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“Levanten la mirada, miren los

campos, están listos para la cosecha”


San Juan 4,35.

JAVIER ARAYA

FRANCISCO
Francisco Javier Araya F.

Enseñanza impartida en

IV Plenaria Arquidiócesana

De la Renovación Carismática Católica

San Jose CR, 24 de febrero 2019.

Convento Santo Tomas de Aquino.

JAVIER ARAYA

FRANCISCO
INTRODUCCIÓN

Esta enseñanza busca ser más que una idea, un concepto, se trata de una realidad, de
algo que el Espíritu Santo esta haciendo hoy en la iglesia, en la RCC mundial,
continental, nacional y también en la Arquidiócesis. Es importante comprender la visión
que Dios está planteando, en esta etapa nueva nos quiere llevar por nuevos caminos,
algunos nunca antes transitados. También es importante como líderes comprender,
entender, dejar que la visión de Dios inunde nuestra mente, corazón, vivirla para
comunicarla con claridad a los que se nos han confiado y llevar esta RCC hacia donde
el Espíritu la quiere llevar con su empuje.
Es un tiempo de escucha de la voz de Dios en medio de tantas voces. “Lo que les mando
es esto, escuchen mi voz, y Yo sere su Dios y ustedes serán mi pueblo, e irán por donde
yo les mande, para que les vaya bien” Jeremías 7,23. El liderazgo profético tiene que ver
con escuchar la voz de Dios, en la oración, en el corazón, la comunidad, los
acontecimientos y hechos del caminar, en cada retiro y encuentro Dios nos va marcando
la dirección, escuchar su voz a través de la Iglesia, sobre todo a través del Papa
Francisco y nuestros obispos, pues la fidelidad al Espíritu Santo es fidelidad a la Iglesia.
El lema de esta plenaria no es solo una frase bonita, sino que tiene como fuente una
profecía dada en Roma el 3 de junio del 2017 durante la vigilia de Pentecostés en el
contexto de la celebración de los 50 años de la RCC, la misma fue pronunciada estando
el Papa Francisco, el cual con su presencia le dio confirmación a la misma. La profecía
dada a través de Patti Mansfield, una de las pioneras de la RCC mundial fue la siguiente:
“Levanten sus ojos y miren que los campos están listos para la cosecha. Y si ustedes me
obedecieran, y si obedecieran las mociones de mi Espíritu, verían infinitamente más de
lo que pueden pedir o imaginar. Verán el poder de mi Espíritu descender sobre la
humanidad. Les digo que los campos están listos para la cosecha, pero necesito su
obediencia, necesito su docilidad, necesito su fe, y todavía verán maravillas que los
asombrarán, infinitamente más de lo que pueden pedir o imaginar, para gloria de mi
Nombre.”
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Toda profecía está íntimamente conectada a la Sagrada Escritura y en fidelidad a la


