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Sociología y Fútbol: Una aproximación desde los autores clásicos y sus


continuadores

Conference Paper · December 2017

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Cristian Maneiro
Universidade Federal do Paraná
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Sociología y Fútbol: Una aproximación desde los autores clásicos y
sus continuadores.

CRISTIAN MANEIRO

Cristianmaneiro22@gmail.com

Resumen:

El presente artículo se propone realizar un recorrido teórico acerca de los estudios


sociológicos sobre fútbol. El objetivo es mostrar como algunas de las categorías
conceptuales empleadas por tres autores considerados clásicos de la sociología
(Marx, Weber y Durkheim) han oficiado como punto de partida para los desarrollos
posteriores de aquellos trabajos considerados pioneros en la sociología del deporte.

A través de la exposición de algunos de los principales conceptos de cada uno de


los autores clásicos se justifica quienes serian a nuestro juicio sus principales
“herederos” intelectuales modernos.

Para finalizar se resalta nuevamente la fermentalidad, de los autores clásicos para


las construcciones teóricas posteriores y se plantean alternativas a las líneas de
continuidad ensayadas en este articulo.

Palabras Clave: Fútbol, Teoría Sociológica Clásica, Sociología del Deporte

Introducción:

La sociología del deporte es un área de estudios relativamente nuevo en relación


con otras líneas de investigación más tradicionales en ciencias sociales como
pueden serlo la Sociología Rural, Sociología de la Educación, Sociología Política
entre otras. No obstante esta juventud relativa, ha ganado cierta legitimidad en los
últimos años y presenta actualmente un grado importante de institucionalización a
través de organizaciones académicas específicas sobre la temática (ISSA, NASSDA,
ALESDE) y grupos de trabajo consolidados en eventos regionales e internacionales.
En particular el fútbol como fenómeno social ha recibido creciente atención
académica en los últimos años. Algunos de los principales temas de estudio refieren
a las inter-relaciones que se pueden observar entre el deporte y otras esferas de la
vida social (economía, política); su lugar en los procesos de globalización y su
relación con agencias de socialización secundaria (medios masivos de
comunicación, educación formal, mercado laboral). Por otra parte, varios trabajos se
centran en su papel como generador de identidades nacionales y vehículo expresivo
de valores y comportamientos tendientes tanto a la integración social como a
comportamientos desviados (ej. hooliganismo y violencia). Otras líneas de
producción académica sobre deporte focalizan en su relación con fenómenos
sociales como la discriminación (por género, clase social, raza, etc.) su evolución
histórica y/ o su lugar en el diseño e implementación de las políticas públicas.

Como toda área científica, la sociología del deporte tiene sus autores de referencia,
los cuales han contribuido para darle legitimidad académica y generar un mejor
entendimiento teórico y empírico del fenómeno. Estas ideas teóricas no surgen
espontáneamente, sino que la gran mayoría de los pioneros en este campo de
estudios desarrollaron su producción a partir de los escritos de los autores clásicos
en ciencias sociales.

En este breve artículo se pretende mostrar brevemente cuales conceptos y


categorías de análisis empleadas por los clásicos de la sociología sirvieron como
inspiradores para los desarrollos teóricos fundadores de este campo. Para esto
expondremos algunos de los principales conceptos de Marx, Weber y Durkheim y
conjuntamente los desarrollos posteriores que explícita o implícitamente, se
inspiraron en los mismos.

