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Gregorianum

RAFAEL RAMIS –BARCELÓ


En torno al surgimiento
de la noción moderna de «cristología»

Pontificia Universitas Gregoriana


Roma 2019 - 100/1
Gregorianum 100, 1 (2019) 27-47
Rafael Ramis-Barceló

En torno al surgimiento
de la noción moderna de ‘cristología’*

Se ha asentado en los manuales la idea de que el término «cristología»,


entendido como tratado sobre Cristo, nació en Wittenberg, con una referencia
incidental del teólogo luterano Friedrich Balduin (1575-1627)1 y con Christo-
logia sacra de Balthasar Meisner, publicada en 16242. En realidad, como que-
remos mostrar en este escrito, la noción de «cristología», en tanto que estudio
o discurso acerca de Cristo, nació con anterioridad. Concretamente, queremos
sostener que la primera obra que dio un tratamiento sistemático de «cristolo-
gía», en el sentido moderno en el que lo conocemos actualmente, es Christolo-
giae seu sermonum de Christo del canónigo polaco Hieronymus Powodowski
(latinizado Povodovius), publicada en varios volúmenes desde 1602.
Jörg Baur, pese a defender que la denominación «cristología» nació en la
escuela teológica de Wittenberg, expuso que la mención de Balduin coincidía
con la del título del volumen Christologiae seu sermonum de Christo, obra
cuyo irrelevante autor quedó relegado a la nota a pie de página (y mal escri-
to, pues escribió Povodonius, en vez de Povodovius): «So ist es wohl auch
kein Zufall, daß –soweit wir heute wissen– der Terminus »Christologia« 1611
bei dem Wittenberger (1605-1627) Friedrich Balduin (geb. 1575) auftaucht.

*
Agradecemos la lectura y las sugerencias de Mons. Luis F. Ladaria, y de los profesores
Henryk Pietras y Josep-Ignasi Saranyana.
1
Indica T. Mahlmann: «Christologie», en: Historisches Wörterbuch der Philosophie 1, 1971,
1016: «Christologie ist, vom Aufkommen der Wortbildung in der Theologie des frühen 17. Jh.
(zunächst neben ‹Christosophia›, ‹Christognosia›, dann allein) bis zur Gegenwart Terminus
technicus für ‹doctrina de Christo›, ‹Lehre von Christus›. Ein sicher früher Beleg findet sich 1611
bei F. Balduin («Vera χριστολογία seu doctrina de Christo continetur [Röm. 8] v. 3. 4)».
2
Cf. W. Beinert – F. Schüssler Fiorenza, ed., Handbook of Catholic Theology, New York 1995,
86: «The term Christology was first used by B. Meissner (Christologia sacra [Wittenberg, 1624])»
o G. L. Müller, Katholische Dogmatik: Für Studium und Praxis der Theologie, Freiburg, 2016
[1995], 253.
28 RAFAEL RAMIS-BARCELÓ

Eine fast gleichzeitige altgläubige Publikation formulierte im Plural: »Chris-


tologiae« und verstand darunter die erzählenden Reden der Evangelien von
Christus3».
Según Baur, frente a la teología académica luterana, la obra de Powodowski
no era sino un conjunto de discursos narrativos de los Evangelios de Cristo,
similar, por tanto, a tantas vidas de Cristo que se habían escrito a la sazón. Con
ello, Baur rebajaba el valor teológico del contenido de la obra, y considera-
ba que el título Christologiae seu sermonum de Christo no era más que una
ocurrencia feliz que, tal vez, pudo inspirar como rótulo a la auténtica «cristo-
logía» que, bajo esa denominación, se empezó a elaborar académicamente en
Wittenberg.
La noción de «cristología», a diferencia de muchos neologismos filosóficos
y teológicos acuñados a finales del siglo XVI o en el siglo XVII (psicología,
ontología, mariología…), no se construía ex nihilo. Existía la noción bíblica
χρηστολογία, que nada tenía que ver con la de «cristología», como discurso
acerca de Cristo. El vocablo χρηστολογία apareció en Rm 16:18 y, en tanto
que expresión utilizada por San Pablo, hizo fortuna en la Patrística, especial-
mente entre los Padres Griegos. En el siglo XVI se realizó un comentario cada
vez más libre de los textos paulinos y se llevó a cabo una profundización en el
concepto, aunque sin variaciones relevantes.
En este escrito, siguiendo el método de la Begriffsgeschichte, queremos
defender que hay dos nociones teológicas de «cristología»: una, bíblica, que
se desarrolló en solitario hasta el siglo XVI, y otra, que denominamos «mo-
derna», en la cual ese mismo vocablo –en griego o en latín– pasó a significar
el discurso acerca Cristo. Tal y como veremos, ambas nociones no se mezcla-
ron: hasta comienzos del siglo XVII no hallamos indicios de «cristología» en
sentido «moderno», mientras que, a partir de entonces, el sentido bíblico de la
expresión empezó a perder fuerza y la palabra pasó a designar, casi exclusiva-
mente, el discurso sobre Cristo.
En las páginas siguientes llevaremos a cabo un estudio muy sucinto de la
noción paulina de χρηστολογία y su recepción posterior hasta el Renacimien-
to, a fin de constatar que, pese a las traducciones de los humanistas, jamás
adoptó el sentido «moderno». Seguidamente, llevaremos a cabo un examen
de la que, a nuestro juicio, es la primera obra denominada como tal, que trata
globalmente la noción de «cristología» en un sentido moderno (Christologiae
seu sermonum de Christo de Powodowski); y, por último, analizaremos la
evolución del concepto en la Facultad teológica de Wittenberg y nos detendre-
mos en las obras del siglo XVII denominadas «cristología».

3
J. Baur, Luther und seine klassischen Erben:  theologische Aufsätze und Forschungen,
Tübingen 1993, 171-172.
EN TORNO AL SURGIMIENTO DE LA NOCIÓN MODERNA DE ‘CRISTOLOGÍA’ 29

I. De la noción paulina al Renacimiento


La noción χρηστολογία sólo aparece en una ocasión en el griego bíblico4,
con un significado que podría traducirse aproximadamente por «palabras li-
sonjeras» o por «discurso suave». Tiene, sin duda, un sentido claramente pe-
yorativo. Se trata del pasaje Rm 16: 18: «οἱ γὰρ τοιοῦτοι τῷ Κυρίῳ ἡμῶν
Χριστῷ οὐ δουλεύουσιν ἀλλὰ τῇ ἑαυτῶν κοιλίᾳ, καὶ διὰ τῆς χρηστολογίας καὶ
εὐλογίας ἐξαπατῶσιν τὰς καρδίας τῶν ἀκάκων». La Vulgata contenía una tra-
ducción que no conservaba la raíz griega: «Hujuscemodi enim Christo Domi-
no nostro non serviunt, sed suo ventri: et per dulces sermones et benedictiones
seducunt corda innocentium».
La reflexión sobre esta noción puede hallarse entre los teólogos antioque-
nos, como, por ejemplo, Teodoreto de Ciro5. Los Padres Griegos (entre ellos,
Cirilo de Jerusalén6, Juan Crisóstomo7, Máximo el Confesor8 o Juan Damasce-
no9) desarrollaron la noción de χρηστολογία en sus sermones sobre la Epístola
a los Romanos, o al tratar otras cuestiones catequéticas10. Autores posteriores,
insertos asimismo en la cultura teológica bizantina, siguieron meditando acer-
ca de esta cuestión. Algunos ejemplos podrían ser los arzobispos Eustacio de
Tesalónica11 y Teofilacto de Ocrida12.
Por supuesto, no pretendemos hacer aquí una exposición exhaustiva ni de
la evolución de la palabra χρηστολογία ni de la exégesis del pasaje paulino.
Solamente queremos indicar que entre los Padres Griegos y en el mundo bi-
zantino se siguió reflexionando sobre este concepto que, debido a la traduc-
ción de la Vulgata, quedó fuera de la órbita del mundo latino. Sin embargo, en