Iglesia. El Texto central sobre el cual vamos a reflexionar es San Juan 4,35, pero quisiera
que profundizáramos unos versículos más que nos amplían esta visión, vamos a leer San
Juan 4,35 -38. Nos dice: “No decís vosotros: ¿Cuatro meses más y llega la siega? Pues
bien yo os digo: Levanten la mirada, miren los campos, ya están listos para la cosecha. El
segador recibe el salario y recoge fruto para la vida eterna, de modo que el segador se
alegra igual que el sembrador. Y en esto resulta verdadero el refrán de que uno es el
sembrador y otro el segador, yo os he enviado a segar donde vosotros no os habéis
fatigado. Otros se fatigaron y ustedes se aprovechan de su fatiga”
Desde aquí vamos a ver 7 claridades para comprender bien esta visión hoy en la RCC.
1. Leer los signos de los tiempos.
Dice Jesus: No decís vosotros: ¿Cuatro meses más y llega la siega? San Juan 4, 35.
Jesús habla del tiempo, del campesino que es capaz de saber en qué tiempo llega la
cosecha. Vivimos hoy un tiempo de Dios, se trata del Kayros de Dios que irrumpe en
nuestro cronos, en nuestro tiempo humano, vivimos un tiempo donde el pecado se
incrementa, la maldad, la violencia, la cultura de la muerte va excluyendo a Dios de la
vida, de la sociedad llevando a una deshumanización de las personas, a un vacío
existencial. Pero Dios no se deja ganar y bien podríamos decir que aplica lo que dice
San Pablo en Romanos 5,20: Donde abundo el pecado sobreabunda la gracia de Dios.
Es decir son tiempos muy difíciles, y a la vez son tiempos donde Dios está derramando
sobreabundante gracia, su amor y su poder, su misericordia.
Nuestros obispos ya nos decían desde el 2007 en Aparecida: Vivimos un tiempo de
gracia que no podemos desaprovechar (#548.Aparecida)
Es un momento favorable, es el hoy de Dios, Jesus es el ahora de Dios en medio de
nosotros. “Este es el momento favorable, este es el día de la salvación” 2 Corintios 6,2.
Debemos estar atentos como líderes, se nos puede pasar el paso del Señor, ante las
oportunidades de Dios hay que ser oportunos. En otro texto Jesus le dijo a los fariseos
y maestros de la ley que no eran capaces de discernir los signos de los tiempos y ver en
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el al mesías anunciado por los profetas, les dijo: “Al atardecer ustedes dicen: va a hacer
buen tiempo porque el cielo tiene un rojo de fuego y a la mañana: hoy habrá tormenta
porque el cielo tiene un rojo sombrío. Saben discernir el aspecto del cielo y no pueden
discernir los signos de los tiempos” San Mateo 16,2-3.
El Papa Francisco hablando precisamente sobre discernir los signos de los tiempos dijo
el 23 de octubre del 2015:
“Los tiempos cambian y nosotros los cristianos debemos cambiar continuamente.
Debemos cambiar firmes en la fe en Jesucristo, firmes en la verdad del Evangelio,
nuestra actitud debe moverse continuamente según los signos de los tiempos. Debemos
abrirnos a la fuerza del Espíritu Santo y entender bien lo que sucede dentro y fuera de
nosotros a través del discernimiento. Este es un trabajo que normalmente no hacemos,
nos conformamos, nos tranquilizamos con: “me han dicho” “he escuchado” “la gente
dice”. Así nos quedamos tranquilos, pero ¿Cual es la verdad? ¿Cuál es el mensaje que el
Señor quiere darme con ese signo de los tiempos?”
De manera que es importante ver los signos de este tiempo y movernos dice el Papa
Francisco abiertos a la fuerza del Espíritu.
2. Levantar La Mirada.
Dice Jesus: levanten la mirada. San Juan 4, 35.
Pide el Señor levantar la mirada, es una actitud de aquel que se quiere poner en camino.
Dios nos invita a levantar la mirada a El que es fiel a sus promesas. Él dijo a Abraham:
Mira las estrellas del cielo, más numerosa será tu descendencia (Génesis 12,1-5) Dios lo
hizo levantar la mirada y soñar, y le dijo también a Abraham: sal de tu tierra y ponte en
camino a la tierra que yo te mostrare.
Es decir es un tiempo para no quedarnos pasivos, sentados, mirando al suelo, a la orilla
del camino, para dejarnos vencer por actitudes derrotistas y pesimistas. Levantar la
mirada es la actitud del que mira de frente, hacia adelante, de aquel que se pone en
camino y quiere recorrer el mundo, de aquel que mira al horizonte.
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Recuerdo que estando en el colegio, podía tener unos 13 o 14 años, yo tenía la mala
costumbre de caminar mirando al suelo, siempre, una vez iba con mi papá caminando y
yo como siempre mirando al suelo, el ya mi había llamado la atención muchas veces, esa
vez me llamo la atención con fuerza: Javier, deje de mirar al suelo, levante la mirada, vea
hacia el frente, vea por donde caminas. Fue un llamado de atención más fuerte que los
anteriores, pero esa mañana ese hecho quedo grabado en mi memoria y corazón, desde
ahí no lo hice más, y cuando estaba a punto de volver a hacerlo era como escuchar la
voz de mi padre: Javier , levante la mirada. Eso se convirtió en una lección de vida.
Cuando siento desanimarme recuerdo y escucho la voz de mi papá.
Levanten la mirada nos dice el Señor hoy, miren hacia adelante, el camino, lo que quiero
hacer. Todo comienza con la visión, un líder sin visión no lleva a la comunidad a ningún
lado. “Sin visión el pueblo se hunde” Proverbios 29,18.
Este levantar la mirada tiene también un significado importante, el verbo levantar,
levantarse en griego egeiro, es el verbo que se utiliza en el lenguaje bíblico del nuevo
testamento para referirse a la resurrección. Jesus se levantó de entre los muertos,
resucito profesamos en nuestra fe. La conversión es resucitar con Cristo (ver
Colosenses3, 1) Cada conversión es una resurrección.
Fíjense que interesante, levantar la mirada significa una transformación del
pensamiento, de nuestra manera de ver las cosas. Levantar la mirada es cambiar la
forma de ver, y es que la forma en que vemos las cosas, las circunstancias, las personas
refleja nuestro pensamiento y corazón, para San Juan creer es ver. (San Juan 11,40), es
ver desde la cosmovisión de Dios, de Jesus, ver con sus lentes.
Es vital renovar el pensamiento para tener una nueva mirada, romper los pensamientos
que nos limitan y paralizan, los paradigmas. San Pablo nos dice en Romanos 12,2: “No se
acomoden a la forma de pensar del mundo presente, antes bien transformense
mediante la renovación de vuestra mente, de forma que puedan distinguir (Discernir,
descubrir, darse cuenta, VER) lo bueno, lo agradable, lo perfecto de la voluntad de Dios”
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De manera que levantar la mirada designa una actitud y una transformación interior
para una nueva mirada. El Papa Francisco nos invita a levantar la mirada y apuntar alto,
nos dice en la exhortación apostólica gaudete et exultate numeral 34: “No tengas miedo
de apuntar más alto, de dejarte amar y liberar por Dios. No tengas miedo de dejarte
guiar por el Espíritu Santo”
3. Miren los campos.
Nos dice Jesus: Miren los campos. San Juan 4, 35.
Nos invita el Señor a mirar a nuestro alrededor, a observar, a ser contemplativos de
nuestra realidad y del pueblo. El líder es un contemplativo del pueblo, capaz de mirar
con los ojos de Dios las comunidades.
Pues ese campo es precisamente las comunidades, las personas que se nos han sido
confiadas. San Pablo explica muy bien esto: “De modo que el que riega y el que planta