Marx y continuadores: Estado, Reproducción,

A pesar de no ser estrictamente un sociólogo de formación, la obra de Karl Marx es


referencia central en la teoría sociológica, especialmente sus análisis sobre el
estado, las clases sociales y los procesos históricos en el marco de su concepción
materialista histórica. Se constituye además como la alteridad fundamental con la
cual posteriormente discuten, tanto Weber como Durkheim.
Para los fines de este articulo, examinaremos principalmente sus ideas sobre el
Estado. En una primera aproximación, podemos concebir al estado como un
instrumento de reproducción ideológica de la clase dominante, formador y garante
de una moral burguesa encarnada en preceptos jurídicos. El derecho entonces,
aparece como la encarnación fáctica de las normas morales burguesas, la
superestructura que se monta de acuerdo al estado de la infraestructura material en
un determinado modo de producción. (RENAULT; 2002)

El Estado es formado por un conjunto de instituciones que aparecen solamente en


una sociedad estratificada de alguna forma, dividida en órdenes, clases o castas.
Este Estado asume dos funciones principales: de un lado, administrar los intereses
comunes a los diversos grupos entre los cuales la sociedad se divide y mantener,
incluso con violencia, la unidad de la sociedad contra las posibles amenazas internas
y externas. Por otra parte, mantener las condiciones de dominación de los órdenes,
castas o clases dominantes que ocupan la cúspide de la pirámide social. Siguiendo a
Godelier se puede decir que para Marx el Estado es una estructura cuyas funciones
y formas especificas se comprenden solamente cuando se determinan sus
conexiones intimas con la jerarquía de las ordenes, castas o clases que caracterizan
a las sociedades, de acuerdo a su relación con las diversas formas de propiedad,
comunes o privadas. (GODELIER; 1990).

Sin embargo, esta conceptualización del estado aparece en Marx en una etapa
temprana de su pensamiento y enraizada en un texto panfletario con fines de
movilización política como lo fue el Manifiesto Comunista (MARX & ENGELS, 1974).
Ya en el 18 Brumario Marx postula teóricamente la posibilidad de cierta autonomía
del estado y los procesos políticos relacionados frente a los intereses puntuales de la
burguesía. En este sentido, si bien el Estado trae en sí mismo las marcas de clase
capitalista, esto no quiere decir que transmitan acríticamente los intereses de las
clases dominantes, sino que incluso pueden contradecir los intereses de burgueses
particulares considerados individualmente (MARX; 2009).

En una visión simplificada del Estado en Marx, podemos considerar al deporte como
siendo un producto de ese estado burgués que alienaría a las clases populares,
impidiendo su toma de conciencia respecto al lugar ocupado en las relaciones de
producción y consecuente transformación de clase en si a clase para sí. Ocuparía,
según esta perspectiva, el papel de felicidad ilusoria, “opio de pueblo” que Marx
atribuye a la religión (MARX, 2005).

En esta línea, los textos de Jean Marie Bhrom (1976) conceptualizan al deporte
como reproductor y legitimador del orden social establecido:

nosotros no pensamos […] que se pueda disociar el deporte de las relaciones sociales en las
que se inserta y que lo determinan[…] Hay una relación consustancial del sistema deportivo
con el modo de producción capitalista y con el aparato del estado actual. El deporte es un
resorte superestructural esencial de esta sociedad. (BHROM; 1976: 60).

Coincidiendo con el análisis marxista sobre el estado, señala Bhrom el nacimiento


del deporte moderno en el actual modo de producción capitalista industrial, siendo
esta marca de origen incambiable. Por más que se modifiquen las personas
individuales que forman las clases dirigentes, esta va a seguir gobernada por los
mismos principios como por ejemplo el principio de rendimiento (BHROM; 1976).

Entre las funciones atribuidas a este aparato ideológico estarían mantener el status
quo, dar la falsa imagen de una democracia momentánea que enmascara las
distinciones de clase subyacentes y permanentes. El deporte tendría una función
social: como compensatoria de status, produciendo un desdoblamiento de la
jerarquía de clases en una jerarquía paralela (BHROM; 1976), que se propone como
falsamente democrática.

El deporte es una válvula de escape que permite a algunos compensar su desigualdad social
mediante una esperanza de promoción social. Esta función ideológica es hasta tal punto
poderosa que permite a menudo enmascarar las profundas desigualdades sociales, de clase,
que limitan las posibilidades culturales de las clases dominadas y explotadas (BHROM; 1982:
49).

