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INTRODUCCIÓN

La violencia es un fenómeno social que está afectando a la


población de todo el mundo. Son causas múltiples, las cuales
obedecen al acto como tal y a las circunstancias de quien comete el
hecho. Se crean tipologías para caracterizar de alguna forma el
fenómeno con el propósito de explicarlo y aplicarlo al contexto en que
se desarrolle; ya que es la única forma de responder poco a poco
hacia su erradicación o bien a su prevención.

La violencia es definida como: Calidad de violento, Acción


violenta, Acción de violentar o violentarse, Efecto de violentar o
violentarse, Acción de violar.

La violencia se clasifica en: Violencia intrafamiliar, Violencia


Domestica y Violencia juvenil.

La violencia intrafamiliar es la violencia perpetuada dentro de


un hogar, entre los miembros de una familia: entre la pareja, los
padres e hijos/as, hermanos/as, y demás familiares.

La violencia intrafamiliar también se extiende hacia el servicio


doméstico porque son parte de la vida familiar, y de la familia.

Las personas más vulnerables son las que tienen mas


posibilidades de convertirse en víctimas son:

 Niños y niñas.
 Mujeres.
 Personas de tercera edad.
 Personas discapacitadas.

En este trabajo pretendemos hacer un enfoque nacional sobre


la problemática de la violencia intrafamiliar, tratando de proveer
soluciones a los diferentes casos de violencia. Ya que es alarmante el
grado de violencia en que se esta viviendo en nuestro país, donde
diariamente vemos en los periódicos los actos de asesinatos, atracos,
violaciones, etc.

La problemática de la violencia es una de las principales


preocupaciones que tienen las sociedades en la actualidad, siendo
difícil encontrar una realidad social que no esté afectada por el
problema o en vías de vivir las consecuencias del fenómeno de la
violencia; a nivel internacional se observa como el flagelo ha crecido
considerablemente encontrándonos en un mundo pleno de
expresiones violentas que afectan la vida en sociedad y ponen en
riesgo la gobernabilidad de algunos Estados.
Estas manifestaciones de violencia que van desde los conflictos
bélicos hasta las agresiones intrafamiliares se han convertido en una
franca preocupación de los Estados, ya que estas conductas cada día
toman matices novedosos, siendo necesario la unificación de
voluntades a fin de enfrentar el problema que en definitiva concierne
a todos los miembros de las sociedad.

Dr. Onofre Rojas dice: “Definitivamente, será muy difícil avanzar


en un proceso de reforma y modernización del Estado y de la
Sociedad dominicana dentro de un clima de violencia”.

DESARROLLO
Un importante avance en la legislación de la República
Dominicana es la Ley 24-97, Contra la Violencia Intrafamiliar,
promulgada el 27 de enero de 1997. Estas normas buscan combatir
todas aquellas violaciones que se cometen dentro del marco familiar
y que habitualmente no son conocidas o bien son ignoradas.

Con esta ley se coloca en una dimensión social el tema de la


violencia doméstica y familiar, que tradicionalmente ha sido tratado
como algo propio de la intimidad y la vida privada, como una forma
de evitar la intervención de la sociedad en actos de violencia
doméstica.

Para conseguir su aplicación efectiva, la ley busca la


participación conjunta de todas las instituciones estatales y no
estatales relacionadas con la administración de justicia y con la
búsqueda de la igualdad entre mujeres y hombres.

En el marco del objetivo de erradicar la violencia intrafamiliar,


cabe hacer notar la creación de una Dirección General de Promoción
para el Desarrollo de la Mujer, que constituye el organismo del Estado
responsable de la coordinación y ejecución de políticas públicas
dirigidas a impulsar el desarrollo integral de la mujer.

A pesar de esta ley en la República Dominicana se producen


mensualmente más de 600 violaciones de menores, con mayor
frecuencia entre familias pobres.

Cada 24 horas se producen en el país un promedio de 20 ataques


sexuales, la mayoría en el Distrito Nacional, entre los cuales más de
un 80% de las víctimas son menores cuyas edades oscilan entre los 4
y los 14 años.
Nuestra opinión personal sobre este acto: “este es un acto
horrible, estos malhechores deberían pensar en lo que hacen a ver si
le gustaría que le pasara lo que ellos le hacen a otros seres, a un
familiar de ellos o alguien cercano, son personas que primero no se
valoran ellos, ni a nadie, porque no es un acto ni siquiera para algún
ingreso para ellos, como es el robo, es un acto de perversión en todo
el sentido de la palabra.”