nada son, sino Dios que proporciona el crecimiento. Además el que riega y el que planta
son una misma cosa, si bien cada cual recibirá el salario según su trabajo, nosotros
somos colaboradores de Dios y vosotros el campo que Dios cultiva, el edificio que Dios
construye, conforme a la tarea que Dios me confió, yo, como buen arquitecto puse los
cimientos, y otro construye sobre ellos. Pero cada cual mire como construye.”
1 Corintios 3,7-10.
Le dice San Pablo a los corintios: ustedes son el campo que Dios cultiva. Esto es
poderoso, Dios es el dueño de la mies nos dijo Jesus (San Mateo 10,38), nosotros somos
obreros en esta mies y debemos seguir la exhortación del apóstol que utiliza en este
texto también la comparación de la Iglesia con una edificación y nos dice: Mire cada cual
como construye. Es decir mire cada quien como está llevando a cabo la misión que Dios
le confió.
Nos confía Dios un campo, una parte de su mies, que es cada comunidad, cada grupo de
oración, cada persona que integra la RCC. ¿Como están nuestros campos? ¿Como
están nuestras comunidades? ¿Conocemos las personas que van a los grupos y
asambleas? Miren los campos nos dice Jesús, vean los campos, contemplen los campos.
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¿Están secos? ¿Áridos? ¿Con maleza?, yo creo firmemente que Dios está enviando hoy
una lluvia nueva de su Espíritu a nuestras comunidades, una lluvia para revitalizar, hacer
reverdecer, para que trabajemos los campos y haya un nuevo fruto abundante y
permanente.
Levantar la mirada hacia el dueño de la mies para después mirar los campos a nuestro
alrededor. Hay un campo que Dios te ha encargado para sembrar, regar, cuidar,
cosechar, son las personas que te ha confiado como líder, no descuides ese campo, y
hoy es un tiempo donde Dios quiere llenar esos campos de vida abundante. El Papa
Francisco hablando al respeto dijo el 27 de Julio del 2013 en Brasil: “El campo no es un
lugar geográfico, sino que somos nosotros, cada uno de ustedes, yo, todos somos el
campo de la fe, lugar donde se siembra, campo, lugar de entrenamiento, como obra de
construcción”.
4. La cosecha esta lista.
Nos dice Jesus: la cosecha esta lista. San Juan 4, 35.
Jesus hace una afirmación, ya está lista. Me recuerda esto el texto de Isaías 43,19: “He
aquí yo hago algo nuevo, ya está en marcha, ¿No lo reconocen? “
Él ya está haciendo algo nuevo, ya está haciendo nuevas todas las cosas, es ahora, es
palpable, es visible, se ve, se percibe. El fruto de la RCC ha sido mucho, ha habido fruto,
hay nuevos tiempos de siembra y cosecha. Hay hoy un llamado a cosechar, se ha
sembrado.
El Papa Francisco ya anunciaba este tiempo, de una manera profética, dijo el 28 de Julio
del 2013 en la JMJ en Brasil: “Yo seguiré aguardando una inmensa esperanza en los
jóvenes de Brasil y del mundo entero, por medio de ellos Cristo está preparando una
nueva primavera para la Iglesia y el mundo, yo he visto los primeros resultados de esta
siembra, otros disfrutaran la abundante cosecha”
La cosecha esta lista, y nosotros ¿Estamos listos?, Se perciben aires nuevos, y la
necesidad de renovar la Renovación Carismática en este tiempo. Hay quienes han
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sembrado muchos años, y hay a quienes les toca recoger la cosecha, a veces queremos
ser sembradores y segadores a la vez, esto no es el plan de Dios, el dueño de la mies es
Dios. El fruto de su trabajo cada quien lo recibirá dice el Señor en la vida eterna (San
Juan 4,36).
El tiempo de cosecha es un tiempo caracterizado por la alegría: “De modo que el
sembrador se alegra igual que el segador” San Juan 4,36. Es un tiempo de alegría ,
alegrémonos de lo que Dios ha hecho y lo que esta hacienda hoy, de lo que hace en
nuestros hermanos, entender nuestro lugar es importante, pretender ser quien siembre
y recoge a la vez es una tentación de adueñarse de un campo que es de Dios.
La cosecha esta lista, estemos listos.
5. Nos envía a trabajar.
Nos dice Jesus: Yo los he enviado a segar (cosechar) San Juan 4,36.
Aqui viene algo determinante, lo que ha pocos les gusta, esto implica un compromiso,
una entrega, un fatigarse, sacrificio.
Nos decia el Papa Francisco en la JMJ Panama el 27 de enero del 2019: “El Señor nos
invita a trabajar y a embarrarnos las manos junto a Él en su Reino”. Poner la vida en
manos de Dios implica ponerse manos a la obra, dar lo mejor, y si tú das todo lo que
tienes recibirás lo que te falta en esta misión. Tenemos cosas que hacer, recoger la
cosecha implica trabajo, organizarse, fatiga, sudor.
Una cosa es el activismo estéril y otra la actividad fecunda que brota de la oración, de la
intercesión, de la adoración. El Señor dice: yo los envió a segar, a cosechar. Hay un
envió, es una consecuencia de venir a Él, de responder a su llamado, de estar con Él. Él
nos envía, son enviados los antes han venido a estar con Él. (San Marcos 3,13-14) A
quienes están con Él no los deja pasivos, nos envía a hablar de Él y actuar en su nombre.
Hoy nos pide el Señor cosechar, ponernos manos a la obra, dar lo mejor, poner en obra
lo que se ha postergado, es tiempo de cosechar.
No podemos quedarnos mirando al cielo, mirándonos unos a otros preguntandonos:
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v¿qué tenemos que hacer? ¿Qué hacemos? Poco antes de ascender a cielo Jesus les
dijo a los apóstoles: Recibirán poder y serán mis testigos hasta los confines de la tierra.
Los empodera y envía, ellos estaban aún mirando al cielo cuando se les presentaron dos
hombres vestidos de blanco que les dijeron: Galileos, ¿por qué permanecen mirando al
cielo?, ellos después de esto se volvieron a Jerusalén siguiendo las palabras del
Maestro. (Hechos 1,8-12)
El Señor nos habla en este tiempo y nos envía a cosechar.
¿Queremos hacer el trabajo? ¿Quieres ponerte manos a la obra? El Señor espera
nuestro compromiso y entrega.
6. Trabajar juntos.
Nos dice Jesus: El sembrador se alegra con el segador, uno es el sembrador otro es el
segador, donde vosotros no os habéis fatigado los envio a segar. San Juan 4, 36-38.
En estas palabras de Jesús reflexiono que nos pide trabajar juntos. El sembrador se
alegra junto al que cosecha. Jim Murphy, coordinador mundial de la RCC hablando
sobre esto dijo el 23 de enero del 2019 en un encuentro mundial de jóvenes
carismáticos realizado en Panama “Cuando la cosecha está lista, todos trabajan, nos
necesitamos todos. Si nos paráramos juntos y trabajáramos para la cosecha, cualquier
cosa fuera posible”.
Juntos cualquier cosa es posible, es un tiempo de una nueva unidad, de unidad en la
verdad, en la humildad. Un tiempo de más que hablar de unidad dar pasos de unidad
pues: El Reino de Dios no está en la palabrería sino en el poder “1 Corintios 4,20. Algo
de lo que el Papa Francisco ha insistido los últimos años a la RCC mundial, y ha dado
pasos concretos en un proceso, el fruto de esto hoy es CHARIS, un nuevo organismo
mundial de servicio y comunión para toda la RCC mundial que busca hacer concreta la
unidad.
Es un tiempo de involucración y participación, todos son capaces y a todos el Espíritu
Santo da carismas, es maravilloso lo que dice la exhortación gaudete et exultate en el
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numeral 33: “Estamos siendo llamados, en el espíritu de la nueva evangelización, a ser


