de W a
shington — alegando que «la Constitución no había hablado de libertad
de contrato, ni reconoció una libertad absoluta»— , sancionó tres leyes
del Congreso que ampliaban el poder del gobierno, se declaró a favor
del gobierno en todos los casos recurridos de La ley de Relaciones La
borales y de la Ley de Seguridad Social, y declaró válido el poder del
Congreso para aumentar los impuestos y el gasto público en beneficio
del bienestar general.
A partir de 1937, el Tribunal Supremo no sólo parecía comprome
tido con la Legislación social del gobierno, sino que las relaciones en
tre las distintas ramas de gobierno se alteraron drásticamente y se pasó
de una época de supremacía judicial a otra de deferencia del Tribunal
440 HISTORIA DE ESTADOS UNIDOS
X a 'p o l í t i c a
e x te r io r d e R o o s e v e lt:
DEL AISLACIONISMO A LA GUERRA TOTAL
el control del ferrocarril del este de China, sin que Estados Unidos, que
aún no había reconocido a la Unión Soviética, pudiera hacer nada por
evitarlo. Los gobiernos republicanos habían justificado el no reconoci
miento de ía Unión Soviética por la naturaleza despótica de su régimen
político, su negativa a cumplir las obligaciones de pago contraídas an
tes de la revolución y, sobre todo, por el proyecto bolchevique de «re
volución mundial», que tenía como uno de sus objetivos «los países
coloniales de Latinoamérica».2 El temor y la realidad de la penetración
comunista dominó también la continuación de la política intervencio
nista de Estados Unidos en el Caribe y S udamérica3durante la década
de 1920 y principios de los treinta, pues e l Departamento de Estado
pensaba que los líderes bolcheviques estaban asandó América Latina
como base de sus actividades contra Estados Unidos y los hizo res
ponsables de la reciente revolución en Nicaragua — que provocó la in
tervención de 5.000 marines en 1926— y del levantamiento contra la
dictadura militar salvadoreña en 1932,4
Cuando Franklin D. Roosevelt accedió a la Presidencia en marzo
de 1933, Adolf Hitler había llegado al poder en Alemania y los japo
neses habían ocupado Manchuria, retirándose de la Sociedad de Na
ciones al condenar ésta sus acciones en China en 1932. Aunque Roo
sevelt tenía conocimientos e interés en política exterior y se había
manifestado desde 1920 partidario entusiasta de que Estados Unidos
participara en la Sociedad de Naciones, fuera miembro del Tribunal
Internacional y redujera las deudas de guerra y los aranceles; lá^gráve-
dad de la crisis económica le obligó, durante su primer mandato, a cen
trase en el New Deal5 y a continuar muchos aspectos de la política ex
terior de sus antecesores, con la salvedad de acentüar la política de
«buena vecindad» con Latinoamérica y reconocer a la Unión Soviéti
ca en 1933, buscando en ella un posible aliado frente al expansionismo
japonés en el Pacífico.
Su política de «buena vecindad» acabó con el intervencionismo en
el Caribe y Latinoamérica, En 1934 el Congreso derogó la Enmienda
Platt, por lo que Estados Unidos cedía sus derechos a intervenir a per
petuidad en Cuba.6 Ese mismo año, los marines se retiraron de Haití,
fue reconocido el gobierno revolucionario de El Salvador y se consti
tuyó el Banco de Exportación e importación para otorgar créditos a las
repúblicas latinoamericanas. Antes de que acabara la segunda guerra
mundial, el gobierno puso fin al control financiero sobre la República
Dominicana y no se opuso a la nacionalización del petróleo mexicano
por el gobierno de Cárdenas a partir de 1938.
m GRAN TRANSFORMACIÓN 447
nación en el Ejército — y^cón el líder del CIO John Lewis, que hubie
ra querido ser su vicepresidente— los votantes negros, los trabajadores
industriales y, en general, el voto de las grandes ciudades le apoyó
frente a Wendell L. ■■Willkieal que consideraban un candidato de
Wall Street. El presidente recibió 449 votos electorales, contra 82,
pero el apoyo en vdto popular descendió respecto a las elecciones an
teriores a menos del 55 por 100. La política exterior centró la campa
ña electoral, en la que Roosevelt reiteró, una vez más, que «vuestros
hijos no van a ser enviados a luchar en guerras extranjeras» y tres días
antes de las elecciones* declaró que «este país no irá a la guerra».
La reelección de Roosevelt para un tercer mandato presidencial for
taleció su posición de ayudar a los aliados. En su charla radiofónica del
29 de diciembre de 1:940, anunció que Estados Unidos debía convertir
se en «el gran arsenal de la democracia» y en su mensaje anual al Con
greso, el 6 de enero de 1941, pidió el apoyo para las naciones que esta
ban luchando en defensa de lo qiie él llamó las cuatro libertades:
«libertad de palabra, libertad de religión, libertad de la necesidad y li
bertad del miedo». Cuatro días después, ante las presiónes desespera-"
das de Winston Churchill, porque Gran Bretaña no podía p ag are n
efectivo la enorme cantidad de armas que necesitaba, el presidente pro
puso al Congreso prestarlas directamente sin cobrarlas, con el acuerdo
de que serían devueltas o reemplazadas una vez acabada la guerra. Éste
fue el espíritu de la Ley de Préstamos y Arriendos, aprobada por un
amplio Margen dé votos en marzo de 1941. La ley autorizaba al ‘presi
dente a vender, transferir, intercambiar y prestar cualquier artículo de
defensa, al gobierno de cualquier país cuya defensa conciba el presi
dente como vital para la defensa de Estados Unidos; así como a poner
a su disposición los diques norteamericanos. Eft este prógraína de ar
mar a los aliados se llegarían a emplear 50.000 millones de dólares. El
24 de junio de 1941,-cuando H itler había comenzado la invasión de la
Unión Soviética, Estados Unidos anunció que la Ley de Préstamos y
Arriendos se extendía a un huevo aliado: la Unión Soviética.
Roosevelt, siguiendo el ejemplo del imperio británico, estaba inten
tando que otros lucharan por Estados Unidos para mantener el staíu qüo
al menor costo posible;50 sin embargo en los últimos meses aumentó la
tensión directa entre Estados Unidos y el Eje.11 Tras la aprobación de la
Ley de Préstamos y Arriendos, Estados Unidos se apoderó de todas las
naves del Eje que hubiera en puertos norteamericanos; en abril de 1941
tomó Groenlandia bajo su protección y anunció que la Marina patrulla
ría los mares en las zonas de defensa. En mayo, después de ser hundido
LA GRAN TRANSFORMACIÓN 451
poneses decidieron declarar la guerra a esos tres países en los meses si
guientes si no se reanudaba el abastecimiento.
