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tocan las orejas o el ombligo: puro descubrimiento. Hacia los 2 años, es muy frecuente ver al
niño agarrar su pene pero eso no significa que se masturba. En edades muy tempranas, para
obtener placer, los niños frotan sus muslos uno contra otro con movimientos rítmicos de las
caderas. Cuando están boca abajo, ejercen presión con las manos o las rodillas. También
pueden usar un muñeco. La manipulación rítmica de los genitales con la mano no suele verse
antes de los dos años y medio. A medida que crece, el interés por las sensaciones
placenteras que derivan de su conducta puede aumentar. Con siete u ocho años el niño ya
tiene una ligera idea de las connotaciones sexuales del acto y de su carácter de privacidad,
lo que puede acrecentar su curiosidad. No obstante, a esta edad tan normal es masturbarse
como no hacerlo.
Ante la masturbación, qué actitud adoptar
- Masturbarse es algo normal y natural. Según la Asociación Española de Pediatría, un tercio
de los niños de edad preescolar se masturba mientras explora su cuerpo. Por ello enfadarse
ante tal situación sólo creará en el niño confusión, más aún si aderezamos el enfado con
falsas amenazas de lo que puede sucederle. Si el niño es acusado por ello o percibe en sus
padres desaprobación, puede generarse una actitud de angustia y una visión negativa del
cuerpo y del sexo. El tema debe tratarse con naturalidad ya que se trata de algo natural.
- Es importante introducir el concepto de intimidad y de respeto tanto hacia el niño como
del niño hacia los demás. Evidentemente, por muy natural que sea masturbarse, los hijos
deben aprender que eso no es algo que uno puede hacer en cualquier lugar o
situación. Otra cosa supondría una falta de respeto hacia las demás personas que conviven
con él. Por contraposición, igual que se le exige respeto, los padres deben mostrar también
la debida consideración hacia la privacidad de su hijo.
Si vuestro hijo os hace preguntas de materia sexual es importante que no las eludáis y
respondáis a ellas adaptándolas a su edad y su curiosidad, sin estigmatizar el sexo, pero
explicándole al mismo tiempo que determinadas conductas son sólo de adultos.
Unos niños sí, otros no
La masturbación puede tener diferentes funciones, a parte de la propiamente erótica. En
muchos casos se trata tan solo del descubrimiento que chicos y chicas hacen de sus cuerpos a
través de la exploración y la experimentación. A veces no es más que una manera de pasar el
rato en una tarde aburrida en la que no se tienen ganas de hacer nada. La masturbación
también es en ocasiones una forma de aliviar tensiones o liberar estrés. No hay motivo para
asociarla a abusos sexuales.
Cuando masturbarse se convierte en una costumbre abusiva, es decir, el niño repite el acto
varias veces al día, se ha provocado irritación o lesiones en el pene o en la vulva, etc.;
entonces sí podemos hablar de una conducta inapropiada. En estos casos suele tratarse de
una manera de aliviar tensiones y tendremos que tratar de averiguar cuáles son los motivos
que le generan esa angustia para ayudarle a superarlos.
¿Lo dejará de hacer?
Dentro de un entorno normal, si el niño consigue placer masturbándose, no es de esperar
que lo deje. Más que frenar el acto, conviene reconducirlo para que lo haga en privado, en
la intimidad de su habitación. En la adolescencia, la masturbación es compartida por casi
todos los jóvenes y está ligada a los cambios hormonales y el despertar del deseo sexual. Es
parte de su desarrollo normal como persona.
¿Qué es?
¿Qué es la menstruación?
La mayor parte de los períodos menstruales duran entre tres y siete días.
Pueden no ser igual todos los meses, ni ser iguales a los de otras
mujeres.
Aborto espontáneo
El aborto espontáneo es aquel que no se da de forma intencionada, sino a
causa de una serie de complicaciones en el feto o en la madre.
Generalmente ocurre durante las 12 primeras semanas de gestación y no
precisa de ningún tipo de intervención quirúrgica, pero a partir de la semana
20 pasa a denominarse muerte fetal. La tasa de aborto espontáneo se
encuentra entre el 15 y el 20 por ciento entre aquellas mujeres que saben
que están embarazadas.
Causas de un aborto espontáneo
Hay que tener en cuenta que más de la mitad de los óvulos fecundados no
son viables y se expulsan de forma espontánea; para la mayoría de las
mujeres esto pasa desapercibido ya que los únicos signos que se dan de
este hecho es un sangrado ligeramente mayor del habitual durante
la menstruación.
Las causas de un aborto espontáneo pueden ser varias, aunque lo más
común es que se deba a problemas en los cromosomas u otros factores
como niveles hormonales anómalos, diabetes no controlada, incompetencia
del cuello uterino o algunos medicamentos. Otro tipo de causas pueden ser
infecciones, obesidad, problemas físicos en los órganos reproductores de la
madre, problemas con la respuesta inmunitaria o enfermedades graves.
La edad también puede ser un factor determinante: a mayor edad, mayor es
la probabilidad de sufrir un aborto espontáneo, especialmente a partir de los
40 años. El haber sufrido un aborto espontáneo anteriormente también
puede aumentar las posibilidades de volver a sufrirlo.
