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A
primera
vista
podría
parecer
que
las
propuestas
y
experiencias
de
la
ESS
son
cualitativamente
similares
en
los
países
centrales
y
los
de
la
periferia
del
sistema
mundial,
particularmente
los
de
América
Latina:
• Son
búsquedas
y
experiencias
que,
en
un
mundo
globalizado
por
el
capital,
se
mueven
dentro
de
las
mismas
contradicciones
y
dilemas.
Por
ejemplo:
¿cómo
alcanzar
eficiencia
para
poder
sostenerse
en
la
competencia
de
mercado,
sin
mimetizarse
con
las
empresas
de
capital
ni
llegar
a
escalas
que
conllevan
burocratización
y
debilitamiento
de
la
reciprocidad?,
¿cómo
evitar
la
solidaridad
filantrópica?,
¿cómo
evitar
ser
desplazados
por
el
capital
una
vez
que
han
creado
nichos
de
mercado
donde
había
necesidades
insatisfechas?
¿qué
papel
dar
al
estado?
Sin
embargo,
hay
algunas
diferencias
entre
centro
y
periferia
que
todos
podrían
admitir:
(a) en
ambas
partes,
para
impulsar
este
tipo
de
organizaciones,
se
necesita
definir
prioridades
y
movilizar
recursos
–medios
materiales,
capacidades
humanas,
dinero-‐.
Sin
embargo,
ni
las
necesidades
son
igualmente
acuciantes
ni
los
recursos
y
las
condiciones
de
acceso
a
ellos
son
equivalentes.
Ni
lo
son
sus
satisfactores
culturalmente
determinados.
(b) En
los
países
del
centro
podría
evaluarse
que
la
situación
de
crisis
de
reproducción,
provocada
por
la
declinación
de
la
sociedad
salarial,
es
coyuntural
(lo
dudamos).
En
todo
caso
es
una
caída
desde
niveles
muy
altos
de
integración
social
a
la
sombra
del
estado
de
bienestar,
lo
que,
aún
en
su
fase
declinante,
implica
un
piso
inicial
mucho
más
alto.
En
cambio,
en
la
periferia,
definitivamente
los
mismos
efectos
coyunturales
vienen
a
profundizar
la
pobreza
estructural
preexistente.
(c) Esto
se
refleja,
entre
otras
cosas,
en
la
dotación
de
recursos,
capacidades
y
derechos
de
los
mismos
trabajadores.
Y
también
en
sus
expectativas.
Salvo
grupos
especialmente
excluidos,
como
los
inmigrantes
que
llegan
desde
la
periferia,
la
población
desempleada
y
precarizada
sigue
contando
en
el
centro
con
niveles
de
educación
y
seguridad
social
inexistentes
para
vastos
sectores
en
la
periferia.
(d) La
población
autóctona
cuenta
allá
con
acceso
a
servicios
de
salud
superiores,
lo
que,
junto
con
los
derechos
a
seguros
por
situaciones
de
paro,
reduce
la
vulnerabilidad
de
sus
emprendimientos.
Por
otro
lado,
las
diferencias
actuales
tienen
historia,
tanto
de
los
procesos
materiales
como
de
las
ideas.
Reconocerlo
también
ayuda
a
avanzar.
Siendo
imposible
cubrirlo
en
este
curso,
me
limitaré
a
puntualizar
algunas
cuestiones,
algunas
de
las
cuales
están
tratadas
en
la
bibliografía
indicada.
1. En
América
Latina
no
es
raro
que
todavía
pensemos
incluyendo
elementos
propios
de
la
tópica
marxista.
Como
es
el
caso
de
la
concepción
según
la
cual
las
sociedades
concretas
pueden
analizarse
en
términos
de
lo
que
llamamos
formación
económico-‐social,
es
decir
de
una
articulación
de
modos
de
producción
donde
el
modo
capitalista
asigna
su
lugar
a
los
otros
(por
ejemplo,
a
la
producción
campesina).
En
la
misma
dirección,
no
es
raro
que
pensemos
la
otra
economía
como
un
cambio
en
el
modo
de
producción
dominante
(ver
la
discusión
sobre
los
trabajos
de
Singer,
Gaiger
y
Quijano).
Que
esta
forma
de
pensar
las
cosas
no
predomine
no
quiere
decir
que
no
sea
cierto
que
se
advierte
la
diferencia,
que
no
se
puede
adjudicar
a
preferencias
teórico-‐ideológicas.