PRINCIPIOS BASICOS QUE DEBEN SER RECORDADOS EN RELACION A


LA VIOLENCIA INTRAFAMILIAR, Y LA VIOLENCIA EN GENERAL:

 Ningún ser humano merece ser golpeado.


 La violencia no debe tener lugar dentro de la familia.
 Nadie debe vivir con miedo, lastimado/a o amenazado/a dentro
de su propia familia.
 La violencia es una modalidad de conducta inaceptable.
 La violencia por lo general culmina con un delito.
 Quien golpea es responsable de su comportamiento.
 Ningún argumento o razonamiento justifica el uso de la
violencia.
 La conducta violenta puede controlarse y dominarse.
 No hay ninguna excusa que justifique la falta de control.
 El hombre tiene derecho a enojarse, pero no a recurrir a la
violencia.
 Una mujer golpeada no esta justificada si le pega a sus hijos e
hijas.
 La idea de la “provocación” de la violencia es un mito que sirve
para tolerarla.
 Cuando la violencia ha empezado, no se detiene
espontáneamente, y aumenta con el paso del tiempo.

Totales Violencia
Octubre 1995-
Septiembre 1996
Homicidios 48
Violaciones 28
Intentos 09
Violación
Golpizas 08
Heridas 10
Total 104
Agresiones

Victimarios
Desconocid 22
os
Pareja 34
Ex-pareja 06
Enamorado 02
Parientes 18
Vecino 08
Amigo 03
TOTAL 93

LA VIOLENCIA Y LOS FACTORES SOCIOECONÓMICOS DE RIESGO EN LA


REPÚBLICA DOMINICANA

Magnitud y características de la violencia en el país:

Las muertes accidentales, los homicidios y suicidios, los robos,


atracos y asaltos, el consumo y tráfico de drogas, la violencia
intrafamiliar, el maltrato y abuso a menores, han crecido a un grado
tal que demandan atención prioritaria para su rápido control.

A continuación se destacan, según las informaciones


disponibles en las fuentes anteriormente citadas, algunos datos
relevantes.

Muertes naturales y violentas

En el período 1992-1998, la relación de muertes no naturales


sobre el total de defunciones pasó de un 11.6% a un 15.4%, y en
general, las muertes no naturales o violentas crecieron en un 41%. En
detalle por orden de importancia, los aumentos fueron:

Por electrocutamientos 99%;

Por ahogamientos 65%;

Por homicidios 39%;

Por accidentes de tránsito 36%; y

Por suicidios un 13%.

En 1998 las muertes por accidentes de tránsito constituían el


43%, seguidas de un 29% por homicidios, 13% ahogados, 9% por
suicidios y 7% por electrocución.

En la siguiente tabla y grafico se pueden apreciar la incidencia


de muertes por homicidios. Si se compara la frecuencia de homicidios
del año 1998, de 1,121 casos con respecto a la del 1980 de 533, se
observa un incremento porcentual de 110%.

Tabla No. 1
Frecuencia y Tasa de Homicidio en República
Dominicana del 1980-1984 y 1991-1998.

Año Tasa de Frecuencia de Población Total


Homicidio Homicidio
1980 9.3 533 5,696,852
1981 8.3 490 5,835,644
1982 8.8 527 5,977,871
1983 8.6 526 6,122,646
1984 9.2 582 6,269,081
1991 12.4 908 7,320,096
1992 10.8 807 7,470,533
1993 12.2 930 7,620,391
1994 12.9 1005 7,768,907
1995 12.7 1007 7,915,317
1996 12.8 1032 8,059,698
1997 12.6 1038 8,202,558
1998 13.4 1121 8,343,784

Gráfico No. 1
Tasa de Homicidio x 100,000
Habitantes en la República Dominicana del 1980-1984 y 1991-1998.

