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Ahora con base en eso pienso hacer un recorrido histórico de la religión en Colombia y su incursión en lo

político

Desde el mismo momento del nacimiento de la nueva republica, la política Colombiana ha estado
marcada por la religión

La religión y la política ha tenido a nivel histórico una estrecha relación en el país, un claro ejemplo
puede ser la consagración al sagrado corazón de Jesús en 1898 y el encabezado divino de la constitución
de 1886, incluso se recuerda que muchos sacerdotes desde el pulpito declaraban que ser liberal
significaba caer en pecado mortal.

En la actualidad la intervención política de la iglesia y en general el resto de dogmas religiosos son tema
de opinión publica, por parte de los curas católicos

La muerte de Camilo da inicio al camilismo, destacada como la mejor generación de sacerdotes


preparados en seminarios de Europa, quienes se lanzan contra las estructuras sociopolíticas que
apoyan la explotación económica y la encaminada miseria de Latinoamérica, de donde surgen
diferentes tipos de manifestaciones y protestas, el surgimiento de otro clero jugando una función
social contradictoria a la que juega la Iglesia (religión institucional) y en apoyo de los intereses de otra
clase social. Ese nuevo clero juega el papel de agente de cambio y de apoyo a los intereses de la clase
baja y grupos marginales. El impacto más claro del pensamiento camilista en Colombia se expresó, casi
sin advertirlo, en la organización y funcionamiento de los Grupos Temáticos y Tertulias Ideológicas
organizadas para la campaña presidencial del doctor Carlos Gaviria Díaz. Ciento cuarenta profesionales y
políticos se organizaron en 17 grupos para estudiar los principales problemas del país y plantear
propuestas y salidas. Fue un esfuerzo “desde las bases”, como lo reza su publicación inicial. La idea
quedó plasmada en ese mismo folleto, donde se lee que vamos “hacia un Frente Unido de los Pueblos”,
y que su propósito ha sido iniciar un esquema pluralista de pedagogía política que hubiera agradado
mucho a Camilo Torres. El movimiento Camilista es una característica fundamental de la rebelión contra
el orden socioeconómico y religioso imperante y en favor de esos grupos marginados, pero con la
diferencia, que la rebelión de los camilistas no es simbólica, sino que es política. La rebelión de los
camilistas contra el sistema de explotación no toma el carácter simbólico de la apocalíptica destrucción
del mundo ni de la salvación celestial como consuelo a los explotados

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