evangelizados y a evangelizar a través del empoderamiento de todos los bautizados
para que asumáis vuestros roles como sal de la tierra y luz del mundo donde quiera que
os encontréis”
El espíritu de la nueva evangelización dice el Papa Francisco es el empoderamiento de
todos los bautizados. Me encanta esta expresión en un documento oficial de la Iglesia,
Dios está empoderando a su pueblo, a todos los bautizados para ser testigos con
palabras y signos, con poder hoy, todos son parte de esta historia de salvación, invitados
a ser parte protagonistas, juntos.
La unidad no significa anular las diferencias, el Espíritu Santo no las elimina, las armoniza en
una unidad superior, la unidad del amor de Dios. Las dos tentaciones contra la unidad el
Papa Francisco la explico el 4 de junio del 2017 en la Eucaristía de clausura de la celebración
del jubileo de oro de la RCC, esto en la plaza de San Pedro, las dos tentaciones son:
1. Unidad sin diversidad, la cual se convierte uniformidad. Esto es cuando
pretendemos la misma medida para todos cayendo en una excesiva organización y
controles. Esto enjaula la acción del Espíritu Santo, nos convierte en aduana del Espíritu.
2. Diversidad sin unidad, lo cual termina en particularismos. Esto es el otro
extremo, cada quien siga su camino terminando en sectarismos, en obras particulares
sin una visión común.
La clave terminaba diciendo el Papa Francisco es la unidad en la diversidad, la
diversidad en la unidad.