4
Según J.D.G. Dunn, Romans 9-16, Word Biblical Commentary 38B, Dallas, TX 1988, 903:
«χρηστολογία is a rare word and occurs only here in biblical Greek. Taken by itself it means
‘fair speaking’; but here obviously it carries a note of warning, so ‘smooth, plausible speech’
(BGD). A play on Χριστός is unlikely but possible […]. Likewise εὐλογία means ‘fine speak-
ing’ but use in a negative sense is attested elsewhere […]: so here again ‘fine words’ warning of
an eloquence which could deceive and mislead, since style could distract from content».
5
Theodoretou episkopou Kyrou apanta, tomus III, 1864, 223.
6
Cyrilli archiepiscopi Hierosolymitani Opera quae exstant omnia, 1857, 573.
7
Toū en hagiois patròs hēmōn Iōánnoū toū Chrysostómou, tà Ehyriskómena pánta, 1862,
675-676.
8
Maximi Confessoris, Opera Omnia, 1864, 497.
9
Johannis Damasceni Opera Omnia quae exstant, 1864, 353.
10
Hay incluso algunas exégesis significativas, como las del monje Antíoco de Palestina, que
dedicó su homilía LXII al tema «Περί χρηστολογίας», en la que recapacitaba sobre las formas de
seducción de los corazones: «Η χρηστολογία εκ του αγαθού θησαυρού της καρδίας προέρχεται.
Εάν μή τις καθάρη την εαυτού καρδίαν από χρηστολογίας, εγρηγορείν ου δύναται», Patrologiae
cursus completus, 1865, 1620.
11
Eustathii Thessalonicensis metropolitae opera, 1865, 336.
12
Theophilacti Bulgariae archiepiscopi opera, 1864, 556.
30 RAFAEL RAMIS-BARCELÓ

el Renacimiento, al estrecharse los lazos entre las Iglesias griega y latina, y al


resurgir el interés por el mundo griego por parte de los humanistas, asistimos
a un fenómeno de recepción de este acervo.
Dos fueron, a nuestro entender, los factores que provocaron la reflexión
renacentista sobre el concepto de χρηστολογία. El primero de ellos, las va-
riantes propuestas en las nuevas traducciones de la Biblia al latín, llevadas
a cabo por los humanistas; el segundo, la atención debida a los textos de los
Padres griegos13, impresos y anotados a lo largo del siglo XVI. El desarrollo
de ambos factores debe enmarcarse en la nueva perspectiva que ofrecía la
Reforma protestante.
Hay que notar, de entrada, que, al transliterar del griego al latín, algunos
autores siguieron con la forma más helenizante «chrēstologia», mientras que
otros la adaptaron a la traducción latina, refiriéndose a «cristologia», que es la
forma que hizo fortuna en las lenguas modernas. En este sentido, cabe decir
que, a lo largo del siglo XVI, hay frecuentes alusiones al término «cristolo-
gia», aunque siempre en sentido paulino.
Sin duda, la traducción de los humanistas focalizó mucho algunos proble-
mas exegéticos de la Vulgata. Aquellos pasajes en los que Erasmo o Lefèvre
d’Étaples proponían una solución distinta de la de San Jerónimo resultaban es-
pecialmente estimulantes para un lector ávido de nuevos enfoques para apro-
ximarse a la Palabra de Dios de una forma más directa y fiel. Siendo así, no es
de extrañar el impacto que produjo la sustitución de la expresión «per dulces
sermones» por la de «per blandiloquentiam». Así podemos leerlo en los co-
mentarios a las Epístolas paulinas de Lefèvre14. El Roterdamense proporcionó
una nota erudita sobre este concepto en los Adagia15. Para Erasmo, más que de
palabras dulces o lisonjeras, se trataba de palabrería hueca, aunque agradable.
El holandés siguió puliendo la traducción de este pasaje y, en su versión final
de la epístola, se puede leer «per blandiloquentiam et assentationem decipiunt
corda simplicium16».
Esta interpretación convenció a muchos teólogos reformados, que comen-
taron el texto paulino a partir de la traducción de Erasmo. Lutero, aunque no
se acogió a la traducción de estos humanistas, reflexionó sobre el concepto,

13
Por ejemplo, Theophylacti Bulgariae, In omnes Pauli Apostoli epistolas enarrationes,
Basileae 1540, 57, un autor reimpreso en numerosas ocasiones en los años siguientes.
14
J. Faber Stapulensis, Commentarii in epistolas Pauli, Paris 1515, 100.
15
Erasmi, Collectanea adagiorum veterum, Basilea 1520, 298: «Χρηστολόγοι dicebantur,
atque hodie quoque vulgo dicuntur, qui probe loquuntur et improbe faciunt. Dictum autem pe-
culiariter in Pertinacem imperatorem, quemadmodum in hujus vita testatur Julius Capitolinus.
Paulus in epistola ad Rhomanos hujusmodi blandiloquentiam, χρηστολογίαν vocat, Καὶ διὰ τῆς
χρηστολογίας καὶ εὐλογίας ἐξαπατῶσι τὰς καρδίας τῶν ἀκάκων, id est, Qui per blandiloquentiam
ac benedicentiam seducunt corda innocentium».
16
Erasmi, Nouum testamentum omne, ad Graecorum exemplarium fidem..., Tuguri 1543, 77.
EN TORNO AL SURGIMIENTO DE LA NOCIÓN MODERNA DE ‘CRISTOLOGÍA’ 31

en su comentario a la Epístola a los Gálatas17. En una referencia más explícita


aún al pasaje paulino, Lutero escribió: «Und behüt uns für der Eulogia und
Christologia, das sie uns damit nicht corrumpiren. Sicut jam multus a postris
haereticis hodie videmus corruptos18». Otros reformadores como Zwinglio19 o
Beza20 se expresaron en sentidos similares.
Desconocemos quien fue el editor de los Diálogos de John Wycliffe, publi-
cados en 1525. El Prólogo resulta de interés, no sólo por lo que dice del saber
de su tiempo, sino por la contraposición que hace entre las «cristologías» y la
solidez de las verdades cristianas21. En un sentido no muy lejano hallamos las
continuas referencias al concepto por parte de Georg Witzel, quien escribió:
«Chrestologi mortem et sanguinem Christi peccatis alandis praedicant, Theo-
logi vero tollendis22». No se podía dar noticia peor de los «chrestologos». La
noción de «cristología» manejada por Witzel era claramente paulina (aludía,
por ejemplo, a «Chrestologia oder Zuckerpredigt23») y contraponía la «chres-
tologia» a la verdadera «theologia», extremo que no deja de ser interesante.
Wolfgang Musculus, comentando la Epístola paulina, profundizó en este
significado de cristología, como contraposición a la auténtica teología: eran
palabras suaves para agradar a la gente, como las que usaron los falsos pro-
fetas de Israel para contentar al auditorio, escondiendo la ira inminente de
Dios24. Esta noción no era exclusiva de los ámbitos bíblicos. Por ejemplo,

17
M. Lutherii, Synceri Locubrationum Pars una, Basileae 1520, 499: «Vnde beatus Ambro-
sius habet lenitas, Haec passim et barbare vocatur amicabilitas, uernacula Freuntlich, holdselig,
leudselig, graece Chrestotes: quam ij. Corint. vi. suavitatem interpretatur dicens: In suavitate,
in spiritusancto, et hinc Rho. Ult. Chrestologias, dulces sermones dixit».
18
M. Lutheri, In psalmos vigintiquinque Priores et sequentes aliquot enarrationes breves et
eruditae, Noribergae 1559, s.f.
19
H. Zuingli, Quartus Tomus... Qui Annotationes in Euangelistarum, s.l. [1545], 233.
20
T. Beza, Iesu Christi D. N. Nouum Testamentum, Geneva 1575, 244v.
21
Prologus, en I. Vviclefi, Dialogorum libri quattuor quorum primus divinitatem et ideas
tractat… s.l. 1520: «Non enim isto sed in uirtute regnum Dei consistit, siquidem veritatis simplex
est oratio et ut minime mendax est, sic autoris nostri Wiclefi candorem et mentis innocentiam
repraesentans, verborum lenociniis ac fuco non eget, non enim christologias is noster Wiclefus
sed veritatis christianae soliditatem spargens…»
22
G. Vuicelio, Loci ex sacris literis de bonis operibus, Antuerpiae 1534, 62.
23
G. Wicelium, Annotationes, das sind kurtze verzeichnus, inn die Wittembergischen newen
Dolmetschung der gantzen Heiligen Bibel, Leipzig 1536, 68r.
24
W. Musculum, In Epistolam Apostoli Pauli ad Romanos, Commentarii, Basileae 1555,
369. …χρηστολογία uerò, quemadmodum et εὐλογία, duplex est. Primùm χρηστολογία, id est,
suauiloquentia est, quando ud quod docetur, blandis ac suauibus uerbis traditur, quando oratio
ex arte ad blanditiem ac suauitatem componitur: quod potest fieri, etiam re ipsa de qua sit
sermo, non adeò blanda existente. Vnde Christologos uocamus eos, qui petitorem comiter ac
blandiusculis uebis fallunt, repisa nihil dantes. Hoc nos Germani uocamus, güte wort geben. Et
hoc artificum plurimum facit ad decipiendos credulos. Nam per illud simulatur amicitia, huma-
32 RAFAEL RAMIS-BARCELÓ