En concreto, las negociaciones entre Japón y Estados Unidos fue
ron un intento de ganar tiempo por parte de ambos países ante una
guerra que consideraban inevitable, ya que Japón no estaba dispuesto a
salir de China y Estados Unidos no podía contentarse con menos. Las
circunstancias se endurecieron cuando el 16 de octubre cayó el gobier
no moderado de Fumimaro Konoye, y el general Hideki Tojo, ministro
de la Guerra, se convirtió en primer ministro. Aunque las negociacio
nes continuaron hasta finales de noviembre, el gobierno norteamerica
no no podía confiar en un gobierno japonés que, según las informacio
nes de Magic —el descifrador del código japonés— , había tomado ya
la decisión secreta de ir a la guerra contra Estados Unidos, Gran Breta
ña y Holanda y atacar distintos objetivos en el Pacífico.
Lo que Estados Unidos no supo o no logró descifrar a través de
Magic — a pesar de lo que señalan las teorías revisionistas— fue el lu
gar y la fecha del ataque japonés, que se esperaba inminente desde el
25 de no viembre de 1941. Y, desde luego, nadie pensaba que los japo
neses podían llegar tan lejos, a Pearl Harbor, en el Pacífico sur occi
dental. 14 Por eso se desechó toda la intensa comunicación entre Tokio
y Honolulú, que Magic interceptó en los primeros días de diciembre y
no se tomó ninguna medida especial en la base de Pearl Harbor, de for
ma que no se habían cancelado las licencias de fin de semana y los
aviones estaban en üerra ala con ala. En medio de la mayor sorpresa,
el domingo 7 de diciembre de 1941, a las 7.53 de la mañana, al grito de
¡Tora, Tora, Tora!, los japoneses bombardearon la flota del Pacífico du
rante dos horas. Fue el mayor desastre naval de la historia de Estados
Unidos. Murieron más de 2.400 militares y civiles, hubo 1.178 heridos,
se destruyeron 149 aviones, se hundieron los acorazados Arizona, West
Virginia y California; el Oklahoma quedó gravemente dañado; el N e
vada fue encallado para que no se hundiera y otros muchos barcos fue
ron hundidos o seriamente dañados. Aun así, el dcsastie no fue total,
pues los japoneses no bombardearon los depósitos de petróleo y olvi
daron los portaviones que habían salido de forma tortuita hacía unos
días y que serían decisivos en la guerra naval que se avecinaba.
Más devastadora, y a diferencia de Pearl Harbor, nunca investigada,
fue la derrota que se inflingió al general Douglas MacArthur en Filipi
nas nueve horas después, en la que fueron destruidos la mitad de los 30
bombarderos que había en las islas. MacArthur no hizo nada a pesar de
haber recibido la información de Magic y tener nueve horas de preavi-
LA GRAN TRANSFORMACIÓN 453
so. Ese mismo día, los japoneses atacaron también Guam, Midway,
Hong Kong y la península de Malay, Al día siguiente del ataque a PearI
Harbor y a las Filipinas, el Congreso declaró la guerra a Japón. El 11 de
diciembre de 1941, Alemania e Italia, fieles al pacto tripartito con Ja
pón, declararon la guerra a Estados Unidos. Más de dos años después
de iniciada la guerra en Europa, Estados Unidos entraba e n la segunda
guerra mundial como un miembro de pleno derecho de la «gran alian
za»,13 que junto con el Reino Unido y la Unión Soviética debía derrotar
primero a Hitler en Europa y después a los japoneses en el Pacífico.
Esta estrategia de guerra suponía que Estados Unidos tenía que
librar una guerra en dos continentes y dos océanos al mismo tiempo
-—-ambos alejados del hemisferio occidental— , mientras seguía siendo
el principal abastecedor de armas y alimentos de los ¿diados. Un es
fuerzo de estas características exigió la movilización totáí, dirigida por
el gobierno federal.
R e c l u t a m ie n t o , r e a r m e y e c o n o m ía d e g u e r r a
M o v il iz a c ió n s in d ic a l , « ig u a l d a d e n e l s a c r if ic io »
y CONTROL DE PRECIOS
«L a f u e r z a a r r o l l a d o r a » : a b a s t e c i m i e n t o a l o s ' a l i a d o ? ■
Y PROSPERIDAD e c o n ó m ic a
E fectos s o c ia l e s d e l a m o v i l i z a c i ó n e c o n ó m i c a .
M ig r a c i ó n i n t e r n a y n u e v o s c e n t r o s i n d u s t r i a l e s
M in o r í a s é t n i c a s e u r o p e a s , a s iá t i c a s y m e x i c a n a
M in o k í a n e g r a
. era muy bajo e a .L9-39. Había «habido. pocos avanees- en-la integración
en el Ejército tras la primera guerra mundial, que contaba solamente
con 4 unidades negras en el ejército, 3.640 soldados y S olídales ne
gros. En cuanto a lá Marina, limitó la participación de los negros a tra
bajaren las cocinas, estaban excluidos entre los marines y admitía a
un número limitad^ de guardacostas. En la vida civil, la minoría negra
sufrió especialmente la depresión, pues el desempleo de los trabajado
res negros en las zonas industriales del norte fue d e un 38,9 por 100,
mientras que el de los trabajadores blancos era de un 18,1 por 100, y
las reformas del New Deal — especialmente en el sur—~ se aplicaron
con criterios raciales.
Para intentar aprovechar la coyuntura bélica, desde mayo de 1939,
el Comité por la Participación de los Negros en la Defensa Nacional
luchó por acabar con la discriminación, tanto en el reclutamiento y las
Fuerzas Armadas como en las industrias de defensa; pero cuando co
menzó la movilización en 1940 fueron discriminados en ambos ámbi
LA GRAN TRANSFORMACIÓN 471
desde 1949 y ese mismo año el Ejército del Aire comenzó a organizar
ía. El resultado sería la integración total en las Fuerzas Armadas en la
década de 1950, en las circunstancias de guerra Fría y confirmación
del liderazgo internacional de Estados Unidos.53
En cuanto a las industrias de defensa, durante 1940 y 1941, la dis
criminación racial y la cualifícación exigida excluyó a los afroameri
canos de los beneficios del empleo y la mejora de salarios de los que
ya estaban disfrutando los trabajadores blancos. Fue la permanencia de
la discriminación, tanto en las industrias de defensa como en las Fuer
zas Armadas, lo que llevo a A. Philip Randolf a amenazar con una
marcha sobre Washington el 1 de julio de 1941, si el presidente no la
suprimía. Cuando Roosevelt supo que 100.000 personas estaban dis
puestas a marchar sobre Washington, promulgó el Decreto 8,802 del
25 de junio de 1941, que acababa con la discriminación en las'indus
trias de defensa, aunque no en el Ejército, y constiuía la Comisión de
Prácticas de Empleo. Justas (Fair Employment Practices Commision),
(FEPC), la primera Agencia federal desde la reconstrucción que lu
chaba por la igualdad de oportunidades de los negros. A este decreto,
considerado «una proclamación económica de emancipación»,54 se
sumó la decisión de la Junta Nacional de Trabajo de prohibir la discri
minación racial en los salarios, aunque los mayores cambios se produ
jeron tras 1942, como resultado de la escasez de mano de obra dispo
nible.
