You are on page 1of 7

Reflexiones en torno a la concepción del Estado en Hegel

A partir de la Filosofía del Derecho


Héctor Angles

Resumen

La concepción del Estado de Hegel posee mucha importancia para comprender los procesos
modernos que constituyeron la actual representación que se tiene del Estado como entidad
política. En este trabajo, a partir de tres notas importantes del libro La Filosofía del derecho
de Hegel, reflexionaremos entorno al rol que tiene el Estado y la relación del mismo para
con el individuo. De esta forma se trata de contribuir al debate del pensamiento político
teniendo como principal núcleo de análisis las propiedades del Estado moderno.

Palabras claves

Estado, Idea ético-moral, libertad, sociedad, individuo

1. Introducción

El Estado cumple un rol primordial para fundamentar el derecho en la sociedad civil. Antes
de la aparición del Estado en la modernidad, solamente existían formaciones políticas
imperfectas o que no reunían en sí todas las propiedades de una entidad suprema que
albergara dentro de sí los derechos universales y particulares.

Nos dice Hegel que, en la antigüedad, es decir, en Grecia y Roma, se llegó a obtener la
conciencia de una universalidad, de todos somos iguales ante la ley, pero que solo en la
modernidad se llega a la conciencia de la particularidad, es decir, que cada individuo tiene
el mismo derecho que sus semejantes.

Con el Estado moderno se alcanza pues lo que Hegel llamó la “Idea ético-moral”, es decir,
la realización del ideal ético más alto, por los motivos expuestos en el anterior párrafo.
De esta manera, Hegel poseyó en su concepción del Estado moderno, un optimismo
enérgico, pues como entidad política podía reunir tanto los intereses universales y
particulares y llevar a cabo la idea de lo ético de manera real y efectiva, como una realidad
dada. La institución del Estado es pues, dentro de la filosofía de Hegel, un movimiento del
“espíritu” hacia un nivel más alto de su viaje.

2. Desarrollo
2.1. La realización del Estado

257 1
El Estado es la realidad de la Idea ética; es el Espíritu ético en cuanto voluntad patente,
claro por sí mismo, sustancial, que se piensa y se conoce, y que cumple lo que él sabe y
como lo sabe. En lo Ético, el Estado tiene su existencia inmediata; y tiene su existencia
mediata, y esta conciencia de sí, por medio de los sentimientos, tiene su libertad sustancial
en él, como su esencia, fin y producto de su actividad 2.

Hegel pareciera concebir al Estado como el fin de toda eticidad, es decir, la realización de
la perfección de lo moral en tanto moral, en otras palabras, el Estado es la moral social
absoluta. Como la realización perfecta de la Idea ético-moral, desprende una diafanidad
cuando se lo ve mediado por el concepto.

Claramente se ve que la definición de Estado de Hegel es de una idealidad platónica, solo


que no se queda en el toposuranos, sino que se realiza, y nosotros podemos ser testigos de
cómo una Idea, que es absoluta por naturaleza, deviene realidad, y toma una figura
concreta: el Estado.

1
Hegel, G. F., Filosofía del derecho. Buenos Aires: editorial claridad, 1968, p. 212
2
§ 257 Der Staat ist die Wirklichkeit der sittlichen Idee – der sittliche Geist, als der offenbare, sich selbst
deutliche, substantielle Wille, der sich denkt und weiß und das, was er weiß und insofern er es weiß, vollführt.
An der Sitte hat er seine unmittelbare und an dem Selbstbewußtsein des Einzelnen, dem Wissen und Tätigkeit
desselben, seine vermittelte Existenz, so wie dieses durch die Gesinnung in ihm, als seinem Wesen, Zweck
und Produkte seiner Tätigkeit, seine substantielle Freiheit hat. (Georg Wilhelm Friedrich Hegel, Grundlinien
der Philosophie des Rechts, Frankfurt am Main: Suhrkamp Verlag, 1970, p. 398.)
Al parecer, sin embargo, las formaciones sociales anteriores al Estado, es decir, las
formaciones sociales que han existido antes del cumplimiento de esta Idea ético-moral,
eran, me atrevo a decir, imperfectos, es decir existían inmediatamente en lo
consuetudinario o más llanamente en la costumbre.

En este estadio, en donde hasta el momento la sociedad no goza de la autoconciencia de lo


particular (que se refleja en lo consuetudinario), esta sociedad no tiene unidad de idea, no
sabe lo que es ni sabe cómo hacer efectivo eso que es, o sea, no sabe cómo hacerse
perfecta. Luego, como se lee, en la autoconciencia de lo particular, en su saber y su
actividad, tiene su existencia desplegada o mediata, es decir, cuando lo consuetudinario
deje de ser en la vida de la sociedad algo inmediato solamente, y mediante la
autoconciencia de lo particular devenga saber y actividad en cuanto significan y reflejan
aquella Idea ético-moral entonces la sociedad se hace "la realización de la Idea ético-
moral", es decir, llega a ser el Estado.