En este tiempo de cosecha Dios está suscitando una nueva unidad dejando atrás las
divisiones del pasado las cuales las nuevas generaciones no tienen por qué arrastrar.
Él está llamando a muchos que se habían ido, está uniendo las diferentes expresiones
carismáticas en la Iglesia, nos llama a trabajar juntos hoy en una sana y sincera
comunión.
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7. La cosecha se cuida.
Jesus nos dice: que se recoge fruto para la vida eterna. San Juan 4, 36.
En la RCC ha habido tiempos de abundante cosecha, de mucho fruto seguidos por un
tiempo de debilidad, de desierto o sequía. Podríamos decir como salida: Dios todo lo
permite, pero no creo Dios quiera su fruto se pierda o se descuide.
Creo que muchos frutos de la RCC con adecuado cuidado aun permanecerían, mucha
cosecha de servidores, de líderes, de ministerios en el camino se perdió por no recibir
el adecuado cuidado. Cuando se recoge la cosecha, se almacena, se procesa, se
distribuye para que pueda ser aprovechada.
Quiero compartirles una experiencia muy personal: En el 2017, en el mes de abril, una
noche tuve un sueño que quiero compartirles, solo lo había compartido en una reunión
con jóvenes, hoy lo quiero compartir con ustedes: “En el sueño iba caminando por un
camino de tierra y a ambos lados había una plantación como de árboles de mandarina,
las ramas de los árboles cargadas de fruto salían por encima de la cerca, extendí mi
mano para tomar una de las mandarinas y cuando la tenía en la mano de un momento a
otro se le hizo un agujero negro del cual empezaron a salir unas avispas negras y tire el
fruto al camino, seguí caminando y extendí mi mano para tomar otra vez una mandarina
pero antes de tomarla sucedió lo mismo, se le hizo un agujero negro del cual salieron
avispas negras y cayó a tierra, en ese momento desperté”
Sentí que había algún mensaje en esto, no lo compartí de inmediato con muchos pues
me gusta ser prudente en estas experiencias, lo compartí con alguien cercano, y
después a los días en una reunión del equipo nacional de jóvenes, comprendía que el
Señor me decía que venía un tiempo de abundante cosecha, de abundante fruto pero
que ese fruto, esa cosecha había que cuidarla pues el enemigo envía sus plagas para
destruirla.
Mi sorpresa fue después en Roma el 3 de junio del 2017 donde tuve la gracia de estar,
cuando Patti Mansfield con el empuje del Espíritu en presencia del Papa Francisco
habla de un tiempo de nueva cosecha, de un nuevo tiempo, y a la vez el Seños nos dijo
JAVIER ARAYA