Esta concepción marxista instrumentalista aparece en su versión más radical en la


obra del brasileño Roberto Ramos (RAMOS; 1984).
Para este autor, el deporte es un producto de la superestructura del sistema
capitalista, formando parte de los procesos de dominación ideológica e institucional
por las cuales se mantendrían intactas las estructuras de poder burguesas. En este
sentido, se propone la tesis de futbol como “opio del pueblo”, funcionando como un
adormecedor de las masas populares para desestimular su movilización política. El
futbol, se concibe entonces como un elemento utilizado para desviar la atención del
pueblo sobre las contradicciones sociales más básicas, causando inercia y
conformismo.

O futebol é um aparelho ideológico do Estado. Apresenta uma sociedade capitalista


sublimada.[...] As relações de dominação e exploração capitalistas desaparecem. São
substituídas pela identificação dos torcedores, ou no máximo pela divergência clubística. O
trabalhador se projeta no árbitro, no jogador e no adversário. Descarrega toda a sua
agressividade, acumulada no trabalho, onde é oprimido e silenciado. Quando termina o jogo,
ele está em perfeitas condições psicológicas para obedecer ao patrão [...] O futebol legitima o
capitalismo. É reacionário. Não questiona as contradições capitalistas. Mantém incólume o
“status quo”. Despolitiza e desmobiliza a organização da classe trabalhadora. O que conduz a
uma posição acrítica e passiva diante da realidade. (RAMOS, 1984, 33-34).

Intentando alejarse de este instrumentalismo y evaluando el deporte como un


fenómeno complejo surgen los escritos de Pierre Bourdieu. Para este autor el
deporte puede ser concebido como una escuela de coraje y virilidad, cuya función es
formar el carácter e inculcar la voluntad de vencer, se trata de una moral
aristocrática (que retoma valores como honra y distinción y que paulatinamente
integra también los presupuestos esenciales de la moral burguesa como la
propiedad y la empresa privada (BOURDIEU; 1983).

A través del concepto primario de violencia simbólica y su evolución en poder


simbólico, se hace referencia a la lucha de clases que se ejerce no solo en el ámbito
material sino también desde lo simbólico. Según este razonamiento, las diferentes
clases y fracciones de clases están envueltas en una lucha propiamente simbólica
para imponer la definición de mundo social más conforme a sus intereses. Los
sistemas simbólicos, en cuanto instrumentos estructurados y estructurantes de
comunicación y conocimiento, cumplen su función política de instrumentos de
imposición o legitimación de la dominación existente, por tanto mantienen el status
quo burgués. En este sentido el universo de sistemas simbólicos en torno al deporte,
especialmente en lo referente a la exaltación de los sentimientos nacionalistas que
alimenta y reproduce, aparece como factor garante de ese status quo (BOURDIEU;
1989).

La autonomía relativa del Estado, encuentra su continuación en la teoría de los


campos relativamente autónomos de Bourdieu. Sintéticamente, y sin poder abundar
en esta teoría compleja, diremos que un campo está definido por las relaciones de
fuerza en forma de cooperación, lucha y composición en su interior tendientes a
transformarlas o conservarlas. Es un espacio social conformado por instituciones,
agentes y prácticas, siendo al mismo tiempo un campo de fuerzas y un campo de
luchas que buscan transformar esas fuerzas. Luchas que se dan por formas por
formas específicas de dominio y monopolio de un tipo de capital eficiente en él.
(BOURDIEU; 1983)

En cada uno de estos campos, los individuos participantes desarrollan actividades


en las que ponen en juego los recursos de los que disponen buscando obtener los
bienes que sólo este campo específico puede proveer.

