Professional Documents
Culture Documents
La definición: “los seres vivos nacen, crecen, se reproducen y mueren” que tenemos clara desde la primaria,
será ampliado, con el propósito de comprender mejor la complejidad del concepto. Debe quedar claro que, los
seres vivos no se definen por una sola característica, sino que se requiere un conjunto de ellas para definirlo
como tal. Si bien algunos conceptos y ejemplos se piensan desde nuestra condición como humanos, es
importante que Ud. piense que todos estos conceptos son igualmente aplicables en bacterias, plantas, hongos,
humanos, etc.
1. COMPLEJIDAD Y ORGANIZACIÓN. Este aspecto es muy amplio e incluye varios niveles como: complejidad
molecular, subcelular y celular, temas que se ampliarán en esta asignatura. También serán tratados en clase
los niveles de complejidad ecológica y de complejidad taxonómica (por ejemplo, las abejas no son una sola
especie, incluye miles con formas, colores, tamaños, funciones...).
Los seres vivos presentan otros niveles de complejidad, como la religiosa, política, económica (todas abstractas
y artificiales) y la social, que incluye organizaciones naturales como las castas en abejas y hormigas, machos y
hembras alfa en leones, elefantes, gorilas…
Tanto el crecimiento como la división celular dependen de la capacidad de las mismas para asimilar los
nutrientes que encuentran en el ambiente en que se desarrollan. Así, los alimentos son usados por el cuerpo
para construir nuevas estructuras celulares. El crecimiento es el proceso mediante el cual los seres vivos
aumentan su tamaño y se desarrollan hasta alcanzar la forma y la fisiología propias de su estado de madurez
(edad adulta). Crecimiento es, también, el proceso cuantitativo expresado en los valores de las dimensiones
corporales.
3. REPRODUCCIÓN. Los dos conceptos anteriores concluyen en este, de tal forma que se puede afirmar que no
existe reproducción sin una preparación previa que incluye crecimiento del individuo y desarrollo de ciertos
La reproducción es un proceso biológico que permite la creación de nuevos organismos, siendo una
característica común de todas las formas de vida conocidas. Las dos modalidades básicas de reproducción
son: asexual o vegetativa y sexual o generativa.
En la reproducción asexual un solo organismo es capaz de originar otros individuos nuevos, que son copias
exactas del progenitor desde el punto de vista genético. Un claro ejemplo de
reproducción asexual es la división de las bacterias en dos células hijas, que son
genéticamente idénticas. En este proceso no hay células especializadas (gametos)
y por ende, no hay intercambio de material genético (ADN). Ejemplos de
reproducción asexual: bipartición, gemación, estacas, bulbos, tubérculos,
partenogénesis, entre otras. (Señor estudiante: Ud. deberá realizar lecturas sobre
cada una de las formas de reproducción asexual enunciadas).
La reproducción sexual requiere de la intervención de dos individuos de sexos diferentes, quienes fabrican
células especializadas llamadas gametos, los cuales se unen en el proceso de fecundación. Los descendientes
producidos serán fruto de la combinación del ADN de ambos progenitores y, por tanto, serán genéticamente
distintos a ellos. La importancia de la reproducción sexual radica en que genera
diversidad, de tal forma que todos somos diferentes y eso nos permite afrontar
de mejor manera (como grupo y como especie) las adversidades del planeta. Por
ejemplo, si las plantas, los gatos o los perros fueran atacados por algún tipo de
virus o bacterias, algunos de ellos serán resistentes al ataque y habría más
probabilidad de que la especie sobreviva.
5. IRRITABILIDAD. Es la capacidad que poseen los organismos vivos, desde los unicelulares simples hasta los
multicelulares, de reaccionar o responder frente a un estímulo. La irritabilidad es la capacidad de un
organismo o de una parte del mismo para identificar un cambio en el medio ambiente y poder reaccionar
ante este. A continuación se esquematiza el proceso, pero se debe resaltar que en todos los seres es
diferente la forma como se capta el estímulo (no todos tienen ojos o lengua), como se procesa (no todos
tienen cerebro o ganglios) y como se responde a este (no todos tienen músculos y glándulas).