La conjunción de.estas decisiones ^ o líü ca sy de las circunstancias
de la guerra produjo un cambio espectacular en el ámbito laboral. En-4
’ 1: 9 4 4 ; ' ^ ® l B h l M s ^ l i ® ^ ^ n c a h o s , cíe los que ÓOO.OOO
eran mujeres, entraron en el mercado de trabajo. La mayoría encontró
empleo en las industrias de defensa de California o en la región de De
troit, así como en la Administración federal, especialmente en la Ofi
cina de Control de Precios. En cuanto a sus ingresos, crecieron el do
ble durante la guerra, aunque fueron la mitad del promedio de los
ingresos de las familias blancas. Es cierto que todos estos avances se
consiguieron en una situación excepcional de expansión económica y
con una gran proporción de mano de obra blanca ocupada en las Fuer
zas Armadas, pero una vez probada cierta estabilidad y prosperidad era
difícil volver atrás,55
Pero sin duda los avances mayores durante la guerra se produjeron
en el ámbito de la lucha de la minoría negra por sus derechos civiles.
La organización de la posible marcha sobre Washington, en julio de
1941, supuso el nacimiento de una nueva forma de lucha de la minoría
LA GRAN TRANSFORMACIÓN 473
M u je r e s EN LA INDUSTRIA DE DEFENSA
vos en su país. La necesidad de mano de obra Femenina les dio una nue
va legitimidad como trabajadoras y una consideración mayor entre em
presarios y sindicatos ; ademas, la propaganda bélica resaltaba la impor
tancia de las mujeres como ciudadanos y les asignaba significativas
responsabilidades públicas. Las ganancias materiales fueron igualmen
te importantes. Entre 1940 y 1945 la fuerza de trabajo femenina creció
más de un 50 por 100, constituyendo en 1945 el 36; 1 por 100 de la mano
de obra civil, 3/4 partes de la cual eran mujeres casadas. Los incremen
tos mayores de empleo se produjeron en el sector industrial, especial
mente en las industrias de defensa; donde el trabajo femenino se incre
mentó en un 460 por 100, ya que las mujeres sustituyeron a los hombres
en la industria aeronáutica o en los astilleros, tal y como lo popularizó
«Rosie,the Riveter», la famosa mecánica vestida con mono.62 Estos tra
bajos, antes reservados a los hombres, significaban salai'iós más eleva
dos y; junto con el alejamiento de sus familias por la emigración a las
nuevas zonas industriales y los hombres en el frente, proporcionó Una
mayor independencia material y personal, tanto a las mujeres solteras
como alas casadas. Sin embargo, estas posibilidades de mayor libertad
sexual fueron combatidas por la campaña de pureza pública, que Urgía a
las mujeres a «permanecer puras para el retomo de los veteranos» y re
comendaba a los hombres evitar contactos con «mujeres solteras por
miedo a contagiarse de alguna enfermedad infecciosa».63
También la guerra expandió el papel de la mujer como ciudadana.
I2í>s 2/3 de la población adulta femenina no empleada encontraron mu-
chas, oportunidades de apoyaiveL;esfuerzo bélico en la defensa civil,,
vendiendo bonos de guerra, o colaborando con la Agencia de Raciona
miento y Control de Precios. Incluso su trabajo doméstico estuvo ador
nado durante la guerra de un sentido patriótico, cuando hacían conser
vas, ahorraban grasas o administraban las provisiones.
Pero todos estos cambios no alteraron la imagen tradicional de la
feminidad. Hubo más matrimonios, más tempranos y con más hijos;
los soldados luchaban por volver a su país y disfrutar de la abundancia
posbélica, con la familia, en la casa de los suburbios.64 No obstante, la
promesa del matrimonio implicaba un matrimonio distinto, cargado de
sexualidad, por lo que las jóvenes debían enviar a sus novios en el fren
te sus fotos insinuantes en bañador, para inspirarles a luchar.
Así, cuando la guerra acabó y las mujeres perdieron los mejores
puestos de trabajo en el sector industrial, su recompensa por los servi
cios prestados no fue equiparable a la d e los hombres —con excepción
de las mujeres enroladas en las Fuerzas Armadas---, y retornaron a
476 HISTORIA DE ESTADOS UNIDOS
C o n s e r v a d u r is m o p o l ít ic o c o n t r a e l N ew D eal
E s t a d o s U n id o s e n e l c a m p o d e b a t a l l a , u n p a ís D e c is iv o
EN LA VICTORIA ALIABA.
U n a g u e r r a r a c ia l e n P a c íf ic o
Tras los ataques a Péáf 1 Harbor y las Filipinas hubo tres meses de
continuas derrotas de los im perios coloniales que dominaban Asia,
pues ninguno estaba preparado para la guerra moderna — basada en la
superioridad naval y aérea—- que los japoneses estaban realizando. En
el mes de diciembre de 1941, los japoneses tomaron Wake, Guam y
Hong Kong y habían comenzado a atacar simultáneamente las Filipi
nas y Malasia.
En Malasia, los británicos cosecharon una de las peores derrotas de
la guerra, mientras sus mejores tropas estaban luchando en el desierto
LA GRAN TRANSFORMACIÓN 479
L a c o n s o l i d a c i ó n d e -l a .« g r a n a l ia n z a a lia d a »
«El s a l t o d e l a r a n a », a v a n c e d e s d e e l P a c íf ic o sur
hasta Ja pón, 1944
D e N o r m a n d ía a l Rín, j u n i o - o c t u b r e d e 1944,
PRIMERAS DIFERENCIAS ENTRE LOS ALIADOS
distas a través del canal de la Mancha, para saltar detrás de las playas,
mientras que esa misma noche la flota de la invasión —600 barcos,
4.000 naves de apoyo— condujo a 176.000 hombres a la costa nor
manda, donde comenzaron a desembarcar a las 6 3 0 de la mañana. Era
el día D, el 6 de junio de 1944. En la playa de Utah, donde desembar
có el VII Cuerpo debEjército estadounidense, la oposición fue ligera,
pero en la playa de Omaha, las divisiones I y X^íIX encontraron una
tenaz resistencia. Muchos soldados se ahogaron en la marea, otros fue
ron heridos por las minas submarinas, y los que llegaron a tierra tuvie
ron que atravesar una playa de 50 metros de anchura, bajó el fuego cru
zado que provenía de las casamatas, A pesar de todo, el resultado global
del desembarco de Normandía fue un éxito. En una semana los alia
dos desembarcarom326.OÜ0 hombres, 50.000 vehículos y m ásd e 100
toneladas de abastecimientos. En menos de tres meses los aliados, tras
ocupar Francia y Bélgica, llegaron a París, que sería liberado el 25 de
agosto. El general Charles de Gaulle, líder de la Francia libre, entró
triunfante en la ciudad y ocupó la presidencia del gobierno provisional.
