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LA CONTAMINACIÓN DEL SUELO

Introducción

El suelo es un recurso vital. Es el soporte físico sobre el que se asientan todos los seres
vivos. Es también la fuente primordial de materias primas y constituye uno de los
elementos básicos del medio natural. Desde hace siglos la humanidad ha utilizado el suelo
para desarrollarse y conseguir mejorar sus condiciones de vida. Sobre él se realizan todos
los procesos de producción del hombre, como la agricultura, la industria, las
infraestructuras urbanas, etc.

Además, el suelo es un componente muy específico de la biosfera porque actúa como


amortiguador natural controlando el transporte de elementos y sustancias químicas a la
atmósfera, la hidrosfera y la biota. Por tanto, el mantenimiento de las funciones ecológicas
del suelo es responsabilidad de la humanidad.

Sin embargo, el suelo no ha sido tenido en cuenta como recurso medioambiental hasta
hace relativamente poco aun cuando éste constituye uno de los medios receptores de la
contaminación más sensibles y vulnerables.

Antes de la década de los 70 se hablaba de la contaminación del aire y del agua, pero al
suelo se le consideraba con una capacidad de autodepuración casi infinita. La sensibilidad
mundial comenzó a cambiar a partir de la declaración de la “Carta Europea de Suelos”
desarrollada por la Comunidad Europea en 1972, la cual define el suelo como uno de los
más preciados activos de la humanidad sobre el que viven hombres, animales y plantas,
lo califica como un recurso limitado fácilmente destruible y manifiesta que debe ser
protegido contra la erosión, la contaminación, el daño que puede causar el desarrollo
urbano, y las prácticas agrícolas y selvícolas, para acabar afirmando que los Gobiernos y
personas con autoridad deben impulsar medidas específicas para planificar y administrar
los recursos del suelo.

Pero fue en el año 1992, en la Cumbre de Río, donde se reconoció la importancia de la


protección de los suelos y de sus usos potenciales en el contexto de un desarrollo
sostenible, en particular contra la contaminación procedente de acciones o actividades de
origen antrópico.
La contaminación es uno de los problemas más importantes del suelo y se asocia con la
entrada de sustancias que, a partir de una cierta concentración deben considerarse como
no deseables (Ramírez J. 2009).
COMPOSICIÓN E IMPORTANCIA DEL SUELO.

El suelo es la fina capa superior de la corteza terrestre en contacto con la atmósfera o las
aguas, que se ha formado lentamente como consecuencia de la acción combinada de los
procesos geológicos (naturaleza de la roca madre, erosión, sedimentación, etc.),
climatológicos (lluvia, viento, humedad, temperatura etc.) y biológicos (vegetación,
fauna, etc.).

La importancia del suelo para la vida radica en su participación en el ciclo del agua y en
los ciclos del carbono, nitrógeno y fósforo, además de servir como soporte en gran parte
de las transformaciones de la energía y de la materia de los ecosistemas. Está considerado
un recurso natural de características muy especiales ya que, si bien puede renovarse a lo
largo de un ciclo más o menos largo, las pequeñas tasas de formación del suelo,
comparadas con las enormes pérdidas que pueden producirse en un corto periodo de
tiempo, por procesos de erosión acelerada, hacen que pueda ser contemplado como un
recurso no renovable en la escala temporal del ser humano.

Hasta hace relativamente poco tiempo, la preocupación por la conservación del suelo era
escasa, puesto que se desconocía la íntima relación existente entre la calidad del suelo y
el óptimo desarrollo de las actividades que sobre él se desarrollan, cobrando aún mayor
importancia en zonas donde la agricultura y la ganadería son el principal medio de
subsistencia.

Esta relación es tan estrecha que, las zonas más degradadas o desertizadas, están también
notablemente despobladas o, en el mejor de los casos, en procesos de despoblamiento.

Por otra parte, la despreocupación por el mantenimiento de una determinada calidad del
suelo, se ve acentuada por dos motivos principalmente:

- Los efectos de la contaminación pueden permanecer ocultos durante mucho


tiempo.
- La titularidad privada de la mayor parte de los terrenos dificulta la adopción de
medidas de protección (Ramírez J. 2009).