El campo deportivo se forma en la medida que surgen consumidores, productores,


oferta y demanda específicas que se traban en luchas por un capital eficiente en el
campo deportivo (prestigio, fama, etc.) La búsqueda de imponer una definición
legitima de lo que debe ser la práctica del deporte: deporte profesional/amateur
deporte ejercicio/ deporte espectáculo, deporte distintivo/deporte popular son para
Bourdieu ejemplo de las luchas trabadas al interior del campo deportivo. Se
constituye progresivamente como un campo relativamente autónomo, por más que
puedan trazarse interrelaciones evidentes con la política y la economía (BOURDIEU,
1983).

Weber y Continuadores: Acción social, Racionalización.

Oponiéndose al materialismo histórico marxista y a una visión estructuralista de la


sociedad, Max Weber reclama el estudio de los procesos históricos y sociales a
través de la acción social dotada de sentido por parte de los individuos. Desde esta
perspectiva se entienden las interacciones en un determinado contexto como
atravesadas por una red de significaciones sociales que le dan su especificidad.

Para Karlberg (2010) se encuentra en Weber una crítica à los abordajes organicistas
y funcionalistas, que conciben a la sociedad como un sistema armónico y a cada una
de sus partes como integradas en ese gran sistema. Estas teorías reificarían a la
sociedad ya que entienden las acciones individuales como meros productos de
individuos enteramente socializados por ese gran sistema de estructuras sociales
actuando casi como autómatas reproductores de las mismas. Para Weber, en
cambio, las personas tienen la capacidad de interpretar sus realidades sociales y
otorgar sentido a sus acciones (KARLBERG, 2010).

El análisis científico de estas acciones sociales es formulado por Weber como


explicación objetiva de la acción subjetiva y supone como paso necesario alcanzar
una comprensión de las mismas o Verstehen (WEBER, 1992) esto es una
comprensión interpretativa del sentido subjetivo de las acciones sociales,
comprensión a la que podemos acceder por vía racional o empática.

Distingue Weber cuatro tipos de acción dotada de sentido: racional con arreglo a
fines, racional con arreglo a valores, afectiva y tradicional (WEBER, 1992). Estas
categorías son tipos ideales, recurso metodológico – analítico empleado en toda la
obra weberiana que se puede resumir como exageraciones consientes de las
características de individuos o grupo para evaluar la distancia de cada caso empírico
analizado frente al mismo. El tipo ideal no se encuentra nunca en estado puro
empíricamente, sino que se construye teóricamente y luego desde ahí se compara
cada caso empírico con esa construcción teórica (WEBER, 1992). Desde esta
perspectiva las acciones nunca son de un tipo exclusivo, sino que pueden aparecer
más de una orientación en una acción concreta.

La metodología utilizada por Weber, en base a un individualismo metodológico que


toma a la acción social como dotada de sentido y explicable a través de la verstehen,
fomentó todo el desarrollo teórico posterior de las vertientes interaccionistas y es el
sustento de varias de las metodologías cualitativas que se emplean actualmente en
las ciencias sociales.

Dentro del campo de la sociología del deporte, el sucesor más claro de los
conceptos weberianos es posiblemente Norbert Elías.

En toda su obra, principalmente en La sociedad de los individuos (1994), Elías se


opone a lo que considera una reificación de las instituciones sociales por parte de
estructuralistas y neo-marxistas de las instituciones sociales, olvidando que las
mismas no son entes abstractos, sino que están formadas por personas que son
quienes realizan las acciones sociales. Para esto propone el concepto de
configuración como redes de inter-relaciones con patrones mudables de
Interdependencia. Esta idea permite evitar pensar al individuo y a la sociedad como
elementos antagónicos y diferentes.

