El conflicto de Inglaterra y las colonias como detonante del ideal norteamericano

La crisis de Inglaterra frente a las colonias significo el nacimiento no solo de la nación

norteamericana, sino la edificación de nuevas concepciones de representación y gobierno,
tomados de la mano de un ideal de libertad característico hasta nuestros tiempos de los Estados
Unidos de América, como valor fundamental e ideal universal para el mundo occidental. Este
ideal que abrió las puertas a la republica se dio producto del encuentro de muchos factores
elementales y detonantes del conflicto de Inglaterra y las colonias americanas. Entre tales
elementos tenemos la propia naturaleza autónoma que desde sus inicios disfrutaron las colonias,
el poco interés de la corona por estas al comienzo dio libertad de autogestión por parte de ellas
en la mayoría de sus actividades. Y solo fue hasta el momento después de la guerra, y el
desorbitante crecimiento de las colonias que levanto las alarmas de parte de la corona inglesa.
Tenían entre manos una notable crisis económica, y a sus ojos veían una potencial fuente de
ingresos proveniente de las colonias, solo esperando ser tomadas por ellos, además de la
creciente inestabilidad de estas ante la desproporcionada expansión demográfica, que significo
diversos conflictos internos buscando la representación entre los distintos grupos frente a las
autoridades coloniales, y de las mismas autoridades reales que, no tenían la capacidad de
abarcar el control sobre tal crecimiento de la población.

Uno de los temas centrales en la crisis de las colonias consiste en el tema de la

representación de estas frente al parlamento inglés, pues carecían de ella y aun así se pretendían
en la forma de impuestos, y demás medidas gobernar sobre ellos. Ya los colonos mostraban
disconformidad ante la falta de representación de sus intereses hasta dentro de sus propias
colonias, y este descontento se acrecentaba al tratar su relación con la corona que, se veía como
una figura distante e ignorante de la vida en las colonias. Ante esto se suma la notable diferencia
de apreciación de conceptos como la representación y la soberanía. La sociedad colonial no
podía aceptar una idea de la representación de la forma “virtual” como la planteaban los ingleses
en el parlamento, solo podían aceptar la representación real de aquellos individuos electos por
las colonias, y que fueran habitantes de estas pues, solo de esta manera podrían conocer las
necesidades y reclamar por ellas en las asambleas coloniales. En respecto a la soberanía, se
tenia la necesidad, en medio del conflicto con Inglaterra, de articular una concepción distinta de
la soberanía a la cual estaban acostumbrado los ingleses (fundamentados en la monarquía como
poder absoluto), y encontraron con cierta facilidad ver la posibilidad, producto de su natural forma
de vida colonial, que la solución lógica del tema de la soberanía recaía en una división del poder,
como contrapeso ante cualquier autoridad absoluta. Se entramo el lenguaje conceptual de tal
división de poderes, edificando lo que seria un nuevo orden político, el cual daría nacimiento a la
república. La configuración de este nuevo orden político le es natural a las costumbres de la
colonia, quienes son desde siempre ajenos a cualquier poder absolutista, dado por sus
condiciones demográficas, como su subsecuente expansión en este ámbito y el económico que,
le dio mayor autonomía sobre su propio destino.

Los intentos de Inglaterra por tomar o asumir un poder total sobre las colonias, solo logro
unificarlas en una causa de liberación sobre estos. Fueron entonces los ingleses, artífices de la
historia para la conformación de los nuevos ideales norteamericanos nacidos en las colonias,
fundados bajo los ideales de la libertad y la representación, característico de sus formas de vida
a las cuales siempre defendieron.