Con París liberado, los ejércitos aliados avanzaron hacia Berlín, al man
do de general norteamericano George Patton y del británico Bernard
Montgomery; mientras los rusos avanzaban por el este, tomando Ucra
nia, Polonia, Rumania y uniéndose a las fuerzas de Tito éh Yugoslavia.
lar. Para Roosevelt este cuarto mandato permitiría que Estados Unidos
no volviera al aislamiento tras la guerra y participara en el diseño de un
nuevo orden mundial, que trataría de impedir una nueva guerra en Eu
ropa en las dos siguientes generaciones.
V ic t o r i a en Europa, p r e p a r a t iv o s p a r a l a p o s g u e r r a
Y MUERTE DE R oQ SÉ V B L f
V ic t o r ia e n s o l it a r i o s o b r e Ja pó n . E n ero -a g o s t o 1945
Un im p e r io m u n d i a l
1V Las diferencias regionales eran muy grandes, siendo las colonias deí
norte y el Atlántico Medio, caracterizadas por el clima templado y la exten
sión de la propiedad, las responsables de este crecimiento vegetativo; mien
tras que en las colonias de ia Bahía de Ghesapeake, en donde predominaban
las grandes plantaciones y la esclavitud, Casi ningún colono vivía lo Suficien
te para conocer a sus nietos. Véase John M. Murrin, «Benefíciaries of Catas-
trophe: The English Colonies in America» en Eric Foner, ed., The New Ame
rican History, Temple University Press, Philadelphia, 1997, p. 16. Véase
también M." Pilar Pérez Cantó y Teresa García Giráldez, De Colonias a
Repúblicas, Los orígenes de Estados Unidos de América, Síntesis, Madrid,
1995, p. 124.
2. La mayor parte de la fuerza de. trabajo no esclava llegó a las colonias
de esta forma y en 1770 eran aún lá mitad de los inmigrantes procedentes de
■Inglaterra y Escocía. Véase Eric Foner, «The Idea of Free Labor in Ninete-
enth Century America», introducción a Free Soil, Free Labor, Free Men, The
Ideology ofThe Repuhlican Party Béfore the Civil War, Oxford University
Press, Oxford, 1995, p. xi (numeración romana en e f original).
3. George Brown Tindall y David E. Shi¿America. A Nárrativé History,
Norton & Company, Nueva York, 1993, VOl. 1, p. 6 1.
4. Desde mediados del siglo xvin, nuevos sectores de la clasé media se
habían incorporado al consumo de productos británicos, siendo según T. H.
Breen esta experiencia como consumidores, esencial para moldear la protes
ta posterior contra Gran Bretaña. T, H. Breen, The Marketplace o f Revolu
tion. How Consumer Politics Shaped American Independence, Oxford Uni
versity Press, Oxford, 2004, p. xv, pp. 98-101.
5. Edward Countryman, The American Revolution, Penguin Books,
Harmondsworth, 1991, p. 11
6. Concretamente el cálculo de Gary Nash es que en Boston el 5 por 100
504 HISTORIA DE ESTADOS UNIDOS
32. Leonard W. Levy, Jefferson & Civil Libertíes. The Darker Side,
The Belknap Press of Harvard University Press, Cambridge, 1963, pp. 70-77.
33. Douglass C. North, The Economic Growth..., p. 56.
34. Drew R, McCoy, The Elusive Republic.,,, pp. 231-232.
35. Rorv Muir, Britain and The Defeat o f Mapolean 1807-1815, Yale
University Press, New Havert, 1996, p. 233.
36. Estas dos acciones británicas son esgrimidas por Jefferson como
motivo suficiente para no considerar a Estados Unidos país agresor: «Dos ar
tículos de nuestro catálogo de agravios bastarán para absolvemos de la acu
sación de agresores: el reclutamiento forzoso de nuestros marinos y nuestra
exclusión del océano», «Caita a James Maury», 25 de abril de 1812, en Tho
mas jefferson, Autobiografía y..., p. 61.
37. Rory Muir, Britain and.:., p, 232,
38. Roger H. Brown, «The War of 1812 and the Struggle fór Politicai
Permanency», en Sean Wilentz, Major Problems i n the Early Republic...,
p. 173., .■ . '
39. Steven Wats, «The Liberal Impulse to War», en Sean Wiientz, Ma
jo r Problems in the Early Republic..., pp. 177-179. Véase también Robert
Alien Rutland, The Presidency o f James Madison, University Press of Kan-
sas, Lawrence,1990^ pp, 85-86.
40. Concretamente, Rory Muir da las siguientes cifras: lá Marina mer
cante creció de IS8;000 toneladas en 1802 a 981.000 en 1810, en cuanto al
valor del comercio pasó de 60 millones de dólares antes de 1793 a 25 millo
nes en 1807. Rory Muir, Britain..., p. 233.
41. Robert Alian Ruthland, The Presidency o f James Madison..., pp.
106- 108.
.42»,..v,Rqqí P' 237-
43, Drew McCoy, The Elusive Republic..., p. 234,
44. Rory Muir, Britain..., p. 237.
45. Ibid., pp. 332-334.
46, Douglass C. North, The Economic Growth o f The United States...,
pp. 62-63.
47; Ibid., pp. 258-259.
48. Drew R. McCoy, The Elusive Republic..., pp. 245-246.
49. Joseph J. Ellis, Founding Brothers..., pp. 96-115.
C a p ít u l o 3. E l c r e c im ie n t o d e l a r e p ú b l ic a b l a n c a .
L a e r a d e Ja c k s o n , 1815-1850
98. Citado por Howard Zinn en A People’s History ofThe United Sta
tes, Harper Perennial, Nueva York, 1990, p. 146. (Hay traducción castellana:
La otra historia de Estados Unidos, Otras Voces, Hondarribia, 1997.)
99. Angie Debo, A History ofthe Indians'..., p. 119.
100. Ibid., pp, 125-126.
101. Ibid., pp. 128-149.
102. Robert Winston Mardoch, The Refúrmers and The American In-
dian, University of Missoury Press, Columbia, 1971, pp, 8-10.
103. La expresión es de Alexander Saxton y se refiere al carácter cada
vez más racial de la república, conforme avanzaba la democracia y la políti
ca de masas.
NOTAS. CAPÍTULO 4 517
La « e d a d d o r a d a » , 1870-1890. I n d u s t r i a l i z a c i ó n , -
C a p í t u l o 6.