La tasa de homicidio (por cada 100,000 habitantes) que en


1981-1982 era de 9.1, en 1991-1992 subió a 11.6 y en 1997-1998
alcanzó el nivel de 13.
Conviene destacar que en el contexto mundial la tasa de
homicidio de República Dominicana, es en sí misma, bastante elevada
a finales de los años 80, puesto que el promedio alcanzado en los
llamados países de alto desarrollo humano era de un 4.8% y en los
países industrializados de un 5.4%.

En la Tabla No. 2 se presenta una comparación de la tasa dominicana de


homicidio con relación a 10 países de diferentes regiones del mundo. Tal como se puede
observar en el cuadro, ocupamos la tercera posición según orden de magnitud.

Países Tasa de Homicidio


Estados Unidos 12.4
Finlandia 4.1
España 1.7
Bélgica 2.3
Hungría 3.5
China 1.9
Federación Rusa 9
India 6.9
México 16.8
Canadá 2.7
República 10.8
Dominicana

En el marco regional, superamos las tasas promedio de


homicidio de todas las subregiones de América Latina y el Caribe a
excepción de la tasa correspondiente a los países andinos.

En la Tabla No. 3 se observa no sólo la magnitud de la tasa de


mortalidad por homicidio, sino, también el incremento en el período
1980-1990. En comparación con los países tomados como referencia,
la República Dominicana ocupa al inicio y al final de la década de los
años 80, el lugar No.5, más cerca de países como Brasil, México y
Venezuela con tasas entre 15 y 20, que de Argentina, Costa Rica,
Uruguay, Paraguay y Chile cuyas tasas oscilan entre 3 y 5 por debajo
o igual que la de los países más desarrollados del planeta.

Tabla No. 3
Tasa de Homicidio en Países
Latinoamericanos en los años 1980 y 1990.

Países 1980 1990 *Datos


Colombia 20.5 89.5 extraídos
Brasil 11.5 20
México 18.2 17.8
Venezuela 11.7 15.2
Panamá 2.1 11
Ecuador 6.4 10.3
Argentina 3.9 5
Costa Rica 5.7 4
Uruguay 2.6 4.4
Paraguay 5.1 4
Chile 2.6 3
Rep. Dom. 9.3 12

Un hecho a destacar lo constituyen, los homicidios con armas


de fuego, los cuales han ascendido de un 30% en 1993 a un 43% en
1998. Esta forma de homicidio se convierte en 1998, de acuerdo a las
estadísticas de muertes violentas de la Oficina Nacional de Estadística
de la República Dominicana, en la más frecuente entre los homicidios,
superando los casos reportados con armas blancas.

La cifra puede considerarse muy alta si la comparamos con la


de Colombia, donde se expresa de manera aguda la violencia política
y delincuencial. En ese país, durante el año 1996 el 82% de sus
homicidios fueron ejecutados con armas de fuego.

Otros tipos de delitos

Para medir el grado de violencia que está experimentando la


República Dominicana en el contexto regional o mundial, el indicador
más confiable es la tasa de mortalidad por homicidio. No obstante
analizaremos otros delitos que también crecen en proporciones
alarmantes.

Datos reportados por la Policía Nacional indican que fueron


sometidos por actos violentos en el período 1993-1997 un total de
391,611 personas, entre las cuales un 26% fue por riñas, 17% por
robos, probablemente muchos con violencia, y un 16% por amenazas
de muerte.

En cuanto a los registros de robos, tanto en el Distrito Nacional


como en el interior del país, se puede observar una tendencia
creciente en los años 1993-1995, en el primer caso (Distrito Nacional)
la cifra se duplicó. En cambio, en el interior del país en el lapso 1996-
1998 aparece una tendencia decreciente con relación al 1993, donde
la frecuencia registrada se redujo a un 20%.

Es menester señalar que posiblemente una gran cantidad de


robos y atracos “menores” que ocurren a diario en nuestras calles,
comercios y hogares no sean parte del banco de datos de los registros
policiales, ya sea por el tiempo y la dedicación que requiere el
sometimiento de la denuncia a dicha instancia del orden público y/o
probablemente debido a los bajos niveles de confiabilidad de la
población ante nuestro sistema policial y judicial.

Crecimiento económico, pobreza y violencia

Ya se ha señalado el contraste observado en la presente década


entre el auge de la violencia en todas sus formas, particularmente de
tipo delincuencial y el rápido crecimiento de la economía dominicana.