2.2. La racionalidad del Estado

258 3
El Estado, como la realidad de la voluntad sustancial que posee en la conciencia de sí
individualidad elevada a su universalidad, es lo racional en sí y por sí. Esta unidad
sustancial, como fin absoluto y móvil de sí misma, es donde la libertad alcanza la plenitud
de sus derechos, así como este fin último tiene el más alto derecho frente a los individuos,
cuyo deber supremo es el de ser miembros del Estado 4.

El Estado tiene la legitimización de su existencia en lo que es en y por sí razonable, es


decir, su existencia está plasmada de Logos, de su existencia emana lo razonable, una vez

3
Hegel, G. F., Filosofía del derecho. Buenos Aires: editorial claridad, 1968, p. 212.
4
§ 258 Der Staat ist als die Wirklichkeit des substantiellen Willens, die er in dem zu seiner Allgemeinheit
erhobenen besonderen Selbstbewußtsein hat, das an und für sich Vernünftige. Diese substantielle Einheit ist
absoluter unbewegter Selbstzweck, in welchem die Freiheit zu ihrem höchsten Recht kommt, so wie dieser
Endzweck das höchste Recht gegen die Einzelnen hat, deren höchste Pflicht es ist, Mitglieder des Staats zu
sein. (Georg Wilhelm Friedrich Hegel, Grundlinien der Philosophie des Rechts, Frankfurt am Main:
Suhrkamp Verlag, 1970, p. 399).
que haya llegado a ser la realización de la Idea ético-moral, una vez que haya llegado a ser
el espíritu ético-moral, entonces devendrá lo en y por sí razonable. Entonces, el espíritu
humano, tiende hacia el Estado, en tanto es el fin último de su realidad ético-moral. Así
pues, el Estado es la conformación ideal del espíritu humano colectivo hacia lo ético-moral.
Podemos pensar que conformaciones sociales anteriores al Estado, como las comunidades,
las ciudades-polis, las tribus, son realizaciones imperfectas de la Idea ético-moral, por ello
el Estado es un objeto teleológico, un objeto con clara intención para lo ético de alguna
conformación social.

Hegel concibe al Estado como unidad substancial (substantielle Einheit), que como objeto
en sí mismo permanece inalterado. Es decir, todas las conformaciones sociales anteriores al
Estado han sido, me atrevo a decir, procesos necesarios, pero imperfectos, hacia la unidad
substancial, hacia la "voluntad sustancial 5" que es la realización de la Idea ético-moral. El
Estado encierra, para Hegel, en sí mismo los últimos fines concebibles del hombre en tanto
ser social y racional: es la construcción máxima de la Idea ético-moral. Es probable que por
este motivo lo llame unidad substancial.

2.3. El Estado y el individuo

260 6

El Estado es la realidad de la libertad concreta; la libertad concreta, empero, consiste en el


hecho de que la individualidad personal y sus intereses particulares tienen, tanto su pleno
desenvolvimiento y reconocimiento de su derecho por sí (en el sistema de la familia y de la
Sociedad Civil) (...) De modo que ni lo universal tiene valor y es llevado a cabo, sin el

5
El concepto hegeliano de “Voluntad sustancial”, que expresa la Idea ético-moral, puede ser relacionado con
el concepto de “Voluntad general” expuesta en el libro Contrato social de Jean-Jacques Rousseau. En efecto,
la voluntad general es un acto de soberanía y total legitimidad que expresa de forma unitaria el cuerpo del
pueblo. Reproduzcamos la siguiente cita: Por la misma razón que la soberanía no es enajenable es indivisible;
porque la voluntad es general o no lo es; es la del cuerpo del pueblo o solamente de una parte de él. En el
primer caso, esta voluntad declarada es un acto de soberanía y hace ley; en el segundo, no es sino una
voluntad particular (…) (Rousseau, J.-J., Contraro social, Madrid: Espasa Calpe, 2007).
6
Hegel, G. F., Filosofía del derecho. Buenos Aires: editorial claridad, 1968, p. 215.
interés, el saber y el querer particular, ni los individuos viven como personas privadas
meramente para esto, sin que, a la vez, quieran en y para lo universal (...) El principio de los
Estados modernos tiene esta inmensa fuerza y hondura: de permitir que se realice autónomo
en extremo el fundamento de la subjetividad de la particularidad personal y, a la vez, de
retraerlo a la unidad sustancial conservando de ese modo a ésta en él 7.

Entonces aquí tenemos claramente pintados a los dos extremos que constituyen la Idea
ético-moral: al Estado que es representado in abstracto por lo universal (Allgemeine) y al
individuo o lo particular. Entre ambos, al parecer, se genera una especie de movimiento
contradictorio, cuya dinámica consolida los fundamentos de la realización de la Idea ético-
moral, o propiamente del Estado (que sensu stricto es la consolidación de lo universal con
lo particular).

Se ve claramente que Hegel defiende a los intereses privados o individuales, que deberán
ser respetados por lo universal (que es la representación in abstracto del Estado); en esto
consiste para Hegel la "libertad concreta".

