You are on page 1of 3

Regiones y conflictos sociales: una oportunidad, un reto

DECLARACIÓN DE CIERRE Y BALANCE

Presentamos el balance del presente Foro “Regiones y conflictos sociales: una


oportunidad, un reto”, organizado por el Instituto de Democracia y Derechos Humanos de
la Pontificia Universidad Católica del Perú, con el auspicio de la Agencia Sueca de
Cooperación Internacional para el Desarrollo (ASDI) y el apoyo del Programa de las
Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD). Este evento fue inaugurado con la gentil
presencia del alcalde provincial Emilio Horna y será clausurado por el Vicerrector de la
PUCP, doctor Efraín Gonzales de Olarte. Con este balance no pretendemos reflejar todas
y cada una de las interesantes presentaciones de los ponentes ni las intervenciones de los
participantes, sino expresar, en un documento preliminar, algunas reflexiones sobre las
cuales sólo el IDEHPUCP asume responsabilidad.

1. Causas de los conflictos. Son muchos los elementos causales de los conflictos y se
ubican a distintos niveles. A nivel estructural está tanto la pobreza como la desigualdad y
la injusticia. Esto se expresa tanto en la distribución asimétrica de información y
recursos, en nuevas formas de explotación globalizada y la emergencia de poderes
fácticos, etc. A nivel cultural hay en nosotros una dificultad para reconocer las
diferencias. Esto se expresa en la permanente descalificación del adversario propia de la
política de la confrontación que se agota en acusaciones ciegas como “terroristas”,
“narcotraficantes”, “vendidos”, “corruptos”, etc. A nivel de la institucionalidad estatal
tenemos una legalidad y procedimientos que no responden adecuadamente al reto al que
se refiere este foro. El Estado es débil e ineficiente. Si bien los nuevos conflictos son
locales, los centros de decisión y de resolución de las controversias siguen estando en las
ciudades. El Estado sigue de espaldas a los problemas de las localidades, sobre todo en
las áreas rurales. Esto se expresa en la falta de una estrategia para afrontar los conflictos.
Por último, a nivel del sistema político, la crisis de los partidos y las reformas de ajuste
llevaron a la emergencia de una tendencia a la privatización de la política que la ha
reducido a disputas por intereses particulares, lo que agudiza la confrontación
personalizada. Con un sistema político de estas características no se logran articular las
demandas de las protestas sociales con los mecanismos de participación que se vienen
desarrollando lentamente con la descentralización.

2. Características de los conflictos sociales. En los últimos años los conflictos han
aumentado dramáticamente en intensidad y frecuencia y uno de sus componentes
principales es la desproporción en las acciones de fuerza de los sectores en pugna. Esto
lleva a que suelan estar acompañados de violaciones a los derechos humanos que, por su
gravedad, distraen los esfuerzos destinados a su resolución. Otra característica de los
conflictos es que se dan en un contexto de precariedad institucional y de posiciones
polarizadas. Estas posiciones carecen de capacidad de reconocerse mutuamente lo cual
las suele llevar al extremismo. Si bien todo conflicto social supone la existencia de
diferencias, es preciso distinguir los intereses de las posiciones que discuten. Mientras
que los primeros son concretos y particularizables, las segundas son elaboraciones
justificatorias de las primeras. La resolución de un conflicto en democracia no pasa por
que una posición venza a la otra, sino por que se busque y negocie entre los intereses que
están en disputa y entre los que son convergentes. La ideologización extrema de las
posiciones por lo general hace imposible la negociación.

3. Los actores en los conflictos. No se puede solucionar un conflicto sin actores


legítimos con voluntades dirigidas a solucionarlo. Sin embargo, durante los conflictos
ocurridos en los últimos años los distintos actores involucrados han tenido actitudes que
no necesariamente han apuntado en esa dirección. 1) El Estado, por ejemplo, ha estado de
espaldas a los conflictos o ha tomado decisiones parciales, actuando de manera poco
transparente. Sus esfuerzos por solucionar las dificultades de comunicación entre los
funcionarios estatales y la población movilizada y por trasladar las competencias
necesarias a las autoridades locales no han sido suficientes. 2) La población no siempre
tiene líderes representativos y su organización se encuentra dramáticamente debilitada.
Junto a otras, estas dificultades la llevan a pasar por alto los canales formales de
resolución de conflictos y reproducir nuevas formas de centralismo como ocurre cada vez
que se exige la presencia de una “comisión de alto nivel”. Además, el constante recurso a
la violencia, que en algunos casos es explicable, no puede ser justificada en un sistema
democrático. 3) La ausencia de partidos políticos en los conflictos lleva a la emergencia
de políticos locales que persiguen intereses privados antes que públicos, privatizando la
política. En ocasiones estos políticos han reducido la política a la mera confrontación
donde el objetivo principal no es la resolución del conflito sino las simpatías electorales y
muchas veces la adhesión a un método de lucha radical. 4) Por último, los sectores
privados y las élites nacionales funcionan a la manera de poderes fácticos que utilizan sus
propias redes de influencia para lograr sus objetivos.

4. Conflictos sociales y democracia. Los conflictos sociales se constituyen en una


oportunidad para el sistema democrático dado que la sitúan en el reto de resolver la
disputa de las posiciones que pugnan. En ese sentido, al resolver estas disputas se
fortalece la democracia. El recurso a la prepotencia por parte de los poderes fácticos y a
la violencia por parte de minorías activas al interior de la población entorpecen el logro
de ese reto y se colocan de espaldas al objetivo fundamental de nuestra sociedad que es la
persona humana. Es por ello que no puede haber democracia sin derechos humanos ni
derechos humanos sin democracia. Dar a la población un lugar en la toma de decisiones
para que pueda hacer ejercicio de vigilancia y expresar sus necesidades e intereses es un
derecho que se debe profundizar. En este inestable proceso de descentralización, se deben
promover los esfuerzos que se vienen haciendo para localizar los conflictos y dar
competencias y presupuesto a las instancias locales para resolver los conflictos que les
competen. Pero nada de lo dicho funcionará si no existen instituciones fuertes, un sistema
político que funcione y sujetos capaces de procesar sus diferencias.

El Idehpucp agradece a todas las personas e instituciones que hicieron posible este
evento: a la alcaldía; la defensoría del pueblo de Cajamarca; a la Mesa de Concertación y
Lucha contra la Pobreza; a las ONGs que han participado; a los representantes de las
rondas campesinas; a los representantes de las empresas, y a los medios de comunicación
y distinguidos periodistas que han cubierto desde el inicio y con profesionalismo este
evento, y en los que reposa la difícil tarea de mantener en la agenda nacional y local la
vigencia del importante tema que ha sido motivo de este foro público. Una especial
mención de agradecimiento a todos los panelistas, moderadores y público asistente,
quienes han participado con entusiasmo en los debates.

Finalmente, el IDEHPUCP reitera su compromiso por seguir trabajando en función del


fortalecimiento de la institucionalidad democrática en el país y la protección de los
derechos humanos. Las conclusiones y recomendaciones de este evento serán entregadas
a los candidatos presidenciales que participen en el próximo proceso electoral.
Asimismo, quedamos muy reconocidos por la cálida recepción del pueblo cajamarquino,
al que esperamos volver a ver pronto con nuevos foros e iniciativas.

Cajamarca, 11 de noviembre de 2005

You might also like