Sigue vigente, sin discusión, el vínculo existente entre pobreza


y delincuencia y entre pobreza y violencia, sin entrar en detalles
sobre el carácter multidimensional y al mismo tiempo multicausal del
fenómeno. Además, el enfrentamiento de la violencia tiene un
contenido ético. La misma sociedad sufre una derrota moral, cuando
parte de sus niños, adolescentes y jóvenes se incorporan a la vida
delictiva, unos por un problema de supervivencia estrictamente
económico y social, y otros, sin más criterios que no sean los de
obtener dinero de forma rápida y fácil.

Para estudiar el vínculo entre la violencia, pobreza y el


crecimiento económico, en los 10 países a que se ha hecho referencia
incluyendo el nuestro, se construyeron tres cuadros y se ordenaron
sobre la base de la magnitud del ingreso/cápita.

En la Tabla No. 4 se presentan, siete columnas con los valores


correspondientes al coeficiente de Gini, (a menor coeficiente mejor
distribución del ingreso), la línea de pobreza, la tasa de desempleo, la
tasa de analfabetismo de la población de 15 años o más, el gasto
social per cápita, el gasto social como porcentaje del producto interno
bruto (PIB) y la tasa de homicidio en el año 1991.

Tabla No. 4
Relación entre algunas variables socio-económicas y la tasa de homicidio en 10 países
de América Latina, 1995 y 1997.

1997 1997 1997 1995 1997


1997 1997 1991
GAST
LÍNEA
TASA O
GINI POBRE TASA ADULTA GASTO TASA DE
Ingreso/Cápi DESEMPL SOCIA
PAÍS URBAN ZA ANALFABETIS SOCIAL/PI HOMICIDI
ta $US EO L PER
O URBAN MO B O
URBANO CAPIT
A
A
ARGENTIN
5808 0,439 13,1 3,8 14,9 1570 17,9 4,8
A
URUGUAY 3858 0,3 5,7 2,7 11,5 1371 22,5 4,4
CHILE 3488 0,473 19,8 4,8 7,1 725 14,1 3
MEXICO 3315 0,392 37,5 10,4 3,7 352 7,8 17,8
BRASIL 3203 0,538 24,9 16,7 5,7 951 19,8 19,7
PANAMA 2805 0,462 24,6 9,2 15,3 683 21,9 10,9
VENEZUEL
2427 0,425 42,3 8,9 11,9 317 8,4 15,2
A
COSTA
2140 0,357 17 5,2 5,9 550 20,8 4,7
RICA
COLOMBIA 1474 0,477 39,5 8,7 12,4 391 15,3 89,5
REP.
1338 0,432 31,6 17,9 15,9 107 6 11,6
DOM.

*Tabla elaborada en base a: 1- Panorama Social 1998, CEPAL. 2 -


Informe Mundial sobre la Educación 1998, UNESCO educación 1998,
UNESCO; 3- otras fuentes.

Ante todo, se destaca la baja tasa de homicidio en Argentina,


Uruguay y Chile, los primeros países en cuanto a la magnitud del
ingreso per cápita. La situación es diferente en México, Brasil y
Panamá donde las tasas de homicidio alcanzan dos dígitos.

Costa Rica y Colombia parecen ser los dos extremos. Costa Rica
porque su tasa de homicidio es muy baja, similar a los países de
mayor ingreso, y Colombia en donde la tasa de homicidio es
excesivamente alta.

República Dominicana, en cambio, tiene una tasa similar a la de


Panamá, aunque constituye el país de menor ingreso per cápita.

Con el coeficiente de Gini, las comparaciones no son tan


favorables, salvo en el caso de Uruguay y Costa Rica, que el bajo
nivel del coeficiente va acompañado de una baja tasa de homicidio o,
a la inversa Brasil y Colombia. En los demás países la relación no es
tan estrecha.

Los datos muestran que los países que tienen menor población
viviendo en la pobreza, tienen tasas bajas de homicidio. El hecho es
claro en Uruguay, Costa Rica, Chile y Argentina. Y, en sentido inverso,
aparecen Venezuela, México y Colombia. Para Brasil, sin embargo, la
tasa de homicidio parece guardar mejor relación con la distribución
del ingreso. En sentido general, en los países donde se combinan los
tres factores: alto ingreso per cápita, mejor distribución del ingreso y
menor población viviendo en la pobreza, tienen tasas más bajas de
violencia. Es interesante ver también la relación estrecha que existe
entre tasas de homicidio, niveles de pobreza y gasto social, sobre
todo, el gasto social en su participación en el PIB.

