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evidentes, otras son más leves; pero algo en nuestro interior, en nuestro corazón, siente
que están ahí.
Cómo podemos saber si lo que estamos percibiendo, sintiendo es real o no. Esta
pregunta, se suele repetir mucho en consulta. Suelen comentarme, que a veces sienten
que es real, les escuchan respirar, sienten que les acompaña al andar pero, se preguntan
si se estarán volviendo locos o son sus deseos. Lo siguiente que suelen expresar es su
dificultad a la hora de contarlo a su familia. Dan por sentado que no les van a entender.
Cuando nos vemos inmersos en estas situaciones, es decir, cuando un ser al que
queríamos ha fallecido, tras su marcha podemos tener señales suyas. Algunas veces nos
visitan en sueños, otras vemos pequeñas sombras moverse por la casa; en ocasiones, su
aroma viene y va, dando igual si estamos en casa o en la calle; una foto que se cae, una
canción que suena en un momento determinado…. Son muchas las maneras que eligen
para hacerse notar.
Su presencia junto a nosotros, puede ser puntual, esporádica o larga. Ellos eligen qué
quieren hacer, si marcharse directamente a otro plano, permanecer junto a nosotros
hasta que se resuelva una situación determinada o acompañarnos hasta que consideren
que su trabajo ha terminado.
Descubrir la verdad suele llevarnos a veces más tiempo del que nos gustaría, pero si
somos sinceros con nosotros mismos, veremos que sabemos cuál es la verdad. Sentimos
una sensación muy fuerte en nuestro interior que sin saber muy bien porqué disipa todas
las dudas y nos llena de certeza y seguridad. Esa es la verdad.
Una vez que sabemos que nuestros seres queridos pueden permanecer junto a nosotros,
ya sea haciéndonos una visita o permaneciendo más tiempo; va a depender de la actitud
que tomemos para poder ver sus señales con mayor claridad. Sería conveniente dejar la
mente abierta, no juzgar, no temer y fluir, y por supuesto, dejarnos llevar por el corazón.
No siempre es fácil conectar con ellos o entender lo que quieren transmitirnos, aunque
tengamos la certeza de su presencia. Están junto a nosotros unidos en y por amor. No
desean hacernos ningún daño. Es más, inclusive en relaciones que en vida no han sido
buenas porque estaban llenas de dificultades y sinsabores, una vez hecho el tránsito,
estos seres pueden mostrarse más cercanos, aunque nos resulte complicado entenderlo.