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Méndez
HERMENÉUTICA
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TUXTLA GUTIERREZ, CHIAPAS A 02 DE MARZO DE 2019
La Gloria De Los Hombres En Lugar De La De Dios.
Nosotros como estudiantes bíblicos, hacemos lo que hacemos porque amamos a Dios,
amamos a Jesucristo y a amamos a nuestros hermanos. Buscamos saber por amor y nada
más.
Ahora, muchos argumentan o sacan de contexto la cita bíblica de 1 Corintios 8:1 y decir
que el conocimiento no es de provecho y que lo único que cuenta es el amor.
Olvidan que nuestro rey de reyes y señor de señores era todo conocimiento y todo amor.
Él es nuestro ejemplo. El conocimiento por sí mismo no es dañino, sino en la persona que
lo posee, el querer conocer, más día a día, es muy bueno, siempre y cuando vaya
acompañado de un amor ferviente hacia Dios, Jesucristo y a toda criatura viviente;
entonces todo lo que sabemos será utilizado para bendecir y ministrar a las personas que
nos rodean.
La escritura debe ser entendida a la luz de su contexto inmediato anterior y/o posterior,
esto es, para que se comprenda en profundidad lo que leemos.
Contexto Inmediato: Por ejemplo, en el final de Lucas y el comienzo de Hechos son parte
de un mismo contexto. Es decir, es necesario a veces ir más lejos de lo inmediato, para
tener la exegesis correcta del pasaje leído.
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El capítulo 2 habla de los judíos quienes, teniendo la ley de Dios, incapaces de cumplirla,
también viven en pecado.
El capítulo 3 establece que no hay diferencia entre unos y otros, por cuanto todos pecaron
y están destituidos de la gloria de Dios.
Luego de citar la ley de Moisés dada por Dios para que rigiera hasta la venida de Jesucristo,
Pablo explica; que ningún ser humano será justificado delante de él; porque por medio de
la ley es el conocimiento del pecado. La Ley de Moisés, no justifica al hombre delante de
Dios, solo mostrarle, darle conocimiento de qué era pecado. Y que solo a través del hijo de
Dios, podemos obtener la apreciada justicia.
El capítulo 4 nos habla de la creencia por sobre todas las obras, teniendo como ejemplo a
Abraham, quien recibió la promesa de ser padre de multitudes, no por sus buenas obras,
sino por creerle a Dios.
El capítulo 5, nos muestra que el pecado en la vida del hombre no es cuestión de portarse
bien o mal, sino la consecuencia de la caída de la raza humana y como nuestro señor
Jesucristo tuvo que cumplir con los requisitos “legales” para poder salvarnos.
El capítulo 6,