Cada pessoa que passa por outra, como estranhos aparentemente desvinculados, esta ligada
a outras por laços invisíveis, sejam estes laços de trabalho e propriedade, sejam de instintos e
afetos. Ela vive, e viveu sempre em uma rede de dependências que não lhe e possível
modificar ou rompe, somente ate a própria estrutura de essas dependências o permita.[..]Em
virtude dessa inerradicavel interdependência das funções individuais, os atos de muitos
indivíduos distintos, precisa-se vincular ininterruptamente, formando longas cadeias de atos...e
a essa rede de fincões que as pessoas desempenham umas com outras, que chamamos
sociedade (ELIAS, 1994, p 23)

Estas configuraciones son ejemplificadas en modelos de juegos competitivos com


reglas, modelos que varían em su complejidad según el número de participantes, y
las interrelaciones entre ellos. En la delimitación de un modelo de análisis de la
sociedad a partir del juego competitivo y con reglas, el autor busca destacar como se
constituyen las redes de interdependencias en determinadas configuraciones
sociales a través de las relaciones de poder a su interior. En estos modelos de
juego, los individuos participantes miden sus fuerzas y constituyen un equilibrio de
poder, más o menos estable (ELÍAS, 1980)

Especialmente los modelos más complejos donde hay interrelaciones entre varias
personas a varios niveles y con una distribución del poder multipolar ponen de
relieve que el procesamiento del “juego”, como resultado del cruzamiento de las
jugadas individuales de muchos jugadores, puede tomar un rumbo que ninguno de
ellos anticipo, idea que supone el estudio interpretativo de las acciones sociales en
cada caso, oponiéndose claramente a la teleología social del marxismo clásico.

Otra de los conceptos weberianos más inspiradores refiere a su descripción histórica


del proceso de racionalización del estado capitalista moderno.

La definición clásica del estado en Weber es la de ser la institución que reivindica


con éxito el monopolio legitimo de uso de fuerza y que actúa dentro de un territorio
determinado. Es la manifestación histórica que tiene la política en el momento de
racionalización moderna. El estado se basa en una administración racional, con
reglas explicitas que le permiten intervenir en diversas áreas.
El concepto básico por el cual se expresa empíricamente este poder es el de
“dominación” legitima, es decir aceptada por el dominado. En esta línea Weber
distingue tres tipos de dominación: legal-racional, tradicional y carismática (WEBER,
1992)

La dominación legal-racional se basa en el derecho (constitución) leyes


impersonales y cumplidas por “funcionarios” que no son dueños de sus cargos ni de
los medios de administración, y son protegidos en sus funciones por un estatuto
(burocracia). Este tipo de dominio tiene por fundamento la creencia en la validez de
las regulaciones establecidas racionalmente y en la legitimidad de los jefes
designados a partir de las leyes. (FREUND; 1987)

La dominación tradicional como pueden ser la gerontocracia o el patriarcalismo se


ejerce en poder en virtud de tradiciones, a las que los gobernantes deben también
adaptarse. Falta en ella una administración regular, formación especializada,
jerarquías.

Por último la dominación carismática refiere a la dominación legítima en base al


carisma de un líder a quien se le reconocen virtudes excepcionales, ejemplares y al
cual se sigue sin dudar en virtud de las mismas. El carisma puede transmitirse ya
sea generacionalmente, por afinidad, etc. Su legitimidad está en la misma persona
del líder y no en reglamentos u ordenamientos legales, en una versión típica ideal las
potestades de un jefe carismático, no conoce límites, no reconoce instituciones
regulaciones, así como tampoco costumbres o precedentes. Es un fundamento
entonces emocional y no racional (FREUND; 1987).

Todos estos son tipos ideales distinguibles analíticamente, no existiendo en estado


puro. Así, un dominio carismático tiene una base tradicional y puede buscar una
legitimidad racional-legal para estabilizarse, lo que de hecho es necesario si aspira a
sucederse en el tiempo.

La burocracia es la manifestación típica de la dominación legal-racional. Si bien


puede decirse que las funciones burocráticas aparecen hace mucho tiempo (ya en el
antiguo Egipto o en dinastías chinas) es solamente en el estado moderno que
adquieren una serie de otras características distintivas como competencias
rigurosamente determinadas, estatutos de funcionarios, jerarquías, concursos,
posibilidades de promoción, etc. (FREUND; 1987).