Pero el Estado no reconoce los intereses particulares, es decir, de los individuos (así como
su saber y su querer) porque él sea algo noble y generoso, sino que lo hace por necesidad,
porque lo universal no llegará a completarse a él mismo si no los reconoce en su plenitud y
total desarrollo. Por otro lado, tenemos a lo particular o el individuo, cuya función pareciera
ser cómoda, mas si leemos con atención el pasaje nos daremos cuenta de que el individuo
no representa una entidad autónoma del Estado, al contrario, su querer individual no debe
negarse ser “en y para lo universal". Entonces, si por una parte el Estado debe reconocer al
individuo en sus derechos que están en íntima relación con sus intereses personales, y por

7
§ 260 Der Staat ist die Wirklichkeit der konkreten Freiheit; die konkrete Freiheit aber besteht darin, daß die
persönliche Einzelheit und deren besondere Interessen sowohl ihre vollständige Entwicklung und die
Anerkennung ihres Rechts für sich (im Systeme der Familie und der bürgerlichen Gesellschaft) haben (…) so
daß weder das Allgemeine ohne das besondere Interesse, Wissen und Wollen gelte und vollbracht werde,
noch daß die Individuen bloß für das letztere als Privatpersonen leben und nicht zugleich in und für das
Allgemeine wollen (…) Das Prinzip der modernen Staaten hat diese ungeheure Stärke und Tiefe, das Prinzip
der Subjektivität sich zum selbständigen Extreme der persönlichen Besonderheit vollenden zu lassen und
zugleich es in die substantielle Einheit zurückzufahren und so in ihm selbst diese zu erhalten. (Georg Wilhelm
Friedrich Hegel, Grundlinien der Philosophie des Rechts, Frankfurt am Main: Suhrkamp Verlag, 1970, p.
406).
otro, el individuo debe querer ser en y para lo universal, entonces podemos decir que la
"libertad concreta" de la que Hegel nos habla, no es más que la relación concreta-jurídica
entre Estado-individuo.

En el final del pasaje, Hegel nos dice que la gran fuerza y profundidad de los estados
modernos (europeos obviamente), reside en el principio de la subjetividad, que deja ser al
individuo, y le da extrema autonomía, pero que al mismo tiempo el individuo se vuelve y
conserva en esa unidad substancial (que es el Estado).

Al parecer Hegel presenta al Estado en tanto realización de la Idea ético-moral, como el


equilibrio, quizá perfecto, entre lo universal (el Estado ente in abstracto) y lo particular (el
individuo como ente con intereses personales). Hegel decía, que, si bien en los estados de la
antigüedad existía la conciencia de lo universal, no existía el de la particularidad, y que sólo
se dio en los estados modernos este equilibrio. Así pues, el individuo es quizá, una
invención de la modernidad. El individuo en el estado moderno surge reclamando y
pidiendo pleno reconocimiento a sus intereses particulares por medio de derechos. Así el
ente más pequeño que el Estado pueda concebir, es decir, el individuo (en el término
abstracto que utiliza Hegel, lo particular), se establece a sí mismo como un ente consciente
que se da cuenta que puede exigir derechos para su beneficio, y la relación de este ente con
el ente mayor, en la medida en que el último debe cumplir con los derechos pedidos por el
primero se llama "libertad concreta"

3. Conclusión

Para Hegel el Estado representa la perfección y realización de lo que se puede concebir como lo
ético-moral. Es el Ente social perfecto por haber sido capaz de reunir en su ser a lo universal (El
Estado como la Idea) y a lo particular (El sujeto como ente con intereses particulares), y haber
mantenido este equilibrio 8.

8
Para una crítica detallada de la concepción del Estado en Hegel, remito al siguiente trabajo: Carlos Marx,
Crítica de la filosofía del estado de Hegel. México: Grijalbo, 1968.
El Estado pues es el ente más poderoso porque en él contiene, como se dijo, por un lado un
equilibrio perfecto entre lo universal y lo particular, pero por el otro porque es autoconsciente de él
mismo (es una unidad substancial), pues él mismo se sabe y como tal, sabe qué debe hacer o cómo
conducirse, ya que siendo claro él mismo atiende siempre al fin para el que ha devenido: ser la Idea
ético-moral del hombre, o si se quiere de la humanidad.

Así pues, como objeto que se sabe a sí mismo, y que sabe a dónde ir, es natural que tenga el más
alto derecho para con los individuos, quienes tienen deberes para con el Estado al mismo tiempo
que este les reconoce sus intereses particulares en las esferas de la familia y de la sociedad civil.

De esta manera al ser autoconsciente de lo universal y lo particular, y al saber mantener esta


contradicción dentro de él mismo, el Estado se presenta como la eticidad o moralidad hecha
realidad. Del Estado pues, emana todo lo bueno y todo lo justo, y cada acción que es propia de él,
siempre tiende hacia la perfectividad ética del hombre.

3. Bibliografía

Hegel, G. F., Filosofía del derecho. Buenos Aires: editorial claridad, 1968.

Hegel, G.W. F., Grundlinien der Philosophie des Rechts, Frankfurt am Main: Suhrkamp Verlag,
1970.

Marx, C., Crítica de la filosofía del estado de Hegel. México: Grijalbo, 1968.

Rousseau, J.-J., Contraro social, Madrid: Espasa Calpe, 2007

You might also like