Los abortos espontáneos son más comunes de lo que se cree popularmente.
Solo en Estados Unidos se producen casi un millón al año, lo que significa
uno de cada cuatro embarazos, tal y como recoge una encuesta realizada
por investigadores de la Escuela de Medicina Albert Einstein de la
Universidad Yeshiva, en Nueva York, y publicada en mayo de 2015
en Obstetrics & Gynecology. El estudio, en el que participaron un millar de
adultos estadounidenses, revela algunas de las falsas creencias que hay en
torno a este tipo de abortos. Así, el 22 por ciento de los encuestados creía
incorrectamente que opciones de estilo de vida durante el embarazo (como
fumar o consumir drogas o alcohol) son la causa más común de aborto
espontáneo. Un 76 por ciento pensaba que el estrés puede ser el
desencadenante y, un 64 por ciento, que levantar objetos pesados durante la
gestación puede malograr un embarazo, al igual que el uso previo
del dispositivo intrauterino (28 por ciento) o de anticonceptivos orales (22
por ciento).
Sin embargo, no hay evidencias científicas que demuestren que las
circunstancias anteriores aumenten el riesgo de un aborto involuntario. Sí
está probado, en cambio, que los motivos genéticos están detrás del 60 por
ciento de los casos. Otras causas establecidas son anomalías estructurales
del útero, trastornos endocrinos como el hipotiroidismo, y autoinmunes
como anticuerpos antitiroideos.
Existen síntomas que pueden indicar un aborto espontáneo
como lumbalgia, dolor abdominal, cólicos o sangrados vaginales.
Si el aborto se da durante las primeras semanas, normalmente el tejido se
expulsa por la vagina de forma natural sin necesidad de intervención. En el
caso contrario, se puede precisar de una cirugía como el legrado o
medicamentos para terminar de expulsar los restos que queden en
el útero. Esto es lo que se conoce como un aborto séptico y debe tratarse
rápidamente ya que de lo contrario puede provocar infecciones, fiebre,
sangrado vaginal, cólicos o flujo vaginal fétido.
Muerte fetal
Cuando el aborto ocurre con posterioridad a las 20 primeras semanas de
gestación se conoce como muerte fetal y en estos casos siempre se
requiere de cirugía para extraer el feto del útero. Es un caso extraordinario,
pues sólo ocurre en menos del 1 por ciento de los embarazos.
Los primeros síntomas de una muerte fetal se suelen mostrar al detectar un
menor movimiento del bebé o espasmos y dolores en la pelvis, la espalda o
el vientre. Factores como el tabaquismo, la hipertensión arterial o la
diabetes pueden aumentar las probabilidades de que esto ocurra, pero
también se puede producir por preclampsia y eclampsia, enfermedades
infecciosas, anomalías congénitas graves, posmadurez o lupus, entre otras
patologías.
Aborto inducido
El aborto inducido es aquel que se realiza por propia voluntad de la mujer.
Hay dos formas de interrumpir un embarazo:
Aborto médico
Se toma un medicamento para llevar a cabo el aborto. Sólo se puede hacer
durante las nueve primeras semanas de embarazo. El más común es
la mifepristona, una hormona que bloquea la progesterona. Este y otros
medicamentos se toman durante tres sesiones en una clínica bajo la
supervisión de un médico, y pueden surgir algunos sangrados vaginales a
causa de los medicamentos. Otros efectos de este tratamiento son
cólicos, diarrea o malestar estomacal, y en raras ocasiones, fiebre alta. El
aborto médico tiene una efectividad aproximada del 97 por ciento.
Aborto quirúrgico
Se realiza una cirugía para extraer el feto. Existen dos métodos frecuentes
de aborto quirúrgico:
Aspiración con vacío manual
La aspiración con vacío manual se puede hacer durante las 12 primeras
semanas de embarazo y consiste en la extracción de todo el tejido que
contiene el útero con un instrumento succionador de manera manual.
Dilatación y evacuación
Este tipo de aborto quirúrgico se puede practicar tras el primer mes de
embarazo pero siempre antes de la semana 13. Consiste también en la
extracción del tejido que reviste el útero, pero se realiza a través de una
máquina.
En ambos casos, se dilata el cuello del útero y se introduce un tubo a través
del cual se succiona todo aquello a eliminar para completar el aborto. Tras
esta operación pueden surgir algunos sangrados así como cólicos
menstruales. La efectividad del aborto quirúrgico es cercana al 100 por cien.
Después de un aborto
Una vez el aborto se ha llevado a cabo, se suele realizar un examen del
útero adicional para determinar si queda tejido fetal en el útero. También se
estudia si los restos expulsados correspondían a un feto o a una mola
hidatiforme, una masa de células que son el resultado de un óvulo no
desarrollado correctamente. En caso de que queden restos, se recurre a un
legrado.
Al cabo de las tres o cuatro semanas de haber sufrido un aborto, el ciclo
menstrual vuelve a la normalidad.
Pornografía
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Para el término que engloba a la pornografía y otras ramas del placer sexual, véase Erotismo.