En la Tabla No. 5, la numeración en las columnas se establece


conforme el dato exprese una mejor posición con respecto a la
variable correspondiente. Se aprecia la estrecha relación entre las
variables mencionadas, la pobreza y la violencia. Se repiten los países
en las posiciones del 1 al 5 (Argentina, Uruguay, Chile y Costa Rica)
en cuanto a la línea de pobreza, analfabetismo, gasto social per
cápita y tasa vinculada a la distribución del ingreso.
Tabla No. 5
Relación entre algunas variables socio-económicas y la tasa de homicidio en 10 países
de América Latina, 1995 y 1997.

199 199 199


País 1997 1995 1997 1997 1997
7 7 1
GS
Ingreso/Cápi Gini % P. Analfabetis Desemple Per GS/P
TH
ta $US L LP mo o Urbano Cápit BI
a
Argentina 5808 6 2 2 8 1 5 4
Uruguay 3858 1 1 1 5 2 1 2
Chile 3488 8 4 3 4 4 7 1
México 3315 3 8 8 1 8 8 8
Brasil 3203 10 6 9 2 3 4 9
Panamá 2805 7 5 7 9 5 2 5
Venezuela 2427 4 10 6 6 9 10 7
Costa Rica 2140 2 3 4 3 6 3 3
Colombia 1474 9 9 5 7 7 6 10
Rep.
1338 5 7 10 10 10 9 6
Dom.

Los datos significan orden de posición alcanzada del 1 al 10 en


cada una de las variables estudiadas. Tabla elaborada en base a: 1-
Panorama Social 1998, CEPAL. 2-Informe mundial sobre la educación
1998, UNESCO; 3- Otras fuentes.

Es importante resaltar la privilegiada situación en que aparecen


Uruguay y Costa Rica, países con distintos niveles de ingreso, pero
que presentan una coherencia apreciable en la conformación de los
valores de las variables utilizadas.

En el caso dominicano todos los indicadores parecen justificar la


alta tasa de violencia.

Como puede verse en la Tabla No. 6 la economía dominicana


fue la segunda después de Chile, de mayor crecimiento del ingreso
bruto per cápita en el interregno 1990-1997. En el mismo lapso,
ocupó la segunda posición detrás de Colombia, en cuanto al
incremento del gasto social per cápita. Sin embargo, este gasto era
tan inferior al inicio de la década que a pesar del aumento porcentual,
la brecha absoluta con relación a la mayoría de los países, lejos de
reducirse se ensanchó. Igualmente ocurrió en relación con el gasto
social/PIB y el gasto social/gasto público. Por ejemplo, países como
Uruguay, Costa Rica y Panamá, que a comienzos de la década tenían
tasas de participación del gasto social/PIB, entre 18 y 19%,
incrementaron esta relación entre un 2.6% y 3.8%. En cambio,
República Dominicana que tenía una relación gasto social/PIB de sólo
un 4.5%, incrementó su participación en el período en apenas un
1.5%. Peor es la situación en cuanto al incremento del gasto
social/gasto público. República Dominicana sólo superó a Brasil,
Panamá y Costa Rica, países con los cuales mantiene apreciables
diferencias absolutas en la proporción gasto social/gasto público.

Tabla No.6
Crecimiento Económico, Pobreza y Gasto Social
(Variación Porcentual) 1990-1997

Gasto Gasto
Ingreso/Cápi Línea de Gasto Social Social
País
ta Pobreza Social/PIB per Gasto
Cápita Público
Argentina 37,0 3,1 0,2 28,0 2,9
Uruguay 34,1 6,1 3,8 47,5 7,5
Chile 58,3 14,0 0,5 60,5 3,1
México 6,8 -3.6 1,3 24,5 11,3
Brasil 14,0 10,7 0,8 15,8 -0.4
Panamá 24,1 9,0 3,3 38,1 -0.1
Venezuela -0.5 -8.9 -0.6 -6.1 5,1
Costa Rica 16,0 5,2 2,6 23,6 0,7
Colombia 22,6 -4.9 7,2 116,6 8,5
RD 44,1 ND 1,5 62,8 2,1

*Tabla elaborada en base a Panorama Social 1998, CEPAL, otras


fuentes estadísticas.