NUEVAS FRONTERAS Y FRACTURA SOCIAL
15. Paul M. Gastón, «The Myth of the New South», en León Fink, ed.,
Major Problems in the Gilded Age and the Progressive Era..., pp. 120-121.
16. G. B. Tindall y D . E. Shi, America,.., p. 484.
17. Los Estados con mucha tierra no habitada, como Texas y Florida,
dieron miles de acres a los ferrocarriles e incentivos a otras industrias para
abrir nuevas áreas de desarrollo.
18. E. L. Ayers, Southern Crossing..., pp. 71-87.
19. I b i d pp. 88-110.
20. Richard White, A New History o f the American West, University of
Ok.1ahorna Fress, Norman, 1993, pp. 57-59
21. Angie Debo, A History o f The Indians o f United States, Pimlico,
Londres, 1995, pp. 233-283, y Richard White, A New History..., pp. 94-108,
22. El sistema de internados fracasó en conseguir los resultados espera
dos, siendo sustituido por la asimilación en; las escuelas locales.
‘23. A principios del siglo xx, los habitantes,de la ciudad de Seattle es
taban preocupados porque no había suficientes agricultores en los alrededo
res para sostener la economía de la ciudad,
24. Para el papel de los afroamericanos en la expansión y conquista del
oeste, véase Wiliiam Loren Katz, The Black West, Nueva York, Touchtone,
1996.
25. Incluso cuando los lotes de tierra fueron prácticamente gratis, a par
tir de la aplicación de la Homestead Act de 1862, los muy pobres no podían
emigrar al oeste, pues el viaje, el costo de establecer una granja y esperar un
mínimo de dos años para conseguir la primera cosecha de subsistencia, y tres
o cuatro para obtener algún excedente, significaba un capital total de L000
dólares para no fracasar, „
26. Acompañando a esta ley, se aprobó otra que donaba tierras para
la construcción del ferrocarrircontineñtM, y la Ley Morril, por la cual se
donaban tierras a los Estados para que construyeran un sistema público de
educación superior que formara técnicamente a ios agricultores y trabaja
dores cualificados.
27. Para la políticía de distribución de tierras, véase R. White, A New
History o f the American West..., pp. 137-154, Para el significado político de
la Ley Homestead, véase también Henry Nash Smyth, Virgin Land. The Ame
rican West as Symbol and Myth, Cambridge, Harvard University Press, 1978,
pp. 165-173.
28. R. White, A New History ofthe American West..,, p. 220.
29. Ibid., pp. 220-227.
30. Ibid., pp. 227-235.
31. Veáse todo lo relativo a las características del crecimiento urbano
norteamericano en Eric H. Monkkonen, America Becomes Urban. The Deve-
lopment o f U.S. Ciñes & Towns, 1780-1980, University of California Press,
Berkeley, 1990, pp. 69-88.
NOTAS. CAPÍTULO 6 525
53. Martín Shefter, «Trade Unions and Politicai Machines: The Organi
zaron and Disorgamzation of the American Working Class in the Late Nine-
teen Century», en Ira Katznelson y Aristide R. Zolberg, eds., Working Class
Formatíon, Nineteerith-Century Pattems in Western Európe and the United
States, Princeton University press, Princeton, 1986, p. 231.
54. Ibid., pp.*249~250,
55. En 1887, las mujeres y los negros constituían el 10 por 100 de los
afiliados.
56. Kim Voss. The Making o f American Exceptiormlism. TheKnights of
Labor and Class Fotmation in The Nmeteenth Century, Comell University
Press, Ithaca, pp. 72-76.
57. Ésta es la interpretación de Kim Voss, The makiñg of,., pp. 87-89,
58. Julie Green, Puré and Simple Politics. Thé American Federatíonof
Labor and PoliticaiActivism, 1881-1917, Cambridge Uníversity Pr^s, N u e-.
va York, 1998, ££'.*-£9*36.
59. Howard Zinri, A Peáples’s H istory’&f The UnitedStates, Happer Pe-
rennial, Nueva York, 1990, pp: 270-271. (Hay trad. castellana otra histo
ria de Estados Unidos, Otras Voces, Hondarribia, 1997.)
60. Citado por Howard Zirtn* A People’s History:.., p, 275.
61. Richard L. McCormíek, «The Patty Períodand Public Policy: An
Explanatory Hypothesis», The Journal o f American History, voL 66, n.° 2,
septiembre de 1979, p. 287.
62. Martin Shefter, «Trades Unions...», pp. 270-271.
63. G. B. Tindall y David E. Shi, America.,., pp. 575-576.
64. Robert C., McMath, Jr., American Populism, Hül and Wang, Nueva
York, 1993, pp. 83^W :
65. 76/¿/.,pp. 144-179.
66. Tal sería el caso de Henry George y Edward Bellamy, especialmen
te en el mundo anglosajón.
67. Para la política en la «edad dorada», así como parala crisis de la po
lítica de partidos, véase también Joel H. Sil bey, The American Politicai Na
ti on, J838-J893, Staíiford Uníversity Press, Stanford, 1991, pp. 215-2.51.'
68. Tras las elecciones de 1896, en la mitad de los Estados de la Unión
había un único partido.
69. El porcentaje de participación electoral en las elecciones presiden
ciales entre 1888 y 1896 fue del 78,7 por 100 y fue descendiendo del 60,6 por
100 en el período 1900-1924 al 59,4 por 100 entre 1928 y 1940. Véase Wal-
ter Dean Burnham, «The Turnout Problem», en A. James Reichley, ed-, Elec-
tions American Style, Brookings ínstitution, Washington D. C.» 1987, pp.
113-114.
NOTAS. CAPÍTULO 7 527
1. «The Spanísh War Ended All Our Other Wars», New York Herald, 5
de junio, 1898.
2. Albert K. Weinberg, Manifest Destiny. A Study of Nationalist Expan-
sionism in American History , Peter Smith, Gioucester, 1958.
3. Waiter Lafeber, The New Empire. An Interpretation o f American E x
pansionismo Corneli University Press, Xthaca, 1963l0.
4. Todos estos aspectos del designio divino que acompañaron a los pe
regrinos puritanos se pueden ver en el interesante libro de Anders Stephan-
son, Manifest Destiny . American Expansión and the Empire ofRight, Híll and
Wang, Nueva York, 1995. pp. 1-12. .
5.' Rowland Berthoff, «Peasants and Artisans, Puritans and Republi-
caos: Personal Liberty and Communal Equality in American History», Jour
nal o f American History , vol. 69, n.° 3, diciembre de 1982.
6. Edmund S. Morgan, «The Puntan Ethic and the American Revolu-
tion», The William and Ma/y Quarterly, vol. 24, 1967, pp. 3-43.
7. Henry Nash Smith, Virgin Land. The American West as Symbol and
Myth, Harvard University Press, Cambridge, 1978.
