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Experiencia formativa

El concepto de formación al que se hace alusión en esta investigación no puede ser


entendido en sentido educativo solamente, es decir, no es una formación que implique
aprendizaje en sentido racional, sino que involucra un conjunto de relaciones entre lo
que le pasa al sujeto en su experiencia cotidiana; sus atenciones, entendimientos, las
fuerzas que le dan sentido, que lo constituyen y afectan. En palabras de Larrosa (2006),
sería precisamente pensar la formación como un viaje que el sujeto emprende. Viaje a
través del cual se constituye en sí mismo y con el otro, es decir, una formación en
función de la transformación del sujeto. De ahí entonces que, la experiencia formativa,
no es sólo aquello que puede darse en las instituciones de enseñanza, -Escuelas,
Universidades-, sino que, es aquello que se configura en las diferentes maneras como el
sujeto se relaciona cotidianamente consigo mismo y con los otros.
(Procesos de subjetivación y experiencias formativas: Un Estudio Antropológico
Pedagógico en los Centros de Ciencia de la Ciudad de Medellín. Luz Stella Mejía
Aristizábal Universidad de Antioquia-Centro Formativo de Antioquia Andrés Klaus
Runge Peña Universidad de Antioquia-2010)

Partimos de considerar cómo la diversidad sociocultural y la desigualdad social


atraviesan las experiencias formativas de niños/as, jóvenes y adultos, en su relación con
las identificaciones étnicas y nacionales. Sostenemos la necesidad de profundizar en las
dimensiones históricas de larga duración que complejizan la mirada sobre los procesos
recientes. Ello implica atender a las formas de intervención estatal, así como de otros
actores, que han desarrollado iniciativas pedagógicas que incorporan poblaciones
indígenas y migrantes en escuelas o en otros espacios formativos
(m.laura diez)

Para Mannheim, interesado por las continuidades y el cambio social, las experiencias
formativas de la juventud eran claves para la conformación de las generaciones. Desde
su enfoque, la ubicación de un sujeto en la estructura sociohistórica establece los
parámetros de su experiencia, siendo el período mencionado el de mayor relevancia en
tanto es allí donde ubica los procesos socialización en torno a las perspectivas sobre la
sociedad y la política. Desde este autor, los sujetos son fi jados a un mundo
sociohistórico que predomina en su juventud, al que llevarán consigo durante toda su
vida.
Con estas consideraciones, si los niños y jóvenes son educados en la escuela y fuera de
ella, su participación en la producción familiar doméstica puede ser entendida como una
experiencia formativa, en tanto los procesos de socialización son concebidos como
contextualmente situados, de manera que el aprendizaje se produce mediante
comunidades de práctica y participación periférica legítima (Lave; Wenger, 2007).
(Padawe 2010r-TIEMPO DE ESTUDIAR, TIEMPO DE TRABAJAR: LA
CONCEPTUALIZACIÓN DE LA INFANCIA Y LA PARTICIPACIÓN DE LOS
NIÑOS EN LA VIDA PRODUCTIVA COMO EXPERIENCIA FORMATIVA)

Tratamiento teórico a lo que refiere a “experiencia formativa”. Para ello se recurre a


Rockwell4 quien sostiene que “El contenido de la experiencia escolar subyace en las
formas de transmitir el conocimiento, en la organización misma de las actividades de
enseñanza y en las relaciones institucionales que sustentan el proceso escolar. Conocer
esa experiencia implica abordar el proceso escolar como un conjunto de relaciones y
prácticas institucionalizadas históricamente...lo que conforma finalmente a dicho
proceso es una trama compleja en la que interactúan tradiciones históricas, variaciones
regionales, numerosas decisiones políticas, administrativas y burocráticas. El conjunto
de prácticas cotidianas resultantes de este proceso es lo que constituye el contexto
formativo real tanto para maestros como para alumnos”

Concepto de “apropiación”: En consecuencia recurrimos a Rockwell1 nuevamente que


trabaja conceptos de Agnes Heller (1977) y Roger Chartier (1991), a saber: A. Heller
describe la apropiación como “un proceso continuo que ocurre dentro de los ámbitos
heterogéneos que caracterizan a la vida cotidiana. El sujeto se enfrenta continuamente a
tareas nuevas, debe aprender nuevos sistemas de usos, adecuarse a nuevas
costumbres...vive al mismo tiempo entre exigencias diametralmente opuestas, por lo que
debe elaborar modelos de comportamiento paralelos y alternativos”. Así mismo R.-
Chartier sostiene que “la apropiación siempre transforma, reformula y excede lo que
recibe. Se trata de un proceso activo, creativo, vinculado en el fondo con el carácter
cambiante del orden cultural”. (ROCKWELL, Elsie. La Escuela Cotidiana. “De huellas,
bardas y veredas: una historia cotidiana en la escuela”. Fondo de Cultura económica.
México.

experiencias formativas, definidas como una participación periférica legítima en


comunidades de práctica (Lave y Wagner, 2007)2, son condición para la transmisión de
un patrimonio de saberes y la construcción de sucesores en la actividad desarrollada por
los adultos del grupo doméstico, y se vinculan con las expectativas de formación de las
unidades familiares (Padawer 2014 “Mis hijos caen cualquier día en una chacra y no
van a pasar hambre, porque ellos saben”: Oportunidades formativas y trabajo predial de
los jóvenes en el sudoeste de Misiones‐Argentina)

Respecto a las experiencias formativas, conceptualmente encuentro recursividad de


prácticas sociales delimitadas en un espacio-tiempo. (Santana 2017)

1
ROCKWELLl, E. 1995. Hacia un currículum cultural. La vigencia de Vygotski en la educación. Cap I.
“La dinámica cultural en la escuela”. Fundación Infancia y Aprendizaje.
2
Lave, J. y Wenger, E. (2007) Situated Learning: Legitimate peripheral participation. Cambridge:
Cambridge University Press.

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