podemos ver un sentido similar en los versos de Marcello Palingenio Stellato


en su Zodiacus vitae25.
Hasta aquí llega nuestra brevísima exposición sobre la noción bíblica
de χρηστολογία y su recepción en el Renacimiento como «chrestologia» o
«christologia». Interesa constatar que este vocablo, pese a ser objeto de aná-
lisis filológico y teológico hasta el siglo XVI, jamás revistió la acepción de la
forma «moderna» (de discurso sobre Cristo): al contrario, pese a los matices,
siempre tuvo un sentido peyorativo, fiel a la acepción griega. E incluso se
llegó a contraponer la «chrestologia» (como mera charlatanería o discurso
lisonjero) a la verdadera «theologia».

II. La noción «moderna»: Christologiae seu sermonum de Christo


de Hieronymus Powodowski

Hemos indicado al comienzo que, a diferencia de otros conceptos construi-


dos sobre el sufijo –λογία, la noción de «christologia» no era un neologismo
sin precedentes. Sin embargo, prescindiendo del significado que acabamos de
mostrar en el apartado anterior, se formó en el siglo XVII una nueva acepción
para dar significado a lo que, hasta nuestros días, entendemos por discurso (o
tratado) sobre Cristo.
Su creador, hasta donde sabemos, fue el canónigo polaco Hieronymus
Powodowski (1543–1613)26, latinizado Povodovius. Nacido en Powodów ha-
cia 1543, perteneciente a una familia noble, sabemos que fue escribano en la
cancillería real y que fue designado canónigo de Poznań en 1565. Estudió en
Cracovia, Padua y Roma entre los años 1571–1574. Residente en el Colle-
gium Germanicum, fue uno de los muchos canónigos polacos que acudió a
completar sus estudios a Italia. Fue nombrado arcediano en Kalisz en 1583 y
Arcipreste de la Iglesia de Santa María en Cracovia, en 1585. En 1588 tomó
posesión de una canongía en Cracovia, que detentó hasta su muerte. Por ser
«vir, pietate, doctrina continuisque in Ecclesia Dei laboribus hoc in Regno
insignis27», el obispo de Cracovia solicitó a Sixto V que le dispensara para

nitas et comitas, quae apud mortales plurimum ualent. Deinde Christologia quoque est, quando
res ipsae de quibus sit sermo, iucundae sunt. Vt cum pseudoprophetae Israeli imminente ira Dei
perpetuò pacem praedicabant. Pax est res iucunda…
25
M. Palingenii Stellati, Zodiacus vitae, Basileae 1548, 302. «Harum autem quaenam propior
sententia vero est? / Ipse quidem, nisi relligio prohibieret, et omnes / Christologi obstarent, tutantes
dogmata Mosis, / Credere non aliud possem, quam semper ab aevo, / Vt nunc est, mundum
mundique elementa fuisse, / Principiisque expertem esse ac sine fine futurum».
26
M. Korolko, «Powodowski Hieronim», en Polski słownik biograficzny 28/2 (1985), 282–285.
27
Vetera monumenta Poloniae et Lithuaniae gentiumque finitimarum historiam illustrantia,
ed. Augustinus Theiner, vol. 3, Romae 1863, 122.
EN TORNO AL SURGIMIENTO DE LA NOCIÓN MODERNA DE ‘CRISTOLOGÍA’ 33

poder obtener varios beneficios eclesiásticos. La petición dio fruto, pues en


1596 era denominado «gnesnensis et posnaniensis canonicus, Cracoviensis ad
s. Mariam Archipraesbyter28».
Su obra es bastante extensa y comprende libros tanto en polaco como en
latín. En ella, se encuentran exposiciones de los principales temas teológicos.
En polaco destaca Skarbnica Biblijey Świętey, w ktorą zniesione są z pisma
oboiego Testamentu cżelnieysze, a krotsze dowody głownieyszych chrześci-
jańskich nauk zamknionych Catechismem do tego tu naprzod położonym (Pos-
naniae 1577), en la que anuncia un futuro catecismo y, en latín, un Manvale
septem ecclesiae catholicae sacramentorum (Posnaniae 1591), que luego fue
concretado en otros escritos sobre teología sacramental. Ha despertado interés
también su Agenda seu ritus caeremoniarum ecclesiasticorum, ad uniformem
ecclesiarum per universas provincias regni Poloniae usum, officio Romano
conformati (Cracoviae 1591), que adaptaba la liturgia a las exigencias triden-
tinas. Su labor como polemista y apologista ha sido subrayada en diversos
trabajos29, especialmente en su controversia con el socinianismo30, así como
también hay un estudio detallado sobre su contribución a la adaptación de la
liturgia tridentina en Polonia31.
Ciertamente, Powodowski era un autor polivalente, que había tratado tanto
cuestiones de teología sacramental como bíblica, sin desdeñar algunos aspec-
tos más decidamente dogmáticos, como puede verse en su obra Conciones
aliquot... de puro Dei verbo, eiusque Germano sensu, et de coena Domini, sub
una panis specie communicanda (Posnaniae 1578), uno de los antecedentes
más cercanos al tratado en varios volúmenes que ahora comentaremos.
Fruto de su actividad como apologista y como predicador, Powodowski
reunió algunos sermones que había pronunciado, y les dio una orientación sis-
temática. La obra de este canónigo polaco está lejos de los empeños docentes,
y muy cerca de la necesidad de comunicar y exponer de una forma clara ante
un auditorio amplio la teología católica que estaba definida en los decretos tri-
dentinos. De ahí que fuera necesario establecer una presentación y un lenguaje
renovadores, con el fin de que llegase al mayor número posible de fieles.

28
J. Łukaszewicz, Krótki opis historyczny kościołów parochialnych, kościołków, kaplic,
kłasztorów, szkółek parochialnych, szpitali i innych zakładów dobroczynnych dawnej dyecezyi
poznańskiej, Poznań 1852, 52.
29
A. Glinka, «Hieronim Powodowski  teolog  polemista  XVI wieku», Nasza Przeszłość
XIII (1961) 65-96.
30
K. Daugirdas, Die Anfänge des Sozinianismus: Genese und Eindringen des historisch-ethi-
schen Religionsmodells in den universitären Diskurs der Evangelischen in Europa, Göttingen
2016, 222-225.
31
K. Kilarski, Die nachtridentinische Messliturgie in Polen im 16. Jahrhundert am Beispiel
der liturgischen Schriften des Hieronymus Powodowski, Frankfurt a. M. – Bern 1981.
34 RAFAEL RAMIS-BARCELÓ

La cuestión cristológica ya recibía un análisis unitario en el tercer libro


de las Sentencias de Pedro Lombardo y era tratada, especialmente entre los
seguidores del Aquinate, de acuerdo con la sistemática de la tercera parte de
la Summa: las cuestiones 1-26 versaban sobre el misterio de la encarnación
en sí mismo, es decir, del misterio de un Dios hecho hombre para salvarnos;
mientras que las cuestiones 27-59 se referían a lo que hizo y sufrió ese Dios
encarnado, que era el Salvador de la humanidad. La subdivisión tomasiana
favorecía un tratamiento diferenciado de Cristo como Verbo encarnado, por
una parte, y de Cristo como Salvador, por otra.
De hecho, la exposición de estas cuestiones en la escolástica ad mentem Tho-
mae solía dedicar un primer tratado a la ontología de la encarnación, profundi-
zando más en las cuestiones metafísicas que en el vínculo que con la salvación
de los hombres. Un segundo tratado se centraba en la salvación, aunque en éste
se abundaba más en la categoría de satisfacción por el pecado que en la reflexión
sobre los misterios de la vida de Cristo. Dichos misterios, tan relevantes para
comprender la concreción de la encarnación, quedaban oscurecidos y relegados
a menudo a las consideraciones catequéticas u homiléticas.
Powodowski era, ante todo, un apologista, un catequista y un predicador.
No es de extrañar que, con esas credenciales, concibiese su Cristología en va-
rios volúmenes de sermones, dedicados a la vida de Cristo, desde la infancia
hasta la muerte y resurrección. Sin duda, el canónigo polaco no fue pionero
en su reflexión sobre los misterios de la vida de Cristo, aunque sí en darles
este enfoque netamente «cristológico», unitario desde la encarnación hasta la
resurrección, poniendo a Cristo como centro de toda la teología.
El plan homilético, apologético y pastoral de Powodowski era el de exponer
en tres partes su desarrollo de la cristología: en el primero32, la encarnación e
infancia de Cristo; en el segundo33, los «gesta Christi», mostrando la indisolu-
ble ligazón de Cristo con los sacramentos y con la vida de la Iglesia; y la ter-
cera –dividida en dos partes34– la pasión, Pascua y resurrección de Cristo, en
la que se predicaba especialmente sobre Cristo como restaurador y redentor.
La historiografía decimonónica concibió esta obra como un conjunto de ser-
mones sobre Cristo, y nunca puso el acento en la novedad que representaba35.
El parecer, desde entonces, no ha sido modificado. La idea no es errónea: de

