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Lección
09
Génesis 49:10, Números 24:17; Patriarcas y Profetas, pág. 503, El Deseado de Todas las Gentes, pág. 41
2
Yo seré su Padre, y él será mi hijo. Y si él
2 hiciera mal, lo castigaré con vara y azotes de
hombres.... (16) Y afirmaré tu casa y tu reino
para siempre. Y tu trono será estable para
siempre.
Sino que lo estableceré para siempre en mi
casa y en mi reino, y su trono será firme para
EL CETRO PERMANECERÁ CON LA TRIBU DE JUDÁ
siempre.
Educad a los jóvenes para que comprendan la
pureza y la excelencia de las leyes de ese
reino que se mantendrá por los siglos de los
siglos.
En la respuesta que dió a su madre, Jesús
demostró por primera vez que comprendía su
relación con Dios. Antes de su nacimiento, el
ángel había dicho a María: ‘Este será grande,
y será llamado Hijo del Altísimo: y le dará el
Señor Dios el trono de David su padre: y
reinará en la casa de Jacob por siempre’.
Historió [Pablo] la manera en que el Señor
había tratado con los judíos desde el tiempo
de la liberación de la esclavitud egipcia, y
cómo se había prometido un Salvador, de la
simiente de David... Así predicó con poder a
Jesús como el Salvador de los hombres, el
Mesías de la profecía.
2 Samuel 7:14, 16, 1 Crónicas 17:14; Fundamentals of Christian Education, págs. 397, 398,
El Deseado de Todas las Gentes, pág. 61, Los Hechos de los Apóstoles, pág. 138
3
Vienen días, dice el Eterno, en que
3 3 a David un renuevo justo,
levantaré
un Rey que reinará sabiamente, y
ejecutará juicio y justicia en la tierra.
En ese día yo levantaré la tienda
caída de David. Cerraré sus portillos,
levantaré sus ruinas, y la edificaré
como en tiempo pasado.
Jeremías también testificó del
Redentor venidero como de un
príncipe de la casa de David: ‘He aquí
que vienen los días, dice Jehová, y
despertaré a David renuevo justo, y
reinará Rey, el cual será dichoso, y
hará juicio y justicia en la tierra. En
sus días será salvo Judá, e Israel
habitará confiado: y éste será su
nombre que le llamarán: Jehová,
justicia nuestra.’ Y nuevamente:
UN TRONO ETERNO
Jeremías 23:5, Amós 9:11; Los Hechos de los Apóstoles, pág. 181
4
He puesto a mi Rey sobre Sión, mi santo monte. Publicaré
4 el decreto. El Eterno dijo: Mi hijo eres tú, yo te engendré
hoy. Tu trono, oh Dios, es eterno y para siempre. Cetro de
justicia es el cetro de tu reino. Amaste la justicia y
aborreciste la maldad. Por eso te ungió Dios, tu Dios, con
óleo de gozo más que a tus compañeros.
La cruz de Cristo será la ciencia y el canto de los redimidos
durante toda la eternidad. En el Cristo glorificado,
contemplarán al Cristo crucificado. Nunca olvidarán que
Aquel cuyo poder creó los mundos innumerables y los
sostiene a través de la inmensidad del espacio, el Amado de
Dios, la Majestad del cielo, Aquel a quien los querubines y
los serafines resplandecientes se deleitan en adorar, que se
humilló para levantar al hombre caído; que llevó la culpa y
el oprobio del pecado, y sintió el ocultamiento del rostro
de su Padre, hasta que la maldición de un mundo perdido
quebrantó su corazón y le arrancó la vida en la cruz del
Calvario. El hecho de que el Hacedor de todos los mundos,
el Árbitro de todos los destinos, dejase su gloria y se
humillase por amor al hombre, despertará eternamente la
UN TRONO ETERNO
paz celestial.
El soberano del universo no estaba solo en su obra benéfica.
Tuvo un compañero, un colaborador que podía apreciar sus
designios, y que podía compartir su regocijo al brindar
felicidad a los seres creados. ‘En el principio era el Verbo, el
Verbo estaba con Dios y el Verbo era Dios. Este estaba en el
principio con Dios. Cristo, el Verbo, el Unigénito de Dios, era
uno solo con el Padre eterno, uno solo en naturaleza, en
carácter y en propósitos; era el único ser que podía penetrar
en todos los designios y fines de Dios. Se llamará su nombre
‘Admirable consejero’, ‘Dios fuerte’, ‘Padre eterno’, ‘Príncipe
de paz’.
Isaías 9:6, 7; 11:1, 2, 5; El Discurso Maestro de Jesucristo, pág. 27, Patriarcas y Profetas, pág. 12
6
Tú Belén Efrata, pequeña entre los millares de Judá, de ti
6 saldrá el que será Señor en Israel. Sus orígenes son desde el
principio, desde los días de la eternidad.
