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Artistas latinoamericanos: hacia una estética vincular.

Publicado en Revista Conceptos, Universidad del Museo Social Argentino. Año 86 / 2011.

Una de las características relevantes del arte contemporáneo latinoamericano es el


carácter conceptual de buena parte de su producción. En efecto, existe una lista
poderosa de hombres y mujeres, cuya presencia en las principales bienales del mundo es
notoria, que trabaja sobre la reformulación del objeto, el replanteo de los límites del arte
y de la relación que establecen a partir de la obra sus agentes de producción y consumo,
jugando o con la ausencia o con el exceso, pero siempre tensionando las definiciones.

Nos referimos fundamentalmente a lo que puede apreciarse, por ejemplo, en las bienales
de San Pablo y Venecia, donde la presencia latinoamericana de sesgo conceptual y sello
propio se hace sentir en las propuestas de artistas como Teresa Margolles, Carlos
Amorales y Héctor Zamora (México), Iván Navarro (Chile), Carlos Garaicoa (Cuba),
Renata Lucas, Adriana Varejao y Rosangela Reno (Brasil), Gastón Ugalde (Bolivia),
Luis Roldán y Alberto Baraya (Colombia), Fernando Falconí (Ecuador), Ana Gallardo
(Argentina) entre otros y otras.

Un ejemplo muy interesante de esta posible estética vincular fue el ofrecido por el
artista brasileño Maurizio Ianes, en la 28 Bienal de San Pablo (la polémica Bienal del
Vacío), que se instaló totalmente desnudo y despojado en un sector del edificio del
Ibirapuera sobreviviendo a partir de lo que le llevaba el público. Este caso en particular
fue brillantemente comentado por la docente de la cátedra de Arte Latinoamericano de
la carrera de Artes Visuales de la UMSA, Adriana Toledo de Almeyda en nuestras II
Jornadas Artes en Cuestión1.

A ellos se suman muchos más nombres de amplia trayectoria que trabajan desde el siglo
pasado sosteniendo este lugar de tensión del objeto, como son, entre muchos otros, León
Ferrari y Diana Dowek (Argentina), Alfredo Jaar (Chile), Cildo Meireles y Ana María
Maiolino (Brasil), Doris Salcedo y Beatriz González (Colombia), Fèlix González Torres

1
II Jornadas de Investigación Artes en Cuestión, 20 de agosto de 2010, sede Sarmiento, Aula Taller
Dibujo. Organizadas por la Facultad de Artes y convocadas por un grupo docente integrado por Sebastián
Russo, Alejandra Portela y la autora. Están destinadas a mostrar las producciones teóricas y las
problemáticas metodológicas de la labor universitaria en UMSA.
(Cuba) por nombrar artistas que ya están instalados y cuyas fechas de nacimiento son
anteriores a la década del 60.

Lo que nos suscitan estos aspectos del arte latinoamericano del siglo XXI es la
emergencia de una tradición muy particular, que viene del XX, que tiende a plantear una
relación estética única del artista con su obra, y de la obra con el receptor. Esta relación
es la que llamamos “vincular”, dándole otra vuelta de tuerca al concepto de estética
relacional de Nicolás Bourriaud2. El plus que agrega esta particular dinámica tiene que
ver con el engendramiento de vínculos, donde lo afectivo y la apertura al cruce de
múltiples líneas de disipación o reconocimiento juegan un papel fundamental.

Pensamos que a través de estos artistas, el arte latinoamericano contemporáneo tensiona


una mirada crítica y afectiva, en el sentido de lo que vamos a denominar una estética
vincular, en tanto se constituye como una estética sostenida desde la generación de
lazos interpersonales e intersubjetivos, desde la producción de una forma propia y
específica, y también única, de replanteo arte/sociedad.

Estas nociones sobre la posibilidad de pensar la producción contemporánea desde una


posible estética vincular pueden dialogar con las asentadas afirmaciones sobre el arte
conceptual en cuanto a Latinoamérica, consideradas distintas en su sesgo ideológico y
afectivo por dos importantes teóricos: Simón Marchan Fiz3 y Lucy Lippard.

Marchan Fiz indica una variante ideológica del arte conceptual en nuestro subcontinente
y en España, en estrecha relación con contextos históricos dictatoriales, habilitando
también reflexiones sobre el compromiso con lo real y con la postura político-estética
que se llama “conceptualismo”. Así mismo, aspectos de esta cuestión también están
presentes en ideas de Lucy Lippard, quien estando de visita en Argentina como curadora
de una muestra en el CAIC4 intuye que las propuestas de arte latinoamericano trasuntan
aspectos propios y distintos.

2
Bourriaud, Nicolás. Estetica relacional. Buenos Aires, Adriana Hidalgo, 2008.
3
Marchan Fiz, Simón. Del arte objetual al arte de concepto. Primera edición 1972
4
2,972,453. Centro de Arte y Comunicación, Buenos Aires, 1970 (El título de la exposición fue tomado
de la cantidad de habitantes de Buenos Aires en ese momento).
Por supuesto que estos aspectos no son privativos del arte conceptual ni de la mirada
historiográfica. Operan a lo largo de la historia latinoamericana como un modo de
conexión (y quizás lo propio de este modo sea que operan a pesar de la historia porque
su esencia es la pura multiplicidad que complejiza cualquier diacronía porque no es una
mera producción lineal); por ello sostenemos en nuestras clases que lo político se
constela como un agenciamiento de lo estético5.

Esta cuestión de lo vincular se relaciona con la máquina de apropiaciones en la línea


antropofágica; como venimos desarrollando en otros trabajos, lo vincular recurre al
archivo. Etimológicamente recuperamos el significado original de vinculus como
“cadena”. Lo vincular encadena, en la plena multiplicidad de sentidos: encadena como
sintagma del lenguaje, disparando líneas desde la semiosis ilimitada, proponiéndonos
una red de tejidos (= textos) es decir de vinculaciones sintáctico semánticas; pero
también encadena como lazo social, ya que compartimos una historia familiar, que
marca procesos muy similares, en toda América Latina desde el siglo XVI, hecha de
disrupciones institucionales características de cada país pero también de cortes
análogos; lo vincular significa encadenamientos de coordenadas, procesos de
territorializaciones que se reconfiguran (muchas veces problematizando las geografías
del saber que siguen los flujos de las geografías económicas) y establecen cadenas de
memoria, más o menos fronterizas y atávicas en tanto se conforman frente a una
memoria normativizada desde el mercado, la Academia o la dinámica política global; en
suma, encadenan porque establecen una acción desde la estética vincular, una teoría
sobre la producción, la apreciación y la reflexión del hecho artístico en las que artista y
receptor se reconocen mutuamente vinculados.

5
“Un agenciamiento es precisamente ese aumento de dimensiones en una multiplicidad que cambia
necesariamente de naturaleza a medida que aumenta sus conexiones” Gilles Deleuze y Félix Guattarí, Mil
Mesetas, introduc ción. Pre-textos, Valencia, 1988.

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