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En el nombre del Padre, y del Hijo,

y del Espíritu Santo.

El pueblo responde:
Amén

SALUDO
El Dios de la esperanza, que por la
acción del Espíritu Santo nos colma
con su alegría y con su paz,
permanezca siempre con todos
vosotros.
RESPUESTA
Y con tu espíritu.
El obispo invita a los fieles a
arrepentimiento

El Señor Jesús, que nos invita a


la mesa de la Palabra y de la
Eucaristía, nos llama ahora a la
conversión. Reconozcamos, pues,
que somos pecadores e invoquemos
con esperanza la misericordia de
Dios.

Se hace una breve pausa en silencio.


Después, hacen todos en común la
confesión de sus pecados:
Yo confieso ante Dios
todopoderoso, y ante ustedes
hermanos, que he pecado mucho de
pensamiento, palabra, obra y
omisión. Por mi culpa, por mi culpa,
por mi gran culpa. Por eso ruego a
Santa María siempre Virgen, a los
ángeles, a los santos y a ustedes
hermanos que intercedan por mí
ante Dios, Nuestro Señor.

El obispo concluye con la siguiente


plegaria:

Dios todopoderoso tenga


misericordia de nosotros, perdone
nuestros pecados y nos lleve a la
vida eterna.

Te pedimos, Dios de poder y


misericordia, que envíes tu
Espíritu Santo, para que, haciendo
morada en nosotros, nos convierta
en templos de su gloria. Por nuestro
Señor Jesucristo, que vive y reina
contigo en la unidad del Espíritu
Santo y es Dios, por los siglos de los
siglos.
PRESENTACIÓN DE LOS
CONFIRMANDOS
(Después del Evangelio)

Párroco: Pónganse de pie quienes


van a ser Confirmados.

Confirmandos: PRESENTE

Párroco: Querido Padre: con la


ayuda de los catequistas, estos
jóvenes se han preparado para
celebrar el Sacramento de la
Confirmación. Ellos quieren, con
este Sacramento ratificar los
compromisos del Bautismo, unirse
más a Jesucristo, vivir como
hermanos y dar testimonio de su fe:
en el hogar, en el colegio, en el
trabajo y en todas partes.

Como administrador parroquial de


esta comunidad del Sagrado
Corazón de Jesús, y en nombre de
los padres, padrinos y catequistas de
estos jóvenes tengo la alegría de
presentárselos, para que Usted les
confiera el Sacramento de la
Confirmación.
Obispo: En nombre del Señor, los
aceptamos para recibir este
Sacramento admirable, que los
confirma en la fe por el Espíritu
Santo que han recibido en el
Bautismo.

Toda la Asamblea: Demos gracias a


Dios.
RENOVACIÓN DE LOS
COMPROMISOS
BAUTISMALES

Obispo: Con la fuerza del Espíritu


Santo, renovemos ahora nuestro
compromiso bautismal, asumiendo
personalmente la vida del
Evangelio. Entonces:

 Renuncian a Satanás, es decir:


o al pecado que nos separa de
Dios
o al orgullo que ofende a
nuestros hermanos
o al odio porque es una
injusticia con el amor?
R/. Sí, Renuncio

 Renuncian a sus propuestas,


como:
o a la mentira que engaña al
prójimo
o a tratar mal a los demás
o a los ejemplos que enseñan
el mal camino?
R/. Sí, Renuncio
 Renuncian a sus malas
invitaciones, es decir:
o al egoísmo, que hace sufrir
o a la magia, brujería y
superstición
o a ser avaros y estafadores?
R/. Sí, Renuncio

Han dicho No al pecado, ahora


deben decir Sí a Dios
 ¿Creen en Dios Padre
todopoderoso, creador del cielo y
de la tierra?
R/. Sí, Creo
 ¿Creen en Jesucristo, nacido de
la Virgen María por obra del
Espíritu Santo, que es nuestro
hermano, que pasó por el mundo
haciendo el bien y predicando el
Reino; creen en su muerte y
resurrección?
R/. Sí, Creo

 ¿Creen en el Espíritu Santo,


enviado a los hombres como
dador de vida, que hoy será
comunicado de un modo singular
a todos ustedes, por el
sacramento de la Confirmación,
como fue dado a la Virgen María
y a los Apóstoles el día de
Pentecostés?
R/. Sí, Creo