En la República Dominicana, si se quiere combatir la pobreza


con eficacia deben operarse variaciones sustanciales. El
mejoramiento del gasto social/cápita no sólo debe depender del
crecimiento del PIB, sino de cambios en la naturaleza del gasto
público y en la relación gasto público/PIB.

Hasta ahora, el Estado ha asumido el rol de motor fundamental


del crecimiento económico, a través del gasto de inversión y
manteniendo muy baja la carga fiscal en desmedro del gasto social y
del gasto público en materia de orden y justicia. Esta situación debe
cambiar. Es urgente la creación de condiciones favorables que
garanticen la seguridad ciudadana en el sentido amplio de la palabra.
Para lograrlo, debe mejorar de manera eficaz la educación, la salud,
crear más oportunidades de trabajo, fortalecer los mecanismos que
preserven el orden público, sanear cada vez más la justicia, el
sistema carcelario, el sistema policial, generar empleos productivos y
dignamente remunerados, en general, combatir la pobreza con planes
integrales de desarrollo, adecuar y modernizar las instituciones para
hacerlas más estructurales y funcionales.

La violencia hacia las mujeres, grave problema en Rep.


Dominicana

La violencia hacia las mujeres constituye uno de los problemas


más graves de salud pública y derechos humanos en República
Dominicana. Así, de las 10 principales causas de muerte de mujeres
en edad reproductiva en ese país insular, los politraumatismos
ocupan el sexto lugar.

Cifras del Centro de Atención a la Mujer Maltratada de ese país


insular reportan que durante de mayo de 1998 a octubre de 1999,
dieron atención a dos mil 315 personas, de los cuales el 92.9 por
ciento correspondían a mujeres y niñas.

También informes de la Secretaría de Estado de Interior y Policía


destacan que en 1994 recibieron mil 529 querellas por estupro, para
1996 la suma ascendió a mil 769 casos de las cuales 729
correspondían a tentativas de estupro y 34 violaciones de menores.

En tanto, el Departamento de Familia y Menores de ese país


antillano reportó que durante el primer trimestre de 1998 recibió 841
casos de violaciones sexuales. Además, en abril de ese mismo año,
tuvo conocimiento de 546 denuncias sobre violaciones infantiles.

Desde principios de los años 80, las organizaciones de mujeres


en el país han desarrollado diversas iniciativas de denuncia,
investigación, comunicación, atención psicológica, médica y legal,
capacitación de recursos humanos y abogacía sobre la violencia de
género.

Así, las sistemáticas actividades de abogacía impulsadas por el


movimiento de mujeres sobre el tema, sustentaron el proceso de
diseño, negociación y promulgación de leyes, que generó un proceso
de apertura de nuevos programas de atención a la violencia de
género, sin embargo, el país no cuenta con políticas generales ni
sectoriales sobre el tema.

Además, la importancia política otorgada al tema determinó que


en 1981 la delegación dominicana que participó en el Primer
Encuentro Feminista Latinoamericano y del Caribe propusiera que el
25 de noviembre fuera establecido como el Día Internacional contra la
Violencia hacia la Mujer.

Ahora, la Secretaría de Estado de la Mujer --antigua Dirección


General de Promoción de la Mujer--, creó el Departamento de No-
Violencia, el cual desarrolla programas de atención y capacitación de
recursos humanos para la atención y prevención de la violencia
contra las mujeres.

La violencia hacia las mujeres no es una característica particular


de este país insular, sino de toda la región. En ese sentido, en
Cancún, México, organismos de las Naciones Unidas y organizaciones
no gubernamentales del área, participarán en el Simposio 2001
“Violencia de Género, Salud y Derechos en las Américas”.

