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44 TECNOLOG{AS DEL YO nos abren los ultimos trabajos de Foucault, de las que los textos que siguen son un ejemplo eminente. Vale la pena. Y si tuviera que justificar por qué, no cabria mejor modo de hacerlo que tomar prestadas las palabras con las que Foucault cerraba la primera conferencia de Vermont, en 1979. Y es que mostrar las determinaciones his- téricas de lo que somos es mostrar lo que hay que hacer. Porque somos més libres de lo que creemos, y no porque estemos menos determina- dos, sino porque hay muchas cosas con las que atin podemos romper —para hacer de la libertad un problema estratégico, para crear libertad. Para liberarnos de nosotros mismos. Micuet Morey Universidad de Barcelona Paris, primavera de 1989 La presente introduccién fue redactada en Paris durante una larga estancia en el Centre M. Foucault, realizando una investi- gacién sobre su obra pdstuma y papeles inéditos. Quisiera ex- presar mi agradecimicnto al director del Centre, Francois Ewald, al profesor Gilles Deleuze, y al personal de la Bibliotheque du Saulchoir, por toda la ayuda que generosamente me brindaron, Debo afiadir que mi estancia en Paris fue parcialmente finan- ciada por una ayuda de la D. G. I. C. Y. T. Conste aqui mi reco- nocimiento. 1. TECNOLOGIAS DEL YO Tecnologias del yo Cuando comencé a estudiar las reglas, deberes, y prohibiciones de la sexualidad, los impedimen- tos y las restricciones con que estaba relaciona- da, mi objetivo no eran simplemente los actos permitidos y prohibidos, sino los sentimientos re- presentados, los pensamientos, los deseos que pu- dieran ser experimentados, los impulsos que lle- vaban a buscar dentro de si cualquier sentimiento oculto, cualquier movimiento del alma, cualquier deseo disfrazado bajo formas ilusorias. Existe una diferencia significativa entre las prohibiciones so- bre la sexualidad y las demas prohibiciones. A di- ferencia de lo que ocurre con otras prohibiciones, las prohibiciones sexuales est4n_continuamente relacionadas con la obligacién de decir la verdad sobre si mismo. Se pueden objetar dos hechos: el primero es que la confesién desempefié un papel importante en las instituciones penales y religiosas en todo tipo de faltas, no sélo en las referidas al sexo. Pero 46 TECNOLOG{AS DEL YO la tarea de analizar el propio deseo sexual siem- pre es mds importante que la de analizar cualquier otro tipo de pecado. También soy consciente de la segunda obje- cién: la conducta sexual, mas que cualquier otra, estaba sometida a reglas muy estrictas de se- creto, decencia y modestia, de tal modo que la sexualidad se relaciona de una forma extrafia Ta obligacién de decir Ia verdad, asi como con el. hecho de esconder lo que se hace y con el desci- frar Io que uno es. La asociacién de la prohibicién y de la fuerte incitacién a hablar es un rasgo constante de nues- tra cultura. El tema de la renuncia a la carne es- taba ligado al de la confesin del monje al abad, y a la necesidad de informarle de todo lo que se le ocurria. Llegué a concebir un proyecto bastante curio- so: no se trataba de estudiar la evolucién de la conducta sexual, sino la proyeccién de una histo- ria de las relaciones entre la obligacién de decir la verdad y las prohibiciones sobre Ia sexualidad. Mi pregunta era: gcémo se obligé al sujeto a d ‘ibido? Es una pregunta sobre la relacién ent el ascetismo y la verdad. Max Weber dejé planteada la pregunta: si uno quiere conducirse racionalmente y regular su ac- cién de acuerdo con principios verdaderos, ¢a qué parte de su yo debe uno renunciar? ¢Cual es el ascético precio de la raz6n? ¢A qué tipo de asce- TECNOLOGIAS DEL YO 47 tismo debe uno someterse? Yo planteo la pregun- ta opuesta: ¢de qué forma han requerido algunas prohibiciones el precio de cierto conocimiento de si mismo? Qué es lo que uno lebe ser capaz de saber sobre si para desear renunciar a algo? Asi Ilegué a la hermenéutica de las