 ¿Creen en la Iglesia católica, en


la comunión de los Santos, en el
perdón de los pecados que nos da
la esperanza de participar
plenamente en el Reino de Dios?
R/. Sí, Creo

Todos: Esta es nuestra fe, esta es la


fe de la Iglesia que nos gloriamos de
profesar en Cristo Jesús, nuestro
Señor. Amén.
Obispo: Después del Bautismo,
ustedes dieron un segundo paso al
recibir el Cuerpo y la Sangre de
Cristo el día de la Primera
Comunión. Ahora en plena
juventud, dan un paso más por
medio de la Confirmación, como
personas mayores en la fe en
Jesucristo.
IMPOSICIÓN DE LAS MANOS

El obispo de pie, con las manos


juntas y de cara al pueblo, dice:

Oremos, hermanos, a Dios Padre


todopoderoso y pidámosle que
derrame el Espíritu Santo sobre
estos hijos de adopción, que
renacieron ya a la vida eterna en el
Bautismo, para que los fortalezca
con la abundancia de sus dones, los
consagre con su unción espiritual y
haga de ellos imagen perfecta de
Jesucristo.
El obispo ora en silencio unos
instantes. A continuación dice:

Dios todopoderoso, Padre de


nuestro Señor Jesucristo, que
regeneraste, por el agua y el Espíritu
Santo, a estos siervos tuyos y los
libraste del pecado: escucha nuestra
oración y envía sobre ellos el
Espíritu Santo Paráclito; llénalos de
espíritu de sabiduría y de
inteligencia, de espíritu de consejo y
de fortaleza, de espíritu de ciencia y
de piedad; y cólmalos del espíritu de
tu santo temor.
Por Jesucristo nuestro Señor.
UNCIÓN CON EL SANTO
CRISMA

ORACIÓN DE LOS FIELES

Oremos, hermanos, a Dios Padre


todopoderoso, y ya que es una
misma la fe, la esperanza y el amor
que el Espíritu Santo ha infundido
en todos nosotros, que nuestra
oración sea también unánime ante la
presencia de nuestro Padre Común.
A cada petición nos unimos
diciendo:
Escúchanos Señor y Ten Piedad.

 Por la santa Iglesia de Dios, para


que, congregada por el Espíritu
Santo en la confesión de una
misma fe, crezca en el amor y se
dilate por el mundo entero hasta
el día de la venida de Cristo, bajo
la guía nuestro padre el Papa
FRANCISCO, nuestro obispo
OSCAR ANÍBAL, que preside
esta celebración y de todos los
obispos de la Iglesia, roguemos
al Señor.

 Por los hombres de todos los


pueblos y de todas las razas, hijos
de un único Padre y Creador,
para que se reconozcan
mutuamente hermanos y trabajen
por la llegada del Reino de Dios,
que es paz y gozo en el Espíritu
Santo, roguemos al Señor.

 Por estos hijos, a quienes el


donde del Espíritu Santo ha
confirmado hoy como miembros
más perfectos del pueblo de
Dios, para que, arraigados en la
fe y cimentados en el amor, den
siempre con su vida testimonio
de Cristo, roguemos al Señor.

 Por los padres y padrinos, para


que con su palabra y ejemplo,
ayuden a seguir fielmente a
Cristo a estos confirmados, de
cuya fe se ha hecho responsables,
roguemos al Señor.

 Por la comunidad parroquial


Sagrado Corazón de Jesús, para
que sean adoradores en espíritu y
en verdad y no se cansen nunca
de vivir con ilusión y esperanza
su fe, roguemos al Señor.

 Por nuestro administrador


parroquial Carlos Alberto
Aguirre, para que el Señor lo
asista en todos sus buenos
propósitos y lo ayude a
configurarse cada día más con él,
roguemos al Señor.

Obispo

Señor, Dios nuestro, que diste a los


Apóstoles el Espíritu Santo y
quisiste que por ellos y sus
sucesores fuera transmitido a todos
los fieles, atiende a nuestras súplicas
y concédenos que lo que tu amor
realizó en los comienzos de la
Iglesia se realice también hoy en el
corazón de los creyentes.
Por Jesucristo nuestro Señor.
R. Amén.
Recibe, Señor, las ofrendas de estos
hijos tuyos, configurados hoy más
perfectamente con Cristo, que con
su muerte nos mereció el don del
Espíritu; y concédeles que la
participación en la Eucaristía,
memorial de la Pascua del Señor, les
impulse a dar testimonio de
Jesucristo tu Hijo. Que vive y reina
por los siglos de los siglos.
El Señor esté con ustedes.
Y con tu espíritu.
Levantemos el corazón.
Lo tenemos levantado hacia el
Señor.
Demos gracias al Señor,
nuestro Dios.
Es justo y necesario.