Desde que se inició el proceso de sensibilización del Proyecto


Violencia Basada en Género en la Republica Dominicana, los Doctores
de Profamilia se sorprendieron al comprobar que la Prevalencia de
violencia entre sus clientas era muy alta. ¿Cómo es posible que un
porcentaje tan alto de mujeres, cuando se les pregunta, dice haber
experimentado violencia, y sin embargo el problema de la violencia
basada en género permanece escondido o silenciado?
Comprometido con el problema, el Dr. Payán, ginecólogo y obstetra
de Profamilia, decidió desarrollar un estudio transversal con el
objetivo de evaluar la prevalencia de violencia contra la mujer entre
clientas de Profamilia y del servicio público de salud para maestras en
Santo Domingo (SEMMA), donde también trabaja.

Con el apoyo del Dr. Frank Álvarez, la Dra. Vivian Brache y el Dr.
Aníbal Faúndes, el Dr. Payán formuló a las usuarias en ambos centros
las preguntas de detección sistemática desarrolladas por el Proyecto
Regional para Combatir la Violencia de Género, las cuales se basan en
las experiencias de violencia emocional, física y sexual y de abuso
sexual en la niñez.

Según los protocolos de las clínicas, el personal hizo todo lo


posible para proteger la seguridad y bienestar de las clientas
participando en el estudio. A las mujeres que decían haber
experimentado violencia, se les ofreció apoyo inmediato e incluso
referencias a los servicios adecuados. En la primera etapa del estudio,
se entrevistó a 111 nuevas clientas de la clínica de Profamilia
Evangelina Rodríguez y a 68 clientas del SEMMA. Se analizó la
frecuencia con que los hechos de violencia de género fueron
perpetrados y se comparó el nivel de violencia sufrido por las usuarias
en ambas clínicas. El estudio también calculó el Riesgo Relativo a la
violencia según el nivel educativo de la víctima.

Algunos hallazgos preliminares indican que:

• Existe una alta prevalencia de mujeres que experimentan violencia


en las poblaciones estudiadas en Santo Domingo:
• Dos de cada tres mujeres habían sufrido violencia emocional
• Una de cada tres mujeres había sufrido violencia física
• Una de cada tres mujeres había experimentado violencia sexual
• Una de cada cinco mujeres había experimentado abuso sexual
durante la niñez
• La mayoría de los casos de violencia emocional (67%), física (78%)
y sexual (77%) fueron perpetrados por la pareja de la víctima.
• Casi todos (95%) los casos de abuso sexual en la niñez fueron
perpetrados por un miembro de la familia o alguien conocido por la
criatura.
• Una gran proporción de mujeres mantiene en silencio los hechos de
violencia que experimentan en sus vidas. Antes de la entrevista,
menos de la mitad de las participantes había hablado acerca de sus
experiencias de violencia física, emocional o de abuso sexual en la
infancia, y menos del 25% había hablado anteriormente sobre el
abuso sexual.
• Según los datos, el riesgo de experimentar violencia física parece
estar relacionado inversamente al nivel educativo. Es decir, las
mujeres menos educadas (nivel primario o menor) tienen un riesgo de
experimentar violencia dos veces más alto que las mujeres con
educación universitaria.
• Comparadas con las mujeres que tienen educación primaria o
menor, las mujeres con educación secundaria tienen un Riesgo
Relativo de 0,77 mientras que las mujeres con educación universitaria
tienen un Riesgo Relativo de 0,46.

Este estudio confirma, entre otras cosas, la prevalencia alta de


violencia en estas poblaciones y la voluntad de las clientas de revelar
sus experiencias a los proveedores de salud. Si la educación da
protección a las mujeres o si las hace menos dispuestas a hablar de
los hechos de violencia son preguntas que podrían investigarse en el
futuro. Sin embargo, proveedores de salud no deben suponer que las
mujeres con una educación más avanzada están fuera de peligro. Al
contrario, este estudio encontró una prevalencia de violencia
bastante alta, aunque menor, entre mujeres con educación
universitaria. Estos hallazgos subrayan la necesidad de preguntar a
las mujeres acerca de sus experiencias con la violencia de una
manera empática y cálida. Para darle seguimiento a estas
conclusiones preliminares, los investigadores esperan incorporar al
estudio un total de 500 clientas durante el 2002.

Tipo de Pareja Familiar/Conocid Desconocid


Violencia o o
Emocional 67% 30% 3%
Física 78% 22% 0%
Sexual 77% 21% 2%
Abuso Sexual en
- 95% 5%
la niñez

¿Por qué se quedan las mujeres en relaciones violentas?