8. Anders Sfephanson, M anifest D e s t i n y p. 23.
9. Ibid., p. 17.
10. Ibid., p. 18.
11. Éste es el argumento de Charles Bergquist, según el cual los siste
mas de trabajo de las colonias americanas'y ño la acción independiente del
clima, la raza o la cultura, son los que explican mejor las paradojas de su
desarrollo histórico. Por tanto lo determinante en el desarrollo político de
Nueva Inglaterra y otras colonias del norte fue el sistema de trabajo libre y la
propiedad familiar. Véase Charles Bergquist, Labor and The Comrse of Ame
rican Democracy, Verso, Londres, 1996, p. 10.
12. Estados Unidos ya había reconocido en 1822 a las repúblicas de
México, Brasil, Chile, Argentina y La Plata, que entonces comprendía los ac
tuales Estados de Colombia, Ecuador, Venezuela y Panamá.
13. Citado por Albert K. Weinberg en M anifest Destiny.,., pp. 65-
67. '
14. José Manuel Allendesalazar, El 98 de los americanos, Ministerio de
Asuntos Exteriores, Madrid, 1997, pp. 13-17.
15. ibid., p. 20.
16. Henry Adams, La Educación de Henry Adams, Alba Editorial, Bar
celona, 2001, pp. 138-140.
17. Waiter Lafeber, The New Empire..., pp, 24-32.
528 HISTORIA DE ESTADOS UNIDOS
72. Paul Kennedy» Auge y caída de las grandes potencias, Globos, Ma
drid, 1994, vol, Lp. 313.
73. Japón, tras la guerra con China entre 1894 y 1895, se había apode
rado de Taiwan.
74. Leslie Betheil, ed., México, América Central y el Caribe, c. 1870-
1930, en Historia de América Latina, Crítica, Barcelona, 1992, vol. 9, pp. 205,
207-208.
75. Paul Kennedy, Auge y caída de las grandes potencias... vol. 1,
pp. 315-316.
C a p í t u l o s. M o n o p o li o s y r e p ú b l i c a . E l p r o g r e s is m o , 1900-1920
C a p í t u l o 9. « D ip lo m a c ia m is io n e r a » , g u e r r a e n E u r o p a
E INTERVENCIONISMO ESTATAL, 1912-1920
C a p í t u l o 10. P r o s p e r i d a d y c o n s e r v a d u r i s m o b n l a d é c a d a d é 1920
17 (marzo de 1929), pp. 29-31, 168. Citado por D. Brody, Workers in Indus
trial America..., p. 62.
22. Para la transformación de la mili tanda del PSA, véase John H. Las
lett, «Reluctant Proletarians», pruebas de imprenta consultadas por gentileza
del autor, Los Angeles, ejemplar inédito, 1984, p. 103.
23. La expresión y la idea es también de John Laslett, «Reluctant Prole
tarians...», p. 109.
24. J. Laslett señalaba que este sentimiento antiextr3njero estaba ali
mentado por el hecho de que ningún país beligerante tenía tal cantidad de teó
ricos enemigos viviendo en su territorio, ni ningún país de Europa occidental
tenía tal cantidad de inmigrantes rusos y de Europa oriental, que se suponía
que apoyaban las ideas revolucionarías. Véase «Reluctant.,.», p, 112. La opi
nión de la reacción conservadora como básicamente antiextranjera y proame
ricana es compartida por M. J. Heale, American Anticomunism. Comhating
th'eenemy within, 1830-1970 , The Johns Hopkins"University Press, Baltimo
re, 1990, p. 80.
25. Entre ellas destacaban las asociaciones locales'y estatales del «ta
ller abierto», ia Asociación Nacional de Fabricantes (NAM), The Better
American Federation -—fundada por empresarios de California— y la M i
nute M en fo r The Constitution -—organizada por el banquero de Illinois y
futuro vicepresidente Charles G. Dawes— que distribuía propaganda, pro
porcionaba oradores, movilizaba votantes, patrocinaba gobiernos en interés
del «americanismo 100 por 100» y mantenía vivo el lenguaje de «la ame
naza roja».
26. Se aprobaron leyes contra la enseñanza de la teoría de la evolución
en las escuelas en algunos Estados 'del sur y en Tennessee se celebró en julio;
de 1925 el famoso juicio del mono contra nn profesor de instituto, John^T.
Scopes, acusado de vulnerar una de estas leyes. El caso alcanzó resonancia
nacional, porque la Asociación de Libertades Civiles Americanas respaldó la
defensa del acusado y actuó como fiscal el líder demócrata populista William
Jenning Bryan. Aunque Scopes fue declarado culpable, el Tribunal Supremo
de Tennessee no ratificó la multa de 1,000 dólares impuesta al detenido y
aconsejó no prolongar el juicio.
27. Esta es la opinión de Paul Avrich, Sacco and Vanzetti, the Anarchist
Background , Princeton University Press, Princeton, 1991, pp. 3-6.
28. Como Sacco decía, Estados Unidos era el país «que siempre estaba
en sus sueños». Citado por Paul Avrich, Sacco and Vanzetti p íO.
29. Paul Avrich, Sacco and Vanzetti..., pp. 45-56, 57.
30. La expresión, así como las precisiones sobre la dt portación, son
también de Paul Avrich, Sacco and Vanzetti, pp. 122-136.
31. Citado por Hlliot Robert Barkan, And Still They Come, hnmigrants
and American Society I920s to the 1990s, Harían Davidson, Inc., Wheeling,
1996, p. 11.
NOTAS. CAPITULO 10 541
1. Citado por John K. Galbraith, El crac del 29, Ariel, Barcelona, 1985,
p. 31.
2. Citado por John K. Galbraith,--El crac del 29..., p. 44.
NOTAS. CAPÍTULO 11 543
43. En 1943, todos los programas de ayuda habían sido rebajados, pero
en plena guerra mundial, Roosevelt los intercambió por el gasto que suponía
la intervención de Estados Unidos en la guerra.
44. En 1941, el desempleo había descendido a seis millones, pero no de
sapareció hasta 1943, cuando hacía más de un año que el país estaba movili
zado en el esfuerzo bélico.
C a p í t u l o 12, L a g r a n t r a n s f o r m a c i ó n : g u e r r a , p r o s p e r i d a d
e im p e rio m u n d i a l , 1939-1945
46. Eliott Robert Barkan, And Stití They Come. Immigrants and Ameri
can Society 1920 to the .i 990$, Harían Davidson, Wheeling, 1996, pp. 58-59.
47. Eric Foner, The Story of American Freedom, Picador, Londres,
1999, pp. 236-239.
48. El fiscal general de California, Eari Warren, argumentaba que por
motivos raciales no sepodía confiar en los Nisei, mientras que los norteame
ricanos de origen italiano o alemán eran, al fin y al cabo, de la raza caucásica.