Inspirado en esta concepción weberiana de la racionalización creciente del Estado,


encontramos el modelo de Guttman sobre el deporte moderno. En su ya clásico
From ritual to Record (1978) propone una conceptualización del deporte moderno
siguiendo el proceso de racionalización del capitalismo según Weber.

Según este autor, el deporte moderno presenta siete características distintivas:


secularización, igualdad de oportunidades, especialización, racionalización,
organización burocrática, cuantificación y busca por records. (GUTTMAN; 1978).
Todas estas serían características interdependientes y asociadas al tipo ideal de
sociedad moderna. Si bien aparecen en otras fases anteriores (deporte romano,
griego, etc.) es solo en el deporte moderno que aparecen de forma simultánea.

La búsqueda de records, es la característica única de los deportes modernos y


aparecen solo en ellos. El concepto de record puede ser entendido como una
combinación entre el impulso o necesidad de cuantificación con el deseo de vencer,
de ser el mejor en determinada modalidad deportiva. Permite competir no solamente
con adversarios presentes, sino también con aquellos que están distantes en tiempo
y espacio, adema de la posibilidad de competir contra uno mismo, superando sus
propios límites.

El proceso de racionalización instrumental descrito por Weber puede ser


ejemplificado empíricamente en la creciente burocratización, especialización,
profesionalización, reglamentación y cuantificación del deporte moderno
(GUTTMNAN; 1978).

Durkheim y Continuadores: Representaciones Colectivas, Rituales.

Ente los autores clásicos, quien ha tenido una más visible y perdurable influencia
para el campo de la sociología del deporte es posiblemente Emile Durkheim. Dentro
de los conceptos trabajados por este autor, las nociones de representaciones
colectivas y ritual se han constituido en conceptos básicos para entender fenómenos
relativos al deporte y sus características distintivas.
Para Durkheim, la sociedad se entiende como un fenómeno sui generis, por tanto
irreductible a la psicología y la naturaleza de los individuos o a la simple suma de
estos. Por más que tiene por sustrato el conjunto de los individuos asociados el
sistema que estos forman uniéndose, la sociedad es más que la suma de las partes.

Una sociedad no está compuesta simplemente por la masa de los individuos que la componen,
ni por el territorio que esos individuos ocupan ni por las cosas de las que se sirven o los
movimientos que realizan, sino principalmente por la idea que tiene de sí misma (DURKHEIM;
1993, 607)
.
Esta idea que tiene de sí misma se condensa y expresa a través de sus
representaciones colectivas. Estas se desprenden de las relaciones que se
establecen entre los individuos así combinados o entre los grupos secundarios que
se intercalan entre el individuo y la sociedad total. (DURKHEIM; 2000: 49)

Las representaciones colectivas son una forma de conocimiento eminentemente


social e histórica (producidas por una cooperación extendida en espacio y tiempo)
que surgen en instancias puntuales de individuos reunidos, pero rápidamente
adquieren un carácter autónomo y se presentan luego como coercitivas, debiendo
1
ser estudiadas como hecho social , explicables solamente por otros hechos sociales
(DURKHEIM; 2000).

Como buen neo-kantiano, para Durkheim las representaciones cumplen una función
no solamente expresiva sino que operan también como clasificador. Clasifican y son
ellas mismas clasificaciones, tienen entonces también una importancia cognitiva ya
que conocemos el mundo a través de nuestras representaciones (OLIVEIRA, 2012).
Ahora bien, estas representaciones colectivas, esta imagen que la sociedad tiene de
sí misma, no quedan de una vez y para siempre introyectadas en los individuos. De
ahí la existencia de rituales grupales que tienen como función revitalizar en los
individuos las representaciones colectivas que los identifican, su “sociedad ideal”,
garantizando la cohesión del grupo en torno a esta.