En Verdad es justo darte gracias,


Es bueno cantar tu gloria, Padre
Santo,
Fuente y origen de todo bien.
Tú, en el Bautismo, das nueva
vida
a los creyentes y los haces partícipes
del misterio pascual de tu Hijo.

Tú los confirmas con el sello del


Espíritu,
mediante la imposición de manos
y la unción real del crisma.

Así, renovados a imagen de


Cristo,
el ungido por el Espíritu Santo
y enviado para anunciar
la buena nueva de la salvación,
los haces tus invitados en el
banquete eucarístico
y testigos de la fe en la Iglesia y en
el mundo.

Por eso nosotros,


reunidos en esta asamblea festiva
para celebrar los prodigios
de un renovado Pentecostés,
y unidos a los ángeles y a los santos,
cantamos el himno de tu gloria:
PLEGARIA EUCARÍSTICA II

El sacerdote, con las manos


extendidas, dice:

CP Santo eres en verdad, Señor,


fuente de toda santidad;

Junta las manos y,


manteniéndolas extendidas sobre
las ofrendas, dice:

CC por eso te pedimos que


santifiques estos
dones con la efusión de tu
Espíritu,
Junta las manos y traza el signo
de la cruz sobre el pan y sobre el
cáliz conjuntamente, diciendo:

De manera que se conviertan para


nosotros en el Cuerpo y + la
Sangre de Jesucristo, nuestro Señor.

Junta las manos


En las fórmulas que siguen, las
palabras del Señor han de
pronunciarse clara y distintamente,
como lo requiere su naturaleza.

El cual,
Cuando iba a ser entregado a su
Pasión,
Voluntariamente aceptada,
Toma el pan y, sosteniéndolo un
poco elevado sobre el altar,
prosigue:

Tomó pan,
dándote gracias, lo partió
y lo dio a sus discípulos, diciendo:

Se inclina un poco,

TOMAD Y COMED TODOS DE


ÉL,
PORQUE ESTO ES MI
CUERPO,
QUE SERÁ ENTREGADO POR
VOSOTROS.
Muestra la Hostia consagrada al
pueblo, la deposita luego sobre la
patena y la adora haciendo
genuflexión.

Después prosigue:

Del mismo modo, acabada la cena,

Toma el cáliz y, sosteniéndolo un


poco elevado sobre el altar,
prosigue:

Tomó el cáliz,
y, dándote gracias de nuevo,
lo pasó a sus discípulos, diciendo:

Se inclina un poco.
TOMAD Y BEBED TODOS DE
ÉL,
PORQUE ÉSTE ES EL CÁLIZ
DE MI SANGRE,
SANGRE DE LA ALIANZA
NUEVA Y ETERNA,
QUE SERÁ DERRAMADA POR
VOSOTROS Y POR MUCHOS
PARA EL PERDÓN DE LOS
PEADOS.

HACED ESTO EN
CONMEMORACIÓN MÍA.
Muestra el Cáliz al pueblo, lo
deposita luego sobre el corporal y lo
adora haciendo genuflexión.

CP Este es el Sacramento de nuestra


fe
R/. Anunciamos tu muerte…

Después el sacerdote, con las


manos extendidas, dice:

CC Así, pues, Padre,


al celebrar ahora el memorial
de la muerte y resurrección de tu
Hijo,
te ofrecemos el pan de vida y el
cáliz de salvación,
y te damos gracias
porque nos haces dignos de
servirte en tu
presencia.
Te pedimos humildemente
que el Espíritu Santo congregue
en la unidad
a cuantos participamos
del Cuerpo y la Sangre de Cristo.