Degradación y contaminación de suelos

Los niveles de desertificación y degradación de la tierra19 en el país son elevados,


comprometiendo el 27% del total de la superficie del territorio nacional que significa un
total de 34 384 796 ha. Este total se distribuye en 3 862 786 ha desertificadas (3% de la
superficie total del país) y 30 522 010 ha en proceso de desertificación (24% del territorio
nacional). De acuerdo a la Evaluación Mundial de la Degradación de la Tierra y Manejo
Sostenible (GLADA, por sus siglas en inglés), sólo entre 1981 y el 2003 en el Perú se
degradaron unos 19 271 100 ha, es decir, el 15,3% del territorio. La tasa simple de
degradación llegó al 4,5% anual, afectando casi al 11% de la población del país. De
continuar este ritmo de degradación, al 2 100, el 64% del territorio del Perú estará
afectado por procesos de esta naturaleza, lo que incluye a la Costa y Sierra que constituye
el 38% del territorio nacional, donde se asienta el 88% de la población y se desarrollan
actividades agrarias que generan el 9% del PIB, 30% de la PEA, 9% de las exportaciones
y casi la totalidad de actividades mineras e industriales.

La degradación de la tierra fue reconocida como un problema ambiental serio y su manejo


sostenible como uno de los retos más importantes para la producción de alimentos, el
abastecimiento y conservación de agua en el siglo 21 (Cumbre Mundial sobre el
Desarrollo Sostenible, Johannesburgo 2002, Sudáfrica). Luego de 20 años, en la Cumbre
de Rio +20, se destaca la importancia de la Tierra como base para la implementación
sinérgica de las Convenciones de Rio (CMNUCC, CDB, CNULD20). Se considera al
carbono orgánico del suelo, uno de los principales reservorios globales de carbono según
la CMNUCC, además del elemento básico para la vida en los suelos; y, por lo tanto existe
una estrecha relación entre los niveles de carbono orgánico del suelo / calidad y la
diversidad biológica esto en relación al CDB. El carbono orgánico del suelo es un buen
indicador de los procesos de desertificación, ya que está estrechamente relacionada con
la temperatura y la humedad.

Residuos sólidos

La generación de residuos sólidos ha experimentado en los últimos años un incremento


significativo, asociado al crecimiento económico, estimándose una generación diaria de
23,260 toneladas.

La gestión integral de los residuos por parte de las autoridades locales es aún insuficiente,
llegando a afectar la salud de la población en varias partes del país. Dicha situación se
manifiesta en que sólo se dispone en rellenos sanitarios el 26%, se recicla el 14,7% y se
vierte al ambiente el 59,3% del volumen de los residuos generados. Actualmente, sólo
existen ocho rellenos sanitarios autorizados en el país, por lo que la mayoría de ciudades
en el país, traslada sus residuos a botaderos. Además, se persiste en prácticas inadecuadas,
como la quema de los residuos sólidos con la finalidad de disminuir el volumen y el uso
de áreas para botaderos; asimismo, en éstos lugares se realiza la segregación informal de
residuos sólidos y la crianza de cerdos que son alimentados con restos de alimentos,
generándose un grave riesgo a la salud de la población.

Cabe señalar que 144 Municipalidades cuentan con Programas de Segregación en la


fuente, en concordancia con el Programa de Modernización Municipal 201121. En el Perú
se estima que hay 108 595 recicladores a nivel nacional; de los cuales, 4 737 están
asociados a 127 organizaciones.

Respecto a los residuos peligrosos23 el estado y la población tiene un limitado acceso a


la información sobre la generación, manejo y disposición final de estos residuos, lo cual
limita el accionar eficiente y adecuado del estado, para prevenir potenciales riesgos a la
población y al ambiente (Ministerio del ambiente. 2014).

Los agentes contaminantes del suelo son muy diversos y proceden generalmente de las
actividades desarrolladas por el hombre. De todos ellos, destacan, por su especial
incidencia sobre la calidad del suelo, los hidrocarburos, los metales pesados, las partículas
ácidas en suspensión, el agua de riego salina y los fitosanitarios. Su procedencia y
principales afecciones se presentan a continuación.

Los hidrocarburos son los principales agentes contaminadores del suelo. Los
combustibles fósiles (fueles, gasolinas, gasóleos, kerosenos, etc.) se emplean en
numerosas actividades y se almacenan en grandes cantidades.

Los metales pesados en pequeñas dosis pueden ser beneficiosos para los organismos
vivos y de hecho son utilizados como micronutrientes, pero pasado un umbral se
convierten y de lodos residuales, de actividades de minería y fundición, de desechos
domésticos, y de actividades industriales sin olvidar su origen natural, como son las
emisiones volcánicas o la existencia en un tipo de suelo determinado de concentraciones
altas de estos tipos de metales.

Las partículas ácidas atmosféricas en suspensión proceden generalmente de la


industria, del tráfico rodado, abonos nitrogenados que sufren el proceso de
desnitrificación. Como consecuencia de esta contaminación se disminuye el pH del suelo
con lo que se puede superar la capacidad tampón y liberar elementos de las estructuras
cristalinas que a esos pH pueden solubilizarse y son altamente tóxicos para animales y
plantas.

