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Acción UAC
Por
Ernesto Cantillo Guerrero
La crisis de la Universidad Autónoma del Caribe viene desde tiempo atrás, y origina
por la manera increíble como una estructura, al mejor estilo de grupos mafiosos, se
haya tomado la tarea durante años de desangrar una institución de educación
superior hasta llevarla al punto de casi desaparecer, y destruyendo de paso la
imagen y credibilidad de la institución. La actitud de gran parte de los empleados es
otro detonante indirecto de la crisis, porque preferimos la mayoría omitir y seguir
esperando solamente un salario que a todas estas es bueno para muchos casos,
pero que representaba de paso el seguir actuando con indiferencia ante una
situación que lentamente era cada vez más crítica.
Los estudiantes de la Universidad Autónoma del Caribe venían desde tiempo atrás
notando los cambios negativos que ocurrían en la universidad, y lo manifestaban
con la valentía que no tuvimos los empleados. Ellos deseaban que sus profesores
por fin decidieran protestar por sus propios derechos, que renunciáramos a la
pasividad y el miedo. Los estudiantes se convirtieron en nuestros maestros,
dándonos una cátedra de lucha contra la corrupción a través de la protesta pacífica
con estrategias creativas y novedosas. En ocasiones escuchaba a personas
preocupadas por lo que estaban aprendiendo los estudiantes en ese inicio de
semestre en el 2018. Las estrategias creativas que ellos desarrollaban me permitían
pensar que la experiencia que ellos vivían donde aplicaban conocimientos de
asignaturas de distintos programa académicos era la prueba de un aprendizaje
autónomo y por competencias relacionado con la realidad social, económica y
política colombiana. Para mí era claro que ellos sí estaban aprendiendo, pero
también entendí que ese aprendizaje en momentos de crisis no era sostenible
durante el tiempo.
El ocho de marzo, día en que se firmó el acuerdo que le daba fin a la toma de las
instalaciones de la universidad, fue el día que generó la mayor molestia en ese
puñado de valientes estudiantes que no se doblegaron ante nada y estuvieron al pie
de la lucha. Para ningún estamento de la universidad era fácil de entender lo que
perseguía ese acuerdo. Quienes participamos de esa firma comprendíamos que la
situación operativamente se estaba volviendo inviable. No había fuerzas para seguir
manteniendo la toma de la universidad, responsabilidad que en la práctica ya solo
estaba quedando en manos de muy pocos compañeros de trabajo y los vigilantes.
Todavía hoy me pregunto si la decisión de acordar fue beneficioso para nuestra
lucha. Todavía algunos temen que esa medida nos devolvió al estado anterior
donde el silencio ante el corrupto reinaba. Sigo creyendo que no había otra salida
en ese momento, que cedíamos aunque no nos gustara lo que ocurría.
La mañana del 9 de marzo fue decisiva para la historia de Acción UAC. Dos
escenarios me inquietaban demasiado ese día y nublaban mi visión futura del
problema. Uno de ellos acontecía en la facultad de ingeniería donde estábamos
reunidos alrededor de 25 profesores y directores de programa, y la discusión sobre
el acuerdo era el eje que estaba a un punto de romper las buenas relaciones de los
profesores. El otro era el de los estudiantes quienes arengaban con mucha fuerza
en contra esta vez de los profesores y empleados en la plazoleta principal de la
universidad. Dos escenarios desesperanzadores para un lugar donde tiempo atrás
creía en la ciencia para el progreso, dos escenarios que mostraban una separación
entre el eje y motor de la academia: profesores y estudiantes.
Toda esa situación creó el caldo de cultivo para Acción UAC que sin saber se venía
cocinando horas atrás. Mediodía del 9 de marzo y la presencia del profesor Carlos
Soto en los alrededores, otro de los baluartes de esta lucha, ya estaban dando el
origen al movimiento cívico estudiantil. Recordé que en esos momentos apoyaba
un movimiento político nacional cuya causa principal era la de llevar la educación a
todos los escenarios para cambiar significativamente la cultura ciudadana de los
colombianos, y la población estudiantil de la universidad era la oportunidad para
poner en practica ese aprendizaje.
En compañía de Carlos Soto, almorzando en los alrededores de la universidad tomé
una servilleta y empecé escribir unas ideas. Le dije a Carlos que quería hacer algo
para rescatar a los chicos de la angustia y desesperanza, que se me ocurría
conformar unos comités para que los muchachos investigaran y argumentaran
mejor su lucha, y de esa manera al menos le agregamos una acción académica a
toda la situación nada agradable que vivíamos. Debo reconocer que el talento
creativo de Carlos es exponencial. De los profesores en ingeniería que he conocido
en la Autónoma era el primero que conocía con esas características.
Carlos consideró que la nueva forma de lucha debía tener un nombre. Era necesario
porque ya nos empezaban a identificar y venían las primeras actividades que
empezarían a reconocer a este grupo de muchachos. De esa manera nace el
nombre de Acción UAC. Con el nombre creado, construir las bases organizacionales
sería el siguiente proceso para darle norte a lo que se hace.
Creo que Acción UAC es de esos nuevos caminos para enseñar que tanto reclaman
algunos expertos sobre la ineficiencia en algunos modelos de enseñanza actual.
Acción UAC puede convertirse en una cátedra de todos los programas académicos
para crear cultura ciudadana mezclada con conocimiento de la profesión. Acción
UAC ha creado hoy grupos de amigos de distintos programa académicos que desde
su formación piensan en maneras creativas y divertidas de vincular cada vez más
estudiantes con la universidad, que incrementen su sentido de pertenencia y se
apasionen de otra forma por la academia, que entiendan que la educación es un
camino para superar crisis y crear ambientes propicios a favor de una mejor cultura
ciudadana.
Esta es la historia general de Acción UAC, pero existen otros detalles que
demostrarán la realidad innovadora del movimiento, y el futuro que desde
profesores y estudiantes se vislumbra para el mismo. Lo cierto es que la aventura
apenas empieza…