C1 Acuérdate, Señor,
de tu Iglesia extendida por toda
la tierra;
y con el Papa N.,
con nuestro Obispo N.
y todos los pastores que cuidan
de tu pueblo,
llévala a su perfección por la
caridad.
C2 Acuérdate también de tus hijos
que,
regenerados en el bautismo,
hoy has confirmado,
marcándolos con el sello
del Espíritu Santo;
custodia en ellos el don de tu
amor.
Ten misericordia de todos
nosotros,
y así, con María, la Virgen
Madre de Dios,
los Apóstoles
y cuantos vivieron en tu amistad
a través de los tiempos,
merezcamos, por tu Hijo
Jesucristo,
compartir la vida eterna
y cantar tus alabanzas.

Junta las manos

Toma la patena con la Hostia y el


Cáliz, los eleva, y dice:

CP Por Cristo, con Él y en Él,


o a Ti, Dios Padre omnipotente,
CC en la unidad del Espíritu Santo,
todo honor y toda gloria
por los siglos de los siglos.

Amén.
Una vez que ha dejado el cáliz y la
patena, el obispo, con las manos
juntas, dice:

El amor de Dios ha sido


derramado en nuestros corazones
con el Espíritu Santo que se ha
dado; digamos con fe y esperanza:

Extiende las manos y, junto con el


pueblo, continúa:

Padre nuestro, que estás en el


cielo,
santificado sea tu Nombre;
venga a nosotros tu reino;
hágase tu voluntad en la tierra como
en el cielo.
Danos hoy nuestro pan de cada día;
perdona nuestras ofensas,
como también nosotros perdonamos
a los que nos ofenden;
no nos dejes caer en la tentación,
y líbranos del mal.

El obispo, con las manos


extendidas, prosigue él solo:

Líbranos de todos los males,


Padre,
y concédenos la paz en nuestros
días,
para que, ayudados por tu
misericordia,
vivamos siempre libres de pecado
y protegidos de toda perturbación,
mientras esperamos la gloriosa
venida
de nuestro Salvador Jesucristo.

Junta las manos.


El pueblo concluye la oración,
aclamando:

Tuyo es el reino,
tuyo el poder y la gloria, por
siempre, Señor.

Obispo
Señor Jesucristo,
Que dijiste a los apóstoles:
“la paz os dejo, mi paz os doy”,
no tengas en cuenta nuestro
pecados,
sino la fe de tu Iglesia y, conforme a
tu Palabra,
concédele la paz y la unidad.

Tú que vives y reinas por los siglos


de los siglos.
R/. Amén.
La paz del Señor esté siempre con
ustedes
R/. Y con tu espíritu.
Dense fraternalmente la paz.

El obispo hace genuflexión, toma


el pan consagrado y, sosteniéndolo
un poco elevado sobre la patena,
lo muestra al pueblo, diciendo:

Este es el Cordero de Dios, que


quita el pecado del mundo.
Dichosos los invitados a la cena del
Señor.
Y, juntamente con el pueblo,
añade:

Señor, no soy digno de que


entres en mi casa, pero una palabra
tuya bastará para sanarme.
Te pedimos, Señor, que continúes
favoreciendo a estos hijos tuyos a
quienes has ungido con el don del
Espíritu Santo y has alimentado con
el sacramento de tu Hijo; haz que,
superando las dificultades de la
vida, alegren con su santidad a la
Iglesia y, por medio de sus obras y
de su amor, la hagan crecer en el
mundo. Por Jesucristo nuestro
Señor.
El Señor esté con ustedes
Y con tu espíritu

Bendito sea el nombre del Señor


Ahora y por todos los siglos

Nuestro Auxilio es el Nombre


del Señor
Que hizo el cielo y la tierra.

El Obispo, con las manos extendidas


sobre el pueblo, dice:
Dios, Padre todopoderoso, que os
adoptó como
Hijos, haciéndoos renacer del agua y
del Espíritu Santo, os bendiga y os
haga siempre dignos de su amor.
R/. Amén.

El Hijo unigénito de Dios, que


prometió que el
Espíritu de verdad estaría siempre
en la Iglesia, os bendiga y os
fortalezca en la confesión de la fe
verdadera.
R/. Amén.
El Espíritu Santo, que encendió en
el corazón de los
Discípulos el fuego del amor, os
bendiga y, congregándoos en la
unidad, os conduzca a los gozos del
reino eterno.
R/. Amén.

Y la bendición de Dios
todopoderoso,
Padre, Hijo + y Espíritu Santo,
descienda sobre ustedes y
permanezca para siempre.
R/. Amén.

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