32
H. Podovovio, Christologiae seu sermonum de Christo pars prior in festis suae divinissimae
infantiae sacratis continens sermones seu orationes XX, Cracoviae 1602.
33
H. Podovovio, Christologiae seu sermonum de Christo pars secunda, Cracoviae 1604.
34
H. Podovovio, Christologiae tertiae ultimae partis, sectio prior, Cracoviae 1606 y Chri-
stologiae seu sermonum de Christo partis tertiae sectio altera, Cracoviae 1610.
35
K. Mecherzynski, Historya literatury polskiej, Krakow 1873, 130: «Dzieło pod napisem
Christologia jest-to zbiór kazań mających za osnowę narodzenie i dzieciństwo, żywot i sprawy
Chrystusa P. z wykładem stosownych Ewangelij».
EN TORNO AL SURGIMIENTO DE LA NOCIÓN MODERNA DE ‘CRISTOLOGÍA’ 35

hecho, se trata de homilías (de ahí el plural «Christologiae») en torno a Cristo,


aunque configurando un tratado completo y sistemático sobre sus misterios.
De hecho, llama la atención, como veremos seguidamente, que el título
no es fruto de una idea feliz o peregrina: el autor justificó su elección e hizo
constantes referencias a la misma. Por ejemplo, en el comienzo del saludo
al lector contenido en el último volumen, Powodowski escribió: «cum istam
de CHRISTO tractationem (quam compendioso titulo CHRISTOLOGIAM in
scribere libuit)…36»
Antes de entrar en los textos, cabe indicar algunos rasgos generales del es-
tilo y la intención teológica del autor. Pese a ser un conjunto de sermones, no
se trata de obras de exhibición retórica ni tampoco de un nivel de profundidad
conceptual inferior al que hallaríamos en un tratado académico. Al contrario,
el canónigo polaco mostraba una gran erudición, con un dominio muy rico de
las fuentes bíblicas y de la Patrística. Por su estilo literario, puede conside-
rarse precursor de la homilética barroca, si bien no caía en excesos verbales,
por su deliberada vocación metodológica, repetida una y otra vez en todos los
volúmenes: Powodowski buscaba un método útil para exponer a Cristo como
centro de la teología cristiana, a fin de edificar a sus convecinos y lectores, y
de desterrar los errores de los herejes.
Llama la atención que, para lograr su objetivo, buceara en las Sagradas Es-
crituras y en la Patrística, a fin de encontrar allí fuentes «frescas» para articu-
lar su discurso sobre Cristo. En vez de acudir a la escolástica, se sumergió en
la Biblia y en los textos de los Santos Padres37, para construir una teología en
plena consonancia con las directrices tridentinas, aunque elaboradas al calor
de la teología positiva y de la tradición antigua. De ahí que, por el contacto
directo con esas fuentes, el resultado parezca rupturista y que, por esa razón,
le valoremos como el padre (o uno de los padres) de la cristología «moderna».
De todos estos volúmenes, desde luego, el más destacado para conocer sus
propósitos es el primero. La dedicatoria del texto lo explica muy claramente:
«Regi regum, et Domino dominantium IESV CHRISTO, verbo aeterno: Dei
Patris unigenito, et consubstantiali Filio: Emmanuel: totius uniuersi creato-
ri ac reparatori: humani generis redemptori, et Saluatori: peccati, mortis et
diaboli destructori, ac trumphatori: uiuorum et mortuorum Domino, et iudici
districtissimo38».
En el Prólogo indicó que su obra estaba pensada para enseñar y que era el
resumen de treinta años de estudio y reflexión39. Estos sermones los había con-

36
H. Podovovio, Christologiae partis tertiae sectio altera (cf. nt. 34), Actor Lectori beneuolo
Salutem, s.f. [Las mayúsculas están el texto].
37
H. Podovovio, Christologiae pars prior (cf. nt. 32), XIII.
38
H. Podovovio, Christologiae pars prior (cf. nt. 32), III.
39
H. Podovovio, Christologiae pars prior (cf. nt. 32), VI-VII.
36 RAFAEL RAMIS-BARCELÓ

cebido en su lengua patria y con «domesticos fines40», aunque ahora los vertía
al latín para tener un público más amplio, tratando las cuestiones con mayor
profundidad, a fin de que sirviesen de orientación también a los párrocos para
sus homilías.
El autor confesó que había dado a las prensas, veinte años antes, cinco
tomos de sermones (sobre Dios, María, los Santos, el tiempo ordinario y el
tiempo extraordinario), y que, en aquel momento, profundizando sobre San
Jerónimo y San Gregorio Nacianceno, quería dedicarlos a Cristo, a fin de que
los lectores conocieran la verdad en Cristo. De ahí el título escogido, «Chris-
tologiae denominationes ratio»:
Primum quidem quod ad titulum seu inscriptionem libri attinet: cùm eum et breu-
issimum, et qui maximè rem exprimeret, esse conueniat; quae apud Latinos non sic
facilè contrahuntur, exemplo aliorum, Graecam uocem mutuati sumus; quòd λóγος
recte, et Verbum quod ipse Christus est, et sermonem seu orationem ipsam expri-
meret: proptereaque et aliis si qui succedent Tomis, non ineptè suo modo similis
tituli applicatio conuenire possit41.
Imitando a los Santos Padres, no quería escribir un compendio académico,
sino un conjunto coherente de sermones para tratar una materia o conjunto de
materias:
Sermones etiam seu Orationes denominare visum est, ad imitationem antiquissi-
morum Doctorum, quòd Homeliarum et Concionum usitatas formas, non sulùm
prolixitate; sed etiam tractationis modi aliquando supra popularem excederent. Si-
quidem methodi ratio exposcebat, ut aliquot etiam quandoque Conciones in unum
Sermonem congereremus, ut Concionatores habeant materias sibi cohaerentes […]
Formam nihilominus et metodum Concionum seruauimus42.
Pertrechado de las citas bíblicas y el recurso a los Santos Padres, se pro-
ponía combatir herejías contenidas en las novedades y errores de los autores
modernos a fin de «veritatem Catholicam ex suis fundamentis demonstrare43».
Y los fundamentos, para Powodowski, estaban en Cristo, cuya infancia re-
corría en los sermones: los dos primeros versaban sobre el Nacimiento; el
tercero sobre la alegría de la venida y sus efectos; el cuarto sobre la eterna
generación del hijo de Dios (el comienzo del Evangelio de Juan), que daba
pie al quinto y al sexto sermón, sobre el Verbo eterno (como principio de to-
das las cosas y sobre las operaciones divinas); el séptimo, sobre la razón y la
excelencia de la Encarnación, y el octavo, la encarnación en cuanto obra de
Dios; el noveno, sobre la generación de Cristo; el décimo y el undécimo sobre