Las razones por las cuales las mujeres deciden no terminar una
relación violenta son muy complejas y pueden depender de una
variedad de factores. Entender cómo estos diferentes temas pueden
influenciar la decisión de la mujer de terminar o continuar la relación.

Los papeles de género: Los papeles tradicionales de género


frecuentemente contribuyen a que la mujer se sienta obligada a
quedarse en una relación, aunque sea abusiva. A las mujeres se les
enseña desde una temprana edad a cuidar y atender a las
necesidades de los otros antes de cuidarse a sí mismas. Por lo tanto,
ellas frecuentemente se definen a través de cómo se relacionan con
las otras personas; ellas son consideradas “buenas” por atender a los
hombres, aunque tengan que sacrificar su propia individualidad, sus
sueños y sus metas. Además, frecuentemente se espera que las
mujeres no terminarán un matrimonio, y se pueden considerar un
fracaso si terminan la relación con sus esposos. Si han visto un
modelo de una relación violenta en sus propios hogares cuando eran
niñas, es posible que su situación de violencia no parezca fuera de lo
común o incorrecta; al contrario, ellas pueden suponer que la
violencia sencillamente es parte de la vida y del matrimonio.
Asegurándoles a las mujeres que la violencia no es aceptable las
puede ayudar a superar la culpabilidad que víctimas de la violencia
frecuentemente sienten.

La preocupación por su propia seguridad: Los estudios han


demostrado que decidir terminar una relación violenta puede ser más
peligroso que quedarse en ella. La mujer viviendo en una situación de
violencia es probablemente la persona que mejor sabe si y cuándo
podrá terminar la relación y estar segura.

La preocupación por el bienestar de sus hijos: En muchos casos,


la mujer puede temer por la seguridad de sus hijos si ella decide
terminar la relación, ya que en el futuro la violencia se puede dirigir
hacia ellos. Además, el hombre frecuentemente es el proveedor
financiero para la familia, y la mujer puede pensar que ella
sencillamente no puede cuidar de sus hijos sin el apoyo financiero del
padre. Estos estereotipos sobre el padre y la supuesta necesidad de
que los hijos—en particular los varones—tengan una figura masculina
en la casa pueden afectar la decisión de la mujer de quedarse con su
compañero violento. Incluir a los hijos en la planificación para la
seguridad es un paso clave en esto.

Las preocupaciones económicas / financieras: Por lo general, los


papeles tradicionales de género colocan al hombre en la posición del
proveedor económico para la familia. Por lo tanto, muchas mujeres no
han desarrollado las habilidades que necesitarían para sobrevivir
económicamente. En otros casos, aunque las mujeres tengan
ingresos, el hombre controla las finanzas de la pareja. Sin acceso al
dinero, las opciones que las mujeres tienen para terminar una
relación son limitadas, particularmente cuando no existen servicios
adecuados para ayudarlas en la transición a la independencia
económica.
La falta de servicios de calidad: Aun cuando una mujer se siente
preparada para terminar una relación violenta, es posible que no haya
servicios de calidad disponibles para apoyarla en esta decisión. Por
ejemplo, si ella no tiene familiares o amigos que provean una vivienda
para ella y sus hijos, la mujer necesitará tener acceso a un albergue
que le pueda garantizar su seguridad y bienestar, tanto como el de
sus hijos. Además, los sistemas policiales y legales responsables por
los casos de VBG frecuentemente no están sensibilizados al tema. Por
lo tanto, tienden a tolerar la VBG, culpar a la mujer por la violencia,
y/o recomendar medidas conciliatorias en vez de apoyar la decisión
de la mujer.

El amor: Frecuentemente las mujeres deciden no terminar una


relación violenta por puro amor. Ellas quieren permanecer con sus
compañeros, y posiblemente tienen la esperanza de que él cambiará
y dejará de ser abusivo. No se debe juzgar a las mujeres por esta
decisión. Estos son los temas que enfrentamos cada día cuando
rompemos las normas establecidas y nos cuestionamos los modelos
rígidos de la feminidad y la masculinidad.

El pasado 25 de
noviembre, día de la No
Violencia contra la
Mujer, el gobierno
dominicano anunciaba

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