También el general que supervisó el intemarniento de los japoneses —John J,
DeWitt— justificó así la perpetua extranjería de los asiáticos: «En la guerra
en que estamos envueltos las afinidades raciales no se han roto por la emi
gración. La raza japonesa es una raza enemiga, y mientras la segunda y ter
cera generación de japoneses nacidos en suelo estadounidense poseen la ciu
dadanía de Estados Unidos y se han americanizado, sus trazos raciales no se
han diluido». Citado por Reed Ueda, en «The Changing Path To Citizenship:
Ethnicity and Naturalization durihg World War 11», en Lewis A. Erenberg y
Susan E. Hirsch, eds., The War ¡h American Culture..., pp. 207-208.
49. Eric Foner, The Story o f American Freedom..., p. 241.
50. Eliott Robert Barkan, And Still They Come..., pp. 63-64.
51. Reed Ueda, «The Changing Path to Citizenship: Ethnicity and Na
turalization during World War II», en Lewis A. Erenberg y Susan E. Hirsch,
The War in American Culture..., pp. 208-213.
52. Eric Foner, The Story o f American Freedom..., p. 240.
53. Neil A, Wynn, The Afro-American and the Second World War, Paul
Elek, Londres, 1976, pp. 21-38.
54. La expression es de Ira Lewis, director del Pittsburg Courier, cita-
. do por Neil-A. Wymi; The. Afro-American and the Second■World War,..,
p. 46.
55. Ibid, pp. 56-59.
56. Robert Cook, Sweet Land of Liberty. The African-American Strug-
gle for Civil Rights in The Twentieth. Century, Longman, Londres, 1998,
p. 73.
57. Ibid., pp. 75-81.
58. Eric Foner, The Story o f American Freedom..., pp. 244-245.
59. Gunnar Myrdal, American Dilemma, Nueva York, 1944, pp. 3-5.
60. Elaine Tyler May, «Rosie The Riveter Gets Married», en Lewis A.
Erenberg y Susan E. Hirsh, eds., The War in American Culture..., pp. 128-129.
61. Susan M. Hartman, The Home Front and Beyond, American Women
in the 1940s, Twayne Publishers, Boston, 1982, pp. 16-19.
62. Ibid., p. 21.
63. Elaine Tyler May, «Rosie The Riveter...», en Lewis A. Erenberg y
Susan E. Hirsch, eds., The War in American Culture..,, p. 134.
64. Un programa de radio, patrocinado por The Office ofFacts and Fi
gures, reproducía el siguiente diálogo sobre las razones por las que se lucha
550 HISTORIA BE ESTADOS UNIDOS
ba en la guerra: «Es sobre gente como nosotros, sobre el amor y tener una
casa, hijos y respirar aire freco en los suburbios, es sobre vivir y trabajar de
centemente, como personas libres». Citado por Elaine Tyler May, «Rosie the
Riveter gets...», en Lewis A. Erenberg y Susan E. Hirsch, eds., The War in
American Culture..., p, 137.
65. Susan M. The Home Front and Beyúnd..., pp. 26-2%'
66. Ésta es la opinión de Elaine Tyler May, «Rosie The Riveter Gets...»,
en Lewis A, Erenberg y Susan E. Hirsch, eds,, The War in American Cultu
r e . pp. 26-27.
67. El Wall Street Journal señalaba que «durante lá guerra el sector pri
vado podía y debía ocuparse de la dirección ... Este proceso aseguraría pleno
empleo y prevendría la depresión». Citado por John Morton Blum, V was for
Victory..., p. 223.
68. Eric Foner, The Story o f American Freedoni..,, p. 236,
69. Para los cambios que la guerra provocó en el Mberálisino norteame
ricano y que serían la base de la «gran sociedad» de la década de 1960, véase
Alan Brinkley, «World War II and American Liberalism», en Lewis A. Eren
berg y Susan E. Hirsch, The War in American Culture..., pp, 319-320.
70. John Morton Blum, V WdsforVictory..,, p. 230.
71. En el año 1943 se desmantelaron Civilian Conservation Corps, Na
tional Youth Administration, National Resources Planning Bóard\ se redujo
drásticamente el presupuesto de Farm Security Administration, Rural Elec-
trification Administration y Office o f War Administration.
72. Respecto al seguro médico, la oposición fue tanto del Congreso,
como de la poderosa American Medical Ássociation y de las compañías de
seguros pri vadas, que ya había estado obstaculizando ferozmente desde11933
la expansión de la Seguridad Social, Véase Anthony/J,.JJadger, The New
Deal. The Depression Years, 1933-1940, The Noonday Press, Nueva York,
1989, pp. 235-238.
73. John Morton Blum, V w ^ /o r VíCtó/y..., p. 250, ; '
74. Véanse todos los aspectos militares de las conquistas de Malasia,
Birmania y las Indias Orientales Holandesas en John Tíbegan^ The Seeortd
World War, Penguin Bopks* Harmondsworth, 1990, pp. 256-267.
75. John W. Dower, War WithoutMercy. Race and Power in The Pací-
fie War, Pantheon Books, Nueva York,1986, p. 36.
76. Ésta era, en concreto, la opinión del coronel Tsuji Masanobu, que
planeó el asalto a Singapun Citado por John W. Dower en War Without
Mercy..., p. 36.
77. Ibid., pp. 5-6.
78. Ibid., pp. 34-35.
79. Mientras los japoneses añadieron entre 1942 y 1944 seis portavio-
nes a su flota, Estados Unidos botó 14, así como 9 light carriers y 66 escort
carriers.
NOTAS. CAPÍTULO 12 55 1
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(1920), 375 Combustible (1917), 364
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Ley Declarativa (1766), 13 Liga de Naciones, 371, 372
Ley del Azúcar (1764), 10, J1, 15 Liga Mundial contra el Alcoholismo,
, Ley del Embargo (1807), 80 401
Ley del Gobierno de Massachusetts, Liga Nacional de Consumidores, 331,.