40
H. Podovovio, Christologiae pars prior (cf. nt. 32), VII.
41
H. Podovovio, Christologiae pars prior (cf. nt. 32), XI.
42
H. Podovovio, Christologiae pars prior (cf. nt. 32), XI-XII.
43
H. Podovovio, Christologiae pars prior (cf. nt. 32), XIII.
EN TORNO AL SURGIMIENTO DE LA NOCIÓN MODERNA DE ‘CRISTOLOGÍA’ 37

los milagros, frutos, causas y efectos de la encarnación; el decimosegundo,


sobre la regeneración espiritual; el decimotercero y el decimocuarto, sobre
la circuncisión; el decimocuarto y decimoquinto, sobre el nombre de Jesús,
con un apéndice sobre la formas de las vidas cristianas y evangélicas; los tres
siguientes, sobre la epifanía; y el último sobre San Esteban, protomártir.
Se trata de una exposición homilética de acuerdo con la liturgia del tiem-
po de Navidad: en ella combinaba la exposición cronológica con la densidad
teológica a la hora de abordar las cuestiones más complejas. Obviamente, no
podemos detenernos aquí en cada una de las cuestiones tratadas, sino ofrecer
una panorámica general, suficiente para hacerse cargo de las ideas más rele-
vantes del autor.
Con una gran profusión de citas bíblicas y un acceso recurrente a la Patrís-
tica, tenía un tono ora apolégtico, ora expositivo. Al tratar la justificación, por
ejemplo, mostró los errores de Lutero, los anabaptistas, los calvinistas…44 En
cambio, trató, siguiendo con los ejemplos, con gran acribia el concepto λóγος,
mostrando –con Erasmo– que tenía varias acepciones, aunque principalmente
significaba el Verbo eterno45. Sin embargo, pese a la claridad y al rigor, en
muchos momentos el tono era vibrante y apasionado, como en estas preguntas
retóricas, propias del estilo homilético:
Ecce ergo ad quid natus est Christus, ecce ergo ad quid venit Christus, ecce propter
quid ad nos descendit Christus? Quid igitur agitis, o vos mundi amatores? Quid vobis
cum carne, o venerabiles senes? O iuuenes delicati, quid agere creditis, cùm nihil sine
Christo potestis facere, quibuscunque etiam bonis terrenis ornati sitis? Quaerite ergo,
o iuuenes, Christum, ut iuuenes maneatis. Quaeriti vos senes Christum, vt cum omni
prosperitate viuere valeatis. Quaerite Christum, et nolite quiescere: illum Christum,
illum Iesum, qui Centurionis seruum sanauit, paralyticum solidauit, Lazarum resu-
citauit, coecos illuminauit, meretricem beatificauit, Chananaeam exaudiuit, latroni
pepercit, et ei paradisum donauit. Hunc Christum quarerite, fide, spe et charitate...46
En definitiva: «Iesus Christus nostra salus», como también habían popu-
larizado los reformados. Cristo era la salud (la sanación) y la salvación para
todos. La idea fundamental, que presidía todo el volumen era mostrar la ínti-
ma relación entre la encarnación, la redención y salvación47. Pese a tratar cada
una de estas cuestiones por separado, no dejó de mostrar en todo momento los
vínculos existentes entre estos misterios.
El segundo volumen está dedicado a «Gesta Christi, quorum memoria fit
die Coenae Domini48» y ofrece, tal vez, menos originalidad, puesto que refun-

44
H. Podovovio, Christologiae pars prior (cf. nt. 32), 59.
45
H. Podovovio, Christologiae pars prior (cf. nt. 32), 70-71.
46
H. Podovovio, Christologiae pars prior (cf. nt. 32), 271.
47
H. Podovovio, Christologiae pars prior (cf. nt. 32), 97-98.
48
H. Podovovio, Christologiae pars secunda (cf. nt. 33).
38 RAFAEL RAMIS-BARCELÓ

de ideas expuestas ya en otros tratados del autor. La temática no deja de ser


muy próxima a la teología de los Santos Padres: Cristo (en su vida y hechos)
es presentado como sacramento; Cristo es la fuente y el origen de todos ellos.
Con todo, el más importante es la «Coena», la eucaristía, entendida en un sen-
tido fuertemente apologético, valorando la ingestión del verdadero cuerpo de
Cristo. De ahí la fuerte conexión de la cristología con la teología sacramental.
Los sermones están dedicados a los sacramentos, al sacrificio de la nueva
ley, y se presta mucha atención a la eucaristía, explicando con detalle sus
partes, los efectos y los frutos de la misa. La obra acaba con varios sermones
dedicados al ministerio sacerdotal (según el orden de Melquisedec) y al oficio
de los clérigos, y concluye con una exaltación de la eucaristía.
Este segundo volumen de «nostri de Christo Tractatus» estaba elaborado,
según la confesión del autor, sobre la Vulgata y sobre los Padres latinos y grie-
gos. De ahí que se mostrase cauteloso al principio, justificando la idoneidad de
su decisión: «nos seruata aeditione vulgata, quae ante exortas fidei istas con-
troversias, antiquissimam fidem et authoritatem huiusque conseruauit, rarissi-
me voces aliquas, praesertim Graecas, penitius excussimus…49» Ciertamente,
un análisis detenido muestra la presencia constante de Gregorio Magno, Gre-
gorio Nacianceno, Jerónimo, Hilario, Ireneo, Justino mártir o Lactancio.
La tercera parte está compuesta por dos volúmenes. El primero de ellos
trata la Pasión de Cristo: ante todo, Powodowski quería reconstruir el relato
con fidelidad, a partir de los datos bíblicos. Como indicó en el prólogo: «locos
etiam scripturae difficiliores, vel apparentia diuersos, quam clarissime expli-
care, et conciliare, conati sumus50». Se puede destacar, en efecto, el rigor con
el que el autor quería concordar los datos proporcionados por los Evangelistas.
Hay un total de cuatro sermones, divididos en tres partes cada uno. El pri-
mero de ellos expone el acceso de Cristo a la Pasión, y los juicios de Anás y
de Caifás. El sermón segundo explica la acusación ante Pilato, resume el jui-
cio que le hizo y la flagelación, concluyendo con el nuevo examen de Cristo
por Pilato, la liberación de Barrabás y la condena a la cruz. El tercer sermón
comienza con la conducción de Cristo al Gólgota, junto con los dos ladrones,
su crucifixión y los improperios recibidos, sigue con las siete últimas palabras
del Señor en la cruz, y concluye con los prodigios posteriores a la muerte de
Cristo. El cuarto y último sermón explica el estado de Cristo tras la muerte,
una descripción del infierno y de sus receptáculos, y acaba con la gloria y el
triunfo de Cristo.
Sin duda, este primer volumen de la tercera parte destaca por su voluntad
exegética, mientras que el segundo tiene mayor dimensión especulativa. Este
último trata de la Pascua y de la Resurrección y tiene como subítulo «verum

49
H. Podovovio, Christologiae pars secunda (cf. nt. 33), Praefatio ad lectorem.
50
H. Podovovio, Christologiae tertiae ultimae partis (cf. nt. 34), Praefatio ad lectorem.
EN TORNO AL SURGIMIENTO DE LA NOCIÓN MODERNA DE ‘CRISTOLOGÍA’ 39

phase, hoc est transitus hominis, ex lapsu originali, eiusque miseriis, ipsaque
morte, ad reparationem immortalitatis gloriae, CHRISTO Duce et Redempto-
re ostenditur. Idque ex universa Sacra Scriptura et ortodoxa antiquitate, à fine
ad finem attingendo fortiter, et methodica perspcuitate disponendo suauiter51».
Los quince sermones abarcan diversas dimensiones de la Resurrección de
Cristo (la victoria de Cristo en el Antiguo y en el Nuevo Testamento, la verdad
de la Resurrección, vista desde los profetas, Jacob, José, los patriarcas, Moisés
y María, los apóstoles…, explicando la conveniencia, los efectos y los frutos
de la misma), que conectan de nuevo con el primer volumen: en su explica-
ción de la «cristología», la encarnación y la redención se iluminan.
De ahí que Powodowski, entre fragmentos de la Oración segunda de Pascua
de San Gregorio Nacianceno, recapitulase el propósito de su obra en un Pró-
logo al Lector, en el que explicaba que «… in tanta Materia, vbi non satis est
quidquid dicatur, ut nobis patentior Campus abditissimorum mysteriorum pro
tenuitate nostra edisserendorum relinqueretur, Tractatum istum in quasdam
generales, et magis notas, Christi Domini, tum aetatis et in terris conuersatio-
nis, tum operum pro nostra redemptione gestorum…52» Repasó igualmente
la intención cristológica del segundo volumen, al analizar los sacramentos:
«similiter in secunda eiusdem Christologia parte, sub generali Titulo gestorum
Christi in vltima Coena, pertractauimus redemptionis per Christum iam iam
[sic] per agenda potissimum aparatum53». El resumen del último volumen,
pese a su extensión, merece ser reproducido por su claridad:
In isto siquidem Tractatu, sub titulo PASCHAE, non satis habui totam eius so-
lemnitatis, tum antiquam legalem, tum noua Euangelica rationem, explicare, et ex
vmbris in veritatem reuocare: veru etiam hominis, propter quem mundus initio
creatus, et rursus in suo decursu reparatus esset, naturam, statum et conditionem
explorarauimus, primo quidem innocentiae et faelicitatis, in quibus Paradysicola
creatus esset: deinde culpa et miseria, in quam propria culpa deuenisset: postremo,
per assumptam ipsius VERBI creatoris formam humanam, exindeque à mortuis re-
surrectionem, et vivificatorionem, reparationis, quae concreatam homini innocen-
tiam quamuis non restituiret, sed in tantum compensaret, vt ad vitam immortalitatis
restitutam, vitam etiam (vt ipse redemptor pollicebatur) glorificationis, abundan-
tius acciperet et (sicut Ecclesia canit) qui homini Diuina generationis esset autor,
immortalitatis quoque esset ipse largior. Quam quidem comparationem propterea
adhibuimus, vt oppositius ita se positis, beneficium Redemptionis nostrae, resu-
rrectione Christi consummatum, condigna dignitate et gratitudine à populo Chris-
tiano recognosceretur54.