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las disposiciones para que la gracia no se pierda, para que la cosecha no se estropee, y
dijo aquel día el Señor: “Les digo que los campos están listos para la cosecha, pero
necesito su obediencia, necesito su docilidad, necesito su fe, y todavía verán maravillas
que los asombrarán, infinitamente más de lo que pueden pedir o imaginar, para gloria
de mi Nombre”
El necesita nuestra obediencia, nuestra docilidad y fe para este tiempo y no desviarnos
de su plan.Este tiempo de cosecha implica cuidar el fruto, nuestra oración y ocupación
, cuidar las personas, lo sembrado y cosechado en ellas , establecer procesos, generar
un mayor pastoreo y acompañamiento, pues las personas necesitan sentirse buscadas,
acogidas, atendidas, valoradas, para que el anuncio y la formación den un fruto más
abundante y permanente. Ser líderes propiciadores y no secuestradores de los
carismas, visibilizar al que se siente invisible, generar espacios de servicio donde
muchos se puedan sentir con pertenencia. Él nos llama a dar fruto abundante y
permanente, no pasajero (San Juan 15,16).
Hay que cuidar la cosecha.

JAVIER ARAYA

FRANCISCO
CONCLUSIÓN

Mis hermanos de manera que hemos partido de que es un tiempo de escuchar la voz de
Dios, el guía la historia, la va hilando, nos ha venido hablando en este tiempo a la RCC
mundial, en el país, en la Arquidiócesis de San Jose. La moción para hoy es esta:
Levantar la mirada, mirar los campos, la cosecha esta lista.
Desde el texto de San Juan 4,35-38 como base principal junto a la profecía dada en
Roma el 3 de junio del 2017 hemos visto 7 claves para entender, dejarnos compenetrar
y vivir esta visión para lograrla transmitir, comunicar, llevar y contagiar a nuestras
comunidades, el campo de Dios.
1. Leer los signos de los tiempos.
2. Levantar la mirada.
3. Mirar los campos.
4. La cosecha esta lista.
5. Nos envia a trabajar.
6. Trabajar juntos.
7. Cuidar la cosecha.

JAVIER ARAYA

FRANCISCO
IV Plenaria Arquidiócesana
De la Renovación Carismática Católica
San Jose CR, 24 de febrero 2019.

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