1
Hecho Social y Representaciones colectivas son, en la obra de Durkheim. conceptos similares aunque no
iguales. Un artículo de Oliveira (2012) analiza la evolución de la noción de representaciones colectivas, su
aparición inicial, la sustitución del mismo por el concepto de hecho social en las Reglas del método Sociológico,
y la retomada posterior en las Formas elementales de la vida religiosa. Este abandono temporario es, a juicio
del autor, desafortunado ya que resulta empobrecedor teóricamente (OLIVEIRA, 2012).
No puede haber ninguna sociedad que no sienta la necesidad de mantener y revitalizar, a
intervalos regulares, los sentimientos colectivos y las ideas colectivas que le dan unidad y la
individualizan. Pero esa reconstrucción moral solo puede obtenerse mediante reuniones,
asambleas y congregaciones en la que los individuos en estrecha proximidad, reafirman en
común sus sentimientos comunes (DURKHEIM; 1993: p 613)

Los rituales, entendidos como actividades realizadas por pequeños grupos en


estrecha proximidad y a intervalos regulares, cumplen entonces funciones de
cohesión social y revitalización de sentimientos comunes entre sus miembros.
A través del ejercicio del ritual en cuestión el grupo se reconoce como tal y se
profundiza su sentimiento de pertenencia al mismo en los individuos que lo realizan
(DURKHEIM; 1993).

Como heredero directo de estas concepciones, encontramos en las ciencias sociales


brasileras al antropólogo Roberto da Matta, quien compila en 1982 la obra “Universo
do futebol” considerada una de las obras pioneras de la sociología del deporte en A.
Latina.

Para este autor el futbol puede entenderse como una metáfora de la sociedad. “... o
futebol e como uma imensa tela onde a experiência humana pode ser vivida, e o que
e melhor, recordada e mesmo revivida” (DA MATTA, 1982; 14)

Claro que esta experiencia mimética de leer la sociedad a través del futbol no es
universal sino que depende de cada medio social específico. El deporte forma parte
de la sociedad, tanto como la sociedad también forma parte del deporte, siendo
imposible comprender esta actividad sin referencia a la totalidad em la cual está
inserta: “No caso brasileiro, o futebol poderia ser visto como una instituição capaz de
juntar muitas esferas da vida social, dai termos utilizado a noção de Mauss de “fato
social total” para poder compreender mais precisamente essa atividade.” (DA
MATTA; 1982: 26)

Desde esta perspectiva, las representaciones colectivas generadas en cuanto a las


particularidades del modo de jugar al futbol de los brasileros formarían parte de su
ideal como nación, transformándose en un elemento expresivo y también cognitivo,
interpretando la sociedad a través de estas representaciones.
E sabido no Brasil, que o futebol nativo tem jogo de cintura, ou seja, malicia e malandragem,
elementos inexistentes no futebol estrangeiro, sobretudo europeu, um futebol fundado na força
física, capacidade muscular, falta de improvisação e de controle individual de bola dos
jogadores ... o futebol e um meio altamente significativo de veicular mensagens sobre o que e
realmente ser brasileiro, sobre o sentido da vida, do destino e do papel da técnica no universo
social. Tudo isso de modo direto, gráfico, literal, profundo e dramático (DA MATTA; 1982: pp
28- 29).

En cuanto a la relación entre los rituales y el fútbol, se argumenta que a través del
ritual de asistir a un partido de fútbol, se borran momentáneamente las jerarquías y
las distancias sociales, permitiendo a la población en general una cierta intimidad
con los símbolos nacionales “só nos dias dos jogos da seleção brasileira se pode
observar o povo vestido com as cores da bandeira nacional, vivendo uma
experiência concreta de união nacional” (DA MATTA; 1982: 34).

Estas ideas de Da Matta, aun siendo criticadas muchas veces como una visión
romántica o esencialista sobre el deporte, resultaron extremadamente fermentales
multiplicándose desde entonces los estudios que buscan ligar el futbol con la
expresión de diversos rasgos de identidades nacionales o regionales, a través de las
representaciones colectivas generadas y los rituales realizados en torno a este.