51
H. Podovovio, Christologiae partis tertiae sectio altera (cf. nt. 34).
52
H. Podovovio, Christologiae partis tertiae sectio altera (cf. nt. 34), Actor Lectori beneuolo
Salutem, s.f.
53
H. Podovovio, Christologiae partis tertiae sectio altera (cf. nt. 34).
54
H. Podovovio, Christologiae partis tertiae sectio altera (cf. nt. 34).
40 RAFAEL RAMIS-BARCELÓ

Una última idea que sobresale es la voluntad de Powodowski al confrontar


la sabiduría pagana con la cristiana: ciertamente, Lactancio, Cleantes, Crisipo,
Zenón, Empédocles habían tenido ideas acerca de lo que había más allá de
muerte, al igual que los pitagóricos y los estoicos se habían pronunciado acer-
ca de la inmortalidad del alma. Pero con la muerte y la resurrección de Cristo
se llegaba definitivamente a la verdad, que habían anunciado los profetas55, y
que se consumaba en Cristo:
Haec quae hactenus, quasi ex scripturae sacrae ratiocinatione diximus, confirmantur
expressè eiusdem scripturae autoritatibus et testimoniis, ad argumentum nobis pro-
positum: videlicet servitutem Diabolicam, per Babylonicam quondam adumbratam,
fuisse sublatam redemptione Christi, per Passionem et Resurrectionem consummata:
Quam ad rem aliqua ex Sacra scriptura, et ex Orthodoxis autoribus adducamus56.
En definitiva, Powodowski trazaba una cristología apologética, contra las
falsedades de los paganos y las herejías de los infieles. Lo hacía con los mis-
mos mimbres que los autores reformados: a partir del dato bíblico y de la
teología de los Santos Padres. Y el resultado era totalmente acorde a las di-
rectrices tridentinas, subrayando detalladamente los puntos más conflictivos:
de ahí la necesidad de entender globalmente los misterios de Cristo, a fin de
evitar excesivamente el primado de la «theologia crucis» o la compenetración
de la humanidad y la divinidad en Cristo.

III. Las «Cristologías» posteriores


Durante el siglo XVII se fue desarrollando un concepto de «cristología»
que abarcaba tanto el estudio de la figura de Cristo como el de todos los miste-
rios que rodearon su nacimiento, vida, muerte y resurrección57. Cabe recordar
que la noción bíblica de χρηστολογία, tan socorrida en el siglo XVI, cayó en
desuso y prácticamente sólo se encuentra en la exégesis del pasaje Rm 16:1858.
La historiografía reformada (en especial, la luterana) ha enfatizado el na-
cimiento y desarrollo de las «cristologías» en el seno de la ortodoxia luterana
a lo largo del siglo XVII59. La historiografía católica ha dado por buenas mu-

55
H. Podovovio, Christologiae partis tertiae sectio altera (cf. nt. 34).
56
H. Podovovio, Christologiae partis tertiae sectio altera (cf. nt. 34), 176.
57
Los rasgos generales de la cristología de esta centuria pueden verse en M. W. Elliott,
«Christology in the Seventeenth Century», in F. A. Murphy, ed., The Oxford Handbook of
Christology, Oxford 2015, 297-314. Véase también F. Courth, Christologie: Von der Reforma-
tion bis ins 19. Jahrhundert, Freiburg im Breisgau 2000.
58
C. a Lapide, Commentaria In Omnes D. Pauli Epistolas, IX, Antuerpiae 1617, 545.
59
I. A. Dorner, Entwicklungsgeschichte der lehre von der person Christi von den ältesten
zeiten bis auf die nueste dargestellt, II, Berlin 1856, 819-844.
EN TORNO AL SURGIMIENTO DE LA NOCIÓN MODERNA DE ‘CRISTOLOGÍA’ 41

chas de sus afirmaciones, lo cual ha supuesto, en algunos casos, como el de


Powodowski, una aproximación inexacta.
Una vez expuestas las ideas fundamentales de la obra de este canónigo
polaco, solamente queda subrayar el éxito de la denominación en la Univer-
sidad de Wittenberg y su expansión a partir de las obras de Balthasar Meisner
(1587–1626), catedrático de Teología. No hay duda de que este autor fue un
filósofo y un teólogo muy notable. Sobre Meisner, poco cabe añadir a lo se ha
dicho en diversas obras sobre el desarrollo de la teología luterana, la cual le ha
tomado como el padre del concepto «cristología».
Señalaremos solamente una cuestión que, aunque ya es conocida60, no se
ha puesto de relieve más que de pasada. La obra Christologias sacras dispu-
tationes... in L. disputationes divisa (Wittenbergae 1624) es, en realidad, un
compendio de las disputaciones que los alumnos de Meisner, siguiendo las
disposiciones de la Universidad61, habían sostenido desde 1618 hasta el mo-
mento de la publicación. No es, por lo tanto, una obra escrita íntegramente por
Meisner, sino un conjunto de tesis propuestas por el maestro y desarrolladas
ordenadamente por sus discípulos. Al igual que en la obra de Powodowski,
también se aprecia aquí la voluntad de tratar íntegramente todas las cuestio-
nes «cristológicas». En vez de contener un prólogo del autor, explicando la
idea general de la obra, contaba con una síntesis final en la última disputa:
«Disputatio quinquagesima et ultima continens SYNOPSIN totius articuli de
Christo. Respondente M. Levino Pouchenio», que distinguía, de entrada, entre
la persona, la vida y el oficio de Cristo62.
Sin duda, con Meisner se sistematizó definitivamente la «cristología» aca-
démica, que tanto éxito tuvo en el corazón del luteranismo. A través de mu-
chas de sus obras, este profesor combinó la enseñanza académica y el esta-
blecimiento de una ortodoxia luterana, no exenta de alcance apologético, al
defender, entre otros extremos, que la comunicación entre Dios y la huma-
nidad en Cristo no era ni substancial ni accidental. Asimismo, han quedado
obras manuscritas de estos años intituladas también Christologia, como por
ejemplo, Christologia oder Unterrichtung von Jesu Christo63.
Otro autor igualmente luterano ortodoxo era el biblista Salomon Glass (la-
tinizado Glassius) (1593–1656), antiguo alumno de Balduin y de Meisner,
quien dio a la imprenta en 1648 unas disputaciones intituladas Χριστολογία

60
W. Sparn, «Balthasar Meisner», en: Biographisch - Bibliographisches Kirchenlexikon,
Bd. 5., Herzberg 1993, 1172-1174. 
61
K.G. Appold, Orthodoxie als Konsensbildung: das theologische Disputationswesen an
der Universität Wittenberg zwischen 1570 und 1710, Tübingen 2004, especialmente 242-243.
62
Christologias sacras disputationes... in L. disputationes divisa, 649.
63
S. Salatowsky, «Stegmann, Joachim», en: Killy Literaturlexikon. Autoren und Werke des
deutschsprachigen Kulturraumes, Bd. 11: Si–Vi, Berlin 2011, 197-198.
42 RAFAEL RAMIS-BARCELÓ