• El
Socialismo
del
Siglo
XIX
y
su
continuidad
en
el
Siglo
pasado,
en
sus
dos
vertientes:
(a)
la
“revolucionaria”,
a
la
que
ya
hicimos
referencia
en
la
clase
anterior,
que
en
realidad
no
aparece
explícitamente
asociada
a
lo
que
hoy
llamamos
ESS,
aunque
debemos
valorar
algunos
de
sus
mega-‐
procesos
de
transformación
en
la
búsqueda
de
una
economía
más
justa,
(b)
la
“democrática”,
con
su
fuerte
apuesta
al
asociacionismo
desde
la
sociedad
civil:
las
asociaciones,
mutuales
y
cooperativas
y
su
multiplicidad
de
actividades.
Contribuye
con
la
perseverancia
de
la
declaración
universal
de
principios
del
cooperativismo,
por
ejemplo,
donde
se
destacan
principios
tales
como
la
democracia
(un
hombre
un
voto),
la
equidad
distributiva,
el
servicio
a
la
comunidad,
la
no
explotación
del
trabajo
ajeno,
la
autonomía
respecto
a
fuerzas
externas…
todos
ellos
valores
presentes
en
la
ESS.
Y,
por
supuesto,
no
puede
olvidarse
que
en
su
génesis,
cuando
la
naciente
clase
trabajadora
experimentaba
formas
extremas
de
explotación
y
sujeción
al
capital,
fue
uno
de
los
programas
de
la
clase
trabajadora
para
resolver
sus
propias
necesidades
(cooperativas
de
consumo,
de
crédito,
de
socorros
mutuos)
y
para
organizar
directamente
la
producción.
Muchas
de
esas
formas
persisten
hoy
en
la
ESS
bajo
la
forma,
por
ejemplo,
del
trabajo
asociativo
autogestionado.
Claro
está
que
el
grandioso
programa
de
reforma
social
del
cooperativismo
original
en
buena
medida
está
hoy
diluido
por
la
introyección
de
los
criterios
de
la
empresa
de
capital
y
el
mercantilismo.
De
todas
maneras
esas
formas
y
principios
están
muy
presentes
en
la
institucionalización
de
la
ESS,
siendo
posiblemente
la
forma
predominante
para
formalizar
un
emprendimiento
asociativo.
El
sindicalismo,
en
cambio,
no
parece
valorar
la
ESS
como
una
práctica
propia.
• El
movimiento
de
educación
popular,
inspirado
por
la
Pedagogía
de
la
Liberación
de
Freire,
que
dio
lugar
a
prácticas
críticas
de
la
pedagogía
de
la
institución
escolar
y
su
educación
bancaria
(la
escuela
como
banco
en
que
hay
depósitos
de
conocimiento
que
son
transmitidos
asimétricamente
a
los
educandos).
Dio
lugar
a
prácticas
como
las
grandes
campañas
de
alfabetización,
movilizadoras
de
la
juventud
como
actor
fundamental,
y
a
privilegiar
los
contenidos
de
concientización,
con
didácticas
participativas,
bajo
la
hipótesis
de
que
tod@s
tenemos
conocimientos,
que
el
maestro
debe
ser
un
facilitador
y
no
un
director,
de
que
debe
habilitarse
la
voz
de
los
oprimidos
en
una
educación
dialógica.
Todo
eso,
más
o
menos
explicitado,
está
encarnado
en
las
prácticas
de
la
ESS,
ha
venido
siendo
decantado
en
las
acciones
no
asistenciales
hacia
la
pobreza.
Está
implícito
en
muchas
cartillas
de
alfabetización
económica.
De
hecho,
se
ha
empobrecido
cuando
se
reduce
a
un
procedimiento
de
enseñanza
separado
de
otras
prácticas,
como
las
económicas.
Muchos
de
estos
y
otros
movimientos
se
intersectan,
confluyen
en
encuentros
como
el
Foro
Social
Mundial
y
en
acciones
reivindicativas
del
derecho
a
la
vida,
en
luchas
como
la
resistencia
contra
el
ALCA
y
los
TLC,
contra
la
minería
a
cielo
abierto,
por
la
deslegitimación
del
G-‐7
y
el
Foro
de
Davos,
contra
financiarización
de
la
economía
global,
contra
la
tenaza
de
la
deuda
al
mismo
tiempo
que
se
sigue
practicando
el
salvataje
de
los
Bancos
y
Fondos
de
Inversión
especuladores,
etc.