16 333
Ley del gobierno filipino (1902), 306 Liga Nacional Reformista de Funcio
Ley del Impuesto sobre la Riqueza, narios, 329
434 Liga No partidista, 384
Ley del Puerto de Boston (1774), 16 Liga Obrera no Partidista, 437 ■
Ley del Timbre (1765), 11, 12-13, 15 Liga para la Protección de América,
Ley del Traslado Forzoso (1830), 127 361; 377
Ley Económica (1932), 474 Liga para la Seguridad Nacional, 361,
Ley Fiscal (1935), 434 377
Ley Fiscal (1942), 477 Lincoln, Abráham, 119,141, 163-164,
Ley Henry Cabot Lodge, 224 167-169, 170, 246, 276, 347, 381;
Ley Homestead (1862), 239. 355 presidente, 171-172, 175, 178,
Ley Johnson-Reed (.1924), 397 181, 182, 184-185, 187, 191, 193-
Ley Mcnary-Hanguen Bill (1920), 386 197, 214, 283, 419, 496; asesinato
Ley para la Reactivación de la Indus de, 198, 199
tria Nacional (1933), 422 Little Big Hom, batalla de (1874), 232
Ley Sherman (1890), 218, 322, 325, Little Steel, grupo industrial, 459
334,335 Livmgston, Robert R., 23, 42
Ley Smith (1941), 468 Lloyd, familia de los, 32
580 HISTORIA DE ESTADOS UNIDOS
Osceola, jefe seminóla, 129 323, 327,329, 330, 336, 359, 373,
Otis, James, abogado, 14 384,402,405,406,428
Overlord, operación, 489 Partido Socialdemócrata, 258
Owen, Robert, reformador británico, Partido Socialista Americano (PSA),
91-92 267, 334, 339, 340, 341-344, 349,
351,361,384, 385,391, 392 -
Partido Whig, 107,120,127,130, í 53,
Pacific Raihvay Bill, The, 214 156, 160, 162,163,164
Paine, Thomas, editor, 1-22, 24, 40 Patch, Alexander* general, 495
Palmer, A. Mitchell, fiscal general, Patrol Torpedo PT, lanchas torpede
378 ras, 456
Parker, Mary S., 122 Patrons of the Husbandry, The, 272-
Parker, plumas, 457 273
Parlamento británico, 10, 11, 12, 13, Patton Jr., George, generál, 4I5, 487,
14, 16, 82, 336 490,495
Parlamento de York, 84 . Pa2 de París (1763), 7
Partido Americano, 164, 167, 169 Peabody, Georgé F., empresario, 305
Partido Comunista Americano (CPU- Peale, Charles W., retratista, 40
SA), 384, 392, 435-436, 441, 469, Pearl Harbor, ataque japonés a, 452-
492 455, 478, 479, 481, 486, 492
Partido Constitucional Unionista, 169 Penn, familia de los, 32
Partido Cubano Revolucionario, 303 Pennsylvania Magazine, 21
Partido de la Tierra Libre, 156-157 Perkins, Francés, secretaria de Traba
Partido de los Trabajadores de Estados jo, 331, 417, 419, 426
Unidos, 256, 258-260 Perlman, Selig, economista, 386, 391
Partido de los Trabajadores de Illinois, Perry, Mathew C, comodoro, 282
258 , Pershing, John J., general, 366, 367,
Partido efe Mujeres por la Paz, 357 ■ 368 .. ' / :
Partido del Pueblo (o Partido Populis Pessen, Edward, historiador, 151 -152
ta), 271 r 273, 274, 334, 346; Con Pickering, Timothy, senador, 77
vención Nacional del (1892), 274 Pickney, Thomas, 68; véase también
Partido Demócrata, 99, 104, 107, 115, : Tratado de Pickney
120,131, 139, 146, 153, 160,164, Pierce, Franklin, presidente/160, 162,
167, 168, 169, 186, 194, 209, 210, 282
274-275, 336, 337, 343,'.359, 385, : Piermont Morgan and Company, J., •
404, 406, 416, 417, 418, 420, 428, banco de inversión, 216
437-438, 441, 444, 449, 470, 477, Pitt, William, presidente del Consejo
492 / , : de Ministros ^6
Partido Federal, 75 Plan Americano de Empleo, 389, 393
Partido Federalista, 70, 77-78, 81, 82 Plan de Unión de Albany, 6
Partido Laborista británico, 383 Plan del diez por ciento, 194-195, 196
Partido Nacional de las Mujeres, 371 Plan Lincoln, 194
Partido Progresista, 332, 344 Plan Murray de Consejo Industrial,
Partido Republicano, 66, 72-73, 86, 461
107, 120, 163, 164, 167, 168, 169, Plataforma del Sur (1847), 153
171, 183, 193-194, 203, 210, 246, Píate County Deffensive Associatlon,
270, 276, 282, 283, 290-291, 293, 165
ÍNDICE ALFABÉTICO 583
Plessy, Adolph, 226 30, 32, 34-36, 39, 40, 44, 47, 49,
Pobst, industria cervecera, 399 58, 59, 68, 69, 89,96,97, 104, 105,
Poe, Edgar Alian, 131 106,109,278,279,333
Polk, James K,, presidente, 140-141, Revolución francesa, 62, 110
143, 146-147, 155 Revolución mexicana, 355
poli tax, 224, 225 Richardson, William A., 163
Polonia, invasión de, 448 Riley, sargento, 142
Posser, Gabriel, 113 Rittenhouse, David, científico y relo
Post, Louis, subsecretario de Trabajo, jero, 40
378 Rockefeller, John D., magnate petrole
Powderly, Terence, líder de los ro, 215-216, 319
Rnights of Labor, 255, 261 Rojo, río, guerra de (1874-1875), 231
Pratt, Richard Henry, reformista, 233 Roosevelt, Eleanor, mujer dé Franklin
Prevost, George, general, 85 D. Roosevelt, 416, 417, 438, 463
Proclamación de amnistía y recons Roosevelt, Franklin Delano: goberna
trucción, 194 dor, 412, 416-418; subsecretario
Proclamación Real (1763), 10 de Marina, 416; presidente, 314,
Producto Interior Bruto (PIB), 215, 398, 407, 420-421, 428, 429, 433,
454,464 434, 436-444, 446-451, 459, 461-
Pulitzer, Joseph, editor, 292 463, 467, 472, 477, 478» 486, 487,
Pullman, compañía de coches, 265, 490-491, 492-495; discurso del
267,342 Estado de la Unión (1944), 463;
muerte de, 495-496
Roosevelt, Theodore, 293, 302, 304,
Quantrill, William C., bandido, 175, 323,344,359; presidente, 278,286,
182 287, 288, 306-313, 314, 319, 320,
Quink, tinta 457 327, 331, 332, 353, 362; subsecre
tario de Marina, 293-294, 296-297,
298-299; ptemio Nobel dfe la Paz,
Railway Times, 268 313; eslogan «cien por cien ameri
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ria, 253-254 Rough Riders, regimiento de caballe
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Rebelión de Pontíac (1763), 9 Rule of Reasons, 322
«rebelión del Whisky», 64, 66 Rush, Benjamín, medico, 22, 40
República de la Estrella Solitaria, 138 Russel, Howard H., 400
República de Saló, 487 Ruthenfurd, Lucy, 496
Reserva Federal, 324, 385, 411-412,
442, 455; Consejó dé la, 411, 434
Resoluciones del condado de Suffolk, Sabine, Pauline, 405
18 Sacco, Nicola, anarquista, 394-396
Revolución bolchevique* 377, 361, Sagasta, Práxedes Mateo, 295, 302
367,384 > Saint John, Vincent, líder sindicalista,
Revolución en Estados Unidos, 17-25, 339-340
584 HISTORIA DE ESTADOS UNIDOS