Davidica64 y, al año siguiente, otras bajo el título de Χριστολογίας Mosaicae65,


que rastreaban las raíces cristológicas en el Antiguo Testamento.
Nos centraremos aquí exclusivamente en aquellas obras intituladas
Χριστολογία o Christologia, a fin de mostrar el éxito de la denominación
durante el siglo XVII, así como los primeros títulos de estas «cristologías»
modernas. En todo caso, con la excepción ya comentada de Powodowski,
todas las obras escritas bajo el rótulo Χριστολογία o Christologia fueron
de orientación reformada. Cabe recalcar que en muchos casos resulta difí-
cil deslindar lo que sería propiamente un tratado cristológico (como los de
Powodowski, Meisner o Glass) de las vidas de Cristo tituladas Χριστολογία,
que se hicieron tan célebres durante el siglo XVII66, al compás del desarro-
llo de la cronología, como disciplina auxiliar para los estudios históricos y
escriturísticos.
En realidad, pese a que la «cristología» sea, en sentido amplio, un discurso
o tratado sobre Cristo, su vocación trasciende la mera biografía para ser una in-
terpretación teológica de la vida y obra de Cristo. De aquí que, bajo el rótulo de
«cristología» se hallen obras que contemplan desde una intención biográfico-his-
tórica hasta las más elevadas indagaciones en los misterios de Cristo. Junto con las
«cristologías» germánicas, debemos constatar la aparición de las inglesas.
La más conocida, tal vez, sea la del helenista John Harmar (1594?–1670),
catedrático de griego en Oxford, titulada Χριστολογία Μετρική67, un opúsculo
en edición bilingüe (griego-latín), que contenía también una elegía de Cristo
en la cruz y «Παραμυθητικον, sive, consolatorium adversus timorem mortis,
ex Chrysostomo delibatum, cum versionibus Latinis e regione positis». Se
nota aquí una vez más la innegable influencia de los Padres Griegos en estas
primeras cristologías, unas en verso y otras en prosa.
De hecho, la primera «cristología» impresa, en verso y en lengua inglesa,
de la que tenemos noticia, fue Χριστολογία68 del calvinista Elisha Coles. Se
trata de una vida de Cristo expuesta en pareados, provista de anotaciones al
margen con las citas paralelas en los cuatro evangelios. Más que un alcance

64
S. Glassio, Χριστολογία Davidica seu Psalmi CX. Explicatio Theologica, Disputationibus
Quinque, et Oratione una, Jenae 1648.
65
S. Glassio, Χριστολογίας Mosaicae, Quae Verba, dicta, et typi, quibus JESUS CHRISTUS,
FILIUS DEI in Pentateucho Mosis proponitur, exegeticè, elencticè et practicè, pio studio
expenduntur, Dissertationum Πέντας, Ex primis Geneseos capitibus, quibus antediluviana
describitur, In illustri Academia Salana, ad publicas συζητήσεις proposita, Jenae 1649.
66
J.A.B. Jongeneel, Het Redelijke Geloof in Jezus Christus: Een Studie over de Wijsbegeer-
te van de Verlichting, Wageningen 1971, 271-272.
67
J. Harmari, Χριστολογία Μετρική, sive, Hymnus ad Christum, vitam ejus enarrans Latine
redditus et in lucem emissus, Londini 1658.
68
E. Coles, Χριστολογία or, a Metrical Paraphrase on the History of Our Lord and Saviour
Jesus Christ: Dedicated to His Universal Church, London 1671.
EN TORNO AL SURGIMIENTO DE LA NOCIÓN MODERNA DE ‘CRISTOLOGÍA’ 43

especulativo, estas obras tenían sobre todo una intención didáctica, que invi-
taba a trabajar rigurosamente con el dato bíblico.
En prosa, hallamos la excéntrica Χριστολογία69 de John Butler, Bachiller
en Teología, quien, de acuerdo con los intereses científicos del momento,
usó la astrología y la cronología para intentar una datación del año, el mes y
el minuto del nacimiento de Cristo. Más allá de esta cuestión, la obra no deja
de contener algunas indicaciones cristológicas interesantes, al preguntarse
quién fue realmente Cristo y al intentar examinar críticamente el misterio de
la encarnación.
La obra cumbre entre las «cristologías» en lengua inglesa es, sin duda,
Χριστολογία70 de John Owen (1616–1683), que trata, al igual que hicieron
Powodowski o Meisner, los grandes misterios de Cristo, enfatizando, sobre
todo, la encarnación71. Owen, uno de los grandes líderes y teóricos del purita-
nismo, intentó explicar en esta obra, que debe leerse en relación con el conjun-
to de sus escritos, el misterio de la gracia divina en la persona de Cristo. Con
Owen se trazaron las grandes líneas de la «cristología» académica calvinista,
que fue adquiriendo matices en los siglos siguientes.
Señalemos, por último, tres obras intituladas «cristología» en el ámbito ger-
mánico. La primera, y la menos relevante, es el breve sermón Χριστολογία72
del párroco luterano Josef Friedrich von Waldegg (1641–1709), dedicado a la
exposición de la pasión y a la resurrección de Cristo. Lo traemos a colación
aquí por ser representativo del género homilético.
La segunda es Christologia evangelica73 del luterano Balthasar Hartranft
(1602–1675), cuya orientación y objetivo es muy similar al de Powodowski,
al manejar con soltura la teología positiva y la de los Padres, y al tener una vo-
cación de exposición global de los misterios de Cristo. Se trata de una obra de
carácter sintético, muy didáctica, en la que el autor facilitó detallados índices
de los nombres y títulos cristológicos de los cuatro evangelios, y un copioso
índice analítico para el examen de las materias. A diferencia de los sermones
de Powodowski, el orden expositivo de Hartranft se basa en el tenor literal
de los cuatro Evangelios, de los que extrae frases y conceptos, que comenta
detalladamente.

69
J. Butler, Χριστολογία, or a Brief but true account of the certain year, moneth, day and
minute of the birth of Jesus Christ, London 1671.
70
J. Owen, Χριστολογία, or, a declaration of the glorious mystery of the person of Christ,
God and Man, London 1679.
71
A. J. Spence, Incarnation and Inspiration: John Owen and the Coherence of Christology,
London – New York, 2007, 17-18.
72
J.F. von Waldegg, Χριστολογία, qua Christus Crucifixus ex Infirmitate, et Vivus e Potentia
Dei, E II. Ad Corinth. XIII. IV…, Jenae 1670.
73
B. Hartranften, Christologia evangelica hoc est evangelii de Jesu Christo a IV evangelistis
consignati analysis, Lipsiae 1673.
44 RAFAEL RAMIS-BARCELÓ

En el estilo de Meisner, encontramos, por último, Χριστολογία iohannitica74,


tesis de Christoph Ständer, presidida por Johann Wilhelm Baier (1647–1695),
profesor ordinario en Jena, con una fuerte vocación apologética. Esta tesis
tiene interés por tratarse de veinte axiomas, en los que se defiende el dogma
luterano frente a los paganos, las herejías antiguas (especialmente, contra eu-
tiquianos, apolinaristas, nestorianos) y modernas (socinianos, calvinistas…).
Sobresale, una vez más, la importancia concedida a los Santos Padres como
fuente indispensable para penetrar con todo el rigor en los misterios de Cristo.
Los católicos son representados en esta obra por Suárez y por los jesuitas,
contra quienes escribió duramente. Solamente, y a título de ejemplo final, re-
produciremos la tesis XIII, que resume una posición mayoritaria de la «cris-
tología» luterana:
Non obstante Communicatione idiomatum Christus in diebus carnis se exinanivit
quatenus scilicet communicata majestate diuina ut homo non usus est plenarie. Qui
status coepit cum ipsa incarnatione, neque tamen constituitur in ipsa incarnatio-
ne, et tunc demum status exaltationis insecutus est, quando a mortuis resurrexerit
Christus. Contra Calvinianos et Jesuitas75.
En definitiva: en este apartado hemos hecho una breve presentación de al-
gunas obras intituladas Christologia o Χριστολογία, del siglo XVII. En ellas
hemos podido ver que la reflexión cristológica en esta centuria empezó a de-
sarrollarse con vigor y que esta denominación hizo fortuna, especialmente en
el ámbito reformado, hasta el punto de que así se empezó a llamar a una disci-
plina que, desde entonces, se ha impuesto en el núcleo del estudio teológico.