tecnologias del yo en las costumbres del paganismo y del cris- tianismo primitivo. Encontré ciertas dificultades en este estudio porque estas practicas no son bien conocidas. En primer lugar, el cristianismo siem- pre se ha interesado més por la historia de sus creencias que por la historia de sus practicas. En segundo lugar, tal hermenéutica jams se organi- 26 en un cuerpo de doctrina como el de las her- mentuticas textuales. Tercero, la hermenéutica del yo ha sido a menudo confundida con teologias del alma: concupiscencia, pecado y envilecimien- to. Cuarto, la hermenéutica del yo ha sido difun- dida en la cultura occidental a través de numero- sos canales e integrada en varios tipos de actitu- des y experiencias; se hace, por lo tanto, dificil aislarla y separarla de nuestras propias experien- cias espontaneas. Contexto de estudio Mi_objetivo, desde hace mas de_veinticin afios, ha sido el de trazar una historia de las Terentes maneras en que, en nuestra cultura, los jombres han desarrollado un saber economia, biologia, psiquiatria, medici- ismo: 48 TECNOLOGLAS DEL YO na y penologia. El punto principal no consiste en_ aceptar este saber como un valor dado, sino en analizar estas lamadas ciencias como «juegos de verdad» especificos, relacionados con técnicas es- pecificas que los hombres utilizan para entender- se a si mismos. A modo de contextualizacién, debemos com- prender que existen cuatro tipos principales de estas «tecnologias», y que cada una de ellas repre- senta una matriz de la razén practica: 1) tecno- logias de produccién, que nos permiten producir, transformar 0 manipular cosas ; 2) tecnologias de sistemas de signos, que nos permiten utilizar sig- nos, sentidos, simbolos o significaciones ; 3) tec- nologias de poder, que determinan la conducta de los individuos, los someten a cierto tipo de fi- nes o de dominacién, y consisten en una objeti- vacién del sujeto; 4) tecnologias del yo, que per- miten a los individuos efectuar, por cuenta propia o con la ayuda de otros, cierto nimero de opera- ciones sobre su cuerpo y su alma, pensamientos, conducta, o cualquier forma de ser, obteniendo asi una transformacién de s{ mismos con el fin de alcanzar cierto estado de felicidad, pureza, sabidurfa o inmortalidad. Estos cuatro tipos de tecnologias casi_nunca funcionan de modo separado, aunque cada una de ellas esté asociada con algun tipo particular de dominacién. Cada una implica ciertas formas de aprendizaje y de modificacién de los indivi- duos, no sélo en el sentido mds evidente de ad- quisicién de ciertas habilidades, sino también en TECNOLOGIAS DEL YO 49 el sentido de adquisicién de ciertas actitudes. Qui- se mostrar a la vez su naturaleza especifica y su constante interaccién. Es evidente, por ejemplo, la relacién entre la manipulacién de las cosas y la dominacién en El Capital, de Karl Marx, donde cada técnica de produccién requiere la modifica- cin de la conducta individual, no sélo de las ha- bilidades sino también de las actitudes. Habitualmente, se usan las dos primeras tec- nologias en el estudio de las ciencias y de la lin- giiistica. Han sido las dos tltimas, las tecnologias del dominio y del sujeto, las que mas han reque- rido mi atencién. He intentado elaborar una his- toria de la organizacién del saber respecto a dominacién y al sujeto. Estudié la locura no con los términos del criterio de las ciencias formales, sino para mostrar cémo, mediante este extrafio discurso, era posible un cierto tipo de control de los individuos dentro y fuera de los asilos. Este contacto entre las tecnologias de dominacién de los demas y las referidas a uno mismo es lo que llamo gobernabilidad. = Quizas he insistido demasiado en el tema de la tecnologia de la dominacién y el poder. Cada vez estoy mds interesado en la interaccién entre uno mismo y los demés, asf como en las tecnolo- ién individual, Ia historia del behas de ¢ ea bby -

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