La principal irritabilidad es la capacidad homeostática que tienen los seres vivos de responder ante estímulos
que lesionan su bienestar o estado. Esta característica les permite sobrevivir y, eventualmente, adaptarse a
los cambios que se producen en el ambiente.
Existen dos tipos de estímulos: externos, si provienen desde el ambiente donde se desarrolla un organismo, o
internos, si se producen dentro del organismo. Ante un estímulo determinado, un organismo responde de
una forma particular, que depende tanto del estímulo como del nivel de complejidad del ser vivo. De manera
general, los seres vivos son capaces de detectar y responder a los estímulos del medio ambiente, entre los
que se encuentran: luz (intensidad, cambio de color, duración de los ciclos luz-oscuridad), presión,
temperatura, composición química del suelo, agua o aire circundante, etc. En organismos sencillos o
unicelulares, TODO el individuo responde al estímulo, en tanto que en los organismos complejos
multicelulares existen células que se encargan de detectar determinados estímulos.
6. ADAPTACIÓN Y EVOLUCIÓN. Las condiciones ambientales en que viven los organismos vivos cambian ya sea
lenta o rápidamente y los seres vivos deben adaptarse a estos cambios para sobrevivir. El proceso por el que
una especie se condiciona lenta o rápidamente para lograr sobrevivir ante los cambios ocurridos en su medio,
se llama adaptación o evolución biológica. Mediante la evolución todos los seres vivos mejoran sus
características de adaptación al medio en el que se encuentran, para maximizar sus probabilidades de
supervivencia.
La evolución biológica es el conjunto de transformaciones o cambios a través del tiempo que ha originado la
diversidad de formas de vida que existen sobre la Tierra a partir de un antepasado común. La palabra
evolución para describir tales cambios fue aplicada por vez primera en el siglo XVIII por el suizo Charles
Bonnet en su obra "Consideration sur les corps organisés". No obstante, el concepto de que la vida en la
Tierra evolucionó a partir de un ancestro común ya había sido formulada por varios
filósofos griegos, y la hipótesis de que las especies se transforman continuamente fue
postulada por numerosos científicos de los siglos XVIII y XIX, a los cuales Charles
Darwin citó en el primer capítulo de su libro “El origen de las especies”. Sin embargo,
fue el propio Darwin, en 1859, quien sintetizó un cuerpo coherente de observaciones
que solidificaron el concepto de la evolución biológica en una verdadera teoría
científica.
Los mecanismos que explican la evolución de las especies, se hallan todavía bajo intensa investigación. Dos
naturalistas, Charles Darwin y Alfred Russel Wallace propusieron en 1858, en forma independiente, que la
selección natural es el mecanismo básico responsable del origen de nuevas variantes fenotípicas y, en última
instancia, de nuevas especies. Actualmente, la teoría de la evolución combina las propuestas de Darwin y
Wallace con las leyes de Mendel y otros avances posteriores en la genética; por eso se la denomina síntesis
moderna o teoría sintética. Según esta teoría, la evolución se define como un cambio en la frecuencia de los
alelos en una población a lo largo de las generaciones. Este cambio puede ser causado por una cantidad de
mecanismos diferentes: selección natural, deriva genética, mutación, migración (flujo genético). La teoría
sintética recibe en la actualidad una aceptación general de la comunidad científica, aunque también ciertas
críticas. Ha sido enriquecida desde su formulación, en torno a 1940, por avances en otras disciplinas
relacionadas, como la biología molecular, la genética del desarrollo o la paleontología. De hecho, las teorías
de la evolución, o sea, sistemas de hipótesis basadas en datos empíricos tomados sobre organismos vivos
para explicar detalladamente los mecanismos del cambio evolutivo, continúan siendo formuladas.