¡Alégrate mucho, hija de Sión! ¡Da voces de júbilo, hija de
Jerusalén! Tu Rey viene a ti, justo y salvador, humilde y
cabalgando sobre un asno, sobre un pollino, hijo de asna. (10)
Destruiré los carros de Efraín, los caballos de Jerusalén, y los
arcos de guerra serán quebrados. Él anunciará paz a las
naciones, y gobernará de mar a mar, y desde el río hasta los
fines de la tierra.
Cuando se produjo el primer advenimiento de Cristo, los
sacerdotes y los fariseos de la ciudad santa, a quienes fueran
confiados los oráculos de Dios, habrían podido discernir las
señales de los tiempos y proclamar la venida del Mesías
prometido. La profecía de Miqueas señalaba el lugar de su
nacimiento. Daniel especificaba el tiempo de su
EL ETERNO PRÍNCIPE DE PAZ
advenimiento.
Ahora con alegres voces los niños pregonaban sus
alabanzas.... En el templo, repercutían repetidas veces sus
aclamaciones: ‘Bendito el que viene en nombre de Jehová.’
‘He aquí, tu rey vendrá a ti, justo y salvador.’ ‘¡Hosanna al
Hijo de David.
Los reinos terrenales gobiernan por la ascendencia del poder
físico. Pero en el reino de Cristo, toda arma carnal, todo
instrumento de coacción, debe ser abolido. Este reino debe
establecerse para elevar y ennoblecer a la humanidad caída.
Miqueas 5:2; Zacarías 9:9, 10; El Conflicto de los Siglos, pág. 313, El Deseado de Todas las Gentes, pág. 542,
Review and Herald, 4 de diciembre 1900
7
Y en los días de estos reyes, el Dios del cielo
7 levantará un reino que nunca jamás será
destruido, ni será entregado a otro pueblo.
Desmenuzará y consumirá a todos aquellos
reinos, y él permanecerá para siempre.
Seguí mirando en la visión de la noche, y vi que
con las nubes del cielo venía como un Hijo de
hombre. Llegó hasta el Anciano de días y fue
llevado ante él. (14) Y le fue dado dominio, y
gloria y reino. Y todos los pueblos, naciones y
lenguas le sirvieron. Su dominio es eterno, que
nunca pasará, y su reino nunca será destruido.
Las palabras que Jacob pronunciara en su
lecho de muerte los llenaban de esperanza: ‘No
será quitado el cetro de Judá, y el legislador de
entre sus pies, hasta que venga Shiloh.’ El
EL ETERNO PRÍNCIPE DE PAZ
Daniel 2:44, Daniel 7:13, 14; El Deseado de Todas las Gentes, pág. 25
Primeros Escritos, pág. 244.
“Esta vida es una escuela de entrenamiento, donde debemos ser transformados,
refinados y preparados para la sociedad de los santos en el reino de Dios, con quienes
esperamos asociarnos a lo largo de las eras de la eternidad. Dejemos que la justicia de
Cristo, la justicia de la ley de Dios, sea el estándar, y que la oración del cristiano sea:
‘Crea en mí un corazón limpio, oh Dios, y renueva un espíritu recto dentro de mí’. El
mundo ensuciará el alma cada día a menos que la sangre limpiadora sea nuestra
confianza. Cada pensamiento debe ser llevado cautivo a Cristo; cada palabra enojada
debe quedar sin decir. No debe haber engaño; egoísmo o descuido que sea una
desviación del derecho. La ley de Dios debería ser la regla en todas las transacciones
comerciales. Esto conducirá al pago de deudas, de modo que el carácter de Dios puede
estar representado correctamente. Verdaderamente ‘el mandamiento es muy amplio’,
abarcando todo pensamiento y acto de la vida” (Bible Echo, 29 de julio 1895).
“Esta esperanza de redención por el advenimiento del Hijo de Dios como Salvador y Rey,
ESTUDIO ADICIONAL
no se extinguió nunca en los corazones de los hombres. Desde el principio hubo algunos
cuya fe se extendió más allá de las sombras del presente hasta las realidades futuras.
Mediante Adán, Set, Enoc, Matusalén, Noé, Sem, Abrahán, Isaac, Jacob y otros notables,
el Señor conservó las preciosas revelaciones de su voluntad. Y fué así como a los hijos de
Israel, al pueblo escogido por medio del cual iba a darse al mundo el Mesías prometido,
Dios hizo conocer los requerimientos de su ley y la salvación que se obtendría mediante
el sacrificio expiatorio de su amado Hijo” (Profetas y Reyes, pág. 503).