Comentarios Finales:

El presente artículo pretendió mostrar la utilidad de los autores clásicos para ilustrar
distintos aspectos sobre el fenómeno deportivo y específicamente futbolístico,
trazando una línea de continuidad entre estas formulaciones y los desarrollos
teóricos posteriores.

Ahora bien, dicho recorte de conceptos no es exhaustivo, varios aspectos de la


sociología del deporte que podrían estudiarse a partir de los autores clásicos no
fueron reseñados aquí. Por ejemplo, el estudio de las motivaciones manifiestas y
latentes de los integrantes de las hinchadas organizadas de futbol puede hacerse en
base a los tipos de acción social en Weber, la importancia del deporte como agente
educativo de socialización puede conceptualizarse desde Durkheim y los procesos
de movilidad social a través del deporte pueden analizarse desde Marx.

Por otra parte, la clasificación de ciertos autores como continuadores de los clásicos
no deja de ser una decisión arbitraria y por tanto discutible. Bourdieu en su
denodado intento por presentar su teoría como una síntesis superadora del
objetivismo y el subjetivismo de ninguna manera aceptaría alegremente el rotulo de
2
marxista . Elías, además de neo-weberiano podría perfectamente ser considerado
durkhemniano por su concepción del deporte como liberación mimética de tensiones
y especialmente por su concepto de socio génesis, y quizás también hasta marxista
por la visión del poder un como aspecto inherente a las relaciones sociales. Por su
parte, Da Matta utiliza frecuentemente conceptos weberianos como tipo ideal y redes
de significados en algunos de sus trabajos, especialmente aquellos de carácter más
etnográfico.

En todo caso, creemos que esto no invalida las elecciones realizadas en este
artículo, sino que solamente refleja otras posibilidades, síntoma de la amplitud del
pensamiento de los clásicos y los diversos modos de apropiación de esa herencia
intelectual por parte de algunos de los teóricos posteriores más importantes.

Precisamente, una de las características que confieren a estos autores el mote de


padres fundadores radica en la importancia que tienen como base teórica general
para pensar desde allí categorías de análisis para cada uno de los campos y temas
emergentes de investigación en las agendas de las ciencias sociales.

Bibliografía:

BHROM, Jean Marie: Sociología Política del deporte, FCE, Méjico, 1982

BOURDIEU, Pierre: Questões de sociologia. Rio de Janeiro: Marco Zero, 1983.

BOURDIEU, Pierre: O poder simbólico. Bertrand Brasil. Rio de Janeiro, 1989

2
Bourdieu rechazaba explícitamente este encasillamiento o etiquetamiento teórico. En este
sentido manifestaba que si tuviera que obligatoriamente catalogarse se llamaría estructuralista
genético (BOURDIEU, 1983)
DA MATTA, Roberto et. al: Universo do futebol, Edições Pinakotheke, Rio de
Janeiro; 1982

DURKHEIM, Emile: Las formas elementales de la vida religiosa Alianza, Madrid,


1993.

DURKHEIM, Emile Representaciones individuales y representaciones colectivas en


Sociología y Filosofía, Miño y Dávila, Madrid, 2000

ELIAS, Norbert. Introdução à sociologia. São Paulo: Martins Fontes, 1980.

ELIAS, Norbert. A sociedade dos indivíduos. Rio de Janeiro: Zahar, 1994.

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GODELIER, Maurice. Ordre, Etat et classe chez Marx. Visions sur le


développement des États européens. Théories et historiographies de l'État
moderne. Actes du colloque de Rome (18-31 mars 1990). Rome : École Française
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GUTTMANN, Allen. From ritual to record: the nature of modern sports. New York:
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PERISSINOTTO, Renato. Marx e a teoria contemporânea de Estado. In CODATO,


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RAMOS, Roberto. Futebol: ideologia do poder. Petrópolis: Vozes, 1984

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