Conclusiones
De las páginas precedentes podemos extraer algunas conclusiones sobre
la noción de «cristología» y sobre el comienzo de la disciplina homónima.
Recordemos una vez más que no hemos tratado en este trabajo la evolución de
las ideas cristológicas, sino la historia de la denominación «cristología» como
constitutiva de un ámbito de estudio teológico.
La primera es que hay que distinguir cronológicamente entre la χρηστολογία
bíblica (que empezó con Rm 16:18, entendida como «palabras suaves», siem-
pre en un sentido peyorativo, y que fue transliterada como «chrēstologia» o
«cristologia») y lo que podemos denominar «cristología» moderna, en tanto

74
C. Stander, Χριστολογία Iohannitica:  Axiomatibus quibusdam theologicis didactico-
polemico-practicis iuxta ductum vere Evangelicum Iohannis theologi ac Evangelistae e Capite
I. Evangelii eius breviter adornata, Jenae 1692.
75
C. Stander, Χριστολογία Iohannitica (cf. nt. 74), 23.
EN TORNO AL SURGIMIENTO DE LA NOCIÓN MODERNA DE ‘CRISTOLOGÍA’ 45

que discurso o tratado sobre Cristo. Hasta el siglo XVII sólo utilizó en el pri-
mer sentido, mientras que, a partir de entonces, se impuso el segundo.
La segunda es que «cristología» es uno de los pocos neologismos teológicos
creados en el siglo XVII sobre una palabra ya existente, de la cual se modificó
completamente su significado. Hemos podido documentar el alcance cronoló-
gico de ambas denominaciones. En el siglo XVI llegó a radicalizarse el signifi-
cado negativo de base paulina e incluso se llegó a confrontar la «chrēstologia»
(como mera charlatanería o discurso lisonjero) a la verdadera «theologia». No
deja de ser paradójico que la «cristología» moderna, no sólo no se contrapone a
la «theologia», sino que pasa a ocupar un lugar central en la teología cristiana.
La tercera es que Christologiae seu sermonum de Christo del canónigo po-
laco Hieronymus Powodowski (1602-1610) puede ser considerada la prime-
ra «cristología» moderna. No es un simple sermonario, sino una auténtica
cristología, que el autor trazó a partir de homilías, con una clara intención
apologética y pastoral. Powodowski era consciente de que estaba acuñando
un concepto y que escribía un tratado sobre Cristo, examinando los principa-
les misterios de su vida, desde encarnación hasta la muerte y la resurrección,
subrayando un mensaje soteriológico que daba sentido a los misterios.
La cuarta es que obra de Powodowski desplaza a Christologias sacras de
Balthasar Meisner, que era tenida hasta ahora como la primera «cristología»
denominada como tal. También deja a un lado la referencia circunstancial del
teólogo luterano Friedrich Balduin. Por lo tanto, aunque no pase de ser un
dato anecdótico, el concepto «cristología» fue acuñado por un autor católico
y, por lo tanto, no puede entenderse como una creación de la teología luterana.
Cierto es que las restantes «cristologías» de la centuria se deben a la pluma de
autores reformados. Las tesis defendidas por los alumnos de Meisner configu-
rarían la primera «cristología» académica. Apuntemos también, al hilo de la
curiosidad histórica, que, si se acepta nuestra propuesta, en el mismo año 1602
habrían aparecido la primera «cristología» y la primera «mariología», escrita
ésta por el siciliano Nicola Nigido76.
La quinta es que en Powodowski hallamos ya los rasgos significativos de
toda la tradición de las «cristologías» del siglo XVII, que prestaban una gran
importancia a la teología bíblica y a la exégesis de la Patrística. En todo caso,
el enfoque de Powodowski parece que no tuvo continuidad en el mundo ca-
tólico. En el mundo reformado, al fundarse un enfoque nuevo, fruto quizás
de las exigencias del humanismo y de la óptica antropológica de la «theolo-
gia crucis», se prefirió este enfoque «cristológico» a los tradicionales tratados
«De Verbo incarnato» y a los diferentes cursos sobre la Tercera parte de la
Summa de Santo Tomás, que favorecían un tratamiento diferenciado de Cristo
como Verbo encarnado y de Cristo como Salvador.

76
N. Nigido, Summae sacrae mariologiae pars prima, Panhormi 1602.
46 RAFAEL RAMIS-BARCELÓ

La sexta es que la denominación «cristología» pone de relieve la creciente


preocupación por la figura y los misterios de Cristo en el siglo XVII, tratados
todos ellos desde una perspectiva «cristológica» nueva que, para soslayar el
enfoque escolástico, se escoró hacia la Patrística. En ella, los autores hallaron
inspiración para una profundización teológica, acompañada de nuevos méto-
dos de acribia histórica y exegética sobre los títulos cristológicos de la tradi-
ción antigua.
Por último, cabe indicar que todas las «cristologías» del siglo XVII –enten-
didas aquí por ellas, las intituladas como tales– comparten estos rasgos indica-
dos en el punto anterior, si bien se diferencian en su vocación dogmática y su
enfoque formal: de ahí que hayamos distinguido, en el último apartado, entre
las «cristologías» homiléticas o académicas, y entre las «cristologías» que son
una exposición sobre la vida o figura de Cristo (Coles, Butler) y las que tratan
de forma global los misterios de la vida de Cristo como centro de la teología
cristiana (Meisner, Glass, Owen).
En definitiva, este trabajo ha permitido conocer mejor los orígenes de la
«cristología» moderna, presentar los volúmenes de Christologiae seu sermo-
num de Christo de Hieronymus Powodowski (como primera obra que acuñó
el título y el concepto de «cristología») y examinar los rasgos generales de
las «cristologías» del siglo XVII. Quedaría por estudiar la relación de estas
obras con las demás de contenido cristológico publicadas en esa centuria (tan-
to las reformadas, como las católicas, incluyendo los tratados escolásticos y
las obras de los oratorianos franceses…) Sin embargo, esta labor queda ya
para otra ocasión.

Universitat de les Illes Balears Rafael Ramis-Barceló


Instituto de Estudios Hispánicos
en la Modernidad (IEHM),
Unidad asociada al CSIC
Ctra. de Valldemossa, km. 7.5
07122 Palma de Mallorca (España)
E-mail: r.ramis@uib.es

RESUMEN

Este artículo tiene tres objetivos: 1) mostrar la diferencia entre la noción paulina de
cristología (entendida como palabras suaves, que llega hasta el siglo XVI, con algunas
variaciones) y la noción moderna de cristología, entendida como tratado sobre Cristo
(que comienza en el siglo XVII), 2) vindicar que la primera obra titulada Christolo-
gia y que desarrolla los temas centrales de la cristología moderna es Christologiae
seu sermonum de Christo (1602) del canónigo polaco Hieronymus Powodowski; 3)
EN TORNO AL SURGIMIENTO DE LA NOCIÓN MODERNA DE ‘CRISTOLOGÍA’ 47

mostrar, al hilo de las obras intituladas Christologia, el desarrollo sistemático de la


cristología reformada a lo largo del siglo XVII. Con ello se puede datar mejor el
comienzo de la noción moderna de cristología, que es la que se sigue usando hasta
nuestros días, y se defiende que, antes de ser desarrollada por los luteranos, fue tratada
por Powodowski, un autor católico.

Palabras clave: Cristología, Hieronymus Powodowski, Christologiae seu sermo-


num de Christo, siglo XVII.

ABSTRACT

About the emergence of the modern notion of ‘Christology’

This article has three objectives: 1) to show the difference between the Pauline
notion of Christology (understood as mild words, arriving to 16th Century, with some
variations) and the modern notion of Christology (understood as a treatise on Christ,
beginning in the 17th Century), 2) vindicate that the first work entitled Christologia
and that develops the central themes of modern Christology is Christologiae seu ser-
monum de Christo (1602) by Hieronymus Powodowski, a Polish canon; 3) show, in
line with the works entitled Christologia, the systematic development of reformed
Christology throughout the 17th Century. According to the development of these ob-
jectives, the beginning of the modern notion of Christology, which is still used to this
day, is better dated, and defends that, before being developed by the Lutherans, was
elaborated by Powodowski, a catholic author.

Key-words: Christology, Hieronymus Powodowski, Christologiae seu sermonum


de Christo, 17th Century.

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