Los productos utilizados para combatir los parásitos y enfermedades de las plantas,
proteger a los cultivos de los agentes dañinos, aunque no sean parásitos (malas hierbas,
algas.) y mejorar cualitativa y cuantitativamente la producción también pueden producir
la contaminación de los suelos.

Al introducirlos en el medio ambiente pueden seguir diversos caminos: atmósfera, suelo


y agua, pudiendo intercambiarse de un sistema a otro formando un ciclo.

Dentro de estos productos están los plaguicidas, herbicidas y fertilizantes.

- Plaguicidas. Son sustancias o compuestos químicos que sirven para combatir los
parásitos de los cultivos, del ganado, de los animales domésticos, del hombre y su
ambiente.
- Herbicidas. Son sustancias que evitan el desarrollo de determinadas plantas no
deseables.
- Fertilizantes. Son productos químicos que aportan los nutrientes necesarios para
el desarrollo de las plantas. Contienen metales pesados además de producir
contaminación por fosfatos (eutrofización en lagos) y nitratos.

EFECTOS DE LOS SUELOS CONTAMINADOS.

Los suelos contaminados pueden tener efectos muy diversos, desde riesgo tóxico para la
salud humana hasta pérdidas de recursos naturales y económicos. Los principales peligros
que puede suponer un suelo contaminado son:

Peligro toxicológico para la salud humana:

· Por inhalación: problemas alérgicos y respiratorios.


· Por ingestión, por desconocimiento al cultivarse suelos contaminados.
· Por contacto directo con la piel, alergias y problemas cutáneos en
trabajadores que manipulan este tipo de suelos.
- Contaminación de aguas superficiales y subterráneas y, por tanto, también de los
cultivos y animales de granja por utilización de dichas aguas para regadío y en las
granjas.
- Volatilización de determinados compuestos, con la consiguiente contaminación
atmosférica y riesgo para la salud.
- Peligros físicos, como explosión o fuego, corrosión de estructuras o alteración en
las propiedades mecánicas del suelo.
- Degradación paisajística: Provocada por el vertido indiscriminado de residuos
sólidos agrícolas.

Las consecuencias y peligros potenciales de los suelos contaminados pueden tardar en


manifestarse, tardando en ocasiones incluso décadas.

Tipos de contaminación: contaminación local y contaminación difusa

A menudo se distingue entre la contaminación edáfica proveniente de fuentes claramente


delimitadas (contaminación local o puntual) y la causada por fuentes difusas.

Contaminación Local.

La contaminación local o puntual (lugares o emplazamientos contaminados) aparece en


las zonas que rodean a la fuente contaminante, en las que existe una relación directa con
el origen de la contaminación. Va unida generalmente a la minería, las instalaciones
industriales, los vertederos y otras instalaciones, tanto en funcionamiento como tras su
cierre. Dichas prácticas pueden suponer un riesgo tanto para el suelo como para el agua.

La contaminación local es un problema de reciente aparición. Aunque las zonas más


extensas y afectadas se concentran alrededor de regiones muy industrializadas en el
noroeste de Europa, existen terrenos contaminados por todo el continente y suele afectar
a zonas de alta densidad urbana y con larga tradición de industrias pesadas, o bien a los
alrededores de antiguas instalaciones militares.

También son importantes las fugas de antiguos vertederos, en la mayoría de los países
analizados por término medio, el 65% de los residuos urbanos generados en la UE (190
millones de toneladas en 1995) acaba en vertederos. En Europa occidental, central y
oriental, la contaminación del suelo afecta a grandes zonas y se debe a la urbanización y
a la industrialización (Ramírez J. 2009).
Contaminación Difusa.

La contaminación difusa está causada generalmente por el transporte de sustancias


contaminantes, tanto solubles como particuladas, a lo largo de amplias zonas con
frecuencia alejadas de la fuente de origen. Pueden ser metales pesados, sustancias
acidificantes, sobrecarga de nutrientes (eutrofización), etc. Si se exceptúa la acidificación,
no existe una contaminación difusa que afecte de manera extendida a todos los suelos
europeos, ésta se da asociada a algunos usos del suelo. Así, en determinadas zonas
restringidas, la contaminación puede ser elevada (en las zonas urbanas y en los complejos
industriales), originada tanto por fuentes difusas (transporte por carretera) como por otras
localizadas (vertederos). En zonas agrícolas, el principal problema puede ser la
contaminación difusa (Ramírez J. 2009).
BIBLIOGRAFÍA.

- RAMÍREZ J. (2009). CIENCIAS AMBIENTALES


- Ministerio del Ambiente. (2013-2014) AgendAmbiente. Peru

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